Filosofía en español 
Filosofía en español

análisis comparativo de la evolución en la historiografía de tres cínicos: Metroclo, su hermana Hiparquia y el filósofo Crates, cuñado y esposo

Ἱππαρχία / Hiparquia

Supuestos Crates e Hiparquia en una pintura romana del siglo I del jardín de Villa Farnesina, Roma, Museo delle Terme
Supuestos Crates e Hiparquia en una pintura romana del siglo I
(Jardín de Villa Farnesina, Roma, Museo delle Terme)

«Filósofa griega» de la secta de los cínicos (siglo iv antes de Cristo), hermana de Metrocles y esposa de Crates, es la única mujer a la que Diógenes Laercio dedica un capítulo, el séptimo del libro sexto (trata de los cínicos: Antístenes, Diógenes, Mónimo, Onesicrito, Crates, Metrocles, Hiparquia, Menipo y Menedemo). Este capítulo (adviértase que al final trata de Crates, dando lugar a confusiones), en su versión española dieciochesca, Los diez libros de Diógenes Laercio sobre las vidas, opiniones y sentencias de los filósofos más ilustres, traducidos de la lengua griega e ilustrados con algunas notas por D. Josef Ortiz y Sanz, Imprenta Real, Madrid 1792, tomo II, págs. 59-61, dice:

«Hipárchîa. [96] 1. Tambien Hipárchîa, hermana de Metrócles, se dejó llevar de los discursos de Crates. Ambos eran naturales de Maronea. Agradabale tanto la vida y conversación de Crates, que ninguna ventaja de sus pretendientes, las riquezas, la nobleza, ni la hermosura la pudieron apartar de su proposito; pues Crates era todas estas cosas para ella. Aun amenazaba a sus padres que se quitaría la vida si no la casaban con él. Finalmente, como sus padres rogasen a Crates que la removiese de su resolución, hizo éste cuanto pudo; mas nada consiguió. Sacó por último todos sus muebles a su presencia, y la dijo: Mira, este es el esposo; y estos sus bienes: consulta contigo misma; pues no podrás ser mi compañera sin abrazar mi instituto. Eligiolo ella al punto; y tomando su vestido, andaba con Crates, usando públicamente del matrimonio, y concurriendo ambos a las cenas.

[97] 2. Hallóse pues en un convite que dio Lisimaco, en que también estaba Teodoro el apellidado Ateo, al cual propuso el argumento siguiente: Lo que pudo hacer Teodoro sin reprehensión de injusto, lo puede hacer Hipárchîa sin reprehensión de injusta: hiriendose Teodoro a sí mismo no obró injustamente: luego tampoco Hipárchîa obra injustamente hiriendo a Teodoro. A esto nada opuso Teodoro, contentandose con tirarla de la ropa: pero ella no se asustó ni turbó como mujer, sino que como Teodoro la dijese:

Eres la que dejaste
La tela y lanzadera?

Respondió: Yo soy, Teodoro: te parece por ventura, que he mirado poco por mí en dar a las ciencias el tiempo que había de gastar en la tela?{1} Estas y otras muchas cosas se refieren de esta Filósofa.{2}

[98] 3. De Crates corre un libro de Cartas, en las cuales filosófa excelentemente; y el estilo se acerca mucho al de Platón. Escribió también Tragedias por un estilo elevadísimo y filosófico; por ejemplo estos versos:

No es mi patria una torre o una casa;
Si que todos los pueblos de la tierra
Me sirven de mansión y de triclinio.

Murio muy viejo, y fue enterrado en Beocia.

{1} Parece alude esto a la respuesta que da a Cadmo su hija Agave en la tragedia de Eurípides intitulada Las Bacantes.

{2} Soy del sentir de Kühnio acerca de que estas dos Vidas de Metrocles e Hiparchia son parte de la de Crates, como el mismo contexto manifiesta. Menagio para separarlas hace varias correcciones en el texto absolutamente arbitrarias. En la Vida de Zenon Estoico también se incluyen la de Aristón, la de Herilo, y la de Dionisio.»

Gerónimo Fernández de Mata, Crates y Hiparchia marido y mujer, filósofos antiguos, Imprenta Real, Madrid 1637

1637 Gerónimo Fernández de Mata, Crates y Hiparchia marido y mujer, filósofos antiguos, Imprenta Real, Madrid 1637, [7]+ 65 h.

«El fue discípulo de Diógenes Cínico, hombre memorable por su austera vida, y tenaz continencia. Ni el oyente inferior al maestro en la observancia de costumbres, como en agudeza, y brevedad de palabras. Hiparchia desdeñando ejercicios de mujeres, diose a la Filosofía: tanto resplandeció en ella, que fue admiración de aquel siglo; hermosa tanto como pretendida en casamiento de ricos, y nobles mancebos de su edad. No los admite, pide por marido a Crates, cuya escuela cursaba. Intentan los parientes removerla del propósito, valiéndose del mismo, que la persuada. Viene a su presencia, representa su pobreza, y mire el dote que puede darla. Este es la dice, mostrándola unos libros. Hiparchia con generoso ánimo persevera en su propósito, y con Crates se casa. En públicas disputas venció a los mayores Filósofos de su tiempo, perpetua amante de tan pobre marido. Loable mujer, en quien estímulo de gloria hizo despreciar riquezas, no menos aptas a perderse por liberalidad extremada, que a marchitarse por avaricia encogida. [...] Hiparchia, y Crates, perdonad si en esta ficción nuestra vuestro nombre humillamos; mas como sabios no despreciareis el intento. Yo propongo modestia, si algo acertare os lo atribuyo, a mi los hierros; discurrid ahora.» (folios 1-2.)

1637 Jacob Cats, «Eerste Geschiedenisse, Bestaende in het verhael van het ongelyck houwelick van Crates en Hipparchia» y «Tsamen-sprake op Het ongelyck houwelick van Crates en Hipparchia», en Proef-steen van den Trov-ringh, segunda parte de Swerelts begin, midden, eynde, besloten in den Trov-ringh, met den Proef-steen van den Selven, Dordrecht 1637, págs. 165-199 y 199-215.

Hiparquia y Crates, en Jacob Cats, Proef-steen van den Trov-ringh, Dordrecht 1637, página 189
Hiparquia y Crates, grabado en Jacob Cats, Proef-steen van den Trov-ringh, 1637, pág. 189.

1676 Pierre Petit [1617-1687], Cynogamia, sive de Cratetis & Hipparches Amoribus, A. Cramoisy, París 1676, 8º, 26 págs. También en Petri Petiti philosophi et doctoris medici, selectorum poematum libri duo, París 1683, páginas 87-110.

1692 Gil Ménage [1613-1692], Historia mulierum philosopharum, scriptore Aegidio Menagio, Henricum Wetstenium, Amsterdam 1692, 65+7 págs. Cynicae: Hipparchia, págs. 37-38:

Hiparquia en Gil Ménage, Historia mulierum philosopharum, Amsterdam 1692, página 38
Hiparquia en Gil Ménage, Historia mulierum philosopharum, Amsterdam 1692, página 39

1853 Enciclopedia Moderna, publicada por Francisco de P. Mellado, Madrid 1853, tomo veinte y tres (Hierro-India): no figura. Ni siquiera es mencionada en la entrada cinismo (1851, 8:665-668).

1862 Diccionario biográfico universal... bajo la dirección de don Juan Sala, Gaspar y Roig, Madrid 1862, pág. 590 (adviértase que ignora a su hermano Metroclo):

«Hiparquia: filósofa griega, natural de Maronea, en Tracia, que vivía por los años de 328 antes de J. C. Aunque de familia rica y distinguida se casó con Crates el cínico, que era sumamente pobre y feo, y su casamiento tuvo circunstancias tan extraordinarias que causaron asombro a los cínicos más atrevidos. Según Clemente de Alejandría se instituyó una fiesta titulada Cinogamias o Bodas de Perros en conmemoración de la unión de Crates e Hiparquia. Se atribuyen a esta varias obras.»

1886 Zeferino González, Historia de la Filosofía, 2ª ed., Madrid 1886, tomo 1, páginas 218-219:

«b) Crates, natural de Tebas, fue el discípulo principal de Diógenes [...]. A pesar de su deformidad y pobreza, la ateniense Hiparchia, notable por su belleza, concibió una violenta pasión por Crates, con el cual se casó y vivió vida perfectamente cínica, y hasta enseñando también de palabra y por escrito la Filosofía de su marido. [...] Entre los partidarios de la escuela cínica aparecen también los nombres de Metroclés, hermano de Hiparchia, de Onesícrito, de Mónimo de Siracusa, de Menipo y de algunos otros menos importantes.

1898 Ramón de la Huerta Posada [Llanes 1833-Madrid 1908], «La Mujer (VI)», El Album Ibero Americano, Madrid, 14 de enero de 1898, año XVI, nº 2, páginas 18-19:

«Hiparquia, natural de Maronea (Tracia), mujer de Crates, discípulo de Diógenes y maestro de Zenon, fundador de la escuela estoica, está considerada como una de las entusiastas propagandistas, en el siglo IV antes de J. C., de la filosofía cínica, fundada por Antistenes (de quien decía Sócrates que veía a su orgullo atravesar por los agujeros de su capa), cuya doctrina consistía en profesar la moral más austera, sosteniendo que nada hay más hermoso que la virtud, ni nada más horrible que el vicio; en sobreponerse a las comodidades sociales, que consideraba como vanas preocupaciones; en despreciar las riquezas, las dignidades, la reputación... todo lo que buscan con avidez los hombres; en sostener que cuanto contenía en sí un bien era honesto y lo que encerraba un mal, vergonzoso, deduciendo de aquí que lo primero no se había hecho para que estuviera oculto, por lo cual debía de ser despojado de todos los velos del pudor.»

1925 Enciclopedia universal ilustrada europeo-americana, Espasa-Calpe SA, Madrid 1925, tomo XXVII, pág. 1667:

«hiparquia. Biog. Filósofa griega del último tercio del siglo iv a. de J. C., nacida en Maronea, de familia rica y acreditada; era hermana de Metroclés, y fue atraída a la filosofía cínica por los discursos de Crates. Agradábale tanto, dice Diógenes Laercio, la vida y conversación de este filósofo, pobre y feo, que ninguna ventaja de sus pretendientes, las riquezas, la nobleza y la hermosura pudieron apartarle de su propósito de tomarle por esposo; el mismo Crates quiso disuadirla y no lo consiguió. Vistió el traje de los cínicos y compartió su género de vida. Estos fundaron en su honor una fiesta llamada cinogamia (san Clemente de Alejandría, Stromata, IV). Suidas cita una obra de hiparquia titulada Cuestiones propuestas a Teodoro «el Ateo». Probablemente no se trata de otra cosa que una interpretación equivocada del texto de Diógenes Laercio en que éste dice que hiparquia, en un banquete dado por Lisímaco sostuvo una argumentación con Teodoro el Ateo. El matrimonio de Crates e hiparquia ha dado ocasión a la maledicencia de P. Bayle contra san Agustín, comentando un texto del santo, y ha inspirado la fantasía poética de Pierre Petit para su poema latino Cynogamia sive de Cratetis et Hypparchiae Amoribus (París, 1677). Hay, además, dos novelas a base del mismo asunto: una griega, Aschirappih (Anagrama de hiparquia), de autor desconocido (París, 1748) y otra moderna de Wieland. Bibliogr. Ménage, Historia mulierum philosopharum; H. von Amim, Hipparchia, en la Enciclopedia de Pauly-Wissowa-Kroll.»

1929 Alejandro Larrubiera y Crespo [Madrid 1869-1937], «Evocaciones. Cuando la mujer quiere...», Mundo Gráfico, Madrid, 28 de agosto de 1929, año XIX, nº 930, página [43]:

«Asóciase perdurablemente el nombre del último filósofo cínico al de su discípula Hiparquia, hermana del filósofo Metocles, quien también recibió lecciones de Crates. Hiparquia, joven, bella, de talento, descendiente de una rica familia tracia, desdeñó a los más arrogantes y acaudalados mancebos que la pretendían por estar perdidamente enamorada de Crates, tan feo, tan deforme, pero que para ella reunía todas las gracias y perfecciones masculinas, que harta verdad publican los versos de nuestro Romancero, al decir:

«...En gustos no hay disputa,
ni en amor leyes que obliguen,
ni en las mujeres razón
que su gusto las limite.»

Tan manifiesto era el hechizo que sobre Hiparquia ejercía el filósofo, tanto el entusiasmo con que le ponderaba, y tan enérgica la decisión con que auguraba que si no la hacían su esposa anticiparía por manera violenta y cruel el tomar pasaje en la barca de Caronte, que los padres de la doncella, recelosos de que cumpliera la desoladora amenaza, avistáronse con Crates, el cual, noble y sinceramente, les prometió que intentaría todos los medios imaginables para disuadir a la joven de su descabellado intento.

Ni reflexiones, argucias, ni desprecios, nada de cuanto discurrió Crates para que su apasionada, desilusionándose, le aborreciera o le olvidase, logró torcer el afán amoroso de ésta; antes bien lo acrecentaban y espoleaban. Finalmente, el filósofo decidió emplear un recurso supremo, sometiendo a su enamorada a una prueba definitiva: presentóse a ella in puris naturalibus, y señalándose su cuerpo y mostrando los cuatro harapos de su indumento, la dijo:

—Mira; éste es el esposo y estos sus bienes; ahora consulta contigo misma y piensa que para ser mi compañera tienes que seguir en todo mi sistema de vida.

Hiparquia sólo replicó, con acento que traducía una resolución inquebrantable:

—¡Quiero ser tu esposa!

Y lo fué, en efecto. Hiparquia vistió la túnica de los filósofos y adoptó la vida de los cínicos, lo cual fué origen de multitud de anécdotas harto escabrosas.»

1954 Alfonso Reyes Ochoa [Monterrey 1889-México DF 1959], La filosofía helenística (FCE, Breviarios 147, México 1959), en Obras completas de Alfonso Reyes, Fondo de Cultura Económica, México 1979, volumen XX, pág. 215:

«29. Hiparquia, hija de familia, hermana del cínico Metrocles, el recopilador de anécdotas, se prendó de Crates. Los padres de la muchacha rogaron al filósofo que la disuadiera de su locura. Cuando éste hubo agotado en vano los argumentos, se desnudó ante ella (no era precisamente hermoso) y le dijo: –He aquí cuanto soy y poseo. Poco psicólogo el buen Crates. Hiparquia decidió unírsele de por vida. Vistió la túnica corta de la secta, afrontó la compañía de hombres que no se andaban con miramientos y vino a ser la primera recluta femenina entre aquella gente desesperada. Consta en la Antología un epigrama de Antípatro Sidonio en loor de la mujer que renunció a las comodidades para entregarse a la 'verdadera vida', como diría Tolstoi.»

1973 Nicolás Abbagnano, Historia de la Filosofía, 2ª edición española, traducción de Juan Estelrich & J. Pérez Ballestar, Montaner y Simón, Barcelona 1973, tomo I, pág. 70:

«Entre la numerosa cuadrilla de cínicos que presentan todos monótonamente los mismos rasgos y agitan furiosamente capas y alforjas para exhibir una fuerza de ánimo que Sócrates había enseñado que debía lograrse mediante una serena y paciente investigación científica, se distingue Crates, un tebano de familia noble, al que siguió en su vida de mendigo su mujer Hiparquia. Compuso poesías satíricas y tragedias, en las que exaltaba el cosmopolitismo y la pobreza.»

1979 José Ferrater Mora, Diccionario de Filosofía, sexta edición, Alianza, Madrid 1979, 4 vols.: no figura. No es mencionada en la entrada cinismo (1:502-503), ni en la entrada Crates (1:651).

Hiparquia, revista publicada en Buenos Aires por la Asociación Argentina de Mujeres en Filosofía 1988-19991988-1999 Hiparquia, «publicación de la Asociación Argentina de Mujeres en Filosofía» (AAMEF), Buenos Aires 1988-1999.

«En cada número, se repite un fragmento de Diógenes de Laercio (Vitae Philosophorum, VI, 97-98) en donde la filósofa responde a Teodoro, el Ateo: "¿crees tu que he tomado una mala decisión sobre mí misma cuando dediqué a mi educación el tiempo que iba a perder en el telar?"» (Feminaria, nº 20, pág. 40, nota 16.)

«Hiparquia. La vida de la revista transcurrió de 1988 a 1999 y cubrió 10 números. Fue una publicación de la Asociación Argentina de Mujeres en Filosofía (AAMEF). Su nombre, Hiparquia, proviene de la única filósofa cínica que cita Diógenes Laercio en Vida de Filósofos Ilustres (obra del siglo IV d.C). Su primera directora fue Clara Kuschnir, luego la sucedió María Isabel Santa Cruz. El objetivo principal fue difundir la teoría feminista y el feminismo filosófico; el primer número fue diseñado sobre esténcil y mecanografiado. El grupo se conformó con el apoyo de Graciela Hierro (UNAM), a partir de una conferencia que la filósofa argentina María Cristina Lugones dio en la SADAF (Sociedad Argentina de Análisis Filosófico). Las fundadoras fueron: Ana María Bach, María Luisa Femenías, Alicia Gianella, Clara Kuschnir, Diana Maffía, Margarita Roulet y María Isabel Santa Cruz. Representantes de la Asociación participaron en el Primer Encuentro Internacional de Filosofía Feminista, que Graciela Hierro realizó en UNAM (México). Al año siguiente, Clara Kuschnir y Diana Maffia organizaron en Buenos Aires el Segundo Encuentro Internacional de Filosofía Feminista en el Museo Roca. Asistieron importantes filósofas como Nancy Fraser, Griselda Gutiérrez, Mariflor Aguilar, Linda Nicholson, María Cristina Lugones y Ofelia Schutte entre otras. La mayoría de sus intervenciones fueron publicadas en Hiparquia. Durante el III Encuentro Internacional de Publicaciones Feministas "Entre medios: autoras, editoras y públicos," la revista estuvo representada por Ana María Bach.» («Revistas universitarias», Mora, Buenos Aires, vol. 17, nº 2, septiembre 2011.)

1994 Giulio de Martino & Marina Bruzzese, Le Filosofe. Le donne protagoniste nella storia del pensiero, Liguori Editore, Napoli 1994.

«Diógenes Laercio nos habla también de Hiparquia, una aristócrata de Maronea, mujer de Crates de Tebas, discípulo de Diógenes el Cínico, que se aferró a las ideas y al severo estilo de vida de los cínicos. Diógenes elogia la gran cultura filosófica y la elegancia de razonamiento de Hiparquia, comparándola a Platón. De sus escritos no nos ha llegado casi nada, aunque conocemos la existencia de sus Cartas y Tragedias.» (Giulio de Martino & Marina Bruzzese, Las filósofas, traducción de Mónica Poole, Ediciones Cátedra (colección Feminismos), Madrid 2000, pág. 40.)

1997 «Síndrome de Crates e Hiparquia». El nombre de Diógenes, el filósofo cínico que precisamente procuraba prescindir de lo innecesario, sirvió para que unos psiquiatras británicos, con más frivolidad que rigor, describieran la conducta nada cínica de quienes en su aislamiento desaliñado tienden a rodearse de cuanta basura pueden coleccionar. Ese mal llamado «síndrome de Diógenes», acuñado al parecer por vez primera en un artículo de Lancet de 1975, se fue convirtiendo con los años en lugar común de psiquiatras, asistentes sociales, bomberos, policías, periodistas y otros gremios de los que gustan pastorear a las poblaciones. Pasado el tiempo algún otro psiquiatra innovador advirtió que tal síndrome no sólo afectaba a sujetos operatorios aislados, y «en honor de los dos cínicos seguidores de Diógenes» decidió acuñar como «síndrome de Crates e Hiparquia» el que sufriría de consuno una pareja tipo «Diógenes». Francisco Moreno Tovar, psiquiatra de Orense, describió con ese rótulo un caso de conducta de abandono protagonizado por dos hermanas, con lo que la analogía es doblemente desafortunada («Síndrome de Diógenes. Síndrome de Crates e Hiparquia, acerca de dos casos», Siso Saude, Boletín de la Asociación Gallega de Salud Mental, La Coruña, nº 29, 1997, págs. 82-98).

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