Filosofía en español 
Filosofía en español

Moral, moralidad

Moral, moralidad

Moral significa reglas y normas de convivencia y de conducta de los hombres; una de las formas de la conciencia social. Los idealistas estiman que la moral es completamente independiente do las condiciones materiales de la vida de la humanidad. El marxismo-leninismo, en su interpretación de la moralidad y de sus exigencias no parte de las definiciones generales y abstractas, sino de las condiciones históricas concretas. Con el cambio de las formas del régimen social, cambia también la moral. Así, con el triunfo del régimen burgués, la moral del feudalismo cedió su lugar a la moral burguesa. «…Todo se reduce al cambio de las dos formas de organización social: el sistema de la apropiación del plustrabajo de los campesinos siervos adscritos a la gleba creó una moral de servidumbre; el sistema del “trabajo libre” del que trabaja “por cuenta ajena” para el poseedor del dinero, creó en su lugar, una moral burguesa» (Lenin). El triunfo de la revolución proletaria trae el triunfo de una nueva moral, la moral de la sociedad comunista. La moral proletaria está subordinada a los intereses de la lucha de clases del proletariado. Desde el punto de vista de la moral comunista, sólo es moral lo que favorece la destrucción del viejo mundo, de la explotación y de la miseria, lo que consolida el nuevo régimen socialista. “La lucha por la consolidación y culminación del comunismo es el fundamento de la moral comunista” (Lenin).

Diccionario filosófico marxista · 1946:224

Moral, moralidad

Principios, normas de vida en sociedad, conducta de los hombres, una de las formas de la conciencia social.

Los idealistas consideran que la moral es completamente independiente de las condiciones materiales de la vida de la humanidad. El marxismo-leninismo, en la concepción de la moral y de sus exigencias, parte no de las definiciones sociales abstractas, sino de las condiciones históricas concretas.

Con el cambio de las formas del régimen social, cambia también la moral. Así, con el triunfo del régimen burgués, la moral de los señores feudales deja lugar a la moral burguesa. “Todo se reduce al cambio de dos formas de organización social; el sistema de la apropiación del plus-trabajo de los siervos adscriptos a la gleba, creó la moral servil; el sistema de trabajo libre, del trabajador por “cuenta ajena” para el poseedor del dinero, creó, en su cambio, la moral burguesa” (Lenin).

El triunfo de la revolución proletaria trajo el triunfo de la nueva moral, la moral de la sociedad comunista. Nuestra moral está subordinada a los intereses de la lucha de clases del proletariado. Del punto de vista de la moral comunista, es apto para la destrucción del viejo mundo de la explotación y pobreza, y lo que consolida el nuevo régimen socialista. “En la base de la moral comunista, radica la lucha por la consolidación y realización del comunismo” (Lenin).

Diccionario de filosofía y sociología marxista · 1959:80-81

Moral, moralidad

Reglas de la vida en sociedad y de la conducta de los hombres, que determinan sus deberes entre sí y hacia la sociedad. La moral es una de las formas de la conciencia social. Para los idealistas, la moral es absolutamente independiente de las condiciones materiales de la vida de los hombres. El marxismo-leninismo por el contrario, funda su concepción de la moral y de sus exigencias no en definiciones generales y abstractas, sino en condiciones históricas concretas. No existe moral alguna al margen de la sociedad humana: semejante noción sería un artificio. En una sociedad de clases, la moral tiene un carácter de clase. No es una categoría abstracta, sino una categoría histórica. A medida que las formas del orden social y la base económica evolucionan, la moral evoluciona también. Así, después de la victoria del orden burgués, la moral de la sociedad feudal cedió el lugar a la moral burguesa. «El sistema de apropiación del sobre trabajo de los siervos encadenados a la gleba, engendró una moral feudal; el sistema de “trabajo libre”, de trabajo “por cuenta de otro”, para el que posee el dinero, la substituyó por una moral burguesa» (Lenin, Obras, Ed. rusa). La victoria de la revolución proletaria ha tenido como consecuencia la victoria de una moral nueva: la de la sociedad comunista.

La moral comunista se halla subordinada a los intereses de la lucha de clases del proletariado. Sólo es conforme a la moral comunista cuanto contribuye a destruir la explotación y la miseria, lo que consolida al régimen nuevo, socialista. La victoria obtenida en el País de los Soviets por la moral nueva, socialista, sobre la moral burguesa, es un hecho de alcance histórico mundial. Los ideólogos burgueses se esfuerzan por hacer pasar por “eternos” e “inmutables” los principios de una “moral” mercantil, capitalista, que corresponde, según ellos, a la naturaleza misma del hombre. La abolición de la propiedad privada de los medios de producción y la victoria de la propiedad socialista en la U.R.S.S., la instauración de nuevas formas de trabajo, de nuevas relaciones entre los hombres, todo ello contribuye a formar las nuevas cualidades morales del soviético. En oposición al individualismo pequeño-burgués, que coloca por encima de todo los intereses egoístas, personales, el régimen soviético enseña al hombre a captar la importancia primordial de los intereses sociales, la necesidad de acordar los intereses privados con los de la sociedad. El soviético adopta una actitud nueva hacia la propiedad social y el trabajo. El principio socialista: “El que no trabaja no come” y las formas socialistas de trabajo originan una moral nueva, emancipada del parasitismo burgués. El régimen soviético educa al ciudadano, al patriota soviético, al combatiente por el comunismo, para la felicidad de la humanidad. El patriotismo soviético (ver), que es una de las manifestaciones más notables de la moral nueva, comunista, de la nueva psicología del hombre en el país del socialismo, es un poderoso estímulo que permite a los soviéticos realizar prodigios. Al depurar la conciencia del hombre de las supervivencias de la moral capitalista, el régimen socialista soviético forma y desarrolla la actitud comunista hacia el trabajo, hacia la propiedad colectiva, forma y desarrolla la devoción a la patria socialista, el espíritu innovador, la perseverancia, la voluntad, &c.

El régimen soviético libera a la moral de uno de los rasgos más repugnantes que el capitalismo inculca al hombre: el odio nacional hacia los otros pueblos, hacia los hombres de otras razas y nacionalidades. La conciencia de los soviéticos está compenetrada de internacionalismo proletario (ver), de respeto hacia los demás pueblos. Ese rasgo de la conciencia y de la moral socialistas, se manifestó de manera brillante durante la gran guerra patria cuando los soviéticos cumplieron su misión emancipadora ayudando a los pueblos europeos a liberarse del yugo fascista. Ese rasgo aparece hoy igualmente, en la hora en que el pueblo soviético se halla encabezando el frente común de los pueblos del mundo en la lucha por la paz. Los rasgos de la nueva moral comunista se manifiestan igualmente en la vida cotidiana de los soviéticos, en la familia, en su actitud hacia la mujer. Para realizar prácticamente la igualdad de la mujer, el Poder Soviético hizo realidad lo que fue incapaz de cumplir la sociedad burguesa.

El Partido Comunista enseña que la nueva moral no se desarrolla sino en la lucha de lo nuevo contra lo viejo, en la lucha contra los vestigios de la antigua moral burguesa. Se encuentran todavía en la U.R.S.S. supervivencias de la mentalidad y de la moral engendradas por la propiedad privada, así como portadores de esas supervivencias. El Partido enseña a luchar sin piedad contra las supervivencias de lo viejo, que frenan el desarrollo de la sociedad soviética. El Partido exige de sus miembros que sean ciudadanos avanzados, que den el ejemplo en el cumplimiento de los deberes que impone la moral comunista. El Partido exige que sus miembros sean activos combatientes para la realización de las decisiones del Partido, que sirvan de ejemplo en el trabajo, que salvaguarden y consoliden la propiedad colectiva, socialista, base sagrada e inviolable del régimen soviético: que refuercen continuamente sus lazos con las masas, trabajen para elevar su conciencia, asimilen los principios del marxismo-leninismo, respeten la disciplina del Partido y del Estado, desarrollen la crítica proveniente de abajo y la autocrítica, sean leales y honestos respecto al Partido, &c. (Ver igualmente Educación comunista de los trabajadores; Supervivencias del capitalismo en la conciencia de los hombres).

Diccionario filosófico abreviado · 1959:365-366

Moral

(del latín “mores”: costumbres). Forma de la conciencia social, en que se reflejan y se fijan las cualidades éticas de la realidad social (bien, bondad, justicia, &c.). La moral constituye un conjunto de reglas, de normas de convivencia y de conducta humana que determinan las obligaciones de los hombres, sus relaciones entre sí y con la sociedad. El carácter de la moral está determinado por el régimen económico y social; en sus normas se expresan los intereses de una clase, de una capa social del pueblo. Como quiera que en la sociedad de clases, los intereses de éstas son contradictorios existen en aquélla morales distintas. Si una clase se vuelve reaccionaria, su moral pierde su justificación y se hace en extremo egoísta, deja de corresponder al curso de la historia. En cambio, si traduce las necesidades del desarrollo social, su moral es progresiva. La moral se presenta no sólo como sistema de normas de conducta, sino, además, como peculiaridad característica del perfil espiritual de las personas, de la ideología y de la psicología de una clase, de una capa social, del pueblo. La conducta objetivamente buena y justa, es moral; la mala, injusta, es inmoral. Sin embargo, las personas pueden caer en error tomando por bueno lo malo y viceversa. Por esto la moral incluye en sí una valoración. La actitud estimativa se revela no sólo en los juicios (ideología), sino, además, en las reacciones emocionales y volitivas, en los afectos (costumbres). Las relaciones entre los individuos expresadas en juicios de valor éticos sobre la conducta, el género de vida, son relaciones morales. La moral apareció al formarse la sociedad humana, o sea, antes de que surgieran el Estado y el derecho, y ha recorrido un largo camino histórico en su desarrollo, cambiando su carácter al cambiar el modo de producción y el régimen social. En las formaciones de clase, la lucha entre las clases antagónicas también encuentra su expresión en la esfera de la moral. Tenemos, pues, que las normas y relaciones morales no son algo dado de una vez para siempre, como piensan los metafísicos, ni son un engendro puro de la razón, del espíritu, como afirman los idealistas y teólogos. La religión defiende la moral de los explotadores. El espíritu de propiedad privada impregna la moral burguesa. En los principios y costumbres burgueses se hacen patentes el egoísmo, el individualismo, la actitud hostil hacia los hombres. La conducta de la burguesía imperialista, su género de vida, es inmoral, choca con los intereses generales de la humanidad, con el curso de la historia. La moral imperialista ha encontrado su manifestación más consecuente y reaccionaria en el fascismo. Con el aniquilamiento del régimen capitalista, la moral burguesa es sustituida por la moral socialista, que tiene sus fuentes en la moral proletaria, –creada ya bajo el viejo régimen–, y en los principios morales progresivos acumulados por los trabajadores en la lucha contra el yugo y la injusticia social. Con la victoria del socialismo, la moral pasa a ser de todo el pueblo; en el período de transición al comunismo, la moral y los principios morales adquieren primordial importancia, las relaciones entre los individuos y entre el hombre y la sociedad, se rigen cada vez más por principios morales, mientras que va reduciéndose gradualmente el papel de la regulación administrativa. Los principios básicos de la moral del hombre de la sociedad socialista y comunista, se hallan formulados en el programa del P.C.U.S. en el Código moral del constructor del comunismo.

Diccionario filosófico · 1965:324-325

Moral

(lat. mores: costumbres): forma de la conciencia social, instituto social que desempeña la función de regulación de la conducta de los hombres en todas las esferas de la vida social, sin excepción. La moral se diferencia de otras formas de regulación de la actividad de masas (Derecho, orden administrativo-productivo, decretos estatales, tradiciones populares, &c.) por el modo de fundamentación y realización de sus exigencias. En la moral, la necesidad social, las demandas y los intereses de la sociedad o de las clases se expresan en forma de prescripciones y valoraciones formadas de manera espontánea, reconocidas por todos y respaldadas por la fuerza del ejemplo de masas, usos y costumbres y de la opinión pública. Por eso, las exigencias de la moral toman la forma de deber impersonal, de orden igualmente dirigida a todos, pero que no ha sido dictada por nadie. Estas exigencias tienen un carácter relativamente estable. Se distinguen de la simple costumbre o la tradición, que se mantienen por la fuerza del orden arraigado, porque reciben una argumentación teórica en forma de nociones de cómo tiene que vivir y proceder el hombre. La moral se diferencia del Derecho por el hecho de que, en primer lugar, el cumplimiento por cada uno de los requisitos morales se controla por todos, y el prestigio moral de uno u otro individuo no está vinculado con cualesquiera atribuciones oficiales y, en segundo lugar, el cumplimiento de las exigencias de la moral es sancionado tan sólo por las formas de influencia espiritual (valoración social, aprobación y condena de los actos realizados). Esto condiciona un papel relativamente mayor de la conciencia en la moral que en otras formas de control social, y esta conciencia puede expresarse tanto en forma nacional de conceptos y juicios como en forma emocional de sentimientos, motivos e inclinaciones. Además de la conciencia social, en la moral desempeña un papel no menor la conciencia individual. Apoyándose en las nociones morales elaboradas por la sociedad y asimilándolas en el proceso de educación, el individuo mismo puede regular en medida considerable su conducta y juzgar sobre el significado moral de todo lo que ocurre a su alrededor. Gracias a ello, el individuo no es en la moral sólo objeto de control social, sino también su sujeto consciente, es decir, personalidad moral. Siendo una formación social compleja, la moral incluye: la actividad moral desde el punto de vista de su contenido y motivación (procederes aceptados en una u otra sociedad, modelos de conducta de numerosas personas, costumbres); las relaciones morales reguladoras de esta actividad, que se manifiestan en diversas formas del deber, de exigencias que se presentan al hombre (Norma moral, Deber, Responsabilidad, Conciencia); la conciencia moral que refleja dichas relaciones en forma de las representaciones correspondientes (normas, principios, ideales social y moral, conceptos de bien y mal, de justicia e injusticia). Todas estas formas de la conciencia moral están unidas en un sistema lógicamente ordenado, que permite no sólo prescribir, sino también motivar y valorar de cierto modo las acciones morales. En relación a las diversas esferas de la vida social, en la moral se formulan reglas específicas (moral laboral, ética profesional y partidista, moral existencial y familiar), que no constituyen sino esferas relativamente independientes de la moral, que tienen una fundamentación única. La moral es un fenómeno histórico. Al surgir en las primeras etapas de formación de la sociedad, se desarrolla en el curso del cambio de las relaciones sociales, comprendidas las económicas, y del progreso de la cultura material y espiritual de la humanidad. Además de los conceptos humanos generales, la moral incluye las normas, principios, ideales, &c., clasistas e históricamente pasajeros. En la sociedad dividida en clases, la moral adquiere inevitablemente un carácter clasista, reflejando la lucha de clases. En toda sociedad dividida en clases antagónicas, además del sistema de la moral que justifica las relaciones sociales existentes y afianza el interés de la clase explotadora dominante, se forma la moral que niega la primera. Es elaborada por la clase oprimida, que al alzarse a la lucha por la transformación de la sociedad, se despoja del poder espiritual de la moral dominante y crea su propia moral, base de la formación de la moral de la sociedad futura. En este sentido la moral comunista posee un rasgo específico fundamental, consistente en que, al surgir como moral de clase del proletariado, se convierte luego en moral de todo el pueblo de la sociedad socialista en su conjunto y más tarde, en moral de toda la humanidad.

Diccionario de filosofía · 1984:298-299