Filosofía en español 
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[ Rodolfo Llopis ]

Internacionales de Maestros

Las “Jornadas pedagógicas” de Léipzig

Los “Trabajadores de la Enseñanza”

Anatole France, en 1910, en Tours, pedía a los maestros una colaboración internacional “para preparar en común una enseñanza universal y decidir los medios más adecuados para llevar la paz y la unión a los pueblos”. Un año más tarde, en el Congreso de Burdeos, la Fédération des Syndicats de l'Enseignement y el Sindicato Magistrale Italiano constituían la Internacional, en cuya declaración de principios afirman su voluntad de trabajar en favor del pacifismo y del internacionalismo y su deseo de llegar a implantar en todo el Mundo una educación racional.

En 1922 la Internacional cuenta ya con cuatro secciones nacionales: Francia, Italia, España y Luxemburgo. En 1924 se afilian Bélgica, Portugal, Bulgaria y Rusia. Más tarde se le incorpora Inglaterra, China, Escocia y Uruguay. Poco a poco la Internacional de los Trabajadores de la Enseñanza –I.T.E.– acrecienta sus efectivos. A ella acuden los núcleos de educadores que en sus respectivos países laboran, juntamente con los obreros, por la emancipación social.

Esta Internacional, que nace en los días de la grave escisión sindical, afirma su voluntad de permanecer igualmente alejada de la F.S.I. y de la I.S.R. Por eso dice que hasta la fecha la I.T.E. es la sola Internacional que en el terreno de la lucha de clases ha realizado la unidad sindical.

Cuatro Congresos lleva ya celebrados. El último tuvo lugar en Viena, en agosto de 1926, en el que estuvieron representados cuarenta países. Sindicalmente, ofreció el ejemplo de poder trabajar juntos delegados de diversas tendencias; técnicamente, discutiendo temas tan importantes como “Escuela y religión”, “Escuela y moral” y “Lucha contra el chauvinismo”, puso de relieve una ideología pedagógica de vanguardia, que cada día penetra más en la conciencia de los educadores.

Este año, durante las vacaciones de Semana Santa, ha celebrado su Congreso reglamentario –el quinto– y unas “Jornadas pedagógicas”.

Una exposición escolar

Léipzig ha sido la ciudad elegida para esta manifestación internacional. Y por primera vez, después de los turbulentos días de la grave escisión sindical y política, han trabajo juntos maestros que militan en diversos sectores de la extrema izquierda. Juntos han constituido elComité organizador, juntos han presidido las sesiones, juntos han discutido en el amplio salón de la Leipziger Lehrerverein y juntos han intervenido en el mitin internacional que se celebró en la suntuosa sala del Ayuntamiento de Leipzig.

Al mismo tiempo que las “Jornadas pedagógicas” se ha organizado una Exposición escolar, la Internationale Pädagogische Ausstellung. La Exposición es fundamentalmente alemana. Los ochenta pabellones, con sus curiosas instalaciones, se suceden ofreciendo las novedades que producen las industrias alemanas dedicadas a la construcción de material escolar. Y sin quitar importancia a los demás pabellones, y reconociendo el esfuerzo que supone la instalación de las escuelas para anormales, la de las Universidades populares y la de los aparatos cinematográficos, el interés de la Exposición se concentra en el pabellón ruso. Ocupa la sala central, que han decorado con emblemas y motivos ornamentales rusos. Cuatro funcionarios de la U. R. S. S. van explicando en diferentes idiomas el sentido de los diagramas que se esparcen por toda la sala. A la entrada, un enorme cuadro sinóptico indica todas las instituciones educativas existentes en Rusia. Después, para cada una de las secciones, hay su correspondiente instalación. Así puede seguirse con toda facilidad el proceso de la educación rusa, desde sus instituciones preescolares hasta los centros de cultura superior. Y para todas las instalaciones, multitud de fotografías, estadísticas, diagramas, trabajos escolares... Y en toda la obra palpita una misma preocupación política, un mismo afán de troquelar ciudadanos para los Soviets, educándolos en el marxismo y en el leninismo. Marx y Lenin son los temas fundamentales de infinidad de trabajos escolares que se repiten insistentemente en los libros de clase que acaban de editar con toda esplendidez.

Las “Jornadas Pedagógicas”

Tres días han durado las “Jornadas pedagógicas”. Los temas de discusión se agrupaban en estas cinco grandes cuestiones:

Primera. Situación material y moral del niño proletario.

Segunda. El fin de la educación.

Tercera. Organización del sistema escolar.

Cuarta. Programas y métodos.

Quinta. La disciplina entre los escolares.

Para esas cinco grandes cuestiones se habían designado varios ponentes: seis rusos, seis alemanes, dos ingleses, unfrancés, un belga, un austríaco, un griego, un sueco, un japonés y un español. Durante tres días, por la mañana y por la tarde, en el amplio salón de la Leipziger Lehrerverein, y ante la presencia de quinientos delegados venidos de todo el Mundo, se han desarrollado los debates en una atmósfera de gran pasión ideológica y de gran intimidad internacional. Desde el primer momento quedaron perfectamente definidas las dos tendencias existentes en las “Jornadas”. Todos identificados en las críticas contra el actual sistema educativo; pero al trazar las bases de la escuela del porvenir, dos concepciones radicalmente distintas se enfrentan. De un lado, los que estiman que no hay pedagogía fuera de la realidad actual, y como sostienen que la educación presente es una educación de clase, hecha en beneficio de una clase, proclaman la necesidad para los trabajadores de implantar una educación igualmente de clase: la educación proletaria. Ello significa no ver en el niño sino al futuro proletario. Los programas, los métodos, todo cuanto se relacione con la educación, se determinará en función de ese fin.

Frente a esa concepción, y no señalando más que lo que los separa, se levantan los que, haciendo pedagogía igualmente dentro de la realidad actual, sólo quieren ver en los niños, niños; los que creen que la escuela debe hacer vivir a los niños plenamente su infancia, sin prepararlos concretamente para ningún oficio, ni siquiera para el de “hombre”, como pedía Rousseau, si ello ha de significar introducir prematuramente en la conciencia de los niños las preocupaciones de los hombres... Mientras unos piden la implantación de la escuela de clase, los otros reclaman la realización de una escuela humana. La primera tendencia la defendían principalmente los rusos. Por eso se esperaba con verdadero interés su intervención. El Gobierno alemán solamente autorizó un pasaporte, el de Pinkevitch, rector de la segunda Universidad de Moscú. Pinkevitch, habló. Veamos lo que ha dicho el más famoso de los pedagogos rusos.

Rodolfo Llopis

Léipzig, abril 1928.
(Prohibida la reproducción.)