Filosofía en español 
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Verdad objetiva

Verdades · comentarios críticos

Verdad objetiva

El marxismo considera verdad objetiva el contenido de nuestras representaciones que refleja correctamente la Naturaleza, el mundo objetivo. Por ejemplo, la afirmación de las ciencias naturales de que la tierra existió antes que el género humano es una verdad objetiva. Los idealistas, que niegan el mundo objetivo, existente fuera e independientemente de la conciencia, no reconocen la verdad objetiva. Por oposición al idealismo, el materialismo dialéctico afirma que nuestros conocimientos comprobados por la práctica son veraces y tienen el valor de verdades objetivas.

Diccionario filosófico marxista · 1946:314

Verdad objetiva

Por verdad objetiva, considera el marxismo tal contenido de nuestras representaciones que refleja exactamente la naturaleza, el universo objetivo.

Por ejemplo, la afirmación de las ciencias naturales de que la tierra existía antes del género humano, es una verdad objetiva.

Los idealistas, que niegan que el mundo objetivo existiese fuera e independientemente de la conciencia, no reconocen la verdad objetiva.

En contrapeso al idealismo, el materialismo dialéctico afirma que nuestro conocimiento, verificado por la práctica, es verdadero y adquiere la significación de las verdades objetivas.

Diccionario de filosofía y sociología marxista · 1959:109

Verdad objetiva

Reflejo fiel del mundo objetivo, de la realidad objetiva en la conciencia humana, en la ciencia. Así, por ejemplo, nos hallamos ante verdades objetivas cuando las ciencias de la naturaleza muestran que la Tierra es anterior al hombre, que el mundo es material, que el hombre piensa con su cerebro, &c. Los idealistas, que niegan el mundo objetivo y su existencia fuera e independientemente de la conciencia, no admiten la verdad objetiva, sino que la verdad es para ellos algo subjetivo, arbitrario. El problema de la verdad objetiva es una de las cuestiones a cuyo alrededor se enfrentan dos campos, dos partidos en filosofía, el materialismo y el idealismo. Al negar la verdad objetiva, los idealistas luchan contra la ciencia y defienden el fideísmo y la religión. Como sus predecesores, los idealistas subjetivos contemporáneos pretenden que las sensaciones, las representaciones, los conceptos no son más que signos, símbolos, instrumentos inventados por el hombre por razones de “comodidad”, pero que no reflejan las cosas, los fenómenos objetivos. Así, el “machista” Bogdanov (ver) proclamaba que la verdad objetiva no sólo no existía sino que no podía existir; la verdad sólo sería, según él, “una forma ideológica, organizadora de la experiencia humana”, fórmula que en resumen, erige en verdades objetivas prejuicios tan estúpidos como la creencia en silvanos, duendes, &c., dado que esta creencia puede ser considerada como una “forma ideológica de la experiencia”. En su Materialismo y empiriocriticismo (ver), Lenin desenmascara todo lo engañoso y reaccionario existente en la teoría “machista” de la verdad, teoría incompatible con las ciencias de la naturaleza. “La negación de la verdad objetiva por Bogdanov es agnosticismo y subjetivismo... La afirmación de las ciencias naturales de que la tierra existía antes que la humanidad es una verdad objetiva. Y esta afirmación de las ciencias naturales es incompatible con la filosofía de los machistas y con su doctrina acerca de la verdad: si la verdad es una forma organizadora de la experiencia humana, no puede ser verídica la afirmación de la existencia de la tierra fuera de toda experiencia humana” (Lenin, Materialismo y empiriocriticismo, pp. 129 y 130, Ediciones Pueblos Unidos, Montevideo, 1948). Los idealistas burgueses contemporáneos –pragmatistas, lógico-positivistas, &c.– han colocado la negación de la verdad objetiva en la base de su filosofía reaccionaria. (Ver Positivismo lógico; Pragmatismo.) Al negar la verdad objetiva, tratan de “acomodar” los datos recientes de la ciencia de manera de hacer creer que nada existe al margen de las sensaciones y de las representaciones humanas; que el mundo exterior no es más que un “complejo de sensaciones”. El idealismo “físico” (ver) reposa enteramente sobre este “acomodamiento” idealista de los datos de la ciencia. El materialismo dialéctico, que ha denunciado esos procedimientos idealistas, ha elaborado una teoría científica de la verdad objetiva que responde por la afirmativa a la siguiente pregunta: “¿Existe una verdad objetiva, es decir, puede haber en las representaciones mentales del hombre un contenido que no dependa del sujeto, que no dependa ni del hombre ni de la humanidad?” (Ibid., p. 128).

La ciencia y la práctica muestran que toda verdad científica que refleja fielmente la realidad y que es verificada por la práctica, es una verdad objetiva. Así, el materialismo filosófico marxista parte del principio de que la materia y el movimiento son inseparables, que no hay materia sin movimiento. Los datos de la física moderna sobre el átomo (ver), sobre la energía nuclear, confirman enteramente esta tesis del materialismo. La aplicación práctica de las leyes de la desagregación del átomo y la utilización de la energía atómica suministran un criterio supremo de esta afirmación. Se infiere de ahí que el principio de la inseparabilidad de la materia y del movimiento es una verdad objetiva, pues refleja el mundo objetivo, independientemente del sujeto.

La teoría marxista del socialismo es, también, una verdad objetiva. Ella expresa las leyes objetivas del desarrollo histórico de la Humanidad y toda la experiencia práctica del desarrollo social la confirma. La victoria del socialismo en la U.R.S.S., la construcción del socialismo en las democracias populares, la lucha de todos los pueblos por la paz, la democracia y el socialismo, todos esos hechos son verdades objetivas. Por ello, el materialismo dialéctico afirma que nuestros conocimientos de las leyes de la naturaleza, si son verificados por la práctica, son conocimientos ciertos, verdades objetivas.

Diccionario filosófico abreviado · 1959:521-522

Verdad objetiva

Es aquel contenido de los conocimientos humanos que no depende de la voluntad ni de los deseos del sujeto. La verdad no se construye según la voluntad o el deseo de los hombres, sino que se determina por el contenido del objeto reflejado, y ello condiciona su objetividad. La teoría sobre la verdad objetiva se orienta contra toda clase de concepciones subjetivas idealistas de la verdad, según las cuales ésta es construida por el hombre, es resultado de un acuerdo entre los hombres. Semejante concepción de la verdad es anticientífica y reaccionaria, pues permite estimar como verdades toda clase de supersticiones, creencias religiosas, &c., en cuanto son compartidas por una mayoría de individuos. La filosofía burguesa contemporánea se manifiesta contra el carácter objetivo de la verdad, cosa que lleva a subjetivizar el saber científico y, con ello, a quebrantar y desacreditar la ciencia. Así, el pragmatismo considera verdadera una proposición si aceptarla significa asegurarse el éxito en la vida: el neopositivismo declara que las verdades matemáticas y lógicas son convenciones (Convencionalismo), &c.

Diccionario filosófico · 1965:480-481

Verdad objetiva

Conocimiento cuyo contenido “no depende del sujeto, no depende ni del hombre ni de la humanidad” (Lenin). El problema concerniente a la veracidad de nuestros conocimientos es uno de los más importantes de la teoría del conocimiento. El hombre, al conocer el mundo, las propiedades de las cosas, comprende su esencia. Quiere decir que las cosas y sus propiedades son reproducidas en su conciencia tal cual ellas son en la realidad, tal cual existen objetivamente, independientemente del hombre. Merced a esto precisamente el contenido objetivo de nuestros conocimientos acerca del mundo contenido en ellas es verdadero. Siendo objetiva por su contenido toda verdad es al mismo tiempo subjetiva por la forma, ya que no pertenece al mundo exterior sino que aparece en la cabeza del hombre, es resultado de la acción de éste como sujeto de conocimiento. Si las representaciones, conceptos e ideas fuesen subjetivas por el contenido, es decir, si la realidad se representara en ellas en forma deformada, tergiversada, tales representaciones, &c., serían falsas (errores). El problema de la veracidad de nuestros conocimientos es resuelto de modo distinto por el materialismo y el idealismo. La negación de la verdad objetiva es típica en uno u otro grado a toda la filosofía idealista. Sean cuales fueren las diferencias entre los filósofos idealistas en la comprensión de la verdad, todos ellos coinciden en afirmar que la verdad se halla determinada por las peculiaridades de la conciencia (humana o divina) en presentarla como su propiedad interna. Al reconocer, como lo hace todo el materialismo, la objetividad de la verdad, la filosofía marxista no la identifica sin embargo con la inmovilidad, con la inmutabilidad de nuestros conocimientos, como hacían los materialistas metafísicos. La verdad objetiva se desarrolla constantemente. El hombre penetra cada vez con mayor profundidad en el objeto de conocimiento, sus conocimientos acerca del mundo adquieren más y más exactitud, más y más objetividad (Verdad absoluta y verdad relativa). El materialismo dialéctico concibe la verdad objetiva como algo concreto, como algo que depende de condiciones de lugar y tiempo determinados. (Carácter concreto de la verdad). Al incluir la práctica en la teoría del conocimiento, la filosofía marxista estuvo en posibilidad de resolver con acierto asimismo el problema relativo a los métodos para comprobar la veracidad objetiva de nuestros conocimientos, el criterio de la verdad).

Diccionario marxista de filosofía · 1971:316-317

Verdad objetiva

Contenido de los conocimientos humanos que no depende de la voluntad y los deseos del sujeto. La verdad no se construye por voluntad y deseo de los hombres, sino que se determina por el contenido del objeto reflejado, lo cual determina precisamente su carácter objetivo. La doctrina de la verdad objetiva está enfilada contra todo género de concepciones de la verdad de corte idealista subjetivo, según las cuales la verdad es construida arbitrariamente por el sujeto y constituye el resultado de acuerdos entre los hombres. Tal comprensión de la verdad es anticientífica, ya que permite considerar como verdades todas las supersticiones, creencias religiosas, &c., siempre que se comparten por muchos individuos. La filosofía burguesa moderna, por lo común, impugna el carácter objetivo de la verdad, lo cual conduce a la subjetivización del saber científico y, con ello, al torpedeo y la desacreditación de la ciencia. Así, el pragmatismo califica de auténtica una u otra tesis, si su acepción asegura el éxito en la vida; el neopositivismo declara convencionales (Convencionalismo) las verdades matemáticas y lógicas, &c.

Diccionario de filosofía · 1984:442