La phi simboliza la filosofía de tradición helénica, la ñ la lengua española Proyecto Filosofía en español
Antonio de Guevara 1480-1545

Oratorio de religiosos y ejercicio de virtuosos

Capítulo IIII
De los grandes engaños que hay en el mundo, y de lo que la escritura divina y humana siente de su perdición y daño.


[OJO falta inicio cap 4]

[VIIv] otra cosa ninguna, sino que no me entierres en esta tierra. Egipto y Babilonia siempre son tomados en mala parte en la sagrada escritura: y de aquel es, como Jacob rogó a su hijo, que le sacase los huesos de Egipto, hemos nosotros de rogar al señor nos saque de los peligros del mundo: ado no podemos dejar de pecar, como en Egipto de idolatrar. Mucho es de ponderar, que el patriarca Jacob no rehusó de en Egipto vivir, y rehusó de en Egipto se sepultar: para darnos a entender, que no está el daño en que vivamos en el mundo como huéspedes, sino en elegir en él sepulturas como naturales: porque el buen cristiano tan de camino ha de vivir, y tan prestado ha de tomar las cosas del mundo, como el que llega a la venta ya de noche, y se ha de partir antes que amanezca. Sepultado está en Egipto, el que todavía tiene resabios del mundo: y allá tiene también los huesos, el que de las vanidades mundanas no tiene sus deseos despegados: por manera, que con más razón podríamos al tal llamarle egipciano que no cristiano. Y porque las salidas que hicieron Abraham de Caldea, y Jacob de Egipto, el uno en vida y el otro en muerte, significan la salida que hemos de salir del mundo, para seguir e imitar a Cristo: razón es de saber y examinar aquí quién es este mundo de do hemos de salir, y qué males hay en él porque le hemos de dejar.

Platón y Aristóteles, y Demócrito, y Empédocles: sobre escribir el mundo y sus principios, tuvieron entre sí tanta porfía y contienda, que por sustentar cada uno su opinión, y que valiese más su razón, se hicieron tanta guerra con sus penulas, como Cesar y Pompeyo con las lanzas. Pitágoras quiere probar, que el universo es uno, y el mundo es otro. Tales defiende, que no hay más que un centro y un norte, y un mundo: y Metodoro por el contrario afirma, que hay dos nortes, dos centros, y dos mundos. Aristóteles siente ser el mundo eterno: Platón dice, que no es eterno sino que tuvo principio. Sócrates dijo, que después de treinta y siete mil años tornarían todas las cosas como de primero habían sido: es a saber, que el tornaría allí a leer, y Dionisio a ser tirano en Sicilia, y Julio César a enseñorear a Roma, y Aníbal a conquistar a Italia, y Escipión a tomar a Cartago: y allí de todas las otras cosas del mundo. En estas y otras semejantes vanidades y curiosidades ocuparon muchos tiempos, y aun escribieron muchos libros: y al fin las verdades que hallaron fueron pocas, y las bobedades que dijeron fueron muchas: porque la menor parte de lo que ignoraron, fue muy mayor que todo lo que supieron. El mundo de quien los filósofos hablaron y disputaron es, la tierra y el aire y el fuego y el agua: y tomando desta manera al mundo, no hay razón que de él nos podamos quejar, pues sin él no podemos corporalmente vivir.

Cuando Cristo reprehendía al mundo, no reprehendía al agua que se dijo del acocear, ni al aire que le obedeció en la mar, ni a la tierra que en su muerte se puso a temblar, ni a la luz que cesó de alumbrar, ni a las piedras que se quisieron quebrantar, ni a los árboles que se dejaron secar, ni aun a los monumentos que se permitieron abrir. A muchos muchas veces oímos decir, oh triste mundo, oh mal mundo, oh engañoso mundo, y oh inestable mundo: de manera, que por una parte se dejan de él engañar, y por otra no cesan de él se quejar. El mundo ado nacimos y ado vivimos, muy diferente es del mundo de quien nos quejamos, y contra quien peleamos: porque sin el uno no podemos vivir, y con el otro no nos podemos apoderar. Viniendo al caso, no es otra cosa este mal mundo, sino la vida que hacen los mundanos que están en pecados: ado la tierra es la avaricia, el fuego la codicia, el agua la inconstancia, el aire la locura, las piedras la soberbia, el sol la prosperidad: y la luna la mutabilidad. Venit enim princeps mundi huius: et in me non habet quicquam: dijo Cristo por San Juan: como si dijera: Cuando viniere el príncipe deste mundo a hacer cuenta con los suyos, no tendrá parte en mi, ni en ninguno de los míos. Oh palabras tristes, oh palabras lastimosas: por las cuales parece, apartar de sí Cristo a este mundo malo, y darles por señor al que es señor del infierno: pues dice y afirma, que ni ellos tendrán parte en él, ni él tendrá parte en ellos.

San Agustín sobre estas palabras dice: A la hora que a los mundanos, y a sus mundanas vidas llamó Cristo mundo, y vecinos del mundo, a la hora los llaman siervos del pecado, y les da por su señor al demonio. ¿Qué piensas que son los vecinos deste mundo, sino la soberbia, la avaricia, la ira, la envidia, la blasfemia, la glotonería, y la vanidad y locura? Y tú no sabes que en este mal mundo es, ado los que son buenos y virtuosos traen sobre los pies a los vicios: y ado solos los vicios son señores de los viciosos.

San Anselmo dice: Si cotejamos los trabajos que pasamos con los elementos, y los que padecemos con los vicios: hallaremos por verdad, que no hay igual trabajo en la tierra, como el que se pasa en la mala vida. Por ventura no es peor caída, caer de un codo de soberbia, que no de una torre altísima: Por ventura no tiene más peligro, el que es perseguido de la envidia, que no el que está descalabrado de una pedrada: ¿Por ventura no tienen más peligro, los hombres entre los vicios y regalos: que no entre los animales brutos? Por ventura no tienen más peligro, los que arden en el fuego de la avaricia, que no los que moran cabe el monte Etna? Este pues es nuestro crudo enemigo, este es el amigo sementido, este es el que nos pone en trabajo, este es el que nos quita el reposo, este es el temido de los buenos, este es el amado de los malos: finalmente digo, que este es el mullidor de todos los vicios, y el vergudo de todos los virtuosos. ¿Qué más quieres que te diga, sino que este traidor es, el que con todos tiene cuenta, y al que nadie toma cuenta? Lo de suso es de San Anselmo.

Visto pues lo que es el mundo, si los hombres fuesen tan cuerdos en lo mirar, como son livianos en lo seguir, hallarían por verdad que jamás halaga con prosperidad, sin que amenaze con adversidad: porque debajo de la mayor fuerte que es el seis, está la menor de todas que es el as. De la casa de Dios dice el profeta est ibunt de virtute in virtutem: y de la casa del demonio dice ese mismo profeta est abyssus abyssum invocat: es a saber, que un malo convida a otro ser malo, y una locura despierta a otra locura, y un pecado llama a otro pecado, y una vanidad llama a otra vanidad: de manera, que no se va razón tras razón, sino confusión tras confusión. Uno de los engaños del mundo es, que en los hombres que les sobran los años, y que era razón que ya les faltasen los vicios, en aquellos enciende más el fuego, para que de nuevo tornen al mundo: de manera que en los ricos pone nueva codicia, y en los viejos nueva avaricia.

San Agustín en sus meditaciones dice: Oh mundo inmundo, cómo en breve espacio nos recibes y nos despides, nos allegas y nos desechas, nos alegras y nos entristeces, nos ensalzas y nos humillas, nos halagas y nos castigas: finalmente digo que estamos tan sin contigo, que teniendo en casa el ladrón, salimos fuera a hacer la pesquisa. San Bernardo en una epístola dice: Como el mundo tiene experiencia de tantos años, tiene para los hombres sus apetitos aparejados: es a saber, para el que es presuntuoso honras, para el goloso manjares, para el avaro riquezas, para el carnal carnalidades, y para el bullicioso negocios: de manera, que después que los tiene a todos cebados, echa sobre [VIIIv] ellos la red de los vicios. Si el mundo regalase a sus amadores como los trabaja, si los consolase como los atribula, si los admitiese como los despide, si los perpetuase como los acaba: creo y no dudo, que ni de Dios habría memoria, ni de pecar tendría nadie vergüenza. Marco Aurelio en una epístola a Torcato dice: Cuán lejos estás tú oh mundo, de todo lo que es justo, tan lejos ha de estar de ti el que quiere ser justo: porque naturalmente eres amigo de novedades, y enemigo de virtudes. Si quieres pues saber quién es el mundo, hágote saber que es un embaidor de malos, y un verdugo de buenos, una sima de vicios, una yunque de virtudes, un émulo de la paz, un amigo de la guerra, un agua dulce de vicios, y una hiel de virtuosos. Es el mundo muy ligero para nos engañar, y muy lerdo para nos remediar: lo cual parece claro, en que si nos persuade a vengar una afrenta es, porque en vengarla recibamos otra nueva injuria: de manera, que este maldito adalid y marginado que nos lleva por tierra segura, da con nosotros en la celada.

San Jerónimo en una epístola dice: Si a las primeras tentaciones que el mundo nos representa, le quisiésemos resistir, no osaría él tantas veces nos acometer: porque de nuestra poca resistencia, le nace a él tanta osadía. San Crisóstomo en una homilía dice: Dime yo te ruego, oh mundano, ¿qué premio esperas del mundo, para que por servirle esperes tanto trabajo? Pensar que te puede dar vida perpetua, es burla pensarlo, y locura esperarlo: porque al tiempo que nos es más dulce la vida, se nos entra por nuestras puertas la muerte. Mire pues cada uno lo que hace, y no menos lo que piensa: porque al tiempo que pensamos tener ya hecha paz con la fortuna, entonces nos pone una nueva demanda. Dedit semetipsum pro nobis: ut eriperet nos de presenti seculo nequam, dijo el apóstol escribiendo a la Iglesia de Galacia: capit. I. Como si dijera: Tan excesivo fue el amor que nos tuvo Cristo, que por librarnos de las manos deste mundo malo, consintió en crucificar a su precioso cuerpo. San Agustín sobre el apóstol dice: ¿Cuál es el apóstata que osa decir y afirmar, que es el mundo bueno, jurando y perjurando el apóstol que es malo y perverso? Da Cristo su preciosa vida por librarte deste mal mundo, y no quieres tú darle el alma por librarla del infierno: Malo por cierto es el mundo, pues lo de ayer ya pasó, lo de hoy ya se pasa, lo de mañana no comienza, lo más firme ello se cae, lo más recio presto quiebra, lo más sano luego enferma, y lo más deseado nunca llega: de manera, que en cien años de vida, no tenemos contento una hora. Con razón te llama el apóstol malo y perverso: pues prendes y no sueltas, atas y no aflojas, lastimas y no consuelas, robas y no restituyes, alteras y no pacificas, deshonras y no halagas: y lo que es peor de todo, que nos matas sin nos oír, y nos sepultas sin nos morir. Lo de suso es de Agustino.

Hugo de arra anime dice: Déjame y dejarte he oh mundo: pues en ti, ni por ti, ni cabe ti, no hay gozo sin sobresalto, no hay paz sin discordia, no hay amor sin sospecha, no hay reposo sin bullicio: no hay abundancia sin pobreza, no hay honra sin mácula, no hay hacienda sin contienda, ni aun hay estado sin queja, ni amistad sin malicia. San Jerónimo sobre el apóstol dice: No inmérito llama el apóstol al mundo mundo malo, pues en su casa promete para no dar, sirven a no pagar, convidan para engañar, subliman para abatir, trabajan hasta morir, toman para no dar, prestan a no tornar: y lo que es peor de todo, que honran para infamar, y castigan sin perdonar. Prosper en sus sentencias dice: Las codicias del mundo son [IXr] que en su casa y compañía abaten a los sublimados y subliman a los abatidos, pagan a los traidores y arrinconan a los leales, honran a los infames, e infaman a los famosos, inquietan a los pacíficos, y pacifican a los bulliciosos, sueltan a los maliciosos, y condenan a los ignorantes, despiden a los sabios, y dan salario a los necios: de lo cual todo se sigue, hacer allí todos todo lo que quieren, y muuy pocos lo que deben. San Bernardo en el libro de consideratione dice: Una de las grandes maldades que hay en el mundo es, que al temerario llaman esforzado, y al cobarde recogido, al importuno diligente, al perezoso pacífico, al escaso modesto, al pródigo magnánimo, al hablador elocuente, al necio callado, al disoluto enamorado, al honesto tibio, al apocado sufrido, al malicioso simple, y al simple necio. San Crisóstomo en el libro de mysterio crucis dice: El que en ti, oh mundo acierta, aquel va más perdido, el que te halla es el peor librado, el que te vandea es más afrentado, el que te sirve es peor pagado, el que te contenta está más descontento, el que más contigo priva es el más desprivado: y el que más en ti confía aquél está más desconfiado. San Gregorio sobre el Ezequiel dice: La rueda dentro de otra rueda que vio el profeta, es un engaño dentro de otro engaño, que tiene en sí el mundo: porque es en sí tan malo, y con los que trata tan engañoso, que ni aprovechan dones que le den, servicios que le hagan, lisonjas que le digan, regalos que le prometan, caminos que le sigan, fidelidad que le guarden, ni aun amistad que le tengan.

Como en las vidas de los padres dijese un monje a un viejo, que se quería tornar al mundo, a desprender algo de lo que sabían los otros, respondió el viejo: Mira hijo que es tentación del demonio, quererte tornar a estudiar al mundo: porque la doctrina que allí enseñan es, hablar hasta mentir, perseguir hasta matar, amar hasta desesperar, comer hasta regoldar, beber hasta reversar, tratar hasta robar, requestar hasta engañar, porfiar hasta reñir, y aun pecar hasta morir. Preguntado Chillo el filósofo, si había en el mundo algún hombre contento, respondió: Ni lo he visto, ni lo he oído, vivir en este mundo nadie contento: porque si es pobre querría tener, si es rico querría valer, si es abatido querría subir, si es olvidado querría medrar, si es flaco querría arreciar, si está afrentado querríase vengar, si es ambicioso querríase estimar, si es vicioso querríase holgar. Eurípides el filósofo, preguntado por el rey Demetrio, que qué le parecía de la flaqueza humana, y de la brevedad de la vida, respondió: Paréceme, oh rey Demetrio, que no hay cosa en esta vida segura, pues todas padecen eclipse cada día. A esto le respondió el rey. Oh cuán bien habías dicho Eurípides, si como dijiste que todas las cosas se mudan cada día, dijeras cada hora: pues no hay cosa en este mundo, más cierta, que ser todas las cosas inciertas. Como Alcibíades el griego se jactase un día, que eran tan grandes sus hazañas, que daban a los muertos que desear, y a los vivos que contar, díjole Aristarco filósofo: Cata Alcibíades que en las más profundas mares peligran las naos, en los muy altos montes hieren los rayos, en los más verdes ramos se enligan los pájaros, en los más celados anzuelos caen los peces, y a los superfluos árboles combaten más los vientos: quiero decir, que a nadie la fortuna da de mano para derrocar, sino aauel a quien primero dio el pie para subir. [IXv]


{Antonio de Guevara (1480-1545), Oratorio de religiosos y ejercicio de virtuosos (1542). El texto sigue la edición de Valladolid 1545, por Juan de Villaquirán, 8 hojas + 110 folios.}

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