Filosofía en español 
Filosofía en español


Luis de Galinsoga

“El enemigo”, de Mauricio Karl

El enemigo. Los antecedentes y la explosión con que se determina el proceso de desintegración hispánica a través de los tres años últimos, ofrecen una tan múltiple variedad en sus orígenes y en sus circunstancias, que sugieren una polifacética atención y, consiguientemente, una variada bibliografía, cuya génesis es la misma: el hecho histórico de haber perdido España, sin pena ni gloria a veces, estúpidamente, con tragedia oculta o vergonzante, nada menos que su sentido racial, su espíritu animador, la formación que troquelaron para ella siglos y siglos de un vivir glorioso. Son docenas y docenas, acaso centenares, los libros, folletos y opúsculos dedicados al estudio de ese proceso de disolución nacional, desde ángulos diversos de observación, con enfoques variadísimos sobre la variedad infinita de desastres causados o de acciones y omisiones causantes, pero todos henchidos del mismo dolor, grávidos de igual pesadilla y certeros en señalar, para tantos y tan distintos cauces revolucionarios, el mismo manantial escondido y tenebroso.

Acabo de aludir a las sectas secretas, cuya actuación ha podido sugerir sólo burlas y bromas mientras no tuvimos de ella sino la impresión grotesca que sus ritos ridículos determinaban; pero cuya siniestra influencia en la liquidación incivil a que asistimos nos ha hecho mirarla con aire torvo y en actitud defensiva de los instintos raciales amenazados. Se está formando en España, a golpe de experiencia cruenta, en forjas de dolor y de ruina de lo que más amamos, un concepto neto y preciso de las posibilidades masónicas puestas a operar sobre un país cuyas únicas defensas contra ellas fueron hasta ahora la risa fácil y el chiste alegre zumbando en torno a los masones oficiantes del lugar, de la villa, del pueblo o de la ciudad. Hay ya, modelado por la realidad, en colaboración con los libros a que hemos aludido, un concepto masónico del proceso revolucionario español y hasta un concepto masónico de la Historia. Y a cada publicación nueva que acrece ese tesoro bibliográfico, se abren nuevos horizontes en el ánimo del español que descolgó ya de sus labios la sonrisa burlona y el gesto irónico, poniendo, en cambio, en su actitud los signos claros que denuncian al corazón atribulado y al pensamiento obseído, frente a los siniestros planes, en gran parte realizados, de la masonería militante.

En este libro de «Mauricio Karl», se despliega el análisis de aquel concepto histórico de la masonería con muy documentada y prolija copia de datos y de antecedentes. En un estilo que no es precisamente definidor ni doctrinario, sino polémico hasta el desgarro, restallante, de pregón y de soflama, auténticamente panfletario, el autor vibra sus denuncias y sus invectivas contra la secta, arrancando de la expulsión de los judíos, en cuanto a España, y con historia precisa de los orígenes ingleses de la masonería. Referida a la actuación masónica, está hecha una síntesis muy certera de los desastres españoles en la Historia Moderna; quiero decir, el proceso de la desintegración hispánica a que antes hemos aludido. Es en esta parte en donde radica lo más original del libro de «Mauricio Karl»: porque, en lo demás, en lo que tiene de próximo, de inmediato y de coetáneo aquel proceso –años predictatoriales, de la Dictadura, 1930 y explosión subsiguiente de la revolución–, es menos nuevo cuanto este libro nos ofrece, aunque no deje de aportar algunos datos y aspectos inéditos que completan y perfilan nociones ya formadas.

Hemos de oponer un serio reparo, no sólo a El enemigo, sino también al libro que le precedió, El comunismo en España, y que apareció firmado igualmente por este personaje misterioso que se oculta bajo el seudónimo de «Mauricio Karl». Hay en estas obras un aire y un sentido polémicos que exigen la plenitud de claridad en su autor, so pena de perder fuerza y hasta de caer en libelismo todo el arranque combativo con que se arman para una cruzada nacional las tesis honradas que inspiran sus páginas. Y no hay esa plenitud en cuanto el autor se eclipsa y se abroquela tras las fáciles comodidades de un seudónimo. En El enemigo, además, se formulan algunas graves hipótesis, que llegan a ser afirmaciones y denuncias en algunos casos, las cuales o son recursos efectistas tangentes con el juicio temerario o, si son una concreta acusación, necesitan llevar el refrendo de una paternidad inequívoca y de una estricta responsabilidad.

Luis de Galinsoga