Filosofía en español 
Filosofía en español


Notas bibliográficas

La Filosofía Nacional de Catalunya, por Mossen Salvador Bové. Barcelona 1902

Bajo la modesta forma de una Conferencia leída en el Ateneo Barcelonés ha publicado el reverendo don Salvador Bové una obra de la mayor importancia encaminada a sostener que la filosofía catalana está encarnada en el doctor Arcangélico, el Beato Ramón Llull.

Después de una interesante introducción en que escudriña las manifestaciones del pensamiento filosófico catalán en los primeros siglos del cristianismo y durante la dominación visigótica, la influencia de las escuelas rabínicas y árabes y los caracteres psicológicos de nuestra nacionalidad, llega al siglo XIII, de cuya civilización traza un brillante cuadro y en el cual florece Ramón Llull, sentando la tesis de que este «va fondre en la seva ánima de gegant les necessitats, les aspiracions, les tendencies y tots los elements étichs, racionals e histórichs que integravan lo pensament nacional de Catalunya, y, una vegada fós, ho animá ab una alenada de son potent esperit, li doná una forma, y exí la Ars Magna, no del costat, como Eva del cos de Adam, sino de les metexes entranyes del pensament de la Nació catalana: la filosofía nacional de Catalunya es la filosofía luliana.» Y esta filosofía «es psicológica, armónica y crítica; y té una metafísica molt sobria y sintética,» adecuada a las condiciones físicas e intelectuales del individuo catalán.

En calurosos términos, y no escaseando de paso rudos ataques a la filosofía de Reid, defiende a Ramón Llull de la nota de no ser psicólogo, y si puramente metafísico, afirmando que en sus obras se contiene todo lo bueno de la escuela escocesa sin ninguno de sus extravíos ni de sus exclusivismos.

Entrando ya en el fondo del asunto, explica el autor cómo Ramón Llull no se inclinó exclusivamente al platonismo ni al aristotelismo, ni menos pensó en fundar una filosofía nueva, sino que enseñó una filosofía que si sube de lo sensual a lo intelectual con Aristóteles, baja de lo intelectual a lo sensual, o sea de lo universal a lo particular, con Platón, empezando la suya propia donde acaba la del filósofo de la Academia, completando el pensamiento de éste, a lo cual hay que añadir que no solamente apela Llull al método ontológico, sino también al experimental, anticipándose así al gran Bacon de Verulamio en el empleo de la inducción, juntando en muchas ciencias los dos métodos.

El Rvdo. Sr. Bové da pruebas de ser excelente vulgarizador de una ciencia tan abstrusa como es la metafísica al poner al alcance de todas las inteligencias la filosofía de Llull en lo tocante a los principios de su famosa Ciencia Universal; su psicología, que compara con la escocesa y la tomista; su lógica, en que corrige la de Aristóteles; su dialéctica, &c., cuidando siempre de salvar al Beato de la nota de innovador o revolucionario y atribuyéndole, en camino, el mérito de ser eminentemente conservador.

Demostrado el carácter armónico de la filosofía luliana, ya casi que no es permitido emplear la palabra lulismo, procede el Rvdo. señor Bové a demostrar que es también crítica, en cuyo concepto fue digno héroe el insigne mallorquín de la cruzada contra el averroísmo; se extiende en una erudita exposición de la influencia ejercida por Llull en la Nación catalana (Cataluña, Valencia y Mallorca), así como en algunos centros del extranjero; recuerda lo devoto que fue de Llull «lo rey més gran y gloriós que ha tingut l'Estat espanyol, Felip II, lo Prudent, qui no contentantae pas en esser lo Mecenas de la Ciencia luliana y dels seus adeptes, promogué en la Curia Romana lo procés de canonisasió del Mártir de Bugía»; la protección que a su sistema dispensaron don Felipe III y don Felipe IV, amén de algunos papas y de la Seráfica Orden, sin contar la que anteriormente le dispensaran los reyes de Aragón, y termina con una disquisición acerca de los filósofos catalanes posteriores a Llull, desde Luis Vives al insigne Javier Llorens, concluyendo que ninguno de ellos puede aspirar al título de «filósofo de Cataluña», el cual corresponde exclusivamente al gran franciscano mallorquín.