Alma Española
Madrid, 27 de marzo de 1904
Año II, número 20
página 8

Vicente Medina
Alma murciana

Creo que en el habla de un pueblo se refleja poderosamente su alma.

En el habla dulce de mi tierra, con alegre bullir, como el agua pura, de una fuente, fluye el alma sencilla...

* * *

No es ambiciosa ni aventurera el alma murciana: vive felis al calorcito de la tierra, tierra cálida, fecunda y hermosa, y el huertano, sobrio y humilde, aspira modestamente a un mediano pasar, y pide tan solo salú que dé Dios.

El huertano siente por la tierra un acendrado afecto y, la cuida delicadamente... ¡en muchos casos, con un desinterés de idólatra!...

Durante las horas de ocio la contempla con silencioso arrobamiento, hurgándola cariñosamente para limpiarla de piedrecitas que arroja a la linde, y quitando de los árboles los tallos secos y los retoños inútiles que se tragan el precioso jugo...

—¿Ande vas el domingo?
—¡Ande he de ir!... ¡A mi huerto!... ¡Es mi recreo!... ¡Allí se me pasan las horas muertas sin sentir!... ¡Le tengo un apego tan grande y está tan hermoso, que en él se me quitan las penas!

¡El huerto!... El huertano se mira en él... ¡hecho una maceta de flores lo tiene! Al abrigo de sus tapias, cubiertas de jazmineros, debajo de sus orientales palmeras y de sus pomposos naranjos llenos de azahares, se, celebran los íntimos alborozos de la familia, y busca el huertano en la consoladora quietud del huerto, apartado refugio para su dolor y sus tribulaciones...

* * *

El alma murciana es sencilla en sus amorosos anhelos, lo dice su cantar:

¡Cuándo querrá la Virgen
de la Fuensanta
que tu ropa y la mía
tengan un arca!

Perfuma sus amores con alábegas y rosas de Alejandría, los arrulla en el poyo al calor del hogar, junto a la anciana que dormita como ángel custodio confiado...

* * *

En sus creencias religiosas, el alma murciana es candorosa, buena... El eremitorio de los campos es honestísimo, se llama Casa de la Virgen... Los cánticos de sus Auroras melancólicos, piadosos, hacen manar en las durezas del espíritu las aguas puras de la fe sencilla...

* * *

Pero en el alma murciana también, a veces por atavismos de razas orientales en que tuvo su origen, hay relampagueos fatídicos de tempestad y, por un palmo de tierra, por la mirada de una mujer, por una competencia religiosa entre dos cofradías, resurge pavorosa con pasiones terribles de empeños, venganzas y cegueras de muerte, que ponen de manifiesto un alma levantisca, en donde el cielo purísimo, las aguas rientes y los verdores de la huerta pregonan la pureza, la bondad y la sencillez del alma murciana.

Vicente Medina

<<< >>>

www.filosofia.org Proyecto filosofía en español
© 2001 www.filosofia.org
Alma Española 1900-1909
Hemeroteca