La phi simboliza la filosofía de tradición helénica, la ñ la lengua española Proyecto Filosofía en español
Antonio de Guevara 1480-1545

Libro áureo de Marco Aurelio

Capítulo XI
Cómo Marco el Emperador elegía los yernos que avían de casar con las infantas sus hijas, y cómo los buscava no ricos, sino virtuosos.


Caso que Marco Aurelio Emperador en las virtudes naturales sobrepujase a todos los mortales que mueren, por cierto en casar a sus hijas pareció tener parentesco con los dioses que siempre biven. Agora por él lo merescer, agora por los dioses de su voluntad se lo dar, fue tan dichoso en yernos cuerdos, quanto no muy fortunado en hijas honestas. Muerto el buen viejo, el descuido grande del príncipe su hijo en el regir y la no muy buena fama de las hijas en el bivir huvieran dado fin a la gloriosa memoria del padre si no fuera por la sobrada bondad de los yernos que él en su vida eligera. Cada día acontece lo que se pierde por malos hijos ganarse por virtuosos yernos.

Pues esto considerando Marco Aurelio el Emperador, los maridos para sus hijas no los tomava de los muchos que la vanidad del mundo le offrecía, sino de los pocos que por muy buenos se señalavan. Y como en los casamientos todo el error esté en cobdiciar la hazienda que está en la bolsa y no examinar la persona que ha de traer a su casa, mirándolo como sabio, casava sus hijas no con reyes estranjeros, sino con senadores naturales; no con los que descendían de altos romanos (como eran Scipiones, Fabricios y Torquatos), sino con los que con sus virtudes alcançavan buenos linajes. No las casava con los que presumían de proezas hechas por sus pasados, sino con los que resplandecían con hazañas de sus personas proprias. No los escogía por cierto muy ricos, sino muy [60] virtuosos; no bulliçiosos, sino asosegados; no resabidos, sino modestos; no entremetidos, sino vergonçosos; no habladores, sino callados; no sobresalidos, sino suffridos; no presumptuosos, sino humildes; no furibundos, sino pacientes; no con los más estimados entre los communes, sino con los de mayor merescimiento entre los sabios. En este caso de ninguno se fiava, porque no casava sus hijas con los que otros le loavan de lexos, sino con los que él en largo tiempo examinava de çerca.

Por cierto él tenía razón, porque las cosas que tocan al hombre en la honra no las deve el sabio confiar sólo por la información agena. No es sabio el que se atreve a hazer todas las cosas por su parecer sólo, y respectos tiene de simple el que las comete todas al parecer ageno. Y caso que el Emperador tuviese en el mirar buen semblante, y en el andar buen reposo, y en el hablar gran eloqüencia, y en el comer buena templança, y en las respuestas gran cautela, y en las sentencias y determinaciones era grave; pero en caso de casamiento era gravíssimo hasta se determinar, y esto mayormente acontescía, no quando él a otros, sino quando otros a él venían a rogar.

Pues acaesció que, en unas fiestas del dios Jano, andando el Emperador en el Campo Marçio en un cavallo rixoso escaramuçando, yendo desapoderado el cavallo, tropelló en un panthomimo que andava cavallero en un búbalo; y, cayendo todos, el truhán murió, el búbalo rebentó, el cavallo se mancó y el Emperador en un pie quedó herido y de un braço desconçertado. Cresció tanto el mal, que a él puso en peligro, y a Italia en tristeza, y a toda Roma en sospecha de su vida. Y como pocos días antes se huviese començado a hablar un casamiento para la infanta Macrina, su hija terçera, diéronle priesa al Emperador se determinase aquel día. Y él por los dolores del braço, y la sangre que estava quajada en el cuerpo, y las ansias del coraçón que por aquella demanda se le avían offrecido, dilató la respuesta para otro día, el qual venido y puestos todos en su presencia, dixo estas palabras. [61]


{Antonio de Guevara (1480-1545), Libro áureo de Marco Aurelio (1528). Versión de Emilio Blanco publicada por la Biblioteca Castro de la Fundación José Antonio de Castro: Obras Completas de Fray Antonio de Guevara, tomo I, páginas 1-333, Madrid 1994, ISBN 84-7506-404-3.}

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Antonio de Guevara
La versión del Libro áureo de Marco Aurelio, preparada por Emilio Blanco, ha sido publicada en papel en 1994 por la Biblioteca Castro, y se utiliza con autorización expresa de su editor y propietario, la Fundación José Antonio de Castro (Alcalá 109 / 28009 Madrid / Tel 914 310 043 / Fax 914 358 362).
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