Fernando de Ceballos ❧ La Falsa Filosofía, o el Ateísmo, Deísmo, Materialismo… crimen de Estado ☙ 1 2 3 4 5 6 7
Tomo 1 ❧ Parte primera del Aparato ☙ Artículo IV
Noticia de los siniestramente llamados Filósofos.
No mucho después de la renovación de las Artes, y de la Filosofía en la Europa, comenzó esta ciencia a ser molesta; por imitar la soberbia de los Griegos sus renovadores. Ella de sí es utilísima, y preciosa; pero sin el temor de Dios, va sin principio, ni lastre, a volcarse, y romperse contra muchos escollos.
CXXXIII. Los Filósofos Gentilizantes, y Materialistas comenzaron a turbar la verdad en el siglo XVI.Desde que comenzó el siglo XVI se empezó a sentir una casta de Filósofos como los que hoy se llaman Materialistas. Eran realmente unos semisabios, que comenzando a gustar de algunas novedades curiosas, se ardían con el prurito de otras mas peligrosas. Fastidiados de la simplicidad, y claridad del Evangelio, se convirtieron a las fábulas del Gentilismo, y gustaban de hablar, y enseñar como aquellos Filósofos Griegos, y Romanos, que no oyeron de Jesucristo. Las costumbres paganas a que se abandonarían con tales modelos, los trajeron a que negasen aquellas verdades, que no negaron los mismos pueblos Gentiles. Despreciaban la inmortalidad del alma, la vida futura, los premios, y suplicios eternos, el juicio tremendo; y si hubieran podido negar la muerte, acabarían con todos los Novísimos.
CXXXIV. Su condenación por el Concilio Lateranense el año 1513.En el año 1513 por el mes de Diciembre, en que se celebraba la Sesión octava del Concilio Lateranense en el primer año de León X se creyó necesario ocurrir a este mal que se ocultaba a pocos; porque se esparcía ya en libros, que con el gusto, y estilo de la Filosofía andaban en manos de todos. En dicha Sesión, habiendo quedado solos todos los Padres, que tenían voz definitiva con el Papa, y los Cardenales, el Arzobispo de Gnesne, Orador del Rey de Polonia, leyó desde el púlpito el Decreto siguiente.
“La solicitud del oficio Apostólico nos llama continuamente al remedio de las almas, de que el Omnipotente quiso fiarnos el cuidado, mayormente para sanar con el saludable temperamento del aceite, y del vino, las enfermedades que urgen de presente. No podemos recordar sin mucho dolor, que en nuestros días, el enemigo del género humano, sembrador de cizaña, no deja de sembrar, y fomentar en el campo del Señor algunos perniciosísimos errores, siempre reprobados entre los fieles. CXXXV. Opiniones, que condenó el Concilio: la mortalidad del alma &c. Algunos, filosofando temerariamente, en especial de la naturaleza del alma racional, afirman, que al menos, según la Filosofía es mortal, y única en todos los hombres; por lo que condenamos, y reprobamos (aprobándolo este santo Concilio) a todos lo que afirman la mortalidad del alma, y su unidad en todos los hombres; y también a los que ponen en duda este artículo: porque además de ser decidido en el Concilio general de Viena, consta manifiestamente del Evangelio, donde dice el Señor{1}: Y no podrán matar al alma. Y en otro lugar{2}: El que aborrece a su alma en este mundo, la reserva para la vida eterna. Y contra las promesas que tiene hechas de premios, y suplicios perdurables para los que ha de juzgar después de esta vida: porque de otro modo, ni la Encarnación, ni la Resurrección, ni los demás misterios de Cristo nos aprovecharían; y los Santos, y Justos (según el Apóstol) serían mas miserables que todos los otros hombres. Como jamás la verdad natural pueda contradecir a la verdad sobrenatural, condenamos como falsa, y herética toda aserción contraria a la verdad de la revelación, y definimos ser falsa; y prohibimos severamente, que a ninguno sea licito dogmatizar así. CXXXVI. Reglas que prescribe el Concilio a los Filósofos Cristianos. Mandamos además de esto a todos, y a cada uno de los Filósofos, que enseñan públicamente en las Universidades, o en otra parte, combatir las opiniones que se apartan de la fe; como la mortalidad del alma, su unidad, la eternidad del mundo, y otras semejantes;como también, que instruyan a todos los que enseñan, en la Filosofía mas conforme a la verdad de la Religión Católica; y procuren con todo estudio disolver los sofismas de los enunciados Filósofos impíos.”
CXXXVII. Y para las Universidades.Después se manda en dicho Decreto, que todos los ordenados de Orden Sacro, pasado el estudio de la Gramática, y Dialéctica, no se detengan mas de cinco años en el de la Filosofía; sino que se apliquen a la Teología, o Cánones; para que estas profesiones sagradas, y útiles, sepan purgar en ellos los vicios de la Filosofía. Se mandó también que este Decreto se leyese cada año, y se intimase en virtud de santa Obediencia, al tiempo que se abren los estudios.
CXXXVIII. Pomponacio fue el Jefe de estos Filósofos proscriptos.Todos están de acuerdo{3} en que los errores de los Filósofos, que aquí se condenan, habían sido sacados de los libros de Pedro Pomponacio. Este Filósofo nació en Mantua en 16 de Septiembre de 1462. Le hacen tan pequeño de cuerpo, que Moreri dice que podía ser Rey de enanos.
Su talento era con todo eso sobresaliente, y enseñó primero en Padua Filosofía con mucha reputación, teniendo por discípulo a Paulo Jovio, y por competidor a Alejandro Aquilino. Las guerras de los Venecianos le hicieron retirarse a Bolonia. CXXIX. Las turbaciones, que ocasionó su libro de la Inmortalidad del alma. Allí publicó un libro intitulado de la inmortalidad del alma, que algunos quisieran que hubiera intitulado de la mortalidad del alma; porque pretendía desacreditar nuestra inmortalidad, ya porque ni Aristóteles, ni los Filósofos la habían creído, y ya porque no había alguna prueba demostrativa de ella: que era un artículo solamente recibido sobre el crédito de la sagrada Escritura, y definición de la Iglesia. Este libro ofendió a muchos. Contarini, célebre Teólogo de aquel tiempo, lo rechazó; y otros muchos sabios, así regulares, como seculares, trataron dicha obra de impía.
CXL. El Cardenal Bembo se desacredita por defender a Pomponacio de la censura de Contarini.El Cardenal Bembo protegía a Pomponacio; y éste le nombró para Juez, o mas bien para Conservador. Declaró el Cardenal contra Contarini, que el libro de Pomponacio debía explicarse en sentido sano{4}. No sé si el Cardenal dio otra causa, fuera de esta mala protección, para haber perdido su buena fama, sin que por esto ganase Pomponacio la que se había quitado a sí mismo; porque algunos tratan mal la memoria de aquel Cardenal. Naudeo, celoso por otra parte en defender la opinión de los varones ilustres{5}, y enemigo de que se les atribuyan ligeramente sospechas de impiedad, con todo eso no duda contar entre los Ateístas al Cardenal Bembo, después de Pomponacio{6}. Otros Escritores, aun Protestantes{7}, meten a Pedro Pomponacio entre los mas conocidos Ateístas, como Vanini, Hobbes, y sus Colegas.
CXLI. Fleury, y Moreri excusan mal la censura de los Venecianos contra Pomponacio.Dicen unos, que este libro de la inmortalidad del alma fue quemado por el Senado de Venecia{8}. Fleuri, y Moreri parece que le defienden, así de esto, como de la opinión de Ateísta. La razón que dan, está concebida en unas mismas palabras; y se reducen a que los Inquisidores Romanos permitieron una segunda edición de él; pero podía el mismo libro correr una fortuna en Venecia, y otra en Roma; como se ha visto en otros muchos: además, que esta permisión de los Inquisidores debió ser para que el Autor reimprimiese su libro, purgado de los errores que en todas partes se le habían notado; y pudieron en Venecia, donde no tenia un protector Bembo, merecerle desde luego el fuego.
CXLII. Pomponacio con sus libros de Incantationibus, de Fato &c. hace perdida su causa, y su defensa.Pomponacio agravó sus sospechas con otro libro intitulado de Incantationibus, que publicó después. En él se mostraba un Materialista, o Ateísta. Negaba los demonios, y espíritus, con toda obra sobrenatural hecha por ministerio de Ángeles, o de diablos: todo lo quería explicar por virtudes ocultas naturales; y para decir algo más, acudía al influjo de las estrellas. Juan Pico Mirandulano afirma{9}, que este libro probaba bien, que su Autor no era Filósofo, ni tampoco Cristiano: renovaba el imperio del hado, en obra que dirigió a este asunto: excluyó con esto la concurrencia de Dios a nuestras acciones, y la providencia divina, de quien nos quería hacer independientes.
Finalmente, Pomponacio después de haber causado tantas disputas y de haber obscurecido su nombre, y el de los que quisieron sostenerle, dicen que hizo penitencia de sus escándalos, y murió en Bolonia el año 1525.{10}
CXLIII. Sin embargo de su penitencia, de él quedó la secta de los Pomponacianos.Aunque fuese contra su intención, él dio principio a la secta de los Filósofos Gentilizantes: por esto llevaban también el nombre de Pomponacianos. Esto debe hacer muy advertidos a los literatos, para quitar aun las ocasiones de que otros yerren con su nombre: tenemos bastantes escarmientos en los Nicolaitas, Luciferinos, Jansenistas. El empeño de estos Filósofos Pomponacianos, o Gentilizantes era, según Sianda{11}, hacer caso solamente de la lumbre natural, y con ella discurrir, definir, elegir, y reprobar en negocio de Religión.
CXLIV. Aquellos son los que hoy se dicen Deístas Naturalistas.Este mismo es hoy el sistema de los Deístas, llamados Naturalistas. Pudiera muy bien dárseles por Jefe a Pomponacio, en caso de determinar, en lugar de Gregorio Pauli. El nombre de Filósofos Gentilizantes es el mejor que asienta a los Deístas: ellos son unos Idólatras de las costumbres, leyes, opiniones, y Filósofos del Paganismo: solamente allí ven héroes, y perfectos sabios, mientras que nada les gusta entre los Padres, y Santos de la Iglesia Católica: su deseo es dar la última mano a la reforma de ésta, que ha de ser more castrensi, para acabar de apear cuanto hay en la Iglesia de olor de Cristo, y acabarnos de convertir a las Gentes.
CXLV. El método de estos es copiado de aquellos.El modo de impugnar de Pomponacio la mortalidad del alma, es el mismo que hoy repiten los Deístas, y Materialistas. Fingiendo éstos una modestia singular, dicen que es temeridad pretender demostrar esta verdad por nuestras luces: que este artículo lo debemos únicamente recibir por la revelación, siéndonos esto bastante. Estos correctivos que quieren dar a la curiosidad humana, es lo que mas falta les hace a ellos, y lo que mas lejos está de su aprecio. Ningún respeto tienen a la Escritura, ni a la revelación, e idolatran siempre en las ilusiones de su razón. “En la Escritura (dicen por otra parte) no se han de buscar verdades de Física, o Metafísica: que en la Biblia solo debemos aprender a ser mejores, pero no a conocer la naturaleza{12}. Esto lo dicen después de argüir a la Escritura de algunos errores contra la Filosofía: como si ésta no debiera corregirse mejor por la Escritura.
CXLVI. Sentencia del Concilio, que disipa el armamento de los Filósofos.El citado Concilio general Lateranense penetró desde luego esta malignidad en los Filósofos Gentilizantes. Clavóla, y la dejó convencida por esta sola palabra: Cumque verum vero minime contradicat. ¿Cómo pudiera ser que la Escritura, revelada por el espíritu de verdad, contuviera alguna proposición contraria a la verdad, aun natural? ¿Es uno el Autor de la gracia, y otro el de la naturaleza? ¿El Maestro de la divina Teología es otro que el de la ciencia de la naturaleza, o que el de la Filosofía, para que puedan seguir diversas sentencias, y aun contrarias? Voltaire, y los Deístas no saben ni Filosofía, ni Escritura, cuando pretenden culpar a la Escritura de errores contra la buena Filosofía. Es verdad que la Biblia no es alguno de estos sistemas caprichudos, y vanos, donde se intenta explicar la naturaleza: pero lo que es preciso decir en ella del principio del mundo, del origen de las naciones, de la historia del género humano, de la doctrina de los tiempos, y otros particulares de la naturaleza universal, y singular; estas cosas se han dicho allí por el mismo Autor que las hizo. ¿Lo sabrá menos el Criador que estos miserables Filósofos, que no saben donde están de pies? Si el que es Señor de la vida, y de los años, me los concediere, con los demás auxilios, y se sirviere de este trabajo, daré a ver la verdadera Filosofía, sacada de la Escritura, y comprobada por las experiencias.
CXLVII. Los Filósofos con una maligna modestia se apartan de las verdades reveladas, no queriendo demostrar su credibilidad.La maligna modestia de los Deístas, y Filósofos Gentilizantes en no querer reconocer con la lumbre de la razón la espiritualidad, e inmortalidad del alma, la creación del mundo, y otras verdades, que son de la linea natural, a título de que se nos ordenan creer también por de fe, la disipó el mismo Concilio, mandando a todos los profesores de Filosofía aplicar su talento a manifestar la credibilidad de estas verdades: Teneantur veritatem Religionis Christianæ omni conatu manifestam facere, & persuadendo pro posse, docere, ac omni studio hujusmodi Philosophorum argumenta, cum omnia solubilia existant, pro viribus excludere atque dissolvere.
Uno solo de todos los Padres que componían este Concilio General, reclamó esta parte del Decreto, repugnando que se mandase a los Filósofos enseñar, y persuadir la verdad de la fe{13}. Se engañaba, no entendiendo la mente del Concilio. No daba éste a los Filósofos la misión de enseñar, o predicar la doctrina de la Religión; no quería confundir el orden de los Teólogos con el oficio de los Filósofos, solo mandaba, y exhortaba a estos a que sirviesen con su Filosofía a la Religión, y comprobasen estas verdades, que parten límites entre una facultad, y otra, y no las desmoronasen por su lado. Este es mi intento en la prevención que se sigue, y hace la segunda parte de este Aparato: donde hago ver cuánta obligación, e interés tienen los Filósofos en servir con sus razonamientos a la defensa de la doctrina revelada.
CXLVIII. Se concluye de la historia que son unos los Deístas, Filósofos, Libertinos, Reformados, &c.De lo dicho hasta aquí se demuestra cuán enredadas están entre sí estas diferentes sectas, de quienes hemos hablado, y se justifica lo que ya habían indicado algunos, de que los Impíos, Deístas, Filósofos, Libertinos, Indiferentes, Naturalistas, Reformados son unos nombres sinónimos; al menos de parte de los sujetos a quienes convienen.{14}
Con los nombres convienen también los tiempos de sus orígenes, sus errores, sus caracteres, sus costumbres. No se arriesgaría mucho en pensar que la relajación del Cristianismo, y el abuso de la Filosofía han fomentado a todas estas sectas (cuyas simientes estaban puestas mucho antes) casi a un mismo tiempo. Las funestas disposiciones, que el Cardenal Juliano observaba en los ánimos, antes de las revueltas que excitó la infernal Reforma, convienen a esta sospecha. Por todas partes observaba aquel celoso Cardenal, (y lo avisaba a Eugenio{15} Cuarto) que bullía el libertinaje, la disolución, la curiosidad, y el ningún respeto a las cosas sagradas: daban color, y ocasión a esto los excesos del Clero, especialmente en Alemania. De aquí presentía el dicho Prelado, que estaba para nacer alguna cosa muy trágica del espíritu de los hombres. Ya acabamos de ver que la Pseudo-filosofía ensayaba, y aguzaba sus armas contra la Religión. En esta sazón levantó las banderas Lutero contra la Iglesia de Jesucristo, y una infinidad de Libertinos, de Filósofos, y de impíos vieron la ocasión de declararse.
CXLIX. Juicio final de sus principios, y carácter general.Allí se despertaron las simientes del Deísmo, del Arrianismo, del Socinianismo, y su carácter es muy poco diverso del de los Filósofos Gentilizantes, que siguieron a Pomponacio. Ya dejamos notado, que los antiguos Arríanos se llamaron también Filósofos, y especialmente Aristotélicos. Este nombre les da también San Epifanio, por lo argumentador, y silogizante que era Arrio.{16} No desconviene con esto el conformar a los nuevos Arríanos, dichos Socinianos, y a los Deístas (que sólo son voces diversas) con los Filósofos. Todos respiran este mismo espíritu, y para conocer la historia de cada uno, es necesario observar la de todos, y notar su conformidad. Baste lo dicho para conjetura, si no tuviere bastante para llamarse historia de estas sectas, cuyas perversas máximas pretendo disipar.
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{1} Matth. 10.
{2} Joann. 12.
{3} Fleuri Histor. Eccles. lib. 123. n. 132. Sianda Lexic. Polemic. art. Philosophi Gentilizantes. El Illmo. S. Josef. Bibliograph, critic. verb. Pomponacius.
{4} Theophil. Rein. de bonis, & malis libris, lib, 16. n. 43. Moreri art, Pomponacio. Le Noble, Pintura de los Filósofos.
{5} Naud. Apolog. pro claris viris de Magia accusatis.
{6} Id. in Naudeanis, edic. de Ámsterdam 1702.
{7} Thomas Philipps. Histor. del Ateísmo, impresa en Londres en 1716.
{8} Sylvestr. lib. 5. de Strigimagis, cap. 5.
{9} Pic. Mirandul. lib. 6. evers. singul. Certamin.
{10} Paul Jovio in elogio Doct. cap. 71.
{11} Sianda art. Philosophi Gentilizantes: Hisce Philosophi dicti sunt Pomponacii sequaces, eo quod Religionem philosophando, hoc est, solo rationis lumine discurrendo difiniendam, & eligendam esse contendant, &c.
{12} Voltair, Element. de Newt. pág. 104.
{13} Apud Labbé tom. 14. Colectionis Concilior. à pág. 188. &c. Pater Dominus Thomas… dixit, quod non placet secunda pars Bullæ, præcipiens Philosophis, ut publicè persuadendo doceant veritatem fidei.
{14} Nonot, tom. 2. de los errores impugnados, cap. 3. núm. 6. P. Sianda Lexicon Polemic art. Deistæ: Quapropter Deistæ, Libertini, Indiferentes, & Philosophi vulgo sunt nuncupati.
{15} Epistol. 1. ad Eugen. Apud Æn. Silv. Pág. 68.
{16} Apud Sianda Lexic. Polemic. art. Aristotelici: Aristotelici sunt idem ac Ariani, ut constat ex D. Epiphanio, qui quatenus syllogizantes de generatione filii… quia non poterant secundum philosophica principia de eadem discurrere, contra eandem blasphemabant, &c.
{Transcripción íntegra, renumerando las notas, del texto de este artículo, tomo 1, Madrid 1774, páginas 94 a 104.}