Obras de Aristóteles Metafísica 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 Patricio de Azcárate

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Metafísica · libro octavo · Η · 1042a-1045b

V
De los contrarios. Cuestiones diversas

Hay seres que existen o no existen, sin que haya para ellos producción, ni destrucción: como los puntos, si hay realmente puntos: y también las formas y las figuras. No es lo blanco lo que deviene, es la madera que deviene o se hace blanca. Y todo [248] lo que se produce proviene de algo; y se hace o deviene algo. De aquí se sigue, que los contrarios no pueden provenir todos los unos de los otros. El hombre negro se hace un hombre blanco de otra manera que lo negro se hace blanco. Tampoco tienen los seres una materia, sino sólo aquellos para los que hay producción, y que se transforman los unos en los otros. Todos aquellos seres que existen o no existen, sin estar sujetos a cambio, no tienen materia.

Pero ocurre una dificultad. ¿Cómo se relaciona la materia de cada ser con los contrarios? Cuando el cuerpo, por ejemplo, tiene la salud en potencia, siendo la enfermedad lo contrario de la salud, ¿es que se encuentran en potencia una y otra en el cuerpo? ¿Es en potencia como el agua es vinagre y vino? ¿O bien uno de los contrarios constituye el estado habitual y la forma de la materia, mientras que el otro no es más que una privación, una corrupción contra la naturaleza? Otra dificultad es la de saber por qué el vino no es ni la materia del vinagre, ni el vinagre en potencia, por más que sea del vino de donde provenga el vinagre. ¿Y el ser vivo es un cadáver en potencia, o bien no lo es, y toda destrucción es tan sólo un accidente?

Pero la materia del animal es en potencia el cadáver por el hecho de la destrucción, y es el agua la materia del vinagre. El vinagre y el cadáver vienen del agua y del animal, como la noche viene del día. En todos los casos en que hay, como en éste, transformación recíproca, es preciso que en la transformación los seres vuelvan a sus elementos materiales. Para que el cadáver se haga un animal, debe por lo pronto pasar de nuevo por el estado de materia; y después, mediante esta condición, podrá hacerse un animal. Es preciso que el vinagre se cambie en agua para hacerse vino luego.


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  Patricio de Azcárate · Obras de Aristóteles
Madrid 1875, tomo 10, páginas 247-248