La phi simboliza la filosofía de tradición helénica, la ñ la lengua española Proyecto Filosofía en español
Antonio de Guevara 1480-1545

Reloj de Príncipes / Libro I

Capítulo XLV
Cómo Creso, rey de los lidos, fue muy amigo de sabios, y de una carta que escrivió al philósopho Anatharso, y de otra carta que le responde el mismo philósopho; y de siete géneros de hombres viciosos que los príncipes tienen en sus casas, por los quales no es honesto a los hombres sabios morar en ellas.


En el año de la creación del mundo de quatro mil ccclv, en la tercera edad del mundo, siendo rey de los assirios Sardanápalo, y siendo rey de los ebreos Ozías, y siendo pontífice del templo el santo Elchías, y siendo viva Rea, madre que fue de Rómulo, en el segundo año de la primera Olimpiada, tuvo principio el grande y muy famoso reyno de los lidos. Según dize Plinio, libro v Naturalis Historie, Lidia es en Asia la menor, y llamóse primero Meonia, después se llamó Lidia y agora se llama Morea. Este reyno de los lidos tuvo ciudades muy insignes, conviene a saber: a Épheso, a Cholofoir, a Calzomena y a Phorca. El primero rey de los lidos fue Ardisio, varón de gran ánimo y de nación griego, y reynó xxxvi años; el ii rey fue Aliaces, y reynó xiiii años; el iii rey fue Meleo, y reynó xii años; el iiii rey fue Candanle, y reynó iiii años; el v rey fue Gingio, y reynó v años; el vi rey fue Cerdo, y reynó vi años; el vii rey fue Sadiates, y reynó xv años; el viii rey fue Aliates, y reynó xlix años; el ix rey fue Creso, y reynó xv años.

Deste rey Creso cuenta Xenophón que fue más esforçado en las cosas de la guerra que no dispuesto en su persona, aunque era coxo de un pie, tuerto de un ojo, en la cabeça no tenía pelo y en el cuerpo le faltava muy poco para ser enano. Junto con esto, fue este rey Creso hombre muy justo, muy [325] verdadero, muy magnánimo, muy piadoso, muy esforçado y, sobre todo, muy enemigo de los ignorantes y muy amigo de los sabios. Deste rey Creso dize Séneca en el libro De clemencia que fue tan amigo de sabios, que los griegos, en los quales estuvo la fuente de la eloqüencia, le llamavan no amador, sino enamorado de sabios; porque jamás hombre enamorado hizo tanto por alcançar una dama, quanto él hazía por traer un sabio a su tierra. Siendo, pues, este rey Creso señor de muchas bárbaras naciones, las quales eran más amigas de bever sangre de innocentes que no de aprender sciencias de hombres prudentes, acordó Creso como excellente príncipe para la consolación de su persona y para el remedio de la república buscar todos los mejores sabios que avía en la Grecia.

En aquellos tiempos florecía el muy famoso philósopho Anatharso, el qual, aunque avía nascido entre los scithas, residía en Athenas; porque en la academia de Athenas no reprochavan a los que eran bárbaros, sino a los que eran viciosos. A este filósofo Anatharso embió el rey Creso un embaxador no con poca auctoridad y riqueza a persuadirle, a combidarle, a rogarle y aquellos dones presentarle para que tuviesse por bien de venir a ver su persona y dar orden en la reformación de su república. El rey Creso, no contento con los muchos dones que le embiava y con lo que por su embaxador le ofrescía, de su propria mano le escrivió esta carta.

Carta del rey Creso al philósopho Anatharso

Creso, rey de los lidos, a ti, Anatharso, el gran philósopho que resides en Athenas, salud a tu persona y aumento de virtud te desea. En esto verás quánto te amo, en que sin verte ni conocerte te escrivo; porque las cosas que por los ojos no han sido vistas pocas vezes del coraçón son amadas de veras. Si tuvieres en poco, como a la verdad es poco, los dones que te embío, ruégote tengas en mucho el ánimo y voluntad con que te los embío; porque los coraçones generosos no lo que les dan, sino lo que les dessean dar reciben. Yo desseo corregir esta tierra bárbara, yo desseo ver emendada la república, [326] yo desseo algún exercicio bueno para mi persona, yo desseo dar otra orden de la que ay en mi casa, yo desseo comunicar con un sabio algunas cosas de mi vida; y ninguna de todas estas cosas se pueden hazer sin tu presencia; porque jamás se hizo cosa buena si no anda de por medio la sabiduría. Yo soy tuerto, yo soy coxo, yo soy pelado, yo soy contrahecho, yo soy enano, yo soy negro, yo soy corcobado; finalmente entre los hombres yo soy monstruo. Pero todas estas fealdades públicas no igualan con otra fealdad que me queda secreta, conviene a saber: que soy tan desdichado, que no tengo comigo un philósopho; porque no ay igual fealdad ni torpedad en el mundo como es no tener compañía o conversación con un hombre sabio. Téngome por muerto, aunque a los simples parezco bivo, y es la causa de mi muerte que no tengo comigo ningún sabio; porque a la verdad sólo aquél vive entre los vivos que está rodeado de sabios. Mucho te ruego que vengas, y por los immortales dioses te conjuro de venir no te escuses; y, si no lo hizieres por lo que yo te ruego, hazlo porque eres obligado; porque muchas vezes condescienden los hombres a hazer aquello que aun no querrían oýr más por cumplir con la nobleza propria que no por satisfazer con la demanda agena. Creerás y tomarás lo que mi embaxador de mi parte te diere y te dixere allá, y por esta mi letra te prometo que, venido acá, seas despensero de mis thesoros, único consejero en mis negocios, secretario de mis secretos, padre de mis hijos, reformador de mis reynos, ayo de mi persona, caudillo de mi república; finalmente Anatharso será Creso porque Creso sea Anatharso. No digo más sino que los dioses sean en tu guarda, y a essos dioses ruego encaminen tu venida, etc.

Partióse el embaxador para Athenas llevando consigo esta carta y mucho oro y joyas; y acaso estava Anatharso leyendo en la achademia, y el embaxador díxole allí en público la embaxada, y presentóle los dones, y diole la carta, de lo qual estavan todos espantados en la academia; porque los príncipes bárbaros no buscavan philósophos para governar la república, sino para quitarles la vida. El gran philósopho Anatharso, oýda la embaxada, y vistos los dones, y rescebida la carta, sin [327] mostrar mudança en el rostro, ni elación en la persona, ni turbación en la lengua, ni cobdicia en la riqueza, luego allí delante todos los philósophos dio por palabra la respuesta, y conforme a ella escrivió de su propria mano esta carta.

Carta del filósofo Anatharso para el rey Creso

Anatharso, el menor de los philósofos, a ti, Creso, el mayor y más poderoso rey de los lidos, la salud que le desseas y el aumento de virtud que le embías te embía. Muchas cosas nos dizen acá assí de tu reyno como de ti, y muchas cosas os dizen allá assí de nuestra achademia como de mí; porque mucho se ceva el coraçón umano en saber las condiciones y vidas de todos los del mundo. Dessear y procurar de saber todas las vidas de los malos para emendar las nuestras es bueno; dessear y procurar de saber las vidas de los buenos para imitarlas es muy bueno; pero, ¿qué haremos?, que los malos no dessean oy saber las vidas de los malos sino para encubrirlos, y no dessean saber la vida de los buenos sino para perseguirlos. Hágote saber, ¡o!, rey Creso, que los philósophos de Grecia no sienten tanto trabajo en ser virtuosos quanto sienten en defenderse de los malos; porque a la virtud, si le hazéys rostro, luego de vos se dexa tomar; pero el malo, por beneficios que le hagan, jamás se dexa vencer. Bien tengo yo creýdo que no es tan grande la tyranía de tu reyno como dizen acá, ni tampoco has tú de creer que soy yo tan virtuoso como te informan allá; porque a mi parescer los que cuentan nuevas de tierras estrañas son como los pobres que traen las ropas muy remendadas, que son más los remiendos que añaden de viejo que no el paño que tienen suyo proprio. Guárdate, rey Creso, y no seas tú como son los príncipes bárbaros, que tienen buenos dichos y malos hechos, porque quieren encubrir con dulces palabras la infamia de sus malas obras. No te maravilles de que nosotros los philósophos huyamos de vivir con príncipes que tienen cargo de regir reynos; ca los príncipes malos en sus casas no quieren tener sabios sino para escusa de sus yerros, porque haziendo (como hazéys) las cosas de [328] hecho y no de derecho, queréys que piense el vulgo las hezistes por consejo del sabio.

Hágote saber, rey Creso, que el príncipe que dessea regir muy bien su pueblo no se ha de contentar con tener en su casa solamente un sabio; porque no es justo que la governación de muchos se fíe del parecer de un solo. Tu embaxador lo dixo por palabra, y lo mismo suena tu carta: que has sabido cómo a mí me tienen por hombre sabio en toda la Grecia, y que (esto presupuesto) me ruegas tenga por bien de yr a governar tu república. Y por otra parte en hazer lo que hazes me condenas por ydiota, porque pensar tú que yo avía de tomar tu oro, no era otra cosa sino motejarme de necio. Ésta es la suprema prueva del que es verdadero philósopho, conviene a saber: si es verdadero menospreciador de las cosas del mundo; porque jamás se compadecieron la libertad del ánima y la solicitud de los bienes desta vida. ¡O!, rey Creso, hágote saber que no se llama sabio el que sabe más de los cursos del cielo, sino el que sabe menos de las cosas del mundo; porque el verdadero philósopho más provecho halla en ygnorar lo malo que no en aprender lo bueno. Hágote saber que yo tengo edad de sesenta y siete años, en los quales jamás reynó en mí yra si no fue quando me dieron tu embaxada y a mis pies vi puesta tanta riqueza; porque aquel hecho arguyó o que en ti faltava la cordura o que en mí sobrava la cobdicia. Aý te torno a embiar el oro que me embiaste, y tu embaxador te dirá como testigo de vista en qué manera tu oro escandalizó a toda la Grecia, ca jamás fue oýdo ni visto en la achademia de Athenas entrar oro; porque a los philósophos de Grecia no sólo tener riquezas les pornían culpa, mas aun mostrar dessearlas les sería infamia.

¡O!, rey Creso, si no lo sabes, es razón que lo sepas: que en los estudios de Grecia no aprendemos a mandar, sino a ser mandados; no a hablar, sino a callar; no a resistir, sino a obedecer; no adquerir mucho, sino contentarnos con poco; no a vengar offensas, sino a perdonar injurias; no a tomar lo ageno, sino a dar lo nuestro proprio; no a ser honrados, sino trabajar de ser virtuosos; finalmente deprendemos a aborrecer lo que los otros aman, que es la riqueza, y aprendemos a [329] amar lo que los otros aborrecen, que es la pobreza. O tú pensavas que aquel oro yo lo avía de recebir, o no. Si pensaste que yo recibiera tu oro, justo fuera que después tú no me recibieras en tu palacio; porque el hombre cobdicioso gran infamia es que sea al príncipe acepto. Si pensaste que no lo avía de recebir, no fueste cuerdo en tomar trabajo de me lo embiar; porque nunca los príncipes deven emprender tales cosas en que piensen que los súbditos les han de perder la vergüença en ellas. Cata, rey Creso, que aprovecha poco buscar con diligencia al médico y después no hazer cosa de lo que por él es ordenado. Quiero dezir que no aprovechará, mas ante dañará, yr yo a tu república y después no hazer lo que yo ordenare en ella; porque gran daño se sigue con xaropes alterar los humores si después no toman la purga para alançarlos. Por remediar esse tu reyno bárbaro y por satisfazer a tu buen desseo, yo determinaré de condecender a tu ruego y cumplir tu mandamiento, con tal que de las cosas siguientes tú me hagas seguro; porque no ha de hazer el labrador la sementera, si primero no tiene la tierra bien barbechada.

Lo primero, has de perder la mala costumbre que tenéys los reyes bárbaros, conviene a saber: en athesorar y no gastar los thesoros; porque todo príncipe que es muy cobdicioso de thesoro es impossible sea capaz de buenos consejos.

Lo segundo, has de desterrar no sólo de tu casa, mas aun de tu corte, a todos los hombres lisongeros; porque el príncipe que es amigo de lisonjas necessario es que sea enemigo de verdades.

Lo tercero, has de dexar la guerra injusta que agora tienes con los de Corintho; porque todo príncipe que es amigo de guerra estraña forçado ha de ser enemigo de la paz de su república.

Lo quarto, has de despedir de tu casa y compañía a todos los juglares y maestros de farsas; porque el príncipe que mucho se ocupa en cosas de burlas, al tiempo del menester mal se aplicará a las cosas de veras.

Lo quinto, has de proveer que todos los perezosos y vagabundos de tu persona sean desprivados y de tu casa despedidos; porque ociosidad y pereza crudos enemigos son de la sabiduría. [330]

Lo sexto, has de apartar y desterrar de tu Corte y Casa a todos los hombres bulliciosos y mentirosos; porque quando en la casa del príncipe se sufre tratar mentiras, es señal que el rey y el reyno van de caýda.

Lo séptimo, has de prometer que en todos los días de tu vida no has de importunarme que reciba ninguna cosa, ca el día que tú me corrompieres con dones será necessario corromperte yo con malos consejos; porque no ay sano consejo sino el del hombre que no es cobdicioso.

Si con estas condiciones el rey Creso quisiere al philósopho Anatharso, el philósopho Anatharso querrá la compañía del rey Creso; y si no, más quiero ser discípulo de philósophos que no rey de bárbaros. Vale, felix rex.

Quánta fue la humanidad y bondad de aquel príncipe Creso en humillarse a escrivir a un pobre philósopho, y quán grande fue el ánimo del philósopho en menospreciar el oro y dezir lo que dixo sobre aquel caso, no es necessario lo escriva mi pluma, pues lo manifiesta su letra. Noten, pues, aquí los príncipes qué tales han de ser los sabios que han de elegir, y noten aquí los sabios con qué condiciones en las casas de los príncipes han de entrar; porque ésta es una venta en la qual pocas vezes una de las partes no se halla engañada. [331]


{Antonio de Guevara (1480-1545), Relox de Príncipes (1529). Versión de Emilio Blanco publicada por la Biblioteca Castro de la Fundación José Antonio de Castro: Obras Completas de Fray Antonio de Guevara, tomo II, páginas 1-943, Madrid 1994, ISBN 84-7506-415-9.}

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La versión del Libro áureo de Marco Aurelio, preparada por Emilio Blanco, ha sido publicada en papel en 1994 por la Biblioteca Castro, y se utiliza con autorización expresa de su editor y propietario, la Fundación José Antonio de Castro (Alcalá 109 / 28009 Madrid / Tel 914 310 043 / Fax 914 358 362).
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