José Téllez
Filósofos Españoles del Renacimiento
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Colección Universo · Ediciones España
Tomo VII · Sistemas Filosóficos · Número 15
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Nihil obstat: Dr. Andrés de Lucas, Censor.
Madrid, 3 de febrero de 1945. Imprímase:
Casimiro, Obispo Auxiliar y Vicario General.
Gráficas Excelsior - Cristo, 7 [Madrid], 16 páginas.
España brilló mucho por sus filósofos y por sus teólogos durante la época del Renacimiento, que marcó la transición de la Filosofía Escolástica a la Filosofía del Renacimiento.
Diremos los principales, adjudicándolos a las escuelas respectivas de esta época, de que se habló anteriormente.
a) Ginés de Sepúlveda. Perteneció a la espuela filosófica aristotélica alejandrina, no porque sea partidario de la mortalidad del alma ni de las ideas y tendencias anticristianas de la escuela, sino porque contribuyó eficazmente al brillo y propaganda de la misma, y por la esmerada versión latina que hizo de los libros metafísicos de Aristóteles con los comentarios de Alejandro de Afrodisia.
Nació Sepúlveda en Pozoblanco (Córdoba), el año 1490, y murió en 1573. Teólogo e historiógrafo de Carlos V, viajó mucho y pasó muchos años de su vida en Italia.
Escribió varias obras: De Regno et Regis Officio y De Fato et Libero Arbitrio, contra Lutherum. Coincide en el fondo con la doctrina aristotélico-alejandrina, aunque expuesta en forma más elegante que en esta escuela.
Fundado en la doctrina aristotélica, admitió la esclavitud y consideró lícita la guerra contra los judíos, y buenos los diferentes motivos que se alegaban para justificarla. [2] Admitía la trasmigración de las almas a otros cuerpos humanos.
b) Andrés Laguna (1499-1560). Natural de Segovia y médico de Carlos V. Perteneció a la escuela físico-naturalista. Es uno de los hombres más instruidos de su tiempo, y adquirió fama en toda Europa. Anotó y tradujo al castellano las obras de Dioscórides, y publicó varios libros originales correspondientes a Medicina, Matemáticas y ciencias Físicas. Entre sus obras está Anathomica methodus. Era gran filósofo, y entre sus excelentes anotaciones puso los nombres de las plantas en diez idiomas, a saber: griego, latín, arábigo, bárbaro (que es el que no se usa en las boticas, dice Laguna), castellano, portugués, catalán, francés, italiano y alemán.
Católico tan ilustrado como sincero, la vida y escritos de Laguna son un modelo de acendrado catolicismo.
c) Juan Huarte, natural de San Juan de Pie de Puerto, muy conocido por su obra Examen de ingenios, especie de tratado físico y frenológico, en el cual discute y señala la influencia de la complexión, de los climas, de los alimentos, &c., en el origen y desarrollo de las ciencias, las artes, las virtudes morales y los vicios, a la vez que las disposiciones naturales del hombre. Pertenece a la misma escuela que Laguna y que Servet.
d) Miguel Servet, que nació hacia los años 1509. Genio ardiente, entusiasta, inquieto, que estudió primero el Derecho en Tolosa, y la Medicina en París; pero que dedicó su preferente atención a estudios humanistas, filológicos, exegéticos y religiosos, y que recorrió gran parte de Europa disputando con todo el mundo acerca de la Trinidad divina y de la consustancialidad del Verbo, misterios que, [3] o negaba o desfiguraba. Pereció en Ginebra, torturado primero y quemado vivo después, por orden de Calvino.
El fondo de su concepción filosófica es panteísta, que parece tiene algo de emanación material; dice que Dios es la forma, el alma y el espíritu de las cosas.
Las ciencias físicas y naturales debieron algunos progresos a su intervención; parece que fue quien descubrió la circulación de la sangre.
Escribió varias obras teológicas y de controversia religiosa y científicas. Las principales son: Geografía de Ptolomeo, Symporum universa ratio y Christianismni restitutio. Murió a los cuarenta y dos años.
e) Jorge Gómez Pereira. Médico de Felipe II, como Laguna lo había sido de Carlos V. Natural de Medina del Campo.
Escribió su famoso libro Antoniana Margarita, donde manifiesta cierta predilección por Platón y aversión a Aristóteles. Es filósofo de dirección independiente.
Gómez Pereira enseña: Las sensaciones y movimientos de los brutos se deben no a facultades comunes con los hombres, sino a fuerza oculta innata, parecida a la que, como el imán, atrae a los cuerpos; excepto en las cosas pertinentes a la religión, en lo demás debe dejarse al entendimiento moverse libremente, y así, en todo esto debe fundarse la ciencia en razones no en autoridad; la sensación en el hombre no es la percepción del objeto externo y sensible, sino la percepción de la afección interna y subjetiva, en lo que precedió a Descartes y a Loke; los actos del alma racional, a cualquier orden que pertenezcan, no se distinguen de ella con distinción real, sino con distinción de razón; la intelección se verifica sin intervención de especies inteligibles. Combate también la materia prima de Aristóteles. [4]
f) Oliva Sabuco, natural de Alcaraz. Escribió Nueva Filosofía de la naturaleza del hombre. No vale gran cosa. Aquí sólo llama la atención que una mujer, en aquella época, se consagrara a actividades filosóficas con bastante provecho.
g) Luis Vives. Perteneció a la escuela independiente, que casi fue creación española; a la escuela que no da preferencia a Platón ni a Aristóteles, sino que se interesa solamente por la perenne filosofía de la humanidad.
Nació Vives en Valencia, en 1492. Estudió Filosofía en París y Leyes en Lovaina. Pasó a Londres, llamado por Enrique VIII, a quien había dedicado su libro sobre la Ciudad de Dios; allí dirigió la educación de la princesa María, hasta que pasó a Bélgica, huyendo de las exigencias del rey de Inglaterra con motivo de su separación de Catalina de Aragón. Establecido y casado en Brujas, donde hizo relación con los más ilustres humanistas de su tiempo, entre ellos con Erasmo, Moro y Bodin. Falleció en Bélgica, en 1540.
Vives, siguiendo la corriente del Renacimiento, ataca con viveza y hasta con injusticia a la Escolástica y a sus principales representantes, las universidades y los religiosos. Porque no se contenta con atacar sus vicios de la decadencia, ya mencionados, sino que lo ataca todo, sin distinguir el fondo de la forma ni distinguir épocas ni hombres, como si antes de él no hubieran escrito Savonarola, Cayetano y Francisco de Vitoria, tan renacientes como él. Llama a la Universidad de París vieja octogenaria que delira, congratulándose de haber salido de espesas tinieblas al salir de sus aulas, como si en ella no se hubiesen formado grandes filósofos y teólogos.
Algo más justa es la crítica que hace de Averroes, pero [5] no lo es la que hace de Aristóteles. Aunque tiene razón cuando pretende rebajar el prestigio que éste tiene en las escuelas, no la tiene cuando, para conseguirlo, presenta como erróneas muchas doctrinas seguras del Estagirita.
En la doctrina de Vives no se observan las exageraciones parciales de su crítica. La Filosofía de Vives es, en el fondo, la misma de Santo Tomás, al menos en los problemas y cuestiones de importancia; lo cual se observa principalmente en sus obras De Prima Philosophia y De Anima.
Hay tres puntos en que la doctrina de Vives parece que disiente de la del Doctor Angélico. Son ellos:
1.º Vives parece que no admite la clasificación del entendimiento en agente y posible, puesto que no la menciona en parte alguna.
2.º En la definición del alma humana parece propender a la definición platónica, negando implícitamente la información sustancial del cuerpo, el cual, para Vives, no es más que un instrumento y la habitación del alma.
Además de la Filosofía, fueron objeto de las discusiones y de la crítica de Vives la gramática, la retórica, la moral, y el derecho, y esto es precisamente lo que constituye la parte principal de las obras de Vives como filósofo, de lo cual dice el gran humanista y teólogo Melchor Cano, refiriéndose a la obra del filósofo valenciano De corruptis disciplinis, que contienen muchas cosas verdaderas y preclaras.
La crítica de Vives es más bien negativa, pues, como dice también Cano, es débil y poco diligente en enseñar las ciencias y las artes, y vigoroso en el descubrimiento y ataque de sus errores y defectos.
La Filosofía de Vives es incompleta porque sólo toca algunas cuestiones metafísicas y psicológicas.
El mérito principal de Vives como filósofo consiste en haber contribuido mucho a la restauración de la filosofía cristiana.
h) Foxo Morcillo (Sebastián). Es uno de los más ilustres representantes de la filosofía española durante el siglo XVI. Pertenece también a la escuela independiente.
Nació en Sevilla, el año 1528.
Hizo sus primeros estudios en España y pasó a complementarlos a la Universidad de Lovaina, una de las más florecientes y afamadas de aquel tiempo.
No tardó en llegar a oídos de Felipe II la fama de saber de Morcillo, y lo llamó a España, para confiarle el cargo de preceptor de su hijo, el príncipe Don Carlos; mas no pudo tomar posesión de su cargo, pues pereció en el mar, por haber ido a pique la nave que le traía a España.
Foxo o Fox Morcillo, que apenas contaba treinta años cuando murió, había escrito muchas y excelentes obras. Los ejemplares de ellas son hoy muy raros, y sería interesante labor editorial reproducir tan notables obras.
Fox Morcillo es, con propiedad, filósofo del Renacimiento, por su bella forma, y filósofo cristiano por su fondo. Pertenece también a la escuela independiente.
La doctrina de Morcillo se puede resumir así:
1.º Se esfuerza por conciliar la doctrina de Platón con la de Aristóteles. Si no son siempre acertadas y exactas las aproximaciones que establece, tampoco lo son siempre las diferencias que indica.
2.º En la cuestión del origen del conocimiento adopta también una posición independiente, pues ni admite con Platón ideas innatas, ni admite con Aristóteles que las ideas traigan origen de los sentidos. Y así, enseña Morcillo en este punto: que algunas ideas, principalmente las del bien y del mal, se deben considerar innatas; que las demás ideas, por [7] lo menos muchas, se pueden llamar implícitamente innatas como semillas naturales que son del conocimiento.
3.º Disiente de Platón y de Aristóteles en el origen del alma humana, de la cual dice: "en el hombre, el alma racional produce de sí como otra alma, unida al cuerpo, que llamamos sensitiva."
Como filósofo del Renacimiento, Morcillo escribe con elegancia; se expresa con dureza contra los escolásticos; exige como necesario para la Filosofía el estudio del griego y de la retórica, y concluye por calificar de oscura y falta de método la lógica misma de Aristóteles.
Como filósofo cristiano, sus soluciones son compatibles con la doctrina cristiana, y sigue generalmente a Santo Tomás.
i) Francisco Vallés. Este filósofo español, muy notable como poco conocido, que hizo sus estudios en Alcalá y fue médico de Felipe II, merece figurar al lado de Luis Vives y de Fox Morcillo, a los cuales no es inferior en saber filosófico.
Sin mentar sus notables obras como médico y como físico, su obra más importante como filósofo es: De his quae scripta sunt physice in libris sacris sive de Sacra Philosophia. En ella, Valdés plantea, discute y resuelve muchos problemas más importantes de la metafísica, la cosmología y la psicología. Sin adherirse a ninguna escuela, el fondo de las doctrinas de Vallés coincide con la escolástica y aun con Santo Tomás, sin perjuicio de separarse de ella en algunos puntos de mayor o menor importancia. Vallés tiende también, como Morcillo, a la conciliación entre Platón y Aristóteles; pero nótase en él, contrariamente a Morcillo, cierta predilección de Aristóteles sobre Platón. [8]
La doctrina de Vallés como filósofo puede resumirse así:
1.ª La animación del feto humano se hace directa o indirectamente por el alma racional, creada e infundida por Dios en el cuerpo, sin que se produzca ni preceda en la materia alma alguna sensible, según se opinaba entonces generalmente.
2.ª La Frenología (entonces se llamaba Fisionomía) no es cosa enteramente vana e infundada, aduciendo, en confirmación, la doctrina de Aristóteles y de Hipócrates, e indicando que se deben tener presentes la influencia modificadora de la educación, la enseñanza y la gracia divina.
3.ª Opina que la diferencia propia y constitutiva del hombre no es la racionalidad, sino más bien la capacidad o aptitud para conseguir la sabiduría.
4.ª Enseña que, aunque los brutos no tienen inteligencia tan perfecta como la del hombre, son, sin embargo, verdaderamente racionales en cuanto discurren en lo relativo a las cosas sensibles y perecederas.
5.ª Sin ser escéptico, el filósofo español es muy cauto en aceptar las tesis, principalmente en lo relativo a ciencias físicas. Según él, no conocemos de manera intuitiva las sustancias, pero sí los accidentes; aunque no con perfecta exactitud, a causa de la inestabilidad de los sentidos y de las cosas sensibles; y esta tesis físico-escéptica sirve a Vallés para deducir la necesidad y existencia de la vida futura.
j) Isaac Cardoso. Este filósofo español, de procedencia judaica, aunque escribió en el siglo XVII, pertenece, no obstante, al Renacimiento, porque su criterio y doctrina son como reflejo del criterio y doctrina de Morcillo, Vallés y demás representantes de la escuela independiente de que estamos hablando. [9]
Cardoso conserva el fondo cristiano y escolástico en su Philosophia libera, por lo que atañe a la teodicea; pero en muchas cuestiones pertinentes a la física y a la antropología el filósofo judío se separa de ellas, y para reemplazar esas soluciones con soluciones eclécticas. Y así, reproduce la antigua teoría atomística, considerando a los átomos como principios de todas las sustancias materiales. Y en conformidad con esta teoría, Cardoso enseña:
1.º Que no sólo la luz, sino el calor, el frío, la sequedad y, en general, todas aquellas cualidades que se dicen primeras, son sustancias muy sutiles que penetran en los cuerpos y producen en ellos sus mutaciones.
2.º Que el alma de los brutos es una parte ígnea y sutilísima que, en combinación con las demás partes del animal, produce las funciones que en este observamos. Esta alma no informa sustancialmente todo el cuerpo, aun tratándose de animales perfectos, sino que reside en el corazón.
3.º Que la razón y la mano son como los caracteres fundamentales y la razón suficiente de la superioridad del hombre sobre los animales.
4.º Que el alma racional es una sustancia incorpórea y espiritual.
5.º Que, aunque es muy difícil señalar la época en que se verifica la unión de esta alma con el cuerpo, debe tenerse por seguro que esta unión se verifica durante los tres primeros días de la concepción.
6.º Que las facultades propias del alma racional son el entendimiento y la voluntad; pero ésta es superior y más noble que el entendimiento. La inmortalidad del alma no es sólo una verdad científica y demostrada, sino una especie de verdad innata y general, una especie de primer principio. [10]
k) Fernán Pérez de Oliva, que escribió Diálogo de la dignidad del hombre.
l) Pedro Juan Núñez, que fue profesor de Filosofía de la Universidad de Valencia. En sus varias obras, Núñez señala y reprueba los vicios que a la sazón dominaban en la enseñanza pública. Núñez, como Vives, Morcillo, Vallés, Gómez Pereira y Villalpando, supo aprovechar del Renacimiento lo que había de bueno, sin entregarse a sus exageraciones doctrinales. Los filósofos españoles fueron el contrapeso en la balanza universal, para que el Renacimiento no desbordara excesivamente los límites de la sensatez, en perjuicio de la ciencia y de la doctrina cristiana.
ll) Alejo Venegas, autor de un libro, bastante curioso, que se titula: Las diferencias de libros que hay en el mundo. Salió a luz en Toledo, el año 1540. Es una especie de interesante miscelánea.
m) Jerónimo de Urrea, cuyo Diálogo de la verdadera honra militar es un verdadero tratado filosófico contra el duelo, o, como dice su autor, contra la desvariada y bestial costumbre del duelo. Con ocasión del duelo, el autor plantea y discute diferentes cuestiones morales, filosóficas y político-sociales, que son bastante curiosas y de sabrosa lectura.
Escuela filosófico-política en España
Todos los dichos hasta aquí, a excepción de Ginés de Sepúlveda, pertenecen a la escuela independiente, que es la más propia del genio español; y a esta misma escuela pertenecen todos los demás filósofos españoles de que vamos a ocuparnos, aunque, por las especiales actividades a que se consagraron, los clasificamos en otras escuelas para mayor facilidad de método. [11]
Nuestra España contó también con muy ilustres representantes en la escuela filosófico-política. Los principales son muchos de los que serán puestos en otra clasificación, por su universalidad.
Después de ellos, son los siguientes:
a) Jerónimo Osorio, de origen portugués. Fue obispo de los Algarbes. Escribió De regis Institutione et disciplina. En elegante estilo, no sólo plantea los problemas políticos que en su tiempo se discutían, sino también algunos que se han discutido después.
b) Mariana, jesuita español, escritor de gran valentía, fondo filosófico y belleza de lenguaje.
c) Palacios Rubio, refutador de las ideas tiránicas de Maquiavelo y de las teorías utópicas y socialistas de Moro y de Bodin.
d) Quevedo (1580-1645). Notables son y profundas las ideas que desarrolla Quevedo, en sus libros Historia de Marco Bruto, Rómulo y, principalmente, Política de Dios y gobierno del mundo, obra que contiene máximas político-morales muy en armonía con la filosofía cristiana, y aun con la doctrina de Santo Tomás, al cual cita con frecuencia. Aparte de sus ideas filosófico-políticas, Quevedo se distingue por la elevación y pureza de sus máximas morales. En sus tratados La cuna y la sepultura, Doctrina para morir y Virtud militante, a pesar de las apariencias de otros escritos y de algunos rasgos de su vida, el gran escritor español no sólo profesa los principios de una moral cristiana y hasta relativamente ascética, sino que muestra predilección marcada por las máximas del estoicismo.
e) Diego Saavedra Fajardo, que escribió Empresas políticas o Idea de un príncipe político cristiano, libro que, como pocos, responde perfectamente al título. [12] El pensamiento de Tácito, realzado por las máximas cristianas, constituye el fondo del libro de Fajardo La erudición histórica, la elevación de juicio y las enseñanzas de la experiencia campean en las Empresas políticas.
f) Fernando Pizarro, que en sus Varones ilustres del Nuevo Mundo desarrolla cuestiones morales en relación con la política y con la educación y poder de los reyes. Es obra de sana doctrina y de mucha erudición.
g) Lo mismo hicieron Juan Solórzano, en sus Emblema centum; Sebastián Covarrubias, en sus Emblemas morales; y Sousa, en sus discursos morales y políticos.
Restauración de la escolástica
La verdadera restauración de la Escolástica tuvo lugar en España. Aquí, desde luego, brillaron los más insignes restauradores, figurando todos en la corriente comprensiva de los que supieron aprovechar todo lo bueno que el Renacimiento trajo consigo.
Pertenecieron a este grupo:
Alfonso de Veracruz, con su Recognitio summularunn cum textu Petri Hispani et Aristótelis.
Cristóbal Plaza de Fresneda, natural de Burgos, con su Commentaria in octo libros Aristótelis de phisica auscultatione.
Los jesuitas Toledo, Rubio, Hurtado, Mendoza, Peynado, con diversas obras, y el P. Francisco Alfonso con su Dialéctica; y posteriormente, el P. Viñas, con su Philosophia scholástica; y el P. Losada, con su Cursus Philosophicus.
Los dominicos Diego Mancio, con sus comentarios a varias obras de Aristóteles; Diego Ortiz, con sus Sumulas; Pablo Socinas, con sus Quaestiones metaphisicales; Juan de Santo Tomás, con un Cursus philosophicus; Juan Martínez de Prado, que comentó varias obras de Aristóteles. [13]
El mercedario Oña, que escribió Commentario super universam Aristótelis Logicam.
Los principales, sin embargo, son:
a) Arias Montano (Benito). Nació en Sevilla, a mediados del siglo XVI, y murió en 1611.
Su principal obra es: Liber generationis et regenerationis Adam, sive De Historia generis humani. En esta obra estudia en lugar preferente las cuestiones que se refieren al conocimiento, esencia y atributos de Dios. Coincide con la doctrina filosófica y teológica de Santo Tomás. Habla de la lengua primitiva, que para Arias es la hebrea, y del origen de las demás lenguas.
b) Francisco de Vitoria. Nació en el último tercio del siglo XV y murió en 1546. Es el filósofo que más influyó en la restauración de la Escolástica. Sus discípulos llenaron el mundo con la fama de sus nombres. Es el más insigne profesor de la célebre Universidad de Salamanca, de quien se dijo que fue un singular don que había enviado Dios a España. Escribió poco: sus largas actividades y sus asombrosas enseñanzas las consagró todas a la Universidad de Salamanca, donde fue catedrático de Prima de Teología por espacio de muchos años.
Sus Relecciones son un modelo de exposición teológico-científico de las tesis que desarrolla. Principalmente son famosas las Relecciones De Indis, De potestate Ecclesia, De potestate civili. Son estos escritos de una solidez y de un valor que asombran{1}. Su lucha en favor de los indios [14] de América, cuya conquista se estaba haciendo en su época, han llamado universalmente la atención por la libertad cristiana y la profundidad científica con que está hecha la defensa. Fue el verdadero padre del Derecho Internacional, en que estudió el celebrado Hugo Grocio.
c) Domingo Soto. Discípulo de Victoria y dominico como él. El y su condiscípulo Melchor Cano continuaron el método socrático de su maestro: la enseñanza oral.
Soto nació en Segovia, el año 1492; asistió al Concilio de Trento en su primera época, brillando allí por su saber, erudición y moderación. Fue confesor de Carlos V; no aceptó la mitra de Segovia, retirándose a su convento de Salamanca, en cuya universidad enseñó Teología, muriendo prior del convento de San Esteban.
Su reputación de sabiduría fue muy grande. Entre todas sus obras, la más notable fue De Iustitia et jure{2}, donde sostiene teorías jurídicas muy elevadas y humanitarias, y es obra esencialmente filosófica.
d) Melchor Cano. Nació en Tarancón por los años 1509-1510; brilló también mucho como su condiscípulo y correligionario Domingo Soto en el Concilio de Trento y murió en Toledo el mismo año que éste. Con su maestro Victoria, fue tal vez el filósofo que más contribuyó a la resurrección científico-escolástica del siglo XVI; primero Victoria, después Cano. Su obra De Locis theologicis es, en este aspecto, la más importante. Seguidor de Santo Tomás y gran humanista.
e) Cardillo de Villalpando (1537-1581), que es también natural de Segovia. Teólogo insigne, como los anteriores, del Concilio de Trento. Publicó comentarios al Organon de [15] Aristóteles, a quien estudió en su original, y no en las versiones averroístas, como era general en las escuelas. Escribió una Apología de Aristóteles. Fue uno de los partidarios más tenaces de conciliar las filosofías de Platón y de Aristóteles.
f) Gabriel Vázquez, que nació en Belmonte de Cuenca, y falleció en Alcalá en 1606. Poco después de bajar al sepulcro los excelsos dominicos Soto y Cano, comenzaba a brillar el no menos excelso jesuita Gabriel Vázquez. Por espacio de muchos años había sido profesor de Teología en Roma, y allí escribió la mayor parte de sus obras. Las principales son sus comentarios (Disputationes) a la Suma de Santo Tomás y sus Disputationes Metaphysicae. En todas ellas sigue el insigne jesuita las buenas tradiciones de Vitoria, Soto y Cano. Las Disputaciones metafísicas son muy recomendables por la claridad de la exposición y el vigor filosófico del método. En este libro, que es principalmente un tratado de Ontología y de Teodicea, Vázquez sigue la doctrina de Santo Tomás.
h) Suárez (Francisco), celebérrimo jesuita, natural de Granada. Enseñó Filosofía y Teología en Alcalá, Salamanca, Roma y posteriormente en Coimbra. La colección de sus obras consta de muchos volúmenes en folio. Fue uno de los escritores más fecundos, más sólidos y más universales de su época.
Sus conocimientos filosóficos fueron extensísimos y sólidos y brillan principalmente en sus celebérrimas Disputaciones metafísicas y en el tratado De Anima. Apenas se encuentra problema de alguna importancia en que se aparte de Santo Tomás. Así y todo, por la excelsitud de su doctrina formó escuela, el Suarismo, a la que pertenecen casi todos los escritores jesuitas. [16]
Es sobresaliente su tratado De legibus, donde se muestra en la cumbre del saber filosófico del derecho{3}.
Esta obra ha sido básica para los juristas de todos los tiempos después de Suárez.
Terminaremos este ligerísimo estudio de los filósofos españoles del Renacimiento recordando que un representante principalísimo de la escuela escéptica fue Francisco Sánchez. Este filósofo y médico nació en Braga a mediados del siglo XVI y estudió Medicina en Montpelier. Escribió Quod nihil scitur{4}.
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{1} Las Relecciones de Francisco de Vitoria las tradujo al castellano y comentó D. Jaime Torrubiano Ripoll, versión declarada de mérito nacional por el Ministerio de Instrucción Pública. Léanse.
{2} Traducida por el señor Torrubiano.
{3} También ha sido traducido en once volúmenes por D. Jaime Torrubiano Ripoll.
{4} También traducida por el señor Torrubiano. No se debe confundir este filósofo con Francisco Sánchez, llamado el Brocense, que es casi exclusivamente humanista, autor de la Minerva.