Historia de la filosofía
 
Progreso, Moscú 1978

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Historia de la filosofía premarxista · Capítulo XI

Comienza la desintegración de la filosofía burguesa

Historia de la filosofía, Teoría marxista-leninista, Progreso, Moscú 1978, tomo 1, páginas 485-511.
 

Historia de la filosofía, Editorial Progreso, Moscú 1978 Las revoluciones democrático-burguesas de 1848 demostraron que la burguesía liberal se había convertido en una clase contrarrevolucionaria. La clase obrera, que hasta entonces había combatido a la nobleza y el absolutismo, lo hace ahora contra la propia burguesía. Los ideólogos burgueses empiezan a ver en el proletariado una fuerza social que amenaza al capitalismo. Por su parte, la burguesía no abriga la intención de llevar hasta el fin las reformas democrático-burguesas y pacta con los elementos feudales reaccionarios. Ya antes de 1848 se venía observando la decadencia de la filosofía burguesa en los países capitalistas más desarrollados de Europa Occidental. Tras la derrota de las revoluciones de 1848 se abre un período de crisis en la filosofía burguesa, que abjura de los adelantos conseguidos anteriormente, abandona la dialéctica y se torna panegirista de las relaciones sociales capitalistas. Unos filósofos burgueses empiezan a difundir el irracionalismo, que menosprecia el papel de la ciencia y la razón; otros presentan el agnosticismo como único enfoque filosófico científico de la realidad.
Los irracionalistas sostienen que la fe en la razón, en su poderío ha dado lugar a peligrosos intentos de conocer las leyes del desarrollo social, de someter a una revisión crítica las bases de la vida social, es decir, la propiedad privada, el derecho y la moral burgueses y la religión. Para ellos, el origen de todos los males sociales radica en el racionalismo, en una admiración desmesurada por la razón que no respeta ni las autoridades ni los fundamentos de la vida social. Por ello reemplazan la razón por la voluntad, un ente ciego, un impulso autónomo, una especie de principio absoluto inconsciente. A diferencia de los irracionalistas, los agnósticos se nominan positivistas y representantes de la filosofía científica. En realidad, unos y otros se complementan, son idealistas que combaten sin tregua al materialismo.

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