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Fuera de Francia...
Sin clases ni maestros en Paris, cerrados los cursos de vacaciones en Septiembre, decidí seguir estudiando por mi cuenta las instituciones de educación y ciencia social del extranjero que en las cátedras se citaban con más encomio y en la opinión tenían más boga –pues ya Francia cuida mucho de enterarse de lo de fuera, vivos aún los vestigios de su añeja preocupación por lo de casa–. Al efecto, emprendí una excursión por Italia, Suiza, Alemania, Holanda y Bélgica.
En Italia es la ciudad de Turín un buen tipo de estudio por la importancia de la Universidad, la calidad de sus maestros, entre los que está Lombroso y su proximidad de los centros más cultos de las naciones próceres. No se encuentran en ella ni los grandes prodigios del arte italiano ni el mayor desenvolvimiento de la educación social, pero tampoco el espíritu estrecho y misoneísta que hace entre sus hermanas más difícil el progreso de lo moderno{1}. [55]
La Universidad organizada, según es corriente en cuanto a facultades y asignaturas, ya muestra un signo de adelanto, que va siendo general en Europa, en la disposición de sus edificios. Tiene el de la «Real Universidad» el antiguo, lleno de recuerdos gloriosos, con sus enormes cátedras, en las que el sitial del profesor se ve en lo alto, la biblioteca, las oficinas, &c., y en la parte más nueva y floreciente de la ciudad una colección de hoteles y jardines, los «Edificios universitarios», destinados cada uno a una rama especial de los conocimientos, higiene, fisiología, ciencias naturales, &c. Es un fenómeno que he encontrado en todas partes: la Universidad vieja y la Universidad nueva; en aquélla están siempre la Facultad de Derecho, las viejas Humanidades, y cuando más alguna cátedra de Filosofía. Por supuesto, a despecho de lo mal que dice Nicéforo de la enseñanza oficial italiana{2}, cuenta Turín buen número de enseñanzas de Economía social, pedagogía y una cátedra de «Legislación obrera» que hacía el profesor de Filosofía del Derecho señor G. Carle. Tiene muy bien organizada la «Extensión universitaria» por medio de una Universidad popular, dependiente de la «Real Universidad», que hace sus cursos, no meramente conferencias aisladas, en uno de sus edificios, y está administrada y dirigida por una junta mixta de profesores y de personas representantes de otros centros de cultura. [56]
La vida solidarista, en el sentido sabido, está representada por la Associazione generale degli Operai, que significa una próspera organización obrera, integrada por tres funciones principales: socorros mutuos, instrucción, cooperación. Su acción política, que ha sido muy importante, lleva impreso un marcado sello evolucionista: en ella militan obreros partidarios de la patria, de la religión y del rey, y obreros colectivistas internacionalistas con todas las consecuencias de su credo. Posee un hermoso palacio y muchos e importantes almacenes cooperativos; un Banco cooperativo obrero, debido a los esfuerzos del ilustre propagandista de estos negocios de crédito señor Luzzati; farmacia, efectos de sanidad, cajas de previsión, retiros y pensiones, escuelas de declamación, de música y de tiro, biblioteca, &c., &c. Por último, diremos que esta asociación está aliada con otras (Alianza Cooperativa Torinesa), contribuyendo a la confederación de todas las asociaciones, cada vez más próspera en Italia{3}. Es de notar otra particularidad de Turín: la organización municipal de la higiene, típica en este respecto de los estudios sociales, a partir de su fundación de la primera «Oficina de higiene» en 1856, después reproducida en todas partes, teniendo a la vista más bien la de Bruselas de 1874. En opinión de un [57] autor{4}, estas oficinas son los órganos más activos de lo que se ha llamado el socialismo municipal.
Fue más largo y extendido el curso de mis estudios en Suiza, ese curioso aglomerado de Estados independientes, que si en lo político llegó a elegir por sufragio desde el poder ejecutivo (Consejo de Estado) hasta el legislativo (Gran Consejo) en cada cantón, así como todos los diputados del Consejo federal, y a votar directamente las leyes con el Referendum, llegó ya en lo social al impuesto progresivo sobre la renta y las sucesiones, al seguro por el Estado y a otras maravillas pedagógicas y sociales.
En Ginebra, después de cierta nota de austeridad, que más que imprimir culminó en Calvino, lo primero que se percibe es un fino espíritu de solidaridad y amplia filantropía. Los jardines públicos los teatros, las iglesias las escuelas... casi todo se debe allí a espléndidos donantes. Los ricos, los pobres y muchos casi misérrimos, empéñanse con fe tenaz en obras innumerables de cultura. Si ya se dijo que «hay pocos ginebrinos que no hayan publicado su folleto, su articulo de periódico o hecho su conferencia», creo que podría, decirse: «No hay ninguno que no militó en los ejércitos de la solidaridad.» L'Annuaire philanthropique genevois, publicado por F. Lombard, no ve la luz un año sin acusar sensibles progresos: el de 1903 consigna 99 instituciones nuevas. Contiene 516, distribuidas así: Filantropía y Beneficencia, Socorros especiales (vejez, enfermedad, accidente e higiene), Instrucción, Educación y moralización, [58] Trabajo, Economía doméstica, Previsión, Seguros y Socorros mutuos. Unas son laicas, otras confesionales, pertenecientes sobre todo a las tres religiones más prósperas en el cantón, a saber: la protestante oficial, la católica nacional y la católica romana. Me interesaron mucho algunas, por ejemplo: L'unión des femmes, el grupo de la Revue de Morale Sociale, la «Sociedad de Lectura», &c. «Las uniones cristianas» de jóvenes tienen en Ginebra (como en toda Suiza) mucha importancia{5}: los estudiantes trabajan en ellas con un grupo de obreros.
La enseñanza oficial está muy desenvuelta. Con una autorización del departamento de Instrucción Pública, he podido visitar un establecimiento tipo de la infantil, primaria, secundaria de hombres y mujeres, una escuela ménagère, y escuelas profesionales de hombres y mixtas. Me llamaron la atención, sobre todo, las escuelas infantiles, verdaderos Kindergarten, el Collége de Genève, que es lo que se llama allí un gimnasio, como en Alemania. Es un liceo del tipo francés, con algunas variaciones en la nomenclatura, (comprende una división inferior de enseñanza primaria en tres años y una superior propiamente de gimnasio en cuatro, dividida en secciones: clásica, real, pedagógica y técnica). Las escuelas profesionales y técnicas superiores, principalmente la Escuela municipal de relojería, para hombres y mujeres, la de Artes industriales, sostenida por el Consejo de Estado, y la Escuela Superior de Comercio, sostenida oficialmente por la ciudad, el Cantón y el Gobierno federal, son realmente admirables. [59]
Por fin, la Universidad, de grandes antecedentes gloriosos. Fundada por Calvino con ayuda del gobierno y las donaciones particulares, algunas muy modestas, fue primero el colegio de que hice mención con sus dos enseñanzas primaria y Superior, casi reducida ésta a una escuela de teología protestante. La importancia de su saber, de la austera disciplina que lo imprimió su fundador y principal maestro y su férrea ortodoxia, la hicieron directora en Europa de parte del protestantismo, y «ha sembrado en los países vecinos, sobre todo en los de lengua francesa, la mayor parte de las academias hugonotes de los pequeños Estados destinados a ahogarse en la monarquía francesa{6}. Las universidades-colegios de Escocia, Glasgow, Edimburgo, &c., son también hijos de la Academia de Calvino. Vivió íntimamente ligada a la historia de Ginebra: quebrantada con el tiempo su disciplina y su teología dogmática con el curso que acerca de la filosofía de Descartes inauguró Roberto Chouet antes de terminar el siglo XVII, se abrió francamente al liberalismo y a las nuevas corrientes; hoy (ya en edificios modernos y separados del «Colegio de Ginebra», que ocupa los antiguos) es mirada por el pueblo como su gloria más preclara. Se encuentran hoy sus enseñanzas distribuidas a la francesa en cinco Facultades (Ciencias y farmacia, Letras y ciencias sociales, Derecho, Medicina y Teología protestante), y con decir que la Universidad concede títulos de licenciado en Ciencias sociales y de doctor en Sociología, no habrá que añadir la importancia en que tiene este género de disciplinas. En la Facultad de Letras y de Ciencias [60] sociales, es donde se estudian la Economía política, la Filosofía del Derecho y la Pedagogía, siguiendo un orden que va acentuándose y tiende a hacerse universal. Por supuesto, esos estudios son exigidos también en otras carreras, lo cual hace inestable la división, reputada por muchos perjudicial, y pone la organización de las llamadas facultades muy en crisis{7}. También cuenta una cátedra de Economía social profesada por M. Wuarin, en la que se estudian cuestiones sumamente varias: el Estado educador, monopolios industriales, la reforma penitenciaria, el antialcoholismo, &c., etcétera. Entre los cursos de los privats docents figuraban los que sobre Economía política (teórica y aplicada) hace Mad. Pasmanisk: trataba de la doctrina del valor y de los sindicatos industriales. La Facultad de Derecho comprende los estudios meramente legales; apenas cuenta un curso acerca de la ciencia unitaria del Derecho.
Las demás universidades de Suiza son unas veces del tipo francés (en lo de la distribución de las facultades, que en cuanto a métodos, forma de cátedras, seminarios, &c., domina el sistema alemán hasta en Ginebra), otras del alemán, con las cuatro facultades clásicas de Teología, Derecho, Medicina y Filosofía, dividida ésta en dos secciones, una de filosofía, filología e historia, y otra de ciencias naturales y matemáticas, con alguna que otra variación local en el orden de materias y en los grados y títulos. Por ejemplo, la de Zurich, que tiene la distribución alemana de facultades con la particularidad de llamar a la de Derecho Facultad de [61] Ciencias del Estado, adopta una nueva clasificación por ciencias cuyas secciones suponen un grado diferente de doctor. Son éstas: ciencias teológicas, jurídicas y políticas, médicas, filosofía y pedagogía, filología, arqueología e historia de la literatura, historia de la civilización y del arte, y matemáticas y ciencias naturales. En ella la cátedra de economía política, está desempeñada, por Herr Herkner, socialista; tiene también cursos de legislación obrera, de política agraria, comercial y social. También es francamente socialista, la tendencia que representan Herren Charton y Platter, en los cursos de Economía política o industrial de la Escuela Politécnica Federal, fundada en 1855. La Universidad de Lausana tiene cinco facultades: la de Ciencias, dividida en tres secciones (de ciencias matemáticas, físicas y naturales, farmacéuticas o escuela de farmacia y técnicas, o escuela de ingenieros) y todavía una sección de ciencias sociales que confiere títulos de licenciado y doctor, y se compone de asignaturas de las facultades de Derecho y Letras. Los cursos de M. M. Pareto y Racca concernientes a Economía política y Legislación social (aquel año sobre asistencia pública, higiene social, protección de las razas inferiores, etcétera) figuran como comunes a las dos facultades y a la sección social; la primera tiene todavía una serie de lecciones debidas a M. Roguin de introducción a los estudios jurídicos y un curso sobre el derecho de seguro, que hacía M. Berdez, dignos de notarse; la segunda, una cátedra de Pedagogía. En Berna se encuentran las cuatro facultades clásicas, en la filosofía (sección de letras), los cursos de sociología y filosofía del derecho; en la de derecho los demás estudios sociales, que no son pocos teniendo en cuenta que casi todas las enseñanzas [62] de esa facultad revisten allí ese carácter. En ella, hacían cursos Herren Reichesberg, de política industrial y cuestiones actuales de política social; sus ideas eran socialistas marxistas; Reichel, también socialista militante; en fin, Huber, Hilty, de Salis, &c., todos de la izquierda, sobre las diferentes ramas del Derecho. La Sociología de Herr L. Stein, sin estar inspirada por el colectivismo, tiene con él muchos puntos de tangencia. En la Universidad de Basilea tiene importancia sobre las otras la Facultad de Teología protestante. Su venerable escuela, que cuenta muy cerca de cinco siglos, conserva las facultades clásicas alemanas. Las cátedras que podían interesarme se encuentran en la de Filosofía, y apenas pasan de dos: la de Herr T. Kozak, de política económica y social, con el sentido del socialismo de Estado, y la de Herr Bauer, director del Internationales Arbeitsamt, que hace un curso de Economía política; su tendencia es absolutamente intervencionista, y en la doctrina generales un representante de la escuela austriaca que acentúa mucho el antihistoricismo. Tengo que agradecerle, así como a su secretario asistente, Herr J. Landmann, sus atenciones al mostrarme en vivo las funciones, las estadísticas y las fuentes de sus trabajos al frente de la oficina de la Asociación internacional para la protección legal de los trabajadores{8}.
Una rápida visita a las universidades de Estrasburgo, Heidelberg y Bonn y a algunos de sus maestros, entre ellos a Kuno Fischer y Windelband, me ha dado idea del espíritu que domina en las universidades alemanas. Son riquísimas en enseñanzas, y están poseídas de una objetividad científica que no se encuentra en Francia. Socialmente, parecen muy conservadoras y ostentosas de sus prestigios mayestáticos. Entre los estudiantes está muy desenvuelto el espíritu corporativo y de clase, como en toda Alemania. El pensamiento filosófico está actualmente en Kant; se piensa que recorrerá las etapas, porque pasó en la historia después de su periodo criticista. No hay que mentar ya después de lo dicho la organización de sus facultades, cómo en las que vimos, la de Filosofía cuenta con muchos cursos de economía, política social y pedagogía. Las facultades de Derecho conceden gran importancia a su filosofía. En esto ya se diferencian en mucho de todas las anteriores y de las que encontremos todavía en Bélgica. Bastará citar los cursos que en la de Heidelberg profesa H. Jellinek. [64]
Después de un rápido viaje de vacaciones a Holanda, principalmente para conocer el paisaje y el arte y echar una ojeada a sus centros de enseñanzas casi todos ellos del tipo alemán, proseguí en Bélgica mis estudios sobre la enseñanza, el movimiento solidarista y las sociedades de cultura, especialmente en Bruselas y Lovaina. Gracias a las indicaciones y estadísticas que me facilitaron en el departamento de Instrucción Pública, pude enterarme de su estado y organización, dependiente casi absolutamente de los municipios, y visitar las escuelas froebelianas, primarias, medias de segundo y de primer grado (Ateneo real de Brusellas, que es el Liceo) y la Universidad libre; estudiar los resultados de las obras que militan alrededor de la escuela, la mutualidad y retiros escolares, cantinas, bibliotecas populares, colonias de vacaciones y de sport, cursos de adultos, así como también los diversos establecimientos de enseñanza artística, industrial y profesional, &c. Debo mencionar una hermosa escuela de enseñanza primaria especial. Responde a los adelantos que alcanza ya la pedagogía, para anormales; tenía una semejante en Amberes, y por su modelo se estaba haciendo otra en Bruselas. A ella van los niños que en otras escuelas no pueden seguir los trabajos ordinarios por ser su desarrollo psíquico insuficiente o anormal, o mostrar debilidad en la atención, indisciplina notoria y continua, tres años de atrasos en el estudio o defectos muy pronuncia dos en la palabra. Cuando el director, M. Lacroix, me hablaba de sus métodos de enseñanza y me mostraba las estadísticas con los resultados obtenidos, me parecía que comentaba el libro de Spencer, De la educación intelectual, moral y física. Sorprende la extensión que hoy tiene ya en el [65] mundo la educación que pudiéramos llamar con él «naturalista».
En la Universidad están muy extendidos nuestros estudios. Tal grado adquirió en Bélgica la libertad de enseñanza, que las universidades libres tienen más importancia que las del Estado. Unas y otras confieren títulos de la misma importancia: además, hay la «Universidad Nueva», que aunque los confiere, no tienen validez oficial. Las universidades libres son las de Lovaina y Bruselas; la primera católica, con miras ultramontanas; la otra liberal, fundada como reacción y para oponerse a la anterior sobre los principios del «libre examen». Las dos tienen cinco facultades sobre la base de la organización francesa, pero con alguna modificación y muchas escuelas especiales interiores. La Universidad libre tiene las de Filosofía y Letras, Derecho, Ciencias, Medicina y Ciencias aplicadas (politécnica) y una escuela especial de ciencias políticas y sociales. La Universidad católica comprende las facultades de Teología, Derecho, Medicina, Filosofía y Letras y Ciencias, con un sinnúmero de escuelas especiales, a saber: en la de Derecho, la escuela de Ciencias políticas y sociales y la de Ciencias comerciales y consulares; en la de Filosofía y Letras, la escuela de Santo Tomás de Aquino; en la de Ciencias, las especiales de minas, construcciones civiles, Artes y manufacturas, arquitectura y electricidad, instituto agronómico y escuela superior de cervecería, &c. En ella, desde 1834, existen los estudios de Economía Política en su facultad de Derecho, hoy principalmente a cargo de un profesor eminente, M. Brants, uno de los primeros que vieron en su patria la necesidad de reformar los estudios sociales: en 1885, al lado de su curso obligatorio abrió uno práctico facultativo de [66] ciencia social en relación con la cuestión obrera. También la economía social ha conquistado su lugar entre los principales, y M. Brants estudia en ella preferentemente la Legislación del trabajo. En la Universidad de Bruselas se estudian con mucho detenimiento estos asuntos, sobre todo en su escuela de Ciencias políticas y sociales, divididos en tres secciones; la tercera estaba constituida por las ciencias económicas. Los cursos son numerosísimos: citaré por más interesantes los que están a cargo de M. Hêctor Denis y M. Waxweiler. La escuela tiene un «grado superior de comercio» de la mayor importancia, en cuyo periodo de trabajos no se trata de hacer comerciantes como en las escuelas de comercio corrientes: se persigue la formación de industriales, de banqueros, &c., que tengan la cultura superior, en su especialidad. La misma experiencia intentada no hace mucho en Léipzig dio los mejores resultados, y muchas universidades alemanas siguen sus huellas.
De otra novedad muy importante conviene tomar nota: del «Instituto de Sociología». Es una fundación del rico industrial y sociólogo M. Solvay, que ya había influido mucho, sobre todo pecuniarmente, en la fundación y mantenimiento de la mencionada escuela. Al fin hizo levantar un edificio magnífico en la parte más hermosa y recogida de Bruselas; en él la escuela, y cuantas personas quieran estudiar ciencias sociales, encontrarán un lujoso hogar, con todo lo necesario a sus investigaciones. En el piso bajo hállase una gran sala central destinada a servir de biblioteca y sala de lectura, alrededor de la cual, y en el único piso que tiene, se abren salitas para estudios especiales, algunas de capacidad más grande para los trabajos en común, de seminario, &c.; todas poseen [67] amplios ventanales sobre el Parc Leopold. La biblioteca (que tiene ya casi todo lo publicado sobre su especialidad, infinidad de revistas y periódicos de todo el mundo y grandes alientos, pues cuando yo la visité acababa de gastar 200.000 francos en ponerse al corriente), así como los gabinetes de tan simpático «Laboratorio», están de este modo distribuidos: 1º, gabinete de Estadística, en el cual no sólo se encuentran estadísticas hechas, sino los medios de hacerlas, como cuadros, máquinas de calcular, &c., &c.; 2º, gabinete de Geografía económica, con toda suerte de mapas comerciales e instrumentos de observación; 3º, gabinete de Historia económica, donde se hallan todos los documentos pertinentes a la evolución social, principalmente a la de la nación belga; 4º, gabinete de Tecnología, con colecciones de fotografías de fábricas, estampas murales con los procedimientos industriales, &c., tan ignorados generalmente de los que siguen estas carreras. No hay que decir que el edificio, que acaba de hacerse, es de lo más moderno que se conoce, lo mismo en la disposición de sus dependencias que en el orden de sus instrumentos, material, biblioteca, &c. M. Solvay sólo recomienda que se estudien detenidamente los problemas que a él le preocuparon tanto, sobre todo el conocido con el nombre de «Contabilismo», institución con que dicho señor cree que llegará algún día a sustituirse la moneda. Su otra preocupación, a saber, que el hombre es algo, fisiológicamente, como una máquina, eléctrica, llevó a tan espléndido pensador a alentar en tales términos los estudios de fisiología, que hizo construir otro magnífico «Instituto» para esta especialidad, también en el «Parque Leopoldo» y con todos los adelantos. No hay que decir que M. Solvay no [68] contribuye en nada a que los estudios vayan en ellos por uno u otro lado. El se limita a pensar y a poner a los sabios más sabios en condiciones de que estudien como les plazca especialmente, sus Problemas, no sus soluciones{9}.
Como modelo de las universidades del Estado, puede servir la de Gante (la otra está en Lieja), que también he visitado. Está organizada sobre la base de cuatro facultades: la de Filosofía y Letras, la de Derecho, la de Ciencias y Escuelas especiales y la de Medicina. Tiene enseñanzas de Pedagogía y de Filosofía del Derecho en la de Filosofía. La de Derecho tiene un grado de licenciado en ciencias sociales y numerosos cursos de política social, economía, legislación industrial y colonial: debo citar el de Mr. Dubois sobre «Régimen del trabajo y legislación comparada», que no sólo es de exposición: da mucha importancia a los estudios prácticos con los discípulos. Debe tenerse en cuenta, además, que en Bélgica, donde empezó a estudiarse antes que en Francia la Economía política, (desde 1830) en sus universidades del Estado y las escuelas especiales, la de Minas, por ejemplo, también la cuentan entre sus trabajos, con el nombre de Economía social (ya en 1836) o de Economía industrial.
La «Universidad Nueva» surgió, si no de las aspiraciones socialistas, por lo menos del movimiento social-revolucionario, como las otras [69] universidades libres nacieron una del liberalismo, del ultramontanismo la otra; surgió con profesores como Emilio Vandervelde, Enrique Ferri (pues se llama escuela libre e internacional (le enseñanza superior), Eliseo Reclús, de Greef, Sighele, Schuyten, &c., e innumerables más. Comprende instituciones absolutamente autónomas y dependientes de diversos centros o particulares, a saber: un «Instituto de altos estudios», que es una facultad de ciencias sociales, con un número considerable de cursos en varias secciones (ciencias naturales, matemáticas, historia, economía política, evolución de las instituciones jurídicas, evolución de las religiones, arte y sociología), en que los estudios de metodología, paidología, higiene y economía sociales están en gran predicamento; una «Facultad de Derecho» con asignaturas de filosofía del derecho y economía; un «Instituto industrial», sociedad cooperativa bajo el patronato del partido obrero belga, especie de Liceo técnico en que se hace el aprendizaje general durante tres años para los alumnos que tengan los estudios primarios, y en el año cuarto ya un aprendizaje especial de dibujante, electricista, ebanista, &c.; todos sus cursos están muy nutridos de estudios de economía política y de legislación industrial; un «Instituto geográfico», verdadero laboratorio dirigido entonces por Reclús, que ponía en él todo cuanto valían su espíritu y su fuerza comunicativa (los gastos eran sufragados por un particular, que empleaba todos los años en él 10.000 francos, y por otros donantes de menos importancia), y por fin, un «Instituto de fermentaciones». La Universidad Nueva tiene muy bien organizada la «Extensión universitaria» con ayuda del Estado, la cual no hay que confundir con la «Extensión de la Universidad», [70] obra de la Universidad libre de Bruselas, ni con la «Extensión de la Universidad católica de Lovaina», tres instituciones que persiguen por caminos distintos, más en la finalidad que en los métodos, la educación del pueblo.
Por supuesto, aparte todavía está la acción de las universidades populares, debidas a obreros y estudiantes, subvencionada generalmente por los municipios, como se verá en su sitio.
Digna es de notarse también otra institución admirable que puede reportarnos grandes servicios: el «Instituto Internacional de Bibliografía». Su nombre indica lo que es, y bastará añadir que no se conoce quizá en Europa otro de tanto alcance y significación. Tiene catalogados los libros de las principales bibliotecas del mundo y sigue la producción actual, sin dejar de incluir los artículos de revistas periódicos. Digo que puede prestarnos inestimables servicios, porque el Instituto, que en Bruselas puede ser consultado gratuitamente, envía consultas por escrito a dondequiera por un precio insignificante. Conque reclamemos muchas veces sus auxilios y después entremos en la comunión del mundo culto y nuestras universidades adquieran el crédito de tantas del extranjero para obtener del lugar donde se hallen, a préstamo por cierto tiempo, los libros que necesiten, lo cual su cederá cuando sus concurrentes (no dos o tres...) sientan de veras la necesidad de ilustrarse, figúrese lo que ganará la patria cultura, que tanto padece de toda laya de escaseces.
Restábanme por estudiar en vivo las instituciones obreras, y a ellas me consagré más tarde. Empecé por una oficial, y no precisamente obrera, pero guía segura en este linaje de estudios, por el Office du Travail, creado en 1895 en el ministerio [71] de Industria y Comercio. Encontréme con la dualidad de Francia, entre las obras patronales y las esencialmente solidaristas y obreras.
De estas dos modelos insuperables, deben citarse: la Maison du Peuple, de Bruselas, y el Vooruit, de Gante, las dos grandes cooperativas socialistas directoras del movimiento revolucionario en Bélgica. Examen de sus estadísticas, de sus obras de enseñanza; asistencia a sus tareas sindicales y de solidaridad; visita a sus almacenes y a sus escuelas...{10}.
Tal fue un día mi labor, tales mis pasos por el mundo. La huella que ese cúmulo de cosas y su ambiente dejan en el espíritu, es más que sello indeleble que ha de penetrar la vida entera.
Notas
{1} En este respecto la ciudad más importante de Italia es quizá Milán, donde además de residir la «Liga nacional de las sociedades cooperativas italianas», cuenta una sola sociedad, L'Unione Cooperativa, 11.000 miembros. La famosa sociedad [55] Umanitaria, fundada en dicha ciudad en 1898 con los diez millones de liras legados por Moisés Loria, abarca casi todos los dominios de la Economía social. Véase Revue Pédagogique, artículos de M. Roger, números de Febrero y Marzo, París, 1908.
{2} Véase Le premier Congrés de l'Enseignemet des Sciences sociales (París, Alcan, 1901), págs, 122 y siguientes.
{3} Véase su nutrida Memoria Cinquant' anni di vita sociale, 1850-1900, y su periódico L'Associazione, sobre todo el número del 6 de Septiembre de 1902. Respecto a la unión de asociaciones en Italia, tan necesaria para la cumplida realización de la república cooperativa, señala M. Gide en L'Emantipation (15 de Enero de 1903) los siguientes progresos: 50 sociedades adheridas en 1893 a la Liga Nacional Italiana, 360 en 1899, 586 en 1902 y 660 en 1º de Enero de 1903. No hace la federación tantos progresos en Francia.
{4} Gide, Economie Sociale, pág. 253, París, 1907.
{5} J. Jaques, Histoire des Unions chrétiennes de Jeunes gens de la Suisse romande, 1852-1902, Ginebra.
{6} Véase Samuel Cornut, L'Academie de Calvin, págs. 9 y siguientes, Ginebra, 1902.
{7} Cf. los documentos del tercer Congreso de enseñanza superior y los del primero de la enseñanza de las ciencias sociales, ya citados, respecto a la importancia de la cuestión.
{8} Para enterarse de este interesante movimiento en favor de la protección internacional de los obreros, deben verse los siguientes libros y documentos: Conferencie Internationale de Berlín (15-29 Mars 1890), París, Imprimerie nationae, 1890; Rapport du Conseil fédéral à l'Assemblée fédérale concernant la Question de la Reglementation internationale de [63] la protection ouvrière et la Conférence de Berlin (9 Juin 1890), Berna, 1890; Congrés international pour la protection ouvrière à Zurich du 23 au 28 Août, 1897, Zurich, 1897; Congrés International de Législation du travail tenu à Bruxelles da 27 au 30 Septembre 1897, Bruselas, 1898; Congrès International pour la protection légale des travailleurs tenu à Paris du 25 au 28 Juillet 1900, París, 1901. L'Assotiation Internalionale pour la protection légale des travailleurs (Assemblée constitutive tenue à BâIe les 27 et 28 Septembre 1901), París, 1901; y el Boletín y las publicaciones de dicha asociación desde entonces. En España se ha formado recientemente una sección. Véase Sangro y Ros de Olano, Memoria de sus trabajos en el primer año social (1907), Madrid, 1908.
{9} Este Instituto publica trabajos, generalmente muy documentados, en tres interesantes series: 1) Notas y Memorias, estudios originales de sociología pura, en 4º; 2) Estudios sociales, sobre instituciones jurídicas u obreras, en 8º; y 3) Actualidades sociales, o trabajos de vulgarización sobra cuestiones del momento. En esta serie está el libro de M. Solvay, Principes d'orientation sociale, Bruselas, 1904.
{10} Véase Bertrand, Histoire de la Cooperation en Belgique, especialmente el tomo II, Bruselas, 1902-03, y La Maison du Peuple, boletín semestral, Bruselas.
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