Blas Zambrano 1874-1938 Artículos, relatos y otros escritos

¿Germinal...?
El Heraldo Granadino, 22 junio 1899

 

¿Morirá España? La conciencia dolorosa de su estado tiénenla cuatro intelectuales. Sufre, no agudísimo dolor que exalta, profunda catalepsia que la paraliza.

La clase media, fría, superficial, indiferente a todo lo que no sea utilidad pecuniaria, en unos, necio diletantismo, en los otros, imposibilitada de hacer revolución alguna que airee y desinfecte el barro que impera; el pueblo, sin entusiasmo político, haciendo buena la frase de Cánovas sobre el sufragio, sin instrucción económica ni de ninguna otra clase que lo habilite como factor decisivo, en la solución del magno problema; la aristocracia, yacente en el sepulcro de su historia, y el ejército divorciado de la opinión y sin valor para oponerse al Gobierno.

La catástrofe reciente es colonial, pero no grandiosa.

Preparánronla la torpeza y mala voluntad de los de arriba, y la hicieron realizable la falta de patriotismo de todos. Testigo, la mísera suscripción nacional y los cobardes rumores esparcidos al solo anuncio de que la escuadra de Watson venía a la Península.

El conocimiento de nuestra impotencia, que es lo que nos queda, no es un estímulo sino un deprimente del ánimo. Ser médico de sí mismo es muy difícil. La dificultad sube de punto cuando el único remedio consiste en la ausencia de la enfermedad. ¿Cómo podrá tener voluntad el que no la tiene, si la única manera de querer es el querer mismo? Tal sucede a más de la voluntad, con la esperanza, el amor, la fe; con todo aquello que siendo una resultante de fuerzas, es al propio tiempo una fuerza motora. Existe en tales procesos un círculo vicioso insoluble.

De otro lado, la manía de un practicismo infecundo por teórico, y tan quijotesco por exagerado, como la antigua hidalguía pretenciosa, conduce a matar en flor las generosas tentativas de nuevos ideales. No se nota que así como sin fuerza es imposible la materia, sin ideas es imposible la vida.

Truénase también contra la garrulería política. Bien está. Pero ¿qué no hace una voz elocuente, puesta al servicio del derecho? Y esa voz elocuente no resuena por parte alguna, y si resonara nadie la oiría.

En suma; los efectos y las causas de la horrible decadencia que padecemos se robustecen mutuamente. Todo en nosotros está contra nosotros.

Blas J. Zambrano

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  Edición de José Luis Mora
Badajoz 1998, páginas 76-77