Fernando de Ceballos ❧ La Falsa Filosofía, o el Ateísmo, Deísmo, Materialismo… crimen de Estado ☙ 1 2 3 4 5 6 7
Tomo 1 ❧ Segunda parte del Aparato
Prevención a los verdaderos filósofos contra los falsos.
Nihil Philosophia prætiosius per quam homini ad Deum appropinquare licet; at plurimi qualis illa sit, & qua de causa cælitus homini concessa, ignorant; quod si scirent, non in orbe Platonici, non Stoici, non Peripatetici, non Pythagorici darentur; cum vera Philosophia non nisi una esse possit.
S. Justino in Dialog. cum Triphone, p. 218. edit. Graeco-Latin. 1615
§. I.
I. Da que temer el abuso de la Filosofía.a santa Filosofía, mis amigos, que en todo tiempo compensó con racionales delicias los sudores, que se derramaron en su heredad; la que dio dulces, y breves ocios a los Reyes cansados; la que con una secreta voz aplacó el furor de los vencedores, y alegró la suerte miserable de los vencidos; ésta, que por usos diferentes hacía la gloria, o la consolación de varias, y aun opuestas condiciones humanas: ved aquí, que viene en nuestros días a ser el asunto de nuestro dolor, y el objeto de nuestros recelos. Da que doler su prostitución, y que temer sus abusos, y sus abortos. Cuanto una cosa es más útil, otro tanto es su abuso mas temible, y más pernicioso. Hoy nos admiramos de ver a la tropa de las malas artes militar bajo las señales de la Filosofía, y llevar todas este nombre. Pero lo más infame es, que ella preste (a lo que parece) sus atavíos, y agrados a todos los vicios, para enredar en su amor a las almas livianas. ¿Será esto, que la Filosofía se haya dejado corromper, se haya abandonado, se haya hecho tercera para ganar séquito a unas torpes pasiones, que la habían seguido siempre cautivas? ¿O será mas bien, que estas rivales penetraron en su santo retiro, y oprimiéndola, le arrebataron el cetro, y aquel resplandor exterior, que encendía su ambición?
II. Se contraponen sus oficios, y sus abusos.Sea lo uno, o lo otro, la mudanza de las cosas hace ver un contraste terrible. La Filosofía, que no entraba en las Ciudades, sino para tener el principado en todas las cosas; para hacer reinar el orden, y las leyes; para censurar las novedades profanas; para inclinar sus hachas lucientes, y señales a los umbrales de los templos; y hacer respetar los misterios divinos: ésta (¡no sé quien me lo hará creer!) parece que no se introduce ya sino para volver de arriba abajo las Ciudades antiguas; despedazar las tablas de las leyes fundamentales; arrancar los cetros a los Reyes; elevar el pendón en las sediciones; apagar los amores legítimos; soplar la llama de los forasteros; derribar los altares; y mezcladas entre sí las cosas divinas, y humanas, reducirlas de una vez a pavesas.
Si la Filosofía inspiraba el gusto de la soledad, era para vacar a la contemplación de los arcanos divinos, y humanos; para sondar la profundidad de los abismos; para dejarse llevar sobre las olas; llegar a ver el origen de las corrientes, los tesoros de donde salen los vientos, y admirar los monstruos, y prodigios que esconde el mar. Era para penetrar en las selvas, y sierras; tocar las raíces de los altos montes; Ver sus bóvedas, y los surtideros de las fuentes; notar la estructura del globo, y la rudeza de estos fatales minerales; el hierro con que se matan los hombres, y el oro porque se desviven. Era para subir a las eminencias; ver las rocas que han quedado desnudas de los terrenos que poco a poco llevaron las aguas, trasladándolos a otros países con las fértiles heredades, que algún tiempo rendirían en aquel mismo lugar el trigo, y la avena, a quien las cultivaba. ¡Así arrebatan los vientos, y las lluvias estas posesiones que llamamos eternas! Allí sentada, veía el curso que llevan las riberas, cuasi paralelo al de las montañas, a quienes han formado, desformando la antigua cara de la tierra. Contemplaba la fuerza de estas finísimas limas de agua, que roen incesantemente los fundamentos de los montes, y hacen tanto más grandes sus faldas, y altas sus cabezas, cuanto más les quitan por sus basas. Estos pedazos irregulares de mármol, que en otro tiempo rodaron hasta el lecho de la ribera, lamidos continuamente en torno por el agua corriente, han soltado sus ángulos, y esquinas; sus ásperas superficies se alisaron, y presentan una figura ovada, y pulida.
Desde el fondo de las arenas levantaba sus miras a las estrellas; veíalas nacer por un horizonte a manera de un enjambre luciente, que vuela en orden, y va a descansar sobre el otro horizonte; notaba sus lugares, y aspectos, y avisaba a los labradores las sazones, y a los Sacerdotes los tiempos de las fiestas. Así era las delicias de todos la Filosofía. A los pastores daba avisos para mejorar las lanas, y colores de sus rebaños, y para multiplicarlos; y los enseñaba a cantar su vida inocente, estimándola sobre la suerte de los Reyes. A los Reyes daba lecciones de prudencia, y de moderación, haciéndoles preferir la justicia a la gloria, y la paz a las victorias; y a los Capitanes daba armas, máquinas, y otros subsidios, pero que debían servir para conservar los derechos, y posesiones legítimas, y no para los corsos, latrocinios, y ruina de sus hermanos. A toda edad, para todo acaecimiento, en cualquiera lugar era un prontuario de bienes, y socorros. Sus estudios entretenían la juventud, y alegraban la edad decrépita; eran un adorno en la prosperidad, y en la adversidad un asilo; deleitaban en casa, no embarazaban fuera; ido el día, pernoctaba su conversación con nosotros; peregrinaba, acampaba.{1}
§. II.
III. Resulta la diferencia entre la Filosofía verdadera y la falsa.Todo esto hacía a la Filosofía el mas precioso de los bienes humanos; pero una arte furiosa, que toma hoy su nombre, y sus adornos, gusta poco del retiro, y se entromete por todas partes: en los Cafés, en las casas de comer, allí razona, allí decide, allí trincha. En los teatros, allí canta, baila, divierte a un pueblo. En los paseos, y sitios públicos inquiere, y toma, a cambio de otros, los rumores que ha raído del vulgo. A las mujeres ofrece siempre nuevas modas, y bagatelas; a los mozos contenta con alguna cantada nueva, con una nueva danza. Desprecia a los hombres graves, y virtuosos; y huye de toda conversación seria. Si afecta retirarse, es haciéndose juntamente ver; y entonces se mira, o como un D. Quijote en la Sierra Morena, o como un Viejo en la montaña, o como un{2} Chartres, instruyendo a robar, en los desiertos de Flandes; porque sus lecciones, y sermones no van a parar sino en la licencia, y en la impunidad de todo delito. Nada hay que no se emprenda con el espíritu de Filosofía, especialmente en este siglo, que se dice filosófico.
¿Se quiere insultar a Dios en su esencia, en sus atributos, en sus divinos derechos, en sus altares, en sus Sacerdotes, en sus ofrendas, y sacrificios; en una palabra, en su gloria, y culto? Pues en graduándose cada uno de Filósofo, se toma licencia para juzgar con imparcialidad de las cosas divinas: ya puede condenar de superstición, o de credulidad cuanto no se prueba a satisfacción de unas ideas singulares, y nuevas, que se procuran establecer como reglas, para pensar de las cosas.
¿Quiere un genio osado, y revoltoso turbar las máximas antiguas de gobierno, hacer a los Pueblos rebeldes a sus Señores, a los súbditos independientes, a los hijos indóciles, a las esposas infieles, a los maridos vagos, a los siervos libertinos, a los domésticos díscolos, y a todos los hombres indisciplinables, e intratables? Pues para todas estas transmutaciones se ha descubierto una nueva piedra filosofal, que pone en la mano el secreto de desmoronar insensiblemente los fundamentos de los solios reales; de disolver los vínculos mas fuertes de la sociedad, y de restituir a todos los nacidos al goce de una libertad, que no se compra con todo el oro.
Finalmente, ¿se quiere enseñar por principios, y máximas el arte de robar, de rebelar, de tumultuar, de usurpar, y de obrar todo genero de males impunemente, y aun con gloria? Pues todo esto lo inventa una nueva Filosofía, y lo confirma con los más funestos experimentos, que se hacen hoy día a los ojos de todos en los más de los Estados de Europa.
Todo lo protege el augusto palio de la Filosofía, y esto nos hace ver, que jamás se tuvo tanto respeto a este nombre entre las Naciones. Bajo el nombre de un Filósofo, sin añadir más, logran hoy salvo conducto unos libros, que debieran ser prontamente quemados con sus Autores en cualquier parte que se hallasen. Pero estos delincuentes son conocidos por unos reos de todos los Estados; y siendo por esto dignos de las penas de todos, gozan en países, que se dicen libres, de la vida, de la libertad, y de los derechos de Ciudadanos. ¡Qué tolerancia tan mal reconocida, y confesada por ellos mismos!
Pero a mí no me pesa de que ellos vivan, antes les deseo una vida feliz, y eterna. Lo que me llena de dolor es, o mis caros, y verdaderos Filósofos, que para tanta maldad, para honestar tan indecente ignorancia, infaman los nombres sagrados de Filosofía, de virtud, de bien público, de patriotismo, y otros títulos tan venerables. Jamás se vio un abuso tan insolente de las voces, que en todo idioma fueron recibidas, para significar ideas honestas, y amables. Todo es menester entenderlo al revés en un siglo enemigo de la sinceridad, y de la fe pública. Mientras que no se riere el que habla, y sostenga un aire, o tono filosófico, puede burlarse de todo el mundo, prometiendo, y diciendo lo contrario de lo que se sabe, y él quiere ejecutar.
Esto se llama hoy Filosofía, y esta fementida arte, que concita contra sí a toda la humanidad, e irrita a cualquier hombre de bien, me obliga, o verdaderos Filósofos, a clamaros de antemano en este Aparato, para preveniros, y exhortaros.
§. III.
IV. Se detesta la falsa Filosofía, y se respeta a la verdadera. Objeto de esta segunda parte.Preveniros; porque pudiera alguno dejarse persuadir a que yo combato muchas veces a la Filosofía en la obra que sigue a este Aparato, y que pongo a su cuenta las funestas consecuencias que descubro, y acuso. Pero la verdad es, que yo no detesto, ni acometo siempre sino a un fantasma monstruoso, que bajo la máscara, y pompa de la Filosofía, oculta una furia, que quiere dejar a la patria desierta, y al mundo sin Rey, sin Sacerdote, y sin habitador. Yo hablo de unos impíos, o herejes, o apóstatas, a quienes asienta tan mal el nombre, y habito de Filósofo, como a los salteadores de caminos el venerable habito de Religioso. Con semejante profanación abusan los ladrones, y los herejes, de estos dos títulos: así engañan al público, y roban a unos los bienes, y la vida; y a otros la religión, y la vida eterna.
Estamos en el momento de clamar a todos los fieles aquello que advertía San Pablo a los Colosenses: “Ved, no sea que alguno os engañe por la Filosofía, y una falacia vana, según la tradición de los hombres, según los elementos del mundo, y no según Jesucristo.”{3}
Todo lo más perverso, y abominable, adornado con las gracias de Una Filosofía prostituida, se hace hoy lugar, y se insinúa con un singular hechizo en los espíritus. Como en Esparta no era ilícito el hurtar, supuesto que se hiciese con destreza; así en nuestro siglo no es crimen hablar impiedades, y blasfemias, como se digan bien.
No creáis jamás que yo hablo de otra Filosofía; y ¡o con cuanto dolor veo dividido, y confundido este nombre entre los malhechores, y los sabios!
Esto mismo me coarta, e impele también a exhortaros, para que veléis, y no dejéis entrar en vuestro santo retiro a estos genios infernales. Arrojad, o águilas sublimes, de vuestro gremio, o de vuestro nido a estas horruras, que lo ensucian, y arruinan a un tiempo. No deis asilo, ni hospicio a estos traidores, que violan estos sagrados derechos, para ultrajar vuestro honor, y hacer objeto del odio público al nombre de Filosofo. Esto es lo que deseaba rogaros algún tiempo hace, quejoso de ver que se llame Filosofía la herejía, la apostasía, el Ateísmo, el Deísmo, el Materialismo, la rebelión, la maledicencia, la deshonestidad, la mas delincuente holgazanería, la charlatanería mas ridícula, la ignorancia mas bestial, y mas presumida de linda; y ¡o flojedad de unos Estados sabios, y políticos! que anden arrogantes, y con honor unos hombrecillos encorvados y delincuentes, que podían servir en los caminos públicos, en hacer fajinas, en limpiar los fosos y cloacas, en reparar los muros, y contribuir tal cual a la limpieza de las Ciudades, en lugar de ensuciar las costumbres, y turbar el buen orden.
§. IV.
V. Plan, y división de todo lo que se advierte en esta prevención.Como yo desde fuera del bullicio estoy contemplando, y observando por sus escritos, y por las experiencias diarias, y públicas, sus movimientos, y máximas; no veo cosa tan contraria a los caracteres de la verdadera, y santa Filosofía, como los proyectos, y sistemas de estos pretendidos Filósofos: porque cuatro suertes de bienes procura a los hombres la Filosofía, y tiene el secreto de hallarlos la verdadera, que es la cristiana. Cicerón supo sutilmente distinguirlos, definirlos, dividirlos, aunque no le bastaba esto para ganarlos.
“A la Filosofía (dice) llama Platón un don precioso de Dios, y yo la llamo invención divina. Esta es la madre de todas las otras artes: pero además de eso es también la que primeramente nos instruyó del culto, y reverencia que debemos a Dios; la que nos enseñó a conocer los derechos de los hombres, que consisten en la sociedad del género humano; y la que nos inspira con las ideas de otras virtudes la modestia, y juntamente la grandeza de alma. La que arroja de nosotros la ignorancia, y los vicios; y nos hace ver con unas miras serenas las cosas supremas, e ínfimas; las primeras, y últimas; los medios, y fines de las cosas. Esta Filosofía (añade) me parece una fuerza enteramente divina, porque hace tantos beneficios, y tan grandes{4}.”
Paréceme justa esta palabra de Cicerón, y porque es de un Filosofo y Orador, quizá el mas famoso del siglo, me pareció también oportuna para hablar a otros, que ponen su cuidado en imitarlo, restituyendo la elocuencia a la Filosofía. De allí quiero tomar formado el plan, sobre que han de caer todas las advertencias, y prevenciones, que tengo de hacer en esta parte del Aparato. La Filosofía, quiere decir Cicerón, sirve principalmente para estas tres cosas: lo primero, para la Religión; lo segundo, para la Sociedad; lo tercero, para las virtudes de cada Ciudadano: mas como de estas virtudes unas son relativas a perfeccionar el corazón, y otras a ilustrar el entendimiento, por eso dividió este tercer oficio de la Filosofía en dos cuidados; uno, que se ocupa de las buenas costumbres; otro, que se aplica a promover las ciencias, y buenas artes.
Si éstos son los caracteres que se han tomado precisamente unos Filósofos aun paganos, ruegoos Señores, que veáis atentamente si llevan tales señales unos genios que en este siglo, dicho Filosófico, arrebatan el fastuoso nombre de Oráculos de los Filósofos, y de Maestros del género humano. Esta es la cuestión que aquí importa tratar, para sacar a los espurios de entre los legítimos, y distinguir a la Filosofía de la Filáusia, o a los amadores de la sabiduría, de los idólatras de sí mismos.
VI. Efugio ordinario de los Pseudo-filósofos.Supongo que para salirse presto de la cuestión, les será a estos malos genios tan fácil cosa, como mentir, el afirmar que ellos son los inventores de la Religión racional, introduciendo la impiedad; los bienhechores de la Sociedad, disipándola; y los cantores, y Maestros de la Virtud, predicando las delicias torpes, la desobediencia, o independencia, y todos los otros vicios: pero esto es burlarse claramente; y también es fácil volverles una palabra, que ha salido de entre ellos mismos, y dice{5}: Que es bien indecente hacer del charlatán, cuando se habla como Filósofo. Ni aun al vulgo se podrá engañar en una cosa tan seria con una bufonada tan grosera; y es confiar ya demasiado de la credulidad de los hombres, el pensar que todos han de ser persuadidos por una chanza. Es importante el examen a que llamo, y no son los reos acusados, los que deben entrar a juzgarse, y justificarse por cualquiera burla; sino a ser convencidos por sus mismos principios, y hechos serios. Por eso, ni aquí en este Aparato, ni en los libros que se seguirán, hablo con ellos, sino de ellos. Dirijo mi palabra a los buenos, y verdaderos Filósofos contra los fingidos, y perversos. Los sabios y hombres de bien, los hombres honestos y buenos Ciudadanos, los que rinden un obsequio racional a las cosas divinas, los que son fieles a las leyes y a las Potestades legítimas, éstos decidirán si los caracteres de la Filosofía pueden ajustarse en realidad de verdad a los que hoy se atreven a todo con el título de Filósofos.
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{1} Cicer. pro Archia Poeta: Hæc studia adolescentiam alunt, senectutem oblectant, secundas res ornant, adversis perfugium ас solatium praebent, delectant domi, non impediunt foris, pernoctant nobiscum, peregrinantur, rusticantur.
{2} Este fue un famoso maestro de salteadores, que murió huyendo en Escocia año 1731. De él habla Pope en su Epístola 4. de Homin. v. 184.
Confecto senio templum, minitansque ruinas
Num casum sistat fur, donec Chartrius intret.
Véase la nota de Jo. Joach. Gottlob. Este hombre abominable es diferente del otro Cartucho, que enseñaba a robar en los bosques de Villers-Cotterêts, y fue ajusticiado en Francia en 1721.
{3} Ad Colossens. cap. 2. v. 8. Videte ne quis vos decipiat per Philosophiam & inanem falaciam, secundum traditionem hominum, secundum elementa mundi, & non secundum Christum.
{4} Cic. Tuscul. qq. Philosophia vero, omnium mater artium, quid est aliud nisi, ut Plato ait, donum, ut ego, inventum deorum. Hæc nos primum ad eorum cultum, deinde ad jus hominum, quod situm est in generis humani societate, tum ad modestiam, magnitudinemque animi erudivit. Eademque ab animo tanquam ab oculis, caliginem dispulit, ut omnia supera, infera, prima, ultima, media videremus. Prorsus hæc divina mihi videtur vis, quæ tot res efficiat, & tantas.
{5} Je réponds qu'il est bien indécent de faire le plaisant quand on prétend parler en Philosophe, &c. Voltair. Elémens de Newt. part. 2. cap. 3. pág. 115.
{Transcripción íntegra, renumerando las notas, del texto de este artículo, tomo 1, Madrid 1774, páginas 126 a 138.}