Filosofía en español 
Filosofía en español


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La Falsa Filosofía, o el Ateísmo, Deísmo, Materialismo, y demás nuevas Sectas convencidas de crimen de Estado contra los Soberanos, y sus Regalías, contra los Magistrados y Potestades legítimas. Se combaten sus máximas sediciosas, y subversivas de toda Sociedad, y aún de la Humanidad.

Tomo primero.
 
Aparato, que contiene avisos, y prevenciones para dicha obra.
 
Escrita por Fr. Fernando de Zevallos, Monge Gerónimo del Monasterio de San Isidro del Campo.

Et nunc Reges intelligite: Erudimini qui judicatis terram. Psalm. 2. ℣. 10.

Con las licencias necesarias.
 
Madrid.
 
En la Imprenta de D. Antonio de Sancha. Año 1774.



Tertul. de Praescript. post init.

Conditio praesentium temporum etiam hanc admonitionem provocat nostram; non oportet nos mirari super haereses istas, sive quia sunt; futurae enim praenuntiabantur: sive quia fidem quorundam subvertunt; ad hoc enim sunt, ut fides habendo tentationem, habeant etiam probationem. Vanè ergo & inconsideratè plerique hoc ipso scandalizantur... Proinde haereses ad languorem, & interitum fidei productas, si expavescimus hoc eas posse; iprius est ut expavescamus hoc eas esse; quae dum sunt habent posse, & dum possunt habent esse.

[Carta dedicatoria] Al Ilmo. Señor Don Pedro Rodríguez Campomanes, del Consejo de S. M. Caballero de la Real y distinguida Orden de Carlos Tercero, su primer Fiscal del Consejo y Cámara, Director de la Real Academia de la Historia, Académico del número de la Real Española, &c. &c.

Tabla del aparato de la obra: La Falsa Filosofía, &c.

Parte Primera
Disertación Histórico-Crítica sobre el origen, Jefes, Caracteres, y progresos de los Deístas, Libertinos, Espíritus Fuertes, Incrédulos, y todos los llamados falsamente Filósofos

Núm. I. Destreza de los Bellos Espíritus en comenzar sus libros, y la razón de Gerardo Vossio.

II. Otra razón fundada en buena arquitectura.

III. Se presenta el Sujeto de esta Obra.

IV. Diversas clases de Impíos, que describe Ezechiel, y vemos hoy.

Artículo I
Historia de los Deístas, o Teístas, pág. 6.

V. Noción de los nombres de Deísta, Teísta, y Ateísta.

VI. Obscuridad de sus principios.

§. I.
Se exponen los juicios de algunos Autores, pág. 7.

VII. Se refieren diversas opiniones. Primera, ¿si salen de los Socinianos?

VIII. Este juicio aun es informe.

IX. Opinión de Sianda, que da por origen a Gregorio Pauli.

X. La entrada de éste en Francia, y sus aserciones en León.

XI. Distínguese el Deísmo en tres estados. Su cabeza en el segundo estado.

XII. Opinión de Moreri sobre el origen de ambos estados.

XIII. Tercer estado de los Deístas, poco diferentes de los Ateístas.

XIV. Lo que constituye este tercer estado según Wolffio.

XV. En tal estado ignoran su origen ellos mismos.

XVI. Ambiciosa opinión de Voltaire.

XVII. Por ella misma se deshonran.

XVIII. Opinión de Helvecio, que hace Deístas a los Mahometanos.

XIX. Opinión del Abad Pluche.

XX. ¿Por qué solicitando a los Mahometanos, no admiten a los Maniqueos?

XXI. Opinión del autor del Examen importante.

XXII. Su vanidad en darse por Jefes a Seth, Enoch, &c.

XXIII. Nada tienen más contrario que aquellos Patriarcas.

XXIV. Se les da el placer de ser antediluvianos.

§. II.
Conjetura para tejer la historia del origen, y progresos de los Deístas en su tercer estado, pág. 19.

XXV. Su Jefe es Caín.

XXVI. Caín negó la providencia, y enseñó la impiedad, y el arte de robar.

XXVII. Sus hijos inventores de las artes.

XXVIII. De aquella raza nació el lujo.

XXIX. Los Gigantes fueron unos famosos impíos.

XXX. Los que fingen que hicieron guerra a Jove, o Jeova.

XXXI. De Job se prueba su desprecio de la providencia.

XXXII. El Ateísmo y el Deísmo dominaron antes del Diluvio, después la idolatría.

XXXIII. La raza de Can despertó la impiedad de Caín.

XXXIV. Se confirma por los mismos Deístas modernos.

XXXV. Los Sodomitas semejantes a los Gigantes. Conformidad de Virgilio con Job.

XXXVI. En tiempo de Job era condenado el Deísmo.

XXXVII. Y en el tiempo de Moisés.

XXXVIII. Y en el de David.

XXXIX. San Atanasio mira como un remedio para el Deísmo el Salmo 13.

XL. Este Deísmo se siente en el siglo de Salomón.

XLI. El Eclesiastés reprehende los pensamientos de los Deístas.

XLII. Isaías los desarma después en su siglo.

XLIII. Demócrito, y Epicuro fomentaron después el Deísmo entre los Griegos.

XLIV. No obsta que llamen Ateísta a Epicuro: fue Deísta del tercer estado.

XLV. Continúa después de Epicuro, y cantan el Deísmo Fedro, y Lucrecio poco antes del Cristianismo.

XLVI. Los Saduceos tenían este error.

XLVII. Un diluvio de impiedad anegaba al mundo cuando vino el Salvador.

XLVIII. Queda el fermento para la lucha, aun después de la reparación.

XLIX. Se clama contra esta impiedad en la Epístola Católica.

L. Se nota allí el carácter del Deísmo; y se explica el pasaje, Unicum Dominatorem, &c.

LI. Se nota también su repugnancia a toda potestad humana.

LII. Nota el Apóstol su moral de verdaderos Epicurianos.

LIII. El estilo semejante al que hoy usan los Deístas. Lo primero, murmurador.

LIV. Lo segundo, ridículo sobre la palabra ilusores.

LV. Les compara a Coré por el cisma; a Balán, y a los Sodomitas por sus costumbres.

LVI. Resulta, que Enoch profetizó de ellos; pero no que fue Profeta de ellos.

LVII. ¿Por qué se llamaron Cainistas? Adoraban a Caín en el segundo siglo de la Iglesia.

LVIII. Semejante doctrina en los Deístas modernos.

LIX. Los Sodomitas del año 1730 adoraban este pecado.

LX. Nacimiento, y carácter de los Maniqueos en el siglo tercero.

LXI. Su error de los dos principios es un sistema de los Deístas.

LXII. Principios de los Arrianos en el siglo cuarto, y padres de los Socinianos.

LXIII. Revueltas que causó Arrio, y su condenación.

LXIV. No se conmovió la Iglesia por introducir una palabra Teológica, sino por tener la fe del Verbo Divino.

LXV. Los Arrianos se llamaron Filósofos, como los de hoy.

LXVI. El Maniqueísmo en Francia en el siglo once.

LXVII. Los Waldenses no eran Maniqueos.

LXVIII. Los Albigenses en los siglos 12 y 13 fueron Maniqueos.

LXIX. Hacen a la Reforma madre del Socinianismo.

LXX. Jurieu da fundamento para lo mismo.

LXXI. Otro fundamento, de que los reformadores son los Sacerdotes del Deísmo, y del Socinianismo.

LXXII. La reforma dio la llave a Servet, y a los Socinos.

LXXIII. Suplicio de Servet por Calvino.

LXXIV. Valentino Gentil, sus blasfemias, y suplicio decretado por los mismos Calvinistas.

LXXV. Historia de los dos Socinos. De Lelio.

LXXVI. De Fausto Socino, y sus errores.

LXXVII. Sus viajes, y muerte.

LXXVIII. Sus continuadores los Hermanos de Polonia.

LXXIX. Otros documentos, que hacen fautores de todo a los reformadores.

LXXX. Progresos de la reforma por el Socinianismo, y Deísmo.

LXXXI. Nuevos progresos en Polonia.

LXXXII. Comparación de Pinzow, célebre establecimiento de los Deístas, con Atenas.

LXXXIII. Varias juntas de los Socinianos en Pinzow, y Sceminie.

LXXXIV. Reflexión sobre una respuesta que piden a Melancton.

LXXXV. Desprecian dicha respuesta en otra junta.

LXXXVI. Otras juntas donde Gregorio Pauli no estaba con los Socinianos, ni Deístas.

LXXXVII. Disputas de éstos con los reformados en otra junta del año 1561.

LXXXVIII. Llaman los Deístas a Calvino Acusador de sus hermanos.

LXXXIX. Progresos del Socinianismo en Transilvania por la Pseudorreforma.

XC. La turbación va siempre a los Estados con tales sectas.

XCI. Ocasión de proscribirlas la Dieta de Varsovia de 1638 y su conspiración descubierta año 1658.

XCII. Son también proscriptos de Transilvania.

XCIII. Reflexión al estado presente de Polonia.

XCIV. Providencias infructuosas de Holanda contra los Sectarios.

XCV. Los partidos de los Arminianos, y Gomaritas les facilitan más acogida.

XCVI. La revocación del Edicto de Nantes los aumentó en Holanda.

XCVII. Observación sobre la transformación de estas sectas.

XCVIII. Los Reformados van despareciendo en Socinianos, y Deístas.

XCIX. Documento de Rousseau, que lo prueba.

C. Solamente los detiene el qué dirán los católicos.

CI. El Socinianismo desaparece en Deísmo, y éste muda continuamente de estado.

CII. A pesar de todo, el Deísmo apenas se encuentra como se describe.

CIII. Se disipan sus caracteres por ellos mismos.

CIV. El primero que es adorar a un Dios.

CV. Implicación de Voltaire en negar el culto exterior.

CVI. También el segundo, que es ser virtuoso.

CVII. Se desvanece el tercero, que es amar a la Patria.

CVIII. Resulta lo que son realmente los Deístas, y su número debe ser grande.

Artículo II
Noticia de los Libertinos, pág. 74.

CIX. Su época, y sus autores.

CX. ¿Por qué se llaman Libertinos?

CXI. Sus errores particulares.

CXII. Diferencia entre Libertinos, y Deístas.

CXIII. Retrato de los Libertinos.

CXIV. Abominables aun para Calvino, que escribe contra ellos.

CXV. Otra clase de Libertinos.

CXVI. Conjetura de que los Francmasones son Libertinos, o los hermanos libres.

CXVII. Se prueba por las razones de su condenación por Clemente XII y Benedicto XIV.

CXVIII. Otra clase de Libertinos llamados Liberi Fratres.

CXIX. No son de esta raza los Libertinos, de quienes hablan las Actas Apostólicas.

CXX. Opinión singular de Harduino.

CXXI. Observación sobre el cap. 6. v. 9. de las Actas Apostólicas.

CXXII. Se prueba que aquellos libertinos no lo eran en punto de Religión.

CXXIII. Con más fundamento se hallan retratados en un lugar de San Pedro los Libertinos.

CXXIV. Paradoja que nota San Pedro en la doctrina de los Libertinos.

Artículo III
De los Incrédulos, o Espíritus-Fuertes, pág. 86.

CXXV. Retrato de estos Impíos, y sus caracteres.

CXXVI. Su origen, y razón de llamarse Espíritus-fuertes. Es por ironía.

CXXVII. Es nombre repugnante a sus principios.

CXXVIII. Sus principios son repugnantes a la Filosofía, y a la Religión.

CXXIX. Son perniciosos también a la sociedad.

CXXX. Los Incrédulos, y Espíritus-fuertes son un mal viejo.

CXXXI. Santo Tomás Apóstol lo fue rígido. Pecó por la regla, que ahora enseña Baile.

CXXXII. El estilo de los Espíritus-fuertes fue también usado por los discípulos Incrédulos, y corregido por Cristo.

Artículo IV
De los siniestramente llamados Filósofos, pág. 94.

CXXXIII. Los Filósofos Gentilizantes, y Materialistas comenzaron a turbar la verdad en el siglo 16.

CXXXIV. Su condenación por el Concilio Lateranense el año 1513.

CXXXV. Opiniones, que condenó el Concilio: la mortalidad del alma &c.

CXXXVI. Reglas que prescribe el Concilio a los Filósofos Cristianos.

CXXXVII. Y para las Universidades.

CXXXVIII. Pomponacio fue el Jefe de estos Filósofos proscriptos.

CXXIX. Las turbaciones, que ocasionó su libro de la Inmortalidad del alma.

CXL. El Cardenal Bembo se desacredita por defender a Pomponacio de la censura de Contarini.

CXLI. Fleury, y Moreri excusan mal la censura de los Venecianos contra Pomponacio.

CXLII. Pomponacio con sus libros de Incantationibus, de Fato &c. hace perdida su causa, y su defensa.

CXLIII. Sin embargo de su penitencia, de él quedó la secta de los Pomponacianos.

CXLIV. Aquellos son los que hoy se dicen Deístas Naturalistas.

CXLV. El método de estos es copiado de aquellos.

CXLVI. Sentencia del Concilio, que disipa el armamento de los Filósofos.

CXLVII. Los Filósofos con una maligna modestia se apartan de las verdades reveladas, no queriendo demostrar su credibilidad.

CXLVIII. Se concluye de la historia que son unos los Deístas, Filósofos, Libertinos, Reformados, &c.

CXLIX. Juicio final de sus principios, y carácter general.

Artículo V
Necesidad, y dificultad de escribir, y hablar contra todas estas sectas, pág. 104.

CL. Sin necesidad, o utilidad vano es el escribir.

CLI. El ejemplo de Jesucristo, y siete de los Apóstoles lo enseña.

CLII. Necesidad, que debe anteceder a las controversias por la Religión.

CLIII. Sin necesidad no se escribieron tantos Apologéticos por el Cristianismo.

CLIV. Particulares calumnias, que hicieron venir a las Apologías.

CLV. Sin estas causas serían nocivas: lo primero a la Fe: lo segundo a los Fieles.

CLVI. Lo mucho que se impugna hoy a la Religión justifica su defensa.

CLVII. Cuanto corrompe hoy la mala conversación, y la libre lección.

CLVIII. No hay verdad, contra quien no ande algún tratado.

CLIX. Estos libros turban hoy a los pueblos.

CLX. Tales ocasiones nos sacaron de Jesucristo, y los Apóstoles las lecciones de obediencia, y paz pública.

CLXI. Justino, Tertuliano, Ireneo, impugnaron tales doctrinas sediciosas.

CLXII. La dificultad de impugnar a los Deístas, y Filósofos. Lo primero, porque niegan las Santas Escripturas.

CLXIII. Segundo, porque se descargan ridículamente de razonamientos serios, y nos ganan en agradar al vulgo necio.

CLXIV. Era el único medio convencerlos por sus principios.

CLXV. Pero su inconstancia, y falta de vergüenza los desobliga a sí mismos.

CLXVI. No queda otro remedio que no hablar con ellos, sino de ellos. Dar su retrato a los Príncipes, y Magistrados.

CLXVII. Este el plan que sigo en esta obra.

CLXVIII. Economía, y partición de este plan por mayor.

CLXIX. Los otros medios, y métodos están ya bien ejecutados por muchos modernos.

CLXX. Pero no hay que cansarse en convencerlos de impíos. Esto es lisonjearlos.

CLXXI. No les hace fuerza sino el convencerlos de reos de Estado. Yo sigo este argumento desde el título hasta el fin.

CLXXII. Dicho de un Deísta, que me confirma en esta elección de medio.

CLXXIII. El estilo debía ser duro: mas deja de serlo por el respeto a los Personajes con quienes se habla.

CLXXIV. Se debe con todo eso hacer patente su necedad.

CLXXV. Consejo de Wolfio muy sagaz para el intento.

 


Tabla de la segunda parte del Aparato

Prevención a los verdaderos filósofos contra los falsos

I. Da que temer el abuso de la Filosofía.

II. Se contraponen sus abusos, y sus oficios.

III. Resulta la diferencia entre la Filosofía verdadera, y la falsa.

IV. Se detesta la falsa Filosofía, y se respeta a la verdadera. Objeto de esta segunda parte.

V. Plan, y división de todo lo que se advierte en esta prevención. Tres Secciones relativas, primera a la Religión, segunda a la sociedad, tercera a las virtudes, y ciencias.

VI. Se previene un efugio ordinario de los Pseudo-filósofos.

 


Sección Primera
Los malos Filósofos tienen en cuanto a la Religión un carácter opuesto al de la Filosofía, pág. 138

VII. La Filosofía es por la Religión, y ésta no es por la Filosofía.

VIII. Se previene un perverso designio de los Pseudo-filósofos.

IX. La Religión no teme tampoco a la Filosofía: pero ésta se condena a sí misma, queriendo atacar a la Religión.

X. Emplean la Geometría para su intento.

XI. Seis partes que en la Religión no debe desconocer un Filósofo, y división de esta Sección en seis Artículos.

Artículo primero
No es el Filósofo, sino el Antifilósofo quien afecta desconocer a Dios, viniendo a ser Ateísta, o Materialista, o Espinosista.

XII. ¿Por qué se aumenta la impiedad en razón de lo que se ilustra la Filosofía?

XIII. La ilustración es cierta.

XIV. No son compatibles el Ateísmo, y la Filosofía.

XV. Se prueba por los mismos Filósofos paganos. Platón.

XVI. Discurso de Séneca.

XVII. A Descartes se excusa de impiedad; pero no de orgullo.

XVIII. Se prueba el intento por la razón, y autoridad del Apóstol.

XIX. La Filosofía alivia la obscuridad de la fe, y hace fácil el acto de creer.

XX. El Incrédulo discurre siempre al contrario de la razón, y del Filósofo. Lo que demuestra, que no es Filósofo.

XXI. Muestra también, que los Ateístas, y Epicúreos no son Filósofos, porque estudian la Filosofía para saber negar a Dios.

XXII. Lo confiesa Epicuro en su carta a Pitocles.

XXIII. Le alaban por esta locura sus panegiristas.

XXIV. Lo practicaban así en tiempo de Cicerón.

XXV. San Pablo notó esta extravagancia a los Filósofos Atenienses.

XXVI. Por la misma ignorancia estudiada, culpa a los Filósofos Romanos.

XXVII. Lo mismo se ve en los Filósofos de hoy día.

XXVIII. Ridícula hipocresía, con que cubren su impiedad.

XXIX. Acaban de mostrar su intención en sus escritos: y no pudiendo probar que no hay Dios, prueban bien, que ellos son Ateístas, y necios.

Artículo segundo
Nadie es tan culpable, y tan inexcusable en no confesar, y agradecer la providencia de Dios, como un Filósofo, pág. 164.

XXX. Argumento de este artículo. Ocurren dos dudas.

XXXI. Se funda la primera duda.

XXXII. No se da a los Filósofos motivos de presumir, sino de temer.

XXXIII. Ejemplos que muestran la insensatez de los Filósofos, que niegan la providencia.

XXXIV. Se les arguye de sus sistemas de mundo a la fábrica del mismo mundo.

XXXV. Se infiere el propósito del Artículo.

XXXVI. Son más culpables aun los Modernos por lo que se adelanta la Filosofía en nuestro tiempo.

XXXVII. Rudo estado de la Filosofía en tiempo de Epicuro. Sobre los cometas, eclipses, &c.

XXXVIII. Causas de esta ignorancia.

XXXIX. Ventajas de los Modernos, que los deja más inexcusables sobre este artículo.

XL. Se funda la segunda duda propuesta.

XLI. Motivo de sus quejas contra la providencia.

XLII. Falta de sinceridad en los Filósofos Protestantes.

XLIII. Se retuerce sobre ellos la queja, y los convence de todos los males de que se quejan.

XLIV. Los furores de nuestros Filósofos contra la providencia.

XLV. La suavidad de la providencia con nuestros Filósofos.

Artículo tercero
El Filósofo deja de serlo, en siendo incrédulo a los milagros bien circunstanciados, pág. 179.

XLVI. La definición del milagro según los Filósofos.

XLVII. El Incrédulo es menos Filósofo que el Bárbaro.

XLVIII. El juicio que debe hacer el Filósofo sobre los milagros.

XLIX. El que no juzga por principios filosóficos, ¿es Filósofo?

L. Rara timidez la del Incrédulo, y su admirable osadía.

LI. Se desvanecen sus proposiciones temerarias, y blasfemas.

LII. Al Incrédulo se le convence por su misma palabra.

LIII. Si ignora el Filósofo lo que puede la naturaleza en todas sus partes, sabe lo que en algunas no puede.

LIV. Los Filósofos se han rendido a los milagros, y no de valde.

LV. Luego los Incrédulos no son Filósofos, sino locos.

Artículo cuarto
La ignorancia humana escarmienta al Filósofo, y le guarda de ser crédulo; pero no le lleva a ser Incrédulo, y Pirroniano, pág. 189.

LVI. ¿De qué espíritu nace la incredulidad?

LVII. Van a ella por diferentes extravíos los falsos Filósofos.

LVIII. Blasfemias de nuestros Pseudofilósofos.

LIX. ¿Cómo han cundido? Y con los nombres, y caracteres que los pinta San Pablo.

LX. Escarmiento a los Filósofos de usar una crítica temeraria en las cosas humanas.

LXI. Peligro de esto en la Religión.

LXII. Peligro del mismo Pirronismo en el uso de la sociedad, y de la Religión.

LXIII. Diferencia sutil, pero necesaria.

LXIV. Se prueba con un hecho del Evangelio.

LXV. Todas las obras de Dios son ordenadas entre sí, como la razón, y la Religión.

LXVI. La Filosofía solo aparta de la credulidad sana, y del orgullo.

LXVII. La poca sinceridad de los Filósofos de hoy justifica nuestro Escepticismo para con ellos.

LXVIII. Y para toda la Filosofía.

LXIX. Conclusión, a que (por allí) debe venir un Filósofo, y lo llevará a sentir la necesidad de una regla infalible.

Artículo quinto
El verdadera Filósofo siente la necesidad de una revelación; y esta le debe ser más suave de llevar que a los otros hombres, pág. 206.

LXX. El desengaño es el primer acierto, y la primera sabiduría es dejar de errar.

LXXI. Sintieron los Filósofos paganos este vacío, y que era necesaria una lumbre soberana.

LXXII. Notase esto en el mismo Epicuro.

LXXIII. Se prueba, que a nadie es menos costoso el sacrificio de la razón, que al Filósofo.

LXXIV. Acostumbrado está a los misterios, y arcanos de la naturaleza.

LXXV. Ni hay otros más acostumbrados que los Pirronianos a sacrificar su razón, y aun la evidencia.

Artículo sexto
El más Filósofo es quien da armas a todas las sectas, y bellos coloridos a todos los errores para desacreditar a la Religión, pág. 216.

LXXVI. La Filosofía mira a los sofismas solo para disiparlos.

LXXVII. Censura en contrario de Cicerón, y otros contra los malos Filósofos.

LXXVIII. Tertuliano señala en la Filosofía el principio de cada herejía.

LXXIX. Se prueba con San Gerónimo, y San Ireneo.

LXXXX. San Cirilo de Alejandría.

LXXXI. La Pseudofilosofía de hoy produce más tropa de errores que la de cada siglo, y la de todos juntos.

LXXXII. Se indican algunas herejías que renueva.

 


Sección segunda
La Filosofía deja de serlo, si no contribuye a todos los bienes de la Sociedad, pág. 228

LXXXIII. Cinco oficios principales debe la Filosofía a la Sociedad.

LXXXIV. División de esta Sección en cinco Artículos.

Artículo Primero
Lo que hoy se llama Filosofía, no enseña sino principios para turbar la política, y las santas leyes, pág. 230.

LXXXV. La Filosofía es madre de las buenas leyes.

LXXXVI. Se infiere de allí, que no es Filosofía la que hoy se llama así.

LXXXVII. Sus máximas contra la buena legislación.

LXXXVIII. Severo juicio de Plutarco contra nuestros Filósofos.

LXXXIX. Van sin fin los progresos de la libertad filosófica contra la libertad humana.

XC. La desenfrenada libertad de pecar trajo la necesidad de las leyes.

XCI. La santidad de las leyes se defiende con la doctrina de San Pablo de la cavilación de los Filósofos.

XCII. Los Filósofos evacúan la fuerza de las leyes.

XCIII. Se muestran sus implicaciones, y sus perversos fines.

Artículo segundo
La falsa Filosofía, y sus Profesores son fatales para los Príncipes y gobiernos legítimos, pág. 241.

XCIV. Utilidad de la Filosofía para los Príncipes.

XCV. No se habla de una Filosofía de palabras.

XCVI. La impropiedad con que habla Voltaire.

XCVII. Recriminaciones injustas que hacen los Filósofos y a qué fin.

XCVIII. Ellas van contra su mismo fin.

XCIX. Usan de la calumnia por otro fin, que es el no quedar vencidos.

C. Ellos mienten.

CI. Ellos se desmienten.

CII. Se condenan a sí mismos con los Ateístas.

CIII. Reconvención de los Ateístas a los Filósofos.

CIV. Se convencen de revoltosos por sí mismos.

CV. Se convencen por la historia antigua y moderna.

CVI. Se les debe hacer venir a la cuestión; y se propone el estado de ésta.

Artículo tercero
Esta misma Filosofía turba las Familias, y enseña a despreciar a padres, a los maridos, y a todas las obligaciones, pág. 254.

CVII. Nos acusan de que castigamos a los malos Ciudadanos, y yo les acuso de que ellos les hacen malos.

CVIII. ¿Cuáles deben ser los Filósofos en la sociedad?

CIX. Idea de un Filósofo Cristiano.

CX. Los Pseudofilósofos quitan las obligaciones, y virtudes sociales.

CXI. El respeto a la providencia es el clavo de la sociedad; y éste es atacado por ellos.

CXII. La vida futura. Otro respeto igualmente necesario, y que no debe alguno a los Filósofos.

CXIII. ¿Qué será la sociedad dejada la juventud sin educación?

CXIV. Quieren que se expongan los hijos nacidos.

CXV. Que los hijos se batan contra sus padres.

CXVI. Consideración sobre los brutos, que convence a los Filósofos.

CXVII. Sus máximas contra la instrucción.

CXVIII. Desde temprano se debe enseñar la Religión.

CXIX. Se convence por sus mismos sentimientos, y se ven sus inconsecuencias.

CXX. Del amor de la patria.

CXXI. La regla de amar es tan demostrable como la Geometría.

CXXII. La caridad es la regla suprema.

CXXIII. Es tan fuerte como tiene de orden.

CXXIV. Trastorno de ideas digno de observarse.

CXXV. Se enfurecen contra la Moral cristiana.

CXXVI. Enseñan una Moral opuesta por todo un diámetro.

CXXVII. Se confiesan finalmente enemigos de la sociedad.

Artículo cuarto.
Los Pseudofilósofos pervierten todos los medios legítimos de una población racional, pág. 282.

CXXVIII. Los Filósofos enemigos del Matrimonio acusan a los Cristianos, y a Jesucristo.

CXXIX. Usan contra el Matrimonio de una Lógica miserable.

CXXX. El Matrimonio no puede consistir sin la unión individua de dos.

CXXXI. Destruyen la población.

CXXXII. El celibato Eclesiástico es ventajoso a la población.

CXXXIII. Consideración filosófica que lo demuestra.

CXXIV. Ocurre una reflexión singular.

CXXXV. Contraposición del celibato católico, y del celibato filosófico.

CXXXVI. Equivocación notable en lo que ordinariamente se juzga de los pueblos, que castigaron al celibato.

CXXXVII. Solo han perseguido las Naciones al celibato de nuestros Filósofos.

CXXXVIII. Los Judíos.

CXXXIX. Los Romanos.

CXL. Notable dicho de Dion.

CXLI. Juicio contra el mismo celibato por los AA. de Enciclopedia.

CXLII. Se explican al propósito las leyes Julia de maritandis uxoribus, y la ley Papia &c.

CXLIII. Los Griegos no condenaron otro celibato.

CXLIV. Todos respetaron el casto celibato, y la castidad.

CXLV. La falta de ésta prueba el poco entendimiento de nuestros Filósofos.

Artículo quinto
La Pseudofilosofía inspira el menosprecio, y odio más furioso contra la humanidad, pág. 296.

CXLVI. Después de impedir que nazcan, procura la Pseudofilosofía que se maten los nacidos.

CXLVII. Doctrina de la Filosofía contra el Suicidio.

CXLVIII. Principios de los Filósofos falsos que llevan a matarse.

CXLIX. Dan también ejemplos.

CL. Suceden hoy más Suicidios en la Europa por estas lecciones.

CLI. Tienen la osadía de hacer la apología por esta atrocidad; y culpan a los Teólogos que la disuaden.

CLII. Es verdad que el Evangelio disipa este espíritu.

CLIII. Los Doctores del suicidio se alaban a sí mismos de humanos, y a nosotros llaman crueles. Primero a los Reyes que declaran una guerra justa.

CLIV. Segundo a los Magistrados, porque condenan a muerte a los reos juzgados.

CLV. Aquí se ruega a los Católicos no favorezcan esta falsa humanidad.

CLVI. Tercero a los Ciudadanos, acusándolos, porque se defienden de sus inevitables agresores.

CLVII. Con todo eso los alaban si se vengan de sus enemigos.

CLVIII. Todo lo hacen culpa de la Religión.

CLIX. Cuánta inhumanidad, de que nos acusan los Doctores del Suicidio: las penitencias, y asperezas cristianas.

CLX. Algunos Católicos se inclinan demasiado hacia aquel estilo: ruégaseles amigablemente.

CLXI. Se explica la práctica de las disciplinas, y su distancia del error de los Flagelantes.

CLXII. Elogios de algunos padres a estas disciplinas.

CLXIII. Recapitulación de las contradicciones de los Pseudofilósofos en materia de humanidad.

 


Sección Tercera
La Pseudofilosofia pone los principios para destruir las virtudes particulares con todas las ciencias, y artes, pág. 317

CLXIV. Las ideas, de la verdad, y la elección del bien son el fin a que debe trabajar la Filosofía.

CLXV. División de la materia en dos partes, y en ambas falta la Pseudofilosofía

Artículo primero
La Pseudofilosofía hace olvidar todas las virtudes personales, pág 319.

CLXVI. Primera razón general, con que tiran a postrar las virtudes: negarles sus fines y motivos.

CLXVII. Vana es la virtud, sino merece más que la salud corporal, la fama, &c.

CLXVIII. Hubo en los Filósofos antiguos bastantes vestigios de virtud con que argüir a los de hoy.

CLXIX. ¿En qué sentido se niegan las virtudes en los Paganos?

CLXX. Respecto de las Cristianas, son unas sombras.

CLXXI. Respecto de las de estos de hoy, son verdades.

CLXXII. Hacían algunas obras buenas por la luz natural.

CLXXIII. Los Pseudofilósofos exageran las virtudes de los Paganos por odio a las de los Cristianos.

De la Humildad, pág. 329

CLXXIV. Ninguna humildad hay entre los Filósofos Paganos.

CLXXV. Si aquellos no la seguían, los de hoy la persiguen.

CLXXVI. Primera razón con que la impugnan.

CLXXVII. Segunda razón de impugnarla.

CLXXVIII. La revelación humilla, y eleva.

CLXXIX. Soberbia del Escepticismo filosófico.

CLXXX. Compruébase ésta por Rousseau, que es uno de los Escépticos.

CLXXXI. La arrogancia de Rousseau prueba prácticamente la soberbia escéptica.

CLXXXII. Se desmiente luego a sí mismo.

De la Sobriedad, pág. 337.

CLXXXIII. Sobriedad de los antiguos Filósofos.

CLXXXIV. Los documentos de su sobriedad son poco fieles.

CLXXXV. Mas bien consta de su destemplanza.

CLXXXVI. Con todo la estimaban, pues la aparentaban: pero hoy se desestima sin alguna decencia.

Del Agradecimiento, pág. 340.

CLXXXVII. Ingratísimos los Filósofos.

CLXXXVIII. Cinco razones que han inventado para impugnar el agradecimiento.

CLXXXIX. Sabe a esto el no dar gracias a la mesa algunos Cristianos.

CXC. Se nota un singular abuso; el de los Cortejos.

De la Oración, pág. 344.

CXCI. Necesaria a todo racional, y su universal uso.

CXCII. La Religión enseñó su objeto, y su legítimo modo.

CXCIII. Necedades de nuestros Filósofos contra la oración.

CXCIV. Comparación ridícula con los Pietistas, ¿y quiénes son estos?

CXCV. Los impíos, y Filósofos son los Pietistas.

La Liberalidad, pág. 378.

CXCVI. Virtud inseparable de la Filosofía; pero inconciliable con nuestros Filósofos.

CXCVII. Más inconciliable con sus principios.

CXCVIII. Inconciliables con las demás virtudes.

CXCIX. Que los verdaderos Filósofos deben arrojar de entre sí a los falsos.

CC. Se convence con una historia singular, y reciente.

Artículo segundo
La Filosofía de nuestro tiempo destruye todas las Ciencias, y Artes, pág. 353.

CCI. La Filosofía no es una sola arte, sino el amor, o estudio de todas.

CCII. Ejemplos antiguos, y modernos de las empresas que ha inspirado la Filosofía en favor de las ciencias.

CCIII. El amor de la sabiduría no se compone con el amor terreno.

CCIV. Ni con el amor de sí mismo.

CCV. Dos causas de atrasar la literatura los Pseudofilósofos.

CCVI. Otras dos causas: La desenfrenada libertad: y la discordia irreconciliable de sus sentimientos.

CCVII. Se demuestra en ellos esta segunda causa con hechos antiguos, y recientes.

CCVIII. Con esto viene mal el querer ellos reprehender a los Teólogos.

CCIX. A los Teólogos protestantes, sus Patriarcas, viene solamente la censura de Pope.

CCX. Y a todos los Herejes.

CCXI. Las disputas moderadas son útiles a la causa de la literatura.

CCXII. La Filosofía enseña a porfiar hasta en la Teología; mas aquí halla límites.

CCXIII. Es un defecto del espíritu humano arderse por cuestiones pueriles. Pero los Filósofos se encendían hasta ahorcarse.

CCXIV. Ejemplos de cuestiones ridículas.

CCXV. Se avergüenza de esto la buena Filosofía.

CCXVI. Comparación de nuestros Filósofos con las arañas de Reamur.

CCXVII. Reamur no une a las arañas; ni el Procónsul Gelio a los Filósofos.

CCXVIII. Otra causa general contra la literatura; su libertad desenfrenada.

CCXIX. En ellos se ve cuan poco aprovecha, para saber, la libertad plena.

CCXX. Se demuestra lo que daña a las artes.

CCXXI. La voracidad en leer es causa del poco aprovechamiento.

CCXXII. Es vana la pretensión de algunos autores católicos por la libertad, pues siempre la hubo.

CCXXIII. Dos clases de ingenios: los sobresalientes la tienen.

CCXXIV. Para la segunda clase es perjudicial.

CCXXV. Ruina de las ciencias en particular.

De la Teología, pág. 376.

CCXXVI. Intentan disiparla. Primero, negando su objeto, que es Dios.

CCXXVII. Segundo, negando los misterios Trinidad, Encarnación, &c.

CCXXVIII. Tercero, los atributos: Providencia, Justicia, &c.

CCXXIX. Cuarto, negando las Escrituras, toda revelación, y Sacramentos.

CCXXX. Quinto, la Moral, y virtudes.

La metafísica, pág. 378.

CCXXXI. ¿Qué Metafísica en los que niegan todo espíritu, toda idea abstraída, y universal?

CCXXXII. Ni dejan alguna de sus partes. No dan alma racional.

CCXXXIII. Ni Ángeles, ni Demonios.

La Física, pág. 378.

CCXXXIV. Primero, aun la materia, y los cuerpos dicen que ignoran.

CCXXXV. Segundo, el libro de Causas no cabe en su Física, donde todo lo hace el acaso.

CCXXXVI. Tercero, niegan las generaciones de las especies.

CCXXXVII. Cuarto, las leyes del orden del universo, y la Cosmología.

CCXXXVIII. Quinto, la Astronomía, y Física Celeste.

La Agricultura, e Industria, pág. 380.

CCXXXIX. Acusan de este atraso al Evangelio.

CCXL. Baile es reprehendido sobre esto por Montesquiú.

CCXLI. Pero Baile quiere reprehender a S. Crisóstomo.

CCXLII. Se muestra la sabia economía del Evangelio, y la sabia máxima del Crisóstomo contra Anaxágoras.

CCXLIII. El desinterés cristiano interesa a todos: el filosófico daña a todos.

CCXLIV. Esta diferencia decide del comercio, y de la industria.

De la Jurisprudencia, pág. 385.

CCXLV. ¿Para quién son las leyes, si los hombres no son libres?

CCXLVI. ¿Para quiénes los suplicios, si Dios hace todos los pecados, o el destino?

La Historia, pág. 388.

CCXLVII. Reducen a figuras las verdades históricas.

CCXLVIII. Los Filósofos oscurecen con alegorías todas las historias.

CCXLIX. La suposición de monumentos, y de testigos: segunda entrada que hacen para adulterar la historia.

CCL. En su mala fe halla color el Pirronismo histórico.

De la Elocuencia, y demás bellas Letras, pág. 395.

CCLI. Este es bosquecillo frondoso, donde tienen su ídolo, y echan todo su trabajo

CCLII. Conviene desengañarles de su ninguna elocuencia

CCLIII. Arrastran la principal obligación del arte de hablar bien, que es la decencia.

CCLIV. Tres maneras de decencia; y faltan a todas.

CCLV. Conclusión con la Pseudofilosofía.

CCLVI. Llamada a los buenos filósofos.