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Renovación Española

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Renovación Española, revista semanal ilustrada, se publica en Madrid en 1918, desde el 29 de enero (nº 1) hasta el 3 de noviembre (nº 40), durante los meses finales de la Gran Guerra y compartiendo sus colaboradores y redactores posiciones germanófilas [no se olvide la respuesta contradistinta: Los Aliados]. Su director fue Quintiliano Saldaña (1878-1938). Decía el ABC (16 abril 1918, 14): «Renovación Española. Interesantísima revista ilustrada de los intelectuales germanófilos españoles. Artículos de política, literatura, filosofía, pedagogía, arte, viajes, guerra, teatros, libros. Numerosas caricaturas. Suscripción: año, 10 pesetas. San Bernardo, 124.»

«De Alemania salieron la filosofía, la ciencia y la música.
De Inglaterra, el derecho del más fuerte, la opresión y el látigo.
De Francia, la morfinomanía, el aborto y el volterianismo.
De los Estados Unidos, la ley de Lynch.
»
nº 30, 22 agosto 1918, página 4

Los colaboradores de Renovación Española

En cada uno de los cuarenta números de la revista figura un recuadro con una relación de Colaboradores y otra de Redactores. Son veintidos los nombres de los colaboradores que figuran en total (colocados por orden alfabético, salvo los cuatro últimos incorporados); de ellos trece [ █ ] se mantienen durante toda la vida de la revista; sólo uno deja de figurar [ ◄ ] tras hacerlo durante los once primeros números (Julio Cejador) y ocho fueron incorporados ya en marcha el proyecto [ ► ] (en cuatro momentos, dos nuevos colaboradores cada vez; uno de ellos había figurado antes como redactor).

Colaboradores de Renovación Española1234567891123456789212345678931234567894
Pío Baroja
Jacinto Benavente
Adolfo Bonilla y San Martín
Julio Casares
Julio Cejador
Eugenio D’Ors (Xenius)
Concha Espina de la Serna
Edmundo González Blanco
Ricardo León
Eduardo López Chávarri
Silvio Kossti
Emilio Miñana
Condesa de Pardo Bazán
Julio Puyol
Rafael López de Haro
Francisco Rodríguez Marín
José María Salaverría
Rafael Salillas
Ramón Gómez de la Serna
José Rodríguez Carracido
José Rodao
Juan de Contreras

Los colaboradores estables de Renovación Española

Pío Baroja (1872-1956) figura en primer lugar de la relación gracias al orden alfabético, pero también es el nombre que los impulsores de Renovación Española quisieron que firmase el primer artículo del primer número: «El dragón de Gastizar». Este dragón de Gastizar (nombre de una casa solariega de Ustáriz, a 35 kilómetros a caballo de Irún, en Aquitania, capital durante el Antiguo Régimen del Labort) «tosco y quimérico representaba el dualismo de las cosas humanas y divinas: por la cabeza al diablo y por la cola a Dios; por delante la ciencia, el materialismo, la duda; por detrás el misticismo y la piedad; por un lado todo malicia, ironía y desprecio para los mortales, por el otro todo benevolencia y resignación cristiana. [...] Aquel viejo basilisco no tenía amigos; únicamente una lechuza parda se posaba en el remate de la veleta y solía estar largo tiempo contemplando desde allí arriba el pueblo. ¿El dragón roñoso y la lechuza de plumas suaves y de ojos redondos se entendían? ¿Quién podía saberlo? ¿Venía ella –el pájaro sabio del crepúsculo– a recibir órdenes de aquel basilisco chirriante e infernal agobiado por su apéndice cristiano? ¿O era el basilisco el que recibía las órdenes de la lechuza?». ¿Querían Baroja y los promotores de la revista convertir a basilisco y lechuza en símbolos de Renovación Española? No lo parece, pues en realidad el texto que Baroja entregó a Renovación Española era, sin decirlo, adelanto de su próxima novela, el prólogo de La veleta de Gastizar (Caro Raggio, Madrid 1918, 238 págs.), otro episodio de las Memorias de un hombre de acción ambientado entre exilados españoles, cuando en octubre de 1830 tres columnas liberales armadas, las del guerrillero Francisco Espoz y Mina, el coronel De Pablo (Chapalangarra) y el coronel Francisco Valdés, incursionaron por Navarra y fueron derrotadas por los realistas tras cruento combate sin poder proclamar la Constitución.

Jacinto Benavente (1866-1954). Escritor, académico de la Española desde 1912, el 24 de febrero de 1918, un mes después de la aparición de la revista, resultó elegido diputado por Madrid al Congreso, por la fracción maurista. En 1915 había redactado el manifiesto germanófilo (que firmaron entre otros Francisco Rodríguez Marín, Adolfo Bonilla San Martín y Emilio Cotarelo Mori) respuesta al manifiesto aliadófilo que habría sido escrito por Ramón Pérez de Ayala y fue publicado en la prensa extranjera en julio de 1915 (firmado por Julio Cejador, cuyo nombre aparece entre los colaboradores de Renovación Española hasta el nº 11). En 1922 fue laureado Jacinto Benavente con el Premio Nobel de Literatura.

Adolfo Bonilla y San Martín (1875-1926). Desde 1905 catedrático de Filosofía de la Universidad Central. Autor del primer artículo del segundo número de la revista: «El exceso de política».

Julio Casares (1877-1964). Gran violinista, ingresó en la orquesta del Teatro Real en 1896, antes de convertirse en diplomático: desde 1915 era intérprete de primera clase en el Ministerio de Estado. En 1934 el presidente de la República le nombraría delegado suplente de España en la Sociedad de Naciones de Ginebra. Tras la guerra recibió en 1944 la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica e ingresó en 1947 en la Real Academia de la Lengua, de la que fue secretario perpetuo.

Eugenio D’Ors Rovira, Xenius (1882-1954). Frustrado opositor a la cátedra de Psicología de la Universidad de Barcelona en 1914, entre 1917 y 1919 ejercía como Director de Instrucción Pública de la Mancomunidad de Cataluña. Todavía sin terminar la guerra fue nombrado en 1938, por el ministro Pedro Sainz, secretario perpetuo del Instituto de España. Los impulsores de Renovación Española quisieron que firmase el primer artículo del tercer número: «Las obras y los días», tras el que aparece publicada la carta que envió al director de la revista, con fecha 31 de enero de 1918, en la que prefiere figurar entre los colaboradores más que entre los redactores con el siguiente escurridizo argumento: «Hay en esto un matiz que subraya la condición de libertad de opiniones que ha sido la base de nuestro acuerdo. Pareciéndome muy respetables y elevadas las que ustedes enuncian en aquel prospecto, no podría yo compartirlas todas. Empiezan ustedes por decir: «España sobre todas las cosas», y a mí me parece que, por encima de España y de cualquier patria, están todavía ciertos altos intereses ideales, como la Justicia o la Belleza.»

Concha Espina de la Serna (1877-1955). Ya era una consolidada escritora, aunque no logró entrar en la Real Academia ni el Premio Nobel, del que fue candidata tres veces en los años veinte. Por Altar mayor recibió el Premio Nacional de Literatura en 1927.

Ricardo León (1877-1943). Periodista, poeta y novelista ya consagrado, elegido académico de la Lengua en 1912 había ya ocupado el sillón B en 1915.

Condesa de Pardo Bazán (1851-1921). Emilia Pardo Bazán es la persona de más edad de entre todos los colaboradores y redactores de Renovación Española. La Residencia de Estudiantes había publicado en 1917 su conferencia Porvenir de la Literatura después de la Guerra (que había leído en la Residencia el 5 de diciembre de 1916). Los impulsores de Renovación Española quisieron que firmase el primer artículo del cuarto número: «Interrogante».

Julio Puyol Alonso (1865-1937). Funcionario en el Instituto de Reformas Sociales y alto cargo en el Ministerio de Trabajo, fue gran amigo de Adolfo Bonilla (con quien publicó una novela, y de quien escribió, tras fallecer, una biografía). Correspondiente de la Hispanic Society desde 1906, académico de la Historia desde 1914, en 1918 pasó a serlo de la de Ciencias Morales y Políticas (intervino en el debate que organizó esta academia en 1934 sobre el nacional-socialismo alemán).

Rafael López de Haro (1876-1967). Notario, autor dramático y novelista, también de novela erótica. En enero de 1917 entregó a la Academia de la Historia una serie de documentos para apoyar la tesis de que la verdadera patria de Cristóbal Colón era España, en el contexto de la Comisión Pro-Patria Colón de esa academia.

Francisco Rodríguez Marín (1855-1943). El bachiller Francisco de Osuna era académico de la Lengua desde 1905 y ya había publicado en 1918 dos de sus tres ediciones del Quijote (la de 1911-1913 en ocho tomos, la de 1916-1917 en seis tomos).

José María Salaverría Ipenza (1873-1940). Periodista, viajero, novelista y poeta, amigo de Unamuno, admirador de Nietzsche, en 1918 publicó Los conquistadores. Colaboraría después en Revista de las Españas, con artículos como «El espejismo de las Indias» o «El castellano en América». Para caldear el ambiente sobre la revista que estaban preparando y aparecería ese mismo mes, escribe en el artículo inaugural del primer número del ABC de 1918:

«En cuanto a la idea de renovación, fruto asimismo del año 1917, no es más que un signo de la positiva renovación española, palpable en su progreso industrial, agrícola, económico, intelectual y hasta político. La renovación es un hecho; viene de dentro afuera, como un fenómeno natural del progreso de España. Tal es mi creencia. Los políticos y cronistas han tomado la palabra renovación en un sentido arbitrario y falso; le han dado, en fin, un sentido puramente político, y ahí reside el mal. Porque el político necesita presentarse a las masas como un inductor y un creador, cuando realmente es un ejecutor. Así vemos a los políticos y cronistas presentarse como posibles iniciadores de la renovación española... No: la renovación existe a pesar de los políticos; surge y bulle dentro de España. Sería inestimable que los políticos la pulsaran y se prestasen a servirla, renovándose ellos tanto como se ha renovado el fabricante, el cosechero, el maestro.» (José Mª Salaverría, «Al terminar 1917. Las ideas de un año», ABC, Madrid, 1º de enero de 1918, pág. 4.)

Rafael Salillas (1854-1923). Médico, fundador en 1903 de la Escuela de Criminología dependiente del Ministerio de Gracia y Justicia. En 1918 era miembro del protectorado del Instituto de Reformas Sociales.

El colaborador que se fue de Renovación Española

Julio Cejador Frauca (1864-1927). Clérigo católico ex-jesuita, catedrático desde 1914 de lengua latina en la Universidad Central, en 1918 apareció el noveno volumen de su monumental Historia de la lengua y literatura castellana. Su nombre aparece entre los colaboradores de Renovación Española hasta el nº 11 (9 de abril de 1918). No hay ninguna explicación en la revista sobre tal abandono, y cabe suponer que fue Cejador quien prefirió que su nombre no siguiera acompañando al de los otros colaboradores (algunos, como él mismo, puramente nominales), sin duda por no compartir el sesgo ideológico que se iba decantando en Renovación Española. Quintiliano Saldaña y él participaban desde 1915 en la Revista Crítica Hispano-Americana, pero también en julio de 1915 el nombre de Julio Cejador aparece entre los firmantes del Manifiesto de adhesión a las naciones aliadas (el que se supone escribió Ramón Pérez de Ayala) y que firman profesores como Gumersindo de Azcárate, Nicolás Achúcarro, Adolfo Buylla, Américo Castro, Julio Cejador, Manuel B. Cossío, Luis de Hoyos, Gregorio Marañón, Ramón Menéndez Pidal, Manuel García Morente, José Ortega y Gasset, Gustavo Pittaluga, Adolfo Posada, Fernando de los Ríos, Luis Simarro, Ramón Turró, Miguel de Unamuno, Luis Urrutia; compositores como Manuel de Falla o Joaquín Turina; pintores como Julio Romero de Torres, Santiago Rusiñol o Ignazio Zuloaga; escritores como Gabriel Alomar, Luis Araquistain, Manuel Azaña, Azorín, Manuel Ciges Aparicio, Antonio Machado, Ramiro de Maeztu, Gregorio Martínez Sierra, Armando Palacio Valdés, Benito Pérez Galdós, Ramón Pérez de Ayala, Ramón del Valle-Inclán, &c. Por esos meses de 1918 se cartea Cejador con Vicente Blasco Ibañez (aliadófilo, recuérdese que en 1916 había escrito por encargo del presidente francés Poincaré la célebre novela Los cuatro jinetes del Apocalipsis) que vive en la Costa Azul francesa, o con Alfonsina Storni (que en 1918 recibe una medalla de miembro del Comité Argentino Pro Hogar de los Huérfanos Belgas), &c.

Los colaboradores que se fueron incorporando a Renovación Española

Edmundo González-Blanco (1877-1938). Desde el nº 6. Fecundo traductor y ensayista, hermano de Pedro (1879-1961) y de Andrés (1886-1924). Había publicado entre otros libros El materialismo, combatido en sus principios cosmológicos y psicológicos (1907), El materialismo actual (1915), y España ante el conflicto europeo: iberismo y germanismo (1917). Aunque figura como colaborador a partir del nº 6, de hecho ya publicó «La guerra y el porvenir del mundo» en el nº 4.

Manuel Bescós Almudévar, Silvio Kossti (1866-1928). Desde el nº 6. Amigo y discípulo de Joaquín Costa, su novela Las tardes del sanatorio (1909) mereció por anticlerical pena de excomunión a sus lectores. En 1915 la Cámara Agrícola del Alto Aragón, fundada en 1893 por Costa, hizo público un manifiesto germanófilo, que firmó Bescós. Después publicó el libro La gran guerra. Contribución al glosario español. Anno III (Zaragoza 1917).

Eduardo López-Chávarri Marco (Valencia 1871- Valencia 1970). Pionero en la introducción de Wagner en España, dedicando un libro a El anillo del Nibelungo (Madrid 1902). Como compositor algunas de sus obras ya habían sido interpretadas en 1915 en Alemania, Holanda y Escandinavia. Aunque figura desde el nº 13 como colaborador, figuró desde el inicio de Renovación Española como redactor de la sección de Música, hasta el número once. Ya en el nº 7 aparece una carta suya pidiendo el cambio para no entrar «en contradicción con mis amigos y maestros latinos», dadas las tendencias del periódico (la carta íntegra más abajo, al tratar de los redactores).

Emilio Miñana Villagrasa (Valencia 1872-1937). Desde el nº 13. Abogado, administrador del Centro Jurídico Internacional dirigido por Bonilla, y coautor con él de bibliografía jurídico comercial. En 1906 tradujo del sueco El anarquismo según las fuentes suecas y extranjeras de Federico Lindholm. Traductor también de la Crítica de la razón práctica de Kant (junto con Manuel García Morente) para la Colección de filósofos españoles y extranjeros que dirigía Bonilla. Luego fue Académico de la RACMYP (medalla 7, IV) y profesor de Derecho en la Universidad Central.

Ramón Gómez de la Serna (1888-1963). Desde el nº 28. En 1917 había publicado la primera entrega de sus famosas Gueguerías, y ya en el nº 18 ofrecía «Nuevas greguerías», &c.

José Rodríguez Carracido (1856-1928). Desde el nº 28. Catedrático desde 1881 de la Universidad Central, de la que fue muchos años rector; Académico de Ciencias desde 1887, de Medicina desde 1906, de la Lengua desde 1908; gran impulsor de la Asociación Española para el Progreso de las Ciencias, &c. Rector de la Universidad Central en el momento de publicarse Renovación Española.

José Rodao (1865-1927). Desde el nº 32. Conocido periodista y poeta de Segovia, se incorporó a la vez que el también segoviano y joven marqués Juan de Contreras.

Juan de Contreras (1893-1978). Desde el nº 32, aunque ya en el nº 19 publicaba «Remembranzas». El IX marqués de Lozoya (su hermano Luis falleció en 1917 sin descendencia) era entonces sobre todo poeta: Poemas arcaicos (1913), Poemas de añoranza (1915), y en 1918 sus Sonetos espirituales. Más adelante colaboraría en Acción Española, en Una poderosa fuerza secreta, &c.

Los redactores de Renovación Española

Tras la relación de Colaboradores se hace figurar la de Redactores. Aparecen en total 25 redactores, seis de ellos tras pseudónimo: K-Hito (Ricardo García López, 1890-1984), Kilóm, Selma, Zeppelin, Don Lope y Suetonius. El siguiente gráfico representa la evolución de la presencia de los redactores a lo largo de las cuarenta semanas que se publicó la revista, por el orden que aparecen en las relaciones (que ahora ya no es el alfabético), señalando también las tres situaciones que se dieron respecto de su permanencia: quienes figuran en todo momento como redactores [ █ ], los que a partir de un momento dejaron de aparecer [ ◄ ] y aquellos que se incorporaron [ ► ] ya en marcha la publicación:

Redactores de Renovación Española1234567891123456789212345678931234567894
Política interior: Quintiliano Saldaña
Música: Eduardo López Chávarri
Arquitectura: Roberto Fernández Balbuena
Filosofía: Eduardo Ovejero
Arte: E. Correa-Calderón
Medicina: Dr. Sánchez de Rivera
Historia: Antonio Ballesteros
Filología: P. A. Martín Robles
Educación Nacional: Eloy Luis André
Caricatura: K-Hito
Caricatura: K-Hito y Kilóm
Caricatura: K-Hito, Selma y Kilóm
Política exterior: Manuel Palacios Olmedo
Arte: Margarita Nelken
Viajes: León Martín-Granizo
Economía: Martín de Paúl
Enseñanza: Luis Jiménez Asúa
Guerra: Zeppelin
Bibliografía: José Antón y Pedro Sáinz
Poesía: M. Alvarez Cerón
Teatros: Don Lope
Teatros: Don Lope, Suetonius
Revista de revistas: Cayetano Alcazar
Literatura: José M. Benítez Toledo
Aspectos españoles: José M. Benítez Toledo

Los redactores estables de Renovación Española

Quintiliano Saldaña (1878-1938). Desde 1911 catedrático de Estudios superiores de Derecho Penal y Antropología criminal en la Universidad Central. Aunque en Renovación Española no se hace figurar el cargo de director, fue su director. Así, en el nº 20, pág. 2, se lee la siguiente noticia: «El mundo al revés. Por no ser conocido el autor de la caricatura denunciada ¿Dónde está el burro?, en la que se da por aludido el Conde de Romanones, y publicada en el núm. 16 de esta Revista, ha sido procesado nuestro Director, D. Quintiliano Saldaña. Para responder de este procesamiento le ha sido embargado su sueldo de catedrático.» El tercer artículo publicado en el primer número va firmado por él: «Renovación política».

Pedro Antonio Martín Robles (1879-1934). Catedrático de Instituto de Lengua y Literatura castellana, en 1909 estaba en Figueras, en 1915 se trasladó del de Gijón a Tarragona.

Eloy Luis André (1876-1935). Catedrático de Instituto de Filosofía, desde 1914 en el de Toledo. Traductor de Wundt y de Eucken, su nombre figura en 1916 en la relación de germanófilos que es el libro Amistad Hispano Germana. Aunque figura desde el nº 1 como redactor de Educación nacional, no publico su primer artículo hasta el nº 5: «Educación Nacional», «Los hombres del 98», «El ideario de las viejas ficciones», «El ideario de la nueva generación», &c.

Ricardo García López, K-Hito (1890-1984). Caricaturista, periodista, escritor, cronista taurino...; después de la guerra dirigió la revista Dígame.

Manuel de Palacios Olmedo ( -1936). Periodista y poeta, persona de confianza de Antonio Maura; vicepresidente segundo del Centro Maurista y miembro del Ateneo. El Imperialismo (1906), En las alturas (1902), Rielar de ideas (1912). Propietario olivarero en Marmolejo, en los años veinte, murió fusilado en Madrid el 30 de septiembre de 1936.

León Martín-Granizo Rodríguez (1884-1964). Escritor y funcionario del Ministerio de Trabajo. Abelardo (novela histórico-filosófica, París 1913), Mis viajes por España (1916). En 1953 ingresó en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas. En 1963 recibió la Medalla al Mérito en el Trabajo.

Luis Jiménez de Asúa (1889-1970). Catedrático de Derecho en la Universidad Central en 1918. Escribió en Renovación Española desde el primer número: «Los enemigos de nuestra cultura», «En contra de los enemigos de nuestra cultura», &c. Luego, abogado defensor de Unamuno, habría de sufrir con Primo de Rivera destierro en las Chafarinas. En 1931 ingresó en el PSOE, fue elegido diputado y presidió la comisión parlamentaria encargada de elaborar la Constitución de la República Española. Radicado en Buenos Aires, desde 1962 hasta su fallecimiento le tuvieron algunos por presidente de una virtual República de España en el exilio.

Zeppelin.

José Antón Oneca (1897-1981). Catedrático en 1923 de Derecho penal en la Universidad de Salamanca. Magistrado del Tribunal Supremo durante la república, hubo de pasar cuatro años de prisión en Segovia.

Pedro Sáinz Rodríguez (1897-1986). Licenciado en Filosofía y Letras y Derecho. En 1920 ganó por oposición la cátedra de Literatura de la Universidad de Oviedo, y en 1923 la cátedra de Bibliografía de la Universidad Central. Colaboró en Revista de las Españas, La Gaceta Literaria, Acción Española, &c. Siendo ministro de Educación Nacional decretó la edición nacional de las obras de Menéndez Pelayo, &c.

Don Lope.

Cayetano Alcazar Molina (1897-1958). En 1926 catedrático de Historia de España de la Universidad de Murcia.

Los redactores que abandonaron Renovación Española

Tres redactores abandonaron la revista una vez puesta en marcha (y un cuarto pasó a ser colaborador). Los tres figuraban desde el primer número, cuando se iniciaba la revista (es decir, ninguno de los redactores que se incorporaron después abandonó Renovación Española):

Roberto Fernández Balbuena (Madrid 1890 - México 1966), arquitecto, sólo figuró como encargado de la sección de Arquitectura en el primer número, y de hecho no llegó a colaborar en la revista. En 1918 debía andar por Roma, pensionado por la Real Academia de Bellas Artes, y al año siguiente, junto con su hermano Gustavo, se inició en la profesión colaborando en el proyecto para el edificio del Círculo de Bellas Artes (años más tarde, en plena guerra civil, la República le nombró comisario del pabellón español para la Exposición Universal de Nueva York de 1939... pero ese año, de hecho, inició su exilio en México).

Margarita Nelken Mansberger (Madrid 1894 - México 1968) y Martín de Paúl y de Martín Barbadillo (Sevilla 1887 - México 1962) figuran como redactores, durante los siete primeros números, de las secciones de Arte y Economía respectivamente, y ambos publicaron varios artículos en Renovación Española; Margarita Nelken: Los carteles del Círculo de Bellas Artes (1:5), Un retrato de Zuloaga (2:6), La exposición del Círculo de Bellas Artes (3:7), La muerte de Gustav Klimt (7:10); Martín de Paúl: «Organos de aproximación: las ligas Hispano-alemanas» (1:2-3) y (2:3-4), «La neutralidad de España» (4:12-13). Cabe suponer, dada la relación entrambos, que decidieron abandonar Renovación Española a la vez. Margarita Nelken ya había tenido a su hija natural Magdalena, y con Martín de Paúl, que estaba casado y fue cónsul en Berlín, tuvo en 1921 a Santiago (hijo que fue reconocido cuando la pareja pudo casarse, una vez aprobada la ley del divorcio republicana, y acabó muriendo en 1944 en Ucrania luchando contra los alemanes siendo enterrado en la Plaza Roja como héroe de la Unión Soviética). Contraria como Victoria Kent a otorgar el derecho de voto a la mujer, Margarita Nelken fue diputada por el PSOE, e iniciada la guerra pasó a militar en el Partido Comunista. Aunque se la ha llegado a implicar tanto en el asesinato de Calvo Sotelo como en la neutralización de Trotsky, en su exilio mexicano, antes de ser expulsada en 1942 del PCE, su paso por la revista Renovación Española en 1918 suele ser oportunamente ignorado.

Eduardo López-Chávarri Marco (Valencia 1871- Valencia 1970) figuró como encargado de la sección de Música hasta el número once, pero de hecho no abandonó Renovación Española, pues a partir del nº 13 reaparece en la relación de colaboradores. Ya en el nº 7, pág. 6, aparece una carta suya bien explícita: «Valencia, 4 marzo 1918. Sr. Director de Renovación Española. Mi distinguido amigo: Al regresar de una excursión de arte, me encuentro los números de su revista para los cuales solicitó usted bondadosamente mi cooperación; en ellos veo las tendencias del periódico, las cuales me obligan a pedir a usted (como ya hiciera d'Ors) que me cuente, no entre los redactores, sino entre los colaboradores de la revista, puesto desde el cual podré mantener mi independencia de pensamiento, que no coincide siempre con el que la revista sustenta fundamentalmente y que me pondría en contradicción con mis amigos y maestros latinos. Muy reconocido le quedaré si así lo hace constar. Suyo affmo. amigo, Eduardo L. Chavarri.»

Los redactores que se fueron incorporando a Renovación Española

Daniel Sánchez de Rivera y Mosét ( - ), el Dr. Sánchez de Rivera, se incorpora a partir del segundo número. Era ya conocido por libros como Cuando debe operarse en apendicitis (1914) o Análisis de orinas (1915), y más aún años después por obras muy difundidas como Lo sexual (peligros y consecuencias de las enfermedades y vicios sexuales) (1924) o La ruta del matrimonio (1929).

Antonio Ballesteros Beretta (1880-1949), catedrático de Historia de la Universidad Central, se incorpora en el nº 6, abriendo la sección de Historia.

Marceliano Alvarez Cerón (1893-1969) se incorpora también en el nº 6, abriendo la sección de Poesía.

Eduardo Ovejero y Maury (1871≈1939) se incorpora en el nº 12, en la nueva sección de Filosofía. Traductor de Schopenhauer, Nietzsche, &c.

Evaristo Correa Calderón (1899-1986), estudiante de primer curso en la Facultad de Filosofía y Letras, que se aloja en la Residencia de Estudiantes, retoma a partir del nº 13 la sección de Arte de la que se había encargado Margarita Nelken hasta el nº 7. Aunque fue de los más jóvenes en vincularse a la revista, Saldaña debía tener gran confianza en él, pues se lee en el nº 23 (4 de julio), pág. 12: «Durante los meses de verano queda encargado de la dirección de esta Revista, nuestro compañero el Sr. Correa Calderón. La administración de esta Revista se ha trasladado a la calle de Alberto Aguilera, núm. 22. Diríjase allí toda la correspondencia, durante el verano.»

José María Benítez Toledo (1896-1964) se incorpora en el número 26 con una nueva sección, Literatura, que a partir del nº 28 adopta el rótulo de Aspectos españoles.

Además a partir de nº 4 se incorpora el caricaturista Kilóm, a partir de nº 14 el caricaturista Selma, y a partir del nº 33 un tal Suetonius acompaña a Don Lope en la sección de Teatros.

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