Emeterio Valverde Téllez (1864-1948) · Crítica filosófica o Estudio bibliográfico y crítico de las obras de Filosofía escritas, traducidas o publicadas en México desde el siglo XVI hasta nuestros días (1904)
Capítulo XXIX
«Estudios Estéticos»
ACE poco tiempo vimos en el escaparate de una librería un librito elegantemente impreso, que ostentaba en la portada las palabras que encabezan el presente capítulo. Pedimos la obrita, la acariciamos, le dimos algunas vueltas en la mano, leímos el frontis, el índice, la hojeamos para cerciorarnos de si contenía puntos concernientes al género de nuestros estudios. Sí, por fortuna, solo nos causó mohína la no corta Fe de erratas que más, sin duda, debe haber desazonado al atildado autor.
Léese en la portada: Manuel Sales Cepeda. | Estudios estéticos y Entretenimientos literarios. | Mérida. | Imprenta «Loret de Mola.» – 1896.
Comprende el librito dos partes, siendo la primera, como el título lo expresa, una serie de artículos, humorísticos algunos, de crítica literaria otros; pero en todos maneja el autor con grata destreza y fluidez el habla castellana y el estilo satírico, elemento en que, según parece, respira con más espontaneidad el Señor Sales Cepeda. Componen esa parte varios capítulos que versan sobre Estética, en lo cual nos fijamos para darle cabida en nuestra obra; pues la Estética, es propiamente el estudio filosófico del arte, o la filosofía del arte, como quiera que su misión sea: «escudriñar las leyes de lo bello y depurar los preceptos del arte.»{316} [476]
El Señor Sales Cepeda, en tan pocas páginas, ¡ojalá fueran muchas!, estudia profundamente, analiza con claro talento, con riqueza de lenguaje y derroche de gracia, diversos puntos de Estética, tales como el objeto de dicha ciencia, la belleza, el arte, la poesía, el naturalismo y el idealismo, &c., &c. Cautiva la lectura de este libro; porque el autor diserta por tal manera, que en su fina y delicada crítica, emplea muy atinadamente rasgos de erudición histórica y literaria, sutiles distinciones de ideas y de sentimientos; discreta sátira y ejemplos y reminiscencias en que realiza la noción que quiere inculcar, haciendo así, que el lector entienda y sienta las diversas formas de la belleza, del arte, de la poesía, &c.; aunque no siempre llegue a formular una definición precisa de cada cosa.
Quizá pudieran hacerse algunas observaciones sobre puntos, que al menos como están escritos, no parecen muy conformes a la verdad.
1º. Para el autor, entre las artes: «La menos espiritual es la arquitectura. El alma del artista allí desaparece, yace profundamente oculta. El artista copia formas geométricas, formas sin expresión, sin vida, del todo inanimadas. El espíritu, el pensamiento se encuentra, cuando mucho velado en un símbolo o emblema.»{317} Si el Sr. Sales Cepeda recorriera las naciones del viejo mundo, vería de seguro, vivo el espíritu, expresas las ideas de los diversos pueblos y edades en los monumentos que se conservan, y que han inspirado a ilustres viajeros páginas sublimes: ahí está el Viaje de París a Jerusalén, por Chateaubriand; Roma, por D. Severo Catalina; la preciosa Introducción que D.ª Emilia Pardo Bazán escribió para su San Francisco de Asís y otras muchas relaciones.
2º. «Al huir despavoridas para siempre las tinieblas, se llevarán consigo, de seguro, a la filosofía, que solo puede [477] alentar y respirar y vivir en el oscuro seno de lo misterioso y de lo ignoto... Así, la victoria completa de la ciencia será la muerte de la filosofía...»{318} Si esto se ha de tornar al pie la letra, la Filosofía vive sólo de anhelos y de hipótesis y no merece el nombre de ciencia. Pero no, es igualmente un conjunto de verdades demostradas, enlazadas entre sí y deducidas de principios evidentes: es una ciencia y el fundamento de las ciencias. Recuérdese además, que en rigor no solo hay Filosofía cuando se busca, sino también cuando se contempla la verdad; no de otra manera que existe el amor así en el deseo, como en la posesión del bien.
3º. El arte «nos pintará hombres, v. g., practicando sólo el bien, que no los hay, o mujeres sacrificando a su sublime amor hasta el natural egoísmo, que tampoco son reales.»{319} El cristianismo, sin embargo los ha formado, son ¡los Santos!
4º. «Lo bello de la naturaleza es hijo de la fatalidad, de la inconciencia.»{320} Eso es demasiado pagano y nada conforme con las ideas de un Dios criador, ordenador sapientísimo y providente.
Los otros defectos serán peccata minuta de que adolece toda obra humana, y de que hacemos punto omiso.
En el forro se ve esta nota: En preparación. | Obras del mismo autor. – Filosofía cómica (Sátiras morales). | Cartas a Crédulo (Disquisiciones filosóficas). | Polémicas varias. Pensamientos dispersos.
Hemos esperado con afán estos trabajos; pero no hemos logrado verlos. Deseamos que el autor prospere en todo, y que su buen sentido estético, lo libre de la corriente de positivismo e impiedad, que va arrollando a casi todos nuestros escritores de Filosofía.
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{316} Estudios estéticos..., pág. 7.
{317} Estudios estéticos..., pág. 28
{318} Estudios estéticos..., pág. 35.
{319} Ibidem, pág. 54.
{320} Ibidem, pág. 67.