Roberto Orofino Púrpora
Por la unidad de Hispano América
Editorial “Martín Fierro”
Córdoba, diciembre de 1951
I
La acción imperialista en nuestra América
Las nuevas promociones de jóvenes de nuestros países están siendo inflamadas por la causa de la UNIDAD HISPANOAMERICANA, empresa a la que dedicaran sus mejores esfuerzos hombres del talento de Carlos Pereyra, Rubén Darío, Pablo Antonio Cuadra, Manuel Ugarte, José Vasconcelos, &c. poniendo de relieve la necesidad histórica de esa unidad como único medio para subsistir en el mundo del futuro. La unidad de nuestros pueblos, en realidad, es un viejo anhelo, profundamente sentido desde los albores de la gesta emancipadora. Fue el mejor de los deseos de Bolívar y de muchos de los hombres que libraron la primera batalla por la independencia. La cristalización de ese anhelo, sin embargo, se ha visto postergado, sin llegar a materializarse jamás, gracias a la acción imperialista de Gran Bretaña, primero, y de su hijo mayor luego, los Estados Unidos, que demasiado ávidos de conquistas, vieron en nuestras tierras propicio terreno para sus legítimas ambiciones.
Inglaterra, al extender sus intereses por toda la parte sur de América, gravitó en forma principalísima en el transcurso del siglo pasado y en los primeros años del que corre, para impedir la consolidación de un gran país, que pudiera en el futuro poner en tabla de discusión sus pretensiones imperialistas. Los estadistas yanquis, por otra parte, apenas lograda la unidad física de la parte norte del continente y aumentando sus dominios por los sucesivos robos territoriales, siguieron la línea inglesa en su política exterior; también ellos vislumbraron que América Hispana les iba a resultar una seria valla a sus pretensiones expansionistas. Estados Unidos, pues, se sumó a Inglaterra en el fomento y amparo de las tendencias separatistas, llegando, en no pocas oportunidades a promover cuestiones armadas entre nuestros países, como medio de favorecer sus fines. Así fuimos divididos en una multitud de pequeñas naciones. Tampoco podemos dejar de citar como […] sil que, demasiado ensoberbecido en su fatua grandeza, se puso al lado de las potencias imperialistas anglosajonas, convirtiéndose en el instrumento principal de la segregación de la provincia Oriental, sosteniendo, por otra parte, la independencia de la provincia del Paraguay, que Rosas sistemáticamente se negara a reconocer como estado separado de la Confederación Argentina. La derrota argentina de Caseros (en la que participaron las tropas imperiales), entre otras cosas, fue una gran batalla perdida para Hispanoamérica.
En el norte la otrora “Gran Colombia” también hubo de disgregarse, convirtiéndose en tres pequeños estados. Completó la obra el imperialismo yanqui, segregando mediante una burda maniobra, la provincia de Panamá, de la que inmediatamente obtuvo la cesión de la zona del Canal, negada anteriormente por el gobierno colombiano, celoso de su soberanía y de su derecho. La intervención directa del Departamento de Estado en la revuelta panameña la atestigua categóricamente el primer “jefe” del nuevo gobierno que telegrafía, alborozado a Mr. Hay, Secretario de Estado, en estos términos: "Proclamada la independencia del ISTMO sin derramamiento de sangre: SALVADO EL TRATADO DEL CANAL. Fdo. Amador Guerrero.”
La federación de naciones centroamericanas también fue pulverizada por la acción, directa e indirecta, de Gran Bretaña y Estados Unidos, que se sirvieron de traidores a su servicio, fieles administradores de estas COLONIAS PRÁCTICAS de Wall Street. Nombrar a Centroamérica y no recordar a Sandino es imposible. Nicaragua es la tierra hispanoamericana más fecunda en sangre derramada por la causa de la libertad. Es en este pequeño país donde más veces las bayonetas yanquis han herido nuestros derechos; pero Nicaragua es ejemplo de heroísmo y sacrificio. Por cada uno de los invasores, por cada uno de los traidores se alzó un patriota dispuesto a vender cara la libertad de su sierra. Sandino es el mártir de Hispanoamérica; su vigorosa palabra resuena aún en nuestros oídos: “Viendo que los Estados Unidos de Norteamérica con el único derecho que les da la fuerza bruta, pretenden privarnos de nuestra Patria y de nuestra Libertad, he aceptado su reto injustificado, que tiende a dar en tierra con nuestra soberanía, echando sobres mis actos la responsabilidad ante la Historia. Permanecer inactivo o indiferente como la mayoría de mis conciudadanos, sería sumarse a la grosera muchedumbre de mercaderes parricidas”. Así era Sandino, y así convertido en verdadera fiera, luchó en todos los rincones de Nicaragua, resistiendo al invasor. Sandino fue asesinado cobardemente durante un armisticio… Pero Sandino es la figura legendaria que indicará el camino de la liberación a los pueblos hispanoamericanos.
Quedamos pues, por obra del imperialismo convertidos en 19 factorías, más que naciones, porque no de otra forma nos consideran los “buenos vecinos” del norte, cuando en realidad no debimos jamás haber pasado de media docena de Estados fuertemente ligados en comunidad por razón de una elemental cuestión de defensa común, aunque más no fuera.
De no haber sido derrotados los auténticos patriotas, y el ideal de unidad no hubiese sido aplastado por la acción y la intriga de los enemigos de Hispanoamérica, no hubiéramos soportado en este siglo y medio de subsistencia que llevamos, la vergüenza del robo de California, de Tejas y Nuevo México; la colonización de Puerto Rico, las intervenciones armadas en Nicaragua, Venezuela y en cuanto lugar lo exigieron los intereses imperialistas. Tampoco estaríamos económicamente sometidos a los dictados de Wall Street. Estados Unidos, certeramente ha impedido el desarrollo del natural sentimiento de unidad de nuestros pueblos, creando vallas, mediante la prefabricación de conflictos armados. Ninguna de las guerras hispanoamericanas ha tenido causas reales lo suficientemente graves, como para que determinaran el choque con las armas en la mano. Sin embargo, hemos visto correr abundante la sangre de hermanos, de verdaderos hermanos nuestros, en conflictos que, como el reciente del Chaco, fueron promovidos y sostenidos por los intereses imperialistas y los de sus servidores nativos.
Gracias a que separados jamás seremos lo suficientemente fuertes como para pretender sacudir el yugo, ni siquiera hablar en nombre propio, somos magníficos campos de explotación para Wall Street y sus compinches. Así divididos nos pueden llevar nuestro petróleo de Venezuela, así pueden explotar el estaño de Bolivia, mientras se hace morir en la más ignominiosa miseria a millones de latinoamericanos.
Estados Unidos nos mantiene a su servicio a todos y a cada uno, ubicando en lo posible gobernantes inescrupulosos, demasiado sensibles al tintineo de los dólares, quienes obedeciendo órdenes, son los paladines de los “pactos de seguridad continental” y “uniones panamericanas”, magníficos medios de asegurar su predominio político y económico en el continente. Norteamérica también nos “civiliza”, enviándonos pastores protestantes –ya analizaremos más adelante este aspecto de la penetración imperialista– para convertirnos a su fe hereje. Adormeciendo las viriles características de nuestra raza de estirpe romano-hispánica, mediante engendros periodísticos y cinematográficos pretendes, y está bastante avanzada en sus propósitos, darnos un tipo de “civilización colonial”, por ahora le conviene que las repúblicas “south americans” sigan conservando la apariencia de estados semi-soberanos, ya que de esa forma logran administrarse solas.
Resuenan aún las palabras de Mr. Taft (expresidente de los EE.UU.), como manifiesta expresión de últimos propósitos. Ellas han de servir para valorar en toda su amplitud los verdaderos alcances de la política exterior norteamericana, que tan cínicamente han sabido denominar “de buena voluntad”:
“NO ESTÁ LEJANO EL DÍA EN QUE TRES BANDERAS DE ESTRELLAS Y BARRAS, SEÑALEN EN TRES SITIOS EQUIDISTANTES LA EXTENSIÓN DE NUESTRO TERRITORIO, UNA EN EL POLO NORTE, OTRA EN EL CANAL DE PANAMÁ Y LA TERCERA EN EL POLO SUR, TODO EL HEMISFERIO SERÁ NUESTRO DE HECHO, COMO EN VIRTUD DE NUESTRA SUPERIORIDAD DE RAZA YA ES NUESTRO MORALMENTE”
Dos de esas banderas ya ondean victoriosas, la una en Groenlandia, birlada a Dinamarca, recientemente; la segunda en la herida abierta de Panamá. Falta aún la tercera, a expensas de la Argentina.
Toda la política yanqui ha estado y está orientada a promover conflictos separatistas en Hispanoamérica; es un asunto tan probado y tan evidente, que solamente una simple revista de los actos intervencionistas en el continente bastarán para quitar el último vestigio de duda.
Dominio económico de América Hispana
Estados Unidos ha logrado, mal que nos pese, el control casi absoluto de la economía de todos nuestros países. Benjamín Villafañe, en su libro El Destino de Sud América, transcribe lo que dice el doctor Percy W. Bidwel, de la Universidad de Harvard, en Defensa Económica de América, pág. 12, año 1942: “La falta de desarrollo industrial, es la causa de la miseria económica de los países sudamericanos. Por eso todos son países deudores. Su deuda pública se encuentra en gran parte en el extranjero. Sus plantaciones, sus minas, sus ferrocarriles, sus obras de utilidad pública y hasta sus establecimientos manufactureros pertenecen casi totalmente a extranjeros, principalmente británicos y norteamericanos.”
Como bien lo dice Villafañe, “todos los presidentes suramericanos debieran mandar grabar estas palabras evangélicas en sus despachos”. La explotación económica de las factorías “south-americanas”, en ligera y superficial revista, aunque no por ello poco elocuente, también se la debemos a un norteamericano, como… para que perdamos todo vestigio de duda con respecto a su verdad. Se trata de John Gunther que, en su libro El Drama de Sur América, nos arroja en la cara las trágicas afirmaciones que certifican nuestra sumisión. “EL PERÚ es un ejemplo clásico de estado semicolonial. El petróleo está en manos de súbditos del Canadá y Estados Unidos; gran parte de los minerales es de los norteamericanos y el algodón está en manos de los japoneses (yanquis en la actualidad) y en parte en poder de los alemanes (también ha “heredado” EE.UU.). Los británicos controlan los ferrocarriles, los italianos los bancos (hoy han pasado a manos norteamericanas en virtud de las disposiciones sobre propiedad enemiga).” “BOLIVIA, que linda con aquél, es un país de una sola cosecha, si se le puede llamar así al estaño, que es de lo que vive. Bolivia está gobernada por los industriales del estaño (yanquis) y por un presidente militar.” – Los últimos y aún calientes acontecimientos bolivianos nos dan una muestra cabal de los “democráticos” procederes del imperialismo capitalista, cuando los oprimidos se levantan contra la opresión; y aun cuando Paz Estensoro obtuvo la mayoría electoral en las últimas elecciones presidenciales la voluntad popular fue burlada por los sirvientes de los yanquis.
Pero sigamos a Gunther: “VENEZUELA vive de una regalía del 20% que le conceden las compañías extranjeras (léanse norteamericanas) sobre el petróleo. La miseria es espantosa.” “HONDURAS es por excelencia la República de las bananas y es poco más o menos que un feudo de la United Fruit Company… Dicha compañía fiscaliza los puertos, bahías, diarios y plantaciones… El país está en deuda perpetua”.
Y sigue la dolorosa y larga lista, San Salvador, Nicaragua, Cuba, Colombia, Haití, &c.; de CHILE Gunther cita como suficientemente ilustrativas las palabras de un ex presidente trasandino: “CHILE ES EL CABALLO PASTERO DE EE.UU. CONDENADO A LLEVAR PASTO FRESCO Y ABUNDANTE Y NO COMER. SE NOS PAGA UNO POR LO QUE VALE DIEZ Y SE NOS OBLIGA A PAGAR DIEZ POR LO QUE VALE UNO”.
La acción del Departamento de Estado ha sido ejecutada en base a una extraordinaria campaña de propaganda tendiente a destruir los sentimientos de libertad y autodeterminación de nuestros pueblos. Como bien lo dice José Luis Torres, “la campaña para la aniquilación del patriotismo en los países no-norteamericanos y sobre todo en los de Hispano América recrudeció precisamente en momentos en que Estados Unidos de Norte América aumentaba sus “merecimientos” para convertir a su propio gobierno en el gobierno del mundo del futuro”.
II
El protestantismo, medio de penetración imperialista
Hace 27 años, el 8 de octubre de 1924, el señor Clemente Onelli “tuvo el valor de desenmascarar” los fines de la propaganda protestante en una conferencia pronunciada en la misma “Asociación Cristiana de Jóvenes”; decía el señor Onelli en esa oportunidad que el imperialismo agrega con los pastores “otros medios, otros recursos para ir preparando el terreno, con el fin de que en treinta o más años, cuando el imperialismo expansivo de Norte América sea una necesidad no ya subconsciente, sino bien consciente, encuentre más allanada la vía, buscando entonces los recursos que quizás podrán ser incrementos si la penetración pacífica, convencedora y educativa, ha penetrado bien en esta primera mitad del siglo a los pueblos, no para conquistarlos sino para ANEXARLOS COMO NUEVAS ESTRELLAS EN EL PABELLÓN”. Continúa luego el señor Onelli diciendo que “…y aquí en las ciudades y allá en esos rincones donde el apóstol (pastor) metodista deja sin resultado su Biblia, pasa frente a la pantalla toda esa clase de vicios y de lujurias, vagamente conocidos antes, y que la juventud absorbe con delicia consiguiendo poco a poco enervar la raza, enervarla, para que dentro de treinta años o más, cuando el imperialismo subconsciente ahora, se haga consciente, LA ENCUENTRE CON LA DIETA APROPIADA PARA SOPORTAR CON FELICIDAD LA GRAN OPERACIÓN PANAMERICANA, LA CONQUISTA”.
Así, valerosamente denunciaba el publicista Onelli, hace –repetimos– ya 27 años, la actividad de las iglesias protestantes que no persiguen, precisamente, fines espirituales en los países hispanoamericanos. Los pastores son los peones de una política demasiado terrenal, demasiado egoísta como para que se consienta su actividad bajo la apariencia de una expresión religiosa. Las iglesias protestantes, todas ellas subvencionadas por el Gobierno de los Estados Unidos (todos sus “pastores” reciben sueldos en dólares) son parte importante en los planes de conquista de Hispano América, y como bien lo dice Onelli, ellos están destinados a “preparar el terreno”, para cuando llegue momento de anexar directamente a nuestros países.
La importancia que tiene para el imperialismo la ruptura de la unidad religiosa en Hispano América lo revelan con toda claridad las palabras de aquel viejo ejecutor de la “política del garrote” el expresidente Teodoro Roosevelt, “CREO LARGA Y DIFÍCIL LA ABSORCIÓN DE ESTOS PAÍSES LATINOS MIENTRAS SEAN CATÓLICOS”. No será en cambio, ni “larga ni difícil” esa absorción una vez que sea rota la unidad religiosa, ya que bien saben los norteamericanos que uno de los lazos que más estrechamente mantienen unidos a los pueblos hispanoamericanos –pese a algunos gobiernos– es la filiación común con la Iglesia Romana. Y como también saben ellos que mientras persista esa unidad será problemática la conquista, se han lanzado a una campaña de penetración protestante, que le cuesta a los Estados Unidos muchos millones de dólares anuales para “convertirnos”, o simplemente con la pretensión de formar “minorías” que creen problemas religiosos, y con ellos motivos de divergencias en nuestros pueblos.
Por si alguien dudara de los verdaderos objetivas que se persigue con la introducción de pastores protestantes en nuestros países hemos de escuchar la palabra de un norteamericano, Mr. John White (su misma condición de protestante, lo excluye de toda maliciosa parcialidad en nuestro favor) que en su libro Vallas a la buena vecindad, y en son de “queja” por la antipática política imperialista de los Estados Unidos en el sur, dice:
“SI QUEREMOS ALCANZAR ÉXITO EN LLEGAR A SER CONDUCTORES DEL MUNDO, COMO PARECE (!) QUE LO DESEAMOS, tendremos que abandonar nuestra puritana urgencia de reformar al mundo y aceptar muchas condiciones y a muchos pueblos tal como son, aun cuando no coincidamos con ellos y hubiésemos deseado que fueran diferentes. Donde esto es más cierto es en nuestras relaciones con nuestros vecinos del sur. Tenemos que aceptarlos como son, en vez de tratar de hacerlos de nuevo, como nos parece que debieran ser. Más importante que casi cualquier otro factor en nuestras relaciones con los iberoamericanos, es el reconocimiento del hecho de que uno de LOS MÁS FUERTES ELEMENTOS DE LA HISPANIDAD ES LA RELIGIÓN CATÓLICA; QUE TODOS NUESTROS ESFUERZOS PARA TRATAR DE ARRANCARLOS DE SU FE SERÁN VANOS, tanto política como religiosamente; y que si los colocáramos en situación de tener que elegir entre su religión y la democracia, esta última resultaría perdedora.”
Para Mr. White resulta “equivocada”, como medio de conquista, la pretensión que tiene Estados Unidos de destruir nuestra Fe; pero el equivocado es precisamente Mr. White. Al Departamento de Estado le consta que lo que no podrá nunca, es conquistarnos entera mente mientras recemos a Cristo; de allí su constante actividad favoreciendo y dirigiendo la acción de los pastores disidentes. Pero a todo esto, es interesante comprobar que Mr. White, ex-corresponsal en Jefe en Sur América del New York Times, reconoce que ESTADOS UNIDOS REALIZA “ESFUERZOS PARA TRATAR” DF ARRANCARNOS NUESTRA FE; él, en el fondo, lo que teme es que, mediante esa “equivocada” pretensión, ESTADOS UNIDOS PIERDA LA OPORTUNIDAD DE DOMINARNOS, EN SU AFÁN DE LLEGAR A SER “CONDUCTORES” DEL MUNDO. Mr. White pone de relieve una vez más el verdadero alcance de la política de la “buena vecindad” y del “panamericanismo”.
Para alejarnos definitivamente de Mr. White, consignaremos otro párrafo de su libro, dedicado enteramente a relatar la actividad de las sectas protestantes en Hispanoamérica.
“En 1941 el informe de misiones extranjeras de la Iglesia Americana de los Luteranos Unidos explica que la mayoría de las religiones no-cristianas son el confucianismo y taoísmo en China, hinduismo en la India, budismo en el Lejano Oriente, mahometismo y sintoísmo en el Japón.”
Nuestros misioneros –sigue el informe– en sus respectivos campos de acción tienen que “luchar con los adherentes de estas diversas formas de paganismo". EL INFORME CITA DESPUÉS A LA ARGENTINA ENTRE SUS “CAMPOS DE ACCIÓN EXTRANJERA” (es decir que para los yanquis somos paganos): “En otros lugares -–dice– China, Liberia, ARGENTINA, existen además de las convenciones de misioneros, conferencias o comités tanto de misioneros como de los afiliados nacionales”. En Omaha, en la Convención de la Iglesia Luterana Unida, en octubre de 1940, la bandera de Argentina flameaba en un SITIO DE HONOR entre las de Liberia y Guinea Inglesa.
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Queremos dejar bien sentado en estas líneas que no nos mueven, al considerar a las iglesias protestantes y a su actividad en los países hispanoamericanos, fines de carácter religioso; tampoco escribimos en función de “intolerantes”, pues no es nuestro propósito coartar la “libertad de cultos”, ni mucho menos. Lo que hemos destacado, y creemos que dejado en claro, es que EL PROTESTANTISMO, MAS QUE CON FINES ESPIRITUALES, ACTÚA EN HISPANOAMÉRICA AL SERVICIO DE LOS INTERESES DEL CAPITALISMO IMPERIALISTA. Sus fines son políticos, decididamente terrenales; nada diríamos de los protestantes si se dedicaran a “evangelizar” indios en el interior del Matto Grosso, por ejemplo; una prueba más de su acción política es, precisamente, que actúan exclusivamente en los grandes centros poblados, en las más grandes ciudades, donde no existe nadie a quien pueda “convertirse” al cristianismo, ya que Hispanoamérica, a Dios gracias, fue bautizada al nacer.
“…los misioneros protestantes no sólo actúan como agentes anticatólicos, sino que en sus afanes proselitistas tratan a los habitantes del Sur como a ignorantes nativos de tierras idólatras.”
“…al mezclarse en maniobras políticas, con métodos equívocos, no sólo desacreditan a sus emisarios SINO TAMBIÉN AL PAÍS QUE LOS ENVÍA, ESTADOS UNIDOS”. Así lo confiesa el New York Times del día 23 de agosto de 1943. Quien quiera aún dudar de que los pastores protestantes son “agentes políticos” de los Estados Unidos, que relea esos párrafos del diario neoyorkino, donde tan cándidamente se reconoce que Estados Unidos envía sus pastores… para “evangelizarnos”.
Todo esto, forma también parte del plan imperialista que pretende mantenernos divididos, creando incluso problemas religiosos, “ablandando” el potencial de resistencia, para cuando comience la “liberación” por parte del Tío Sam, que nos habrá de convertir en nuevas estrellas en la bandera de las barras…
Hacia la Comunidad Hispanoamericana
“La Argentina tiene una misión propia que cumplir en el concierto de las naciones. Esa misión es la de coadyuvar a la creación de una comunidad de naciones hispanoamericanas, respetando las peculiares formas de vida de sus pueblos.”
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La juventud argentina tiene el deber de tomar las banderas de la nueva emancipación hispanoamericana; el destino será nuestro si nuestra juventud sabe cumplir con la misión que le corresponde: LIBERTAR A NUESTROS PAÍSES DE LA TUTELA IMPERIALISTA DE LOS ESTADOS UNIDOS DE NORTE AMÉRICA, CONJUGÁNDOLOS EN UNA SOLIDA COMUNIDAD HISPANOAMERICANA, con miras a una futura Patria grande, que bese, al norte, las cálidas aguas del golfo de México y al sur, los hielos antárticos.
La juventud argentina en la empresa de la liberación y unidad hispanoamericana encontrará todas las características de las causas grandes, digna de los mejores esfuerzos, merecedora de los afanes y anhelos de los años mozos y justificativos más que suficiente como para dejar la vida, incluso, en su demanda.
HISPANOAMÉRICA: ¡UN PAÍS! será el grito de combate de los hombres y los jóvenes de la nuestra y de las próximas generaciones. ¡HISPANOAMÉRICA! resonará como esperanza de libertad en los cuatro puntos cardinales del “sexto continente” y con HISPANOAMÉRICA en los labios han de quedar muchos mirando al cielo en las noches heroicas que demande la conquista de la PATRIA GRANDE.
Necesidad de un Nacionalismo Hispanoamericano
El primer paso a seguir para la consecución del ideal de unidad hispanoamericana será el que todos y cada uno de los argentinos nos aboquemos a pensar en el resto del continente como si fuera nuestro propio país, y a considerar a los hispanoamericanos como compatriotas. Hay que crear en la Argentina, primero, y extenderlo luego por todo el continente, un FUERTE SENTIMIENTO NACIONALISTA HISPANOAMERICANO. La tarea no será fácil, ya que habremos de enfrentarnos con la gigantesca influencia de la propaganda al servicio de los intereses yanquis, pero se ha de ver simplificada por la comunidad de origen que une a todos nuestros pueblos, que nace en la legendaria epopeya de la España Imperial y que n os ha otorgado como herencia inestimable otras identidades: religión y lengua; nos une la historia, que también nos es común, cimentada por la sangre de los criollos que regaron todos los campos de batalla de Ibero América; nos une la herencia Romana, con su cultura y su derecho, y finalmente nos es común el destino, ya que nuestra futura grandeza está en la unidad.
Hispanoamérica debe unirse porque “ha nacido a la historia para vencer al mundo. Y su primer paso es unirse para no ser vencida por el mundo”.
Apoyados en esas identidades que nos unen, es necesario realizar una amplia campaña de divulgación con miras a crear un poderoso sentimiento nacionalista hispanoamericano. Todo se conjuga en nuestros países para producir la maravillosa fórmula Joseantoniana de UNIDAD DE DESTINO; pero, como dice el nicaragüense P. A. Cuadra, “nadie ha dicho Estados Unidos de Hispanoamérica. Muchos, sin embargo, han dicho Hispanidad. No se trata de una sociedad de provecho, sino de una “unidad de destino” “UNIDAD DE SERVICIO”. Unidad de servicio para la trascendencia de Hispanoamérica, proclamando la “necesidad de la comunidad hispanoamericana movidos, precisamente, por el sentido antiimperialista y por el sentimiento cristiano.” Y es que “nuestra libertad no puede ni debe depender de la buena o mala voluntad de los Estados Unidos o de cualquier otro gran estado futuro. Nuestros pueblos sólo pueden obtener su plena y efectiva libertad ayuntándose en una sola comunidad hispánica, que por sólida respete y proteja las naturales libertades y autonomías de las diversidades nacionales, y por hispánica, vertebre todos aquellos elementos que nos son comunes”.
Hispanoamérica y la guerra
Hispanoamérica debe unirse, porque Hispanoamérica será la continuidad de Occidente, del verdadero Occidente. Los amos del mundo se disputarán en una guerra nuestro despojos, si juntos y con la fuerza que nos de la unidad, no sabemos mantenernos al margen del choque de los imperialismo en pugna, exponentes de dos concepciones Materialistas de la vida. Nuestra América, esta tierra nuestra que reconoce al Lacio y a Hispania como auténticos progenitores, repudia al bolcheviquismo, al banco de Wall Street y al rojo del Kremlin, por eso nuestra América no ha de vender jamás su alma al diablo, aunque el diablo se disfrace de ángel. Ella se sabe digna hija de la Roma Eterna y no ha de traicionar su estirpe.
Hispanoamérica es el verdadero Occidente, es la continuidad histórica de Roma y de España; tiene deber de permanecer fuertemente unida para escapar a la vorágine de una próxima guerra que le es ajena. Y la mayor responsabilidad en esta tarea la tiene nuestro país. Argentina debe afirmar ante Hispano América un profundo sentido revolucionario, propugnar el desarrollo de una política social cristiana, que termine con los privilegios de todas las “Shell Mex” y “Standard Oil” que andan por todos lados. Llamar a los pueblos de habla española a una empresa común, a una acción unitiva, que le permita permanecer alejado del conflicto entre los Soviets y EE.UU., de esta guerra que no es nuestra, que no es la de nuestra Fe, que no es la de nuestra cultura.
Hispanoamérica, como una sola voluntad, como una sola nación, debe procurar salir incólume de este conflicto, porque será la batalla de los fariseos. Únicamente ligados con fuertes lazos de unión podrán los países hispanoamericanos salvar su vida y su destino, y unidos podrán mantener una neutralidad vigilante, que evite que sus hijos metidos en uniformes extranjeros dejen la vida por una causa que no reconocen ni sienten como suya.
En la unidad está la verdadera independencia
Mediante la vertebración política, aseguraremos la libertad, el poderío obtenido por la comunidad, nos permitirá tener verdadera gravitación universal y derecho a elaborarnos un destino propio. Esa conjugación de fuerzas nos otorgará personería y personalidad para emprender tareas universales, trascendentales, al servicio de la verdadera civilización occidental, que es católica y que es romana.
Completadas las economías de todos nuestros países, lograremos la real independencia económica… ya que jamás podrá ser definitiva esa independencia en cualquiera de las naciones hispanoamericanas mientras la de su vecino sea colonial.
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Llamado a la juventud argentina
A las juventudes hispanoamericanas y en especial a la juventud argentina, fogueada en las luchas por la soberanía dentro de sus fronteras, llamamos a esta empresa gigantesca. Es necesario que nuestra juventud amplíe su concepto nacionalista; es necesario empezar a pensar “gran nacionalista”, a sentir como propios los problemas de países hermanos; a obrar más en hispanoamericanos.
Encerrándonos en un nacionalismo de FRONTERAS ADENTRO quedaremos siempre en pequeño, nos vencerán los intereses imperialistas; favorecemos finalmente sus mismos planes, ya que su ideal, para el mejor logro de sus objetivos, es exacerbar los sentimientos nacionalistas de cada uno de nuestro países para lanzarnos uno contra otros. Es necesario sentir y obrar con un NACIONALISMO DE FRONTERAS AFUERA. Para lograr la independencia de cada uno de nuestros países, debemos conjugar esfuerzos, aunar voluntades, unir con ese glorioso pasado común, un maravilloso destino común.
NACIONALISMO DE FRONTERAS AFUERA: esa es la fórmula; que cada argentino sienta en portorriqueño y Puerto Rico logrará la anhelada independencia; que cada hispanoamericano sienta en común y las fronteras de la Patria se extenderán, y nos van a doler desde el Caribe hasta el Polo Sur.
No confundamos “comunidad hispanoamericana”, con la remanida doctrina del “panamericanismo”. El panamericanismo es un arma de esclavitud; gracias a él dependemos de los Estados Unidos. EL HISPANOAMERICANISMO ES MEDIO DE LIBERACIÓN, por él romperemos las cadenas del imperialismo, y con él, recién nos haremos dueños de nuestro destino. El “panamericanismo” es un conjunto de pactos fríos, artificiales, en los que representamos el papel de comparsa.
El Hispanoamericanismo es la voz de la raza, de la sangre, de la historia, de la lengua, del destino común; es la imperiosa empresa que nos permitirá sobrevivir en el mundo del futuro, ya que “los últimos años han indicado con trágica claridad que así como la solución política no es por entero política, la solución nacional no es por entero nacional”. Que hoy “sólo se salvará la nación que se incorpore a una idea universal y sea capaz de realizarla políticamente” (Hispanoamérica 1950, Buenos Aires).
La misión argentina será la de realzar esa “idea universal” encabezando la rebelión que nos ha de conducir a la unidad.
Finalizamos esta modesta contribución a la causa hispanoamericana con la bella metáfora del compatriota del inolvidable mártir César Augusto Sandino.
“EL SUR –ALREDEDOR DE LA ARGENTINA– PRONUNCIA A ROMA. EN LA BALANZA CONTINENTAL, ARGENTINA SE HA MANIFESTADO COMO EL CONTRAPESO DE ESTADOS UNIDOS.
AL SUR SE ACUMULA NUESTRA. POTENCIALIDAD, GRECIA Y JERUSALÉN ENCUENTRAN EN ARGENTINA A ROMA.
Y SI MÉXICO ES LA CRUZ, ARGENTINA ES LA ESPADA.”
Roberto Orofino Púrpora
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Bibliografía:
El Destino de Sud América, de B. Villafañe. Bs. As.
Entre la Cruz y La Espada, de P. A. Cuadra. Madrid.
De Monroe a la buena vecindad, de Carlos Ibarguren (l.). Bs. As.
Vallas a la buena vecindad, John W. White. Bs. As.
La Patria y su destino, de José Luis Torres. Bs. As.
Hispano América 1950, (folleto). Bs. As.
Opiniones imparciales cobre la propaganda protestante (fto.). Bs. As.
El drama de Sur América, de J. Gunther. Bs. As.
Queda autorizada su reproducción en todo o en parte, siempre que se consigne la procedencia.
Publicación de la Editorial “Martín Fierro” - Casilla de Correo 470, Córdoba. Diciembre de 1951.
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Títulos de las obras | Autor | $ |
HISTORIA | ||
Banderines de J. M. de Rosas | 14 | |
Restauración de la Verdad Histórica | N. Ariztegui | 1 |
Rivadavia destructor de la Nacionalidad | E. Pierotti | 10 |
Cursillo de Historia Argentina (1 Tomo) | E. Pierotti | 7.60 |
Cursillo de Historia Argentina (2 Tomo) | E. Pierotti | 7.60 |
Las ideas Políticas del General San Martín | Tarruela | 6 |
La Unidad Nacional | R. Font Ezcurra | 10 |
La Historia Falsificada | N. Palacio | 3 |
Vida de D. Juan M. de Rosas | M. Gálvez | 7 |
Correspondencia entre Rosas y Urquiza después de Caseros | 3 | |
San Martín y Rosas | A. Moreno | 10 |
POLÍTICA | ||
Obra Completa | José Antonio Primo de Rivera | 10 |
Más allá del Nacionalismo | T. Maulmier | 10 |
La Argentina ante sí misma | Ruiz Guiñazú | 7.50 |
De Monroe a la Buena Vecindad | C. Ibarguren (h) | 12 |
El Nuevo Gobierno de Sancho | J. Del Rey | 10 |
La Guerra Nazi-Soviética | Beneyto | 15 |
El Judío Internacional | Henry Ford | 4 |
Las Canciones de Militis | J. Del Rey | 8 |
La Reforma de la Enseñanza | L. Castellani | 8 |
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