Leopoldo Palacios Morini, Las universidades populares
←  Valencia 1908 • páginas 157-174  →

Toynbee-Hall

Así como la Extensión universitaria es casi una institución universal, obligada en todas partes, los University Settlements casi no salieron de Inglaterra y los Estados Unidos, aunque en ellos se pone el ideal, hoy por hoy, de lo que debe ser una cultura refinada para el pueblo.

En Francia, alguna Universidad popular recuerda quizás sus tareas, sobre todo la «Fundación universitaria de Belleville», pero parece distar un mundo de «Toynbee-Hall», que es la colonia generalmente tomada por modelo.

En las notas que siguen, a más de mostrar qué es esta nueva institución, que un autor inglés llama «Extensión de los universitarios», se verá cuáles son sus conexiones y diferencias con la otra extensión ya reseñada{1}. [158]

I
Sus orígenes

Toynbee-Hall pertenece a los University Settlements; es la colonia universitaria de Whitechapel, barrio miserable del East End, de Londres. Pero ni son los Settlements las únicas instituciones de educación para los adultos, según es sabido ni es Toynbee-Hall la única colonia universitaria, pues figura ésta con muchas más de Londres, Glásgow, Bristol, Mánchester y Edimburgo{2}, al lado de los cursos de noche, de la Extensión universitaria, de las instituciones politécnicas, de las de educación social del obrero, de las sociedades de lectura, de bibliotecas y enseñanza para la mujer, en el concierto de la labor educadora verdaderamente popular de Inglaterra.

Lo que sí puede decirse, pensamos, es que quizá resume esa labor la colonia que estudiamos, y que es modelo al que se acomodan en más o en [159] menos todas las otras. Lo dice el reverendo Samuel Barnet, que, al definir los Settlements, apenas habla de otro que de Toynbee-Hall, y que supone puede desorientar la pluralidad de sus funciones al buscar su característica definitiva. Quién –dice– visitando sus salas de lectura, sus clases, su biblioteca, tomando parte en sus cursos y en los trabajos de su laboratorio, creerá que es un centro de educación, lugar de tareas universitarias, no técnicas, donde, más que de perfeccionar el trabajo del obrero y de contribuir al aumento del salario, se trata de distraerlo con la instrucción o el arte; quiénes piensan que están en presencia de «una misión», en una especie de convento laico, observando sus hábitos de sobriedad y de templanza y el influjo de los «residentes» en las costumbres te Whitechapel; quiénes asistiendo a alguna de sus sesiones en que se discute el libre cambio o las ventajas de la cooperación, con tendencias prácticas o estudiando la labor de residentes y asociados en asuntos municipales, en las Trades-Unions, &c., entiende que no está en un establecimiento caritativo, y sí en una oficina de información social, o en un círculo consagrado a la vida práctica o a la política... Y Toynbee-Hall tal vez es todo eso, pero es preferentemente club: el club de Whitechapel, formado por hombres que llenan en la vecindad los deberes de ciudadanía, viviendo entre los pobres, como pudieran hacerlo en el West-End{3}, sin renunciar a sus hábitos ni a las exigencias personales de su vocación y aptitud, sino impulsados por ellas y dando valor a la propia individualidad en la obra común de mezclarse con los obreros, instruirlos, animarlos con las corrientes que cunden por las [160] Universidades y fraternizar con ellos. Pero entiéndase bien: fraternizar; no darles limosna, ni perseguir miras especiales, objeto político, religioso o sectario particular, en que los prejuicios de creencias o de casta pudieran hacer estéril la obra. «Un Settlement –dice Barnett– es simplemente un club en un barrio industrial; club en que la sola condición es llenar el deber del ciudadano; una habitación entre los pobres, donde prosperen corrientes de amistad igual y recíproca, no de mera tutela y subordinación humilde{4}.

El proceso de su vida puede darnos idea a la par de su misión y de su relación con las universidades. A tres causas poderosas reduce Barnett el movimiento que hace treinta años se produjo para bien de los débiles, del que son fruto Halls y [161] Houses: 1) al descrédito de la beneficencia reglamentada, en que un mecanismo sin entrañas acudía con remedios inadecuados a los males del corazón; 2) al deseo de informarse mejor del estado de los desamparados, ya que aquel descrédito exigía el contacto con ellos, sentir sus necesidades y comulgar en la mutua simpatía; 3) a los progresos del espíritu de humanidad, que, al condenar la filantropía antigua, hería sus pujos de grandeza y superioridad sobre los menesterosos y aplacaba los odios provocados, practicando la igualdad y estimulando la amistad entre todos.

Participaron de estos influjos las universidades. Oxford y Cambridge perdían por momentos su carácter aristocrático y sectario; llevaban fuera de sus muros los beneficios de su acción, buscando al pueblo, adonde no llegaban, y nacía la Extensión universitaria, [162] que, contando acaso tradición de siglos, según se dijo, respondía en el presente a trabajos de Birkbeck, Brougham, Bentharn, Cobbet, Sewell y de tantos otros. Era cuando Ruskin, profesando en una de ellas, mostraba a sus alumnos la dignidad del trabajo manual y hacía cundir entre los estudiantes, al lado de Frederick Maurice, Kinsley y Jowett, el sentimiento de un deber nuevo: el deber para el rico e instruido de instruir al ignorante y elevar al pobre.

Pero los cursos de conferencias de la University extension no bastaron; había quien no sentía la necesidad de instruirse, había quien no sufría la influencia de la instrucción en la conducta. El profesor de Oxford Th. Hill Green, hizo comprender que no se trataba de repartir limosnas y sí de dar a los pobres, con nuestra vida intelectual, una parte moral afectiva, y también cuajaron estas enseñanzas En 1867, C. Denison, de Oxford, presentábase al reverendo Th. Richard Green, el historiador popular de Inglaterra y vicario de una parroquia del Este, dispuesto a vivir entre sus feligreses, cerca del Hospital de Londres. Cuando murió, en 1871, lo siguieron Ed. Holland y E. Leonard en la empresa benemérita, y después estudiantes de Oxford, que dieron en pasar en Whitechapel las vacaciones de estío, y de los cuales era Arnold Toynbee tal vez el más entusiasta.

Encarnación de un espíritu social nuevo, vivió Toynbee en el rincón misérrimo de Tower Hamlets, consagrado a la asistencia pública; fue elegido miembro de un Consejo social; partidario ferviente de la cooperación, seguía con interés las sociedades de seguros, las Trades-Unions, las condiciones exteriores de la vida del obrero, la higiene de sus viviendas, la creación de bibliotecas populares, y [163] reunía a los pobres del East-End para hablarles de economía, de sus ideas sobre organización de la caridad en relación con los trabajos de los economistas. Mas murió joven{5}.

Sus amigos de Oxford honraron su memoria creando un fondo de 75000 francos y destinándolos a cursos públicos de economía, en el espíritu de Toynbee, y a construir entre los pobres una sala de conferencias que sirviera también para la reunión y fusión de las clases. El reverendo Barnett, [164] al servicio de una de las parroquias de Whitechapel, marchó a Oxford cuando tuvo noticia de la colecta; pronunció en el colegio de San Juan un discurso en que sostenía la necesidad de la vida entre los pobres, el deber de darles cultura universitaria, y de quererles, lo que se obtendría estudiándoles, y convínose entonces en destinar los fondos a la creación de una colonia universitaria que, llevando el nombre del amigo perdido, realizara también sus aspiraciones.

Se formó una Sociedad para la creación de esas instituciones (Universities SettIements Association), obtuvieron a préstamo (4 por 100 con amortización) los fundadores 300.000 francos, y compraron la casa vieja de una antigua escuela industrial, que, después de grandes transformaciones, es el edificio de ladrillos rojos, cubiertos de plantas trepadoras, que se levanta en Commercial Street, brindando que cultura y cariño de hogar a los desvalidos de aquella parte de Londres{6}. [165]

En él se congregan, en torno del reverendo Barnett y de su señora ilustre, principales directores de aquella casa, los residentes que envían Oxford y Cambridge y algunos más que quieren vivir entre los obreros pobres aquella vida obscura y austera, aunque no llega a la mortificación personal ni a estériles sacrificios, pero ruda para quien abandona las grandezas del West-End.

II
Sus funciones

Reducir la obra a cursos de conferencias –dice Barnett– es como seguir a Cristo porque hace milagros, y no porque perdona pecados.

Tanto se hace en Toynbee-Hall, que pronto el que llega encuentra en qué emplearse, excelente medio donde hacer experiencias, y un director-maestro en descubrir y estimular las buenas aptitudes. Cuando se sale del tumulto de la calle del Comercio en Whitechapel –dice Hancock Nunn– para entrar en el patio de honor de Toynbee-Hall, se experimenta calma y recogimiento. El edificio, con sus grandes ventanales, sus muros cubiertos de Virginia cripper, sus pórticos góticos, su palomar, su torre, recuerda los colegios de las universidades. Cuenta, sí, con más estudiantes que ninguno de ellos; todos son obreros del East-End, que no pueden consagrar más a su educación que las noches, las tardes del sábado y el domingo, y a [166] quienes imprime el amor al estudio una seriedad especial, que no se observa en otros. Un secretario cuida, al convertirse el local por la noche en una Universidad popular, de hacerles ver en carteles el programa de las enseñanzas, de expedir billetes que por un chelín dan acceso a un curso o a una serie de conferencias, y de proporcionar cuantas noticias se apetezcan sobre las tareas del establecimiento.

Tienen las enseñanzas de Toynbee-Hall, según Claparède, un doble carácter: cursos regulares de la Extensión universitaria, y conferencias de vulgarización para el gran público. Se hacen de noche.

Fueron simultáneamente, desde su fundación, cuatro los cursos; cinco, cuando hubo dinero para tanto, y hasta se organizaron otros en los barrios de la vecindad, sobre todo en Millwall, Simehouse y Poplar (lo que se llamó la Expansión de Toynbee Hall), con lo que llegaron a once. Son tres veces por semana, y tiene cada profesor cerca de cien oyentes. Sus relaciones con Oxford y Cambridge hacen que casi todos los cursos puedan repartirse en periodos de tres años, ocupando del año tres trimestres, con lo cual se logra solidez en el estudio y el necesario descanso.

Pero los estudios de segunda mano dejan deficiencia; es menester poner a los alumnos en contacto con los hechos o las fuentes, para que formen ideas propias; así como distraerles de la aridez de los estudios y colocarles en condiciones de que les interesen las tareas científicas. Lo obtuvieron los directores de la colonia, fomentándo el trabajo en común y las buenas amistades en el sistema de «repasos y ensayos» (repetitions). Suministran las universidades buen número de profesores entusiastas, que en «cursos complementarlos», agregados a [167] la obra principal, hacen estudiar por su cuenta a los alumnos, enseñándoles a manejar, en historia, libros, memorias, documentos, leyes, tratados; las obras originales, en literatura; en el laboratorio, los aparatos de ensayo, &c.; y los estudiantes devotos de un determinado estudio, o los profesores que quieran tratar materias especiales, con tal que logren congregar un público, hacen, además, «cursos particulares» para alumnos que pasen de diez y seis años, hayan aprovechado la primera enseñanza y puedan emprender un cierto trabajo personal. Eran 342 los estudiantes que acudían a 23 de estos cursos, que, según H. Nunn, se hacían en el último trimestre de que habla. La cuota de 1'25 francos podía ascender voluntariamente a 6'25 por trimestre. Observa que, en el círculo reducido de estos estudios especiales, es donde mejor se ejerce la acción moral.

Y todavía, para promover el interés y la actividad por estos asuntos, hacen los residentes que formen clubs y asociaciones los que siguen un curso de estudios sobre un objeto particular. Así surgieron la Asociación «Shakespiriana», la «Isabelina», y algunas otras literarias, confederadas en una Sociedad general y que se reúnen semanalmente; el club de economistas, que se reúne todos los meses, así como el de filósofos y algún otro, en los que se leen y discuten memorias en armonía con su objeto.

Las conferencias de vulgarización, para un público más numeroso, y más populares, si se quiere, tienen lugar las sábados. Casi todas las celebridades de Londres han pasado por la gran sala de la Colonia, y hablado de los asuntos más variados a los habitantes del barrio. Pero las reuniones más celebradas por Chaparêde, son las de los jueves, [168] denominadas Smoking debates. Se celebran en la gran sala, llena de obreros, que fuman, ríen, alborotan y charlan. Las preside un «residente», se discute casi siempre un asunto de actualidad, y se invita a alguna persona de las más autorizadas de Inglaterra para que ponga la cuestión en sus términos, en una conversación breve, que secundan después los obreros, emitiendo a voces sus opiniones, entre carcajadas y aplausos{7}.

Además, se trabaja en el laboratorio químico; hay una Biblioteca con más de 7.000 volúmenes dados o prestados por amigos, escritores o editores, y un bibliotecario a disposición del público ciertas horas del día; se dan clases de noche, donde se enseña a leer y a escribir, y cursos de economía doméstica para las muchachas que salen de la [169] escuela. Tal es la labor instructiva de Toynbee-Hall.

Al lado de ella, figuran otras cosas. Se tienen en gran estima la educación de las maneras, y la que procuran los ejercicios corporales, las excursiones y los viajes. Celébranse soirées en el salón de vez en cuando. Uno de los «residentes» recibe a los miembros de su Asociación, que suelen venir acompañados de su madre, sus amigos o su novia; la señora Barnett, o alguna otra, hacen los honores del salón, cuajado de flores. De entre ellos, destácanse jóvenes de la aristocracia, que vierten allí el espíritu de distinción y finura del West End, de camino que les enseñan sus juegos de buen tono. Tuvieron tal desarrollo los juegos corporales, que la influencia de Toynbee Hall llegó a organizar partidas de foot-ball en las escuelas elementales y asociaciones numerosas para el cricket, el boxeo, el remo, las excursiones, &c.; de todas ellas, tal vez es la más importante el «club de viajeros», formado en 1888 (a la vuelta de una expedición a Génova, provocada por conferencias sobre Mazzini), y que organiza excursiones interesantísimas a precios reducidos{8}. Ya visitaron sus miembros a Grecia, Italia, Suiza, los Países Bajos, y está –dice Chaparède– en vías de venir a España. Las sociedades de Historia Natural y de Arqueología también organizan, con grupos reducidos, viajes dentro de Inglaterra. En todos se descubren nuevos, horizontes para el estudio y nuevas amistades inestimables. [170]

Había penetrado la ciencia en Whitechapel, y se necesitaba el arte en sus más elevadas manifestaciones. No se contentaron los directores de la Colonia con lo que tiene de artística su obra entera, ni con la enseñanza de la música, en alguna de sus secciones. Los señores Barnett intentaron organizar una exposición de pinturas, a pesar del desdén con que los artistas recibieron su proyecto. Creían que aquel género de la belleza era inaccesible al sentimiento de los obreros, cuando ya Ruskin había enseñado dibujo a los pobres y hacía compartir su entusiasmo por la naturaleza y el arte a la multitud creciente de sus admiradores, William Morris se hacía decorador, para esparcir el grito de lo bello hasta en los más humildes, y Watts había predicado que el arte enardece, consuela y fortifica. Por fin se llevó a cabo, y todos los años, por Pascua, se reúnen cuadros, se hace un catálogo sencillo y se dan conferencias a propósito de los más importantes. Más de 60.000 personas desfilan ante ellos respetuosas; estimuladas a manifestar sus preferencias, resultaron los paisajes los menos favorecidos; lo fueron más los históricos, y sobre todo gustaron los simbólicos, que, expresan grandes ideas espirituales.

La obra cívica de Toynbee-Hall alcanza, si se quiere, mayores proporciones. En los barrios del East End va absorbiendo gradualmente la administración local todas las funciones que llenan la Iglesia y la caridad privada, así como interviene en las escuelas y vela por la higiene; puede decirse que las mejoras de los Boards y los Councils, y en general el régimen municipal, son un alivio a las luchas candentes de los partidos, y la única esperanza de los obreros pobres. Lo que sucede es que no siempre se cumplen las leyes, porque los [171] habitantes son trabajadores, que no pueden ocuparse de intervenir en tales asuntos, y porque las personas ricas, que podrían hacerlo, tienden a vivir lejos de la miseria, que allí lo invade todo. Falta gente conocedora de su personalidad de ciudadano, o que se haga cargo de esas funciones: y eso hicieron en cierta medida –dice Barnett– los residentes de la Colonia, unos como miembros de los Boards, todos como vecinos del barrio. En este punto no se olvidó nada. Algunos miembros llevaron sus aficiones militares al extremo de formar dos o tres batallones de jóvenes de Whitepachel y de Bethnal Greer, que dieron grandes resultados incorporados a los voluntarios del Este de Londres; uno fue al Parlamento por el distrito de Bow; fue otro presidente de la comisión de Trabajos públicos; muchos dedican su actividad a trabajos del Schoold Board de Londres; buscan otros remedios al paro forzoso del obrero, ya en los comités locales de socorros, bien estudiando las causas económicas que los producen; quiénes se hacen cargo del estado deplorable de las casas pobres, mueven la opinión y estimulan a las autoridades encargadas de la higiene. El espíritu nuevo que inspiraron, recordando la tarea de Green, al Poor Law Board, fue fecundo en beneficios. La creación en Whitechapel de una biblioteca pública, el acomodo de las escuelas a las exigencias de la civilización, el haber adoptado algunos partidos políticos un programa social, amén de la creación de cooperativas, sociedades de ahorro, templanza y educación, y el influjo en los movimientos huelguistas, en la formación de sindicatos, y hasta en que la policía haga reinar en el barrio la seguridad apetecida, lo demuestran cumplidamente.

Y no debemos terminar esta reseña sin [172] mencionar dos grandes asociaciones de misión social que congregan a todos los estudiantes de Toynbee-Hall: la «Unión de Estudiantes» y la «Asociación de antiguos Estudiantes», las cuales, para lograr su objeto y poner a contribución los beneficios de la unión en la obra del Settlement, organizan veladas por el invierno, excursiones por el verano a menudo visitas al campo, garden parties en propiedades de sus amigos, &c.; asociaciones que, como los otros clubs{9}, viven independientes, con propia administración, persiguiendo con autonomía su objeto pero sin alejarse del hogar de estudio que les dio nacimiento.

Balliol House y Wadham House –por último–, dos grandes colegios que se levantan a derecha y a izquierda de la institución, donde se dirige a los jóvenes de fuera de Londres que quieren seguir una profesión liberal, son centros que toman parte activa en la colonia y organizan juegos y ejercicios al aire libre para niños y jóvenes de los alrededores, revelando la magnitud de sus obras, y cómo, ya en la madurez, muestra aspiraciones reproductivas, que, si se cumplen las esperanzas de Hancock Nunn, pronto han de verse traducidas en el seno de Tower Hamlet en diez Settlements semejantes. [173]

Si se pregunta ahora por los resultados positivos de este Instituto de educación social, responde Barnett: Toynbee-Hall va logrando dos objetos: disminuir la desconfianza entre ricos y pobres, que se aproximan unos a otros, y llevar a la administración local un espíritu levantado y conciencia de la misión del ciudadano. Participa, pues, del espíritu de humanidad que cunde, que es como un Settlement, en opinión de su director, debe ser apreciado. Hancock Nunn entiende que las clases directoras están a punto de declinar el poder en las clases populares, y que la Colonia sirve a los intereses de la justicia y el Estado, dando a los pobres el cariño a que tienen derecho, y, educándolos a la par, como a la gente que ha de dirigir los destinos de Inglaterra. Claparède se explica en sentido semejante.

Sólo, en lo que conozco, A. Chaboseau, en la Revue Socialiste, mira con desdén esta obra, que, en su opinión, no hace educación cívica, sino caridad social, quejándose de la ausencia de aquellos obreros en los clubs del socialismo, y reputando burguesa e inútil, por la nefasta influencia de Ruskin, esa cultura estética, cuasi huera, que les hace renegar de su clase de origen...

Como si no se compadecieran la caridad social y la justicia, y como si el conocimiento{10} del obrero, la comunidad de vida de ricos y pobres [174] en la educación popular, su educación por la belleza y para ella, y esa cultura, clásica si se quiere, que se les facilita, no fueran condiciones para el logro de un ideal social, por alto que se le ponga.

Notas

{1} Fuentes: University Settlements, por Barnett, y Toynbee-Hall, por Th. Hancock Nunn, en el libro de Buisson L'Education populaire des adultes en Angleterre; R. Claparéde, Toynbee-Hall, en la Rev. d'Economie Pólitique, t. XI; University Settlements, por Cummings, en Journal of economics, Abril 1895; las lecciones de M. Mantoux en la «Escuela de Altos Estudios de París», 1902; las noticias de E. Aves al I Cong. de enseñanza de las ciencias sociales, vol. cit., página 272, y las memorias de J. Uña y Sarthou en el Boletín de la Institución Libre de Enseñanza, Enero de 1903.

{2} Enumera el reverendo Barnett, en su monografia, Oxford House, Mansfiel House, Bermondsey Settlement, Trinity Court, Caius, Newman House, Browing Hall, Southwark Ladies Settlement y Mayfield House, sólo de Londres. También en el Norte de América hay colonias universitarias con el carácter de las inglesas: Hull House en Chicago, Andover House en Boston, amén de lo menos veinte más en diferentes ciudades americanas. El libro de Buisson consagra un apéndice a un estudio de Mlle. Rusignol acerca de Hull House.

{3} Barrio elegante de Londres.

{4} En las otras colonias de que se habla en el libro de Buisson se dan los caracteres de que habla Barnett, si bien en algunas se significa en mucho su función religiosa.

La de Berdmonsey se formó en 1892, con objeto de persuadir a hombres y mujeres bien educados clasy animados de amor al bien público, a un contacto amistoso, cordial, con las clases más pobres, para despertar en ellas gustos elevados en lo moral o intelectual y un espíritu más noble. Los asuntos en que se ocupa son: dar fuerza y hacer atractivo al cristianismo; vida social de fusión de clases; estudios de literatura, ciencia y arte; discusión de males sociales y busca de remedios adecuados; administración local y obras filantrópicas; insistiendo en que no se haga esto en interés de secta o partido, contando sólo con hombres de buena voluntad. Véase el estudio de su director, J. Scott Lidgett (1895. Trad. de Mlle. Garnier). Ob. cit.

University Hall o Elsmere Hall (con su anejo Marchmon Hall), inspirado por Mrs. Humphrey Ward (la famosa autora de Robert Elsmere), y situado en uno de los barrios más interesantes de Londres, se formó con carácter religioso, según una conferencia de aquella ilustre novelista, que informó después su alocución de 1890. Más tarde parece que dio extensión a sus fines, que son, en los Estatutos de 1893, suscitar el [161] pensamiento cristiano, libre, transformado por las ciencias y la simpatía social; unir hombres y mujeres, ricos y pobres, sabios o ignorantes, en la obra común; estudiar los problemas sociales de Londres, fomentar la esperanza de un porvenir mejor y adaptar a ese resultado el esfuerzo individual de todos. Véase las noticias de W. S. Field y Russell (trad. de M. Martin Dupont y de M. Oswald Murray), Ob. cit.

El Hull-House, de Chicago, iniciado por señoras también, tiene, como las otras colonias, la misión de vivir entre pobres, procurarles cultura y sentimiento del deber de ciudadano; dispone tal vez de medios más extensos que los otros para llenar su objeto. Véase el estudio de Mlle. Russignol, inspirado en Hull-House Maps and Papers, by Residents of H. H. (Boston, 1895). Ob. cit.

Tavistock Settlement, en Londres más moderno, es muy aristocrático, tiene edificios propios magníficos y gasta un presupuesto anual de cerca de 80.000 francos. Hace cursos para enfermos, llevados allí en coches, y les educa para un oficio.

Debe mencionarse también Ruskin-Hall, el famoso collège obrero de Oxford, con residencia y cursos en sus locales y por correspondencia.

{5} La vida de Toynbee es de lo más interesante.

Debía muy poco a la familia y a la escuela, y fue siempre reflexivo y serio, hasta el puntde no mezclarse en los juegos atléticos de sus compañeros. Se educó sin madre; a los veinte años se fue a Oxford (1873), al colegio de Pembrocke; se hizo lecturer en 1878 y tutor en Balliol, donde dirigía, sobre todo, a los jóvenes que iban a la India. Por entonces sus estudios dedicábanse a la religión y a la filosofía, en las que se revelaba como pensador profundo, si bien después las dejó por la historia, con éxito tan admirable, que adivinaba certeramente, según un biógrafo suyo, el espíritu de las épocas y las aspiraciones palpitantes de verdad y de justicia que en cada una realizó la humanidad.

Todavía, más tarde, hizo de la economía política, ciencia desacreditada entonces e informada por el laisser faire, su objetivo particular. Le parecían mal sus principios, afirmados dogmáticamente, sin demostración cumplida; creíalos provisionales y falsos, porque prescindían de toda consideración moral, y en su afán de armonizarlos con la realidad, hizo minucioso estudio de los hechos, explicándose las teorías ortodoxas por influjo de los acontecimientos que las vieron nacer. Aplicaba a los economistas el método de los historiadores de Francia y Roma, y ese hubiera brillado en su Revolución industrial, si la hubiera dado término. Smith, Ricardo, Malthus, eran intérpretes de las condiciones industriales y sociales de su tiempo.

Puso en Whitechapel en práctica su teoría. Se casó en 1879, dedicándose entonces con más ahínco a la educación popular, y con bien poca salud, por cierto. Murió el joven apóstol en Marzo de 1883. –Véase Alfred Milner, Arnold Toynbee (Londres, 1895). Citado por Claparède.

{6} Se compone el edificio de piso bajo, donde está la sala de conferencias, para 300 personas próximamente, el gran salón, el comedor, que recuerda los refectorios de Oxford y Cambridge, con los escudos de los colegiales a lo largo de la cornisa, y de otro piso en el que se hallan las habitaciones de los colonos o residentes (caben hasta 20), una sala pequeña para clases o reuniones de clubs y de sociedades, y otra en que está la biblioteca; el laboratorio químico está encima de ellas, y todos los departamentos están adornados con estatuas, al estilo de la Universidad de Londres.

La economía de Toynbee-Hall tiene dos partes. Una comercial, habitaciones para unos cuantos colonos, que pagan de 30 a 50 francos, con comida, y que están allí como en otro hotel cualquiera; y otra caritativa, satisfecha por los entusiastas, incluso los propios colonos y Barnett, para el pago que requieran las atenciones en que están empeñados. Se elevaron estos gastos en el último año a que se refieren las noticias de Bruce en la monografía de Hancock Nunn a 75.000 francos, 8.000 de los cuales fueron pagados por las universidades.

{7} En el cuadro de conferencias de 1894-95, figuraban como conferenciantes: Gardiner, Richards, Foster, Hairlland, Carnegie, &c. Y entre otros, los asuntos desarrollados en un trimestre son «El régimen republicano, la regencia y la restauración», «Historia constitucional de Inglaterra» (1661-1697), Literatura inglesa de Pope a Johnson», «El darwinismo», «Transformaciones de la energía química»...

En las clases figuraban: Ronald Bayne («La Revolución francesa»), Richards («Las colonias y el comercio de Inglaterra en el siglo XVIII), Rhys «La novela inglesa»), Hayward «Shakespeare»), Broboks («Homero»), señorita Benecne («Goethe, Léssing»), señorita Hatt («Biología»), señorita Reinnis «Geología»), señorita Rowland («Fisiología»), señorita Huntley «Física, Química»), Barnett («Estudio de la Biblia»), Denyer («Los salarios en la industria», «El estado en sus relaciones con el trabajo»), Harris «Matemáticas»), Mitcheson («Lógica»), Vaylor («La música en la época de Shakespeare»), Jarvis («Arquitectura»), los doctores Dundes, Grand, Eddowes («Primeros socorros en caso de enfermedad»), etcétera, &c.

Los jueves discútense cuestiones como estas: «Las pensiones para la vejez», «La organización municipal de Londres», «Las elecciones en el Consejo escolar»...

{8} H. Nunn recuerda su último viaje a Venecia con 40 personas. Visitaron Venecia, Lucerna, Padua, Milán, Verona y Munich, por 262'50 francos cada uno. Gastaron en el transporte 168'10; el resto en buenos hoteles, y todos volvieron encantados.

{9} Se formaron algunos más a su alrededor y por sus estímulos. Claparède menciona como importantes: Whitthington Club, de jóvenes, con organización militarista; Old Rutland Club, que reúne a los ancianos que de niños fueron juntos a la escuela de Old Rut and Street; Solesworth Club, formado por residentes y obreros de las grandes casas de vecindad, excelente círculo popular de amigos, sin gobierno y sin patronato.

{10} Sus trabajos en este sentido pueden colocarse, a mi ver, entre los de Le Play, Maroussem, Vignes, &c. Claparède menciona: los de los señores Barnett, a propósito de la organización de Whitechapel; los de Ernest Aves, cooperador de M. Ch. Booth, en La vida y el trabajo de los obreros en Londres; los de Pyddoch, acerca de los vagabundos, y los que en 1895-96 se hicieron acerca de los «sin trabajo».

←  Leopoldo PalaciosLas universidades populares  →

filosofia.orgProyecto filosofía en español
© 2002 filosofia.org
Leopoldo Palacios Morini (1876-1952)