Filosofía en español 
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Mi Comunión de María

Fame pereo.
Muero de hambre.

ANTES

Madre Inmaculada, el hijo pródigo se moría de hambre lejos de su padre; pero la meditación del hambre de los hartos de Jesús de mi anterior Comunión me ha hecho caer en que estos hartos están en peor situación que aquel hambriento: el hambre de éste lo llevaba y lo empujaba a su Padre; la hartura no asimilada de éstos ¡miedo da el decirlo! los separa de su Jesús ¡lo comen sin hambre! y ¡cae tan mal la mejor comida al inapetente!

Madre, Madre, dame hambre de tu Jesús, hambre que me devore, que no me deje sentir otras hambres... hambre que no se aplaque con comerlo a Él, sino que se aumente más para comerlo mejor y con más ganas...

DESPUÉS

Hambre de Jesús Sacramentado

Creo sinceramente, que una de las penas que agravan y exacerban el abandono de nuestro Jesús en el Sagrario es la de no sentir a su alrededor, y precisamente entre los que más cerca andan, el hambre de Él... ¡Cómo debe destrozar tu Corazón, tan fino como lo tienes, esa ausencia de ganas de estar y de hablar contigo, de contarte cosas y de pedirte y de agradecerte!...

¡Cómo te dolerán las Comuniones de los inapetentes! ¡de los que comulgan porque sí, porque los otros lo hacen, porque llamaría la atención no hacerlo, porque... porque, todo menos porque se tiene y se siente hambre de Tí!...

Y ¿de dónde viene esa inapetencia del Pan de vida?

Aparte de otras causas que pueden fomentarla, creo que la principal es el desconocimiento de Jesús, la falta de conocimiento interno, como diría S. Ignacio, de Jesús. Se saben pocas o muchas cosas de Él por el Catecismo y la Teología estudiados o el Evangelio leído; pero se le conoce internamente muy poco, ¡se saborea tan poco lo que se estudia y se lee!

Hay muchos, muchos cristianos, y ¡ay! algo más que cristianos, que todavía no se han dado cuenta del Jesús vivo de su Sagrario y de su Comunión.

Su Jesús es un Jesús histórico, casi fabuloso, lejano, muy lejano, rígido como imagen de retablo, ciego, sordo y mudo.

…………

Y ¡claro! del que se conoce tan mal y tan desfigurado ¿qué hambre puede haber?

Y ¡qué pena da escribir esta línea!

¡Hay que dedicarse a dar a conocer y a saborear a Jesús Sacramentado a su familia! A enseñarles a hablarte aunque no les contestes, a mirarte aunque no te vean...

FLORECILLA DE MI COMUNIÓN

Madre querida, que mi vida toda se deslice entre un hambre y una hartura: el hambre de mi Comunión de mañana y la hartura de mi Comunión de hoy.

† MANUEL GONZÁLEZ
Obispo de Málaga

[Este texto no fue incorporado por el autor a su libro Mi Comunión de María. Hostia por hostia. ]