El Basilisco EN PAPEL
Revista de filosofía, ciencias humanas,
teoría de la ciencia y de la cultura
Versión digital
Versión papel
Suscripciones
Redacción
Índices
 
El Basilisco DIGITAL
  El Basilisco (Oviedo), nº 21, 1996, páginas 70-72
  Actas de las II Jornadas de Hispanismo Filosófico (1995)

Escritos de María Zambrano
recuperados


Ana Isabel Salguero Robles
Madrid
 

En 1994 finalizaba mi tesis doctoral, cuyo objeto de estudio fue El Pensamiento Político y Social de María Zambrano. Investigación que recuperaba varios de los escritos publicados por la autora pero desconocidos por las bibliografías de la obra de Zambrano realizadas hasta la fecha{1}. La relación es la siguiente:

  • «Castilla a solas consigo misma», Segovia republicana, 29 de julio de 1931{2}
  • «Teatro y Universidad», Compluto (Madrid), 2 (1932).
  • «Frente Español», Luz, 7 de marzo de 1932.
  • «Problema entre el individualismo y el Estado», El Sol, 8 de abril de 1934.
  • «La mujer en la historia» y
  • «La crisis de la cultura occidental», Universidad de La Habana, 49 (1943), págs. 310-317. [Resúmenes de dos conferencias pronunciadas por María Zambrano y comentadas por Humberto Piñera Llera].
  • «Josué y el pensar», Semana (San Juan de Puerto Rico), 9 de octubre de 1963, pág. 7.
  • «Cuerpo y alma», Semana, 16 de octubre de 1963, pág. 7.
  • «De nuevo los astros», Semana, 23 de octubre de 1963, pág. 4.
  • «Los caminos del pensamiento», Semana, 30 de octubre de 1963, pág. 4.
  • «Introducción a la pintura: mitos y fantasmas», Semana, 6 de noviembre de 1963, pág. 4.
  • «El lugar de la razón», Semana, 13 de noviembre de 1963, pág. 4
  • «Los cuatro elementos», Semana, 27 de noviembre de 1963, pág. 4.
  • «Los símbolos», Semana, 11 de diciembre de 1963, pág. 5.
  • «La cueva de la pintura», Semana, 29 de enero de 1964, págs. 7 y 8.
  • «De nuevo los astros (II)», Semana, 5 de febrero de 1964, pág. 4.
  • «Mozart, un milagro musical», Semana, 12 de febrero de 1964, pág. 9.
  • «Quevedo y la conciencia en España», Semana, 19 de febrero de 1964, págs. 5 y 12.
  • «Recuerdo de Alfonso Reyes», Semana, 26 de febrero de 1964, pág. 5.
  • «Las cenizas de Giordano Bruno (secretos de Roma)», Semana, 4 de marzo de 1964, pág. 6.
  • «La plegaria silenciosa», Semana, 11 de marzo de 1964.
  • «Cuerpo y alma. Sombra y luz», Semana, 1 de abril de 1964, págs. 5 y 12.
  • «La Sombra y el Angel», Semana, 8 de abril de 1964, pág. 4.
  • «El Espejo», Semana, 15 de abril de 1964, págs. 7 y 10.
  • «La ciudad, creación histórica», Semana, 22 de abril de 1964, pág. 4.
  • «El señor De La Aurora», 29 de abril de 1964, pág. 6.

En esta ocasión nos detendremos en los textos de la década de los años treinta.

Algunos de estos escritos, en concreto «Castilla a solas consigo misma», «Problema entre el individualismo y el Estado» y el manifiesto fundacional del grupo político «Frente Español» firmado entre otros por María Zambrano{3}, fueron dados a conocer en la comunicación «El pensamiento político de María Zambrano» presentada en el II Congreso sobre la vida y Obra de María Zambrano celebrado en Vélez-Málaga en noviembre de 1994.

En esta ocasión sólo nos detendremos en los textos de la década de los años treinta.

El 29 de julio de 1931, después del triunfo republicano, Zambrano escribe «Castilla a solas consigo misma» en el diario Segovia Republicana. Para la autora la República proclamada el 14 de abril de 1931 significó «levantar la losa que axfisiaba al cuerpo español». Un cuerpo amenazado por el enfrentamiento entre clases sociales -peligro ya señalado por Ortega y Gasset junto con el auge de los nacionalismos periféricos-. Zambrano cree que «la unidad es algo que se crea... por obra de un alto ideal a realizar» y no por la concurrencia de factores geográficos, lingüísticos, religiosos, &c. La abulia histórica en que cayó Castilla la hizo olvidar que una nación es un plebiscito diario.

Para María Zambrano es la lucha de clases y no los nacionalismos periféricos, la verdadera amenaza a la integridad de España como proyecto:

Más, ¿cómo lograr la unidad en una nación de tan diversos folklores? No hay más unidad que la del espíritu, la misma variedad de dialectos, geografía y caracteres, nos avisa de que no será por lo emocional y privativo por donde se llegue a la España Universal, no podrá ser más que como fue, por obra de un alto ideal a realizar. (...)

Pero Castilla se durmió, ya en el siglo XVII, con el cetro en las manos. Su soberbia le hizo creer que el imperio era algo consustancial con su existencia, le hizo olvidar que la unidad es algo que se crea, el regir algo que se gana. (...)

Mas, han cambiado los tiempos: ya no hay países que descubrir, ni reformas que ahogar. Y más que regiones y provincias, hay hombres y problemas. (Hombres del infierno andaluz ¿para ellos también la unidad!)

No son las regiones, son las clases sociales las que hondamente están en disgregación y guerra, es la economía, el régimen capitalista que mundialmente está en crisis.

¿Castilla? ¿Cataluña? No está ahí la médula del hoy. Son esos hombres hambrientos y desesperanzados, es el destino de España -de España íntegra- que intenta por segunda vez cuajarse en la historia{4}.

En octubre de 1932 aparecía el primer número de la revista Compluto, revista de la Asociación Profesional de estudiantes de Filosofía. En el número dos colaboran P. Bosch Gimpera, J. Martínez Santa Olalla, Láinez Alcala, Matilde Muñoz, Joaquín Entrambasaguas y María Zambrano con el texto «Teatro y Universidad».

La Federación Universitaria Escolar (F.U.E) -asociación de estudiantes surgida a finales de los años veinte-,tenía como uno de sus objetivos organizar profesionalmente a los estudiantes. Así, en cada facultad fueron surgiendo las Asociaciones Profesionales de Estudiantes, incluida la facultad de Filosofía cuya Asociación publicó la revista Compluto en la que María Zambrano colabora con el citado artículo. No obstante, la colaboración de Zambrano con la F.U.E, no se redujo a un escrito. Había ingresado en dicha agrupación estudiantil al final del curso 1927-28, en un momento en el que ya había acabado sus estudios de Filosofía, y se estrenaba como profesora ayudante en el Instituto-Escuela. Creados por miembros de la F.U.E, nacen los grupos «Nueva Generación» (1928-1929){5}, ante la necesidad de dar respuesta política a la circunstancia española del momento y mantener así la pretendida, pero no conseguida «neutralidad política» de la F. U. E. Los estudiantes de las asociaciones lucharon contra la dictadura de Primo de Rivera y a favor del advenimiento de la II República. Una vez proclamada, se convocó en noviembre de 1931 el Congreso extraordinario de la Unión Federal de Estudiantes Hispanos{6}, para decidir la orientación de la Asociación estudiantil. Sobre este Congreso escribe Zambrano:

En el Otoño de 1931, la Unión Federal de Estudiantes Hispanos convocó un Congreso de todos sus elementos, que a mi ver tenía este sentido de reajustarse con la nueva situación: examinar los problemas que ésta planteaba y salir de allí con un ánimo nuevo, renovado. (...) Allí mismo lucho la escisión, los dos elementos que mezclados, habían vivido en los años inmediatos al advenimiento de la República luchaban y se separaban. El afán universitario y el afán político: el que deseaba una Universidad renovada y fecunda y el que deseaba ponerla -aun antes de creada- al servicio de fines políticos{7}.

De la participación de Zambrano en aquel Congreso queda el recuerdo de Andrés Nerja que nos relata Manuel Andujar:

Andrés Nerja apela a un recuerdo, vivido por juvenil, y dado su relieve de gesto y grito trágicos. 1931: salón se sesiones del Senado, uno de los plenos del Congreso de la Unión Federal de Estudiantes Hispanos, para propuesta articulada de una imperativa reforma de la enseñanza; una disparidad de competencia y jurisdicción, Economía y Comercio en pugna, derivó una ruidosa, encrespada controversia. Allí, recriminándolos, pues había degenerado en 'espectáculo escandaloso', la figura de súbito acrecida de María Zambrano, en aspas los brazos. Y su mutis, tras exponer con el restallar de una frase su condena, la sensibilidad de 'alma partida'{8}.

A principios de marzo de 1932 aparece «Frente Español», un grupo político «mas o menos inspirado por Ortega»{9}, cuyo manifiesto es firmado por María Zambrano Alarcón, Eliso García del Moral y Bujalance, Salvador Lissarrague Nóvoa, José Antonio Maravall, Antonio Riaño de Lanzarote, José Ramón Santeiro, Abraham Vázquez y Saénz de Hermúa. Alfonso García Valdecasas participaría también en la fundación de «Frente Español»{10}.

Su nacimiento fue la respuesta a dos tipos de problemas: primero a un problema que Ortega y Gasset denominaba «desnacionalización» causado por la acción de intereses partidistas y lucha de clases. Por eso «Frente Español» se presentaba como un grupo político por encima de izquierdas y derechas con el propósito de representar los intereses de toda la nación y subsanar la división de clases, producto de una economía, también, partidista:

La Constitución ha sido el producto transaccional de partidos de aluvión que no representan la voluntad ni las necesidades de España. La idea de la Nación española, el sentimiento de una común empresa de la totalidad del pueblo español, ha estado ausente de ellos. Han ignorado que el interés de España está por encima de las combinaciones de partido. Al mismo tiempo una serie de medidas económicas carentes de unidad, de prudencia y de valentía, provocan una parálisis en la producción, que es hambre en el pueblo y aniquilamiento de la sociedad. Y mientras la crisis se agudiza florecen de nuevo los más viejos tópicos parlamentarios, la más hueca fraseología política, la peor demagogia que en una turbia propaganda social desvía al pueblo en las rutas más estériles.

Y en segundo lugar «Frente Español» fue una réplica a la crisis del Estado de laissez-faire criticado también por comunistas y algunos liberales:

Es la política que hoy padecemos. La del liberalismo y la democracia naturalistas del siglo XIX. Una política que no consiguió salvar el único valor perenne de la idea liberal: el sentido de respeto o la dignidad espiritual del hombre. que consiguió, en cambio, romper la unidad del cuerpo social, desencadenar las luchas de clases, entregar inermes a los hombres a fuerzas económicas ciegas hipertrofiadas en crisis catastróficas. Política que nunca supo que el Estado tenía por fin y deber ineludibles representar y servir al bien común con todos sus medios. Que, por el contrario, cifraba su perfección en cruzarse de brazos, en 'dejar hacer y dejar pasar' cuanto en la sociedad tuviera a bien ocurrir. Aterrada, 'impotente ante las fuerzas subterráneas que evocó su conjuro', esa misma política lanza con posterioridad al Estado a un intervencionismo sin plan y sin medida. Inútil traición a sus propios principios, pues la formación política y el proceso económico no dejaban de seguir entregados al 'libre juego de la naturaleza'.

Y he aquí los resultados a que tal política está conduciendo a España. El parlamento no ha sabido organizar la República Española. La Constitución ha sido el producto transaccional de partidos de aluvión que no representan la voluntad ni las necesidades de España.

No obstante, para otros autores como Ian Gibson, el interés de «Frente Español» reside en el papel que jugó en la génesis de «Falange Española» que se apropia, tras un intento frustado de José Antonio de fusión entre el «movimiento Español Sindicalista» y «Frente Español»{11}, de sus iniciales, de sus estatutos y de algunos puntos programáticos como el carácter militante de la vida, la critica al estado de laissez-faire, la condena del materialismo marxista y su propósito de estar por encima de derechas e izquierdas. A pesar de ello, las diferencias entre ambos movimientos son irreconciliables cuando comparamos sus posturas hacia el régimen republicano. «Frente Español», a pesar de su crítica a la política particularista de los partidos políticos, no propugnaba la disolución del sistema de partidos ni cuestionaba al régimen republicano, democráticamente elegido por el pueblo:

El advenimiento de la República fue una coyuntura sin igual para que España recobrara su ruta histórica, para que crease un Estado capaz a un tiempo de responder a la intimidad de su espíritu y de afrontar los tremendos problemas que agitan a la sociedad actual.

Las instituciones del Estado, los partidos políticos, tienen sólo valor instrumental; su forma y existencia quedan supeditados a las necesidades del bien común.

Sin embargo, José Antonio Primo de Rivera sí defendía la instauración de una dictadura personal:

De ahí vino el sistema democrático, que es, en primer lugar, el más ruinoso sistema de derroche de energías. Un hombre dotado para la altísima función de gobernar, (...), tenía que dedicar el ochenta, el noventa o el noventa y cinco por ciento de su energía a sustanciar reclamaciones formularias, a hacer propaganda electoral, a dormitar en los escaños del congreso, a adular a los electores, a aguantar sus impertinencias, porque de los electores iba a recibir el Poder; a soportar humillaciones y vejámenes de los que, precisamente por la función casi divina de gobernar, estaban llamados a obedecerle; y si, después de todo eso, le quedaba un sobrante de algunas horas en la madrugada, o de algunos minutos robados a un descanso intranquilo, en ese mínimo sobrante es cuando el hombre dotado para gobernar podía pensar seriamente en las funciones substantivas de Gobierno{12}.

El último artículo de la década de los años treinta es la conferencia de María Zambrano «Problema entre el individualismo y el Estado», publicada en El Sol en abril de 1934. Conferencia que tuvo lugar en la primera reunión entre estudiantes españoles y franceses, patrocinada por la Interayuda Universitaria Internacional. Dicha organización venía actuando en Europa desde 1920 y desde el año 26 sus esfuerzos se centraban en la investigación universitaria, la asistencia material y cooperación intelectual. Para fomentar la cooperación intelectual realizaron encuentros entre profesores y estudiantes de todos los países a través de un Congreso Anual, a los que habían asistido los españoles José Castillejo, Antonio María Sbert y otras personas de la U. F. E. H. De estos Congresos anuales surgían encuentros entre dos o tres grupos nacionales, como el que tuvo lugar en 1934 entre Francia y España. El grupo francés estuvo presidido por Paul Montoux, ex-director de la Sección política de la Sociedad de Naciones y director del Instituto de Altos Estudios Internacionales en Ginebra. El grupo español estuvo presidido por Antonio María Sbert. Por parte española participaron intelectuales tan conocidos como Recaséns Siches, Medina Echevarría, Zubiri, Bergamín y Fernando de los Ríos y María Zambrano.

La conferencia de Zambrano versó sobre su concepción de lo político. Señalamos como más destacado su rechazo a la política de partidos porque:

(...) escinden al hombre en moral y político, y esto no es posible. El hombre es uno, y cuando pone su vida en una tarea lo hacen íntegramente.

Hay en la política de partidos una desconfianza y una falta de valor de entrega, que les hace a la hora presente estériles e ineficaces{13}.


{1} «Bibliografía de y sobre María Zambrano», Anthropos, 70-71 (1987), págs. 81- 93. «Nota biográfica y bibliográfica», en M. Zambrano, Senderos, Anthropos, Barcelona 1986, págs. 270-276.; «Bibliografía» en María Zambrano. Premio Miguel de Cervantes, Anthropos, Barcelona 1988, págs. 77-84; «Bibliografía de y sobre María Zambrano» en María Zambrano. Premio Miguel de Cervantes, Ministerio de Cultura, Madrid 1988, págs. 127-136; «Bibliografía de y sobre María Zambrano», Jábega, 65 (1989), págs. 70-79; «Bibliografía», en M. Zambrano, La razón en la sombra. Antología del pensamiento de María Zambrano, Siruela, Madrid 1993, págs. 631-652. Tampoco aparecen recogidos en la que es hasta la fecha la bibliografía más completa conocida por mí, y que no ha sido publicada todavía. Me fue proporcionada en 1992 por la Fundación «María Zambrano». Va firmada por dicha Fundación y por Fernando Ortega Muñoz. En ella aparecen más de cien nuevos artículos. A partir de esta bibliografía realicé mi tesis doctoral que amplié con los artículos que doy a conocer en el presente trabajo.

{2} La existencia de este texto me fue dada a conocer por el profesor José Luis Mora.

{3} Dicho manifiesto fue publicado en el periódico Luz el 7 de marzo de 1932 y no el 14 de marzo como afirma Aquilino Duque en su libro El suicidio de la modernidad, Bruguera, Barcelona 1984, pág. 173.

{4} M. Zambrano, op. cit., pág. 1.

{5} A través de las páginas del periódico La Libertad y, después, en la sección «Aire Libre: De la nueva generación» de El Liberal, el grupo de Madrid al que pertenecía Zambrano, irán desgranando sus preocupaciones. Quince son las colaboraciones de la autora en el periódico El liberal.

{6} La U.F.E.S. tenía como fin coordinar las actividades de la F.U.E. a nivel nacional a través de Congresos.

{7} M. Zambrano, «El año universitario», Almanaque literario, 1935.

{8} M. Andujar, «Una aproximación personal a la obra de María Zambrano», Cuadernos Hispanoamericanos, 413 (1984), pág. 16.

{9} Palabras de María Zambrano en la entrevista realizada por Juan Carlos Marset en ABC el 23 de abril de 1989. De hecho, concretaba el proyecto de un movimiento nacional, por encima de derechas e izquierdas propuesta en numerosas ocasiones por Ortega y Gasset, por ejemplo en la conferencia «Rectificación de la República» del 6 de diciembre de 1931. Denuncia Ortega que lo que fue un triunfo «Nacional», había sido aprovechado por intereses particulares. El estudio del significado de «Frente Español» permite comprender mejor el proyecto político del filósofo español que algunos han calificado de fascista.

{10} Alfonso García Valdecasas en la fecha en que se publicó el manifiesto de «Frente Español» aún pertenecía a la Agrupación al Servicio de la República, disuelta el 29 de octubre de 1932. Por el estudio de I. Gibson sabemos de su participación en «Frente Español». (I. Gibson, En busca de José Antonio, Planeta, Barcelona 1980, pág. 59).

{11} Sobre los contactos entre José Antonio Primo de Rivera y miembros de «Frente Español» consultar A. Duque, El suicidio de la modernidad, Bruguera, barcelona 1984; I. Gibson, En busca de José Antonio, Planeta, Barcelona 1980, y la entrevista de Juan Carlos Marset a María Zambrano en ABC, 23 de abril de 1989.

{12} J.A. Primo de Rivera, Obras Completas, Delegación Nacional de Sección Femenina, Madrid 1952, pág. 62.

{13} M. Zambrano, «Problema entre el individualismo y el Estado», El Sol, 8 de abril de 1934.

 

www.filosofia.org Proyecto filosofía en español
© 1996 www.filosofia.org
Revistas El Basilisco