Blas Zambrano 1874-1938 Artículos, relatos y otros escritos

Contra la corriente
Lo práctico. Explicación y ejemplos
La Tierra de Segovia, 20 julio 1919

 

¡Pobre vocablo este adjetivo! ¡Cómo lo deshonran a toda hora, empleándolo en bajas acepciones impropias!

El sentido de la palabra práctico es el del sentido perteneciente a las cosas, a la realidad concreta. Por extensión, se llama práctico a lo realizable en hechos; es decir, que ideas, palabras, actos, que se refieran al mundo de las realidades, sean o no cosas concretas, son ideas, palabras y hechos de carácter práctico.

Y, pues, la experiencia, la buena experiencia, la que contrasta los hechos y los critica lógicamente, ha demostrado que no todo lo que se realiza, o puede realizarse, está o habrá de estar bien realizado, de aquí que las ciencias aplicadas de una parte, y la moral y el derecho, de otra, sean quienes, en definitiva, digan si una idea, una acción, una conducta, son o no son verdaderamente prácticas. Por donde lo práctico se confunde con lo útil, y es por ello la Moral apellidada «Ciencia práctica».

Tal es el valor de ese pobre adjetivo.

Y lo más práctico en este respecto, sería usarlo siempre en su sentido propio, y aplicarle a cada una de las cosas que hoy se confunden ilegítimamente con lo práctico, la calificación adecuada a cada una.

El comerciante que se hace rico y, por rico, hombre influyente, sin más quebraderos de cabeza que comprar a dos y vender a cuatro, o a cuarenta, si se puede y, escatimar un billete de banco a toda buena obra, no es que sea práctico, es un egoísta, corifeo de la más baja moral utilitaria.

La mujer, que, sintiéndose atraída hacia un hombre, se casa con otro que no le agrada, porque es más rico, no es práctica ¡qué ha de serlo! si ha sacrificado su dicha a la vanidad y la pereza, que le pagarán muy mal el favor!...

El hombre que se ríe de todo eso que él llama «idealismos» –sin saber lo que dice, porque el hombre práctico no sabe nada de nada– idealismos que no suelen ser sino cosas verdaderamente prácticas, hasta con practicismo utilitario, si bien noble y moral, y que no experimenta goce alguno con nada que no le reporte un beneficio concreto, no es práctico ¡qué ha de serlo un pobre hombre así! es otra cosa; es un necio, en el verdadero y estricto sentido de la palabra. Porque necedad y no poca es privarse de los mayores placeres, de los más durables, de los que no dejan poso de amargura, y dedicarse con pasión acuciadora, pinchante y doliente, a procurarse unas pesetas más, que no le han de servir absolutamente para nada, ni aun para gozar del placer de tenerlas, pues que éste, en cuanto quiera explayarse, se encuentra cohibido y hasta aniquilado por el dolor de que «es poco muy poco lo que se ha conseguido lograr».

Esa frase tan corriente es el avaro «soy pobre», es de una verdad moral trágica, horrible; es el castigo de sus culpas: ¡ser pobre, sentirse pobre, poniendo en este sentimiento todas las negruras del dolor! ¡No vivir sino para ser rico, y encontrarse eternamente pobre!

Lo más práctico, no sólo en sentido científico, sino en el de la conveniencia, lo más práctico es reducir el egoísmo a las satisfacciones de la conciencia moral y de los sentimientos superiores; despojarse de toda pequeña pasión, ya que no por otras consideraciones, por la egoísta de ahorrarse dolores incurables y rabias impotentes; conformarse con cualquier puesto en la sociedad y con cualquier situación económica, si no por dictados de la fe y la esperanza cristianas, por el convencimiento –que es necio no tener ahincado en el espíritu– de que ni riquezas, ni mando, ni honores dan la felicidad; ser honrados para obtener crédito; veraces; ser activos por higiene del cuerpo y del alma y para satisfacer las imprescindibles necesidades que impone la vida... y ser todo esto, además, con toda el alma, para que esta se halle siempre limpia y serena...

Las ansias de los hombres prácticos sí que obedecen a falsos idealismos, a tomar como realidades tonterías imaginativas, lugares comunes de la ignorancia, afanes de cerebros carentes de toda filosofía.

¡Pobres hombres prácticos! ¡Vosotros si que sois idealistas del más falso y estéril idealismo; del que sustantiva las más bajas cualidades, del que hace estatuas de basura!

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  Edición de José Luis Mora
Badajoz 1998, páginas 259-261