Filosofía en español 
Filosofía en español

Claudio Enrique Saint-Simón

Claudio Enrique Saint Simón (1760-1825)

Saint Simón fue uno de los grandes socialistas utópicos del siglo XIX. Nació en una familia condal de la nobleza. En su infancia estudió con D'Alembert (ver). Participó como voluntario en la guerra de la independencia de los Estados Unidos de América del Norte. Durante la Revolución burguesa de fines del siglo XVIII en Francia, renunció a su título de conde. En el primer período de la revolución simpatizó con ella, desilusionándose con la llegada de la época del terror. Saint Simón murió en la miseria. Junto con Hegel, Saint Simón, según lo caracteriza Engels, era “la cabeza más universal de su tiempo”. Identificado en filosofía con el materialismo francés, Saint Simón se eleva sin embargo por encima de este último en la comprensión del desarrollo de la sociedad humana. Mientras que los materialistas franceses concebían la historia como una simple concatenación de casualidades, Saint Simón trató de fundamentar la teoría del desarrollo de la historia, sujeto a leyes. Cada sistema social, según Saint Simón, en el período de su nacimiento, era un paso adelante en el desarrollo del proceso histórico. Históricamente fueron progresistas tanto el sistema esclavista como el feudal, por cuanto ambos favorecieron el desarrollo ulterior de la producción, de la ciencia y del arte. Saint Simón se manifestó contra la afirmación de sus predecesores, particularmente de Rousseau (ver), de que el régimen social ideal se encuentra en la cuna de la historia humana, en la sociedad gentilicia (de “gens”). La edad de oro, declara Saint Simón partiendo de su teoría del progreso histórico, se halla todavía por delante de nosotros. Sin embargo, en la interpretación de las fuerzas motrices de la evolución social, Saint Simón ocupa posiciones idealistas, igual que los materialistas franceses. El progreso de los conocimientos científicos, de la moral y de la religión, determina, según su opinión, el desarrollo social. La historia, desde su punto de vista, atraviesa por tres fases de evolución: la fase teológica (el período del imperio de los sistemas religiosos que abarcan la existencia de la sociedad esclavista y la sociedad feudal); la fase metafísica (el período del colapso del sistema feudal y teológico, comenzando desde el siglo XV y prolongándose hasta la época de Saint Simón), y la fase positiva (el futuro régimen social, basado en la ciencia). No obstante la concepción idealista general en la interpretación de la evolución histórica, Saint Simón emite toda una serie de brillantes pensamientos, que a veces se aproximan a la interpretación correcta, materialista, y que desempeñan un enorme papel en el desarrollo de la ciencia histórica. El mérito más grande de Saint Simón radica en haber abordado la interpretación del papel de la propiedad y de las clases en el desarrollo de la sociedad. Toda la historia de Francia desde el siglo XV hasta la Revolución Francesa inclusive, es explicada por Saint Simón por la transferencia de la propiedad del clero y la nobleza a los industriales, y por la lucha de clases entre ellos; el gobierno del terror en Francia es el gobierno de las masas desposeídas. “Era preciso una perspicacia genial, para ya en 1808 comprender que la Revolución Francesa era una lucha de clases, y no sólo entre la nobleza y la burguesía, sino también entre la nobleza, la burguesía y las masas desposeídas” (Engels). La base del régimen futuro, según Saint Simón, es la gran industria, científica y planificadamente organizada. Saint Simón, como Fourier (ver), conserva en la sociedad por él proyectada, la propiedad privada y las clases. En el régimen futuro, el papel gobernante pertenece a la ciencia y a la industria, a los sabios y a los industriales; entre estos últimos Saint Simón incluye a la vez que a los obreros, también a los burgueses, a los fabricantes, a los comerciantes, a los banqueros. “No obstante, Saint Simón insiste muy especialmente en que lo que a él le preocupaba siempre y en primer término, era la suerte de ‘la clase más numerosa y más pobre’ de la Sociedad” (Engels). En su último trabajo, “Nuevo Cristianismo”, Saint Simón dice que el objetivo final de su aspiración es la emancipación de la clase obrera, la destrucción de la miseria y la elevación del bienestar material y cultural de la “clase pobre”. En ello veía la realización del nuevo cristianismo auténtico. La dirección planificada de la industria, según Saint Simón, debe realizarse principalmente en interés de la mayoría de la sociedad, particularmente de su parte más pobre. La sociedad debe asegurar a todos sus miembros el derecho al trabajo; que cada uno trabaje según su capacidad. La idea de Saint Simón sobre el carácter planificado, socialmente organizado, de la producción, como base del futuro régimen social, fue su mayor aporte a la teoría del socialismo, Saint Simón emite en forma embrionaria la genial idea de que en el futuro régimen industrial, “el gobierno político sobre los hombres debe transformarse en una gestión administrativa sobre las cosas y en el mando directivo sobre los procesos de la producción” (Engels). Marx llamaba a Saint Simón junto con Fourier y Owen, el patriarca del socialismo. Los defectos de la teoría de Saint Simón son, en lo fundamental, los mismos que los de Fourier. En Saint Simón “a la vez que la orientación proletaria todavía ha conservado cierto valor la orientación burguesa” (Engels). Haciendo notar la posición privilegiada de los banqueros y fabricantes en el futuro régimen industrial de Saint Simón, Engels escribe: “Y aunque estos burgueses, según las concepciones de Saint Simón, habían de transformarse en una especie de funcionarios públicos, de agentes sociales, siempre conservarían frente a los obreros una posición autoritaria y económicamente privilegiada. Principalmente los banqueros, quienes, por medio de una reglamentación del crédito, serían los llamados a regular toda la producción social. Esta concepción correspondía perfectamente a una época en que la gran industria, y con ella el antagonismo entre la burguesía y el proletariado, recién comenzaba a despuntar en Francia” (Engels). La doctrina de Saint Simón, como la de Fourier, tiene un carácter utópico: el futuro régimen industrial llega como resultado de la propagación de una nueva filosofía “afirmativa” (positiva), esto es, la propia filosofía de Saint Simón. Después de su muerte, sus discípulos (Bazard, Enfantin), continuaron la propaganda de sus ideas. Sin embargo, la escuela de Saint Simón se desintegró rápidamente, convirtiéndose en una estrecha secta semirreligiosa. La doctrina de Saint Simón ejerció una gran influencia en Rusia (Herzen, Ogarev y otros).

Diccionario filosófico marxista · 1946:272-274

Claude-Henri de Saint-Simon (1760-1825)

Claudio Enrique Saint Simón

Uno de los grandes socialistas utópicos del siglo XIX. El sistema social de Saint-Simon hizo su aparición en la época en que el proletariado se hallaba todavía poco desarrollado, o, según Marx y Engels, no tenía de su situación más que una idea imaginaria. Contrariamente a los filósofos y sociólogos de su tiempo que defendían el régimen burgués, Saint-Simon lo criticaba y soñaba con substituir el orden social capitalista por el socialismo. Pero al no comprender la naturaleza del capitalismo, no supo hallar la vía del socialismo.

Saint-Simon era de origen noble, tuvo por maestro a D'Alembert) (ver), y tomó parte, en calidad de voluntario, en la guerra de la Independencia norteamericana. Durante la revolución burguesa de 1789 en Francia, renunció a su título de conde. Al principio, la Revolución conquistó su simpatía, pero se decepcionó cuando el advenimiento del terror. Saint-Simon murió en la miseria. Como lo dijo Engels, fue el espíritu más universal de su época. En lo que concierne a la historia de la sociedad, Saint-Simon se eleva por encima del materialismo francés, algunas de cuyas ideas filosóficas comparte. En tanto que los materialistas franceses consideraban el proceso histórico como un simple encadenamiento de efectos de la casualidad, Saint-Simon defiende su teoría del determinismo histórico. Para él, cada sistema social constituye al principio, un paso adelante en la historia. El sistema esclavista como el sistema feudal señalan un progreso: tanto el uno como el otro, contribuyeron al desarrollo de la producción, de las ciencias, del arte. Saint-Simon se alza contra sus predecesores –Rousseau (ver) en particular– quien afirmaba que el clan, nacido en los albores de la humanidad, representaba el orden social ideal. De acuerdo con su teoría del progreso histórico, la edad de oro pertenece al porvenir. Sin embargo, igual que los materialistas franceses, Saint-Simon concibe como idealista las fuerzas motrices del desarrollo social, que estaría determinado por el progreso de las ciencias, de la moral y de la religión. Divide la historia en tres fases: teológica (período de la dominación del sistema religioso, que comprende las sociedades esclavista y feudal); metafísica (período del hundimiento de los sistemas feudal y teológico) y positivista (orden social del porvenir fundado en la ciencia). A pesar de su orientación idealista, Saint-Simon emite ideas que lo acercan a la interpretación justa, materialista, de la historie. El mayor mérito de Saint-Simon consiste en su concepción del papel de la propiedad y de las clases en el desarrollo de la sociedad. Explica toda la historia de Francia del siglo XV hasta la Revolución francesa, por el desplazamiento de la propiedad de manos del clero y la nobleza a las de los industriales, y por la lucha de clases entre ellos.

Según Saint-Simon, los fundamentos del nuevo orden social estarán constituidos por la gran industria organizada científicamente y planificada. Igual que Fourier (ver), mantiene, en la sociedad que proyecta, la propiedad privada y las clases. En el orden social futuro, la función primordial debe pertenecer a la ciencia y a la industria, a los sabios y a los industriales. Entre estos últimos, Saint-Simon sitúa a los obreros con iguales títulos que los burgueses, fabricantes, mercaderes, banqueros. Así, pues, edifica su socialismo utópico sobre el principio de la reconciliación de las clases. “Pero Saint-Simon insiste muy especialmente en esto: lo que a él le preocupa siempre y en primer término es la suerte de ‘la clase más numerosa y más pobre’ de la sociedad (’la classe la plus nombreuse et la plus pauvre’)” (Engels, “Del socialismo utópico al socialismo científico”, en Marx/Engels, Obras escogidas, t. II, p. 113, Ed. esp., Moscú, 1952). En su última obra El nuevo cristianismo, Saint-Simon escribe que su objetivo final es la liberación de la clase obrera, la supresión de la miseria y la elevación del nivel material y cultural de la “clase pobre”. En esto ve el advenimiento del nuevo, del “verdadero” cristianismo. Pero Saint-Simon considera al proletariado como clase que sufre. Ignora la misión histórica particular de esta clase, no ve en ella la clase social destinada a crear una nueva sociedad. Para Saint-Simon, la dirección planificada de la industria debe estar de acuerdo, en lo esencial, con los intereses de la mayoría, sobre todo, de la parte más pobre de la sociedad. Esta debe asegurar a todos el derecho al trabajo y hacer que cada uno trabaje según sus capacidades. La idea de Saint-Simon sobre la producción planificada y socialmente organizada como base del orden social futuro, representa una gran contribución a la teoría del socialismo. Saint-Simon enuncia “en germen” la idea genial de que el orden industrial del porvenir implica “...la transformación del gobierno político sobre los hombres en una administración de las cosas y en la dirección de los procesos de la producción...” (Ibid., p. 113). Marx calificaba a Saint-Simon de patriarca del socialismo, junto a Fourier y a Owen (ver).

La doctrina de Saint-Simon tiene un carácter utópico. El futuro orden industrial llegará, según él, gracias a la propaganda de la filosofía nueva, “positivista”, es decir, la suya. Como Owen y Fourier, Saint-Simon es adversario de la solución revolucionaria de las contradicciones del régimen capitalista. Su doctrina no constituye un socialismo proletario, científico, sino un socialismo utópico, ilusorio; no es una doctrina de dirigentes de masas proletarias como el socialismo científico de Marx y Engels, sino de socialistas solitarios, aislados de las masas. Saint-Simon es ecléctico en filosofía, y oscila entre el materialismo y el idealismo. Después de su muerte, sus discípulos (Bazard, Enfantin) prosiguieron la propaganda de sus ideas utópicas. Sin embargo, la escuela de Saint-Simon no tardó en disgregarse para convertirse en una secta religiosa que predicaba una “nueva religión” del amor. Esa escuela renunció a las ideas progresivas de su autor y exaltó cuanta concepción retrógrada había en su doctrina. Las obras principales de Saint-Simon son: Cartas ginebrinas (1802), Memorias acerca de la ciencia del hombre (1813-1816), Trabajo sobre la gravitación universal (1813), El sistema industrial (1821), El catecismo de los industriales (1823-1824), El nuevo cristianismo (1825). (Ver igualmente socialismo utópico).

Diccionario filosófico abreviado · 1959:453-454

Claude Henri de Rouvroy, Conde de Saint-Simon (1760-1825)

Socialista utópico francés. Pertenecía a una familia condal. Su educador fue D'Alembert; durante la Revolución Francesa, se adhirió a los jacobinos; participó en la guerra por la independencia de los Estados Unidos. Saint-Simon compartía las ideas de los materialistas franceses. Se manifestó contra el deísmo y el idealismo, en particular contra el idealismo alemán, a los que contraponía el “fisicismo”, es decir el estudio de la naturaleza. Defensor decidido del determinismo, lo hacía extensivo al desarrollo de la sociedad humana, y trabajó con especial empeño en el problema de fundamentar la idea de sujeción histórica a ley. Consideraba que la historia había de convertirse en una ciencia tan positiva como la ciencia natural. A juicio de Saint-Simon, cada sistema social representa un paso adelante en la historia. Creía sin embargo, que las fuerzas motrices del desarrollo social radicaban en el progreso de los conocimientos científicos, de la moral y de la religión. Consecuentemente, la historia pasa por tres fases de desarrollo: teológica (período en que domina la religión; y abarca las sociedades esclavista y feudal), metafísica (período en que se hunden los sistemas feudal y teológico) y positiva (futuro régimen social, basado en la ciencia). Pese a su manera idealista de enfocar la historia, la idea de que el progreso social posee un carácter objetivo, las conjeturas sobre el papel de la propiedad y de las clases en el desarrollo de la sociedad constituyen un gran mérito de Saint-Simon. Su concepción sociológica servía, además, para fundamentar la necesidad histórica de un nuevo régimen social como resultado sujeto a ley, de la historia precedente. La sociedad futura, según Saint-Simon, se basará en la gran industria organizada de manera científica y según un plan, si bien conservando la propiedad privada y las clases. En dicha sociedad, el papel dominante pertenecerá a la ciencia y a la industria, a los sabios y a los industriales. En la categoría de industriales, incluía Saint-Simon a los obreros y a los fabricantes, a los mercaderes y a los banqueros. La planificación de la industria se realizará en interés de la mayoría de los miembros de la sociedad, sobre todo en interés de su parte más pobre. Todos han de tener garantizado el derecho al trabajo: cada hombre trabajará según sus aptitudes. Es sobre todo importante la conjetura de Saint-Simon en el sentido de que en la sociedad futura el gobierno de las personas será sustituido por la administración de las cosas y por la dirección de la producción. El carácter utópico de las ideas de Saint-Simon se revela con singular claridad en la incomprensión del papel histórico del proletariado como creador de la nueva sociedad, y de la revolución como medio para transformar la sociedad vieja, en la ingenua esperanza de que con la propaganda de la filosofía “positiva” se podría alcanzar una organización racional de la vida de las personas. Muerto Saint-Simon, propagaron su doctrina Barthélémy Prosper Enfantin (1796-1864) y Saint-Armand Bazard (1791-1832). Sin embargo, la escuela de los saint-simonistas pronto degeneró en secta religiosa, que defendía los aspectos débiles de la doctrina de su maestro. Obras principales de Saint-Simon: “Cartas de un habitante de Ginebra a sus contemporáneos” (1803), “Memorias acerca de la ciencia del hombre” (1813-16), “Trabajo sobre la gravitación universal” (1821-22), “El sistema industrial” (1821), “El catecismo de los industriales” (1823-24), “El nuevo cristianismo” (1825).

Diccionario filosófico · 1965:409-410

Claude Henri Saint-Simon (1760-1825)

Socialista utópico francés. Durante la revolución burguesa en Francia se sumó a los jacobinos; participó en la guerra por la independencia de EE.UU. Saint-Simon compartía las ideas de los materialistas franceses y se pronunciaba contra el deísmo y el idealismo, oponiéndoles el estudio de la naturaleza. Defendiendo enérgicamente el determinismo, lo extendía al desarrollo de la sociedad humana y dispensaba particular atención a la fundamentación de la idea de la regularidad histórica. Opinaba que la historia debe convertirse en una ciencia tan positiva como las ciencias naturales. A juicio de Saint-Simon, cada nuevo sistema social es un paso adelante en la historia. La fuerza motriz del desarrollo social es el progreso de los conocimientos científicos, la moral y la religión. A pesar de que Saint-Simon enfocaba la historia desde el punto de vista del idealismo, su idea sobre la objetividad del progreso social y sus atisbos acerca del papel de la propiedad y de las clases en el desarrollo de la sociedad constituyen un gran mérito del científico. La concepción sociológica de Saint-Simon servía a la fundamentación de la necesidad histórica de instaurar un régimen social nuevo, como resultado lógico de la historia precedente. Según Saint-Simon, en la sociedad del futuro, basada en la gran industria organizada científica y planificadamente, se mantendrán la propiedad privada y las clases. En dicha sociedad, el papel dominante pertenece a los científicos e industriales. Refiere a estos últimos a los obreros, fabricantes, mercaderes y banqueros. Se debe asegurar a todos el derecho al trabajo: cada uno trabaja según su capacidad. En la futura sociedad, la dirección de los hombres se sustituirá por la administración de las cosas y la gestión de la producción. El carácter utópico de los criterios de Saint-Simon se manifestó con particular realce en que no comprendió la misión histórica del proletariado como arquitecto de la nueva sociedad, ni de la revolución como medio de transformación de la vieja sociedad, pensando ingenuamente que con la propaganda de la filosofía positiva puede lograrse la organización racional de vida de los hombres. Después de la muerte de Saint-Simon, su teoría del desarrollo de la sociedad ejerció notable influencia sobre Comte. Pero al poco tiempo, la escuela de saint-simonistas degeneró hasta convertirse en secta religiosa que defendía los lados débiles de la doctrina de Saint-Simon. Obras principales: “Cartas de un habitante de Ginebra a sus contemporáneos” (1802), “Memorias acerca de la ciencia del hombre” (1813-16), “Trabajo sobre la gravitación universal” (1821-22), “El sistema industrial” (1821), “El catecismo de los industriales” (1823-24), “El nuevo cristianismo” (1825).

Diccionario de filosofía · 1984:381-382