Filosofía en español 
Filosofía en español

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Nuevo vocabulario filosófico-democrático
indispensable para todos los que deseen entender la nueva lengua revolucionaria.

Escrito en italiano, y traducido al español.
 
Tomo I.°

Cum desolationem faciunt, pacem appellant. Tacito.

En Sevilla: por la Viuda de Vázquez y Compañía. Año de 1813.

 

 

Nuevo vocabulario filosófico-democrático
indispensable para todos los que deseen entender la nueva lengua revolucionaria.

Escrito en italiano, y traducido al español.
 
Tomo II.°

Cum desolationem faciunt, pacem appellant. Tacito.

En Sevilla: por la Viuda de Vázquez y Compañía. Año de 1813.


Nuevo vocabulario filosófico-democrático

Cum desolationem faciunt, pacem appellant. Tacito.

Todos los hombres, que en otro tiempo habitaban la tierra, vivían unidos en el campo de Sennar: todos tenían unas mismas ideas, un mismo lenguaje, y unas mismas costumbres. Multiplicados de manera, que les fue necesario separarse, por la falta de subsistencias, emprendieron, antes de efectuarlo, fabricar aquella famosa Ciudad, y Torre, que debían servir de testimonio eterno, no menos del común origen, que de la sociabilidad, cultura, y mutuo amor, que desde el principio había unido al linaje humano, para confusión de algunos abortos de naturaleza, que con el discurso del tiempo, habían de querer confundir el origen del hombre con el de las bestias, y deducir de esta supuesta original bestialidad humana la Libertad, la Sociedad, y los derechos de los hombres.

Mas no porque estos viesen, que les era necesaria la separación, les dejaba de ser amarga; y de propósito iban dilatando un negocio, que les difería un disgusto, que al fin no podían evitar. Todo se les va en celebrar con demostraciones de alegría los últimos momentos de unión, haciendo ver con esto, que nunca nos hace el bien tan sensibles y dulces impresiones, como en los últimos instantes en que vamos a perderlo.

Pero en el entretanto que los cuidados, y el trabajo humano se prodigaban en un solo lugar; la tierra por todas partes desierta reclamaba habitadores e industria: y la Providencia supo obligar a los hombres y separarse sin lesión del bello deseo de vivir unidos. Llegó el día destinado por ella al cumplimiento de un prodigio, que ni aun podían imaginar. Despiertan del sueño, y se disponen a sus acostumbrados oficios: hablan unos con otros los Padres, y los hijos, el marido, y la esposa, los vecinos, y los parientes: se entienden muy bien: creen, que hablan el mismo lenguaje que antes, y hablan otro totalmente diverso. Llegan a la grande fábrica; se hablan: algunos particulares se entienden; pero lo que es el común se confunde, y articula voces, sin comunicar pensamientos. La inocente discordia no ofende a la naturaleza: todos están conformes en máximas, en voluntad, en amor, y en miras, y solamente discordan en las voces. La providencia misma ha señalado ya los que deben unirse, y los que deben separarse. Desunense los hombres, para multiplicar las uniones: y el ultimo a Dios, que pueden darse a la despedida son mudos abrazos, y tiernas lagrimas.

Tal fue el prodigio de la confusión en Babel. Grande a la verdad; pero inocente, y útil. Mas ¡oh! y cuan diverso que hubiera sido el resultado, si en lugar de la mutación de las voces correspondientes a las ideas, se hubiesen mudado las ideas correspondientes a las voces! A suceder así, se habría verificado, que creyendo los hombres entenderse, pues no usaban sino de palabras bien conocidas, ni se entendían, ni hacían otra cosa que engañarse. Y entonces, ¿qué confusión, qué discordia, qué fatales disturbios no se habrían originado?

Pues esta perniciosa confusión de lenguas, es la que de algún tiempo a esta parte, se ha descubierto con sorpresa universal en todos los idiomas de Europa. Es verdad, que las voces son las mismas; pero también lo es, que muchísimas de ellas, y de las de más importancia, no significan ya, lo que antes significaban. Es verdad, repito; que son las mismas voces; pero también es cierto, que un sin número de ellas, lejos de explicar, lo que hasta aquí han explicado, no tienen otro uso, que significar lo contrario de lo que suenan. Pues de esta fatal confusión de ideas, y de voces es justamente, de la que ha provenido el universal trastorno social, que tan a costa nuestra palpamos. Ella es, la que ha hecho, que muchos Pueblos, engañados por falsos, y mal entendidos vocablos, hayan corrido derechos a lo mismo que en realidad detestaban; y se hayan hallado la esclavitud, la angustia, y la miseria, en donde pensaban hallar el puerto de la Libertad, de la felicidad, y el Mando.

Es demasiado interesante este acontecimiento para que se olvide su historia. Con razón puede ser considerado como una especie de prodigio. Él es una nueva confusión de lenguas; y si no se ha obrado instantánea y milagrosamente, como el de Babel; es sin embargo mucho más importante, funesto, y doloroso para todo el género humano, que lo fue aquel.

Su origen remoto puede acaso repetirse desde los tiempos de Cromuel, o de Hobbesio, y Espinosa: pero el inmediato se debe fijar con seguridad en los de Rousseau, y su contradictoria pluma.

Ya había mucho tiempo, que ciertos entes ridículos, que se decían filósofos, maquinaban la ruina de la Religión, del orden, de las costumbres, y de las Soberanías legítimas. Mas esta empresa era muy difícil, y no debía ponerse en práctica, sin que el engaño más delicado hubiese antes preparado el camino. Así es, que muchos tentaron la carrera; pero con infeliz suceso. Solo Rousseau tuvo la gloria, de inventar una senda, capaz de confundir los celebros, y de hacer que todos los hombres corriesen tras de aquello mismo, que más aborrecían.

Inventó un agradable absurdo; y le llamó Pacto Social. Fundó este pacto social sobre la Libertad humana: la Libertad humana sobre los derechos del hombre: los derechos del hombre sobre la naturaleza: y la naturaleza, sobre lo que nadie le entiende, ni ninguno ha podido comprender, sino él.

Pero como la Religión, la razón, y los deberes estaban en oposición abierta con su Libertad, y sus Derechos, dejando a un lado la definición verdadera de aquella, y de estos, armó tal algarabía, y habló tan contradictoriamente de la Religión, de la Libertad, de los Deberes, y de los Derechos; que jamás se llegará a saber, qué fue lo que él entendió por semejantes nombres. Mas al mismo tiempo, que con estos vocablos se confundía la razón, se fue introduciendo un lenguaje dulce, que mansamente iba lisonjeando las pasiones más vivas, y despertando el orgullo, y el deseo de independencia e insubordinación. El método fue calificado de excelente por todos aquellos, que agonizaban por precipitar al género humano en el Ateísmo, desenfreno, y libertinaje. El charlatán filósofo tuvo infinitos secuaces; discípulos, y defensores: y trastornadas las cabezas, comenzó todo el mundo a gritar Pacto social, Libertad, igualdad, Derechos, sin saber, ni entender lo que significaban estos Vocablos. Últimamente, la jerigonza ha sido tal, que no solamente se han trastornado los celebros de los ignorantes, y casquilucios, sino los de muchos, que se picaban de doctos, y raciocinadores.

No se pretendía menos que una tal confusión, para ir pescando a los hombres. Se hablaba, se escribía, aun se promulgaba Libertad, Soberanía, Derechos, Gobierno, Leyes, Religión, Superstición, fanatismo, y otros infinitos vocablos; y se hablaban y escribían de un modo, que perdiendo insensiblemente su verdadero significado, y conservando de lo antiguo nada más que el sonido, excitaron en los Pueblos el disparatado entusiasmo, y la extravagante manía de correr derechos a la Irreligión, a la inmoralidad, esclavitud, y pobreza, imaginando, que iban a echarse en los brazos de la Libertad, y de la Dicha.

Atónitos se quedaron los hombres, cuando instruidos finalmente por la experiencia, vieron, que la Libertad se oponía a la Razón, los Derechos del hombre a sus deberes, La Naturaleza a sí misma, su soñada Soberanía a su felicidad, y las grandiosas promesas a los hechos. Entonces fue, cuando conocieron de algún modo la acaecida confusión de lenguas, sin descubrir no obstante el origen de un tal prodigio.

Ya en este tiempo estaban repartidos escuadrones de filósofos, que reunidos en determinados lugares trabajaban con el santo fin de hacerse tiranos bajo el nombre de Libertadores, y de fundar, y afirmar al despotismo, y la esclavitud bajo el de Democracia, o República. Mas como la Religión era para esto un estorbo, comenzaron a extirparla bajo el nombre de Superstición; y a denigrarla, y cubrirla de oprobrios y dicterios. Así fueron siguiendo su infernal plan de robar los Estados, y los Reinos bajo el nombre de hacerlos libres, y felices; de destruir las propiedades con el pretexto de igualdad; y de inducir a los Pueblos a que prefiriesen la bestialidad Democrática a los tales cuales defectos de la Monarquía. Este condenado lenguaje ha llegado a propagarse de manera, que no solamente es ya común en todas las Repúblicas Democráticas, sino que a estas horas se halla ya extendido por casi todo el mundo. Se ha hecho, pues, necesario formar, y publicar un Vocabulario de la lengua antigua, y de la moderna democrática, y Republicana; no solo para entender a los republicanos, sino para impedir que los pueblos, engañados por la semejanza de las palabras vivan eternamente deslumbrados.

La experiencia, que es la maestra más segura en todo; lo es principalmente en esto, porque vamos claros: un Perro que en seguida a la voz palo, ha probado este repetidas veces, llega perfectamente a entender lo que significa, y huye, cuando la oye. Y si esto es así, ¿por qué la experiencia no ha de haber enseñado a los hombres el verdadero significado de los Vocablos Republicanos, habiendo ellos palpado lo que constantemente se ha seguido a las palabras de los Republicanos Libertad, propiedad, Soberanía &c.?

Algunas objeciones se pueden hacer a este Vocabulario, a que conviene responder. Se dirá, por ejemplo: la lengua, Republicana se irá enriqueciendo cada día más: luego el presente Vocabulario será imperfecto. No tenemos la menor duda de ello: pero eso quiere decir que habrá materia para nuevos tomos: y por esta causa ponemos en el frontispicio de este, Tomo primero.

Un agudo Jacobino sostuvo en un Café, que un Vocabulario Republicano era inútil; pues que de aquí a doscientos años, y acaso antes, habrían vuelto los Vocablos a su significado antiguo: y si bien ahora p. e. Felicidad de los Pueblos, significa extrema ruina y miseria, de aquí a dos siglos significará aun republicanamente, lo que antes significaba.

Pero ante todas cosas: nos sobran fundamentos para creer, que los Sucesores de los Autores ilustres del lenguaje republicano, si existieren (lo que Dios no permita) por todo ese tiempo, tendrán sumo cuidado de conservar la lengua en su primitiva pureza. Además de que como la presente generación no ha de tener el honor de hablar con los Republicanos, que han de vivir de aquí a dos siglos, y desea vivamente entender a los que viven ahora: por esta causa el presente Vocabulario no puede dejar de ser de mucha utilidad.

Advertencias necesarias.

Aunque en la nueva confusión de lenguas se ha conservado por lo general el material idioma antiguo, se han introducido no obstante, algunas voces nuevas, que exigen una explicación particular y por ellas se dará principio a este Vocabulario.

Aun hay otra advertencia, que hacer, y es: que la lengua Republicana Democrática está dividida en diferentes dialectos, a saber: el Democrático moderado, el terrorístico, el jacobínico, el Semi-Democrático, el Libertinístico puro, el Gonzístico, y acaso muchos otros. Así, un solo vocablo tiene muchas veces diversas significaciones, aun en el mismo lenguaje republicano. Por tanto, procuraremos dar todas las explicaciones posibles; confesando sin embargo de buena fe, que después de todo siempre quedarán muchas voces, (y acaso por toda la eternidad) de un significado confuso, e incierto, y esto por la poca cuenta que tiene a los Democráticos, darles su genuina, y clara explicación. A pesar de todo, nosotros les daremos la más probable, según que la ha acreditado la experiencia, sobre la cual de todos modos fundamos este Vocabulario. Si no entendiésemos perfectamente algunos Vocablos, será una falta, tanto más perdonable; cuanto que es una verdad, que ni los mismos Republicanos se entienden muchas veces unos a otros.

Vocablos nuevos.

Pacto Social = Término jamás oído antes de Rousseau; al menos, en sentido antonomástico. Él es el cimiento principal del edificio, y de la lengua Republicana; por lo cual, merece una explicación bien difusa.

Según los principios filosóficos de Rousseau, y sus ilustrados Sectarios, todos los hombres nacieron Salvajes, y sin vislumbre de razón, y por lo tanto iguales a los brutos en el modo de obrar. Es verdad, que todas las historias desmienten un tal estado de bestialidad; pero por más que lo desmientan, no tiene duda, que los hombres debieron nacer Salvajes, (para llegar a la cumbre filosófica, que sin un tal hecho se vendría a plomo) o si nacieron de otro modo, fue un dislate de la naturaleza que la misma filosofía tiene pleno derecho de corregir. Pues como digo de mi cuento; allá cuando los hombres eran Salvajes, naturalmente eran independientes: y la filosofía perdona a la naturaleza (por motivos, que ella se sabe) la notoria injusticia de haber puesto a los hijos en la absoluta necesidad, de tener que depender de los Padres, hasta la edad, al menos, de ocho, o de diez años: cosa, que ella hubiera, hecho muy bien en evitar, haciéndolos nacer del estiércol, como a los hongos. Pero volviendo a nuestra historia: no solamente eran independientes los hombres, sino iguales, y todos tenían unos mismos derechos; que es como si dijéramos, que todos tenían derecho a todo. Libres pues, iguales e independientes todos los hombres, y teniendo cada uno en sí todos los derechos, no les era natural el estado Social, ni tenían obligación de formarlo, como no la tienen ni los Tigres, ni las Panteras. Conocieron no obstante las ventajas, que les traería, vivir en Sociedad; y trataron, convinieron, y resolvieron, abandonar la Salvajina, con todos los derechos a ella anexos de independencia y libertad, renunciando cada uno por sí, y a nombre de sus sucesores a ciertas partecicas de los susodichos derechos de Salvaje, para unirse todos bajo ciertas condiciones y pactos: y esto es lo que se llama, ni más ni menos, Pacto Social.

A analizar todo este embrollo, según el modo antiguo de raciocinar, es menester exponerlo así:

Los hombres nacieron, o debieron nacer en un estado contrario a su naturaleza, a la razón, y a la Providencia. Todos nacieron, o debieron nacer con derechos contradictorios, y destructivos entre sí. Ninguno tuvo la obligación más leve de guiarse por la razón. Pues en este estado, cuando los hombres eran bestias o debían serlo; conocieron las ventajas de un otro, de que no tenían la menor idea, y renunciaron a alguna porción de los derechos de bestia, a persuasión de aquella razón misma, que no usaban, y antes de estar en Sociedad entraron en ella, para deliberar, y convenir sobre la formación de la Sociedad: ¡ola! y con la gracia, de que ya tenían palabras, para explicar ideas, que jamás habían conocido. Lo más bello es, que si los hombres entraron en Sociedad, fue, porque renunciaron a unos derechos, que se llaman inalienables; y porque se contentaron con conservar las raíces de los derechos de bestias, no obstante, que estos fuesen contrarios a su Razón, sus Deberes, y su Sociedad. Y ved aquí el Pacto Social en sus verdaderos términos.

Este es un caos de confusión (dirá cualquiera hombre a quien no se le haya ido el juicio) del que nada se puede entender. Pero si no fuera así, ¿cómo había él de ir bien filosóficamente? De un absurdo, no se puede entender sino una sola cosa, a saber: que es un absurdo. Pongamos la cosa en alguna más claridad.

Según los filósofos, el hombre nace libre. Ninguno puede privarlo de esta libertad. Él solo puede ceder alguna porción de ella. Si es libre; puede hacer, o no hacer Sociedad con los otros hombres; y renunciar, en beneficio de ella, alguna parte de su libertad, y sus derechos. Si así lo hace, lo hace sin obligación: y viene a formar un pacto libre, y espontaneo con los otros hombres, que es, lo que cabalmente se llama pacto Social. Por tanto, todo hombre que se halla en Sociedad, se halla en ella por un pacto que hizo, porque le dio la gana.

Hagamos un argumento idéntico. El hombre nace libre. Ninguno puede privarlo de esta libertad. Si es libre, es dueño de conservar su vida, o de no conservarla: nadie puede obligarlo a ello. Por consiguiente, él es libre en matarse, siempre, y cuando le venga a cuento. Si conserva la vida, lo hace sin alguna obligación: y viene a formar un pacto libre y espontáneo consigo mismo, en virtud del cual renuncia al natural derecho, que tiene de matarse. Todo hombre pues, que anda vivo sobre la tierra, no vive sino en virtud de un pacto social, que ha hecho consigo mismo. Todos se ríen de este pacto: ¿y por qué de este, y no del otro, fundado sobre los mismos principios de independencia, y libertad?

Mientras se cometa el error, y se tenga la desvergüenza de hacer consistir la libertad humana en la sola potencia física de hacer mal, y esta por otro si dé al hombre derecho de hacerlo, y de ir contra los dictámenes de la razón, del deber, de la justicia, y de la conciencia; jamás hará el hombre ninguna acción justa, y virtuosa, sino en fuerza de algún pacto, o consigo, o con los demás hombres. Siempre tendrá derecho, y libertad para matarse a sí mismo, y para matar a los otros. Siempre tendrá facultad para robar, engañar, calumniar, y hacer cuantas iniquidades sean posibles: y nunca se abstendrá de ello sino en virtud de algún pacto, contrario a su libertad, y sus derechos. ¡Oh! y cuantos pactos sociales restan que hacer a los Democráticos, como lo demuestra por todas partes una funesta experiencia.

Pero si la libertad del hombre no consiste en la sola potencia física de hacer mal; sino en una facultad dependiente en un todo de la razón, del deber, y de la justicia: tan libre es el hombre en estar en la Sociedad, en que la naturaleza, la Providencia, y el amor al orden le han puesto; como lo es en matarse a sí, u a todos los demás. Contra la razón, no hay libertad que valga: y todos los pactos, y derechos contra la justicia y los deberes son nulos. Por cuya razón, tan pacto es la Sociedad, como el de conservarse la vida, o el abstenerse de toda acción inicua. Es un absurdo ridículo, forjar pactos libres, de lo mismo que es una obligación impuesta por la razón, la justicia, la naturaleza, y la necesidad: y forjarlos, únicamente porque se tiene la potencia física de hacer lo contrario. Luego el pacto Social de Rousseau, y de sus impíos discípulos es una verdadera quimera injuriosa a la naturaleza, indigno de la razón, falso en su existencia, infame en sus consecuencias, y disparatadísimo en su invención.

Septembrizar = Este vocablo fue uno de los primeros dijes, y adornos de la lengua Republicana. Es término de origen francés; y significa, matar inocentes; pero, de un modo que horroriza hasta a los tigres. En sentido estrecho, no conviene del todo a la Italia: pero en el menos estrecho, como es, despojar, oprimir, tiranizar &c. &c. le conviene perfectamente; porque en un tal sentido, no solo ha sido septembrizada, sino Novembrizada, y Dezembrizada, y por cuantas horas, días, y meses tiene el año. De aquí, el que prácticamente se introdujese en la lengua Democrática.

Floreal, Fructidor &c. = La confusión de la lengua ha llegado a términos de no entenderse los mismos Republicanos en el modo de contar los tiempos. Acaso la causa de esta obscuridad, y confusión, fue el gustillo que le tomaron al Septembrizar, y que los excitó a Septembrizar todo el año, meses y semanas. Sus verdaderas miras, sin embargo, son las de septembrizar la Religión, y sus fiestas.

Municipalita. = Según el purísimo anagrama dice: Capi mal uniti, cabezas mal unidas. Como quiera que sea, y ya el anagrama haya sido formado del Vocablo, o este del anagrama, lo cierto es, que la Europa no ha visto más Municipalidades, que capi mal uniti, cabezas mal unidas, y para el mal unidas. Para que se vea, que ni aun la Etimología de los vocablos republicanos es despreciable.

Organizar = Significa robar por principios, y disponer una Nación a que sea saqueada con método.

Jacobino = Vocablo enérgico, que significa lo más exquisito de los términos Ateo, Ladrón, Libertino, Traidor, Cruel, Rebelde, Regicida, Opresor, y Revolucionario endiablado. Así que, él solo sobrepuja a cuanto hasta ahora se ha visto de impío, y de malvado. Las Repúblicas Filosófico-Democráticas deben su existencia a estos ilustres fundadores, que pueden ser considerados como sus Platones, Solones, y Licurgos. Los Rousseaus, D’Alembert, y Raynal, no dieron sino los borradores de lo que los Jacobinos han sabido poner perfectamente en limpio. Algo hicieron aquellos en la especulativa; pero el honor de la ejecución se debe completamente a estos. Ahora se lamentan los Jacobinos (y yo creo que con razón) de la ingratitud republicana: pues después de haber ellos con tanto sudor propio, y. sangre ajena fundado, y establecido las Repúblicas Democráticas, no han recibido de sus ingratos hijos más premio que persecuciones, y odios, llegando hasta arrastrar a muchos a la Guillotina en recompensa de su exaltado celo patriótico. Pero ¿qué otro premio podían esperar? Acaso ¿no saben los Jacobinos; que las víboras no paren sino viboreznos, cuya inclinación natural es despedazar las entrañas de sus Madres? Conque tengan paciencia, porque los lamentos contra la naturaleza son inútiles.

Fraternizar: Amor fraterno: abrazos fraternos: besos fraternos &c. = La verdadera, genuina, y auténtica explicación de estos términos antonomásticos fue dada el día 18 de Marzo de 1794 en la Convención Nacional. El Club de los Cordeleros estaba en rotura con los Jacobinos. Mandaron estos una Diputación para concertar el negocio. Convinieron los Cordeleros: se fraternizó, hubo la mar de Dios de besos, y abrazos fraternos. El día siguiente fueron presos los jefes de los Cordeleros y guillotinados sobre la marcha. Maravillado de esto uno, que no entendía la lengua, preguntó: ¡cómo! ¡Ayer besos, y abrazos, y hoy guillotina! Mas se le respondió concisamente: este es el verdadero fraternizar. Hoy besos y abrazos, y mañana un rejonazo que te pase el corazón. ¡Oh, cuan fraternalmente besada y abrazada ha sido la desventurada Italia!

Sansculotes = Es lo mismo que sin calzones. Nacieron con la Revolución, y de repente se vieron hechos y derechos los más excelentes Patriotas, los más insignes asesinos, y los más famosos ladrones, incendiarios, espías, y calumniadores. Es cosa decidida entre ellos, que todos deben habitar magníficos palacios, andar en carrozas, y mandar a la baqueta a todos los demás. Sin saber como, han desaparecido de la historia republicana. Acaso será, por haberse hecho más famosos bajo otro nombre: cosa no desusada en la historia y nomenclatura Democrática. Pero sea de esto lo que fuere, lo cierto es, que aun le tienen puesta la puntería al mando, a los palacios, y las carrozas. Para conseguir todo esto, no basta ser un Sin-calzones; es necesario también ser un Sin-religión, un Sin-conciencia, un Sin-pudor, y un completo, y consumado tuno. ¡Qué lástima que esto último sea lo que falte a los Sansculotes!

Alarmista = Así llaman los Democráticos a los que descubren sus picardías, o cuentan sus derrotas. Todos los Democráticos son hombres de benéfica y santa intención, y todos son más invencibles en su fantasía, que lo fue D. Quijote en la suya. Así es que luego que piensen cualquiera desbarro o impiedad, al instante se debe gritar: ¡santo! ¡saludable! Y aun cuando hayan recibido más palos, que los que recibió el héroe manchego de los Yanguezes, todos deben levantar la voz y decir: ¡victoria por los Democráticos! Si no, es declarado al punto Alarmista, que vale lo mismo que ser condenado a prisión, y fusilatura.

Vocablos que han mudado de sentido, de significado, e idea

Libertad = Es una verdad inconcusa, que este vocablo ha mudado de significación, y lo es también, que no se puede atinar fijamente con lo que significa en el nuevo idioma Republicano. Tanto como todo esto han sido sus variaciones; ya se ve, como que ha tenido que acomodarse a los tiempos, circunstancias, y miras de los Democráticos. De aquí, el que en un mismo dialecto haya tenido significaciones diversas, y que ni aun en la misma Italia se haya podido fijar su significado. Sin embargo, como hemos tenido repetidas experiencias, persuasivas hasta lo sumo de lo que significa Libertad en sentido republicano, procuraremos explicarlo como Dios nos diere a entender.

En el primitivo dialecto Democrático Libertad no fue otra cosa que una mercaduría imaginaria, que se condujo a países extranjeros, y que debían comprar las Naciones, que quisiesen que no quisiesen. La tal mercaduría, pues, se daba en cambio de cuanto había de precioso en todos los países; y no había libertad para rehusar la libertad Democrática: de suerte que se perdía la Libertad comprándola. Los vendedores de esta Libertad esclavizante, tomaban por ella cuanta plata y oro existía; mas como nada bastaba, era necesario echar mano de las joyas, y mercadurías, naves, vituallas, vestuarios, pinturas, municiones, y artillería. Aun no alcanzaba todo esto para completar su pago, y fue preciso entregar las Campañas, las barandas y rejas, las cúpulas de plomo, las cajas de los muertos, y hasta las futuras entradas de año. De modo, que nunca se cnsignaba la mercaduría a los compradores hasta que estaban en pelota. Entonces era cuando se les daba en una cajita muy linda, y tapada, a cuya apertura, ¡mirabile visu! se hallaban con Libertad de quedar esclavos de los que os han vendido la Libertad.

En seguida se han visto grandes variaciones parciales en dialectos diversos con respecto a lo interior de todos los países. En el dialecto Terrorístico significa: potestad absoluta en los malvados, rabiosos, y bribones de una Nación para robar y matar a los Ciudadanos pacíficos laboriosos y honrados, que poseen algunos bienes. En el dialecto democrático simple significa: Mando puesto en manos de bribones, y nada más; porque hay experiencia constante, que donde ellos mandan, la opresión, la tiranía, el robo y las demás lindezas se definen con el nombre de Libertad, únicamente porque son ellos los que mandan; y en cuanto se les quita el mando, ponen los gritos en el cielo, diciendo que se perdió la Libertad.

El dialecto Gonzístico entiende por Libertad, hacer cada uno lo que quiera: y siempre fue este el dialecto del pueblo bajo. El Semi-democrático, que participa bastante del Gonzístico quiere, que en punto de costumbres, y de Religión haya una Libertad sin freno; pero que los que manden sean hombres honrados y de buenas costumbres, y que el Pueblo tenga subordinación en lo político, ¿Qué tal? El dialecto Libertinístico no admite Libertad mientras no están destruidas del todo la Religión y las costumbres, y puestas las riendas del Gobierno en mano de Libertinos, e intrigantes. En tanta variedad de dialectos parece, que la única explicación que tenga algún respeto con todos los dialectos republicanos es la de definir la Libertad de este modo: trampa de Bellacos para coger tontos.

Igualdad = Tanto es el ruido que ha hecho este Vocablo, que con razón puede llamarse el Pandero Republicano. La práctica sin embargo ha hecho ver hasta la evidencia, que el famoso vox vox prætereaque nihil a nada se puede aplicar mejor que al vocablo igualdad: porque nada hay en este mundo tan vacío de sentido, y significación. Y si no vamos a cuentas.

¿Hay un hombre siguiera, que teniendo sentido común, se persuada a que porque un Criado lleva Librea es un ente despreciable y vil; y que basta quitársela, para que de repente sea igual a su amo? ¿Que basta dar el nombre de Ciudadano a un Cómico, o a un mendigo, para hacerlos iguales al Labrador honrado, y al poderoso Comerciante? ¿Que con quitarles a los Nobles los títulos de Condes, Marqueses &c. y darles el de Ciudadanos, al instante se establece la igualdad entre el Rufián, y el bien educado, el civil y el grosero, el brutal y el culto? Luego el vocablo igualdad en sentido republicano no es más que una consumada locura, y una voz sin significado.

Documento auténtico.
Relativo a la igualdad Republicana.

Memorial del asno.
Al Consejo Republicano de los Animales.

“Un hermano vuestro, tan animal como el más pintado de V. V. S. S. y tan igual como vosotros, recurre a vuestra notoria probidad, y acrisolada justificación contra la desgracia de su suerte.

Mis largas orejas, el vil nombre de Asno, y lo que es peor que todo esto, la Albarda que estoy obligado a llevar, me exponen al escarnio, a las burlas, y a las risadas de cuantos me ven. Toca pues, y atañe a vuestra profunda sabiduría poner reparo a una injusticia, que ofende el imprescriptible derecho de igualdad.

Decretado ser caso urgente, se resolvió:

“Que siendo contrario a la igualdad Republicana todo signo exterior de envilecimiento, y no alcanzando el poder a dar orejas largas a los Animales que las tienen cortas; debemos mandar, y efectivamente mandamos: que se les corten las orejas a todos los animales que las tienen largas, como son los Burros, las Liebres, los Conejos &c. &c. Prohibiendo por otrosí bajo penas gravísimas todo nombre de León, Elefante &c. &c. Y ordenando que en adelante no se oiga mas nombre en la república animalesca que el general; y honroso de animal. Por lo que toca a la Albarda, después de una madura deliberación decidimos: que lejos de ser cosa deshonrosa, es el más apreciable distintivo, con que debe honrarse todo verdadero Democrático, que no tiene empuñado el gobierno. Y que siendo una verdad, que por el tamaño de la Albarda se sacan los grados de patriotismo: siendo el Asno tan excelente Patriota, debía llevar desde aquel día una Albarda que valiese por tres: y con esto Salud y fraternidad.”

Pasmado se quedó el pobre Asno con el sumo honor patriótico de una tamaña Albarda; pero orgulloso al fin con su nuevo e imaginario rango, no le quedó corrillo de animales en que no se presentase con el vistoso adorno de sus cortadas orejas; y su Título de animal, discurriendo a la liberala de gobierno con los Leones, de política con las Zorras, de destreza con los Tigres, de melodía, y trinados con los Ruiseñores, y de ideas pintorescas con Guido Reni. Su sonora y triunfante voz resonaba en todos los ángulos, y solo la moderaba algún tanto, cuando empinaba las patas para tirar coces.

Felicidad = La mutación de significado de este Vocablo ha causado en el mundo más males que la peste. Tomándolo muchísimos en el significado antiguo han querido hallas la felicidad en medio del desorden; creyendo, que este ente tan buscado y rebuscado de la incontentabilidad humana, estaría acaso escondido en la Novedad; y millares de ladrones, y trapaceros los confirmaron en esta falsa idea. La experiencia, no obstante, ha hecho ver, que lo que significa el Vocablo felicidad, es: última ruina, y miseria. Cuando un Pueblo ha sido despojado de todo; cuando los Santuarios y establecimientos públicos han sufrido el más completo saqueo; cuando las enormes y continuas contribuciones han puesto a parir al hacendado, y echado a pique al comerciante; cuando el Labrador y el Artista han sido compelidos a trocar el útil manejo de la Azada, y la Lanzadera en el mortífero y homecida de la bayoneta y la espada; cuando la Religión ha sido hollada, y sus Ministros han sido robados, perseguidos, calumniados y puestos en el mayor desamparo y miseria; cuando en fin, se han dado los más horrosos escándalos, ha llegado a su colmo la relajación de costumbres, han sido oprimidos los buenos y honrados Ciudadanos, y los tunantes, y malsines se han apoderado del Palo; entonces es cuando la felicidad republicana está en todo su lleno. La desgracia es, que el horrendo engaño de este Vocablo va haciendo que infinitos Pueblos corran a esta maldita felicidad Republicana. Celosísimos son los Republicanos de esté Vocablo; y el no querer llamar felicidad a la última ruina y miseria ha costado a millares de hombres de bien destierros, prisiones, cárceles, y fusiladura. ¡Levántese un Pueblo siquiera, una sola Ciudad, Villa, o Cabaña; y diga si ha probado otra felicidad Republicana, que la que estamos definiendo! ¡Desgraciados de aquellos que por una vez siquiera han sido republicanamente felices! Casi es este el único modo de ser completamente infeliz.

Sin embargo con estos tres vocablos Libertad, igualdad y Felicidad se ha hecho, y se va haciendo una prodigiosa cacería de pájaros. En la encantada selva de la Libertad está tendida la red de la igualdad, y por cebo tiene puesta la felicidad. Los Patriotas son los pájaros de reclamo, y las Lechuzas patriotas hacen también su papel. La caza ha sido, y sigue siendo copiosa, sobre todo, de Bobarrones y Tontazos, y no pocas aves de rapiña han caído también en la red. Hasta ahora ninguno ha encontrado más Felicidad, que la de haber sido desplumado, andar a salto, y habérsele apretado el pescuezo.

Democratizar = Largo tiempo se ha estado sin poder comprender, que cosa significase positivamente esta palabra republicana en el idioma nuevo. Se creyó en un principio, que tendría alguna relación con lo que antiguamente se llamaba formar un Gobierno popular. Pero ¡que tontura! La experiencia mostró al instante cuan errada era esta idea: y el engaño nacía principalmente de la mutación de significado en la palabra Pueblo. Cuando vimos Democratizar a los Estados más Democráticos de la Europa, comprendimos, que democratizar un Estado en el moderno idioma; no quiere decir otra cosa, que denigrar, y abatir el Gobierno que había, sea el que se sea; quitar de enmedio a los hombres de bien, que mandaban; poner en su lugar, o tontos, o impíos y bribones; formar de estos el Pueblo, y al verdadero pueblo esclavizarlo; robar cuanto haya de precioso; y aniquilar la Religión, especialmente la católica; sin olvidarse un solo instante de despojar, y oprimir a sus Ministros &c. &c. De este modo es como han sido constante e invariablemente democratizadas la Flandes, la Holanda, Milán, Bolonia, Módena, Ferrara &c. &c. De esta explicación se deduce naturalmente la inteligencia de muchos Vocablos derivativos como

Democrático = Que por activa significa: Ateo, Ladrón, Asesino colocado en mando, y gobierno: y por pasiva: la parte honrada, y religiosa de una Nación ultrajada, y oprimida, tiranizada, y robada por bribones, ateos y asesinos.

Democrasia = Se ha tanteado el dar la versión en idioma antiguo: con el nombre etimológico de Bribocrasia: pero no la explica perfectamente, porque también se puede decir Ateisto-crasia y Ladrocrasia. Hechos uno estos tres términos, son el equivalente de la Democrasia moderna. Así que; en lugar de Democrasia, debería decirse Demonocrasia; o ya sea Gobierno de Demonios.

Semi-democrático = Los hay de dos clases: unos que en parte están por la Democrasia moderna pero unida a la Religión, y a la moral y con gente honrada en el Gobierno. Otros por el contrario no quieren Religión, ni costumbres, pero que sean hombres de bien los que gobiernen: En el lenguaje antiguo no se puede dar a estos más nombre que el de Orates: y a los segundos, mucho mejor que a los primeros; pues suponen, que hay ateos, y libertinos hombres de bien.

Aristocrasia = Hasta ahora se conocían cuatro clases de Gobierno: Monarquía, Aristocrasia, Democrasia, y Mixto, y se distinguían real y verdaderamente. Mas en el lenguaje moderno no se conocen sino dos, Democrasia, y Aristocrasia, y ninguna significa lo que antes: porque, por Democrasia se entiende la de marras; y por Aristocrasia todo Gobierno, que no se conforma con la Demonocrasia. Más claro: todo Gobierno en que florece la Religión, se respeta el orden, la justicia, la buena fe; el honor; los bienes, y la vida. De aquí se colige, que será Aristócrata todo aquel que tenga Religión, que posea bienes, que sea arreglado, moderado, honesto, y de buena fe. Que será Aristócrata todo el que no sea un petulante que insulte al cielo y a la tierra; y todo el que no se asemeje a los Diablos en la incredulidad, en el odio a la Religión, al orden, a la humanidad, y las costumbres.

{Transcripción –en proceso– del texto contenido en dos tomos de 90 y 104 páginas impresos sobre papel.}