Filosofía en español 
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Internacional de los Trabajadores de la Enseñanza

Pedagogía Proletaria. Jornadas Pedagógicas de Leipzig 1928

I. Situación del niño proletario

F) Discusión


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ELRICH subraya especialmente los dolores sufridos por un grupo de niños proletarios, los hijos de presos políticos y de víctimas del terror policiaco. En un convoy de 25 niños, organizado por el Socorro Rojo, 13 habían perdido a sus padres en la lucha revolucionaria, y 3 los habían vistos heridos.

No termina la miseria de estos niños cuando sus padres recobran la libertad, pues, entonces, tardan mucho tiempo en encontrar trabajo.

Las familias de los 25 niños citados vivían así: una, carencia de casa; 17, no disponían más que de una habitación por familia; 6, tenían casas de dos habitaciones; sólo una –muy numerosa– ocupaba cinco piezas. Se ha encontrado una familia de 8 personas viviendo en una habitación. Como término medio, en cada habitación se alojan cuatro personas, y, en muchos casos, más. No hay separación de dormitorios entre niños y adultos. Es muy corriente que duerman dos o tres personas en la misma cama. Y, en consecuencia, el tanto por ciento de niños tuberculosos y raquíticos es muy elevado. Bastantes niños reemplazan a sus padres en la misión de ganar el sustento de la familia.

El orador pide que no se olvide a los niños de proletarios (los mejores) muertos por la causa obrera.

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FRIEDA WINKELMAN insiste en la necesidad de que todos opongamos a las ilusiones extendidas entre los grupos de maestros de espíritu burgués, sobre los beneficios de la asistencia a los niños proletarios, la triste realidad que en cualquier parte presenciamos y que expone respecto a Turingia.

En Turingia, el hecho de que la mujer embarazada trabaje hasta en los últimos meses de gestación ya va en perjuicio del niño antes de nacer. En los informes de la Inspección del Trabajo de este país se lee, que la mujer embarazada, por miedo a perder su plaza, trabaja hasta el último instante. Es tal la abundancia de mano de obra y la miseria, que otras mujeres denuncian a las mujeres en cinta, ante la Inspección del Trabajo, con el fin de ocupar el puesto que dejarán vacante.

Es difícil saber exactamente la extensión que alcanza el trabajo femenino, pues la mayor parte de las mujeres empleadas en la gran industria textil lo hacen en su casa. También se ocupan muchas en la explotación agrícola. Ni unas ni otras reciben asistencia antes ni después del nacimiento del hijo; en lo que tiene su origen el gran porcentaje de niños raquíticos y tuberculosos.

Se ha comprobado que en el trabajo a domicilio colaboran los niños desde 4 años, de donde resulta –aunque lo ocultan los informes–que, en Turingia, los niños dan impresión de embrutecimiento y forman clases enteras los anormales.

Esto confirma lo que decía esta mañana el Dr. Doering, que al mutilar la vida psicológica del niño proletario, es inevitable la parálisis de sus fuerzas intelectuales, y fácil a la burguesía mostrar ventaja en el desarrollo de sus hijos.

Turingia, aparentemente, tiene especial interés en conceder becas para estudios secundarios a los niños proletarios, pero las condiciones en que se les conceden, la limitación que se les impone en todas las posibilidades de educación, ya que estos niños no pueden seguir los cursos con la rapidez que los formados en mejores condiciones, son prueba patente de que a sabiendas se les quiere alejar a segundo término.

Otra prueba de que el Estado burgués no quiere favorecer el desarrollo de las fuerzas del proletariado, es que, respecto a las Aufbauschulen (escuelas secundarias populares que trabajan con el mismo sistema que las primarias), dicen los padres de los alumnos que, para su ruina, se convierten en escuelas del proletariado, que deben reservarse para los hijos de los propietarios rurales.

También tenemos en Turingia escuelas profesionales{1} que, según los maestros burgueses, son una posibilidad de mejora cultural; pero que basta, para apreciar la exactitud de la afirmación, saber que los muchachos dicen que cuando comienzan las clases están agotados, que van directamente, a todo correr, del trabajo a la escuela, que no pueden estudiar más que de noche y sin tomarse antes unos momentos de reposo.

En realidad, la, existencia de estas escuelas no prueba más que el deseo de progreso del proletariado, su ansia por poseer los bienes intelectuales, no sólo con el propósito de colocarse entre la clase burguesa, sino con el de adquirir fuerzas para destruirla.

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MOORE (Inglaterra) hace uso de la palabra a continuación, y dice: Demostrado, por los trabajos de Doering y Meta-Kraus, el martirio a que el capitalismo somete a los niños, réstame hacer algunas indicaciones sobre Inglaterra.

La acción del capitalismo puede considerarse bajo tres epígrafes: 1) explotación directa; 2) sufrimientos causados por la organización general de la sociedad; 3) resultados de la evolución capitalista y, especialmente, del declive del imperialismo inglés.

1º) La explotación directa consiste en que, por una parte, los niños empiezan a trabajar apenas salen de la escuela, a los 14 años, y, por otra, en que trabajan antes de los 14 años, fuera de las horas de clase; los que están en este caso no pueden aprovechar las enseñanzas a causa de la fatiga; el derroche de los esfuerzos pedagógicos y la crueldad van paralelos con estos niños.

La crueldad se prodiga lo mismo en las posesiones inglesas, por ejemplo, en las filaturas de Bombay, y, en general, donde quiera que penetra el imperialismo británico. Una comisión nombrada por el gobierno inglés condenó la situación de los niños en las fábricas de Shangai, pero sus proposiciones prácticas chocaron con la abstención deliberada al llegar al Consejo municipal, ¡donde hay mayoría inglesa!...

2º) Ya han sido citados los resultados de la organización general de la sociedad, patentes en la nutrición y la inferioridad en el desarrollo físico. La falta de toda asistencia a los hijos naturales tiene su origen en la pretendida moralidad y gazmoñería de la clase directora más hipócrita del mundo.

Tampoco debe olvidarse la vigilancia que sobre las escuelas confesionales ejerce la potencia de la religión organizada. Estas escuelas, muchas de ellas, están instaladas en edificios a todas luces insuficientes. Tampoco debe olvidarse que los bajos fondos de Londres, raramente visitados por los viajeros extranjeros, no son peores que los barrios semejantes de Liverpool, Manchester o Birmingham. Aunque se hacen esfuerzos para crear establecimientos preescolares, gracias a la propaganda de Margaret Macmillan, hasta la fecha no llegan a la docena los que existen en todo el reino. Tenemos una ley sobre la alimentación de los escolares, pero no puede aplicarse sin que lo decida la autoridad local, o lo que es lo mismo, se aplica donde hay mayoría obrera. Y aun en este caso, hay distinciones, y la comida se facilita sólo a algunos niños.

3º) Los resultados del declive del imperialismo inglés, uno de los fenómenos más importantes de la actual situación mundial del capitalismo, no son menos nefastos. La situación del Sur del País de Gales es terrible: la mitad de los mineros y sus hijos se mueren de hambre. El mismo rey de Inglaterra lo ha reconocido y ha enviado 500 libras para la caja de socorros. En la industria textil se da como inminente otro ataque al proletariado; en las fábricas que trabajan en lana y algodón se trata de disminuir los salarios y aumentar la duración de la jornada. Se resistan o no estos ataques, haya o no huelgas y lock-outs, los niños sufrirán las consecuencias de la guerra de clases inherente al régimen capitalista.

Los inspectores del gobierno se quejan frecuentemente de las faltas a clase de los niños en los distritos proletarios, faltas que, en la mayoría de los casos, obedecen a la carencia de vestidos y calzado.

El movimiento obrero inglés comienza a darse cuenta de que estas condiciones son inseparables de la sociedad capitalista, sin que logren cambiarlas los esfuerzos de la caridad ni los paliativos reformistas. Su remedio está en el cambio completo de la sociedad.

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FRITZ KOENEKAP (escuela alemana de Sevilla): Para el niño proletario, el factor pedagógico esencial es la “comunidad”. Los niños burgueses, mimados por su madre, todo lo encuentran fácil desde que entran en la vida. ¿Conviene al niño esta insuficiente educación? Además, no teniendo la madre tiempo de ocuparse de su hijo, la mejor solución es que éste crezca en una comunidad proletaria.

Nosotros debemos entrar en la Internacional Sindical para luchar contra el capitalismo.

La nueva religión nace por sí misma en la escuela proletaria. Esta nueva religión no se deja formular “científicamente” en el papel, sino que va grabada en el corazón, y se define así: guerra a muerte a la opresión, al clericalismo, a todas las instituciones que impiden a la escuela moderna crecer y llegar a la madurez.

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E. RUGE (Berlín): Hablo como profesor de una Aufbauschule de Neuköln (Berlín), una escuela femenina, diferente de las Aufbauschulen porque ya tiene carácter socialista. Las alumnas de esta escuela pertenecen al proletariado y provienen de la primaria; es una escuela de niñas supernormales.

Han publicado ya las alumnas tres números del periódico titulado “La lucha escolar”. En el primero apareció un artículo sobre “la situación de la juventud obrera”, en el que se decía: “uno, de cada tres jóvenes trabajadores, tiene jornada de más de 8 horas, siendo de 10 horas para el 8%; por cada siete, hay uno que trabaja en domingo, y el 33 % no disfrutan de vacaciones”. Seguía diciendo que, mientras la juventud pide 15 días de vacaciones para los jóvenes de 16 a 18 años, la industria no quiere conceder más de 12 durante el primer año de aprendizaje, 9, en el segundo, 6, en el tercero y 3, en el cuarto, sin que sea legal el derecho a las vacaciones. Hacían constar, después, que, de cada cinco jóvenes, uno nada más tenía cama para él solo, y uno por cada 16 ha de compartir su habitación con una persona extraña. Hablaban, por último, de la facilidad con que se desarrolla la tuberculosis entre la juventud a causa de las malas condiciones de la vivienda obrera. Tenemos aquí una colaboración nueva para el estudio de la situación del niño proletario.

Hacen también las alumnas una información, pidiendo datos con un cuestionario de cinco apartados: nombre y dirección; estado físico; situación económica; orientación social (preguntas de carácter político, sindical, filosófico, &c.), datos culturales.

Fracasó una alumna del primero en el examen final, y se comprobó que tenía a su padre en un asilo de alienados, a su madre gravemente enferma y que ella tocaba el piano por las noches en un restaurante; otra, también suspensa, trabajaba llevando equipajes en la estación.

Organizaron los alumnos una reunión pública, la policía les prohibió distribuir por la calle los anuncios, y, por azar, no se impidió también la reunión.

Es de notar que las autoridades universitarias, presentes en la reunión, se asombraron de la perfecta disciplina que en ella reinaba.

No se puede comprender psicológicamente al niño proletario partiendo de la herencia, del medio; hay que examinarlo desde el punto de vista social; la juventud proletaria desconfía de los adultos, lo mismo que observamos desconfía el obrero de la burguesía.

El joven proletario mira con recelo a sus mismos padres. Está comprobado que “sólo otros jóvenes pueden merecer la confianza de la juventud”.

Los muchachos quieren formar en las filas combatientes, y, como iguales a sus camaradas adultos, entrar en la lucha. ¡Traviesos pilluelos, pero valientes soldados de clase! En este sentido se orienta la lucha de clases en la escuela.

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PETERS (Bélgica): Después de haber examinado atentamente la comunicación del camarada Epstein sobre la “Situación social y jurídica del niño proletario en la Unión Soviética y en los Estados capitalistas”, no puedo asociarme, sin reservas, a las ideas emitidas en este informe. A la afirmación de que “en las condiciones del Estado burgués, no se puede mejorar realmente la situación jurídica y social del niño proletario”, no puedo prestarle mi conformidad. ¿Por qué? Porque, para estar de acuerdo con Epstein, tendría que negar la lucha sostenida por el partido socialdemócrata y los resultados que ha producido. En Bélgica, por ejemplo, los esfuerzos de los partidos avanzados han conseguido que se voten leyes sobre el trabajo de los niños y la enseñanza obligatoria, desapareciendo de las fábricas los niños de 8 y 9 años, que en ellas trabajaban antes, para no entrar hasta los 14. Después de una desenfrenada propaganda, se ha logrado suprimir el trabajo nocturno de los niños y comenzar la reglamentación del de la mujer, lo que, de un modo indirecto, mejora las condiciones en que aquél nace.

Obras exclusivas en favor de la infancia, que cito de memoria, son: las colonias, comidas y roperos escolares, la inspección médica, los auxilios a los supernormales, &c.

Otro punto de la comunicación de Epstein, en que veo excesivo exclusivismo, es en el que se refiere a la natalidad y mortalidad infantiles. Es este un problema de gran complejidad, que debería haber presentado más claro, con gran número de comparaciones y estadísticas.

El porvenir del socialismo depende, para nosotros, de la capacidad de sus directores. Así lo hemos comprobado en las organizaciones cooperativas, mutualistas, sindicales y políticas. Y si, en las escuelas, se pudiese formar la conciencia de clase en los niños, seguiríamos creyendo todavía que, por el hecho de tener directores incapaces, las masas no tendrían cohesión ni disciplina, y, por tanto, se verían imposibilitadas por instaurar el régimen proletario. Por esto creemos que, ante todo, nos interesa formar los futuros militantes, fuera de la escuela.

Si bien es cierto que, “en algunos Estados burgueses, las organizaciones revolucionarias de clase de la juventud son perseguidas, y varias de ellas condenadas a vivir al margen de la legalidad”, también es cierto que, en otros países, viven a plena luz estas organizaciones.

En lo que sí estamos de completo acuerdo con el informante es en la necesidad de que se respete al niño y se reconozcan sus derechos, en que se impone la lucha para conseguir que mejore la situación del niño proletario. Sólo en los medios diferimos.

Muchos camaradas son partidarios de los medios ilegales, de llevar la lucha a la escuela, mientras que otros creen posible llegar a nuestros fines dentro de la legalidad y actuando sobre las agrupaciones de niños y jóvenes fuera de la escuela.

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SCHRAPPEL (Alemania): Yo quiero llamar la atención sobre un problema olvidado aquí: sobre el problema de los pequeños proletarios que salen de la escuela, conocidos por nosotros en la enseñanza profesional. Y es necesario decirlo, el proletariado alemán vende sus hijos, aunque no en la misma medida y abiertamente como en China; se nos prueba esto en los contratos de aprendizaje.

Otro problema: en las escuelas profesionales tenemos jóvenes obreros bien y mal calificados, que aprenden lo necesario para trabajar en su oficio, es decir, para ser explotados. Pero sólo un débil tanto por ciento pueden ser empleados en su profesión, la racionalización impide al obrero calificado ejercer su oficio, convirtiéndolo en un peón.

Cuanto mayor es la especialización, mayor es la miseria.

En cuanto a los gastos de enseñanza, cuestión aún no tocada, se procede con la más estrecha economía. El Consejo municipal de Dresde, por ejemplo, toma la decisión de conceder subsidios para completar las enseñanzas de taller y teórica, y el Estado no se entera de esta decisión.

Deberíamos examinar, con la mayor atención, la “clericalización” de la enseñanza profesional en la Alemania del Sur.

La juventud debe tener nuestro apoyo en su lucha libertadora, y en el orden del día de nuestra internacional, en la ocasión que se considere oportuna, deberemos incluir el estudio de las cuestiones que afectan a los jóvenes obreros.{2}

[ 8 ]

FRIEDRICH (Alemania). Todos conocéis, por “Los Tejedores”, de Hauptmann, la región industrial de Waldemburg, de donde yo vengo. Aquellos niños, cuyos padres ya no trabajan en casa en su oficio, sino en las fábricas de hilados, tejidos, de porcelanas, soportan una pesada herencia. El 60% de la población no dispone más que de una habitación por familia, y es un país de familias numerosas de ¡12 y 18 hijos! El padre, el minero; la madre trabaja en una fábrica y ambos salen de su casa al amanecer. El porcentaje de niños que se orinan en la cama es muy elevado; son malos escolares.

Los municipios son pobres y no pueden hacer nada por la escuela. Nació ésta en una época por completo diferente de la actual y no se ha adaptado a las nuevas condiciones económicas. Quiere imponer cierta dosis de conocimientos, sin tener en cuenta nada más; lo que trae, como consecuencia, los castigos corporales y el que los más pobres reciban, precisamente, más golpes.

Las casas nuevas son inhabitables, por caras. Son muchas las familias que viven en barracas de socorro. La cantina no acoge más que a una parte de los niños, con lo que da lugar a muchas injusticias. Las clases son tan numerosas, que el maestro no puede tener relación individual y afectuosa con los niños.

En resumen, la situación catastrófica del niño proletario no obtiene absolutamente ningún socorro del esquematismo cristalizado de la escuela actual, heredado de períodos históricos ya cerrados.

La asistencia social, muy limitada, fragmentaria y mal organizada, no sirve de nada a los niños que más lo necesitan. La mayoría de los maestros conocen mal la situación de los pequeños proletarios, con los que, sin embargo, trabajan de un modo permanente y, en consecuencia, su conducta práctica está muy lejos de ser la que correspondería al conocimiento pleno de esta situación. Crean grandes molestias al personal educador: la mala situación económica; el medio de pequeños burgueses de que proceden y con que se relacionan, y las innumerables molestias y bellaquerías de la administración.

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SOTHMANN (Gotha): Quiero hacer algunas aclaraciones a los trabajos de los camaradas Kraus y Kiriakos.

No hasta hablar de la miseria del niño obrero en el seno de su familia, hay que mostrar claramente lo poco que hace la escuela capitalista por mejorar la situación del pequeño proletario. Refiriéndome especialmente al asunto de las cantinas escolares, tengo que señalar lo poco que se hace. Donde existen, dan mala comida y nadie se preocupa de que el niño la tome debidamente, evitando que la lleve a su casa envuelta en un papel de periódico. Las pequeñas cosas, descuidadas casi siempre, han de tomarse en serio.

También sería necesario organizar excursiones escolares para arrancar a los niños de la clase estrecha y engendradora de anemia, construir nuevos edificios, disminuir los efectivos, hacerles excursiones semanales en vez de mensuales y que las autoridades costeasen los gastos de las mismas, para que los niños pobres no se vieran, como sucede casi siempre, en la imposibilidad de hacerlas. Es muy frecuente que los padres, queriendo inculcar en los niños el espíritu del ahorro, los sometan a exageradas economías.

Deben unirse a las luchas escolares un gran número de reivindicaciones de orden material, a propósito de las cuales se ha hecho muy poco hasta ahora.

Kiriakos se ocupa, en sus conclusiones sobre el derecho de los niños proletarios, únicamente de las medidas que ha puesto en práctica la sociedad para ayudarles, y olvida que los derechos que los niños tienen en la escuela, donde hoy no se les concede ninguno, dependen en ella enteramente de la buena voluntad del maestro; y no pueden quejarse, pues sólo se les permite “ser obedientes”.

Hay que tener en cuenta los ensayos hechos para reformar la escuela en el sentido de mayor libertad. Permítaseme anticiparme y hacer alusiones a las conclusiones del Dr. Fernfeld sobre la comunidad escolar (self-government), comunidad que, objetivamente, es reaccionaria y creada para encadenar los niños a la escuela burguesa (con métodos modernos).

Conviene, así mismo, señalar la actitud de la policía y de la autoridad universitaria ante las organizaciones infantiles. Yo no sé si estáis enterados de que la Liga de Jóvenes Espartaquistas está disuelta en Sajonia, Wurtemberg y otras regiones. Creo que el Estado capitalista tiende a impedir el desarrollo real del niño obrero. En Wurtemberg, algunos camaradas han sufrido cinco meses de prisión por continuar al frente de una organización tan peligrosa para el Estado como la Liga de los Jóvenes Espartaquistas. Todo pedagogo progresivo y revolucionario verá aquí una causa que defender.

Al festejarse, en octubre del año pasado, en las escuelas alemanas, el 80 aniversario del Presidente de la República, Hindenbourg, algunas clases, y escuelas enteras, se abstuvieron de tomar parte en la fiesta reaccionaria. En Hamburgo, los alumnos llegaron a entrar en alguna escuela tras una bandera roja, para protestar colectivamente y abandonar a continuación la sala de clase, cuando el maestro quería tomar medidas contra el portador de la bandera. Pero lo inexplicable es la reacción de la policía y de ciertos maestros tenidos por progresivos, ante la actitud de los niños obreros. Se lanzaron condenaciones sobre la conducta de éstos y un consejero municipal de Hamburgo se atrevió a decir que la propaganda era un crimen contra el espíritu del niño.

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Dr. FRITZ AUSLAENDER (Berlín): El Dr. Doering no tiene muy en cuenta el movimiento de la sociedad, y la mayor parte de los oradores tampoco distinguen suficientemente entre las diferentes fases del capitalismo. Aunque ningún esquema puede darnos idea exacta del asunto, los esquemas nos ayudan a seguir un cierto orden, y así comprobamos que toda la actividad psicológica viene determinada por las tendencias de clase activas en la sociedad capitalista.

El niño de la Liga Espartaquista ve la vida de forma diferente a la impuesta por la sociedad capitalista. El niño proletario, que, en el seno de la organización de Amigos de la Infancia o de Espartaco, adquiere determinadas nociones, se encontrará en el curso de su lucha cotidiana en conflictos que desconoce el niño burgués. Lo que nosotros llamamos “situación material del niño proletario” no puede definirse bien sin reconocer su acción psíquica en niños de diversas edades y estudiarla, lo que ya se ha hecho, en parte.

Es en extremo importante determinar el medio social en que están incluidos los padres. Hay una gran diferencia entre hijos de obreros e hijos de campesinos, entre los hijos de una ciudad de viejo capitalismo, como Liverpool o Manchester, y los de una como Shangai, de capitalismo reciente; en las de este tipo la situación psicológica del niño es mucho peor y mayor su abandono, porque el cambio de clima social e intelectual brusco e inmediato se unen...

Para medir el valor real del niño proletario no bastan los tests. Quien pretenda determinar el carácter psicológico de capas enteras de la infancia proletaria, debe incluir las experiencias aisladas en el cuadro general. Se impone el considerar la pedagogía social como una parte de la pedagogía socialista y no olvidar que, para conocer el alma del niño proletario, además de los elementos materiales que la forman, hay que tener en cuenta las particularidades de la actual generación obrera, y adquirido ese conocimiento, moldearemos, en la medida posible, el espíritu del niño para la lucha en pro del socialismo mundial.

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OTTO JENSEN (Universidad popular de Tinz, cerca de Gera, Turingia): Mi predecesor en la tribuna ha expuesto la mayor parte de las ideas que yo quería expresar. No basta clasificar varias observaciones y estudios, mucho menos si están hechos desde diversos puntos de vista y se refieren a fases distintas del capitalismo. Solamente encuadrada en una gran concepción sociológica, puede escribirse la psicología experimental como base.

De ningún modo podemos conceder que exista una psicología de la Juventud ni, por consiguiente, que cada edad tenga su psiquis homogénea. En la actualidad se sabe, mejor que en tiempos pasados, las fases psíquicas por que atraviesa la vida del hombre. Pero esta sucesión psicológica hay que considerarla en relación con la forma social y la clase. Cada sociedad tiene su ritmo de vida característico, que, a su vez, es expresa de un modo heterogéneo en las diferentes clases. Necesitamos llegar, con asiduo trabajo, a la investigación de la psicología que corresponde a la infancia y a la adolescencia al comienzo, en el apogeo y al fin del capitalismo. También deberá diferenciarse esta psicología según el país, la ciudad, el campo, las industrias, &c.

Por ejemplo: el niño del capitalismo naciente en la India actual no puede asimilarse exactamente al europeo de la misma fase capitalista. Este niño entra a una fábrica, dotada de las máquinas más modernas, con el peso de la tradición religiosa. Con el analfabetismo general de niño y adultos, es más difícil la transformación social que en la Inglaterra del capitalismo. A esto se suman los sentimientos de inferioridad, tan difíciles de vencer, que, con relación a los blancos, experimentan los indígenas en los países de opresión colonial.

La situación cultural de origen y los problemas particulares de los niños proletarios del naciente capitalismo asiático, exigen especial estudio. Estas variantes de la psicología social del niño proletario deben servir inmediatamente de norma para no tratar al niño exclusivamente como materia política, sino como sujeto de educación.

Necesitamos la visión general del estado económico y psíquico de los niños proletarios de todo el mundo para colaborar, en las medidas de nuestras fuerzas, como pedagogos, en la formación de los que crecen.

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{1} Enseñanza post-escolar (Nota del Editor).

{2} Esta decisión fue tomada, tres días más tarde, por nuestro V Congreso (N. D. R.).

[Pedagogía Proletaria, París 1930, páginas 60-69]