Filosofía en español 
Filosofía en español


Octavio Nicolás Derisi

VII Congreso Interamericano de Filosofía

Quebec. Universidad de Laval, 18-23 de junio de 1967

Del lunes 19 al viernes 23 de junio de este año, se llevaron a cabo las reuniones del VII Congreso Interamericano de Filosofía, organizado bajo los auspicios de la Asociación Canadiense de Filosofía y de la Universidad Católica de Laval (Quebec), en cuyos magníficos edificios se realizaron estos encuentros.

El hecho de convivir en el mismo lugar de las reuniones, la mayor parte de los miembros del Congreso, favoreció en gran manera el intercambio filosófico y el espíritu comunitario de los mismos.

El Congreso dividió su actividad en tres tipos de reuniones. Unas estuvieron formadas por Conferencias, en las que un expositor desarrollaba la tesis y otro hacía la crítica de la misma. Otras, se desarrollaron en forma de Simposios, dedicados cada uno de ellos a un tema especial y expuestos por tres filósofos, de los cuales dos desarrollaban su pensamiento sobre una cuestión filosófica, al par que un tercera elaboraba el análisis crítico de los mismos.

Esta y la tercera sección de reuniones, dedicadas a temas libres, expuestos por un solo expositor, se organizaron simultáneamente, y a ellas los participantes asistían de acuerdo con sus preferencias.

En los tres tipos de reuniones, a la exposición de los relatores y críticos preestablecidas, seguía un debate libre. En no pocos casos fue mucho más interesante éste que la misma exposición. Más aún, a veces fue más sobresaliente el aporte de alguno de los oyentes participantes que el del mismo autor de la comunicación.

La verdad es que, a costa de resultar un poco recargado –tres reuniones diarias: una por la mañana hasta el mediodía, otra por la tarde hasta la cena, y otra por la noche– este Congreso ha permitido a los numerosos participantes del mismo, exponer su comunicación con el tiempo necesario, a la vez que ha hecho posible un amplio debate después de cada exposición. En este sentido, este Congreso significa un avance sobre otros anteriores, en que los autores y los críticos carecieron muchas veces del tiempo indispensable para expresar su propio pensamiento, o su crítica al de otro.

También hubo progreso en los modernos aparatos para escuchar las traducciones simultáneas. No así, en cambio, en el logro de la traducción simultánea sobre temas filosóficos. En Congresos anteriores, la traducción ha sido también deficiente. Se ve que encontrar el término ajustado a un concepto filosófico en otro idioma, no es tarea fácil para una traducción simultánea.

Sería de desear, por eso, tener preparada de antemano la traducción y leerla simultáneamente con la versión del autor. [215]

Es tarea muy ardua dar una idea sobre un Congreso de Filosofía con tan dispares comunicaciones y trabajos. Se puede decir que la Fenomenología (Husserl), la Axiología (M. Scheler, y N. Hartmann), el Tomismo –no se olvide que la Facultad de Filosofía de Laval, con su Decano Simard a la cabeza, ha conservado aún el espíritu tomista, que le infundiera el gran maestro de esa Facultad que fuera De Koninck, y que en el Congreso intervinieron numerosos sacerdotes y religiosas– y el Neo-empirismo –principalmente entre los norteamericanos– fueron las corrientes dominantes.

Mucho más difícil aún es dar una idea sobre el nivel del Congreso. Desde luego hubo trabajos muy buenos, como los de García Mainez, Reale, Owens, Simard, Sacheri, Nicol, por citar algunos; otros, la mayor parte, trabajos serios, pero sin un aporte significativo; y muchos también mediocres y hasta malos, elaborados por hombres de ninguna significación filosófica. Claro que es muy difícil, por no decir imposible, poder excluir estos trabajos de un Congreso, como sería de desear. Tal vez la manera de hacerlo sería la de exigir un mínimo de antecedentes docentes y de trabajos escritos para poder intervenir activamente en un Congreso.

Sin duda que el fruto más apreciable de estos Congresos de Filosofía –en que la dificultad y elevación de su objeto hacen difícil encontrar algo original y valioso a la vez– es el del contacto y conocimiento personal de los filósofos entre sí, las conversaciones individuales que continúan las discusiones públicas. A manera de anécdota, recuerdo que después de un amplio y elevado debate que siguiente a la exposición de mi ponencia, continuamos conversando sobre el tema en privado con un grupo de profesores jóvenes, llenos de interés y preocupación por el tema.

El Rector de Laval, el Comité de recepción y también –por qué no decirlo– el hermoso y amplio campus de Laval, con sus modernos edificios, diseminados entre jardines y bosques, ayudaron a hacer más agradable y acogedor este fraternal encuentro y a que los filósofos perdieran su natural agresividad y desenvolvieran sus tesis y entablaran los debates con mayor comprensión y respeto mutuo.

Se ha recomendado la ciudad de San Pablo (Brasil), como sede del próximo congreso.