Filosofía en español 
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Carlos Roberto Eduardo de Hartmann

Carlos Roberto Eduardo de Hartmann

Biografía. Filósofo alemán, nacido en Berlín el 23 de Febrero de 1842 y muerto en Grosslichterfelde el 7 de julio de 1906. Hijo de un general, Roberto Hartmann, siguió también la carrera de las armas, ingresando en el cuerpo de artillería en 1858; sirvió como voluntario en el regimiento de dragones de la Guardia y pasó tres años en la Escuela de Artillería de Berlín. A los veintidós años, una enfermedad en la rodilla, efecto de una herida casual, le impidió continuar en el servicio; tenía entonces el grado de teniente y presentó la dimisión de su cargo (1865). Durante estos años Hartmann había alternado los estudios de física y matemáticas con los de las bellas artes; se aficionó a la pintura, a la música y a la poesía, pero no consiguió la tranquilidad que deseaba su espíritu, y así confiesa que la bancarrota de todas sus ambiciones ha sido completa y que sólo le queda una cosa, el pensamiento. En éste reconoce su vocación y a él se entrega, más que con placer, con voluptuosidad. Desde 1858 empezó a escribir sus reflexiones. En 1863 concibió el plan de su filosofía y retirado en Grosslichterfelde trabajó en ella desde 1864, terminando en 1867 su obra fundamental. El mismo año consiguió el doctorado en filosofía en la Universidad de Rostock, versando su tesis sobre el método dialéctico o hegeliano (Berlín 1868). Sin maestros, pues no siguió los cursos universitarios y sólo con el trato de algunas personas, entre ellas el médico Flemming, vivió durante el resto de su vida dedicado al estudio y a la defensa de su filosofía, escribiendo un número considerable de obras que le colocan entre los escritores más fecundos de la época moderna. Su obra Philosophie des Unbewussten fué publicada en Noviembre de 1868, constituyendo la revelación de un talento especulativo análogo a la de los idealistas postkantianos.

En su vasta producción científica distingue el mismo Hartmann cuatro períodos, siendo las obras más importantes de cada uno de ellos:

A) (1868-78): Das «Ding an sich» und seine Beschaffenheit (Berlín 1870); Gesammelte philosophische Abhandlungen zur Philosophie des Unbewussten (Berlín 1872); Die Selbstersetzung des Christentum und die Religion der Zukunft (Berlín 1874), traducida al francés y al inglés; Erläuterung zur Metaphysik des Unbewussten mit besonderer Rucksicht auf d. Panlogismus (Berlín 1874), cuya segunda edición fué titulada Heykantianismus Schopenhauerianismus und Hegelianismus (Berlín 1877, 3ª ed., 1910); Zur Reform des höheren Schulwesens (Berlín 1875); Kritische Grundlegung des trascendentalen Realismus (Berlín 1875; 2ª ed., 1885), reproducción de La cosa en sí; Gesammelte Studien und Anfsätze (Berlín 1876; 3ª ed., 1888: Beitrage zur Naturphilosophie) y algunos ensayos literarios y críticos; en la Rev. Philos. apareció la traducción de su estudio Shopenhauer et son disciple Frauenstadt (1876).

B) (1878-1887): Phoenomenologie des sittlichen Bewusstseins (Berlín 1879; 2ª ed., Das sittliche Bewusstseins, 1886); Zur Geschichte und Begründung des Pessimismus (Berlín 1880; 2ª ed., 1890); Die Krisis des Christentums in der modernen Theologie (Berlín 1880; 2ª ed., 1888); Religionsphilosophie: I. Das religiöse Bewusstsein der Menschheit im Stufengang seiner Entwicklung (Berlín 1882; 3ª ed., 1896), y II. Die Religion des Geistes (Berlín 1882; 3ª ed., 1907); Die philosophische Fragen der Gegenwart (Leipzig 1885); Der Spiritismus (Leipzig 1885; 2ª ed., 1898; traducción rusa de Butterow, 1887); Moderne Probleme (1885; 2ª ed., 1888); Aesthetik. I. Die deutsche Aesthetik seit Kant (Berlín 1886); II. Die Philosophie der Schönen (Berlín 1887), y La Philosophie religieuse et le néo-hegelianisme, estudio sobre la filosofía de la religión de O. Pfleiderer, que apareció traducido en la Rev. Philosophique (1879).

C) (1887-1895): Das Grundproblem der Erkenntnisstheorie (Leipzig 1889); Kritische Wanderungen durch die Philosophie der Gegenwart (Leipzig 1889; 2ª ed., 1901); Die Geisterhypothese des Spiritismus und seine Phantome (Leipzig 1891), y

D) Tagesfrager (Leipzig 1896); Kategorienlehre (Leipzig 1896); Ethische Studien (Leipzig 1898); Geschichte der Metaphysik (Leipzig 1899-1900); Die Zeitergeschichte (Leipzig 1900); Die moderne Psichologie (Berlin 1901); Die Weltanschauung der modernen Physik (Leipzig 1902; 2ª ed., 1909); Mechanismus und Vitalismus in der moderne Biologie (1903); Ans dem Laboratorium des Lebens (1903); Das Problem des Lebens (Sachsa 1906), y System der Philosophie im Grundriss (1907-09).

Dejando todavía su copiosa colaboración en Die Gegenwart, Sphinx, Nord und Sud, Viert. f. wiss. Philos., Preuss. Jaurb., Zeits. f. Ph. u. ph. Krit. Arch. f. syst. Philos. y Philos. Stud., compuso Hartmann diversas monografías histórico-filosóficas, siendo las más importantes Lotzes Philosophie (Leipzig 1888); Schellings philosophische System (Leipzig 1897), y Kants Erkenntnisstheorie und Metaphysik (Leipzig 1893); políticas: Zwei Jahrzehnte deutscher Politik und die gegenwärtige Weltlage (Leipzig 1889) y Die sozialen Kernfragen (Leipzig 1894-1907). Se interesó igualmente por los problemas candentes de su tiempo: feminismo, reformas pedagógicas, espiritismo, régimen vegetariano, cuestión judía; sus Aphorismus über d. Drama (Berlín 1870), las composiciones dramáticas Tristan und Isolda y David und Bathseba (Berlín 1871) y el estudio Shakespeares Romeo und Julie (Leipzig 1874). De 1886 a 1901 se publicaron en Leipzig 13 volúmenes de sus Ausgewähte Werke. La obra más veces reproducida es su Philos. des Unbew. (edición popular compendiada, Leipzig 1913). A. de Hartmann, su viuda, publicó en Kantstudien (1912) un bosquejo cronológico de los escritos de Hartmann. Existen traducciones de sus obras en los principales idiomas europeos; en español tenemos La religión del porvenir, por A. Zozaya, en la Bibl. Econ. Filos. (t. XXXIX, Madrid 1877: 2ª ed., 1888) y La verdad y el error del darwinismo, por el catedrático Sales y Ferré (Sevilla 1879). Hubo un momento en que la filosofía de Hartmann contó con un núcleo de admiradores: Schneidewin, Tauebrt, Venetianer, y Ziegler; sin embargo, no llegó nunca a formar una verdadera escuela; en los vitalistas modernos Reinke y Driesch, y los ocultistas y teósofos Hellenbach, Du Prel, se reconoce las simpatías por la filosofía de Hartmann.

La característica general del sistema es el justo medio; tanto en filosofía teorética como en las derivaciones prácticas de su doctrina, elimina toda solución abstracta y toda tesis excesivamente individualista. Cuantas sugestiones originales descubre en la filosofía postkantiana, pretende asimilárselas y fundirlas en una síntesis, la cual quiere a su vez apoyar en los resultados de la ciencia, sin ser arreligiosa. El idealismo, entiende Hartmann, no podía subsistir en la forma abstracta kantiana después del progreso extraordinario de las ciencias naturales. El programa o introducción a su sistema es su Filosofía de lo inconsciente y el coronamiento es su Doctrina de las categorías; ésta se propone completar la teoría del conocimiento, continuar la filosofía de la naturaleza (con la psicología) y construir la metafísica. Las partes restantes del sistema son: la axiología, la teoría de los principios morales, la filosofía de la religión y la estética. No obstante sus apariencias empíricas, vemos que Hartmann nos introduce en la filosofía por un camino ontológico. Existe un principio de que todo procede y que todo lo explica, así el pensamiento como la existencia, el deseo de ser y la liberación de la vida. Descubrimos siempre en la naturaleza la voluntad obrando como si tuviera conocimiento de su fin, como si fuera inteligencia. El instinto del animal, el alma del hombre, son expresiones de aquel principio, el cual sabe sin saber qué sabe; y así le vemos actuar en todas las etapas de la existencia y en todas las manifestaciones de la vida; en la esfera de la historia trabaja con igual eficacia, sirviéndose del individuo sin que éste se percate de ello. Su nombre único, el más apropiado, es lo inconsciente. En efecto, la conciencia se caracteriza por ser negación, combinación, subordinación, &c., lo inconsciente es fuerza creadora, positiva, real. La filosofía se propone descubrir las diversas etapas de la evolución de lo inconsciente; la historia del mundo es la constante oposición de la voluntad, expresión de la existencia y del querer vivir, y de la idea, que tiende a encauzarla y dirigirla. La primera aplicación de su doctrina afecta a la teoría del conocimiento que resuelve en sentido que él llama del realismo trascendental. Consiste éste en admitir, con el realismo corriente, la existencia de los objetos, de sus propiedades y de sus acciones recíprocas, y con los trascendentalistas que la cosa en sí no puede ser conocida de una manera inmediata, pues todo conocimiento inmediato no sale de la esfera de la conciencia. Estima como fundamental la diferencia entre el objeto en sí y el objeto de la percepción, y entiende que en el terreno epistemológico es necesario mantener el dualismo. La oposición entre la cosa en sí y el espíritu que conoce se manifiesta como una oposición secundaria entre la cosa en sí y la cosa percibida, y desde el punto de vista de la inmanencia, entre el objeto y el sujeto representado. «En la sensación, dice, me siento impelido a admitir una causa trascendental, porque mi sensación es algo que no he querido, que me ha sido impuesto, pues lo siento corno el término final de una colisión entre una voluntad extraña y mi voluntad propia.»

En filosofía de la naturaleza Hartmann se propone unir la ciencia natural con la especulación metafísica, a base de un empirismo exacto y por medio de métodos inductivos. En el mundo inorgánico, admite el dinamismo atomista, y en el orgánico, el neovitalismo. En psicología afirma los orígenes orgánicos de la conciencia y de todos sus procesos; entre lo absolutamente inconsciente y lo plenamente consciente existe lo relativamente consciente, cuyo asiento son los centros nerviosos inferiores y las células cerebrales. En su ética, encontramos una extraña conciliación del optimismo (teleología de la idea) y del pesimismo (monismo de la voluntad). Aun suponiendo el mundo actual el mejor de los mundos posibles, es preferible la nada.

El predominio del mal es un hecho que todo hemos de reconocer. La solución de Hartmann es un optimismo evolucionista. Mientras que para Schopenhauer no hay redención, sino para el individuo, para Hartmann debemos procurar el aniquilamiento de la voluntad universal (sufrir con el absoluto): el misticismo del primero es quietista (resignación), y el del segundo, activista. Su valoración de la vida se reduce a considerar que la felicidad humana es realizable sólo como una marcha progresiva. La idea, en efecto, no puede impedir a lo inconsciente querer, es decir, actuarse en un mundo en que el mal pese más que el bien; lo más que puede hacer es aumentar el conocimiento del mundo y, por tanto, el deseo de no querer. La humanidad en su infancia (helenismo) cifra el ideal de la dicha en la vida presente; en su juventud (Edad Media) en un más allá, lugar de la justicia y del bien, y en la virilidad (tiempos modernos) en un estado futuro y perfecto pero humano. Enemigo del teísmo, recuerda a Guyau y a Nietzsche, pero entiende que la religión del porvenir en vez de ser una negación radical de las creencias, será la fusión del cristianismo y de las religiones de la India. En estética, impugna el idealismo (platónico, hegeliano), lo mismo que el formalismo, que estima concepciones abstractas y aboga por un idealismo concreto que salvaguarde la pureza de la obra artística y se adapte a las condiciones de la vida en que el fenómeno estético se produce. La última palabra de su filosofía se encuentra en su doctrina de las categorías, intento de determinación de los conceptos fundamentales del entendimiento. Las categorías son en su origen funciones de lo inconsciente, y su verdadera esfera es la metafísica, pero recorren la objetiva-ideal, o sea el mundo real de los fenómenos y lo subjetivo-ideal, mediante su aparición en la conciencia subjetiva. El sistema comprende categorías de la sensación (cualidad, cantidad intensiva y extensiva, temporalidad). Categorías de la intuición (espacialidad) y categorías del pensar que comprenden la categoría fundamental de relación, las categorías del pensamiento reflexivo y la del pensar especulativo: causalidad, finalidad y substancialidad. Esta última es la reina de las categorías, y alrededor de ella giran todas las discusiones en la Historia de la Filosofía.

En distintas ocasiones ha expuesto el mismo Hartmann los caracteres de la filosofía. En el prólogo de su Filosofía de lo inconsciente declara: «Mi sistema es una síntesis de Hegel y Schopenhauer, con notorio predominio del primero completado con la introducción de los principios de la filosofía positiva de Schelling y del concepto de lo inconsciente del primer sistema de Schelling; el postulado provisional abstracto monístico de este sistema es una fusión del idealismo de Leibniz con el realismo de las modernas ciencias naturales en forma de monismo concreto, en el cual el pluralismo, fenómeno realista, llega a su punto culminante, y el sistema así obtenido está fundado en bases empíricas y construídos por medio del método inductivo de las modernas ciencias naturales e históricas.» (V. igualmente Schellings positive Philosophie als Einheit von Hegel und Schopenhauer (Berlín 1869): Mein Verhältniss zu Hegel, en el Philos. Monatsh. (1888); y para su relación con la filosofía evolucionista Das Unbewuste von Standpunkt der Physiologie una Deszendenztheorie (Berlín 1872; 2ª ed., 1877), y Wahrheit und Irrtum im Darwinismus (Berlín 1875; 2ª ed., 1886). El error fundamental del sistema estriba en una equívoca conciliación de las ciencias naturales con la metafísica. Hartmann acepta todas las hipótesis favorables a su concepción monista, sin realizar la selección que impone un examen crítico imparcial de la ciencia de su tiempo. En cuanto a su principio, Hartmann no estuvo tampoco acertado. En él es preciso reconocer la substancia única de Spinoza, fondo común de toda realidad y perfección (panteísmo). Lo inconsciente, además, es algo contradictorio; de un lado es negación, de otro es afirmación y ser por excelencia: no sabemos en qué consiste su esencia, pero hemos de reconocerlo en todo momento y sobre todo cuando la explicación natural falta. La esencia de la voluntad, aun considerando a ésta como naturaleza, no es el absoluto querer ser o vivir, sino la tendencia al bien, mediante la vida o mediante el sacrificio; la vida es un medio, no un fin en sí. La moralidad no puede fundarse en una concepción estrictamente biológica; el bien carecería de sentido si no tuviera su arraigo en la vida, pero la moralidad exige que nos esforcemos en realizar el bien en nosotros y en los demás. Por último, la intervención de lo inconsciente en el mundo no prueba sino nuestra ignorancia, y, además, es un error convertir aquello cuya esencia y aparición es un secreto para el hombre, en principio explicativo del Universo.

Bibliografía. R. Köber, Das philosophische System E. von Hartmann (Breslau 1884); A. Drews, E. von Hartmann's philosophische System im Grundriss (Heidelberg 1902); K. Rösener, Moderne Propheten. I. Hartmann... (Munich 1907); T. Kappstein, E. von Hartmann (Gotha 1907); O. Braun, E. von Hartmann's (Stuttgart 1909); L. Ziegler, Das Weltbiel Hartmann's (Leipzig 1910); A. von Hartmann, Zwischen Dichtung und Philosophie; III. E. von Hartmann (Berlín 1912); M. Schmitt, D. Behandlung des erkenntnistheoretische Idealismus bei E. von Hartmann (Berlín 1918); G. Schneider, E. von Hartmann als Staatsphilosoph und Politiker, en Arch. für Gesch. der Philos. (XXXII, 1919). Monografías sobre problemas especiales: A. Fagg, La religione e il suo avvenire secondo E. Hartmann (Florencia 1892); W. Caldwell, The Epistemology of E. von Hartmann, en Mind (1893); A. Gaggi, Hartmann e l'Estetica tedesca (Florencia 1895); H. König, D. metaphysische Begründung der Ethik in E. von Hartmann's philosophische System (Leipzig 1910); J. P. Steffer, E. von Hartmanns Religionsphilosophie des Unbewussten (Mergentheim 1921). Los estudios que más abundan son los relativos a sus dos doctrinas características de lo inconsciente y el pesimismo: J. C. Fischer, Hartmann's Philosophie des Unbewussten (Leipzig 1872); J. Rehmke, Hartmann's Unbewusstes (Zurich 1873); Renouvier, La Philosophie de l'Inconscient, en La Critique Philos. (1874); A. Reville, M. de Hartmann et la doctrine de l'Inconscient, en Rev. des D. Mond. (1874); Bonatelli, La filosofia dell'inconscio di E. von Hartmann (Roma 1876); O. Plümacher, Der Kampf um's Unbewusste (Berlín 1881), y Der Pessimismus in Vorgangenheit und Gegenwart (Heidelberg 1884); A. Faggi, La filosofia dell'inconsciente. Morale e Metafisica: contribuzione alla storia del pesimismo (Florencia 1890); A. Dorner, E. von Hartmann's Pessimismus, en la Zeit. für Philos. (1914).