Filosofía en español 
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Lenguas vernáculas en el Ateneo

Aulas gallega y vasca

Ya se habla gallego vasco en las aulas del Ateneo madrileño. Muy pronto se hablará catalán. En Madrid va entrando la periferia.

Una vez olvidada –y con un poco de suerte, enterrada– la famosa Torre de Babel, el Ateneo madrileño se ha puesto en marcha hablando en diversas lenguas que no preludian, por el momento, ninguna confusión. Ya se habla vasco, va se habla gallego y pronto se hablará catalán en los ilustres salones de la decimonónica institución.

Las aulas de Lengua y Cultura vernáculas de Galicia y el País Vasco –tan polémicas desde que fueran anunciadas en la nueva etapa ateneística iniciada el pasado 21 de mayo– celebraron esperanzadas su acto inaugural del curso 1974-75. La de Cataluña, Valencia y Baleares ha aplazado su inauguración hasta finales de mes por causas imprevistas. La joven Clara Janés, actual directora del Aula Catalana, no ha podido hasta ahora hacerse cargo de ella. Clara Janés, poeta –hija del poeta catalán José Janés, también editor– fue designada para el cargo a finales de septiembre, cubriendo así el vacío causado por la dimisión del primer director del aula, Miguel Dolç. La dimisión de Dolç, veinticuatro horas después de conocer su nombramiento, protagonizó uno de los peores momentos del Ateneo llorquiano al enfrentarse abierta y públicamente con su presidenta, Carmen Llorca, tras unas declaraciones de ésta en las que, al parecer, infravaloró las literaturas vernáculas.

Teoría y práctica

Las aulas vernáculas, proyectos que pueden dar al Ateneo sus mejores bazas, constituyen hoy el enfoque más atractivo de la vieja casa de la calle del Prado. A ellas acudirán –por lo menos así está previsto– especialistas en cualquiera de los aspectos de estas culturas regionales. Junto al planteamiento teórico de la literatura, idioma, geografía o folklore, el Ateneo atenderá la práctica del lenguaje por medio de unas clases impartidas dos o tres días por semana y que están a la espera de la inscripción de alumnos. El propósito del Ateneo –según declaración expresa de su presidenta– es que estas enseñanzas se impartan mientras asista un alumno.

Unificación del vascuence y preludio de Galicia

El presidente de la Academia de Lengua Vasca, Luis Villasante Cortabitarte, habló el pasado día 7 –en el acto inaugural del aula– sobre la unificación literaria del vascuence. Una semana más tarde, el día 15, el novelista gallego Eduardo Blanco Amor inauguró el Aula Gallega con una conferencia titulada “Preludio a un curso de cultura gallega: Lección 0”. A partir de estas fechas, y ya semanalmente, el Ateneo contará con la presencia de destacadas figuras de ambas regiones. A Blanco Amor sucederá inmediatamente el investigador literario Álvarez Blázquez, quien hablará sobre el villancico gallego en España y Portugal durante los siglos XVII y XVIII. Al presidente de la Academia vasca seguirá el investigador Juan Bautista Olaechea Lavallen con una conferencia sobre el humanismo vasco en la empresa americana.

Si los principios han sido buenos –las aulas han contado con una asistencia de público honrosa (de trescientas a cuatrocientas personas)– los directores de éstas auguran futuros aún mejores. Pero insisten en la colaboración necesaria de sus paisanos, sin cuyo apoyo –más o menos próximo– las aulas pueden perderse en lo puramente académico. Al parecer, contra ello se lucha. Se quiere la presencia viva y actuante de Galicia y el País Vasco en un Madrid hasta ahora demasiado castellanizado. Cataluña. Valencia y Baleares esperan su turno.

Los particularismos regionales que se darán a conocer en el Ateneo por medio de estas aulas son a juicio de sus directores (Celso Emilio Ferreiro, de la gallega y Rodolfo Bozas Urrutia, de la vasca) patrimonio común de todos los españoles. “La problemática que informa su existencia y desarrollo –subraya Ferreiro– constituyen un hecho que debe preocupar, o por lo menos interesar, a todos los hispánicos.”