Filosofía en español 
Filosofía en español

Fernando de CeballosLa Falsa Filosofía, o el Ateísmo, Deísmo, Materialismo… crimen de Estado 1  2  3  4  5  6 7

Tomo 1Parte primera del AparatoArtículo II

Noticia de los libertinos.


En el artículo antecedente quedan dichas para los Deístas muchas cosas que son comunes a los Libertinos; aquí solo diremos lo que conviene particularmente a este título.

CIX. Su época, y sus autores.

Los Libertinos se comenzaron a sentir con este nombre desde el año 1525, o el de 1522. Aquel tiempo merece ser fijado por la época más funesta en la historia de la Religión; entonces parece que se rompieron las fuentes del abismo para anegar a la porción mejor de la tierra en la corrupción, y en las tinieblas. Se les dan por jefes, y padres a Quintino, artesano Francés, nacido en la Provincia de Picardia, y a Copino. Quieren otros, que Quintino, y Antonio Pocquio solamente hayan sido restauradores de esta abominable secta.

Algunos la cuentan entre las setenta en que se dividieron, y confundieron los Anabaptistas, y Catabaptistas; aunque otros reducen esta división a solas catorce ramas.

CX. ¿Por qué se llaman Libertinos?

Por dos razones se comenzaron a llamar Libertinos: la primera, porque se predicaban, y hacían libres de todo vasallaje, y sujeción a los Magistrados, y de toda carga, y tributo para con las Potestades legítimas{1}: la segunda, porque rompiendo el vínculo de toda sociedad, despreciaban el matrimonio, y se daban a la poligamia, y al vago comercio entre los dos sexos.

CXI. Sus errores particulares.

Brabante, y Holanda fueron el teatro de su predicación; su doctrina toda se reducía a un dogma principal, y era dar en el Universo un Espíritu solo, que era Dios: esto les basta para darse la mano con los Deístas, y partir su nombre. Los Ángeles buenos, y malos, y las almas eran nada en su estimación, sino un capricho humano. Todo lo que sucede en el mundo debajo del Sol, aun nuestras acciones buenas, y malas, todo lo hacían obra de aquel único Espíritu, que obra en todas las cosas: los homicidas, los adúlteros, los ladrones, y los autores de otras maldades no debían ser, según éstos, castigados, ni aun argüidos; siendo todos estos delitos obras de Dios.

CXII. Diferencia entre Libertinos, y Deístas.

Interviene esta diferencia entre los Libertinos, y Deístas, que éstos fingen a Dios remoto de las cosas humanas, y sin providencia, a quien nada tocan los bienes, ni males que suceden en la tierra; pero los Libertinos cargan a su Dios de todos los pecados que se hacen en el mundo: con esto prevenían un asilo altísimo a todos los delitos humanos, y ensanchaban los caminos para correr al libertinaje de las costumbres: esto les mereció el nombre: al presente se llaman Libertinos todos aquellos que se arrojan a una libertad desenfrenada en pensar, decir, y obrar todo lo que les es agradable. Aquí va a parar Antonio Collins en su sistema de la libertad filosófica.

CXIII. Retrato de los Libertinos.

“Este es un género de fanáticos (dice el que hace su retrato,{2} en que podemos creer que han revivido los Gnósticos, y los Valentinistas. Nada les desagrada tanto como el propio, simple, y sincero sentido de la Escritura. Para ellos Cristo es Satanás, el vicio es virtud, y la virtud vicio; porque en su sentencia ninguna cosa es pecado, sino lo que juzgan que es pecado. El verdadero temor de Dios, y la conciencia imbuida de él, es su infierno; pero la conciencia menospreciadora de los juicios divinos, dormida, e insensible, este es su paraíso.

”Todo lo imaginan lícito al hombre, sin alguna excepción, y aprueban toda razón de vivir sin razón. En el casado hacen el lenocinio un derecho de que puede disponer; mandan al codicioso, que arrebate lo ajeno con osadía; y al que tiene tedio de su mujer, que la abandone, y rompa la sociedad: alaban los congresos vagos, y a esto llaman espiritual matrimonio. La comunión de los Santos es entre ellos la comunidad de los bienes temporales, y exhortan a que cada uno tome para sí lo que pueda de lo que creen común.

”Ya dicen que se hizo la resurrección, y que no hay otro juicio que aguardar. Afirman que entonces resucitarán los Cristianos cuando crean que el alma del hombre se ha hecho aquel espíritu inmortal de Dios; o por mejor decir, la misma esencia de Dios, de donde salió, y adonde debe volver, para ser una misma cosa.” Aquí bulle el Espinosismo.

CXIV. Abominables aun para Calvino, que escribe contra ellos.

Para definir a Cristo fingen una quimera extravagante. Lo hacen un compuesto del espíritu de Dios, y de la opinión: tratan con suma irreverencia a los Apóstoles, y Evangelistas: a San Juan le llaman un joven ignorante; a San Mateo un bancario; a San Pablo un vaso roto; y a San Pedro un negador de Jesucristo. Se burlan de las santas Escrituras como de unas fábulas. La simulación, y el engaño es una destreza para ellos, que les merece mucha estimación. Estas blasfemias, e insolencias, a que responde prontamente nuestra naturaleza con el horror, sin dejar lugar, o necesidad a la razón para desvanecerlas, se ven hoy esparcidas en muchos libros, Es de admirar, que haya quien los aplauda, y celebre a sus Autores por hombres sabios. Al mismo Calvino pareció tan horrenda esta libertad, que escribió dos libros contra los Libertinos: el uno es la Epístola a los Rotomagenses contra cierto Sectario de este error: el otro es una impugnación más general, intitulada: Instrucción contra los Libertinos. Pero es más de admirar, que habiendo estos Pseudo-reformadores llegado a ver con espanto los abismos en que caían tantas sectas por los caminos que ellos les abrieron, no volviesen hacia atrás llenos de penitencia, para reunirse a la verdadera Iglesia, de quien se habían extraviado.

CXV. Otra clase de Libertinos.

Lindano distingue varias especies de Libertinos: a unos describe, que parecen mas mitigados, pues admiten en Dios misericordia para con los delincuentes; pero yerran, extendiendo tanto su uso, que la prometen a penitentes, e impenitentes, y aun a los demonios. Se dan otros, que no desechan todas las escrituras, sino solamente al Testamento viejo; pero admitiendo parte del nuevo: esta parte se la reservan a su arbitrio: con que a este arbitrio, y a nada más, vienen a reducirse entre ellos las Escrituras.

CXVI. Conjetura de que los Francmasones son Libertinos, o los hermanos libres.

No desmerecen el lugar entre tantas clases de Libertinos aquellos hombres obscuros, y embozados, llamados Francmasones. Los llamo hombres obscuros, porque así llamó Ecberto{3} a los Maniqueos Cátaros, que en su tiempo, esto es, en el siglo XII se descubrieron alrededor de Colonia; y les llamaba así, porque guardaban el secretó de su secta a costa de toda mentira, y perjurio, según nota San Agustín de los Priscilianistas{4}, que eran rama de los Maniqueos. Acerca de los Francmasones se han aventurado ya diversas opiniones en varios escritos que se han divulgado contra ellos; El título de Francmasón no significa mas que un Oficial libre, o Libertino. Quintino, a quien se hace cabeza de dichos Libertinos, y también Copino fueron unos Artesanos, y oficiales mecánicos, según queda ya insinuado. Según esto no les falta a los Libertinos el añadido de Oficiales, para poder llenar el título de Francmasones. Puede, que habiendo comenzado en la Francia, de donde era Quintino, tomasen el dicho título en su lengua Francesa. Vertido éste después en la lengua Italiana, se les ha llamado de Liberi Muratores; y en la lengua latina Libertinos, o liberi Fratres, de quienes se dirá después. Estos hombres obscuros han sido condenados por su mala fama, aunque sus personas, y residencias sean ignoradas. El Papa Clemente XII los condenó primero él año 1738, y Benedicto XIV en el de 1751{5} en una Constitución, donde confirma, y repite las mismas causas que movieron a su predecesor. CXVII. Se prueba por las razones de su condenación por Clemente XII y Benedicto XIV. No será importuno apuntar aquí las principales, porque prueban el carácter de los Libertinos, Deístas, y Socinianos. Tales son, primera la tolerancia que profesan; juntando sus sociedades, o amistades de gentes de varias profesiones, y sectas. Segunda, su secreto propio de los Maniqueos, entre quienes se contaban también diferentes grados de oyentes{6}, y escogidos. Tercera, no entregar este secreto, ni aun a las públicas Potestades, aun cuando lo pregunten con juramento. Cuarta, porque, como se dice en dicha Bula, estas Juntas se celebran sin autoridad pública, y con sospechas de ser contra la tranquilidad del Estado, y de la Religión. Quinta, porque en fuerza de esta sospecha, muchos Príncipes seculares, y Repúblicas los han proscripto por sus leyes Reales. Nada de esto se extraña en los Libertinos.

CXVIII. Otra clase de Libertinos llamados Liberi Fratres.

De otros hermanos libres hablan Lindano, y Sianda,{7} que se distinguen en muy poco de los antecedentes. También se juzgan libres de toda sujeción a Príncipes, y Magistrados. Las más de las sectas modernas se proponen este falso dogma por uno de los fundamentales a sus designios, que es hacer todo mal sin algún temor. Sobre esta base asientan el resto de su moral, que es hacerse lícito todo lo que les es posible. Esta ultima clase de Libertinos se manifestó, en Ámsterdam, casi al mismo tiempo que se descubrieron los otros en Brabante, y Holanda.

Ni por la conveniencia del nombre, ni por otra razón se les puede dar a estos herejes el que tomen su principio de aquellos Libertinos que componían la Sinagoga en Jerusalén, y de quienes trata el cap. 6 de las Actas Apostólicas: Se levantaron, dice el texto{8}, algunos de la Sinagoga que se llama de los Libertinos; pero este lugar no les favorece sino con la semejanza del título, que nos engaña muchas veces.

CXIX. No son de esta raza los Libertinos, de quienes hablan las Actas Apostólicas.

Lo mas bien probado es, que aquel nombre convenía a unos Judíos, que Pompeyo, y Sossio trajeron cautivos de Palestina. Después fueron manumitidos por sus Señores; pero duraban en Roma hasta el tiempo de Tiberio. Este Emperador quiso echar de la Ciudad, y de Italia a todos los que seguían Religión extranjera; entonces fueron unos desterrados a Cerdeña hasta en número de cuatro mil; concedida a los demás la libertad de retirarse a donde quisiesen. Restituidos éstos a Judea, se cree que fundaron Sinagoga en Jerusalén{9}; donde por otra parte cuentan algunos 480 de estas Sinagogas, además del Templo.

CXX. Opinión singular de Harduino.

Un Escritor de mucha erudición, aunque notado ya de alguna singularidad, y extravagancia en sus opiniones,{10} ha hecho disertación especial sobre estos Libertinos de que se habla en los Actos Apostólicos; en ella les da otro origen. Quiere que fuesen todos aquellos Judíos venidos a estudiar a Jerusalén de los países colaterales, y extraños a Judea, y Palestina; especialmente los que habitaban al Norte, y al Mediodía. En este sentido explica la voz Libertino de dos nombres Hebreos, que son leiber, y tenos, que significan colaterales, o costeros. Los de Cilicia, y Asia están al Norte de Palestina; y al Mediodía los de Alejandría, y Cirene. A todos éstos, que se expresan en San Lucas, les aplica el nombre de Libertinos.

CXXI. Observación sobre el cap. 6. ℣. 9. de las Actas Apostólicas.

Lo que no se le puede disputar es, que todas estas Naciones componían una Sinagoga: no tenia cada una de estas Provincias extranjeras Sinagoga aparte: a todos los cuenta San Lucas en la Sinagoga, o Academia de los Libertinos{11}. Lo que hace dudoso el origen, que se ha recibido sobre la autoridad de Josefo, y Filón, de esta voz Libertinos: pues ya no hallamos en esta Sinagoga solamente a los manumitidos en Roma, sino a los de Cirene, y de Alejandría, y a los de Asia, y Cilicia. A estas cuatro ultimas Naciones no se ajusta la condición de Libertos, que solo habían conseguido los llevados a Roma. Pero aun queda lugar para decir, que en una Sinagoga, o Academia, estudiaban los venidos de estas cinco Regiones: y siendo conocidos por los nombres de sus países los de las cuatro, daban todavía a los procedentes de Roma el nombre de su libertad, que habían recuperado. Esto ultimo parece lo más conforme al lugar de San Lucas.

CXXII. Se prueba que aquellos libertinos no lo eran en punto de Religión.

Pero nunca resulta el menor fundamento a favor de los que piensen tomar de allí el origen de los Libertinos impíos, y herejes, de que aquí tratamos. Los que con este nombre se levantaron en Jerusalén para disputar con San Esteban, no eran tenidos por herejes, ni contrarios a la Religión: antes estudiaban la ley en aquel Colegio, o Sinagoga; y por un celo imprudente de la misma ley, combatían al santo Diácono. Entre aquellos jóvenes se considera que iba Saulo, que sería entre los de Cilicia, que allí se expresan. Saulo, o San Pablo, no fue jamás impío, ni sintió mal de la ley, antes un demasiado celo, y emulación por las tradiciones paternas, le hizo perseguir a San Esteban, cuando imaginaba que las contradecía: de aquí es manifiesto, que aquellos Libertinos, ni los otros que estudiaban, y comunicaban con ellos, eran semejantes a los Libertinos impíos, de que ahora se trata.

CXXIII. Con más fundamento se hallan retratados en un lugar de San Pedro los Libertinos.

Con mas ocasión, y con bastante fundamento se puede hallar el retrato de los Libertinos en un lugar de S. Pedro. El Santo Apóstol habla de ellos, no sólo como que existían ya, sino también como que revivirían en los siglos futuros. “Habrá entre vosotros (decía{12} a los primeros Cristianos) unos Maestros de mentira, que introducirán sectas de perdición, y negarán al Señor que los redimió, provocando sobre sí una pronta ruina; y muchos seguirán las lujurias de aquellos por quienes se blasfemará el camino de la verdad; pero ellos, como unas manadas irracionales, blasfemando, como por su naturaleza, de estas cosas que ignoran, para captar, y dañar a muchos, perecerán en su corrupción: recibirán el premio de su injusticia en los placeres a que se dan todos sus días… Hablarán soberbias, hijas de su vanidad: impelerán hacia los deseos de la carne a éstos que tienen poco cuidado de evitarlos, y que conversan con ellos en el error, prometiéndoles libertad, cuando son ellos siervos de la corrupción; porque cada uno es siervo de aquellos apetitos a quienes está rendido.”

CXXIV. Paradoja que nota San Pedro en la doctrina de los Libertinos.

Este Apóstol nota aquí una paradoja, que con muchas otras puede advertirse en los Libertinos. Éstos se creen sujetos a una necesidad fatal, que hace todas sus obras malas, y buenas: con todo eso ellos son Libertinos, porque se arrojan a una desenfrenada libertad de ejecutar cuanto les agrada. El placer del pecado es para ellos; la culpa del pecado es para Dios. Para la malicia son siervos de una fatal necesidad; para el deleite son libres: pero en realidad son siervos de sus pasiones, porque cada uno es siervo de aquellos apetitos a quienes está rendido.

Son unos miserables esclavos de muchos, y prometen hacer libres a muchos. Se sujetan a una tiranía interior, y sólo cuidan de una exterior independencia. Menosprecian toda dominación, y blasfeman toda Majestad, entre tanto que son dominados por sus pasiones, y encadenados sus corazones por tantos tiranos, como son los deseos mal satisfechos. Ignoran la verdad, así como el camino de la paz, y de la libertad; solamente el sabio puede ser libre, decía Cicerón en una de sus paradojas: hablaba del sabio práctico, y de conducta. De los nacidos en un Reino solo{13}, es libre el que sabe someterse a los decretos de Dios. Las leyes humanas tampoco nos hacen siervos, sino es buenos ciudadanos. Es necesario para ser libres, dice Séneca{14}, ser siervos de las leyes. Todo lo trueca el Libertino en su daño, y en el de otros a quienes corrompe. Prométense haber recuperado su libertad, cuando rompen el yugo de Dios, y de las Potestades legítimas que lo representan: y caen oprimidos bajo dos servidumbres diversas; de Dios, y de los Reyes, de quienes eran hijos, y el pecado les hizo siervos; y de sus apetitos, que de siervos son hechos sus señores, y sus tiranos.

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{1} Natal Alexand. tom. 9. cap. 2. art. 11. pág. 111. n. 3. Liberorum & Libertinorum contemplatione venerunt, sive quod ab omni Magistratu, & onere publico immunes esse voluerint: sive quod poligamiam & promiscuam libidinem professi sunt.

{2} Stanisl. Rest. in Centuriis Sectar. Fanaticum hominum genus, in quo juro credas revixisse Gnosticos & Valentinistas, quibus nihil æque displicet ac simplex, proprius & germanus Scripturæ sensus. Illis Christus est Satanas, virtus est vitium, & vitium virtus. Nihil enim ex eorum sententia peccatum est, nisi eorum opinione qui se peccare putant. Verus Dei timor, & eo imbuta conscientia pro inferno illis habetur: pro paradiso autem conscientia divini judicii contemptrix, secura, stupida & consopita. Docent homini omnia esse licita absque ulla exceptione, omneque genus vivendi probant. Lenonem suo volunt fungi munere: fures audacter furari jubent: matrimonia dissolvi volunt, cum uxor mariti sui tædium ceperit: unde promiscuos, laudant concubitus, idque vocant spirituale matrimonium; communionem Sanctorum vocant communionem bonorum temporalium; ideoque quantum quisque potest ut rapiat suadent.

{3} Ecbert. Serm. XII. advers. Cath. tom. 4. Biblioth. PP. P, 2.

{4} D. August. de Hær. in Hær. Priscill. Jura, perjura, secretum prodere noli.

{5} Clem. XII. Constit. In eminenti expressa in Bulla Providas. Benedict. XIV. 18. Martii 1751. Altera est arctum, & impervium secreti fœdus, quo occultantur ea quae in hujusmodi conventiculis fiunt; quibus proinde ea sententia meritò aptari potest quam Cæcilius Natalis apud Minucium Felicem in causa nimium diversa protulit: Honesta semper publicos gaudent scelera secreta sunt. Tertia est jurisjurandum quo se hujusmodi secretò inviolabiliter servando adstringunt; quasi liceat alicui cujuslibet promissionis aut juramenti obtentu se tueri, quominus à legitima potestate interrogatus, omnia fateri teneatur quæcumque exquiruntur ad dignoscendum, an aliquid in hujusmodi conventibus fiat, quod sit contra Religionis, aut Reipublicæ statum, aut leges. Quarta est, quod hujusmodi societates non minus civilibus quam canonicis sanctionibus adversari dignoscuntur; quum scilicet jure civili omnia Collegia, & Sodalitia præter publicam auctoritatem consociata prohibeantur: ut videre est in Pandectarum libro 47 tit. 22. de Collegiis ac corporibus illicitis. Et in celebri Epistola C. Plinii Cæcilii secundi, quæ est 97. lib. 10. in qua ait, edicto suo secundum Imperatoris mandata vetitum fuisse, ne Hæteriæ essent, id est, ne Societates & conventus sine Principis auctoritate iniri, & haberi possent. Quinta est, quod jam in pluribus Regionibus memoratæ Societates, & aggregationes Sæcularium Principum legibus proscriptæ, atque eliminitæ fuerant. Tom. 3. Bullar.

{6} Epistol. Enerv. ad D. Bernard. apud Mabill. Anal. 3.

{7} P. Siand. Lexic. Polemic. art. liberi fratres: Liberi fratres sic dicti (ex Lindan. dubit. dialog. 2.) quia se à Principum, & Magistratuum subjectione liberos esse jactabant secta sunt Antilutherani, & potissimum Amstelodami circa medium sæculi XVI duce quodam viro, qui ibidem ex arte filatoria victitabat invaluerunt.

{8} Act. Apost. Cap. 6. v. 9. Surrexerunt autem quidam de Synagoga quæ appellatur Libertinorum, & Cyrenensium, & Alexandrinorum, & eorum qui erant à Cilicia, & Asia disputantes cum Stephano.

{9} Calmet in Act. loc. cit. Animadvertimus jam ex Rabinorum fide, ea in Urbe quadringentas, & octoginta Synagogas fuisse præter Templum.

{10} P. Harduin. Dissert. sobre este lugar de San Lucas, publicada en el Diario de Trevoux año 1701.

{11} P. Harduin. loc. cit. De Synagoga quæ appellatur Libertinorum , & Cyrenensium, & Alexandrinorum, &c.

{12} D. Petrus Epist. 2. cap. 2. à v. 1. Fuerunt vero Pseudo-prophetæ in populo, sicut & in vobis erunt magistri mendaces, qui introducent sectas perditionis, & eum qui emit eos Dominum negant, superducentes sibi celerem perditionem. Et multi sequentur eorum luxurias per quos via veritatis blasphemabitur: & in avaritia fictis verbis de vobis negotiabuntur: quibus judicium jam olim non cessat: & perditio eorum non dormitat. Si enim Deus Angelis peccantibus non pepercit, sed rudentibus inferni detractos in tartarum tradidit cruciandos, in judicium reservari… hi vero velut irrationabilia pecora naturaliter in captionem, & in perniciem in his quæ ignorant blasphemantes in corruptione sua peribunt: percipientes mercedem injustitiæ voluptatem existimantes diei delitias: coinquinationes & macula deliciis affluentes, in conviviis suis luxuriantes vobiscum, oculos habentes plenos adulterii, & incessabilis delicti. Pellicientes animas instabiles, cor exercitatum avaritia habentes, maledictionis filii: derelinquentes rectam viam erraverunt secuti viam Balaam ex Bosor… Hi sunt fontes sine aqua & nebulæ turbinibus exagitatæ, quibus caligo tenebrarum reservatur. Superba enim vanitatis loquentes pelliciunt in desideriis carnis luxuriæ eos qui paululum effugiunt, qui in errore conversantur: libertatem illis promittentes, cum ipsi servi sint corruptionem; a quo enim quis superatus est, hujus & servus est.

{13} Quod solum sapiens sit liber. Cicer.

{14} Ideo legum servi sumus ut liberi esse possimus. Senec.

{Transcripción íntegra, renumerando las notas, del texto de este artículo, tomo 1, Madrid 1774, páginas 74 a 86.}