Filosofía en español 
Filosofía en español


Tomo tercero

Al Excmo. Señor D. José de Carvajal y Lancaster
Caballero del Insigne Orden del Toisón de Oro, Gentil-Hombre de Cámara de S. M. con ejercicio, Ministro de Estado, y Decano de este Consejo, Gobernador del Supremo de Indias, Presidente de la Real Junta de Comercio, y Moneda, y Superintendente General de las Estafetas, y Postas de España, &c.

Excmo. Señor

Siendo, entre varios insignes beneficios, de que soy deudor a la generosidad de V. E. uno de los mayores, haberme obtenido de la piedad del Rey nuestro Señor la permisión de dedicarle este Libro, no quedó a mi arbitrio solicitar otra mano, que la de V. E. para transferirle de la mía a los pies de S. M. [XXXIV] Este favor debo en algún modo mirar como consecuencia, o por lo menos como complemento de aquél. Es ésta, me parece, una deuda, que V. E. ha contraído respecto de sí mismo, y que en su novilísima índole le ejecuta por la paga. Pero como al mismo tiempo es nuevo ejercicio de benevolencia hacia mi persona, debajo de este carácter interpongo con V. E. mi humilde ruego para lograrle. Oviedo, y Junio 12 de 1750.

B. L. M. de V. E.
Su más humilde servidor, y Capellán,

Fr. Benito Jerónimo Feijoo


{Feijoo, Cartas eruditas y curiosas, tomo tercero (1750). Texto según la edición de Madrid 1774 (en la Imprenta Real de la Gazeta, a costa de la Real Compañía de Impresores y Libreros), tomo tercero (nueva impresión), páginas XXXIII-XXXIV.}

en el rudo informe, y explicación obscura de que es un no sé qué, que no acertamos a explicar. Ni hay que pedir, aunque sea a los Maestros de la Elocuencia, revelación más clara de este misterio, por lo que toca a las producciones del espíritu, tanto más difíciles, cuanto más excelentes; pues Quintiliano {(a)Quintilian. Instit. lib. 6. cap. 3} llegó a decir, que más por sentimiento, que por reflexión, percibe, y gusta el alma estos primores: Sentitur latente iudicio, veluti palato. Es verdad, que hay paladares distintos, y que aun en entendimientos de igual perspicacia es diferente el gusto intelectual; y esta es la mayor maravilla, que no acertó a explicar Cicerón {(b) Cicero in Brut. num. 185. Nunquam de bono Oratore doctis hominibus cum populo dissensio fuit.}, admirado de que siendo tan diferentes los gustos, convienen siempre sabios, e ignorantes en la calificación de un Orador excelente: sin duda que para esto basta la razón natural, en que todos convenimos, sin discrepancia, en los primeros elementos del buen gusto, sensible a aquel primitivo, y sublime carácter de verdadero, y natural, que es en dictamen de Mons. Rollin {(c) Mons. Rollin, Tratad. de los Estudios. Reflexiones generales sobre el Buen Gusto.} el no se qué, o primor sobresaliente, que coloca los Autores, y sus Obras en clase distinta, y preeminente a todos los demás.

Esta es, a mi ver, la razón, por que siendo tan [XX] diferentes los gustos, a todos agradan los Escritos del Sr. Feijoo. Doctos, y rudos, apasionados, imparciales, y aun desafectos, convienen tiene en el modo de explicarse un no sé qué, que hace leer con deleite cuanto dice: una energía que encanta: una brillantez que embelesa: una hermosura que enamora. En fuerza de esta gracia, deleitan, y no acaban de admirarse aquel harmonioso estilo, en que halla sublimidad el más discreto, y claridad el más rudo: aquellas expresiones tan vivas, que, como un espejo, presenta al alma los objetos; tan propias, que no sólo declaran, mas iluminan los asuntos: aquella penetrante sagacidad en descubrir, rompiendo por los laberintos de las dudas, las más escondidas verdades: aquella veracidad tan exacta, que llegaría a pecar d escrupulosa, si en esta virtud cupiera nimiedad: aquella cifra fina, y delicada, que, en fiel balanza, pesa hasta los átomos de las probabilidades; y últimamente, aquel alto magisterio en resolver las dificultades más espinosas, tan distante de la ostentación de su doctrina, que comúnmente franquea su enseñanza, disfrazada con el velo de la duda: siempre dispuesto a deponer, y aun retractar su dictamen, si encuentra otro más bien fundado, y mejor {(a) Horat. Recideret omne quod ultra perfectum traheretur.}; todo es efecto de una discreción consumadísima, que, bien se llame como se quiere Monsieur Rollin {(b) Rollin, ibid.}, discernimiento vivo, preciso, y delicado de toda la hermosura, variedad, y rectitud de las expresiones, y pensamientos, que forman los discursos; bien, tino mental {(c) Feijoo, Tom. II. de Cartas Eruditas, Carta VI.}, elección exquisita, genio feliz, [XXI] juicio sólido, numen, o razón natural, perfeccionada por el estudio, y observación de la naturaleza; queda siempre sin definirse, y no puede dejar de gustarse por aquella conformidad, o simpatía, que tiene con las primitivas ideas, o semilla del buen gusto; cuya época, en nuestra Nación, fijan los Extranjeros, según la data, y edición de las Obras del Illm. Feijoo.

No me necesitan para fiador de su dictamen, ni yo pretendo que el mío discrepe del que forme el más rígido Censor de este IV Tomo de Cartas. Véase la sólida agudeza con que convence la impiedad de los Filósofos Materialistas; la gravedad, sin los resabios de enfadosa, con que declama contra la tardía penitencia de un Vicioso: los juiciosos arbitrios, que da para la distribución de las rentas a un Eclesiástico: y en fin todas las Cartas, que contiene este IV Tomo, y se hallará que brillan en ellas el perspicaz ingenio, entendimiento claro, y juicio recto del Maestro Feijoo con la misma energía, perspicacidad, y gracia, que en las demás Obras; conservando siempre en todas ellas aquel espíritu de verdad, y candor, que caracterizan su Persona, y Escritos.

Considerando algunos, há días, la edad de este gran hombre, creían con Quintiliano {(a) Quintilian. Instit. Orat. lib. 12. cap. 11.} era ya tiempo de que suspendiese la pluma, por más que el Público lo llorase: Honestissimum finem putabamus desinere, dum desideraremur, porque parece natural se debilite el discurso con la pesadez de los años; pero vista la valentía, que ostenta en este IV Tomo, debemos formar juicio, que al Illmo. Feijoo no le comprehenden las leyes comunes. Debiliten el cuerpo en hora [XXII] buena los años, padezcan decadencia las potencias exteriores, que la intelectual del Sr. Feijoo cobra nueva robustez cada día. Todas sus Obras merecieron el general aplauso; y creeré que ésta logre, sobre el aplauso, la admiración de todos. Y tengan, o no aquellas circunstancias, que exigen los Zoylos, y Aristarcos, ellos mismos confesarán, como confesaron siempre de las demás Obras, que no se le puede negar la particular gracia de empeñar la afición de todos sus Lectores a repetir con gusto, y continuar sin interrupciónn su lectura; y esta prueba sola convence que ese placer se debe al mérito de la Obra, y no a la novedad. Este fue el dictamen de Ovidio {(a) Ovid. de Pont. lib. 3. epist. 5. vers. 10.} en respuesta a las Cartas, y Obras de Máximo Cota: lo mismo que me sucedió a mí.

Quae, quamquam lingua mihi sint properante per horas
Lecta satis multas, pauca fuisse queror.
Plura sed haec feci relegendo saepe; nec unquam
Non mihi, quam primo, grata fuere magis.
Cumque nihil toties lecta e dulcedine perdant,
Viribus illa suis, non novitate, placent.

Así lo siento, salvo meliori, en San Martín de Madrid, y Mayo 7 de 1753.

Fr. Joseph Balboa


{Feijoo, Cartas eruditas y curiosas, tomo cuarto (1753). Texto según la edición de Madrid 1774 (en la Imprenta Real de la Gazeta, a costa de la Real Compañía de Impresores y Libreros), tomo cuarto (nueva impresión), páginas XVII-XXII.}