Filosofía en español 
Filosofía en español


6 de enero

Juana de Arco

La doncella de Orleans, que es el nombre con que se designa comúnmente a la célebre heroína Juana de Arco, por haber salvado a Orleans y aún a toda la Francia del poder de los ingleses, nació el 6 de Enero de 1412 en la pequeña aldea de Donremy, situada en las fronteras de la Lorena y la Champaña, y fueron sus padres unos humildes labradores. Tenía 17 años cuando, exaltada por un misticismo patriótico, se creyó destinada por el Cielo para ser la libertadora de su nación, que sostenía con Inglaterra la famosa guerra de los cien años y que por entonces miraba casi todo su suelo bajo la garra del leopardo británico. Tuvo éxtasis en que vio a Santa Margarita, Santa Catalina y San Miguel, y oyó voces de lo alto que le ordenaban el inmediato cumplimiento de su misión providencial.

En obediencia a tales mandatos, vistió militares arreos y se presentó al rey Carlos VII en Blois, ofreciéndole salvar a Orleans; y en efecto, marchó al frente de un pequeño destacamento, y en medio del asombro de los ingleses y del entusiasmo del pueblo, entró en la plaza. Ella condujo las tropas al ataque de las líneas enemigas; los sitiadores, llenos de terror supersticioso a la vista de aquella mujer, que tomaba a sus ojos, ya el aspecto de una maga diabólica, ya de una aparición celeste, hubieron de levantar el asedio, avergonzados y confusos, durante la noche del 7 al 8 de Mayo de 1429, y a los doce días de haber salido de Blois la heroína para dar comienzo a su empresa.

La grata nueva voló por toda la Francia, reanimando todos los corazones y sacudiendo fuertemente las fibras del patriotismo. Desde aquel instante cambió el aspecto de la guerra. Juana de Arco marchó de victoria en victoria desde Orleans a Reims, donde asistió, con su glorioso estandarte en la mano, a la consagración de Carlos VII, que ya sin dificultad avanzó sobre París, llevando consigo a la heroína, cuyo paso se vio constantemente dificultado por la multitud, que salía de todas las poblaciones inmediatas a rendirle verdadera adoración y pedirle que hiciera milagros. Pero ya los consejeros del rey, como igualmente los caudillos del ejército, mostraban disgusto por tal entusiasmo y aun rubor de que fuera una mujer la autora de tales hazañas. Así fue, que en el sitio de París no hubo gran deseo de secundar las órdenes de la joven aldeana, y ésta cayó herida en un asalto. Entonces fue conducida a los acantonamientos situados al Sur del Loira, donde, luego que se curó, continuó peleando; y habiéndose dirigido a Compiegne, cayó en poder de los Borgoñones, que sitiaban esta plaza y que la entregaron a los ingleses por 16.000 libran esterlinas.

Aunque ella, con gran heroísmo se arrojó para salvarse de la torre del castillo de Beaurevoir en que la encerraron, fue cogida de nuevo y trasladada al de Rouen. El obispo de esta ciudad, vendido a los ingleses, se prestó a servirles de instrumento en el odioso plan que habían formado de hacer que la doncella de Orleans fuese juzgada como herética y hechicera. Ella, durante el proceso, mostróse grande y sublime, mientras el rey, a quien había devuelto su corona, nada hizo por salvar a la libertadora de la Francia; y después de haberse anulado otra sentencia más suave que primeramente se le impuso, fue condenada a muerte de hoguera. En efecto; el día 30 de Mayo de 1431, la infeliz Juana de Arco fue quemada viva en la plaza del Mercado Viejo de Rouen, sin que el valor de la víctima se desmintiera un solo momento. Orleans y Donremy le han erigido estatuas, y en aquella ciudad todos los años el día 8 de Mayo se evoca su recuerdo en una solemne procesión cívica. La sentencia que la condenó como hechicera, fue luego anulada por el papa Calixto VII y recientemente se ha instruido expediente de canonización, con el objeto de declarar santa a la que fue quemada por herética.