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Declaración del Congreso por la Libertad de la Cultura

El Congreso por la Libertad de la Cultura, asociación internacional de hombres de ciencia, de escritores y artistas, entre cuyos Presidentes de honor figuran Jacques Maritain, Reinhold Niebhur, Jayaprakash Narayan, Salvador de Madariaga, Karl Jaspers, Theodor Heuss y Leopoldo Senghor, y cuyo Comité ejecutivo preside Denis de Rougemont, ha hecho pública la siguiente declaración:

«Nada puede objetarse al hecho de que un Estado considere que los intelectuales y los artistas deben estar sujetos a las mismas leyes que los otros ciudadanos. El Congreso por la Libertad de la Cultura no pretende elevar ninguna protesta contra la aplicación de tales leyes.

Lo que resulta inadmisible es que, sin esperar a que unos ciudadanos hayan sido juzgados –y aun en el caso en que haya recaído sentencia condenatoria– se aplique un castigo suplementario a una determinada categoría de personas, como es el caso de los intelectuales y artistas a los que el gobierno francés acaba de prohibir toda actuación en los teatros subvencionados por el Estado, en el cine, la radio y la televisión, así como a los miembros del cuerpo docente, a quienes se ha negado el derecho a ejercer su profesión.

En cualquier país moderno, la democracia sólo puede mantenerse a condición de que el Estado renuncie a extender su esfera de competencia hasta donde llegue su poder coactivo. El Estado no debe, por lo tanto, reaccionar contra sus adversarios recurriendo a aquellas medidas de represalia que la compleja organización de la sociedad pone actualmente a su disposición. El mantenimiento de la democracia exige que el Estado señale un límite a sus propios poderes, renunciando a imponer restricciones a las libertades de que deben gozar todos los ciudadanos, incluso sus adversarios. Fundado en tales principios, el Estado, aun cuando puede exigir a aquellos de sus funcionarios en quienes ha delegado una parte de su autoridad, que se sometan o que dimitan, debe conceder a todas las demás personas, cuyas actividades son retribuidas con cargo a los fondos públicos, una libertad de expresión igual a la que disfrutan los restantes ciudadanos.

Por lo tanto, el Congreso por la Libertad de la Cultura protesta contra las medidas recientemente tomadas por el gobierno francés tendientes a impedir el normal ejercicio de sus actividades a un cierto número de artistas e intelectuales. El Congreso estima que tales medidas sólo pueden conducir a un encuadramiento disciplinario y a una mayor sujeción del pensamiento y de la creación artística. Consentir su aplicación equivaldría a poner en peligro la totalidad de las libertades públicas.»

París, 4 de octubre de 1960.