Filosofía en español 
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De nuestro corresponsal en Berlín (por teléfono)

¿Se prepara la disolución del partido comunista?

Berlín 26. Una de las exigencias preliminares de Hitler en las conversaciones de estos últimos días ha sido la disolución inmediata del partido comunista y la invalidación de su representación parlamentaria. Toda la Prensa derechista sin distinción de matices incita al Gobierno a tomar la iniciativa de una decisión cuyas consecuencias reputan como fatales para el desarrollo de la propaganda roja.

Hitler no ceja fácilmente en sus propósitos de destruir el enemigo más peligroso de su partido. Diariamente se multiplican los ataques a los centros comunistas. Pero la manifestación organizada el domingo último ante el edificio de Karl Liebknecht, residencia del Comité Central Moscovita, en la Bülowplatz, corazón de Berlín obrero, ha sido la provocación más descarada conocida en estos últimos tiempos. Los periódicos demócratas y socialistas han calificado duramente la pasividad del Gobierno ante esa osadía; pero nada hizo, y tan sólo la contramanifestación comunista fue prohibida.

Se esperaban graves acontecimientos; reacción inevitable, una respuesta sangrienta. No ha sucedido así. Se movilizaron 15.000 policías, que, con fusiles y ametralladoras, protegieron la marcha de las tropas de Asalto nazistas: unos 12.000 hombres. El éxito de la manifestación lo obtuvo la Policía. Los hitlerianos conocieron la vergüenza de resignarse a desfilar como prisioneros frente a un inmenso edificio cubierto por enormes carteles donde se les dirigían los más feroces insultos.

La tragedia pudo evitarse. Para impedir la “parada” hubiera sido necesaria la misma fuerza que para hacer la revolución. En cambio, las colisiones en los distintos puntos de Berlín al regresar los racistas a sus barrios produjeron 150 heridos.

Ayer, miércoles, y en la misma plaza, se celebró una contramanifestación antifascista. El proletariado de Berlín en su totalidad, el verdadero, el trabajador, socialdemócrata, comunista, sindicalista y republicano, acudió en masa. La movilización policíaca fue innecesaria. No precisaban protección alguna. Un gentío inmenso; durante tres horas el desfile; más de cien mil personas; imposible el cálculo. Aquí no hay mercenarios. Muchos de diferente ideología, pero todos de acuerdo contra el enemigo común.

La Prensa nacionalsocialista, los diarios de derechas, aprovechan la ocasión para acusar al Gobierno de complicidad con las izquierdas. No nos extraña, después de un artículo de la hoja agraria diciendo que los proyectos de Schleicher obedecían a sugestiones de la Tercera Internacional. La caverna no puede admitir casas con azotea y sala de baños.

Sin duda una ofensiva en gran escala ha sido emprendida contra el partido comunista y se ponen en práctica los más extraños medios para conseguir su disolución. Si todavía no se ha llegado a ella es que al Gobierno, en las escaramuzas con Hitler, le conviene la existencia de una fuerza susceptible de contrabalancear su actividad. Durará el partido lo que el juego dure. Pero en principio su muerte “oficial” ha sido decretada ya.

ALVAR