Filosofía en español 
Filosofía en español


León Carbonero y Sol

Proyectos para convertir a la mujer cristiana en espíritu fuerte

La famosa circular que el Ministro francés Mr. Duruy, ha expedido sobre instrucción pública ha excitado, como no podía menos de suceder, las complacencias de los corruptores de las costumbres públicas y privadas, y los temores, y las tristezas del Episcopado, del clero y de las madres de familia. El Ministro francés de Instrucción pública quiere confiar la segunda enseñanza de las jóvenes de 14 a 18 años, no a las religiosas, cuyo instituto es la enseñanza, ni a las madres de familia, sino a los hombres, a los catedráticos de las Universidades y Liceos, cuyos tres mil profesores, [124] según dice el Ministro al final de su circular, están dispuestos a recibir este legado.

Para comprender los resultados que darán tales medios de enseñanza, baste saber que los francmasones, según afirma la Revista de Strasburgo, número de Enero de 1868, ven en el proyecto del Ministro francés un medio de sustraer a la mujer de la acción benéfica de la religión; esperando de este modo formar una generación de francmasonas y de libres pensadoras.

El episcopado francés ha reclamado y protestado contra la circular, distinguiéndose entre todos por la fuerza de razón, por el santo celo, por la elocuencia cristiana los señores Obispos de Orleans y de Strasburgo.

Por fortuna nuestra, lejos de que este mal francés venga a contagiarnos, coincide con el proyecto de Instrucción pública aprobado ya en el Congreso español, y en virtud del cual las mujeres que se dediquen al profesorado de instrucción primaria dejarán de ser enseñadas, como hasta aquí, por los jóvenes profesores de las escuelas normales.

Gracias a Dios veremos pronto suprimidos tantos, tantos y tantos peligros... y no deploraremos las caídas que vimos denunciadas en periódicos liberales, y por lo mismo nada sospechosos.

Pero ¿por qué después de tantos años de métodos y ensayos y planes y rebeliones se fija hoy la atención en la necesidad de que la mujer sea educada por el hombre, y con una educación al parecer científica y literaria y en realidad anticristiana y sensualista?

Porque son tan impotentes todos los esfuerzos del libre examen y de la escuela materialista moderna, mientras haya en la familia ese apóstol llamado Madre cristiana de familias; que con su ejemplo, y con su palabra, y con su voz, y con sus besos, y con su calor, y con su mirada comunica al corazón del niño latidos, que podrán debilitarse, pero que [125] recobran su fuerza en las grandes crisis de la vida, que enciende en la inteligencia esas luces que aunque agitadas por los malos vientos de la impiedad se reaniman y brillan con más esplendor, cuando un dolor o una desgracia o un desengaño les hace conocer que van caminando entre tinieblas. No es otra la razón porque hace años que la prensa liberalesca, que los órganos de la esclavitud del pensamiento por el libertinaje de la razón, dando treguas a sus enseñanzas políticas, y quitada la máscara por la fuerza de su despecho, se dedican a desmoralizar más descaradamente, a fascinar a la mujer con halagos, a predicar que es digna de ser todo lo que es el hombre, que está inicuamente excluida de la participación en los grandes destinos de la humanidad, que está reducida a un objeto mecánico de la casa y de la familia, y que no teniendo el alma sexo, la mujer es digna de ser hombre, de funcionar como hombre y de competir con el hombre en todos los cargos y funciones públicas y privadas.

Un periódico español La Nueva Iberia haciendo eco con la. prensa materialista y desmoralizada del vecino imperio y de los Estados-Unidos bate las palmas de alegría, y después de opinar que las mujeres deben ser todo, todo lo que es el hombre, nos da la siguiente noticia.

«Bien por las mujeres.- Acaba de establecerse en Nueva-York un periódico titulado La Revolución, redactado por mujeres y consagrado a abogar por la admisión de su sexo al goce de todos los derechos políticos y civiles que la costumbre y la ley atribuyen al sexo feo.

La directora del periódico Miss Lusan Antony, encabeza su publicación con una lista de los senadores y hombres públicos que se han suscrito en favor de la asociación, lista seguida de otra recriminatoria contra los que han vuelto su espalda a la cuestación.»

La impiedad se reconoce impotente para consumar su [126] triunfo mientras no prostituya a la mujer, y he ahí por qué ya se dirigen todos sus esfuerzos a sustraerla del elemento religioso, a convertirla en espíritu fuerte, dándola una educación racionalista, y haciendo que sea educada por el hombre, pero no por el hombre de Cristo, ni con la doctrina de Cristo, sino por la barbarie del salvajismo moderno que se llama civilización moderna.

Confiamos que serán vanos los esfuerzos que se hacen para destruir esta gran fuerza que defiende el hogar doméstico de las invasiones de los modernos bárbaros, los despreocupados.

León Carbonero y Sol