Filosofía en español 
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Cinematografía

La consagración del cinematógrafo

El público aficionado al cinematógrafo está de enhorabuena.

La cantidad de material preparado para proyectar en la temporada de invierno es enorme y verdaderamente bueno, en general. Inútil es decir que la mayor parte procede de América, donde han llegado, en lo que a atrevimiento y osadía de procedimientos se refiere, a lo inconcebible.

Cintas hay que se precisa verlas dos o más veces para darse cuenta exacta de la audacia norteamericana, que no se detiene ante ningún obstáculo, a fin de reflejar la realidad de las escenas.

La cinematografía ha dado un avance gigantesco en los Estados Unidos, y de este avance comienzan a llegar a España las primeras pruebas, que son admirables.

Cuando las Empresas madrileñas comiencen a organizar sus programas (que será muy pronto) con las nuevas producciones, el público va a suponer que vive una nueva vida cinematográfica.

Cabe afirmar que todo lo que hemos visto hasta ahora no era otra cosa que simples tentativas, avanzadas de un ejército formidable, leves muestras de un arte que, como dice muy bien Cristóbal de Castro en La Esfera, es un arte nuevo, esplendido, vigoroso, que se puede permitir lujos que no puede permitirse el teatro; por ejemplo: el de prescindir de la palabra.

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En la temporada que va a comenzar próximamente, quedará consagrado el cinematógrafo como arte supremo indiscutible.

De nada servirán los juicios adversos que se harán contra el “arte del silencio”, ni las campañas solapadas que con cierta periodicidad aparecen en algunos periódicos, atribuyendo al cinematógrafo perversas influencias.

La producción que va a proyectarse es tan soberbia, tan admirable, que triunfará sobre todas las adversidades y sobre todas las campañas.

Norteamérica, que, a pesar de las trabas aduaneras impuestas, vuelca sobre Europa toda su labor cinematográfica; Francia, que está dispuesta a conquistar un puesto en el mercado internacional por sus propias actividades y por las que desarrollarán importantes entidades norteamericanas que se han instalado en la vecina República para apoderarse del mercado europeo; Italia, que, emulada del ejemplo americano, varía de procedimientos y avanza al compás de los gustos del público; Dinamarca, que con elementos propios y extraños, no quiere verse preterida en la competencia mundial, y Alemania, que no ha cesado en su labor cinematográfica durante la guerra, y la ha activado desde la firma del armisticio, van a medir sus armas respectivas en la próxima temporada para adueñarse de los mercados espectaculares.

La competencia de marcas ha de ser brutal, terrible, asombrosa, porque en estos primeros años han de buscar los productores el máximum de extensión.

No es preciso insistir en lo que va a ganar el público con esta competencia de países y marcas.

1.000 pesetas de premio regala El Sol a los lectores de la sección de Cinematografía.
Vean ustedes las condiciones en la próxima página de “Cinematografía”, que se publicará el día 8 del actual.

[ El Sol iniciaba este día su sección de Cinematografía, encabezada por una viñeta firmada por la agencia de publicidad Helios, fundada por Pablo León Domínguez. ]