Mercurio Peruano
Revista mensual de ciencias sociales y letras

 
Lima, febrero de 1920 · número 20
año III, vol. IV, páginas 159-160

[Manuel Beltroy]

Notas varias

Conferencia del poeta de la juventud, D. José Gálvez sobre literatura catalana y entrega de la «maquette» de Federico Marés, en la Federación de Estudiantes
 

A mediados del presente mes, se realizó en el local de la Federación de Estudiantes una simpática actuación que, así por su carácter altamente cultural como por el prestigio intelectual de quien la sustentara, despertó vivo interés en nuestros círculos estudiantiles y literarios y llevó a la amplia sala de actos de la citada institución, a un público copioso y distinguido, como en los mejores días de la Universidad.

El señor D. José Gálvez, principal colaborador y fundador de Mercurio Peruano, de regreso de Barcelona, en donde ha desempeñado con brillantez y provecho para el Perú nuestra representación consular, así como propagandista de nuestros derechos en la cuestión del Pacífico, como en las funciones específicas de su cargo, anunciaba una conferencia acerca de las actuales corrientes de la literatura catalana en que el se ha empapado durante su estadía de dos años en la ciudad condal, y manifestaba su propósito de hacer entrega en el mismo acto a la junta directiva de los Estudiantes de una maquette que, inspirándose en la justicia de nuestras reivindicaciones patrióticas en el Sur ha modelado el escultor Federico Marés para obsequiarla a los universitarios peruanos.

Inició la velada el Presidente de la Federación, presentando con afectuosas palabras al señor Gálvez a la nutrida asistencia estudiantil diciendo que reincorporaba físicamente al seno de la colectividad universitaria, quien, a través de la distancia ha seguido siendo constantemente su alma.

Al avanzar el poeta de la juventud en el estrado, que honraba con su presencia el Excmo. Ministro de España ante nuestro gobierno señor D. Jaime de Ojeda y Brooke, para dar principio a su conferencia fue estruendosamente aclamado por la numerosa concurrencia, con una entusiasta ovación.

Restablecido el silencio, agradeció, conmovido, el poeta el saludo cordial que le tributaron los estudiantes y desarrolló una interesante causerie en torno a sus recuerdos universitarios y a su vida estudiantil. Habló del ambiente de fraternidad y de compañerismo y de la [160] efusión idealista que creó el «Centro Universitario», como foco de vida intelectual y solidaridad sentimental de la agrupación universitaria. Refirió su despertar a la poesía y el entusiasta arranque que en la primera conmemoración primaveral lo hizo cantar el Himno a la Primavera, en la rotonda de la Escuela de Medicina, en el año de 1909. Contó luego las diversas etapas de su carrera literaria que culminara con los lauros florales de 1912, y habló de las fatigas, esfuerzos y triunfos de su carrera periodística, hasta que la dolencia lo postró, herido pero no derrotado, y hubo de salir de su patria en demanda de la perdida salud. Relató su llegada a España, sus amistades literarias, sus trabajos en pro de la causa peruana en el litigio del Pacífico, y entró a ocuparse de la maquette de Marés, cuya entrega a los estudiantes debía constituir parte principal de la actuación.

Después de referir cómo nació la idea de un monumento que encarnase la inquebrantable aspiración reivindicatoria de los peruanos, hizo dar lectura al mensaje en que el escultor ofrenda a la juventud del Perú su amistoso tributo de artista.

Luego vino la conferencia propiamente dicha, que duró más de hora y media. El poeta disertó acerca de la historia de la genuina literatura de Cataluña, desde sus orígenes hasta nuestros días, haciendo sumarias críticas de sus figuras principales, desde Raimundo Lulio y Mosén Jacinto Verdaguer hasta los novísimos Eugenio D'Ors, Maragall, Carner y Rusiñol. Bosquejó el proceso de su desarrollo literario, a partir de la Edad Media, a través del Renacimiento hasta llegar a los tiempos modernos, y se detuvo especialmente en las admirables personalidades de D'Ors y de los poetas de la escuela actual. Cerró la conferencia con una lectura de primorosas traducciones de poesías de aquellos poetas, que fueron largamente aplaudidas.

Obligado a decir algo suyo, recitó el poeta, con el exaltado entusiasmo de sus días universitarios, sus «Ideales de Primavera», que le valieron una nueva y calurosa ovación.

A la salida del local de la Federación el señor Gálvez, fue acompañado hasta su domicilio por una multitud de estudiantes que lo aclamaban incesantemente.

M. B.

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