Filosofía en español 
Filosofía en español


[ Juan Martínez Villergas ]

Mesa revuelta

Según los periódicos moderados, se halla la capital de España en un estado de paz el mas halagüeño. Esto no quita para que se vaya echando mano a todas las personas que el gobierno quiere prender, con motivo o sin motivo. Según los periódicos extranjeros, en la ciudad de Varsovia, país conquistado, se disfruta igualmente de una tranquilidad envidiable; y tal vez no sea el Popular el ultimo que diga que toda la antigua Polonia presenta hoy el mas halagüeño aspecto.

—Han sido presos ayer a las dos de la madrugada y conducidos a la jefatura política, todos los directores de los periódicos moderados ¿qué digo? los directores de los periódicos progresistas y algunos redactores. También he padecido una equivocación al decir que todos, pues el Tío Camorra es uno de tantos y hasta la presente no ha tenido el bárbaro gusto de disfrutar esa halagüeña paz que reina en los calabozos. ¿Cómo se habrá exceptuado este pícaro Tío? No porque no le hayan buscado, pues también fueron dos celadores y varios agentes; pero el paleto de Torrelodones tuvo la casual ocurrencia de no dormir en casa antes de anoche, y los encargados de prenderle no encontraron en ella mas que a D. Juan de la Pilindrica y a la cotorra, a los cuales se les dejó dormir en paz, porque con ellos no iba nada. Hay quien dice que el Tío Camorra, aunque nada tiene que temer de la ley, tiene mucho que temer de sus enemigos, por cuya razón ha tomado el tolo hacia París. Entre tanto la dirección de este periódico se ha encomendado a la cotorra.

¿Y por qué razón habrá el gobierno tomado la resolución de prender a los periodistas liberales? Una de dos: o el gobierno se ha propuesto dar una muestra de su tolerancia, o quiere acabar con la prensa de la oposición, para lo cual no hay medio tan eficaz como acabar con los redactores. Muerto el perro se acabó la rabia.

—Dicen que son más de doscientas cuarenta las personas que se hallan ya presas y sujetas al consejo de guerra. En primer lugar falta saber si es el consejo de guerra quien legal y razonablemente debe entender en delitos cometidos antes de la declaración del estado excepcional. Esto es de esperar que lo medite bien el gobierno antes de proceder contra los presuntos reos. La otra cosa notable que arroja de sí el asunto es el haber nombrado para presidir dicho consejo de guerra al general BALBOA. Basta citar este nombre para probar que efectivamente el gobierno se ha propuesto no abusar de la victoria y que trata de adoptar una política de esas que hacen aparecer a los pueblos bajo el más halagüeño aspecto.

—En una de las últimas Palizas del Tío Camorra se dijo que el señor Moratinos había jugado con cartas vistas, ganando mucho dinero en la Bolsa. De resultas de esto se ha presentado a reclamar rectificación un señor Moratinos, cuyo nombre no recuerda el Tío Camorra en el acto de escribir estas líneas; pero que según noticias tiene el título de vizconde de Villandrando. Como que en la susodicha Paliza no se estampaba ningún nombre propio; parecía excusada la reclamación de dicho señor vizconde; porque con igual derecho podrían presentarse a reclamar todos los Moratinos de España; pero para evitar interpretaciones, debo decir que no es el señor vizconde de Villandrando el sujeto aludido en mi noticia, como podrán convencerse todos los que conocen a este señor, incapaz, según dicen, de semejantes tratos. Si alguna vez me veo en la precisión de emplear simplemente los nombres de Pedro, Juan o Diego, o los apellidos de Martínez, Fernández o Garcías, como suele acontecer por vía de ripio, pido que no me vengan con reclamaciones todos los Pedros, Juanes y Diegos, ni todos los Martínez, ni todos los Fernández, ni todos los Garcías, a quienes podía aplicar oportunamente aquello de: esos son otros Garcías.

—Antes de ayer parece que fue muerto en la Plaza Mayor un ciudadano artesano, a consecuencia de un balazo que un agente le disparó a quema-ropa. Los periódicos ministeriales están en la obligación de decir si los hombres pacíficos pueden o no andar por las calles, o deben desde luego ir prevenidos a ser fusilados al revolver de cada esquina.

—El Tío Camorra ha visto estos días al ciudadano Román Pérez, en cuya casa estuvo escondido en sus últimos días el desgraciado general Zurbano. Dicho Pérez ha sufrido por ofrecer la hospitalidad que ninguna persona bien nacida puede negar al que se la implora, ha sufrido, repito, las persecuciones que son consiguientes por espacio de más de dos años, habiendo estado en un correccional hasta que salió en virtud de la amnistía. Pero la mayor desgracia de que Román Pérez se queja y con razón, es de que algunos le supongan delator de Zurbano y Cayo Muro. El Tío Camorra, con este motivo ha examinado la defensa que hizo el abogado de Román Pérez, defensa, entre paréntesis, admirablemente escrita, y por ella ha sacado en limpio que no hay razón ninguna para lanzar contra el buen Pérez tan infamante imputación. Y aunque esto no se dedujera de la defensa podría deducirse lógicamente de las persecuciones que ha sufrido, pues si en efecto hubiera sido delator, no habría ido a un correccional, ni experimentado las penas pecuniarias que le han dejado casi en la indigencia. Es muy importante conocer a los criminales, principalmente cuando los criminales pasan por hombres de bien; pero importa mucho más que los hombres de bien no sean acusados de traidores. Román Pérez en concepto del Tío Camorra, es un ciudadano digno del aprecio del pueblo liberal.

—Mis lectores conocerán la dificultad de escribir en el día de hoy. El Tío Camorra ofrece indemnizarles a su tiempo de toda falta.


Editor responsable, D. Francisco Sales de Fuentes.

Imprenta de D. Julián Llorente, calle de Alcalá, número 44.