Filosofía en español 
Filosofía en español


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La Falsa Filosofía, o el Ateísmo, Deísmo, Materialismo, y demás nuevas Sectas convencidas de crimen de Estado contra los Soberanos y sus Regalías, contra los Magistrados y Potestades legítimas.
 
Libro segundo. Donde se combaten las Máximas sediciosas de los Pseudo-filósofos y los otros Impíos; y se convencen por las mismas sediciones que han causado contra los Príncipes y Gobiernos.

Tomo cuarto.
 
Su autor Fr. Fernando de Zevallos, Monge Gerónimo del Monasterio de San Isidro del Campo.

Et nunc Reges intelligite: Erudimini qui judicatis terram. Psalm. 2. ℣. 10.

Con privilegio, y las licencias necesarias.
 
En Madrid.
 
En la Imprenta de D. Antonio de Sancha. Año de 1775.



Tabla del libro segundo

Carta a unos amigos, que sirve de Prefacio a este segundo Libro

Núm. I. Comparación de las opiniones humanas con los ríos.

II. Es crimen de Estado no avisar la ruina que por tales opiniones amenaza a los Estados.

III. Como hay en los cuerpos gravedad absoluta y comparativa, hay también en las opiniones intereses semejantes.

IV. Se baja especialmente a las opiniones, y errores del Ateísmo y la Superstición.

V. Otras opiniones que nota Plutarco, de más o menos daño en comparación del Estado.

VI. A veces puede ser mínima la importancia absoluta de las opiniones, y máxima la comparativa respecto del Estado. Ejemplos singulares.

VII. Fina ironía de un Inglés sobre las causas livianas que forman nuevos partidos en su Isla.

VIII. ¿Qué cuestión más ridícula, que la que da nombre en Francia a los partidos de Bufonistas, y Antibufonistas?

IX. Las personas más graves de otra Nación se ocupaban al mismo tiempo en quitar los Graciosos de las Comedias.

X. ¿Cuánto más sacudirán los fundamentos del Estado las cuestiones sobre verdades que importan sumamente a todos?

XI. Idea del libro de Grocio de Dogmatibus quae sunt Reipublicae noxia.

XII. Se considera si es de más daño la Superstición que el Ateísmo.

XIII. Contiene la Superstición mayor deshonor respecto de Dios.

XIV. Envilece al hombre aún más que el Ateísmo.

XV. Con todo, es el Ateísmo mayor crimen considerado en sí mismo.

XVI. Se previene una equivocación que padeció Plutarco.

XVII. Se consideran en este libro los intereses o daños de la Religión y los vicios opuestos, respecto de los Estados. Orden que se debe seguir en este libro segundo.

 


Libro segundo
Donde se combaten las máximas de los Impíos y Filósofos contra los Gobiernos

Disertación primera
El Ateísmo y Materialismo son las más perniciosos de todos los errores para los Estados y Gobiernos, pág. 23.

I. De los principios dichos comienzan los Filósofos a Sacar sus máximas de anarquía.

II. Los que niegan a Dios, se declaran inmediatamente por enemigos de todos los Gobiernos humanos.

Artículo I
Las razones con que prueban los Filósofos, ser su impiedad menos mala que la Superstición para los hombres en particular, prueban también que el Ateísmo es peor que la Superstición para los hombres en común y para los Gobiernos, pág. 26.

III. La Superstición llamada por los Griegos Deisidaemonia o perturbativa.

IV. Plutarco no entiende esto precisamente de la perturbación pública, sino de la interna.

V. I. Razón de Plutarco, porque turba en todo lugar.

VI. II. Porque turba en todo tiempo.

VII. III. Turba sin consuelo.

VIII. IV. Turba sin conceder asilo.

IX. V. Turba sin dejar esperanza.

X. No se propone un Dios el supersticioso sino para su daño.

XI. Las dichas razones prueban que el Ateísmo es lo más perverso para el Estado.

XII. El miedo supersticioso es útil al Estado en comparación de la temeridad impía.

XIII. El ejemplo de Teribazo, alegado por Plutarco prueba mi intento.

Artículo II
De todos los otros ejemplos y lugares de argüir, que se quieran escoger para probar que la Superstición o Idolatría es mala para los Estados, se infiere que es por el Ateísmo, pág. 35.

XIV. Los ejemplos de Aristodemo, de Midas, y de Nicias culpaban a la Superstición, sin escusar al Ateísmo.

XV. El temor supersticioso es muy perjudicial a los Príncipes.

XVI. Menos dañosa parece que sería a Cartago la impiedad de Cricias que la superstición con Saturno.

XVII. Ejemplos de sediciones que Saturno y otras falsas Divinidades daban a los pueblos.

XVIII. ¿Por qué contra el Ateísmo no hay tantos ejemplos funestos?

XIX. Los que haya, deben siempre ser fatales, en razón de lo más o menos que sepan al Ateísmo.

XX. Ejemplos de Príncipes impíos.

XXI. Cuanta fuere la impiedad de los Príncipes, será su infelicidad aún presente.

XXII. Ejemplos de los Reyes de los Hebreos.

XXIII. Ejemplos de los Príncipes Paganos.

XXIV. Ejemplos de algunos Príncipes Cristianos.

XXV. El Ateísmo siempre salió infelizmente, la Superstición no siempre.

XXVI. A Filipo de Macedonia, salió cómodamente su respeto a Delfos.

XXVII. Falaris, Lisandro y Emilio sacan provecho de la Superstición.

XXVIII. Ejemplos de otros Príncipes.

XXIX. Cuando la Superstición dañó a unos, aprovechó a otros. Ejemplos.

XXX. El Ateísmo a ninguno deja provecho. La razón.

Artículo III
Al Ateísmo en el Universo corresponde la anarquía en cada Estado: y como no puede haber falta mayor y peor en el mundo que lo primero, tampoco puede haber mayor defecto en cualquiera Reino que lo segundo, pág. 53.

XXXI. Falacia de la consecuencia que de su persona sacaba Plutarco para Dios.

XXXII. La Superstición es menos defecto que el Ateísmo.

XXXIII. Tanto peor es el Ateísmo que la Superstición, especialmente para el Universo.

XXXIV. Del Ateísmo se sigue la anarquía: reflexión de Montesquieu contra Bayle.

XXXV. Según Bayle, la anarquía y el Ateísmo son la peste del género humano.

XXXVI. Los defectos de todos los Gobiernos son gotas de la anarquía o del desgobierno.

XXXVII. Se prueba por los defectos de cada forma de Gobierno.

XXXVIII. Ejemplos presentes.

Artículos IV
Por la deplorable idea del Interregno se conoce la perversidad del Ateísmo, que quiere establecer un interregno perpetuo entre los hombres, Pág. 63.

XXXIX. Retrato de los Estados electivos en su Interregno.

XL. Ejemplar de esta infeliz suerte, Polonia.

XLI. Ya que los Disidentes o impíos no fijan la anarquía alargan los Interregnos.

XLII. Justo Lipsio predijo a Polonia estas calamidades, porque fomentaba a los impíos.

XLIII. La anarquía no es más que un perpetuo interregno.

XLVI. Por el pecado original hay en todos simientes de anarquía.

XLV. Ningún estudio cultiva estas simientes como la Filosofía impía.

XLVI. Sentencia notable de Hermes.

XLVII. Conclusión de Montesquieu contra un sofisma de Bayle.

Artículo V
El Supersticioso puede hacerse reo de la ley del Estado donde es súbdito; pero el Ateísta, aunque no sea súbdito de algún Estado, es reo de todos, pág. 71.

XLVIII. Dos proposiciones se examinan en este artículo.

XLIX. Los hombres componen un Estado general, cuya ley no es factible ni dispensable por los Príncipes.

L. Es un ser real y de continuo uso el derecho de la naturaleza.

LI. Los Piratas son reos de todos los Estados.

LII. Diferencia de los piratas a los impíos, que hace peores a estos segundos.

LIII. Los Ateo-filósofos hacen una declaración de guerra contra todos los nacidos.

LIV. Según Isócrates a todos es lícita la guerra contra ellos.

LV. El Ateísmo da causa de guerra justa a los Soberanos.

LVI. Lo primero, por castigar el crimen.

LVII. Quieren los Filósofos que se vengue Dios por sí mismo.

LVIII. Ejemplo Católico de Carlos V en Smalcalda.

LIX. Lo segundo, debían hacer la guerra por providencia.

LX. Todos pueden dar caza a los piratas.

LXI. Los Anfictiones destruyeron por impíos a los Cyrrenos.

LXII. Los Atenienses destruyeron a los Cilonios por impíos y por sediciosos.

LXIII. Sus impías reliquias fermentan las sediciones hasta el último espíritu.

LXIV. La Superstición no causa siempre tumultos populares.

LXV. Diferencia de Clemente Alejandrino entre los errores.

LXVI. Diversos grados que distingue Lipsio para agravar el crimen de una opinión.

 


Disertación II
El Deísmo, Materialismo, Fatalismo y otras sectas semejantes no son menos perniciosas a los Príncipes y Gobiernos que el Ateísmo, pág. 87.

I. Se corrige a Plutarco que hace inocentes para las acciones los errores de los Epicúreos.

II. Puestos los átomos en la mano Soberana, no es perniciosa esta Física.

III. Se asignan tres capitales artículos por donde son fatales los Casualistas, Deístas, Fatalistas y Materialistas.

Artículo I
Negada la providencia divina, es una quimera toda potestad humana, pública o doméstica, por falta del FIN, Pág. 99.

IV. La felicidad del pueblo es la suprema ley del Gobierno.

V. Comparación del Universo con una gran nave.

VI. Infelices los Príncipes, si no tienen los pueblos un fin cierto.

VII. Discurso de Teófilo que infiere un Dios Rector de que hay Reyes.

VIII. Lo mismo se infiere de las necesidades de la Sociedad.

IX. Gran disensión llama Cicerón a las máximas de los Deístas.

X. Replica Tolando con el ejemplo de los Literatos Chinos.

XI. Cicerón llama profundas hazañerías a las virtudes de los impíos.

XII. Lo mismo llama la Parraciana a las virtudes de los Literatos.

XIII. Otro Sofisma de Bayle.

XIV. Es falso que los impíos procuran que los otros sean píos.

XV. Cómo enseña Voltaire a sus domésticos.

XVI. Los Magistrados Cristianos son menos solícitos que eran los Paganos contra Epicuro.

XVII. Se convence a Bayle por su proprio ejemplo y por el de Vanini.

Artículo II
Los Deístas, Fatalistas, Espinosistas y Materialistas destruyen el PRINCIPIO de todo Gobierno y de la justicia humana, pág. 105.

XVIII. Destino de los Filósofos caballerescos y sus ventajas.

XIX. Hipótesis de Glauco acerca del origen de los Gobiernos.

XX. Hipótesis de Epicuro poco diferente.

XXI. Hipótesis de Horacio tomada de las antecedentes.

XXII. Hipótesis de Hobbes copiando a los dichos antiguos.

XXIII. Hace fuente de los delitos a la potestad civil.

XXIV. Hobbes solo funda el origen de la tiranía.

XXV. ¿Para qué intentó hacer abominable el Principado con el nombre de Leviatán?

XXVI. La hipótesis de Hobbes es falsa y absurda.

XXVII. De las bárbaras inhumanidades quieren formar la idea original de la humanidad.

XXVIII. Otros Filósofos llevan nuestra naturaleza a un extremo contrario.

XXIX. Montesquieu juzga también paz en el Estado de naturaleza.

XXX. La inconsecuencia de su doctrina.

XXXI. Los Enciclopedistas en contradicción con Montesquieu queriendo extractarlo.

XXXII. I. Abstraen de la Religión que Montesquieu contrae.

XXXIII. No cabe dicha abstracción, si ha de entenderse la naturaleza del hombre.

XXXIV. II. Fundan la guerra en la igualdad y Montesquieu en la falta de igualdad.

XXXV. Los Enciclopedistas llaman injusto al derecho natural.

XXXVI. Idea repugnante del Estado de naturaleza que nos presenta Montesquieu.

XXXVII. I. Hace de la paz la primera ley natural y la funda en los recelos.

XXXVIII. II. Hace contraria la tercera ley natural a la primera.

XXXIX. III. Da a los hombres entonces sentimientos, y después conocimientos.

XL. Confunde a la naturaleza en su infancia con la infancia del hombre.

XLI. Hablan del Estado de naturaleza según el Materialismo.

XLII. Son falsas las dichas distintas hipótesis.

XLIII. La ley nació de Dios, y de nuestro pecado las penas.

XLIV. El tratado de los delitos y de las penas, bebe de las mismas lagunas de Epicuro y Hobbes.

XLV. Se indican sus absurdos peligrosos.

XLVI. Apología por los ladrones y piratas.

XLVII. Es censurable llamar a las penas con la expresión de motivos sensibles.

XLVIII. Es el estilo que se han prescripto los Materialistas.

XLIX. Explicación de las voces de estos Filósofos Alumbrados.

L. Su conciencia es el consentimiento a la sensualidad.

LI. ¿Qué es lo que en el Materialismo se llama motivo?

LII. La palabra sensibles añadida a la palabra motivos es superflua para los Materialistas, y diminuta para significar las penas.

LIII. Ejemplo de la traducción de Tucídides por Hobbes.

LIV. ¿Cómo sobre el original de las injurias copió Hobbes la idea del derecho?

LV. Del ejemplo de Caín y Abel saca Hobbes lo que debían hacer unos hombres con otros.

LVI. Por estado de naturaleza no era Caín vago, sino por pena de su culpa.

LVII. Observación sobre la recíproca sedición que excitaba Hobbes.

LVIII. No le aprovecha la excusa de Bayle.

LIX. Vivió trémulo como Caín.

LX. Juicio de Descartes sobre su mal talento.

LXI. Sus máximas sirvieron para justificar el parricidio de Carlos I.

LXII. ¿Cómo reparan el imperio de Leviatán?

LXIII. Explicación de la idea que da Job de este monstruo, y su unión con los impíos.

LXIV. Verdadero y claro origen de los Gobiernos legítimos.

LXV. La potestad humana se estableció en Adán con la humanidad.

LXVI. Los Patriarcas son los mejores ejemplares de todo Gobierno.

LXVII. Liviandad de Rousseau que se divierte con el Rey Jacob y con los Reyes Isaac, Abraham, &c.

LXVIII. Se prueba el sistema de Filmer en su libro Patriarca.

LXIX. La patria potestad es el fundamento de toda potestad humana, y su abusó el de la tiranía.

LXX. La forma de la potestad y su progreso de privada a pública.

LXXI. El primer principio de la potestad es el Autor de la naturaleza.

LXXII. Se reserva el padre esta autoridad sobre el hijo al dar el primer impulso a su ser.

LXXIII. Ejemplo de los brutos.

LXXIV. Las abejas siguen la Monarquía, las hormigas la Democracia.

LXXV. Censura que dan los brutos a nuestros abusos de las varias formas de Gobiernos.

LXXVI. Todo es porque salimos del plan de la providencia.

Artículo III
Negada la libertad humana es destruido el SUJETO de los Gobiernos, que son los ciudadanos libres y sumisos, pág. 159.

LXXVII. El Fatalismo destruye el fundamento de la Filosofía Moral y de todo precepto.

LXXVIII. Prueba que da Wolffio de estas funestas consecuencias del Fatalismo.

LXXIX. Destruye también la Filosofía civil.

LXXX. Corolarios perniciosos que sacan del Fatalismo.

LXXXI. Es más pernicioso al Estado que el Deísmo.

LXXXII. Es abominable aún para Epicuro.

Artículo IV
Los Deístas, Fatalistas... destruyen todo Gobierno, intentando contra la Religión que es su VINCULO, pág. 166.

LXXXIII. Todo Deísta es irreligionario.

LXXXIV. ¿Qué entienden hoy por superstición?

LXXXV. No fue Espinosa el inventor de esta injuria, como se queja un Protestante; sino más bien ellos.

LXXXVI. Quitada la providencia, quitan los fines de la Religión.

LXXXVII. Para desunir los Gobiernos, basta que la Religión quede inútil, aunque quede.

LXXXVIII. La historia de Sabbacon alegada por Montesquieu.

LXXXIX. III. Razones por donde este error arruina un Estado.

XC. I. Por parte del Príncipe.

XCI. Discursos de ellos mismos que lo prueban.

XCII. II. Razón, de parte de los súbditos.

XCIII. Escriben que es útil que los Reyes teman a los súbditos.

XCIV. Se llaman a sí mismos oráculos que no pueden errar en el examen del Gobierno y de la Religión.

XCV. III. Razón, el recelo de cada Nación respecto de la otra.

XCVI. Las leyes civiles no obligan a las Naciones entre sí mismas.

XCVII. Tienen reducidas las Naciones a un Estado de guerra de todos contra todos.

XCVIII. Testimonio de Puffendorf contra las máximas de los Filósofos.

Artículo V
El Deísmo antiguo aceleró la ruina del Imperio de los Romanos; y los Deístas modernos declaman contra todos los Gobiernos presentes, pág. 182.

XCIX. El Mahometismo y Arrianismo, dos ramas de Deístas funestas a los dos Imperios.

C. Crueldad de los Arrianos según Lucífero, San Atanasio y otros.

CI. Cuadro de sus tumultos por Nicéforo.

CII. Conformidad de la salmodia antigua y moderna de los Herejes, según Sozomeno y Voltaire.

CIV. Tumultos de Constantinopla.

CV. Tumultos de Italia.

CVI. Solicitudes de la Santa Iglesia por el restablecimiento de los dos Imperios.

CVII. ¿Por qué razón tuvieron tan poco efecto las Cruzadas?

CVIII. Contradicciones de Bayle.

CIX. Impía inurbanidad de Voltaire contra San Luis, y sus locas alabanzas de los Mahometanos.

CX. Los Filósofos son peligrosos entre nosotros, porque favorecen a los Turcos y Moros.

CXI. El celo de la Religión ha conservado la Europa, si no ganó el Asia.

CXII. El odio de los Filósofos a todos los Gobiernos presentes de Europa.

CXIII. Desprecio que hace Voltaire de cada uno en singular.

CXIV. Igual desprecio hace el Marqués d’Argents.

CXV. Otra censura por Algernon Sydney.

CXVI. Otra por Puffendorf de los Estados de Alemania.

CXVII. Otra por Jurieu y Rousseau contra todos los Gobiernos.

 


Disertación III. Los Naturalistas y los que especialmente se arrogan el nombre de FILÓSOFOS, son y fueron siempre peligrosísimos a los Estados y Príncipes, pág. 199.

I. ¿Qué se entiende aquí por Filósofos Reales y por Nominales?

II. Se trata de los Filósofos por lo que son y por lo que parece que son.

Artículo I
Los Filósofos y Naturalistas son peligrosos a todo Gobierno por eso mismo que ellos dicen que son, pág. 201.

III. Sofisma con que pretenden justificar su conducta aparente.

IV. A falta de justificarse, insulta Rousseau a los Magistrados.

V. Yerra todo el que peca; mas no peca todo el que yerra.

VI. No hacemos crimen sujeto a las leyes todo pecado.

VII. ¿Cuándo el error culpable llegará a ser delito de Estado? Respuesta de Himerio a Epicuro.

VIII. Observación singular en honor de la verdadera Filosofía.

IX. Nada mueve tanto como el negocio de la Religión. Ejemplo de Laban.

X. La Religión es ley de todos los Estados. De los Atenienses.

XI. La primera Ley Regia de los Romanos.

XII. Era más fina Política que piedad no alterar la Religión de los vencidos.

XIII. Prudente discurso de Mecenas.

XIV. Declara bien el crimen de sedición y de Estado que cometen tales Filósofos.

XV. El carácter de Mecenas quita a los Filósofos toda apelación.

XVI. Tampoco los justifican sus escusas, ni una opinión de Wolffio.

Artículo II
En los países cristianos son reos de Estado los Filósofos que dicen ser suficiente la Religión natural, pág. 214.

XVII. Donde él Evangelio no se anunció ni tomó por ley del Estado, el Naturalismo no es delito de Estado.

XVIII. ¿Qué juzga Montesquieu de la ruina de la secta de Zenón?

XIX. No habla ni piensa de los Filósofos como pensaba Cicerón.

XX. ¿Qué debe juzgarse de los Filósofos hecha la Religión Cristiana ley del Estado?

XXI. Canon de Toledo que contiene para España esta ley fundamental.

XXII. Se toca el nudo de la dificultad y se oye a Voltaire.

XXIII. Argumento decisivo contra los Filósofos.

XXIV. Mas especialmente contra Deístas y Naturalistas.

XXV. Sentencia de Rousseau que los condena.

XXVI. Reconvenciones concluyentes de su crimen y de su estolidez.

XXVII. Insolencia de un Filósofo del siglo 16 en esta controversia.

XXVIII. Parecer de Lampridio contra los Novatores.

XXIX. Declamación de un Irlandés que prueba el crimen de Estado aún en Inglaterra.

Artículo III
Los Pseudo-filósofos, por lo que en realidad son, deben tenerse por reos de Estado y peligrosos a todo Gobierno, pág. 229.

XXX. Los crímenes probados contra los Deístas... todos condenan a los Filósofos.

XXXI. Censura de los Filósofos en particular.

XXXII. Juicio de Vives contra los Filósofos.

XXXIII. Razón de Catón para que Carnéades saliese de Roma con Diógenes y Critolao.

XXXIV. El Senatus C. hecho contra los Filósofos en tiempo de Valerio Mesala, y de Fannio Estrabón.

XXXV. Otro en tiempo de Cn. Domicio y L. Licinio Craso.

XXXVI. Propensión de los pueblos a conmoverse, según Bayle, cuando hay quien sople.

XXXVII. Carácter y revueltas del Filósofo Asterio.

XXXVIII. De Máximo Efesino.

XXXIX. Del Sofista Libanio.

XL. Supersticiones tumultuantes de los Filósofos en tiempo de Valente.

XLI. De Teodoro Filósofo hechicero y rebelado.

XLII. De Temistio.

XLIII. Los tumultos de los Filósofos contra Teodosio por mantener la idolatría.

XLIV. Discurso sedicioso de Olimpio.

XLV. Sediciones de los Filósofos en tiempo de Vespasiano.

XLVI. Discurso de Muciano para que se destronase y matase a Vitelio.

XLVII. Arrogancia de este Filósofo faccioso.

XLVIII. Él mismo conocía su crimen, y esto le empeñaba en otro crimen.

XLIX. Parricidio efectuado en Vitelio.

L. Vicios que sobresalen en el discurso de Muciano.

LI. Vicios del mismo Muciano.

LII. De Helvidio Prisco y otros Filósofos sediciosos.

LIII. Ponía el fin de la Filosofía en tumultuar los pueblos.

LIV. Le imitan los Quakers en despreciar la Magistratura y dignidad Imperial.

LV. De Ostilio y su constancia en levantar al pueblo contra el Gobierno.

LVI. De Zenón jefe de la secta Eleata, y sus sediciones.

LVII. De Aristóteles y su conjuración contra Alejandro.

LVIII. De sus traiciones contra Estagira, contra Atenas, Olinto, &c.

LIX. De Calístenes.

LX. Su conjuración con Hermolao, Sostrato y Antipatro.

LXI. De Demetrio y los Cínicos y Epicúreos.

LXII. De Apolonio Pitagórico y de la sublevación que excitó en Cádiz.

LXIII. Oportuna nota que hace aquí Tillemont.

LXIV. Importuna sátira de Bayle respondida por otra oportuna de Persio.

LXV. Se concluye el propósito de este artículo por la conformidad de los hechos con los principios.

Artículo IV
Se confirma el mismo propósito con otros ejemplos de revueltas excitadas por los Filósofos Modernos, pág. 262.

LXVI. Se añade a lo dicho de Socino, una particularidad sobre su genio revoltoso.

LXVII. De Pedro la Ramee y sus turbas.

LXVIII. Regla necesaria a los nuevos Filósofos para escusar turbaciones.

LXIX. De Diodoro el Dialogista de Lipsio.

LXX. De la Emperatriz Bárbara mujer de Segismundo.

LXXI. Su irreligión y escandalosa vida.

LXXII. Su rebelión contra el Emperador y su prisión.

LXXIII. De Maquiavelo.

LXXIV. Como inspiró la sedición contra los Médicis.

LXXV. Censura de los juicios hechos sobre Maquiavelo.

LXXVI. De Juan Bodino Político y Naturalista.

LXXVII. Discurso de Bocalini que condena a Bodino reo de Estado.

LXXVIII. De Músculo.

LXXIX. Descripción de su carácter y tumultos por Bayle.

LXXX. Los Filósofos, se confunden con los facinerosos en el estilo.

LXXXI. De Bucanán y de su espíritu de sedición.

LXXXII. De Espinosa y contra su decantada tranquilidad.

LXXXIII. De Hobbes.

LXXXIV. De Locke y sus revueltas con Shaftesbury contra Carlos II y Jacobo II.

LXXXV. De otros Filósofos con Rousseau, Voltaire &c.

LXXXVI. Voltaire se compara al sedicioso Hesbucio.

LXXXVII. Eusebio concluye llamando a toda la vana Filosofía una continua sedición.

LXXXVIII. Pasajes de antiguos concordes con Eusebio.

LXXXIX. No debe esperarse a más experimentos.

XC. Representación del Clero de Francia contra los libelos de los Filósofos.

XCI. Notó el V. Clero su crimen de Estado.

XCII. Nada exagera la citada representación.

 


Disertación IV. Es absolutamente necesaria una Religión, verdadera o falsa, para el Estado, pág. 305.

I. Se declara el propósito y el título de esta Disertación.

II. Qué comparación cabe entre la moneda y la Religión.

Artículo I
La experiencia de todas las Naciones prueba la necesidad de la Religión para cualquiera forma de Gobierno, pág. 307.

III. Sentencia de Cicerón.

IV. Como nacieron de la Religión las sociedades, leyes y artes.

V. El gusto por la arquitectura nació por los templos.

VI. Las ferias civiles nacieron y nacen de las ferias sagradas.

VII. Nacen las comidas comunes los amores, los matrimonios y la población.

VIII. De las mismas ocasiones nacieron después las supersticiones y abusos.

IX. Siempre quedó alguna Religión.

X. Un Sofisma de Bayle copiado sobre Luciano.

XI. Luciano arguye con más juicio que su copiante.

XII. Se disipa el Sofisma, distinguiendo entre la idea general de Religión, y las ideas de Religiones particulares.

XIII. Se confirma con los casos tomados de lo bueno y de lo verdadero.

XIV. Se responde a la historia que alega Wolffio del año 1705.

XV. Si los Groelandos carecen de Religión, más cierto es que carecen de Leyes y de Gobierno.

XVI. Desprecio que justamente hace Voltaire de tales relaciones.

Artículo II
El ejemplo de la Gran Bretaña prueba la necesidad que todos los Estados políticos tienen de una Religión.

XVII. Insolente éxtasis de Voltaire en elogio de Londres.

XVIII. Esfuerzos de los Filósofos, por abolir la Religión en Inglaterra.

XIX. Finísima sátira contra el estado de Irreligión en que entró Inglaterra por Jonatás Swit.

XX. Terrible es la desesperación que se explica con risas.

XXI. Peor (si cabe) es dicho estado, según lo pinta el Obispo de Londres.

XXII. Fundamentos que tuvieron para el proyecto de la abolición del Cristianismo.

XXVIII. ¿Si es Inglaterra tan feliz como es Filósofa?

XXIV. El Imperio y el Estado político de Inglaterra se perdió.

XXV. Infeliz retrato de su comercio por Mr. Grenville.

XXVI. Atribuye la miseria pública a la Filosofía.

XXVII. Pide remedio contra la irreligión para levantar al Estado.

XXVIII. No tiene libertad. Retrato de la esclavitud de Inglaterra por Sydney.

XXIX. Otro retrato sacado de un estado actual por un autor reciente.

XXX. Confusión de Voltaire.

XXXI. Habla del Libertinaje, cuando alaba el suceso de los tumultos de Inglaterra.

XXXII. A los que derramaron la sangre de sus Reyes llama héroes, y a los mártires llama rebeldes.

XXXIII. Calamidad general del siglo presente.

XXXIV. El espíritu de la Religión, llegándose o apartándose, prospera los Reinos o los deja turbarse.

XXXV. Ni aún mal, como quiere Bayle, se puede pasar un Rey no sin Religión.

XXXVI. No entiende lo que es la Religión para los Estados.

XXXVII. ¿Cómo suplió la Superstición por la Religión?

XXXVIII. La Religión no es un arrimo para el Estado, sino su basa. Esto disipa el Sofisma de Bayle.

XXXIX. Cuanto un cuerpo se inclina más fuera de su basa, tanto más peligra,

Artículo III
Reflexiones sobre las calamidades y revoluciones peligrosas que con el ejemplo de Inglaterra y otras lecciones sediciosas causan los Filósofos en las Naciones de Europa y América, pág. 342.

XL. Los hechos recientes de Francia dan nuevas pruebas a esta doctrina.

XLI. La carestía no es causa de los tumultos sino efecto.

XLII. Cuál es la causa de los movimientos de Francia.

XLIII. Es cierto remedio la doctrina Cristiana y el temor de Dios.

XLIV. Avisos del V. Obispo Palafox sobre las causas, y remedios de los tumultos.

XLV. Pintura del carácter revoltoso de los impíos, hecha por el mismo V.

XLVI. El mismo Prelado disipó la revolución de un Virrey de América, y conservó en la obediencia del Rey Católico al México.

XLVII. Discurso de la Enciclopedia pernicioso a la obediencia de nuestras Indias.

XLVIII. España no confía en su prudencia, sino en la doctrina sana que enseñan los Pastores, y profesan los Gobernadores y vasallos.

XLIX. Inglaterra es la que confía vanamente en su aparente felicidad.

L. Se le ajusta mejor la profecía del Apocalipsis que los Protestantes han ladeado hacia Roma.

LI. Presenta el ejemplo de una Democracia corrompida por su principio y prueba la necesidad de una Religión.

Artículo IV
La necesidad de la Religión para los Príncipes se demuestra por las mismas calumnias que los Incrédulos y Filósofos pronuncian contra la Religión, pág. 355.

LII. Llaman a la Religión un ardid de la política para sujetar los pueblos.

LIII. Hacen al Centauro Chirón inventor del Juramento.

LIV. Livio no fue de estos Irreligionarios, como le imputa Tolando.

LV. Hace neciamente a Moisés otro inventor como Numa.

LVI. Todos los Legisladores Paganos fingieron lo que Moisés tuvo.

LVII. Se permite la calumnia para inferir la necesidad de la Religión para los Príncipes y Estados.

LVIII. Se infiere que solo por respeto a Dios se obedece a los Reyes.