Filosofía en español 
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La obra de Vasconcelos causa de una riña a tiros

By Associated Press.
Lima, noviembre 1º.– Edwin Elmore fue gravemente herido ayer en el edificio de «El Comercio» por el poeta peruano José Santos Chocano, en un combate a revólver. La riña fue la culminación de una disputa periodística con respecto a las doctrinas y escritos de José Vasconcelos, ex secretario de Educación Pública de México. Chocano estaba atacando en los periódicos la labor de Vasconcelos.

Nota de El Universal.
Como se sabe, el señor licenciado José Vasconcelos es un eminente colaborador de El Universal y se encuentra actualmente en viaje de estudio en Europa, desde donde nos remite los brillantes artículos que semanalmente publicamos en nuestra página editorial.

A continuación damos a conocer a nuestros lectores el reportazgo del periódico limeño La Prensa, del 1 del presente mes, que nos trae [120] la primera versión de la tragedia ocurrida en aquella ciudad, y en la que el poeta José Santos Chocano dio muerte al señor Edwin Elmore. Como saben nuestros lectores, el incidente fue motivado por una polémica con relación a las doctrinas internacionales del licenciado José Vasconcelos, que fueron vivamente atajadas por el poeta José Santos Chocano y defendidas por otras personas, entre las que figuró el señor Elmore.

El reportazgo sobre el particular, a que nos referimos, es el siguiente:

«Un hecho grave y lamentable conmovió profundamente a Lima en la tarde de ayer. Con la rapidez vertiginosa con que siempre se propalan las noticias sensacionales, poco después de las cinco cundió como una onda que llenaba de pesar los espíritus y producía los consiguientes comentarios e inquisición de detalles, la versión de que el poeta de América, nuestro compatriota José Santos Chocano, había sido protagonista en un drama sangriento, cuyas consecuencias no se pueden prever aún.

»En los clubs, en los salones de la aristocracia, en las redacciones de los periódicos, con manifiesta inquietud, con vivo interés, se pedían pormenores del suceso y se hacían comentarios en torno de aquél, lamentando todos las funestas circunstancias que lo originaron. [121]

»El público está enterado de la polémica que venía sosteniendo el poeta Chocano con algunos universitarios y otros escritores de variada significación sobre la personalidad de «doctrinas» de un político mexicano, don José Vasconcelos. Las apreciaciones que el eminente vate formulaba respecto de la obra de aquél, y más todavía sobre la sinceridad de sus convicciones y doctrinas, contestando a una carta publicada en contra suya y del poeta argentino Leopoldo Lugones, dio origen a que algunos universitarios que se titulan discípulos del nombrado Vasconcelos y otras personas publicaran réplicas que en su mayor parte carecían de serenidad.

»Poco a poco, estrechados por la prosa acerada de Chocano, algunos de sus contrincantes que optaron por la diatriba personal como arma de combate, llegaron hasta extremos deplorables. Entre ellos, según la versión que tenemos, el señor Edwin Elmore, quien por intermedio del señor Manuel Beltroy pretendió hacer publicar en un diario local un artículo groseramente injurioso contra Chocano, a guisa de ponencia suya en la controversia.

»Seguramente la factura del artículo dio origen a que los redactores del diario aludido no permitieran saliera de galeras; lo cual no fue óbice para que el interesado se enterara de su [122] contenido, produciéndole la lectura la sobreexcitación consiguiente.

»El señor Chocano dirigió entonces una carta enérgica al señor Elmore exigiéndole satisfacciones y poco después le llamó por teléfono para increparle su conducta.

»Así las cosas, el poeta se dirigió en la tarde de ayer, poco después de las cinco, a la redacción de El Comercio, con el objeto de entrevistar al señor Froylán Miranda, y, al penetrar al primer salón, encontró a dicho señor acompañado del señor Elmore, quien, al advertir la presencia de Chocano, se dirigió hacia éste agrediéndolo de hecho. Producido un pugilato, los contendientes salieron hasta el hall del edificio, donde el poeta quiso hacer uso de su bastón para defenderse y acometer a su rival; pero como le arrebatara el palo y continuara golpeándole en forma violenta, el señor Chocano sacó del bolsillo un revólver «Smith and Wesson», calibre 33, con la intención de intimidar a Elmore; pero, por desgracia, éste se lanzó nuevamente a la lucha, y en el forcejeo que sostuvo para arrebatarle el arma, escapóse un disparo, que le hirió a Elmore en el vientre, quedándose el proyectil alojado allí.

»Al ruido que produjo la detonación, los redactores y empleados de El Comercio y numerosas personas que transitaban por las calles [123] contiguas al edificio se precipitaron al hall, pudiendo ver que el señor Elmore, después de un momento de vacilación y con las manos sobre el vientre, avanzaba hacia la reja, herido ya. Un deudo suyo, presente en ese momento, y otros circunstantes, tomaron al instante las providencias del caso para trasladar al herido a una clínica, optándose por el Hospital Italiano, establecimiento donde fue recibido por el interno de turno, señor Raffo.

»La traslación se efectuó en un automóvil con las precauciones del caso. El auto fue escoltado por un numeroso grupo de curiosos.

»Después de un rápido examen, una vez que el herido fue alojado en el departamento número 1 del Hospital Italiano, el interno de guardia diagnosticó lo siguiente: herida producida por arma de fuego en la fosa ilíaca izquierda, con perforación del intestino, hemorragia interna y retención del proyectil, haciéndose necesaria un intervención quirúrgica inmediata.

»Avisado el doctor Guillermo Castañeta, se constituyó en el Hospital Italiano, haciendo trasladar al herido a la sala de operaciones, donde fue sometido a la intervención quirúrgica de urgencia, la que fue practicada por aquel facultativo asesorado por el interno doctor Raffo, presenciando la operación el cuerpo [124] médico del Hospital y los doctores José Bassochi y F. Delgado.

»La operación, que vino a confirmar el diagnóstico hecho por el doctor Raffo, consistió en una laporotomía mediana infraumbilical, pudiéndose constatar cinco perforaciones en el intestino delgado, una en el intestino grueso y estallido del medio sigmoideo; procediendo los cirujanos a suturar todas las asas perforadas y a reconstruir el meso, efectuando al mismo tiempo esmerada desinfección. El proyectil no fue encontrado.

»El pronóstico es reservado.

»Minutos después de consumados los hechos se presentaron en la redacción de El Comercio el comisario del cuartel segundo, capitán Manuel Castillo Vázquez, y varios agentes de la policía, quienes detuvieron al poeta y lo condujeron en un automóvil a la comisaría.

»El jefe de la Sección de Investigaciones de la segunda comisaría, señor Moisés Villa, y los vigilantes subalternos, procedieron con toda celeridad a formar el atestado correspondiente, tomando las declaraciones del caso al herido, al señor Chocano y testigos presenciales.

»El juez del crimen, doctor Pelayo Samanamud, se trasladó al Hospital Italiano y tomó la respectiva declaración al herido y al señor Darteteano, amigo de aquél, y que fue testigo presencial [125] de los sucesos. Sentó además las diligencias del caso.

»Poco después de las diez de la noche, una vez terminado el atestado correspondiente, el señor Chocano fue trasladado en un automóvil a la Inspección General de Investigaciones, donde quedará alojado hasta nueva disposición. Lo acompañó el comisario del segundo, capitán Castillo Vázquez.

»Después de explicar detenidamente en su declaración el origen remoto del lamentable suceso, el señor Chocano precisa que se enfrentó a Vasconcelos con el objeto de combatir la funesta influencia de éste en determinado grupo de la juventud universitaria, pues en su calidad de peruano creía de su deber hacerlo, especialmente en los momentos actuales en que el derrotismo de esa juventud significa una traición que puede acarrear funestas consecuencias a la Patria si se permite que ella se desenvuelva tal como lo ansían los inconfesables propósitos de sus gestores y tanto como lo permite la cobardía que se disfraza bajo pomposas denominaciones, no porque se entiendan doctrinas que en realidad no son tales sino porque así se eluden, o por lo menos se pretende eludir, deberes que reclaman entereza y honradez para cumplirlos.

»Analiza los distintos planos desde los cuales [126] él y sus contendientes han tratado el asunto, haciéndose blanco de injurias inmotivadas, sólo por razón del apasionamiento político que es en realidad la medula de las frases que se pregonan a los cuatro vientos por el grupo universitario empecinado desde tiempo ha con el sueño irrealizable de hacer con los obreros del Perú lo que los dictadores rojos de Rusia han hecho con los candorosos que los llevaron al poder, sin sospechar siquiera que preparaban su propia ruina.

»Después de otras consideraciones, termina el señor Chocano con la exposición de los hechos que hemos narrado ya, haciendo resaltar que no tuvo intención de usar su revólver y que si apeló a él fue en vista de la gravedad del ataque de que fue víctima, produciéndose el disparo en el forcejeo que tuvo con el señor Elmore.

»El señor Froylán Miranda coincide con el señor Chocano en los puntos esenciales de su declaración respecto a los hechos de que fue teatro el hall del edificio de El Comercio, y casi igual cosa acontece en la declaración del herido, quien reconoce que fue él quien agredió al poeta. A este respecto se sabe también que el señor Elmore estuvo en la tarde de ayer en vecinos lugares en que creía encontrar al señor Chocano, con el propósito de atacarlo [127] donde lo viera, según manifestó a diversas personas.

»A eso de las doce de la noche se nos informó que dentro de la gravedad, el estado del herido era satisfactorio y que no tenía fiebre.»


Poetas y bufones. Polémica Vasconcelos-Chocano. El asesinato de Edwin Elmore
Agencia Mundial de Librería, Madrid 1926, páginas 119-127.