Filosofía en español 
Filosofía en español


Francisco María Carlos Fourier

Biografía. Filósofo socialista francés, fundador del sistema y de la escuela de su nombre, n. en Besanzón el 7 de Abril de 1772 y m. en París el 9 de Noviembre de 1835. Era hijo de un comerciante que le dejó una modesta fortuna, y se dedicó a la profesión de viajante, visitando Alemania y Holanda, fundando después (1793) en Lyón un comercio de productos coloniales. Por haber tomado parte en el movimiento antijacobinista fue encarcelado, perdió su fortuna y estuvo a pique de ser condenado a muerte. Fue luego empleado de una casa de comercio de Marsella y corredor de comercio en Lyón; en 1803 publicó en el Bulletin de Lyón un artículo político, Le Triumvirat, que causó entonces gran impresión, llamando incluso la atención del cónsul Bonaparte. En los años que siguieron se dedicó en sus horas libres a estudios filosóficos. Como fruto de ellos apareció en 1808 una obra voluminosa, Théorie des quatre mouvements et des destinées générales, en la cual fundó su nuevo sistema socialista. Expuso hasta los menores detalles del mismo en Traité d'association domestique agricole (Besanzón y París, 1822), obra que se publicó en 1841 con el título Théorie de l'unité universelle. Los demás trabajos de Fourier, en parte muy extensos, no contienen en lo esencial otra cosa que repeticiones de las ideas expuestas ya en aquellas obras. Fourier fue incansable en procurar ganar adeptos para sus ideas, pero durante muchos años sus trabajos no lograron llamar la atención del público: finalmente, en 1820 consiguió formar en París una pequeña escuela. De 1808 a 1826 vivió alternativamente en casa de amigos y parientes, ya en Besanzón, ya en París; durante algunas temporadas estuvo colocado en casas de comercio. En 1826 se estableció en París y permaneció allí hasta su muerte. De entre los trabajos de Fourier, son, además, dignos de mencionarse: Le nouveau monde industriel et societaire, &c. (1829; 2ª ed., 1845); Pièges et charlatanisme des deux sectes Saint-Simon et Owen, &c. (1831); La fausse industrie, &c. (1835). Sus Oeuvres complètes aparecieron en París en 1840-46 en seis tomos (nueva edición, 1870).

Fourier, con Ricardo Owen y Saint-Simon, forman una trilogía de pensadores que sin ser todavía socialistas, suelen ser considerados como los economistas inmediatamente predecesores del socialismo. De todos modos, aunque Fourier preconice una nueva organización económico social, en la que quedaría abolido el régimen del asalariado y que su concepción del falansterio recuerde mucho las concepciones utópico comunistas de Owen, Campanella o Morus, su nombre debe más bien figurar en la extrema derecha entre aquellos tres predecesores del socialismo. Owen y Saint-Simon se atreven a atacar la propiedad privada, defendiendo la comunidad de bienes. Fourier, contrariamente, ni ataca a la propiedad privada, aun cuando quiere darle una nueva organización, ni al fundamento de la permanencia de aquélla, o sea la institución de las herencias, ni tan sólo se muestra partidario de una igualdad de clases sociales. El comunismo de Fourier, aparte ciertos limitados aspectos de la vida en común, es más bien un cooperativismo de producción y consumo.

A pesar de las extravagancias contenidas en sus publicaciones, hay que reconocer en Fourier una clara lucidez en su visión de la humanidad y en su percepción del porvenir. Suprimido el andamiaje, con alguna frecuencia excesivamente grotesco de sus concepciones, quedan en el fondo ciertas ideas que en su época representaron una gran novedad, y que hoy son ya de uso corriente, tales como su elogio de las sociedades por acciones, apenas conocidas en tiempo de Fourier; las ventajas de la cooperación; su oposición al industrialismo con su consiguiente teoría de vuelta a la tierra que hacen prever las campañas que más tarde había de emprender en igual sentido el escritor inglés Ruskin; su teoría en pro de la supresión del salario, &c., &c. Fourier, partiendo de un punto de vista en cierto modo individualista, procura la reforma de la sociedad mediante la división de la misma en pequeños grupos o falanges. En su nueva organización, a diferencia de la actual, confía en que no tendrían que ser violentadas ni constreñidas las tendencias individuales, de tal modo que, gracias a la ley que llama de «la atracción pasional» se transformarían en placeres los mismos trabajos que hoy sólo ejecutan las clases asalariadas, únicamente obligadas por su necesidad de vivir; con lo que cada hombre, al dedicarse a aquel género de actividad que más se acomodase a sus naturales disposiciones, al mismo tiempo que realizaría su propia felicidad, sería útil a sus semejantes. La plena manifestación y el desenvolvimiento de todos los apetitos, goces y sentimientos humanos los defiende Fourier con gran entusiasmo. De un modo especial en su obra Les quatre mouvements se entretiene en hacer una clasificación arbitrista y fantástica de las pasiones, elogiando sin medida la conveniencia de la plena libertad de los apetitos humanos, aun los de orden menos elevado. En dicha clasificación (que es, sin duda, la parte que puede considerarse como la más endeble de toda la utopía fourierista) llega a la conclusión de la existencia de 810 caracteres diversos que obedecen a 12 pasiones radicales. De ello deduce que en cada una de sus falanges, como sociedad completa, es preciso que existan representaciones de cada uno de esos caracteres, por lo que, multiplicando por dos aquella primera cifra, obtiene la cantidad de 1.620 personas que son las que deberían comprenderse en cada falange.

La nueva sociedad habría de tener por base la agricultura, y en su régimen económico debería ser substituida la gestión fragmentaria actual por otra unitaria. Los moradores de la falange vivirían en grandes construcciones adecuadas denominadas falansterios, suerte de edificio en el que cada cual ocuparía su propia habitación. Sin embargo, la comunidad de vida bajo un mismo techo, haría imposible una cierta identidad de sentimientos entre sus moradores y la aparición de pasiones y afectos distintos de los actuales, indispensables para la nueva organización económica. Sin esa vida en común ninguna reforma cree posible, equivaliendo, pues, aquélla a la creación del ambiente propicio, que tanta importancia tiene por lo expuesto en la concepción de Fourier como en la de su contemporáneo Owen. La vida en común haría, por otra parte, que se alcanzaran una suma de comodidades con un mínimo de esfuerzos, toda vez que en cada uno de los falansterios la mayor parte de los servicios serían colectivos (cocina, lavado, limpieza, &c.). En el falansterio no quedarían suprimidas las diferencias sociales. Gracias a las nuevas virtudes y hábitos, podrían convivir perfectamente ricos y pobres, sabios e ignorantes, toda vez que la vida en común dulcificaría las costumbres y allanaría sentimental y materialmente las diferencias. Cada falansterio comprendería una legua cuadrada de terreno, además del edificio principal destinado a habitación, y estaría situado en medio de paisajes agradables, abundantes en colinas, dotados de bosques y con terrenos, en fin, favorables a toda clase de cultivos destinados a la alimentación de cada falange. Además, existirían casas de campo y los establecimientos industriales indispensables para las necesidades del falansterio. En ese ambiente propicio, en el que se aseguraría un mínimo de subsistencia a cada uno de sus moradores, se establecería la nueva organización del trabajo y de la producción, dirigida esta última principalmente a satisfacer las necesidades de cada grupo. Si el mal de la sociedad actual, desde este aspecto, consiste en que el trabajo es considerado como una carga y una maldición, en el falansterio, por el contrario, como el hombre no estaría obligado a trabajar ni aun para asegurar su pan cotidiano, ni en virtud de ninguna coacción religioso moral o social, ni tan sólo por afán de lucro, sino por puro placer, por la necesidad estrictamente personal e íntima de asignar un fin a nuestra actividad, el trabajo se convertiría en una ocupación agradable. Fourier creía que sus futuras sociedades falansterianas producirían todavía beneficios, los cuales debían ser distribuidos, asignando el 5/12 al trabajo, el 4/12 al capital y el 3/12 al talento, esto es, a las personas designadas por elección, a cuyo cargo correría la dirección de cada falange. Nótese cómo en la nueva organización no se proponía eliminar el capital, bien que éste debía principalmente estar representado por acciones distribuidas entre los habitantes de cada falansterio. La concepción de Fourier en el fondo es un elogio, una glosa del cooperativismo. Sus ideas no han cuajado, es cierto, en la creación de falansterios, pero su visión de las ventajas de la producción en común de artículos destinados al consumo de una colectividad, o de adquisición igualmente en común de objetos destinados a la misma ha tenido una feliz realización, y el movimiento cooperativista ha de reconocer en Fourier como el fundador más o menos consciente del mismo. En cuanto al problema de la habitación, las agrupaciones de las mismas en forma de ciudades-jardines, alejadas de los grandes núcleos de población, ¿no intentan resolver algunos de los aspectos entrevistos por Fourier?

Entre los discípulos de éste, aparte de Froebel, nombre que tanta importancia tiene dentro de la moderna pedagogía y que desde el punto de vista de la educación de los niños recibió gran influencia de las doctrinas de su maestro, merecen citarse a Víctor Considérant, uno de los propagandistas más entusiastas del fourierismo, y Andrés Godin, quien con la creación de su famoso familisterio trató en parte de llevar a realización las ideas de su maestro. Ideológicamente, al menos, donde Fourier ha podido dejar sentir más su influencia ha sido dentro del movimiento cooperativo, al punto de que las entidades cooperativas de París convinieron en levantar un monumento a este autor en el propio barrio donde aquéllas se hallan instaladas.

Bibliografía. Considérant, Description du phalanstère (1848); Briancourt, Visite au phalanstère (1848); Alhaiza, Historique de l'école sociétaire (París 1894); R. T. Ely, Recent american socialism, en Hopkins Univ. Stud. (3ª serie, 1885); Godin, Mutualité sociale et association du capital au travail (1880); Gatti de Gamond, Fourier et son système (5ª ed., 1841); Transon, Théorie sociétaire de Fourier (1832); L. Reybaud, Etudes sur les réformateurs (7ª ed., 1864); Pellarin, Fourier, sa vie et sa théorie (5ª ed., 1871); Sambuch, Le socialisme de Fourier (París 1900); L. Stein, Geschichte der sozialen Bewegung in Frankreich (Leipzig 1850); V. Marlo, Untersuchungen über die Organisation der Arbeit (t. I, 2ª parte, Cassel 1853); Bebel, Charles Fourier (Stuttgart 1888); Warschauer, Geschichte der Sozialismus und Kommunismus im 19 Jahrhundert (Leipzig 1903); H. Bourgin, Fourier (París 1905); F. Jollivet-Castelot, Sociologie et Fourierisme (1912); Carlos Pellain, Fourier, sa vie et sa théorie (París 1843); M. Sambuch, Le socialisme de Fourier (1900).