Fernando Lozano Montes 1844-1935 Demófilo
Militar y periodista español, masón, anticlerical, republicano y activista del «librepensamiento», cofundador con Ramón Chíes del periódico Las Dominicales del Libre Pensamiento (1883-1909). Nació en Almadenejos, Ciudad Real, el primero de agosto de 1844, y falleció en San Rafael, Madrid, el 27 de septiembre de 1935, a los 91 años. Realizó sus primeros estudios en Almadén y al trasladarse su familia a Madrid ingresó en la Academia de Administración Militar, obteniendo empleo de oficial de la administración militar.
Triunfante en septiembre de 1868 la Revolución, la Gloriosa, vencedor el insurrecto general Francisco Serrano sobre el realista general Manuel Pavía en la Batalla del Puente de Alcolea (28 de septiembre), destronada Isabel II y huida hacia el exilio parisino, la septembrina nombró el 4 de octubre rector de la Universidad Central (a propuesta de Julián Sanz del Río, que previamente había preferido no aceptar el cargo), a otro famoso catedrático que además era clérigo católico, aunque se acabaría apartando, y que incluso veinte años antes había sido Predicador Supernumerario de la Reina Isabel II, Fernando de Castro. El gobierno provisional revolucionario, y su Ministro de Fomento, Manuel Ruiz Zorrilla, se apresuraron a impulsar una «organización radicalmente liberal» de la instrucción pública: «Por esto una de las primeras disposiciones del Gobierno provisional fue permitir que en los Establecimientos públicos pudiesen explicar cualquier asignatura los ciudadanos que quisieran hacerlo» (asegura el decreto de 26 de diciembre de 1868 que autoriza cátedras de cualquier género en establecimientos de la Nación). Un mes antes de este decreto ya habían comenzado las cátedras populares gratuitas inauguradas por el Rector de la Universidad, y entre los tres primeros intervinientes (el artículo tercero del decreto prescribirá que «no se exigirá título académico de ninguna especie a los que soliciten estos permisos, sea cualquiera la materia sobre que hayan de recaer las explicaciones») encontramos a Fernando Lozano, junto con José Luis Giner de los Ríos (hermano pequeño de Francisco Giner, nacido en 1843, que también fue profesor en la Academia de Administración Militar) y Eusebio Ruiz Chamorro (que fue después catedrático de Psicología y Ética en el Instituto Cardenal Cisneros de Madrid):
«El lunes comenzaron las cátedras populares gratuitas de San Isidro que el día anterior fueron declaradas abiertas por el señor rector de la Universidad central. En dicho día explicarán sus primeras lecciones los Sres. Chamorro, D. Fernando Lozano y D. José Luis Giner.» (La Discusión. Diario democrático [No más reyes. Viva la República], Madrid, viernes 20 de noviembre de 1868, año XIII, nº 40, pág. 3.)
Pero sólo quince días después de publicado el decreto que autorizaba las cátedras libres, estos tres jóvenes y pioneros catedráticos populares gratuitos, junto con otros menores de veinticinco años, como Urbano González Serrano, aparecen anunciados en el mismo periódico republicano La Discusión entre el cuadro de profesores de la Academia, de pago, de la calle de la Luna 18:
«Academia. Recomendamos eficazmente a nuestros lectores la nuevamente abierta en la calle de la Luna, núm. 18, cuarto principal. El mayor elogio que de ella podemos hacer es publicar el cuadro de los profesores que se hallan a su frente. Hele aquí: Cuadro de profesores. Sección de Filosofía y Letras. –D. José Hidalgo y Martínez. –D. Eusebio Ruiz Chamorro. –D. Urbano González Serrano. Sección de Ciencias. –D. Eduardo Lozano y Ponce de León. –D. José Mirete y Visedo. Sección de Derecho. –D. Eusebio Ruiz Chamorro. –D. Urbano González Serrano. Sección de Estudios especiales. –D. Fernando Lozano y Montes. –D. José Luis Giner de los Ríos. –D. Rafael Langa y Madrona. He aquí ahora la tarifa de los honorarios: 30 reales mensuales por una asignatura aislada de 2ª enseñanza. 60 idem sea cualquiera el número de ellas que el alumno estudie. 60 idem matemáticas para carreras especiales. 40 idem comercio. 40 idem lenguas.» (La Discusión. Diario democrático [No más reyes. Viva la República], Madrid, Domingo 17 de enero de 1869, año XIV, nº 89, pág. 3.)
Fernando Lozano ya había formado una familia, junto con Rafaela Rey Pontes († 5 diciembre 1901), y el 4 de mayo de 1870 nació su hija Rafaela Lozano Rey. Ejercía como oficial de la administración militar, vinculado a la Academia de Administración Militar, y ya catedrático popular y profesor de una academia privada, decidió también comenzar estudios reglados universitarios. En el Archivo Histórico Nacional se conservan sus expedientes como alumno de la Universidad Central (en la Facultad de Filosofía y Letras, 1869-1871, donde se licenció, y en la Facultad de Derecho, 1870-1871).
«Ayer se verificó el acto de la apertura del curso académico de 1870 a 1871, en la Universidad Central. Presidió el señor ministro de Fomento, teniendo a su lado al rector de la Universidad y a los decanos de las facultades de letras y farmacia. Los señores ministros de Gracia y Justicia, Ultramar y Hacienda asistieron al claustro en traje de doctores. En el dosel que existe detrás de la mesa de la presidencia, se veía el escudo de la Academia Complutense, y debajo estaba colocada la estatua de Cisneros. El acto empezó por leer el doctor y catedrático de la facultad de ciencias, D. Manuel Rico y Sinobas, un correcto discurso, cuyo tema era el Origen de las Universidades. Acto seguido, el señor ministro de Fomento distribuyó los premios a los alumnos que a continuación se expresan: Facultad de filosofía y letras: D. Gabriel del Corral y Fernández, D. Vicente Santa María y Paredes, don Fernando Lozano y Montes, D. Julio Melgares y Marín, D. Jacinto Mena Alvarez, D. Angel Rico y Valarino, D. Vicente Santa María y Paredes, D. Ismael Rivas y Calderón, D. Teodoro San Román y Maldonado. Ciencias: […].» (El Imparcial. Diario liberal, Madrid, domingo 2 de octubre de 1870, pág. 3.)
Traicionada la Gloriosa por algunos temerosos de la República, que encontraron en el rey Amadeo I de Saboya (16 noviembre 1870-11 febrero 1873) el modo de alargar la monarquía en España, Fernando Lozano fue de los militares que se negaron a jurar fidelidad al rey, prefiriendo antes abandonar el servicio de las armas.
«Adiciones a las dificultades militares para un juramento dinástico. Según nos informa La Correspondencia, D. Pedro Suárez Moreno, capitan graduado teniente de infantería, ha sido dado de baja en el ejército, previa sumaria, por no haber querido jurar al rey. El oficial de administración militar don Fernando Lozano Montes ha solicitado su licencia absoluta, como otros individuos del mismo cuerpo que se negaron a jurar al rey. Sería curiosa una exacta estadística de todos los militares que por su voluntad o contra ella tienen que dejar el servicio o visitar las islas Baleares.» (La Discusión. Diario democrático [ya no figuran en este diario los dos propósitos que aparecían en 1868 y 1869: «No más reyes. Viva la República»], Madrid, martes 28 de febrero de 1871, pág. 2.)
En 1871 fue uno de los 500 suscriptores (figura con el nº 182) que hicieron posible la primera edición completa en español de las Obras Completas de Platón, traducidas por Patricio de Azcárate. Al comienzo del curso 1871-1872 se nos aparece como profesor y empresario en la enseñanza privada:
«Llamamos la atención de los estudiantes acerca del anuncio que verán en la sección correspondiente sobre el curso especial de asignaturas para el preparatorio de derecho que acaba de establecer nuestro particular amigo D. Fernando Lozano y Montes, licenciado en filosofía y letras, el cual cuenta con el concurso de notables profesores para ampliar las enseñanzas de todas las asignaturas que comprenden las facultades de filosofía y letras y derecho.» «Curso especial de las asignaturas del preparatorio de derecho, bajo la dirección de D. Fernando Lozano y Montes, licenciado en filosofía y letras. Espíritu Santo 37 y 39, 2º derecha. Nota. Esta academia cuenta con la cooperación de otros acreditados profesores de filosofía y letras y de derecho, para la enseñanza de todas las asignaturas de ambas facultades.» (La Correspondencia de España, Madrid, lunes 16 de octubre de 1871, págs. 1 y 3.)
También ejerció como profesor auxiliar de la cátedra de Literatura de la Universidad de Madrid, cargo en el que lo sustituyó más tarde D. José Canalejas y Méndez, e intentó, infructuosamente, abrirse camino entre el profesorado oficial universitario:
«El miércoles 5 de junio, a las ocho de la noche, comenzará en la universidad Central sus ejercicios de oposición a varias cátedras vacantes de geografía e historia la octava trinca, compuesta de los señores D. Fernando Lozano y Montes, D. Genaro Velasco y Hernández y D. Miguel Gago y Lorenzo.» (La Correspondencia de España, jueves 30 de mayo de 1872, pág. 1.)
Depuesto Amadeo como rey al proclamarse la República (11 febrero de 1873-29 diciembre 1874) pudo continuar su carrera en la Administración Militar, como profesor del Cuerpo de Intendencia, cubriendo incluso misiones en el extranjero comisionado por el Ministerio de la Guerra de la República Española:
«Anoche salió para Viena el oficial de administración militar D. Fernando Lozano, comisionado por el ministerio de la Guerra, para estudiar los adelantos de aquel instituto.» (El Imparcial. Diario liberal, Madrid, miércoles 9 de julio de 1873, pág. 4.)
«Ha sido nombrado director de estudios de la academia de Administración militar, el subintendente D. Manuel Macías, y profesores D. Alejandro Pérez, D. Julián Vallespín, D. Ladislao Corral, D. Fernando Lozano, D. José González Ruiz y D. Enrique Nebot.» (La Correspondencia de España, Madrid, miércoles 26 de noviembre de 1873, pág. 3.)
«Hemos tenido el gusto de ver el discurso leído en la apertura de la academia del cuerpo administrativo del ejército, por el sub profesor de la misma nuestro estimado amigo D. Fernando Lozano y Montes. Es un trabajo digno por todos los conceptos de la ilustración y recto criterio de nuestro amigo.» (La Discusión. Diario democrático [¡No más reyes! ¡Viva la República Española!], Madrid, domingo 11 de enero de 1874, pág. 3.)
Restaurados los Borbones al trono de España, se trasladó por real decreto de 1º de mayo de 1875 la Academia del Cuerpo Administrativo del Ejército a la ciudad de Ávila, donde ocupó el Palacio de Polentinos. Lozano fue el encargado de pronunciar un discurso en la ceremonia inaugural de las nuevas instalaciones, de cuya Biblioteca también fue primer bibliotecario.
«Ultimados los primeros e indispensables preparativos en la Academia, ésta celebró, en la tarde del 19 de septiembre, la apertura del primer curso académico, con asistencia del Gobernador militar, del civil, Alcalde y demás autoridades locales y distinguido público. El profesor don Fernando Lozano y Montes, después de dirigir un saludo a la ciudad de Avila por la hospitalidad dispensada a la Academia, saludo también extensivo a las autoridades y demás concurrentes al acto, leyó un elocuente discurso acerca de la importante misión de la Administración Militar como institución fundamental en los Ejércitos modernos e hizo acertadas consideraciones respecto del plan de conocimiento que la Oficialidad del Cuerpo iba a adquirir como base preparatoria de estudios sucesivos durante la carrera que el adelanto de la guerra venía exigiendo de día en día. Discurso que, por su claridad, sentido práctico y vigorosa argumentación, fue muy aplaudido por el auditorio.» (Rafael Fuertes Arias, Monografía histórica de la Academia de Intendencia del Ejército, Madrid 1936, apud Vitaliano Ares Guillen, «Centenario de la instalación de la Academia de Intendencia en Ávila», Ejército. Revista de las armas y servicios, Ministerio del Ejército, España, nº 436, mayo 1976, pág. 68.)
«Administración central de Correos. Sección de lista. Cartas detenidas por falta de franqueo el día 1º de Marzo de 1876. Num. Nombres. Destinos. […] 17 Fernando Lozano, Avila.» (Diario oficial de avisos de Madrid, viernes 3 de marzo de 1876, pág. 2.)
«Movimiento bibliográfico. […] Transformación de la administración militar en nuestro tiempo. Conferencia por D. Fernando Lozano y Montes, oficial de dicho instituto. Impresión esmerada hecha en el establecimiento tipográfico de A. Bacaycoa, a cargo de E. Viota, Pez, 6, principal derecha.» (El Globo, Madrid, miércoles 10 de abril de 1878, pág. 4.)
«Academia. Preparación para carreras militares. Dr. Fernando Lozano y Montes, exprofesor de la Universidad de Madrid y de la academia de Administración militar, Plaza Ministerios, 2, segundo.» (El Imparcial. Diario liberal, martes 17 de septiembre de 1878, pág. 4.)
«Movimiento bibliográfico. […] Biblioteca administrativo-militar. Fundamentos de la enseñanza militar, por D. Fernando Lozano y Montes, oficial de administración militar. Madrid 1878. Imprenta de A. Bacaycoa, a cargo de E. Viota, Pez, número 6, principal derecha. Se halla de venta en la imprenta de la Administración militar, Torija, 14.» (El Globo, Madrid, jueves 19 de septiembre de 1878, pág. 4.)
«Libros presentados a esta redacción por autores o editores. […] Folletos. Transformación de la Administración militar en nuestro tiempo, por D. Fernando Lozano y Montes; Fundamentos de la enseñanza militar, plan razonado de estudios de una Academia general militar y de otra especial del Cuerpo administrativo del ejército, por D. Fernando Lozano y Montes.» (La Ilustración española y americana, Madrid, 22 de septiembre de 1878, pág. 14.)
«Academia Preparatoria. Director, Fernando Lozano y Montes, Isabel la Católica, 10, 2º. Se abren las clases el 15 de setiembre.» (El Imparcial. Diario liberal, viernes 5 de septiembre de 1879, pág. 4.)
«Academia Preparatoria para el ingreso en administración militar. Isabel la Católica, 10, 2º derecha. Director, Fernando Lozano y Montes. Se abren las clases el 15 de setiembre.» (Diario oficial de avisos de Madrid, jueves 9 de septiembre de 1880, pág. 4.)
«Academia Preparatoria para el ingreso en Administración militar. Director, Fernando Lozano y Montes, calle de San Miguel, 25, 2º derecha. Se abren las clases el 15 de setiembre.» (El Imparcial. Diario liberal, lunes 5 de septiembre de 1881, pág. 2.)
Su nombre comenzó a hacerse conocido en la prensa, en combativos artículos en los que destilaba su ardor anticlerical, y dada su condición de militar y propietario de una academia preparatoria, le aconsejaron utilizar un pseudónimo, con el que sería ya principalmente conocido: «Demófilo» (nombre que también adoptaría como simbólico en sus actividades masónicas, que el anticlericalismo católico no estaba reñido con la asunción de otras místicas y ceremonias no poco ridículas y extravagantes).
En 1883, siendo capitán del Ejército, y siempre como Demófilo, fundó junto con Ramón Chíes el periódico semanal Las Dominicales del Libre Pensamiento, que muy pronto se convirtió en agitador del republicanismo, el anticlericalismo y el «librepensamiento».
«Tenemos a la vista una carta del ministro de la Guerra de Venezuela, en la cual, después de decir que ha leido por sí mismo la gran obra de Arte y Administración militar del subintendente P. Odier, traducida por nuestro amigo D. Fernando Lozano y Montes, agrega: "Atraído por el mérito y utilidad de la obra, hícela conocer de varios militares de nuestro ejército que atesoran conocimientos en la materia, quienes la han conceptuado también de una utilidad incalculable por sus grandes enseñanzas. Oportunamente la someteré a la consideración del Gobierno, con la aspiración de que sea adoptada como texto en el ejército activo de la República. Aprovecho esta ocasión para ofrecer al Sr. Lozano y Montes la condecoración del Busto de Bolívar. ¿La aceptaría V.?" Enterarse por sí mismo un ministro de la utilidad de un libro; proponer su adopción como obra de texto, y ofrecer una recompensa al autor, sin conocerle ni tener relación de ningún género con él, honra demasiado a aquella autoridad para resistir la tentación de hacerlo público.» (Las Dominicales del Libre Pensamiento, nº 15, domingo 13 de mayo de 1883, pág. 2.)
En 1885 forma, junto con Chíes y Pí Margall, el trío de albaceas testamentarios que Felipe Nieto Benito, militar republicano federal nacido en Guadalajara, dispuso para que fuera creada una vez fallecida su hermana. Y así había de abrirse en 1902 la Escuela Laica de Guadalajara, bajo la tutela de Fernando Lozano; una escuela pionera en su género en España y que mantuvo vínculos con la Escuela Moderna que Francisco Ferrer Guardia impulsaba desde Barcelona.
«En la Villa de Madrid a quince de Junio de mil ochocientos ochenta y cinco: ante mi Don Francisco Moragas y Tegera Notario y Abogado de los Ilustres Colegios de esta Capital, con vecindad fija y residencia en la misma, comparece el Sr. Don Felipe Nieto y Benito de cincuenta y cuatro años, soltero, Comandante retirado, de esta vecindad, con cédula personal de octava clase, espedida en esta Capital en seis de Setiembre último, número mil cincuenta y uno. […] Décimo. Para el cumplimiento de todas las disposiciones en este testamento contenidas, nombra albaceas testamentarios e instituye a la vez en herederos fiduciarios a Don Francisco Pi y Margall, Don Ramón Chíes y Gómez y Don Fernando Lozano y Montes, que podrán cumplirlas juntos o a solas, y de la manera que más conveniente estimen para el logro de su objeto.»
«Gobierno militar. Los señores Jefes y Oficiales e individuo de tropas, así como también los Señores y Señoras que a continuación se expresan, se servirán presentarse en la Sección segunda del Gobierno Militar de esta Plaza de tres a cuatro de la tarde cualquier día no festivo, con el fin de recoger documentos o enterarles de asuntos que les convienen. Clases y nombres. […] Capitanes. Don Fernando Lozano y Montes. […]. Madrid 5 de Agosto de 1885. El Teniente Coronel Secretario, Eduardo Manera.» (Diario oficial de avisos de Madrid, viernes 7 agosto 1885, pág. 2.)
El activismo librepensador le llevó al abandono de la carrera militar, dedicándose por completo al periodismo y el agitprop, de la mano de la masonería, con sus infantiles puntitos .·. mandiles y demás.
«Adhesiones. A.·. L.·. G.·. D.·. G.·. A.·. D.·. U.·. El Ven.·. Maest.·. Digg.·. Off.·. y demás Obb.·. que componen la Resp.·. Log.·. Cap.·. Legalidad Española, núm 325 Al Or.·. de Linares Reg.·. Cons.·. bajo los ausp.·. del Ser.·. Gr.·. Or.·. de España, envían a el Ilust.·. M.·. Fernando Lozano, simb.·. Demófilo, gr.·. 1.·. miembr.·. Honor.·. de este Resp.·. Tall.·. S.·. F.·. U.·. | Caro y Resp.·. H.·.: Ante todo, os rogamos dispenseis nuestra morosidad en contestaros; causas ajenas a nuestra voluntad han impedido que cumplamos con h.·. a quien tanto apreciamos; sin embargo, habéis de dispensarnos, y ya que no lo hicimos a su debido tiempo, lo hacemos muy persuadidos de que hombres que tienen el talento que nuestro que.·. h.·. Demófilo, le ha de adornar un corazón que perdona las faltas, aún las de cortesía y agradecimiento, como le ha pasado con nosotros. Sirve la presente, además que para reivindicarnos a sus ojos, el darle las más entusiastas gracias por su valioso concurso, por su profundo y bien escrito trabajo, para hacer más grandiosa la sesión, el solemne acto inaugural de la primera escuela laica linarense. A nosotros nos faltan palabras para demostraros el agradecimiento, y mucho más para alabar las cuartillas, que entre los entusiastas aplausos del público, se leyeron en el teatro de San Ildefonso de esta población y que eran debidas a su inspirado talento. […] Traz.·. en Log.·. a los 28 días del mes de Octubre de 1886 (o.·. v.·.). El Ven.·. M.·. acc.·. Buridau gr.·. 18. El primer Vig.·. Dantón gr.·.14. El segundo Vig.·. Lunez gr.·.9. El Orad.·. Milton. Por acuerdo del Tall.·. El Secret.·., Salomón gr.·.18.» (Las Dominicales del Libre Pensamiento, nº 205, sábado 20 de noviembre de 1886, pág. 4.)
En 1889 su hija Rafaela Lozano Rey (1870-Banyuls sur Mer 1941) se casó con Odón de Buen y del Cos (Zuera, Zaragoza 1863-México 1945), catedrático de Historia Natural de la Universidad de Barcelona, con quien tuvo seis hijos varones (Demófilo, Rafael, Sadí, Fernando, Eliseo y Víctor). Al primogénito, que nació en Madrid el 22 de julio de 1890, le dieron por nombre el pseudónimo del abuelo: Demófilo de Buen Lozano. Las Dominicales del Libre Pensamiento informaron así de la buena nueva: «Con toda felicidad ha dado a luz un hermoso niño, la hija de nuestro compañero Demófilo, esposa de Odón de Buen. El niño ha sido registrado civilmente con el nombre de Demófilo. Sus padres y abuelos han querido así transmitirle con su sangre su fe en la causa popular» (nº 405, 26 de julio de 1890, pág. 2). Y el abuelo publicó en ese mismo número un natalicio, «A mi nietecillo», que no tiene desperdicio. [Demófilo el nietecillo se casó en 1918 con su tía Paz Lozano Rey; fue profesor de Derecho Civil en Salamanca y Sevilla, alcanzó también el Grado 33 en la masonería, fue designado Gran Oriente Español, y falleció en el exilio en Panamá en 1946.] Las Dominicales fueron informando a sus lectores de los nuevos hijos de su espíritu y futuros soldados y luchadores de la emancipación social y de la libertad del pensamiento:
«La joven familia de nuestros muy queridos amigos Odón de Buen y Rafaela Lozano acaba de acrecentarse con un nuevo vástago. El niño ha sido inscrito en el registro civil con el nombre de Rafael. El acta de inscripción ha sido firmada por José Zulueta, candidato republicano en las últimas elecciones de diputados, Domingo Ortiz, comisario de guerra y poeta inspirado, antiguo amigo de la familia, y Salas Antón que, con su simpática esposa, fue a este objeto desde Barcelona a La Garriga, donde ha tenido lugar el natalicio. Cuenta un soldado más la obra de la emancipación social y de la libertad del pensamiento.» (Las Dominicales del Libre Pensamiento, nº 457, sábado 18 de julio de 1891, pág. 3.)
«Nuevo luchador. Odón de Buen tiene un hijo más. Ha sido registrado civilmente en Barcelona con el nombre de Sadí. Es el tercero de aquel hogar constituido conforme a las leyes que rigen la nueva vida. Demófilo, el primero, es reflexivo y concentrado. Rafael, el segundo, es expansivo y enérgico. Ambos forman la alegría de sus padres y de su numerosa familia. En el seno de ésta aprenderán, y aprenderá el nuevo nacido, a trabajar, a amar la verdad y la justicia, y a luchar sin hartura por elevar a todos los hombres al mismo nivel. La Redacción de Las Dominicales envía sus tiernos votos por la salud y la felicidad de ese nuevo hijo de su espíritu.» (Las Dominicales del Libre Pensamiento, nº 568, viernes 28 de julio de 1893, pág. 2.)
En 1890 publicó Demófilo el libro Federalismo y radicalismo («Crítica del federalismo regionalista y pactista. Defensa del radicalismo socialista. Estado actual de la cuestión republicana. Demostración de que el cambio de régimen al pasar de la monarquía a la república, no debe ofrecer temor alguno en España.»).
«Logia Karma. La primera referencia de esta logia es de 24 de junio de 1892. En esa fecha Bartolomé Rotger Pons secretario de la Resp. Log. Karma, núm. 95 del Antiguo Primitivo Rito Oriental de Memphis y Mizraim, certifica que Fernando Lozano y Montes, Gr. 33 ha sido proclamado por unanimidad «Miembro de Honor» de esta logia. La plancha la firma Francisco Parés Llansó como Ven. Maes. de la Logia Karma simbólico Virgilio, Gr. 33.» (Juan José Morales Ruiz, «La masonería en Menorca», en La masonería en la España del siglo XIX, Symposium de Salamanca 1985, vol. 1, 1987, pág. 395.)
En 1892, el año de cuarto centenario del Descubrimiento, los librepensadores Demófilo y Chíes lograron organizar en Madrid un magno Congreso Universal de Libre-Pensadores.
Fallecido Ramón Chíes en 1893, Demófilo mantuvo Las Dominicales durante quince años más, hasta 1909.
El Centro Documental de la Memoria Histórica (antiguo Archivo de la Masonería) conserva un «Expediente personal de Fernando Lozano Montes» (con 64 hojas y documentos). [SE-MASONERIA_A,56,2]
★ El fallecimiento de Fernando Lozano Montes en la prensa
«Don Fernando Lozano (Demófilo). Ha muerto el apóstol del librepensamiento, patriarca del republicanismo español. La república queda en gran deuda con él. La democracia está de duelo. La muerte nos ha arrebatado una de las figuras más preeminentes del republicanismo español; D. Fernando Lozano, que popularizó y glorificó el hombre de «Demófilo». Luchador de recia estirpe y de arraigadas convicciones, fundó, con Chíes, el periódico «Las Dominicales», que modeló la contextura espiritual de varias generaciones y que durante un cuarto de siglo fue bandera del librepensamiento y del republicanismo en España. La ingratitud de los hombres ha amargado los últimos años de su vida patriarcal. A raíz del advenimiento de la República del 14 de abril la Prensa liberal ensalzó justamente la personalidad de «Demófilo» y pidió para él la más alta recompensa, que fuese como un tributo a su acendrado republicanismo. Pero el homenaje quedó en proyecto y no es de esperar que se realice en estas horas de defección, de regresión al pasado… «Demófilo» fue un símbolo del republicanismo español y una de las instituciones más injustamente olvidadas. Heraldo de Madrid se asocia de todo corazón al duelo de la democracia. Y ante el cadáver del patriarca dice a todos los republicanos españoles que lo sean de corazón: «No le lloréis; imitadle.»
La personalidad de «Demófilo». Nació D. Fernando Lozano, «Demófilo», en Almadenejos (Ciudad Real) en 1 de agosto de 1844. Había, pues, cumplido los noventa y un años. En Almadén estudió las primeras letras. Más tarde se trasladó a Madrid con su familia y cursó sus estudios en la Academia de Administración Militar y en la Universidad. Se licenció en Filosofía y Letras y siguió la carrera de Administración Militar. Su nombre apareció al pie de artículos sensacionales y combativos. Intervinieron las autoridades militares y se le prohibió escribir. Entonces eligió el seudónimo do «Demófilo», que le hizo célebre, y prosiguió con él sus campañas periodísticas, animadas siempre de un vivo espíritu anticlerical. Al ser proclamado rey de España don Amadeo se negó D. Fernando Lozano a prestarle juramento de fidelidad, por lo que fue separado del Ejército. Después, al advenimiento de la primera República, fue repuesto en su cargo. Siendo capitán fundó en 1883, con D. Ramón Chíes, «Las Dominicales», que fue portavoz y antorcha del librepensamiento en España. Pero apercibido por sus superiores no afines ideológicamente abandonó el Ejército y se dedicó de lleno al periodismo y a la enseñanza. fue nombrado profesor auxiliar de la cátedra de Literatura de la Universidad de Madrid, cargo en el que lo sustituyó más tarde D. José Canalejas y Méndez. Viajó luego por Europa y América y organizó el Congreso Internacional del Librepensamiento, celebrado en Madrid, al que asistieron relevantes personalidades del arte y de la política de todos los países europeos y americanos. Republicano prestigioso, ocupó puestos preeminentes y de dirección en los partidos que laboraban por derrocar la Monarquía. fue presidente durante mucho tiempo de Unión Republicana, y en los tiempos inmediatos a la instauración de la República trabajó con gran ardimiento en este organismo político. Su obra –muy considerable– desperdigada queda por las páginas de los periódicos españoles y americanos. Aparte sus diatribas políticas y anticlericales escribió trabajos puramente literarios y un «Compendio de Hacienda pública», que sirvió de texto a los alumnos de la Academia de Intendencia. Sus amigos y admiradores reunirán en varios tomos sus mejores artículos. fue, en suma, D. Fernando Lozano, «Demófilo», un gran apóstol laico y un ciudadano ejemplar. Descanse en paz.
A los veteranos de la República. La Junta directiva de esta Agrupación ha recibido la triste noticia del fallecimiento del veterano, luchador y consecuente republicano don Fernando Lozano «Demófilo», socio de honor de esta entidad. Al participar tan sensible pérdida cúmplenos expresar la condolencia que embarga nuestro ánimo, por tratarse de tan esforzado paladín de la causa republicana. Por la presente nota participamos a nuestros asociados la obligación de asistir al entierro de nuestro llorado consocio.» (Heraldo de Madrid, sábado 28 septiembre 1935, pág. 16.)
«La muerte de un consecuente republicano. Don Fernando Lozano («Demófilo») ha fallecido ayer. Velázquez, 46. Casa antigua, modestísima, sin lujos, sin comodidades casi. Este era el domicilio de D. Fernando Lozano, «Demófilo». Hablamos con la portera –una mujer sencilla que nos recibe un poco temerosa, un poco turbada–. La presencia del fotógrafo que nos acompaña la inquieta: –La familia de D. Fernando no está aquí. No hay nadie en casa. Como sabe usted, el señor murió ayer en San Rafael… –¿No ha venido nadie del Gobierno? –Nadie, nadie. Únicamente ustedes son quienes lo han hecho. –Bien; ¿pero no sabe usted cuando vendrá la familia de don Fernando? –Lo ignoro en absoluto. Anoche telegrafiaron que vendrían hoy; pero no sé cuando. Mientras que la portera habla nos fijamos en un detalle: en el amplio portal de la casa no hay ni una mesa para que firmen los que acudan al domicilio del honesto republicano, del batallador periodista que hizo popularísimo el seudónimo de «Demófilo». La portera, cada vez más azorada, cada vez más tímida, cada vez más inquieta por nuestra presencia vuelve a su tarea, silenciosa. Sigue cosiendo una sábana. Insistimos: –¿Llevaba mucho tiempo viviendo aquí D. Fernando? –Muchos, muchos años. –¿Sólo? –Con sus hijas y su hijo. Quisiéramos preguntarle si contaba en sus últimos tiempos con el apoyo oficial, si el que había trabajado tanto por la instauración de la República, había sido premiado justamente al advenimiento de ésta; quisiéramos muchas cosas más; pero no nos atrevemos. Y aquélla mujer sencilla y humilde sigue cosiendo pulcramente en una sábana. [sigue la misma nota biográfica que aparece en El Heraldo]» (La Voz, sábado 28 septiembre 1935, pág. 6.)
«Ha fallecido en San Rafael Fernando Lozano, el patriarca de la República. La noticia vino así, de sopetón, a primera hora de la noche de ayer: «Fernando Lozano, «Demófilo», ha muerto en San Rafael a las doce de la mañana.» Y nada más. Ni un dato ampliatorio, ni un detalle del fallecimiento, nada; como si Fernando Lozano, que lo era todo, no hubiera sido nadie. A raíz del advenimiento de la República del 14 de Abril, La Libertad ensalzó la figura de «Demófilo», proponiendo para él, como republicano de siempre y como personalidad que todo lo dio por la República, la más alta recompensa, que fuese como un tributo a su republicanismo acendrado. Varias veces figuró en estas columnas el nombre respetable e ilustre de Fernando Lozano como ejemplo digno de imitar por aquellos que se proponen seguir el camino sin baches de la ciudadanía republicana. Y una vez más volvemos a rendir homenaje al prestigio de «Demófilo», pero, ahora, el homenaje póstumo de nuestro dolor al conocer la noticia de su muerte. Recordémosle unos momentos. Era de Almadenejos (Ciudad Real) y desde muy joven sustentó ideas republicanas. Nació en Agosto de 1841. Tenía, pues, noventa y cuatro años, y ni un solo instante renegó de sus convicciones de hombre libre. Político honrado y publicista fecundo, toda su existencia estuvo al servicio de un pensamiento firmemente sustentado. Lozano estudió en la Escuela de Administración militar y en la Universidad de Madrid. Se licenció en Filosofía y Letras, y más tarde, a punto de ascender a comisario de Guerra, fue separado del servicio militar por haberse negado a prestar juramento de fidelidad al rey Amadeo. No tuvo más esforzado defensor el librepensamiento que Fernando Lozano, quien a la muerte de Chíes, fundador del periódico «Las Dominicales», continuó en aquel periódico la campaña librepensadora, que culminó después en el Congreso Internacional del Librepensamiento organizado por Lozano y celebrado en Madrid, y al que asistieron personalidades portuguesas del relieve de Bernardino Machado y Magalhaes Lima. Fue asimismo Lozano presidente del Directorio del partido de Unión Republicana, profesor de la Academia de Administración militar y auxiliar de la Universidad Central. Una de las virtudes más destacadas en Fernando Lozano era la modestia. fue modesto sin hipocresía, y ello no le permitió ostentaciones de ningún género, ni persecución de prebendas, ni solicitudes, ni reclamaciones. Vivía, anciano ya, todavía dedicado al estudio y soñando con que la República, de la que durante toda su vida había sido fiel paladín, se fuese perfeccionando y consolidándose hasta perpetuarse con profundas raíces en el pueblo español. Pero si «Demófilo» fue uno de los más conspicuos símbolos republicanos, también era una de las instituciones más injustamente olvidadas. Y su muerte le sorprende sin que ni uno solo de los periódicos de ayer –y eso que falleció, repetimos, a las doce de la mañana– diera la noticia. Descanse en paz Fernando Lozano, el hombre bueno, el republicano consecuente, el ciudadano ejemplar. Si por ley natural, a causa de su edad avanzada, el cuerpo de Fernando Lozano emprende la ruta de la metamorfosis postrera, queda entre nosotros su espíritu, aquel espíritu abierto a todas las manifestaciones de la cultura, y su bondad, aquella bondad que hizo de él, a la par que un hombre de corazón, un privilegiado sentimental de las libertades. No sabemos si el remordimiento atormentará la conciencia de los olvidadizos cuando hayan sabido la muerte de «Demófilo». Allá ellos con sus inquietudes, si es que llegan a sentirlas, que lo dudamos. Lo cierto es que con Fernando Lozano desaparece el patriarca de la República, y que muy distinto fuera el fruto si la sembradura hubiera sido realizada conforme a las normas republicanas de Fernando Lozano.» (La Libertad, Madrid, sábado 28 septiembre 1935, pág. 3.)
«El entierro de «Demófilo». Se ha verificado el entierro de Fernando Lozano, «Demófilo». El cadáver, trasladado la tarde anterior desde San Rafael al depósito del cementerio Civil encerrado en sencillo féretro, fue conducido, a hombros de varias personas allegadas al finado, hasta la tumba donde descansará el que fue infatigable combatiente por unos ideales noblemente sentidos. Presidieron el duelo, en el que figuraban numerosas personas, los hijos y nietos del Sr. Lozano y el señor De Buen. Entre otras destacadas personalidades, vimos a los Sres. Martínez Barrio, Albornoz (D. Álvaro), Giral Pérez (D. Darío), Répide, Catena (D. Juan), Franchy Roca, Barrio Morayta, Giner (D. Bernardo), Barriobero, Gómez Hidalgo, Urbano González, Saornil, Roldan, Traviesa, Loraque, Calzada, Albarrátegui, Barnés (D. Francisco) y D. Pablo Andarias García, capitán, que fue ayudante del general Villacampa. También asistieron representaciones de diversos centros, entre otros de Izquierda Federal de Vicálvaro y de distintas organizaciones femeninas republicanas, así como una nutrida Comisión de veteranos de la República y personal del Instituto de Oceanografía. Asistieron también numerosas damas, portadoras casi todas ellas de ramos de flores, que más tarde depositaron sobre la tumba do «Demófilo». Entre las coronas había tres, de flores naturales, de los hijos, hijas, nietos y bisnietos del finado y de los veteranos de la República con una sentida dedicatoria. Una vez que el cadáver de «Demófilo» recibió sepultura, quedando ésta cubierta de flores y de coronas, el duelo desfiló ante su presidencia e hizo presente el testimonio de pésame más sentido ante los descendientes del finado.» (Heraldo de Madrid, lunes 30 de septiembre de 1935, pág. 13.)
«Entierro de un gran propagandista republicano. El domingo fue inhumado el cadáver de «Demófilo». Anteayer domingo, por la tarde, fue inhumado el cadáver del anciano e ilustre periodista republicano D. Fernando Lozano, que popularizó el seudónimo de «Demófilo». El día anterior había sido trasladado desde San Rafael al deposito del cementerio que antiguamente se llamó civil y que hoy es prolongación del Municipal, donde hallan tierra y paz insignes figuras republicanas, apóstoles del librepensamiento. El féretro fue conducido hasta la sepultura a hombros de algunos allegados al insigne muerto, entre ellos dos biznietos. El duelo lo presidían el Sr. Lozano, hijo de «Demófilo»; su hijo político D. Odón de Buen y sus nietos D. Demófilo y D. Rafael de Buen. A rendir el postrer tributo de simpatía al gran luchador, que sostuvo con honorable rigidez sus ideas de toda la vida a través de períodos difíciles de nuestra historia política, acudieron varios centenares de personas, todos republicanos antiguos y significados por su coincidencia con los principios que propagó «Demófilo». Entre otras damas, todas portadoras de magníficos ramos de flores, figuraban doña Catalina Salmerón, doña Belén Sárraga y la señora de Calzada, y los señores Martínez Barrio, Albornoz, Barriobero, Franchy Roca, Barnés (D. Francisco), Gómez Hidalgo, Darío Pérez, Répide, Juan Catena, Barrio Morayta, Saornil, Bernardo Giner de los Ríos, Rafael López de Heredia, ingeniero Mariano Ginovés, ingeniero Sr. Carretero, Ingeniero Sr. Cebada, Fernando Abarrátegui, contraalmirante Sr. Roldán, doctor Manuel Rivas Cherif, doctor Loraque, Calzada, profesor Urbano González de la Calle, Enrique de Ráfols e hijos, profesor Sr. Cardoso, Victoriano Rivera, Rivera Travieso, profesor Loro y Gómez del Pulgar, profesor Antonio de Zulueta, profesor Sr. Corneille, profesor Rubén Landa, José Luis Benlliure y L. de Arana, profesor Francisco Benítez, doctor Ruesta, doctor Cusi, profesor Martín Lecumberri, doctor Gil Collado, profesor Álvarez López, profesor Regueral, Pablo Andarlas, que fue ayudante del general Villacampa; Fernando Lorenzo, José de la Peña, Rafael Rubio, Asociación de Fraternidad Cívica, Veteranos de la República, Izquierda Federal de Vicálvaro, personal del Instituto Español de Oceanografía y otras personalidades y entidades. Entre las coronas había tres, de flores naturales, de los hijos, hijas, nietos y bisnietos del finado y de los Veteranos de la República con una sentida dedicatoria. Una vez que el cadáver de «Demófilo» recibió sepultura, quedando ésta cubierta de flores y de coronas, el duelo desfiló ante su presidencia e hizo presente el testimonio de pésame más sentido ante los descendientes del finado. Los republicanos de Santiago. Recibimos esta madrugada el siguiente telegrama: “Santiago de Galicia, 1 (una madrugada). La Libertad, Madrid. Rogámosles transmitan familia insigne maestro «Demófilo» sentido pésame de la Casa de la República.— El Comité”.» (La Libertad, Madrid, martes 1 de octubre de 1935, pág. 3.)
★ Bibliografía de Fernando Lozano Montes / Demófilo
1875 Compendio de Hacienda Pública, C. Moliner, Madrid. Tercera edición: Imprenta del Patronato de Huérfanos de Administración Militar, Madrid 1909, XXI+268 págs.
Discurso leído por Fernando Lozano Montes con motivo de la instalación de la Academia del Cuerpo Administrativo del Ejército en Ávila, Imprenta de Manuel Tello, Madrid 1875, 18 págs.
1878 Transformación de la Administración militar en nuestro tiempo, A. Bacaycoa, Madrid 1878, 24 págs.
Fundamentos de la enseñanza militar, A. Bacaycoa, Madrid 1878.
1879 La cuestión de la Academia General Militar, Enrique Rubiños, Madrid 1879, 22 págs.
1883 Artículos religiosos y morales, publicados en Las Dominicales del Libre Pensamiento y otros periódicos, Imprenta de Enrique Rubiños, Madrid 1883.
1885 Batallas del libre-pensamiento, por Demófilo. Segunda colección de artículos publicados en Las Dominicales bajo este pseudónimo, Colección Biblioteca del libre-pensamiento nº 3, Tipografía de Alfredo Alonso, Madrid 1885, XVI+184 págs.
1887 Poseídos del demonio, por Demófilo, Ramón Angulo, Madrid 1887, 228 págs.
1890 Federalismo y radicalismo, por Demófilo, Imprenta de Enrique Jaramillo y Cia, Madrid 1890, 122 págs.
1895 Nuevos evangelios. ¿Qué es el libre pensamiento?, por Demófilo, Imprenta de El Correo Militar, Madrid 1895, 63 págs.
1903 Carta a la Republicana de Badajoz, por Demófilo, Imprenta de J. Lastre, Madrid 1903, 20 págs.
1905 Cartilla pacifista, por Demófilo, Imprenta de Eustaquio Raso, Madrid 1905, 52 págs.
1910 Obsequio a las Escuelas Laicas de los libre-pensadores de Iquitos (Perú), Imprenta de Eustaquio Raso, Madrid 1910, 8 págs.
1916 Por los Aliados. No se puede ser liberal y ser germanófilo. Artículos publicados en El País, de Madrid, con algunos más no publicados, Imprenta Española, Madrid 1916, 206 págs.
Pelos Aliados. Näo se pode ser liberal e ser germanófilo. Com una carta do autor para a ediçäo portuguesa. Traduçäo de Carlos Trilho, Guimaräes, Lisboa 1916, 131 págs.
La raíz de la guerra y el fundamento de la paz definitiva, Imprenta Española, Madrid 1916, 30 págs.
1918 Habrá Estados Unidos de la Humanidad. Habrá paz eterna, por Fernando Lozano, Monclus edit, Tortosa 1918?, 64 págs.
Por el matrimonio civil, Casa Editorial Monlliu, Tortosa 1918, 33 págs.
★ Sobre Fernando Lozano Montes en el Proyecto Filosofía en español
→ Lápida de Fernando Lozano Montes en el Cementerio Civil de Madrid
★ Textos de Fernando Lozano Montes en el Proyecto Filosofía en español
1883 Nicolás Salmerón · A la mujer
1890 A mi nietecillo [Demófilo de Buen Lozano]
1898 D. Manuel Ruiz de Quevedo
1902 ¡Gloria al Librepensamiento!
1908 Veinticinco años de batalla