Filosofía en español 
Filosofía en español

La formación filosófica sustituida por el adoctrinamiento ideológico

Ni «Ética» ni «Filosofía», el PSOE quiere «Educación para la ciudadanía»

Madrid, 12 de mayo de 2005


Por Resolución de 28 de noviembre de 1996 el Consejo de Universidades de España suprimió el área universitaria de conocimiento «Filosofía del derecho, moral y política» y creó de dos nuevas áreas: «Filosofía del derecho» y «Filosofía moral». En 1984, al crearse en la universidad española las «áreas de conocimiento», el RD 1888/1984 precisaba que aquella área de «Filosofía del derecho, moral y política» cubría las siguientes asignaturas entonces existentes: «1. Derecho natural y filosofía del Derecho (Facultad de Derecho). 2. Ética (Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación y Facultad de Filosofía y Letras). 3. Ética y deontología profesional (Facultad de Ciencias de la información). 4. Ética y sociología (Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación, Facultad de Filosofía y Letras y Facultad de Psicología). 5. Ética y sociología (etica) (Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación y Facultad de Filosofía y Letras). 6. Filosofía del derecho (Facultad de Derecho). 7. Introducción a las ciencias jurídicas (Facultad de Ciencias de la Información). 8. Teoría de la política (Facultad de Ciencias Políticas y Sociología).»

Algunos quisieron interpretar el divorcio de 1996 como el fracaso de un intento de reconducir hacia el progresismo socialdemócrata (de la mano de «éticos» y «éticas» alumbradas por Aranguren y Muguerza) a quienes decían herederos ideológicos del franquismo (supuestamente refugiados en las cátedras de filosofía moral y política, y de filosofía del derecho). Pero, diez años después, el Anteproyecto LOE, que elimina la «Ética» de la educación secundaria y reduce la «Filosofía» a una asignatura residual en el Bachillerato, confirma que nos encontramos más bien ante la resultante de disputas habidas entre ideólogos de enfrentadas sensibilidades socialdemócratas, propias del cuarto género de izquierdas. Disputas que han tenido reflejo normativo bajo gobiernos del PSOE, y que están cruzadas, por supuesto, por intereses «gremiales», disputas entre «facultades», competencia entre «universidades», «memorias históricas», &c.

El día 12 de mayo de 2005 está convocada en Madrid una concentración en defensa de la filosofía, que tendrá lugar ante la sede del MEC, en la calle de Alcalá, número 32. Y al día siguiente, cinco edificios más abajo, en Alcalá número 42 (precisamente en el aula «María Zambrano» del Círculo de Bellas Artes), se celebrará una jornada sobre «Educación para la ciudadanía en una sociedad democrática», organizada por la Fundación CIVES en colaboración con la Cátedra de Laicidad y Libertades Públicas Fernando de los Ríos de la Universidad Carlos III de Madrid (creada en 1989, inspirada por su rector, Gregorio Peces-Barba Martínez, catedrático de filosofía del derecho). Inaugurarán Alejandro Tiana Ferrer (Secretario General de Educación y Formación Profesional del Ministerio de Educación y Ciencia), Victorino Mayoral Cortés (Presidente de la Fundación CIVES y de la Liga Española de la Educación y la Cultura Popular) y Dionisio Llamazares Fernández (Director de la Cátedra de Laicidad y Libertades Públicas Fernando de los Ríos). Más claro, agua.

2005 Año Europeo de la Ciudadanía a través de la EducaciónAdemás, como el Consejo de Europa ha decidido que 2005 sea el Año Europeo de la Ciudadanía a través de la Educación, para animar a los Estados miembros a la puesta en práctica de políticas de Educación para la Ciudadanía Democrática (ECD) y Educación para los Derechos Humanos (EDH), ¿no habrá llegado ya el momento –habrán pensado– de borrar definitivamente los residuos de aquella orden franquista de 14 de abril de 1939 –fechada precisamente el aniversario de la proclamación de la República– que aprobaba los cuestionarios de los tres cursos de filosofía impuestos en la Enseñanza Media por la dictadura, que posibilitaron que en España los profesores de filosofía se contaran por miles?

Recopilamos algunos textos que facilitan la comprensión del debate ideológico que se mantiene en España sobre la filosofía administrada con la que el Estado y sus funcionarios deben alimentar a la ciudadanía:

  1. Sobre la denominada «Educación para la Ciudadanía», Demetrio Pérez
  2. La educación en valores, una asignatura imprescindible, Peces-Barba
  3. Educación para la ciudadanía: Protágoras y Gorgias, Joaquín Robles
  4. FESOFI Federación de Sociedades de Filosofía, ante la LOE
  5. Educación para la Ciudadanía, CIVES y Universidad Carlos III
  6. El Departamento de Filosofía de la Universidad de Málaga, ante la LOE
  7. El PSOE, contra la Filosofía, E. Navarro
  8. ¿Educación para la Ciudadanía o FEN?, Enrique Ujaldón
  9. Comunicado de la Plataforma de Profesores y Estudiantes de Asturias
  10. «Educación para la ciudadanía en una sociedad democrática»

El Catoblepas, número 33 • noviembre 2004 • página 22

Sobre la denominada «Educación para la Ciudadanía»

Demetrio Pérez Fernández

Ante la propuesta del Ministerio de Educación y Ciencia para incluir en la educación obligatoria un área o materia denominada «Educación para la Ciudadanía» y su impartición en la ESO por parte, entre otros, de los profesores de Filosofía, los miembros del Departamento de Filosofía del IES Concejo de Tineo nos vemos en la obligación de intervenir en este punto del documento «Una educación de calidad entre todos y para todos». Y no podíamos hacerlo de otro modo que desde el terreno mismo del análisis filosófico, que es nuestro terreno. Así, entendemos que el discurso de fundamentación del apartado «Los valores y la formación ciudadana» en su punto 9 («Qué valores y cómo educar en ellos»), es un discurso, un logos, una melodía biensonante pero que adolece de dos graves defectos [...]


El País, 22 de noviembre de 2004

La educación en valores, una asignatura imprescindible

Gregorio Peces-Barba Martínez

Cada vez que se produce un acontecimiento criticable o rechazable, sobre todo si se reitera en el tiempo y se producen daños graves a la convivencia e incluso daños personales, incluidas muertes, surgen voces que reclaman en la educación, en todos los niveles, la presencia de acciones y de enseñanzas que propicien el conocimiento de valores y de principios que puedan servir de antídoto a esas situaciones. Cada semana, después de la estadística de accidentes en carretera, encontramos opiniones que reclaman para acabar con esa plaga una adecuada educación para la circulación. Lo mismo ocurre cuando un acontecimiento luctuoso se produce en una escuela o en un instituto, consecuencia del acoso o de la violencia que unos sufren y que otros infligen, cuando la llamada violencia de género se cobra una nueva víctima, o cuando un grupo de emigrantes es apaleado por unos salvajes ignorantes, que creen que la violencia soluciona problemas. Con estos hechos o con otros parecidos se propugna una respuesta, por supuesto policial y judicial, pero sobre todo educativa. En este campo se reclama una asignatura que forme en la importancia de la seguridad vial, que esté atenta sobre la violencia en general y sobre la violencia de género en particular, y que señale los antídotos, como el respeto, la igualdad y la tolerancia. En el proyecto de ley sobre la violencia de género, texto ambicioso y generoso, aparece esa asignatura de la educación cívica, aunque muy especialmente dedicada a combatir ese tipo de violencia. Todas estas reclamaciones son el signo de un problema serio, pero no suponen un diagnóstico adecuado, puesto que se limitan a aspectos concretos sin abordarlo en su plenitud, con todos sus perfiles y con todos sus matices. Los brotes de especial virulencia que producen esos fenómenos preocupantes de falta de civismo, de violencia y de muerte, son sólo la punta de un iceberg que abarca a todas las dimensiones que afectan a lo que llamarían una pedagogía de la libertad. El derecho es un medio de socialización o de seudoculturización fuerte, basado en el consenso y en la coercibilidad, a través de las sanciones y penas que puede imponer, pero su utilización exclusiva, sin otras medidas más en profundidad, es incapaz cuando falla el consenso y sólo queda el uso de la fuerza. El consenso sólo puede ser fruto del convencimiento, de la adhesión razonable a los valores principales del sistema, desde la idea de dignidad humana hasta las de libertad, igualdad y solidaridad y sus concreciones, como la tolerancia, el rechazo de la violencia y la defensa de la solución pacífica de los conflictos. En la formación recta de las conciencias, que es condición de la comprensión sobre el valor de la obediencia al derecho en las sociedades bien ordenadas, la educación es un instrumento indispensable. Sólo la convicción razonable y libremente entendida y aceptada que procede de una formación pensada, estable y sistemática. Necesitamos una asignatura sobre la educación en valores que no puede ser improvisada, ni coyuntural, ni oportunista, sino sistemática, completa y adecuada a la edad de los alumnos y que exige una estabilidad y una permanencia para que pueda producir frutos.

Con su implantación se deben despejar algunos prejuicios. Los más mayores tendremos que descartar cualquier comparación con el adoctrinamiento que suponía la llamada formación del espíritu nacional, un patético intento de intoxicación con los «ideales» del franquismo, del falangismo y del nacional-sindicalismo. También se debe rechazar cualquier paralelismo o cualquier comparación con la enseñanza de la religión. No es una asignatura para los que no hagan religión, sino general y para todos los estudiantes, como una pedagogía de la convivencia y de la libertad. El peligro del agustinismo político es que se mantenga la idea de que los creyentes no necesitan del derecho, que debería ser sólo para los pecadores, y la tentación de hacerlo como alternativa a la religión.

Superadas esas dificultades, el Estado debe tomarse en serio la asignatura y debe darle un status de materia principal, evaluable y explicada por profesores solventes y competentes, como un cuerpo estable y en plena dedicación reclutado entre licenciados universitarios, especialmente juristas, pero también politólogos, historiadores, filósofos o sociólogos, que dominen unos programas exigentes, externos y profundos, a partir de los cuales se programen las enseñanzas de ética pública y de derecho, necesarias para una sociedad democrática. Sin descartar que pueda existir en la enseñanza secundaria una enseñanza inicial adecuada a la edad y que sirva como introducción a la que de manera principal se debe impartir en el segundo curso de bachillerato.

Sólo si existe voluntad de implantar esos «rudimentos de ética y derecho», como se llamaba la asignatura a principios del siglo XX, esta operación producirá resultados y servirá para orientar adecuadamente a los alumnos sobre las reglas de la convivencia y sobre el funcionamiento de una sociedad democrática y de su derecho. Si el Gobierno se decide a realizar esa reforma, se habrá producido un cambio revolucionario en la enseñanza preuniversitaria y se producirán, sin duda, resultados positivos para la convivencia, con un modelo de ciudadanía que respetaría al otro como tal otro e igual en dignidad y en derechos. Ahora sólo reciben esa formación en la Universidad los estudiantes de Derecho, de Ciencias Políticas y en algún caso de Humanidades; con la reforma sería una enseñanza generalizada y universal, e impartida por profesores especialmente preparados. Sería hacer el trabajo a medias si se implantase la asignatura y se atribuyese su docencia a profesores ya existentes, como los de Filosofía e Historia. Éstos deberían tener acceso al nuevo profesorado, como los juristas y los politólogos, pero a todos se les debe exigir una formación especializada y propia para impartir la asignatura, que se podría llamar «Ética pública y Derecho». No se trata de hacer desde estas líneas el programa de dichas enseñanzas: para eso existen en la Universidad española centros especializados y deseosos de colaborar en la mejor preparación de esa asignatura.

Se puede, sin embargo, adelantar que una primera parte debe cubrir los principales aspectos de la ética pública desde su raíz moral última, que es la ideal dignidad humana. Su desarrollo son los valores superiores de libertad, de igualdad, de solidaridad o de seguridad. El paso de la ética pública al derecho, con la mediación del poder político, llevará al estudio de las relaciones entre ética, poder y derecho en el mundo moderno. Los principios jurídicos, los derechos fundamentales y los procedimientos, las reglas de juego que marcan los comportamientos posibles, completan el programa, que puede cerrarse con un análisis de los conceptos jurídicos fundamentales.

Esta propuesta de programa u otra que permita la visibilidad del complejo instrumento que es el derecho en las sociedades democráticas, tan asociado con la ética y con el poder, pueden ser el punto de partida de un cambio revolucionario en la enseñanza en España.

De esas enseñanzas los estudiantes de bachillerato comprenderán lo importante que es el respeto, además de a los demás, al medio ambiente, a la fauna y a la flora. Comprenderán que todas las ideas son libres y que nadie debe interferirlas ni violentarlas. La Constitución permite que incluso las ideas que vayan contra los ideales más profundos de nuestra convivencia puedan ser defendidas si no producen un claro y presente peligro de propugnar la violencia para su consecución. Sabrán los estudiantes que deben desterrar cualquier tentación de violencia, que se debe obedecer a las leyes y respetar a las autoridades legítimamente derivadas del sufragio universal, sin perjuicio del derecho de todos a criticar o protestar y a recurrir ante los tribunales los actos políticos y administrativos que lo merezcan. Deben saber, sobre todo, que la libertad, como decía Montesquieu, consiste en hacer lo que las leyes permiten, porque si se pudiera hacer lo que prohíben todos tendrían ese poder y ya no habría libertad.

Defender el derecho en la sociedad democrática como el mejor cauce, junto con la educación, para una convivencia ordenada, no debe suponer crear ciudadanos sumisos. Se debe impulsar la libertad crítica, la independencia y la autonomía de todos para rechazar a gobernantes corruptos, autoritarios o falaces, y para desterrar la manipulación y la mentira de la vida pública. Es una asignatura, en fin, capaz de formar a ciudadanos libres e iguales en derechos. Sólo con ser capaz de poner en marcha esta iniciativa el Gobierno habría justificado la legislatura. Tanto mejor si, además, hace más cosas y cubre otros objetivos.


El Catoblepas, número 36 • febrero 2005 • página 10

Educación para la ciudadanía: Protágoras y Gorgias

Joaquín Robles López

El gobierno de Zapatero ha debido encontrar una nueva excusa para descargar en la enseñanza secundaria la responsabilidad de «formar» a los futuros ciudadanos en eso mismo que deberán ser, (es decir: en ciudadanos), mediante una educación en «valores» para la convivencia pacífica, en valores democráticos, &c. Otra vez el eticismo pseudopedagógico que, hasta ahora, se vertía «transversalmente» en el currículum, amenaza con ocupar unas horas de docencia que bien podrían dedicarse a cualquier otra cosa. Porque, según nuestro criterio y al margen del carácter intencional y propagandístico de asignatura semejante, tal educación no puede reglarse, institucionalizarse, ni canalizarse en un temario. Y no porque nos situemos, al negar tal posibilidad, en la perspectiva de un escéptico o de un nihilista «hastiado» del mundanal espanto, ni tampoco porque nos haya inundado la desesperanza. Las razones son internas a la estructura misma que quepa asignarle a esta «educación del ciudadano» y están básicamente contenidas en el combate entre Sócrates y Protágoras que, de forma admirable, explicó Gustavo Bueno en el prólogo al diálogo, disponible en el Proyecto Filosofía en español (filosofia.org/cla/pla/1980gbpr.htm). No está de más reparar, una vez más, en ellas para justificar este artículo. [...]


Febrero de 2005

Postura ante la LOE

FESOFI Federación de Sociedades de Filosofía

Sr. Director General de Educación General, Formación Profesional e Innovación Educativa, don José Luis Pérez Iriarte,

La Federación de Asociaciones de Filosofía (FESOFI), ante las propuestas para el Debate, expresadas en el Documento Una Educación de calidad para todos y entre todos, que afectan al papel de la filosofía en la educación manifiesta lo siguiente:

1. Acerca de la nueva propuesta de Educación en Valores (págs. 95-99 del Documento) que plantea la necesidad de «profundizar en los principios de la ética personal y social», FESOFI valora positivamente que por fin la administración educativa haya dado cuenta de la importancia que una materia tal tiene para la educación de nuestros ciudadanos, toda vez que, hasta ahora, sólo la materia de Ética en 4º de la ESO, abordaba explícitamente esos contenidos; y sólo de forma muy precaria, en el mejor de los casos, se hacía desde la transversalidad propuesta en la LOGSE. En este sentido la Federación de Sociedades de Filosofía (FESOFI) se congratula que por fin de que la Ética se vea ampliada a los cursos anteriores y posteriores a 4º de la ESO.

2. Lo que no comparte FESOFI es que de nuevo, como se había hecho con la LOGSE se arrebate al Departamento de Filosofía y se asigne de forma compartida con el Departamento de Geografía e Historia la docencia de la asignatura de Ética. La experiencia demuestra que ello va en detrimento de la calidad de la enseñanza. FESOFI quiere resaltar la labor que los profesionales de la filosofía han estado ejerciendo en la Ética de 4º de la ESO, y, en consecuencia, en la formación ético-cívica de nuestros educandos, al ser ésta la única materia que ha programado y planificado currículos específicos de formación en valores de forma no doctrinal ni confesional. Los profesores de filosofía son los únicos profesionales que tienen en sus carreras respectivas formación específica en dichos contenidos. Por todo ello, consideramos conveniente que dicha materia siga estando asignada a los profesores de Filosofía.

3. Considera que esta materia debe recibir el nombre de Ética (o Ética Cívica), como corresponde a sus contenidos y finalidades pues como afirma el documento «incorporará los actuales contenidos de Ética» (pág. 99) y «los valores que favorecen la maduración de los alumnos como personas íntegras» (pág. 98). Denominar a esta materia Educación para la ciudadanía, cuando lo que se necesita es una formación Ética integral, que prepare al adolescente a responder a los problemas diversos y complejos que le plantea la sociedad actual, sólo desvirtúa y limita su sentido.

4. Es asimismo conveniente que la Ética de 4º de la ESO vea aumentada su carga lectiva, sobre todo si se pretende reforzar sus contenidos. En 4º existen dos horas semanales para la Educación Religiosa y su Alternativa, creemos que al menos una de tales horas podría ser asignada a Ética, ello no afectaría al resto de sus asignaturas y mejoraría su formación (no olvidemos que es la última oportunidad en la que muchos ciudadanos van a estar en contacto con tal materia).

5. Sobre la enseñanza no confesional de las religiones, según propuesta 10.1 del debate (la que estipula la enseñanza de los contenidos del hecho religioso en las materias de Historia y Filosofía), la FESOFI considera que existe actualmente en los currículos de Ética y Filosofía, de Lengua y Literatura o Geografía e Historia tratamiento suficiente de los mismos, desde la perspectiva correspondiente, lo que haría reiterativo un tratamiento añadido de los mismos.

6. La inclusión de un materia de 'cultura científica', tal y como se postula en el Documento del MEC, no parece conveniente ni necesario, pues por un lado no podría reemplazar la importancia de las áreas científicas que en el bachillerato deben tener un nivel adecuado y, en ningún caso, debe bajarse el nivel, y por otro, como historia y metodología de la ciencia quedan perfectamente recogidos en las disciplinas de Filosofía de 1º y 2º de Bachillerato, y de forma más específica y opcional como Ciencia, tecnología y Sociedad (CTS). En este sentido consideramos que en dichos contenidos (tanto en primero como en segundo de bachillerato) se aborda con suficiente exhaustividad los problemas ligados a la reflexión y a la teoría de la ciencia.

7. Resaltar, por último, que FESOFI, en ningún caso aceptaría la inclusión de los contenidos anteriores en detrimento de los actuales currículos de Filosofía en 1º y 2º de bachillerato, contenidos que nos parecen, a todas luces, imprescindibles en la educación crítica y reflexiva, que todas las leyes, sin excepción, asumen en sus proemios acerca de los objetivos del Bachillerato. Recuérdese que la Historia de la Filosofía ha estado eliminada de los currículos de los Bachilleratos de Ciencias y ello no ha redundado en unos mejores resultados en los informes sobre calidad de la enseñanza. FESOFI cree que es necesaria la mejora de la formación científica de nuestros alumnos, pero no es en el Bachillerato donde cabe actuar en relación con esta cuestión, sino en la Secundaria.

8. Por todo lo cual y en aplicación de la legislación vigente FESOFI considera oportuno que se le tengan en cuenta sus argumentaciones para la elaboración de la futura Ley de Educación que el Gobierno del Estado pretenda elaborar.

Atentamente: FESOFI (Federación de Sociedades de Filosofía). Presidente: Antonio Jiménez García, de la Asociación de Hispanismo Filosófico (AHF). Vicepresidente: Luis María Cifuentes Pérez, de la Sociedad Española de Profesores de Filosofía (SEPFI). Tesorero: Enrique Ujaldón Benítez, de la Sociedad de Filosofía de la Región de Murcia (SFRM). Secretario: Emilio Jorge González Nanclares, de la Sociedad Asturiana de Filosofía (SAF). Vocal: Mateu Cabot Ramis, de la Associació Filosòfica de les Illes Balears (AFIB). Vocal: Rosa María Rodríguez Ladreda, de la Asociación Andaluza de Filosofía (AAFI)


Comunidad Escolar, 10 de marzo de 2005

Documento sobre Educación para la Ciudadanía de la Fundación CIVES y la Universidad Carlos III

Expertos de la Fundación CIVES y la Universidad Carlos III han elaborado una propuesta sobre Educación para la Ciudadanía, donde apuestan porque esta asignatura se imparta en Infantil, Primaria, ESO y Bachillerato.

La Fundación Educativa y Asistencial CIVES y la Cátedra de Laicidad y Libertades Públicas Fernando de los Ríos del Instituto de Derechos Humanos Bartolomé de las Casas de la Universidad Carlos III han remitido al Ministerio de Educación y Ciencia una propuesta sobre la nueva asignatura de Educación para la Ciudadanía.

Durante la presentación del documento, Alejandro Tiana calificó la iniciativa de «muy pertinente», anticipó que su Departamento la «analizará y debatirá». Mientras que Victorino Mayoral expresó que «todas las sociedades transmiten valores, a través de la educación» y que el Estado «no está vacío de valores, ya que están en la Constitución». Para el presidente de la Fundación CIVES, la finalidad es «formar conciencias libres», introduciendo en el sistema educativo la educación cívica. Esta propuesta plantea educar a los alumnos en el «mínimo común ético de todos los ciudadanos, no sólo desde el punto de vista teórico, sino práctico, en una sociedad cada vez más plural moral, religiosa y culturalmente, que constituye un reto para la sociedad».

Patriotismo constitucional. Por su parte, Dionisio Llamazares, titular de la Cátedra de Laicidad y Libertades Públicas de la Universidad Carlos III, puntualizó que esta propuesta pretende «condensar lo que se entiende por patrimonio común de valores, compartido y asumido por todos, desde las primeras etapas de la formación». Este catedrático precisó que el concepto de «patriotismo constitucional», en que se basa el proyecto, no se deriva del concepto decimonónico del patriotismo, sino de una expresión del filósofo alemán Jürgen Habermas, que especifica que la patria no es una demarcación geográfica, ni el origen familiar, sino el acuerdo de «unos valores cívicos y las normas de comportamiento y convivencia para vivir en paz y respeto a los valores diferentes, siempre que no entren en contradicción con los comunes».

Materia obligatoria. En un intento de dar respuesta a los temas más conflictivos de la sociedad, como la violencia y, especialmente, la de género, la relación de los estudiantes con los medios de comunicación social, el ocio, el medioambiente o la educación vial, esta asignatura se impartiría en Infantil, Primaria, ESO y Bachillerato de forma obligatoria. Llamazares subrayó que «tenemos la convicción profunda de la necesidad de una materia, ya que no basta con lo que determinaba la LOGSE como transversalidad, que favorecía la creación de hábitos, pero se trata de un programa que recoja los conocimientos y la reflexión profunda sobre los conceptos».

No obstante, Alejandro Tiana aludió a la resolución del Consejo Escolar del Estado que respaldaba mantener la transversalidad para la Educación para la Ciudadanía, en lugar de crear una asignatura específica, pero señaló que en el seno de este órgano se habían producido opiniones discrepantes en este tema.

De igual modo, Victorino Mayoral declaró «no estimamos que la opinión del Consejo Escolar del Estado sea contraria a la existencia de una Educación para la Ciudadanía, sino del planteamiento de diversos enfoques. Además, se mostró partidario de «la concreción de esa transversalidad, a través de la creación de la asignatura».

Formación específica. En cuanto a la formación del profesorado que impartiría esta materia, el secretario general de Educación reveló que aún no está decidido, pero citó el precedente de la asignatura de Etica de 4º de Secundaria que corresponde a profesores de Filosofía. Victorino Mayoral aseguró que el sistema educativo tiene recursos humanos para abordar esta materia y rechazó las críticas de que se tratara de «un intento de adoctrinamiento», subrayando que supone todo lo contrario, que se concreta en «generar en los alumnos la capacidad crítica para evitarlo».

Alejandro Tiana explicó que esta asignatura estaría equiparada a cualquier otra del currículum, con un horario que establecerían las comunidades autónomas, sobre el mínimo que determina el MEC, así como el contenido básico, impartido en los centros públicos, por un profesorado que ha superado unas oposiciones de competencia, sin valoraciones ideológicas, mientras que en los privados, el profesorado es responsabilidad del titular del centro.


19 de abril de 2005

Sobre la situación de las materias filosóficas en el Anteproyecto de la LOE

Departamento de Filosofía de la Universidad de Málaga

Excma. Sra. Ministra de Educación y Ciencia: Analizado el anteproyecto de la Ley Orgánica de Educación publicado el pasado 30 de marzo de 2005, el Consejo del Departamento de Filosofía de la Universidad de Málaga, responsable de la Titulación de Filosofía y del Programa de Doctorado Filosofía del Siglo XX, en su reunión del 18 de abril ha acordado transmitirle nuestra preocupación y pedirle una reconsideración de algunas de las propuestas en base a las razones que a continuación, deseamos exponer a V. E.,

Hemos leído y analizado atentamente el texto del anteproyecto de la LOE y el documento Informe del debate. De la presentación de las diferentes posturas que concurrieron al debate entendemos que no puede inferirse la propuesta del anteproyecto con respecto a las materias de contenido filosófico. Ciertamente, su efecto era consultivo. Pero, entre los principios y fines de la educación que describe el Título Preliminar del anteproyecto y su traslación tanto en la Educación Secundaria Obligatoria como en el Bachillerato (Título Primero) se produce en el terreno de la formación filosófica un desajuste alarmante. Veámoslo por partes.

1. En el caso del Bachillerato la perspectiva se presenta muy preocupante. Si atendemos a los principios generales y a los objetivos del Bachillerato (arts. 32 y 33), resulta inexplicable tanto la reducción de la Filosofía sólo a la modalidad b (Ciencias y Tecnología), como su eliminación en las modalidades a (Artes) y c (Humanidades y Ciencias Sociales). No sólo, en este último caso, por la contradicción de suprimir una materia que forma parte constitutiva del tronco curricular de una modalidad del Bachillerato, sino, además, por la paradójica reducción de la Filosofía cuando se aspira a formar ciudadanos que eduquen su libertad, que interpreten con sentido crítico y capacidad reflexiva el mundo en que vivimos. Sencillamente, no podemos entender que un buen número de estudiantes puedan realizar el Bachillerato sin cursar la asignatura de Filosofía.

2. En el caso de la Educación Secundaria Obligatoria, la defensa de una formación cívica para los estudiantes, que compartimos sin duda por nuestra propia tradición académica y por nuestro compromiso como ciudadanos, se concreta en la introducción, en al menos dos cursos, de la materia Educación para la ciudadanía. En el curriculum de todas las titulaciones de Filosofía de España, y de todo el mundo, se imparten tanto las materias troncales de Ética y Filosofía política como una serie creciente de materias de Filosofía práctica que ponen en claro cómo el interés por la renovación curricular cuenta, y desde luego en nuestro país, con antecedentes bien consolidados.

3. Aun así, el riesgo de que la Educación para la ciudadanía quede devaluada se sitúa en la asignación final de horas: pues de no contar con una carga lectiva de tres o cuatro horas semanales, se convertiría (desde su propia implantación) en una asignatura de relleno, con laque el profesorado en general completaría su horario, dado que para dos horas a la semana difícilmente se podría justificar en los centros de Enseñanzas Medias la contratación de profesorado especializado.

4. "Adquirir una conciencia cívica responsable", "fomentar la igualdad efectiva entre hombres y mujeres", "conocer y valorar críticamente las realidades del mundo contemporáneo", "conocer y valorar de forma crítica la contribución de la ciencia y la tecnología para el cambio de las condiciones de vida", "afianzar el espíritu emprendedor con actitudes de creatividad, flexibilidad, iniciativa, trabajo en equipo, confianza en uno mismo y sentido crítico", todos éstos objetivos del Bachillerato, son líneas maestras por excelencia del curriculum filosófico.

5. Queda todavía mucho por hacer, pues constituyen una conquista no definitiva, sino que debemos revalidar y transmitir como legado de generación en generación para protegerla y para mejorarla: un legado frágil pero irrenunciable que día tras día tenemos que defender. Todo ello implica una formación en la que la Filosofía desempeña un papel crucial, por cuanto ofrece una reflexión crítica sobre la racionalidad teórica y práctica y, en definitiva, sobre el ser humano en sus dimensiones epistemológica, cultural, ética, estética y social.

6. Este aspecto pasa inadvertido en la lógica de la propuesta del anteproyecto, a pesar de que debería ser, justamente, un argumento en defensa del cultivo de la Filosofía como una de las artes liberales, es decir, como una de las artes o disciplinas que educan la libertad de los individuos. No puede darse por sentado lo que requiere de una práctica continua y de un conocimiento nada trivial que consiga romper los muchos prejuicios, convenciones y limitaciones de todo tipo que se oponen a que los individuos eduquen sus libertades, incluso en una sociedad como la nuestra.

7. Semejante golpe a nuestra cultura filosófica y a su papel en la formación de todos los estudiantes, que representa los valores del pensamiento crítico, el conocimiento público y el uso público de la razón, la tolerancia, la responsabilidad cívica y la lucha por la igualdad, no puede comprenderse en ninguna sociedad civilizada. Resulta imposible creer y admitir que una reforma educativa se proponga tan altos fines paradójicamente atacando no sólo a los profesionales de la Filosofía y, por extensión, de las Humanidades, sino haciendo una propuesta en la que las buenas intenciones tienen una traducción curricular tan inconsistente y parcial.

Entendemos, como profesionales y estudiantes de la Filosofía, pero sin duda alguna también como ciudadanos, que debe quedar una oportunidad para que el Ministerio de Educación y Ciencia reconsidere su postura.

Por las razones expuestas, pedimos a V. E. que acoja nuestra solicitud y reconsidere los aspectos del anteproyecto de la LOE arriba citados. Pedimos que la Filosofía vuelva a ser materia obligatoria común en todos los Bachilleratos, como lo ha sido siempre. A la espera de su respuesta, con nuestro agradecimiento por su atención y en la confianza de que emprenderá una reforma de alcance cívico y genuinamente formativa, en el mejor de los sentidos filosóficos. En Málaga, 19 de abril de 2005.


El Mundo-El Día, Baleares, martes 3 de mayo de 2005

El PSOE, contra la Filosofía

¿Por qué los socialistas en el Gobierno persiguen con saña la Filosofía? He leído con atención el anteproyecto de la Ley Orgánica de la Educación elaborado por el PSOE y me ha causado estupor el comprobar que estos supuestos socialistas pretenden dar una estocada definitiva a la Filosofía. Aunque, dicho sea de paso, van a por todos los saberes humanísticos y todo lo que suene a cultura. La Filosofía ya quedó marginada con la «simpática» LOGSE y ahora estos «progresistas» de salón pretenden que desaparezca en varias modalidades del Bachillerato. ¡A tal despropósito hemos llegado! Eso sí, con buen talante dejan a la benevolencia de las comunidades autónomas su permanencia en alguna modalidad más: como siempre, delegan su incompetencia responsabilizando a los demás.

No les basta con guillotinar el Bachillerato sino que además pretenden fulminar de un plumazo la asignatura de Ética de 4º de ESO. ¡Luego nos quejamos todos de que los alumnos no tienen valores! Para intentar ocupar el hueco y escurrir el bulto ofrecen la asignatura pintoresca y cómica de Educación Para la Ciudadanía (EPC), que es una versión «progre» de la vetusta Formación del Espíritu Nacional (FEN), pero con temas banales. Sus contenidos académicos ya se daban en la asignatura de Etica.

La irracionalidad de tales planteamientos, esta fobia manifiesta hacia la Filosofía, sólo puede explicarse desde la psiquiatría. ¿No será que estos señores, que se llaman socialistas, arrastran desde su juventud un trauma inconfesable? ¿Tal vez sufrieron en sus carnes el fracaso escolar por no haber podido asimilar a Marx? Yo les recomendaría un buen psicoanalista, porque su desprecio hacia la Filosofía llega a ser incluso patológico.

E. Navarro


La Verdad, Murcia, viernes 6 de mayo de 2005

¿Educación para la Ciudadanía o Formación del Espíritu Nacional?

Enrique Ujaldón

El Gobierno ha presentado recientemente el anteproyecto de reforma del sistema educativo que debe sustituir tanto a la ley que elaboraron los anteriores gobiernos socialistas –la famosa LOGSE– como a la LOCE, promulgada por el Gobierno popular y que no tuvo tiempo de ser aplicada. Son muchas las sombras de la nueva ley, pero la primera reacción ante su lectura es el estupor, suscitado por las escasas diferencias con la ley que viene a derogar.

Si tan terrible era la anterior ley que justificó perder miles de horas de docencia por las huelgas de estudiantes y someter al sistema educativo a una situación de inseguridad permanente, ¿cómo es que se asumen tantos aspectos de aquella reforma y se proponen tan pocos cambios? Si tan necesario es un pacto por la educación, como ahora reclaman insistentemente las autoridades educativas, ¿por qué no intentaron alcanzarlo cuando estaban en la oposición, como el Gobierno les reclamaba?

Pero no es éste el objeto del presente artículo, sino justamente alguna de las diferencias que existen entre la ley del PP y la que propone ahora el PSOE, puesto que las diferencias, siendo menos de las que cabría esperar, siguen siendo importantes. Muchas están siendo señaladas, pero hay una que corre el riesgo de pasar inadvertida: la desaparición de la Ética y de la Filosofía del sistema educativo.

La Filosofía ha jugado un papel básico en la formación de nuestros estudiantes desde hace muchos años. Era obligatoria en el BUP y el COU y lo fue hasta que la entrada en vigor de la LOGSE la suprimió. El último gobierno del PP la reintrodujo con un gran consenso educativo y sin ninguna oposición por parte del PSOE, que ahora la vuelve a suprimir.

Quizás muchos padres no sientan necesidad de que sus hijos (que quieren estudiar ingeniería o medicina) estudien Filosofía y se alegren, por tanto, de la medida. Craso error, porque la asignatura quedará curiosamente como obligatoria para los alumnos de ciencias. Son los alumnos que estudien bachilleratos de Humanidades o de Ciencias Sociales (nuestros futuros historiadores, juristas y hombres de letras) los que no podrán estudiar Filosofía.

Si esta medida no merece un capítulo en la extensa Historia Universal de la Estupidez ya me dirán ustedes qué lo merece.

La función del bachillerato no es hacer especialistas (para ello el sistema educativo tiene otras vías) sino, entre otras cosas, conseguir que nuestros alumnos sean capaces de adaptarse a un mundo cambiante. La Filosofía pone a disposición del alumno las herramientas intelectuales que nuestra tradición de pensamiento ha ido forjando durante más de 2.500 años, capacitándoles para una comprensión más adecuada de un mundo cuyo destino está en nuestras manos.

En contra del dictamen, entre otros, del Consejo Escolar del Estado, el Gobierno socialista pretende eliminar no sólo las asignaturas de Filosofía sino también la de Ética. Serán sustituidas por Educación para la Ciudadanía. De ahí que sea de gran interés plantearse cuál es la diferencia entre aquellas asignaturas y ésta. Descubriremos que no se trata de algo que afecte sólo a los contenidos, sino más bien es una cuestión de talante.

La diferencia estriba en que las dos primeras se conciben como un ejercicio de reflexión sobre lo justo y lo bueno, lo correcto y lo incorrecto, el bien y el mal. En ellas se abordan, desde distintos puntos de vista, las diferentes concepciones formuladas sobre estos temas, su conflictiva historia y su lenta plasmación en las sucesivas declaraciones de Derechos. La Educación para la Ciudadanía parece dar por supuesto cuáles son los valores en los que todos hemos de coincidir. Si alguien se cree poseedor de la verdad y el bien, ¿por qué va perder el tiempo enseñando doctrinas falsas?

Las autoridades educativas socialistas se ofenden cuando se compara la Educación para la Ciudadanía con la Formación del Espíritu Nacional. Es verdad que la primera tiene una legitimidad democrática que la segunda no tenía. Y es verdad que con ella se pretende inculcar valores democráticos en nuestros jóvenes. Pero corre el serio riesgo de convertirse en una democracia al modo de Ibarretxe y de Hugo Chávez, pues no es cierto que la democracia lo legitime todo.

Como tantas veces han insistido algunos de esos filósofos que ahora quieren acallar, los derechos individuales, la libertad de conciencia, la libertad de opinión, y tantas otras, no deben estar al albur de las mayorías. Y cuando lo están, entonces esas democracias ocultan dictaduras. Así como entre los fines del Gobierno no está el defender a una determinada confesión religiosa, tampoco está decir qué debemos considerar correcto, justo y bueno.

Así pues, las autoridades educativas socialistas tienen ante sí una importante y difícil tarea de pedagogía política. Deben explicar bien cuáles son las nuevas necesidades educativas y por qué unas disciplinas son más idóneas que otras para desempeñar las funciones correspondientes. En particular, deben explicar qué ha ocurrido desde el Real Decreto del Currículo de Bachillerato de Octubre de 1992 para que la «crítica de las ciencias y de las ideologías» haya pasado a un segundo plano como necesidad educativa o qué nuevas razones han aparecido para que dicha función no sea ya considerada «responsabilidad directa e inmediata de la educación en la Filosofía», como allí se afirmaba. Pues si todo esto no es suficientemente explicado la opinión pública podría pensar que importa poco o, peor aún, que se persigue precisamente lo que se pretendía evitar en 1992, a saber: la ideologización de las aulas.

Enrique Ujaldón es catedrático de Filosofía y presidente de la Sociedad de Filosofía de la Región de Murcia.


En Oviedo a 6 de mayo de 2005

Comunicado de la Plataforma de Profesores y Estudiantes de Filosofía de Asturias

Reunidos profesores de Filosofía de la Universidad de Oviedo, profesores de Filosofía de los institutos de Asturias, y estudiantes de Filosofía para analizar el anteproyecto de la L.O.E. (Ley Orgánica de Educación), se constituyen en Plataforma para la defensa de la Filosofía en Secundaria, Bachillerato y Universidad, Acordamos transmitir lo siguiente:

  1. Expresar el más enérgico rechazo a la propuesta del anteproyecto porque éste lleva a la desaparición de las asignaturas de Ética, Filosofía e Historia de la Filosofía en la educación Secundaria y el Bachillerato.
  2. Manifestar que las materias de Filosofía están socialmente consolidadas y contribuyen a formar la pluralidad del pensamiento, el contraste de ideas, etc., sin lo cual no hubiera sido posible la Democracia y el Proyecto Europeo en el que estamos inmersos.
  3. Destacar que, además, la supresión o disminución de tales saberes entran en abierta contradicción con los objetivos de todas las leyes educativas elaboradas en la Democracia.
  4. Igualmente desean llamar la atención sobre el hecho de que un alumno inmerso en el proceso educativo necesita una comprensión cabal del mundo, de la sociedad y del ser humano para llegar a ser ciudadano. Y esto sólo podría darse si en su formación la Filosofía tiene una presencia troncal y común para todos.
  5. Señalar que las medidas restrictivas del anteproyecto LOE también pondrían en peligro la existencia de la Filosofía en la Universidad, que es la encargada y responsable de proporcionar a la Sociedad los futuros especialistas y profesores de Filosofía.

Por todo ello, entendemos que las asignaturas de Ética, Filosofía, e Historia de la Filosofía deberían seguir siendo comunes para todo el alumnado con independencia de las opciones especializadas.

Y, en segundo término, manifestamos el deseo de que Ética, Filosofía, e Historia de la Filosofía mantengan, al menos, su actual situación, respectivamente en 4º de la ESO, 1º y 2º de Bachillerato.

Por último, estiman que las nuevas materias incorporadas por el anteproyecto de ley no deberían ni sustituir ni alterar las actuales materias filosóficas, por la sencilla razón de que son materias distintas.

Hacemos, así mismo, una llamada a la unión con el resto de los movimientos que se manifiestan en el mismo sentido.

En nombre de la Plataforma de Profesores y estudiantes de Filosofía, sus coordinadores: Silverio Sánchez Corredera, Enrique Suárez Ferreiro y Miguel Ángel Navarro Crego.


Madrid, 13 de mayo de 2005

Jornada sobre «Educación para la ciudadanía en una sociedad democrática»

Sala María Zambrano. Círculo de Bellas Artes. Alcalá nº 42

Organiza
Fundación Educativa y Asistencial CIVES
Colabora:
Cátedra de Laicidad y Libertades Públicas Fernando de los Ríos de la Universidad Carlos III de Madrid
10:00 Inauguración:
D. Alejandro Tiana Ferrer, Secretario General de Educación y Formación Profesional del Ministerio de Educación y Ciencia.
D. Victorino Mayoral Cortés, Presidente de la Fundación CIVES y de la Liga Española de la Educación y la Cultura Popular.
D. Dionisio Llamazares Fernández, Director de la Cátedra de Laicidad y Libertades Públicas Fernando de los Ríos.
10:45 Conferencia:
«Educación para la Ciudadanía: contenidos y procedimientos» D. Luis Gómez Llorente, Profesor de Filosofía.
12:30 Conferencia:
«¿Educar o adoctrinar?» D. Fernando Savater, Filósofo y escritor.
16:30 Mesa redonda:
«Profesores de Historia y Filosofía ante la asignatura Educación para la Ciudadanía». Modera: D. Enrique Roca, Vocal Asesor de la Secretaría General de Educación del Ministerio de Educación y Ciencia.
D. Cristóbal García Del Rosario, Catedrático de Historia.
D. Luis Mª Cifuentes Pérez, Catedrático de Filosofía.
D. Ernesto Gómez Rodríguez, Profesor Titular de Didáctica de las Ciencias Sociales de la universidad de Málaga.
D. Oscar Celador Angón, Profesor Titular de Derecho Eclesiástico del Estado en la universidad Carlos III de Madrid.
D. Florentino Muñoz García, Catedrático de Filosofía.
18:00 Mesa redonda:
«Los movimientos sociales y educación para la ciudadanía»
Modera: D. Julio Ordóñez Marcos, Vicepresidente de la Fundación CIVES
Dª Lola Abelló, Presidenta de CEAPA.
Dª Enriqueta Chicano, Presidenta de la Federación de Mujeres Progresistas (FMP).
D. Ladislao Plaza, FETE-UGT
D. Luis Acebal, Vicepresidente de la Asociación Pro Derechos Humanos de España.
20:00 Clausura