Filosofía en español 
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[ Antonio del Amo Algara ]

Contestando a un artículo

Dos puntos de vista sobre el cinema alemán

La industria alemana, en un régimen dictatorial como el de Hitler, Papen, Goering, Goebbels… no podrá rebasar jamás los límites en que la dejaron los gobernantes que antes ejercieron el poder político sobre el Reich. Los nacionalsocialistas titulan, tan satisfechos y conscientes de su calificativo, de “revolución”, al golpe parlamentario (incendiando el Reichstag días después), que determinó su subida al poder. Pero los nacionalsocialistas, tomando en serio sus ridículas pretensiones, no nos podrán mostrar jamás, como consecuencia inmediata de esa “revolución”, una nueva estructuración económica, capaz de terminar con la crisis financiera pre-“revolucionaria”. Del paro obrero se ha asustado también el flamante Estado fascista, a pesar de las “bellas” palabras que Hitler le dedicara en sus múltiples actos de propaganda, antes de pasar a gobernar. Según una estadística reciente, hecha por una amplia comisión internacional, la Alemania del “Führer”, no ha logrado dar trabajo ni a un millón de ciudadanos, de diez que hay en paro forzoso. Los que lo han conseguido ha sido en los cuarteles de las secciones de asalto –botas altas, uniforme nuevo, rancho–: en los campos de trabajo “voluntario” –dos reales al día, balas de fusil por garbanzos, disciplina de látigo–; y en los campos de concentración, donde son llevados los ciudadanos que protestan contra el hitlerismo; donde se cometen diariamente más de diez asesinatos y donde el obrero honrado cae en manos del criminal Heines, ejecutor sangriento del fascismo, que no titubea ni un momento en dar órdenes para ametrallar, maltratar y reducir a un estado calamitoso, hasta a jóvenes que fueron nazis y que hoy están defraudados del régimen fascista.

Si la gran superproducción fabril determina, en la Alemania de hoy, el paralizamiento de la industria en un 70 por 100, ¿cómo vamos a dar al cinema de ese país, considerado como a industria, otra importancia que no sea la estrechamente nacional? Aquí vemos el fracaso del régimen fascista, en todas las cuestiones que se tiene planteadas, sin necesidad de mencionar su fracaso ideológicamente fundamental, y torpemente encaminado a dar una solución salvadora a la agonía capitalista. Uno de sus mayores fracasos es el cinema. Si al cinema lo consideramos como a industria, está completamente muerto, por muchas razones. La producción industrial está controlada per un Consejo Superior en el que figuran personajes como Krupp, von Bolen, con Schroeder, Kruggmann… seleccionados entre los patronos más soberbiamente fascistas, y criminales para con las clases explotadas.

¿Qué auge puede tomar la industria cinematográfica, en particular, dirigida y presionada por un Consejo tan restringido, del cual es imposible que salga ni una iniciativa sana? Si supusiésemos que el cinema alemán, en cuanto a industria, puede tener un triunfo de producción, pudiendo ser también distribuido en los mercados europeos con la misma fruición con que lo fueron las películas americanas en sus buenos tiempos, sobrarían nuestras palabras. Pero pensemos, que el fabricar películas no es igual que fabricar hojas de afeitar. Las películas traen consigo una consecuencia artística: las hojas de afeitar, no. En la película no decide la superioridad, ni la inferioridad de su fabricación, sino su calidad artística, y no solamente su calidad artística, sino el motivo al que haya sido aplicada esa calidad.

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Y he aquí otra vez el momento, en que al hablar de arte, no tenemos más remedio que recordar la figura del doctor Goebbels. No tenemos más remedio, y además, nos sale al paso otra cuestión que hemos de dejar hoy saldada a toda costa. Veamos estas dos cuestiones, que vamos a tratar conjuntamente. Una es la de que el cinema alemán, suponiéndole triunfante como industria, pueda también triunfar como arte. La otra cuestión se refiere por entero a unos conceptos que ha vertido en su artículo “Una lanza por Goebbels”, el compañero Santiago Laporta. Probemos a esclarecer las palabras de este compañero, a orientarlas de no tener su fundamento en una clara subjetividad, o a embadurnar más la divergencia existente entre dos puntos de vista. Pero antes hagamos ver la necesidad de conocer bien la causa que determina un efecto dado. En este caso nos tocaría conocer antes el movimiento fascista de Alemania, e imaginarnos, ya que no lo podemos ver prácticamente, si sería capaz de crear un arte cinematográfico que respondiera a las necesidades sociales de nuestro tiempo. Con esto no pretendo poner en evidencia el estudio que indudablemente estará haciendo el compañero Laporta, durante su estancia en Berlín, sobre la actualidad hitleriana. Lo que sí pretendo es tantear los motivos que le inducen a romper, muy caballerosamente, una lanza por Goebbels. Esto no deja de ser un gesto quijotesco, pero no exento, por cierto, de importancia política. Si Hitler supiera en su idioma lo que significa esta expresión, capaz sería de entusiasmarse, hasta llegar a ver en sueños a todos los “Arios puros”, con lanza y escudo, defender al nacionalsocialismo. Una posición parecida es la que adopta este compañero frente a las “grandes iniciativas artísticas” del Ministro de Propaganda, nazi. ¿Cómo calificar a Laporta? Un individuo que nos presenta a Goebbels como a un artista “compenetrado con las masas trabajadoras”, no sé si considerarle como a un sabio, o como a un equivocado. Desde luego, si se funda en las vagas palabras que un día pronunciara Goebbels a propósito del “Potemkin”, desde ahora mismo me atrevería a llamarle equivocado. ¿Es suficiente esto para ensalzar la mentalidad de un hombre podrido, como el que ahora nos ocupa? Goebbels puede producir mañana mismo un “Crucero Potemkin”, y ni a mí, ni a nadie que tuviese una ligera perspicacia, nos extrañaría. Al sabor internacionalista que tiene este glorioso film soviético, le daría uno nacionalista; al proletariado militar y obrero que sale, le trastocaría por un enjambre de esclavos que defienden los intereses imperialistas, y he aquí, que sin dejar de ser una película de masas obreras, podría ser perfectamente de lo más criminalmente fascista que se puede concebir. Precisamente el hitlerismo no puede operar sobre una base burguesa, porque en ello radicaría el mayor de sus fracasos. Tiene que engañar a las masas y llevárselas como pueda, ya sea con billetes de banco o a bergajazo limpio. El hitlerismo tampoco puede valerse de los torpes medios de organización burgueses; ni de la cultura ni del arte burgués. Para sostenerse artificialmente, tiene que adulterar todo lo que provenga del proletariado y aplicarlo su táctica revolucionaria. Así vemos que su organización celular es una copia completa de una parte del programa bolchevique.

El fascismo cuenta con células de empresa, lo mismo que el comunismo; ha sido el primer régimen capitalista en implantar, cínicamente, la organización creada por y para el proletariado revolucionario. ¿Cómo Goebbels no va a producir películas de masas, si en ello va el mayor de los narcóticos para engañara a un sector de obreros? La cuestión es copiar... para que quede bien patente la impotencia de un régimen que quema libros para negar una cultura generosa…

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¿Puede tener éxito el arte cinematográfico fascista en su mismo país?

¿Puede tenerlo en el extranjero, ante un público que se extralimite, en todas sus concepciones, de la “ideología” fascista? Pronto vamos a tener la prueba, y yo creo que el compañero Laporta la tiene ya en Alemania, a pesar de asegurar que aún no existe el cinema fascista, porque aún no han cristalizado las ideas maravillosas de Goebbels. Se conoce que este personaje está llamado a ser el supremo director del cinema nazi. Todavía no lo es, según dice Laporta, porque todavía se carece de un cinema que encarne verdaderamente al régimen. Las películas filmadas, y en filmación, “Alemania ensangrentada”, “El General York”, “La joven Alemania en marcha”, “La lucha en el territorio del Ruhr”, &c., no son fascistas, según él, y no son salidas de la mollera de Goebbels. Piensa, por lo visto, obtener mejores resultados del hitlerismo. Cuando esto haya llegado, escriba otro artículo, amigo Laporta.

A. del Amo Algara

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1933.0720 Una lanza por Goebbels · Santiago Laporta
1933.0831 Dos puntos de vista sobre el cinema alemán · Antonio del Amo Algara
1933.0921 ¿Se puede hablar de cine? · Santiago Laporta
1933.1000 En torno a una polémica de Popular Film · Nuestro Cinema