Filosofía en español 
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Comité de Historia de las Ideas en América 1947-2004

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Institución constituida en 1947, en el seno del Instituto Panamericano de Geografía e Historia, por iniciativa de Silvio Zavala, presidente de la recién creada –en 1946– Comisión de Historia, quien encargó a Leopoldo Zea redactar un proyecto inicial, que fue presentado en la Primera Reunión de Consulta de la Comisión de Historia –18 al 27 de octubre de 1947–, que aprobó, como resolución XVIII, crear el Comité de Historia de las Ideas en América, confiando su dirección al mismo Leopoldo Zea. De hecho ocupó tal presidencia de forma vitalicia, hasta que falleció en 2004. Tal comité ya había desaparecido nominalmente hacía poco, transformándose en un «Comité de historia cultural» del IPGH.

El Instituto Panamericano de Geografía e Historia había sido creado, durante la VI Conferencia Internacional de Ministros de Estados Americanos –celebrada en La Habana, el 7 de febrero de 1928–, con sede en México (el presidente de esta República, Pascual Ortiz Rubio, le cedió en 1930 un edificio remodelado sobre el que se había edificado en el siglo XVIII para Arzobispado, junto al Observatorio Meteorológico, en la calle Ex-Arzobispado nº 29, Colonia Observatorio, Tacubaya, ahora delegación Miguel Hidalgo, en ciudad de México, DF). En mayo de 1948 se creó la Organización de los Estados Americanos (OEA, con sede en Washington), y un año después el IPGH se transformó en organismo especializado de la OEA. El Comité de Historia de las Ideas en América es, por tanto, anterior a la creación de la OEA y a la integración en ella del IPGH, pero, como es natural, en su historia se vio determinado, prácticamente desde su inicio, por el poderoso influjo norteamericano, desde los mismos inicios de la Guerra Fría. En la actualidad –2010– mantiene un «Premio de Historia Colonial de América Silvio Zavala» y un «Premio Pensamiento de América Leopoldo Zea».

El historiador Silvio Zavala Vallado (Mérida, Yucatán 1909-2014, murió a poco de cumplir los 106 años), doctor en Derecho por la Universidad de Madrid (Los intereses particulares en la conquista de la Nueva España, 1933, 129 págs., T2837), donde trabajó en el Centro de Estudios Históricos entre 1933 y 1936 –en el que fue discípulo de Rafael Altamira y de Ramón Menéndez Pidal–, se vinculó desde su fundación en 1940 al Colegio Nacional de México –luego Colegio de México, institución heredera de la Casa de España, creada en 1938 por el presidente Lázaro Cárdenas para acoger a transterrados intelectuales republicanos españoles–, donde en fecha tan simbólica como el 14 de abril de 1941 –décimo aniversario de la proclamación de la República en España, aunque también décimo aniversario de la primera celebración del Día de las Américas, impulsado por la Unión Panamericana– fundó su propio Centro de Estudios Históricos, del que fue primer director. Silvio Zavala ha sido presidente del Colegio de México (1963-1966), delegado permanente de México ante la UNESCO (1961-1966), embajador de México en Francia (1966-1975), presidente del Consejo Internacional de Filosofía y Ciencias Humanas (1968-1971), &c., y en 1993 vio reconocida en Oviedo su trayectoria, al recibir el Premio Príncipe de Asturias de las Ciencias Sociales.

El filósofo Leopoldo Zea Aguilar (Ciudad de México 1912-2004), empleado de los Telégrafos Nacionales desde 1933, en puesto nocturno para poder estudiar en la Facultad de Derecho y en la de Filosofía y Letras, se inscribió en 1938 en el curso de filosofía que José Gaos comenzó a ofrecer en la recién fundada Casa de España, donde al poco se convirtió en el primer becario de esa institución, antecesora del Colegio de México, renunciando al telégrafo y a los estudios de Derecho para seguir su carrera académica en la UNAM, donde bajo la dirección de José Gaos elaboró su tesis de maestro en filosofía en 1943 (El positivismo en México, publicada por el Colegio de México) y de doctor en filosofía en 1944 (Apogeo y decadencia del positivismo en México), siendo nombrado directamente ese mismo año, sin necesidad de oposición, catedrático de Filosofía de la Historia en la Facultad de Filosofía y Letras. Becado en 1945 por la Fundación Rockefeller, a través del hispanista William Berrien, tras ser formado durante seis meses en los Estados Unidos del Norte de América, el mismo año que la Bomba hacía terminar la Segunda Guerra Mundial, viajó luego durante todo un año por las repúblicas hispanas para poder organizar una estratégica red de filósofos hispanoamericanos (Francisco Romero en Argentina, Carlos Vaz Ferreira y Arturo Ardao en Uruguay, Joaquín Cruz Costa en Brasil, Enrique Molina en Chile, Guillermo Francovich en Bolivia, Francisco Miró Quesada en Perú, Benjamín Carrión en Ecuador, Germán Arciniegas y Danilo Cruz en Colombia, Mariano Picón Salas en Venezuela y Raúl Roa en Cuba). Autor de En torno a una filosofía americana (1945) y de Esquema para una historia del pensamiento en México (1946), con el impulso inicial de Silvio Zavala presidió el Comité de Historia de las Ideas en América desde su fundación en 1947 hasta su fallecimiento en 2004.

La norteamericana Fundación Rockefeller financió generosamente la actividad del Comité de Historia de las Ideas en América durante sus primeros años, y, como es natural, en plena Guerra Fría, estaba más interesada en conocer el panorama de las ideas filosóficas contemporáneas en la América hispana, para intentar reconducirlas y orientarlas adecuadamente en su caso, que en interesantes pero menos urgentes y especulativos estudios sobre los añejos pretéritos históricos de los siglos anteriores.

Comité de Historia de las Ideas en América

Con motivo de la Primera Reunión de Consulta de la Comisión de Historia del Instituto Panamericano de Geografía e Historia celebrada en México, del 18 al 27 de octubre del año próximo pasado, bajo los auspicios del gobierno de este país, el doctor Leopoldo Zea presentó a la consideración de los señores congresistas una ponencia tendiente a encarecer la necesidad inmediata e importancia suma de crear un Comité de Historia de las Ideas en América cuya misión primera sería reunir a los historiadores americanos de ellas y fomentar trabajos de esta índole. El Dr. Zea fué secundado en su ponencia por el doctor Luis Recaséns Siches.

La exigencia de historiar profunda y acuciosamente el pensamiento y la filosofía de cada nación de América fué comprendida de inmediato por los señores delegados.

En vista de ello y del gran interés que investigaciones de ese tipo empiezan a suscitar entre los estudiosos del Continente, la mencionada Primera Reunión de Consulta de la Comisión de Historia del Instituto Panamericano de Geografía e Historia se sirvió acordar las siguientes Resoluciones:

XVII. Estudio de las Ideas en América

1. Recomendar a las instituciones culturales la creación de centros de investigación en los países donde no existan, para que en ellos se elaboren las respectivas historias nacionales de las Ideas, el Pensamiento y la Filosofía, tal como ya se hace en México, Cuba y Argentina.

2. Recomendar el establecimiento de cátedras donde se divulguen las investigaciones realizadas y se estimule su continuación, tal como ya se hace en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde se ofrecen varios cursos de Historia de la Filosofía en México.

3. Procurar que las instituciones que han venido ofreciendo becas para otras investigaciones las ofrezcan igualmente para éstas.

4. Estimular los trabajos previos de una Historia General de estas Ideas, Pensamiento o Filosofía en América y promover el intercambio de los resultados de las investigaciones realizadas en campos nacionales, así como el de investigadores y estudiantes interesados en estas investigaciones. Estos intercambios permitirán realizar estudios comparativos, necesarios para obtener de ellos lo que en este campo es común a toda América, al mismo tiempo que se señale lo propio de cada país.

XVIII. Comité de Historia de las Ideas

Que la Comisión de Historia estudie la conveniencia de crear un Comité de Historia de las Ideas.

Atendiendo a esta última Resolución, el doctor Silvio Zavala, Presidente de la Comisión de Historia, convocó a una junta en El Colegio de México. Celebróse el 10 de marzo del presente año, participando en ella el licenciado Daniel Cosío Villegas, los doctores Leopoldo Zea, Javier Malagón, José Miranda, José Gaos, Rafael Heliodoro Valle, Luis Recaséns Siches, William Berrien y don Joaquín MacGrégor.

El doctor Zea refirió previamente que en reciente visita a los Estados Unidos, en ocasión del Primer Congreso Interamericano de Filosofía, su proyecto de creación del Comité de Historia de las Ideas fué recibido con beneplácito por todos los sectores.

En seguida se dieron los primeros pasos para la constitución del susodicho Comité, el cual quedó integrado, interinamente, de la manera siguiente: doctor Leopoldo Zea, presidente; don Joaquín MacGrégor, secretario; consejo consultivo: doctores José Gaos, Samuel Ramos, Luis Recaséns Siches; licenciados Daniel Cosío Villegas, Jesús Silva Herzog, Eduardo García Máynez, profesor Rafael Heliodoro Valle. Como miembros en el exterior, con voz y voto, fueron propuestos los doctores Francisco Romero, por Argentina; Cruz Costa, por Brasil; Roberto Agramonte, por Cuba; Cornelius Krusé, por los Estados Unidos de Norteamérica; Mariano Picón Salas, por Venezuela.

Durante la junta se hizo particular hincapié en la conveniencia de editar una revista especializada que, sirviendo de órgano al Comité, fuera publicada trimestralmente.

También indicóse como fin importantísimo del Comité en formación, el de distribuir y otorgar becas para investigaciones concernientes a la materia.

Se discutieron los aspectos económicos de estos proyectos.

Entre los investigadores interesados en estos estudios figuran: el doctor Cruz Costa, del Brasil; el profesor Arturo Ardao, del Uruguay; Danilo Cruz Vélez, de Colombia, y José Miranda, del Colegio de México. Los dos primeros escriben la Historia de las Ideas de sus respectivas patrias y el último investiga las Ideas Políticas del siglo XVIII mexicano.

A raíz de la junta de que se habla, el doctor Leopoldo Zea giró una circular a los investigadores especialistas de toda la América y a los intelectuales interesados en el asunto, participándoles la creación interina del Comité y solicitando su colaboración al mismo tiempo que demandando observaciones y sugestiones pertinentes al caso.

Unánime acogida encontró. El doctor Aníbal Sánchez Reulet y el doctor Gregorio Weinberg, por Argentina; el Dr. Arthur P. Whitaker, asesor del Departamento de Estado de Washington y catedrático de la Universidad de Pennsylvania; el Dr. Lewis Hanke, director de The Hispanic Foundation de la Biblioteca del Congreso en Washington; el doctor F. S. C. Northrop, de la Universidad de Yale; la doctora Nima H. Adlerblum; el doctor Patrick Romanell, del Wells College; el doctor Federico de Onís, de Columbia University; el doctor Price Mars, de Haití; el doctor Alfonso Reyes, presidente del Colegio de México; el Lic. Julio Jiménez Rueda, director del Archivo General de la Nación, en México; el Lic. Edmundo O'Gorman y los doctores Andrés Iduarte y Luis Recaséns Siches, también de México; el Dr. Luis Alberto Sánchez, del Perú; el Dr. Arturo Ardao, del Uruguay; el Dr. Mariano Picón Salas, por Venezuela, han contestado en los términos más halagadores, brindando su valioso apoyo y aprobando el plan en sus lineamientos generales.

Algunas respuestas, incluso, son acompañadas de atinadas sugestiones para encauzar debidamente las actividades del Comité. Subrayamos algunas que tienen especial interés: el Dr. Whitaker escribe que se pondrá en relación con personas interesadas en las labores del Comité. El Dr. Hanke sugiere que si por causa de dificultades económicas no es dable editar desde luego la revista proyectada, se incluyan artículos referentes a historia de las ideas en la Revista de Historia de América. El Dr. Northrop patentiza su entusiasmo porque, entre otras cosas, el Comité estimulará la mutua comprensión. El Dr. Romanell trasmite el aplauso del Prof. Philip P. Wiener, Managing Editor de la revista The Journal of the History of Ideas y su deseo de contribuir al mejor logro de la empresa.

La respuesta del Dr. Weinberg trae consigo la aprobación del Dr. Francisco Romero.

El Dr. Ardao escribe que va a ponerse al habla con otros investigadores de su país para ver de trabajar en común.

El Lic. O'Gorman propone ocuparse en la elucidación de la «Idea de América».

Al respecto la más reciente y significativa de las noticias la constituye el informe del Ing. Eli de Gortari, nombrado delegado de la Comisión de Historia del Instituto Panamericano de Geografía e Historia a la V Asamblea Regional de la Sociedad Matemática Mexicana, celebrada en la ciudad de Mérida, Yuc., en el mes de septiembre próximo pasado.

En esta misma Sección de Noticias puede verse el texto de la ponencia presentada ante la mencionada asamblea. J. M.»

(IPGH, Revista de Historia de América, número 26, diciembre de 1948, páginas 431-434.)

El primer fruto visible de este proyecto vio la luz el 21 de mayo de 1956, en la forma de los 3.000 ejemplares que los talleres de Edimex imprimieron del libro de Arturo Ardao, La filosofía en el Uruguay en el siglo XX, primera entrega de la serie Historia de las ideas en América, dentro de la colección Tierra Firme, de la editorial Fondo de Cultura Económica (México-Buenos Aires 1956, 193 páginas). La Noticia preliminar, que firma Leopoldo Zea, es bien interesante y significativa:

Leopoldo Zea
Noticia preliminar

[Arturo Ardao, La filosofía en el Uruguay en el siglo XX, Fondo de Cultura Económica, México 1956, págs. 7-10.]

La preocupación por el estudio de la historia de las ideas en América no es nueva –en la historia de nuestra historiografía y pensamiento se encuentran ya trabajos que han alcanzado la categoría de clásicos–, pero sí es nuevo el interés público y académico que por tales cuestiones se ha despertado últimamente, lo cual se refleja en numerosas publicaciones, en investigaciones y en el hecho de que se han creado cátedras sobre esa materia en diversos centros de cultura en el continente. Tal preocupación viene a ser una expresión más de lo que se ha venido llamando «toma de conciencia» de nuestra América. Ante la importancia que esos trabajos han ido adquiriendo, el Instituto Panamericano de Geografía e Historia, a través de su Comisión de Historia, ha prohijado la creación de un Comité que coordine y estimule dichos trabajos.

El doctor Silvio Zavala, presidente de la Comisión de Historia, encargó al que esto firma un proyecto para la creación del Comité de Historia de las Ideas en América. El proyecto fue presentado en la Primera Reunión de Consulta de la Comisión de Historia celebrada los días 18 al 27 de octubre de 1947. En esa junta, como resolución XVIII, se aprobó crear el citado Comité, que quedó a mi cargo. Fueron varios los proyectos de trabajo propuestos, pero la falta de medios económicos imposibilitaba su realización, a pesar del estímulo moral de instituciones lo mismo nacionales que internacionales, como la UNESCO.

Sin embargo, la Fundación Rockefeller ofreció a este Comité un generoso donativo de prueba para poner en marcha los trabajos, que necesariamente se refieren a investigaciones que deberían realizarse por quienes en toda América han estudiado o vienen estudiando la historia de las ideas de sus países de origen o del continente en general. La única condición puesta por la Fundación consistía en que la etapa que debería considerarse fuera la contemporánea o las ideas en directa relación con ella. Respecto a los participantes en esas tareas y la orientación de las mismas, la Fundación dejó en absoluta libertad al presidente del Comité para hacer los contratos de trabajo con las personas que considerara más adecuadas, sin limitación doctrinal o política. De acuerdo con esto, se pidieron las colaboraciones.

Tratándose de una etapa como la contemporánea, en la que las ideas corrientes son, como es natural, objeto de discusiones, se [8] pidió a los autores la mayor objetividad posible, pero sin menoscabo de la honradez de sus juicios. Esa objetividad pedida no puede confundirse con aquella que criticaba Nietzsche calificándola de impotencia. Es decir, que no implica abandono del criterio que hace de un individuo una persona, un hombre situado en un mundo dentro del cual se forma reaccionando afirmativa o negativamente ante sus diversos estímulos. Por ello, no exige abandono de criterio, el cual sería imposible, pues si pudiera darse significaría ya un criterio. Ello, precisamente, hará más interesantes estos libros.

La distinta formación de quienes intervengan en esta serie podrá ser comprobada por el lector que siga uno a uno estos volúmenes. El inclinado a la sociología advertirá aspectos que escaparán al profesional de la filosofía, la historia o la economía, y viceversa. Sin embargo, no serán tan diferentes que no tengan nada en común. Todo lo contrario, el conjunto ofrecerá una visión clara de las realidades que forman nuestra América, que tal es el fin perseguido en esta tarea. Ante un estímulo se darán diversas respuestas, se utilizarán distintos instrumentos, pero sin que las unas ni los otros borren el perfil que les da unidad.

Como es de suponerse, la solicitud de objetividad hecha a nuestros colaboradores implicó a su vez objetividad por parte de quienes hacíamos el encargo. Esto se advierte en la forma, ya indicada, como ofreció su ayuda la Fundación Rockefeller; y por parte del Comité, al hacer los encargos atendiendo sólo a la capacidad de los autores. Por otra parte, se perseguía una total independencia de criterio, no obstante que el Instituto Panamericano de Geografía e Historia es una institución oficial en la que están representados todos los países americanos. Éstos, lejos de pedir historias oficiales, haciendo honor a la tradición democrática y liberal americana mantuvieron la tesis de dejar esta responsabilidad al criterio de los investigadores, determinación que es importante en una época como la nuestra en que –al igual que otras épocas en crisis– la palabra «ideas» suele alarmar, máxime si se trata de ideas contemporáneas.

Una historia de las ideas en América, como cualquier otra historia, solo podría serlo de verdad si se empezaba por emancipar a sus autores de las limitaciones oficiales. Lo cual, a sut vez, como es de suponerse, quita a los gobiernos la responsabilidad de los juicios emitidos. No habrá aquí verdad ni criterio oficiales: sólo [9] el criterio y la responsabilidad de los autores. Por eso, en la Tercera Reunión de Consulta de la Comisión de Historia, verificada en la ciudad de México entre los días 25 de julio y 5 de agosto de 1955, a petición del delegado norteamericano, profesor Arthur P. Whitaker, se aprobó la Resolución V que dice: «1. Recomendar reafirmar el criterio establecido en la Resolución XXXII de la Primera Reunión de Consulta sobre Historia, del año 1947, relativa a los propósitos de la historia de América, principalmente en sus párrafos 6 y 7, misma que se hizo extensiva a las publicaciones del Comité de Historia de las Ideas.» La Resolución XXXII citada dice: «Párrafo 6. Las ideas e interpretaciones que se contengan en esa historia pertenecerán a sus autores y correrán bajo la responsabilidad de los mismos, Dicha historia no tendrá, por lo tanto, ningún carácter oficial… Párrafo 7. La Comisión de Historia intervendrá en esta obra únicamente como agente promovedor del proyecto, pero la elaboración de éste quedará enteramente a cargo de los hombres de ciencia de América.» Como se ve, los párrafos transcritos garantizan la libertad de expresión de los colaboradores, al mismo tiempo que descargan a los gobiernos de cualquier responsabilidad oficial.

En la Tercera Reunión de Consulta de la Comisión de Historia se acordó también iniciar la publicación de los trabajos ya recibidos y los que vayan recibiéndose. En este sentido contamos con la colaboración del Fondo de Cultura Económica, que editará los textos para formar una colección de Historia de las Ideas en América, como subcolección de una de sus series más prestigiosas: Tierra Firme.

A este primer tomo del profesor Arturo Ardao sobre La filosofía en el Uruguay en el siglo XX seguirán otros sobre la historia contemporánea de las ideas en Bolivia, por Guillermo Francovich; del Brasil, por João Cruz Costa; de los Estados Unidos, por Angélica Mendoza; de Cuba, por Humberto Piñera Llera; de Centroamérica, por Rafael Heliodoro Valle; de Venezuela, por Mariano Picon-Salas; del Perú, por Augusto Salazar Bondy; de la Argentina, por José Luis Romero; de Chile, por Luis Oyarzún; de Colombia, por Jaime Jaramillo Uribe; de México, por Leopoldo Zea. Así como la Historia de las ideas estéticas en México, por Fausto Vega; la Historia de las ideas sociales contemporáneas en México, por Víctor Alba; [10] La idea de América en las relaciones panamericanas, por Antonio Gómez Robledo; Despertar y proyecto de la filosofía latinoamericana, por Francisco Miró Quesada; El racionalismo en el Uruguay, por Arturo Ardao, y Las ideas de evangelización en los Estados Unidos de Norteamérica, por Juan A. Ortega y Medina.

De esta manera el Comité de Historia de las Ideas en América empezará a realizar su programa de acuerdo con las ideas que rigieron su fundación. «La principal tarea de este Comité –se dijo en 1947, fecha en que se constituyó– será la de estimular en toda América el estudio de las ideas, el pensamiento y las influencias filosóficas en el continente americano, para que en esta forma se vayan elaborando las respectivas historias nacionales en este campo que habrán de servir de base para una historia general del pensamiento, las ideas y la filosofía de América.»

Dr. Leopoldo Zea
Presidente del Comité de Historia de las Ideas en América.

Confunden algunos la parte con el todo, en lo que se refiere a la colección Tierra Firme del FCE, pues las obras que impulsó el Comité de Historia de las Ideas en América no forman sino la serie Historia de las ideas en América de esa colección (cuya primera entrega apareció, como acabamos de ver, en 1956, y la octava y última lo hizo en 1965). Ya en 1945 y 1948, por ejemplo, había publicado Medardo Vitier en esa colección (Tierra Firme, números 9 y 35 respectivamente), sus libros Del ensayo americano y La filosofía en Cuba.

Algunas menciones al Comité de Historia de las Ideas en América

«El presente año de 1956 habrá resultado pródigo, una vez que haya llegado a su final, en acontecimientos filosóficos del género de los que caracterizan a las reuniones filosóficas. Primero fue el IV Congreso Interamericano de Filosofía (que es a la vez el primero organizado por la Sociedad Interamericana de Filosofía) y que se celebró en la ciudad de Santiago de Chile, del ocho al quince de julio. Después el Congreso Internacional de Estética, que tuvo lugar en Venecia en los primeros días de septiembre. A mediados de este mismo mes fue convocada una reunión en México del Congreso por la libertad de la Cultura, con la finalidad de reunir allí un grupo de pensadores de toda América; reunión que, sin duda, tuvo todo el carácter de un verdadero symposium. Finalmente, ya por esas mismas fechas se barruntaba una posible reunión de algunos miembros del Comité de Historia de las Ideas en América, que preside el notable filósofo mexicano Leopoldo Zea, y que de celebrarse tendrá como sede a Puerto Rico.» («Editorial», Revista Cubana de Filosofía, La Habana, julio-septiembre de 1956, vol. IV, nº 14, pág. 3.)

«En la [Cuarta] reunión de consulta celebrada en Cuenca (Ecuador) [19 a 27 enero 1959], por la Comisión de Historia del Instituto Panamericano de Geografía e Historia, se aprobaron importantes resoluciones administrativas y generales. De todas ellas, recogemos estas últimas con ánimo de difundirlas entre los americanistas. El texto de dichas resoluciones es el siguiente: […]

VIII. Comité de Historia de las Ideas

72.ª Que se sugiera al Comité de Historia de las Ideas, la creación de Subcomités del mismo orden, en aquellos países donde aún no existen.

73.ª Que se reitere la sugestión hecha en el Primer Seminario de Historia de las Ideas celebrado en puerto Rico, en el sentido de preparar ediciones críticas de los clásicos del pensamiento de cada país.

74.ª Que se encarezca al mismo Comité el estudio de los medios de impulsar los trabajos relacionados con la Historia de las Ciencias y de la Técnica, seguido de la publicación de sus resultados.

75.ª Que igualmente se insista en conseguir la elaboración de la bibliografía de la Historia de las Ideas, correspondiente a cada país miembro.

76.ª Que se obtenga del Presidente de la Comisión de Historia, previa consulta con el Presidente del Comité de Historia de las Ideas, la terminación de la organización de éste, designando sus miembros activos de conformidad con el Art. XIX, inciso a), del Reglamento interno de la Comisión.

77.ª Que por los medios más adecuados se practique la catalogación, publicación y aprovechamiento de los fondos de las Universidades y Colegios de America, que puedan contribuir al conocimiento de los temas que estudia dicho Comité.» («Resoluciones de la Cuarta Reunión de Consulta de la Comisión de Historia», Boletín Americanista, Cátedra de Historia de América, Universidad de Barcelona, nº 4-6, 1960, págs. 91-99.)

«En 1949, bajo el título de Dos etapas del pensamiento en Hispanoamérica, se publicó la parte central de este trabajo, exclusivamente referida al pensamiento hispanoamericano y a la influencia del romanticismo y el positivismo. […] Aquí se tendrá que repetir lo que ya se decía en el trabajo anterior: no se pretende ser exhaustivo. Todo lo contrario; son muchas, posiblemente demasiadas, las lagunas que en él podrán ser encontradas. En realidad un trabajo exhaustivo sobre este pensamiento sólo podrá ser realizado cuando se hayan escrito las historias de las ideas, el pensamiento y la filosofía de cada uno de los países latinoamericanos y, de la comparación de todos ellos se deduzca lo que los caracteriza dentro de una comunidad más amplia, llámese hispanoamericana, iberoamericana, latinoamericana o simplemente americana. Mucho se ha hecho ya en este sentido desde aquella fecha de 1949. Son varios los estudiosos nacionales que han trabajado en tal sentido y mucho, también, lo que ha podido realizarse a través del Comité de Historia de las Ideas de la Comisión de Historia del Instituto Panamericana de Geografía e Historia. Allí están, entre otros trabajos orientados en tal sentido, los de Arturo Ardao del Uruguay, Guillermo Francovich de Bolivia, Cruz Costa del Brasil, Rafael Heliodoro Valle de Centroamérica, Augusto Salazar Bondy del Perú, José Luis Romero de la Argentina, Luis Oyarzún de Chile, Humberto Piñera Llera, Roberto Agramonte y Medardo Vitier de Cuba, Luis Villoro y Abelardo Villegas de México y otros muchos más en cada uno de esos países, que habrán de agregarse a los ya clásicos como los de Samuel Ramos, Ezequiel Martínez Estrada, Gilberto Freyre y otros. Trabajos de conjunto sobre algunos aspectos de este pensamiento han sido hechos por Antonio Gómez Robledo y Víctor Alba en México; otros están por terminarse, como el de Francisco Miró Quesada en el Perú. Una labor exhaustiva corresponderá, así, a los investigadores de los distintos países de nuestra América. El deseo del autor sería que este trabajo ayudase a estimular una labor que viene acrecentándose.» (Leopoldo Zea, «Prefacio» [Chimalistac, México 1963], El pensamiento latinoamericano, tomo I, Editorial Pormaca, México DF 1965.)

«Secretaría de Relaciones Exteriores. Director General de Relaciones Culturales. México. 17 de agosto de 1965. Señor Augusto Salazar Bondy / Enrique Barrón 984 Altos / Lima, Perú. Querido Augusto: Perdona que hasta ahora te escriba pero quería hacerlo hasta tener la seguridad de la publicación de tu libro. Desafortunadamente pese a lo acordado en la reunión de Guatemala respecto a la reanudación de publicaciones esto va muy lento. Tengo entendido que tú puedes publicar este libro en el Perú, así que no creo justo se detenga más tu publicación si puedes hacerlo en ese lugar. Sólo te ruego que hagas saber en el prólogo que se trata de una investigación patrocinada por el Comité de las Ideas del Instituto Panamericano de Geografía e Historia. Me enteré de la pérdida de Sebastián, no sabes cuánto lo he sentido. Aún tuve la oportunidad de encontrarlo en Génova y me parece imposible que ya no pueda encontrarle en otro lugar. Recibe mi pésame por esta pérdida y la amistad cordial de tu amigo. Leopoldo Zea.» («El buzón de Sócrates. Epístolas [a Bondy]», revista Solar, nº 3, Lima 2007, pág. 126.)

«Pero está dispuesto a no cejar y a no oír y así, como a criminal de guerra me trata el profesor Ardao, dibujándome una trayectoria ideológica, reconstruyéndome un pasado –digamos mejor– en el que unos puntos podrían completarse, otros matizarse y alguno devaluarse. No me siento llamado a hacerlo –y menos ante él–, más allá de ciertas precisiones que muestren su intención. Pero es el caso que el profesor, que me conoce desde hace bastantes años, no siempre mostró ante mi persona ese gesto fiscal y ese ademán ceñudo que ahora ha creído el caso desenfundar. Será recuerdo menor el que nuestro trato haya sido siempre muy cordial y que posea dedicadas sus obras –libros y folletos– con amables constancias. Ya no es tan menor recordar que hacia 1957 o 1958 (no recuerdo exactamente el año) el profesor me propusiese –junto a un limitado número de estudiosos– formar parte de la filial uruguaya del Comité de Historia de las Ideas en América y, sobre ello, desempeñar la secretaría del mencionado centro. Evidentemente, algo ha pasado entre aquel entonces y hoy y en el que nada tienen que ver la Hispanidad, ni el antisemitismo, ni Blanco Acevedo ni Nardone. Y ese algo que ha pasado es que me he permitido disentir con él.» (Carlos Real de Azúa, «Última respuesta a un segundo», Época, año 4. nº 1278, Montevideo, miércoles 2 de marzo de 1966, págs. 12-13.)

Séptima Reunión Panamericana de Consulta sobre Historia
Washington, D. C., 3-11 de junio de 196

En la ciudad de Washington, D. C., y en la sede del Departamento de Estado tuvo lugar la IX Asamblea General del Instituto Panamericano de Geografía e Historia y las reuniones de consulta conexas, XI de Cartografía, VIII de Geografía y VII de Historia. La VII Reunión Panamericana de Consulta sobre Historia se desarrolló del 3 al 11 de junio, de acuerdo con los siguientes temario y programa dados a conocer previamente y aprobados por los representantes nacionales.

Temario para la VII Reunión Panamericana de Consulta sobre Historia […]
 
7. Comité de Historia de las Ideas

7.1. Rendición de informe por el presidente del Comité.

7.2. Informes de los representantes de cada país.

7.3. Examen de las recomendaciones vigentes y actualización de las mismas en función de una mayor eficacia y de la formación de un programa de trabajo cuadrienal preciso y coherente.

7.4. Presentación de los trabajos que constituirán el primer Anuario de Historia de las Ideas.

7.5. Proceso Ideológico del Movimiento Emancipador Americano.

7.6. El Positivismo y su influencia en el desarrollo de los pueblos americanos.

7.7. Examen de las posibilidades que tiene el plan de publicación del Anuario de Historia de las Ideas, y la serie Historia de las Ideas en América.

7.8. Elaboración del Programa cuadrienal y anual.

II. Trabajos de los Comités […]

Comité de Historia de las Ideas. Ante la imposibilidad, principalmente por razones de carácter económico, de continuar, por ahora, la Revista de Historia de las Ideas, o de sustituirla por medio de un Anuario, se ha establecido un acuerdo para la colaboración con el Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Nacional Autónoma de México en el Anuario Latinoamérica. Es muy grato para nosotros poder presentar a esta Reunión de Consulta el núm. 2 del mencionado Anuario, primero en que han aparecido los frutos de esta colaboración, que será, sin duda, fecunda por todos conceptos.

La colección Historia de las Ideas en América que se estuvo publicando dentro de la serie Tierra Firme del Fondo de Cultura Económica, cuyo último número aparecido, el correspondiente a Argentina, fue publicado en los últimos meses de 1965, fue suspendida por razones de orden económico.

Se han dado ya los primeros pasos para continuar esta valiosa y solicitada colección con los recursos que por concepto de regalías obran en poder del Fondo de Cultura Económica, y que cubrirían una buena parte de nuestra cooperación para los primeros libros. En cuanto a la publicación de los números subsecuentes, creemos que deberá buscarse ayuda en alguna de las instituciones interesadas en esta área de estudios.

Resoluciones y recomendaciones […]
 
VII. Comité de Historia de las Ideas
Resolución 23

Considerando: 1. Que el estudio de la Historia de las Ideas es de importancia para el más exacto conocimiento del desarrollo integral de América;

2. Que el Comité de Historia de las Ideas debe impulsar los trabajos vinculados a tan relevante finalidad;

Recomienda: 1. Formar comités para la Historia de las Ideas en América en los países de este continente en los que aún no existan, así como reorganizar los comités nacionales ya existentes, para su mejor funcionamiento.

2. Crear cursos permanentes o cátedras y seminarios sobre Historia de las Ideas en las universidades del continente donde todavía no existan.

3. Crear centros de estudios latinoamericanos que enfoquen estos problemas a nivel continental, con vistas a la superación del enfoque nacional o regional que casi siempre tienen estos trabajos.

4. Encomendar al Comité de Orígenes del Movimiento Emancipador, con sede en Venezuela, que coordine la investigación y publicación de obras sobre historia de las ideas, la filosofía y el pensamiento que influyeron en este movimiento en cada uno de los países americanos; y asimismo, las que se refieran al Positivismo en América Latina, sean coordinadas y publicadas por la Sección Nacional del IPGH de Brasil, buscando la colaboración de todos los países miembros.

5. Encarecer a las Secciones Nacionales de Canadá, Colombia, Ecuador, Haití, Paraguay y Venezuela, la elaboración de su correspondiente trabajo de estudio sobre historia de las ideas, realizado en cada uno de los países de América, especialmente en lo referente al siglo XX, para su rápida integración en la colección «Historia de las Ideas en América».

6. Encomendar a la Comisión de Historia, que, de conformidad con sus posibilidades, mantenga el acuerdo con el Fondo de Cultura Económica para que continúe estas publicaciones.

7. Mantener el convenio existente entre la Comisión de Historia del IPGH y el Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Nacional Autónoma de México, para que en el anuario Latinoamérica, que publica el citado centro, se continúe la publicación de estudios sobre Historia de las Ideas en América. Asimismo, que los trabajos que se refieran al Canadá y los Estados Unidos se publiquen en el anuario Anglia, órgano del Centro de Estudios Angloamericanos de la misma Universidad.

8. Promover la creación de becas para la cátedra destinada al análisis y divulgación de las ideas del Libertador Simón Bolívar, que funciona en la Sociedad Bolivariana de Venezuela.» (Roberto Heredia Correa, «Séptima Reunión Panamericana de Consulta sobre Historia», Revista de Historia de América, número 67/68, enero-diciembre de 1969, páginas 175, 178, 193-194, 207-208.)

«Comisión de Historia del Instituto Panamericano de Geografía e Historia. Organismo especializado de la Organización de Estados Americanos. México D. F. 15 de diciembre de 1969. Prof. Augusto Salazar Bondy / Pedro de Osma 431-E / Barranco, / Lima, Perú. Distinguido profesor Salazar: En la pasada reunión de consulta de la Comisión de Historia se acordó de la continuación de la serie Historia de las ideas en América. Para este fin hemos reanudado nuestro convenio con el Fondo de Cultura Económica. Por tanto, pronto se empezará a imprimir su trabajo sobre la historia de las ideas contemporáneas en el Perú. Al saludarlo muy cordialmente, me es muy grato expresar a usted mis votos por una Feliz Navidad y un año nuevo lleno de ventura. Dr. Leopoldo Zea. Presidente del Comité de Historia de las Ideas.» («El buzón de Sócrates. Epístolas [a Bondy]», revista Solar, nº 3, Lima 2007, pág. 133.)

«Como presidente que es del Comité de Historia de las Ideas en América, con sede en México, ¿quisiera contarnos sobre su naturaleza y actividades?
Ese comité se creó en México en 1946 o 1947. Se ha dicho que nosotros simplemente copiamos ideas, ideologías. ¿Es cierto esto? Entonces decidimos hacer una historia de las ideas, como posibilidad de conocer cómo hemos asimilado las ideas, ideologías, y filosofías occidentales o europeas. Esta investigación ha permitido saber por qué el positivismo fue utilizado, con fines específicos, en cada país. Por ejemplo, en México la preocupación era la anarquía y era indispensable buscar una filosofía que permitiera una convivencia entre los hombres y encontraron que el positivismo era útil. O querían transformar los países para estar a la altura de los grandes países, entonces adoptan como tentativa al positivismo. Igualmente pasa con las filosofías de la ilustración, son filosofías que van siendo asimiladas.
De allí que lo importante sea hacer una historia de las ideas, que fue lo que me encargaron en el Instituto Panamericano. Ya se han hecho muchos libros en ese sentido, para diversos países: Brasil, Argentina…, casi toda la América Latina. En Colombia la historia de las ideas en el siglo XIX fue hecha por Jaime Jaramillo Uribe, y Javier Ocampo López adelanta la respectiva historia en el siglo XX. Las ediciones las efectúa el Fondo de Cultura Económica, con distribución en todos los países.
Con este trabajo se puede apreciar cómo fueron asimiladas todas las filosofías occidentales. Hecho esto se tiene la armazón, la base, para poder decir qué es lo original, lo propio, de Latinoamérica. José Gaos decía que ya allí hay una filosofía de la historia, bajo la concepción latinoamericana. Esta es la actividad del Comité de Historia de las Ideas, de donde ha partido la publicación de más de veinte libros, que son ladrillos de la construcción. Ahora estamos preparando unos tomos más esquemáticos sobre, por ejemplo, las ideas en el siglo XIX, con una serie de ensayos encargados a especialistas. Así para el siglo XVIII, aún para atrás, etcétera.» (Carlos-Enrique Ruiz entrevista a Leopoldo Zea, Aleph, nº 34, julio-septiembre 1980, págs. 7-16; apud Carlos-Enrique Ruiz, Reportajes de Aleph, Universidad de Caldas 2007, págs. 69-70.)

«No es entonces extraño que en 1947 se fundara en México el Comité de Historia de las Ideas en América, presidido por el mismo Zea, que se abocó a la promoción de reuniones de trabajo, a la publicación de una revista y de obras especializadas referentes a la temática que se comenzaba a desarrollar intensivamente en pos de la labor de Zea. En 1956 comenzaron a ser publicados los estudios sobre las ideas contemporáneas en América, que gracias a un acuerdo con la prestigiosa editorial del Fondo de Cultura Económica lograron gran difusión en todo el continente. Arturo Ardao en Uruguay, Guillermo Francovich en Bolivia, João Cruz Costa en Brasil, José Luis Romero en Argentina, Luis Villoro (en un principio) y Abelardo Villegas en México, son sólo algunos de los más destacados integrantes y promotores en ese movimiento del estudio de las ideas que se originó a nivel continental y en medio de la mutua colaboración hacia fines de los cuarenta. En 1950 se llevó a cabo en México el Tercer Congreso Interamericano de Filosofía, en el que se incluyó como uno de sus tres temas el de la filosofía americana. En el temario se incluía la interrogante de si acaso "¿está ligada la suerte de la filosofía americana a la elaboración de una historia de las ideas?", lo cual constituía un claro índice de la conciencia de que la historia de las ideas en el continente se veía como un conocimiento en cuya profundización se podría quizás ahondar hasta la reflexión filosófica misma.» (Tzvi Medin, Leopoldo Zea: Ideología y filosofía de América Latina, UNAM, México 1983, págs. 124-125.)

«[Fernando Salmerón Roiz] Fue, además, Secretario del Comité de Historia de las Ideas de la Comisión de Historia del Instituto Panamericano de Geografía e Historia.» (Fernando Salmerón Roiz, 1925-1997, colegionacional.org.mx)

«Muchas fueron las oportunidades en las que pudimos medir en toda su profundidad el espíritu generoso y entusiasta que lo movió toda su vida [de Gregorio Weinberg]. En 1985, el Comité de Historia de las Ideas que presidía Leopoldo Zea, me encargó que organizara en Quito una reunión para ocuparnos acerca de «El pensamiento latinoamericano del siglo XIX». Uno de los invitados fue, ineludiblemente, nuestro Gregorio. Llevaba yo varios años en la búsqueda de un extraño libro titulado El paraíso en el Nuevo Mundo, escrito en el siglo XVII por un erudito limeño, Antonio de León Pinelo. Esto se lo había contado a Gregorio pidiéndole orientación bibliográfica. ¿A quien podía recurrir mejor ante la incomunicación que teníamos con Lima? Pues bien, el día que fuimos al aeropuerto a recibirlo vimos que bajaba la escalerilla del avión con un enorme paquete y cuál no sería nuestra sorpresa cuando él mismo con tono afectuoso, nos dijo, pues, aquí te traigo al frondoso León Pinelo que sé que es difícil conseguirlo.» (Arturo Andrés Roig, «Recuerdo de Gregorio Weinberg», Estudios de filosofía práctica e historia de las ideas, Mendoza, nº 8, enero-diciembre 2006.)

«A fines de la década de los cuarenta y comienzos de la siguiente, encabeza Zea el que fuera famoso grupo de jóvenes filósofos existencialistas que se proponían, de acuerdo con su inspirador, dar a los mexicanos conciencia de su responsabilidad social para que actuasen o sufriesen de acuerdo con ella, conscientemente, las consecuencias de su irresponsabilidad. Se trataba de formular una pregunta sobre el ser del mexicano a la que había que contestar desvelando en la respuesta la autenticidad de este ente. Respondiendo a ello los hiperionistas escribieron en la colección dirigida por Zea, México y lo mexicano (1952-1956) diversos ensayos y libros en donde procuraron responder a la cuestión ontológica formulada por el director. Yo no pertenecí a dicho grupo; pero como historiador fui invitado por Zea a participar en la colección donde el problema de todos los autores fue despabilar la conciencia del sujeto histórico mexicano; de aquí que se haya visto en ellos a los representantes del nacionalismo filosófico que en la década de los cuarenta tenía el apoyo de la cultura oficial o gobiernista. Sus obras representaron para entonces las mejores reflexiones mexicanistas sobre la indagación histórico-filosófica, historicista por supuesto, del –repitamos– "ser del mexicano". […] Como maestro y amigo le platiqué y comenté sobre un libro en embrión donde me abocaba al estudio del horizonte espiritual y político-económico de la evangelización puritana en la Nueva Inglaterra, y recibí de él, como siempre, el estímulo necesario para terminarlo y la ayuda para publicarlo. El doctor Zea pudo ejercer una decisiva influencia en este caso no sólo por su propio interés temático, sino porque desde 1947 era presidente del Comité de Historia de las Ideas en América, de la comisión histórica del Instituto Panamericano de Geografía e Historia. Empero no crean los presentes que nuestro homenajeado se conformó con facilitar la publicación, sino que tuvo además la gentileza de acompañarla con un esclarecedor y enjundioso prólogo que constituyó entonces y continúa constituyendo hoy un todo indisoluble como antecedente imprescindible del contenido.» (Juan A. Ortega y Medina, «La interpretación histórico-filosófica del pensamiento latinoamericano de Leopoldo Zea», Texto leído en el homenaje a Leopoldo Zea, el 30 de junio de 1987, en el aula magna de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, en Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México, Instituto de Investigaciones Históricas, UNAM, volumen 12, 1989, págs. 277-284.)

«En América Latina han predominado dos visiones de la Historia de las Ideas. Una, proveniente de la Filosofía, se vincula, en el Uruguay, a la figura del Dr. Arturo Ardao, y a la idea de promover una filosofía latinoamericana capaz de servir a lo propio de nuestra realidad y de nuestro espíritu. (Ardao, 1987). En esa corriente se inscribe el Comité de Historia de las Ideas en América, desde la época de Silvio Zabala y Leopoldo Zea. A partir de los 70's, se hizo evidente que el campo de estudio de la Historia de las Ideas debía ser mucho más amplio incluyendo, especialmente a las ideas políticas y jurídicas. En este nuevo marco, hemos orientado la asignatura hacia la historia política y cultural, incluyendo la historia de la sensibilidad colectiva. Esta ponencia tiene que ver, entonces, con la defensa de la Historia de las Ideas como disciplina esencialmente histórica y no exclusivamente textualista, en la que el contexto tiene primacía conceptual. La polémica entre las dos posiciones está vigente en nuestro medio académico y, en nuestro Instituto, trabajan investigadores que defienden una u otra posición.» (Raquel García Bouzas –Instituto de Historia de las Ideas, Uruguay–, «La Historia de las Ideas como campo interdisciplinario», Mesa Redonda M, Actas del II Congreso Internacional Historia a Debate, Santiago de Compostela, 14-18 de julio de 1999.)

Adviértase cómo en el siguiente párrafo de la necrológica de Leopoldo Zea publicada por el IPGH, se mencionan dos autores que, aunque mantuvieron contacto con su proyecto, no llegaron de hecho a publicar en la serie oficial: Augusto Salazar Bondy (Historia de las ideas en el Perú contemporáneo, Moncloa, Lima 1965) y Jaime Jaramillo Uribe (El pensamiento colombiano en el siglo XIX, terminado en 1956, tardó ocho años en publicarse: Editorial Temis, Bogotá 1964):

«A partir de 1956 fueron publicándose las obras que constituirían la serie referente a las ideas contemporáneas de América. Así, a través de un convenio con el Fondo de Cultura Económica fue posible dar amplia difusión a los trabajos de Arturo Ardao (Uruguay), Guillermo Francovich (Bolivia), Joao Cruz Costa (Brasil), José Luis Romero (Argentina), Rafael Heliodoro Valle (Centroamérica), Angélica Mendoza (Estados Unidos), Víctor Alba (México), Antonio Gámez Robledo (América), Augusto Salazar Bondy (Perú) y Jaime Jaramillo Uribe (Colombia), entre otros.» (Instituto Panamericano de Geografía e Historia, «Falleció Leopoldo Zea, gran pensador latinoamericano y destacado panamericanista», junio 2004.)

«La red Filosofía latinoamericana–historia de las ideas, es la de más larga historia. Tuvo justamente en el Cono Sur en la década de 1940 uno de sus polos de articulación e irradiación con Francisco Romero en Buenos Aires, en un esfuerzo paralelo y en definitiva convergente con el promovido por José Gaos en México en la misma década. Pocos años después, hacia 1945-46, Leopoldo Zea, que fuera discípulo de José Gaos, viaja por América Latina, promoviendo la definición institucional de la red, con la creación del Comité de Historia de las Ideas en América en 1947. Los co-fundadores de esa red, nexos iniciales de la misma en el Cono Sur, fueron, según recuerda el propio Zea, Arturo Ardao en Uruguay, João Cruz Costa en Brasil, José Luis Romero en Argentina y Luis Oyarzún en Chile. El fallecimiento de este último impidió la culminación de su investigación sobre la Historia de las ideas contemporáneas en Chile. Los otros publicaron sus respectivos aportes: Ardao: La filosofía en el Uruguay en el siglo XX, Cruz Costa: Esbozo de una historia de las ideas en el Brasil, Romero: El desarrollo de las ideas en la sociedad argentina del siglo XX.» (Yamandú Acosta, «Espacio cultural e intelectual latinoamericano en el cono sur: redes y conexiones», Pasos [una publicación del Departamento Ecuménico de Investigaciones, DEI], San José de Costa Rica, Julio-Agosto 2004, nº 114, pág. 21.)

Adviértanse las imprecisiones contenidas en el siguiente párrafo, que firma el profesor Abellán, respecto de los libros publicados por el FCE de acuerdo con el Comité de Historia de las Ideas en América. Además de no mencionar los libros que hacen los números 5 y 7 de la serie Historia de las ideas en América (el del filósofo mexicano Antonio Gómez Robledo y el del antiguo militante español del POUM, entonces al servicio de la CIA, Pedro Pagés Elías alias Víctor Alba), ofrece los nombres de otros tres autores, aparte los de Leopoldo Zea y el ya mencionado Jaime Jaramillo, que habrían publicado según él en la serie oficial, aunque no lo hicieron: Luis Oyarzun, Mariano Picón-Salas y Humberto Piñera Llera (es cierto que el propio Piñera, en el libro que preparó para la colección Pensamiento de América, de la Unión Panamericana, Panorama de la Filosofía cubana, Washington 1960, se refiere en la página 110, como publicación futura, a «…una parte apreciable de mi trabajo Historia Contemporánea de las Ideas en Cuba, compuesto a solicitud de la Comisión de Historia de México y que será editado por el Fondo de Cultura Económica…», pero tal edición nunca llegó a cuajar):

«Naturalmente la mayoría de los discípulos de Gaos fueron mexicanos: Edmundo O'Gorman, Justino Fernández, Manuel Cabrera, Luis Villoro se declararon discípulos del maestro español, aunque el más obviamente tal –por reconocimiento expreso de ambos– fue Leopoldo Zea, que continuó con éxito creciente las tareas gaosianas de investigación sobre pensamiento hispánico. Aparte sus magníficos estudios sobre El positivismo en México, sobre América en la Historia y sobre muchos otros temas afines, Zea destaca como promotor de investigaciones sobre Historia de las Ideas en América, dentro de la colección «Tierra Firme» del Fondo de Cultura Económica de México. Esta colección está compuesta por las investigaciones respectivas de los diferentes especialistas a quienes se encargó del trabajo para cada país de América. Arturo Ardao, para Uruguay; Guillermo Francovich, para Bolivia; Humberto Piñera, para Cuba; João Cruz Costa, para Brasil; Jaime Jaramillo Uribe, para Colombia; Angélica Mendoza, para Estados Unidos; Rafael Heliodoro Valle, para Centroamérica; Mariano Picón-Salas, para Venezuela; José Luis Romero, para Argentina; Luis Oyarzun, para Chile; Leopoldo Zea, para México. Este proyecto de investigación y publicaciones fue fruto de la colaboración entre el Comité de Historia de las Ideas en América, presidido por Zea, sección, a su vez, de la Comisión de Historia del Instituto Panamericano de Geografía e Historia, y el citado Fondo de Cultura Económica, mediante la ayuda prestada por la Fundación Rockefeller. El plan es punto obligado de referencia y de consulta para el que se interese por la Historia de las Ideas en América.» (José Luis Abellán, La idea de América, origen y evolución, Iberoamericana, Madrid 2009, págs. 143-144.)

«El pasado 3 de febrero [de 2005], la destacada intelectual e historiadora mexicana Patricia Galeana, fue designada presidenta del Comité de Historia Cultural de la Comisión de Historia del IPGH, que preside Chester Zelaya Goodman. En relación con la decisión la Dra. Galeana manifestó que para ella "tiene una inmensa significación ocupar el sitio que por más de 50 años tuvo mi muy querido maestro el Doctor Leopoldo Zea".» «Premio Pensamiento de América "Leopoldo Zea" edición 2008-2009. Leopoldo Zea (México, 1913-2004) "el pensador más universal de México", dentro del IPGH fue Presidente del Comité de "Historia de las Ideas", posteriormente denominado "Historia Cultural" por más de cincuenta años.» «Comisión de Historia. Estructura 2005-2009. Comité: Historia Cultural. Presidente del Comité: Patricia Galeana. México.» (www.ipgh.org 2010)

Publicaciones impulsadas por el Comité de Historia de las Ideas en América

1. Arturo Ardao [1912-2003], La filosofía en el Uruguay en el siglo XX, Fondo de Cultura Económica (Tierra Firme, Historia de las ideas en América, I), México 1956, 193 páginas.

«El autor se ocupa en este volumen de la filosofía en el Uruguay, y muestra cómo el ambiente intelectual de ese país da cabida a todas las posiciones que se cultivan en la filosofía actual: la filosofía del ideal, el idealismo, el materialismo, la filosofía de la cultura, el historicismo, el existencialismo, etcétera, en su modalidad americana, uruguaya. Se pone así de manifiesto la naturaleza de las relaciones entre la cultura europea y la americana, y cómo unas ideas originadas en una situación pueden ser modificadas al adaptarse a otro ambiente, aun entre los mismos países americanos. Tal es el caso del positivismo y el de algunos filósofos uruguayos que han utilizado los conceptos del historicismo y el existencialismo europeos para abordar filosóficamente su realidad.» (Catálogo general del FCE 1934-1974, México 1975.)

2. Guillermo Francovich [1901-1990], El pensamiento boliviano en el siglo XX, Fondo de Cultura Económica (Tierra Firme, Historia de las ideas en América, II), México 1956, 170 páginas.

«Guillermo Francovich traza en este volumen un panorama esclarecedor de las múltiples facetas que presenta el pensamiento boliviano contemporáneo, logrando con ello comunicar una imagen viva de lo que sucede en la conciencia de un país en formación, en pleno proceso de autodeterminación. El autor inicia su libro con una relación del liberalismo, el positivismo y el modernismo que señorearon la vida intelectual y política de Bolivia hasta 1920. Estas corrientes no fueron substituidas, como en otras partes de América Latina, "por movimientos de carácter espiritualista o religioso, sino más bien por un audaz planteamiento de los problemas nacionales que aquéllas no habían podido resolver". Este movimiento nacionalista se orienta, principalmente, hacia lo que Francovich y otros observadores han denominado "mística de la tierra".» (Catálogo general del FCE 1934-1974, México 1975.)

3. Joaquín Cruz Costa [1904-1978], Esbozo de una historia de las ideas en el Brasil, trad. por Jorge López Páez, Fondo de Cultura Económica (Tierra Firme, Historia de las ideas en América, III), México 1957, 176 páginas.

«El autor explica cómo los brasileños han realizado las mismas metas que los países de la América Latina, pero por vías y con métodos muy distintos. La colonia, la independencia, el imperio, la dictadura y la república se han dado en la gran nación del Sur a través de una evolución mucho menos violenta y forzada que en otras partes de América. Cruz Costa cita como protagonistas de esta evolución a los jesuitas, los liberales, los monárquicos, los positivistas, los republicanos, los nacionalistas, etcétera; y en casi todos se encuentra, por un lado, un "bovarismo", una afición decidida por lo europeo, y por otro, sienten también la presencia de la tierra nativa. Ambas influencias se marcan poderosamente en sus obras, aún en aquellas que son más europeizantes.» (Catálogo general del FCE 1934-1974, México 1975.)

4. Angélica Mendoza [1889-1960], Panorama de las ideas contemporáneas en los Estados Unidos, Fondo de Cultura Económica (Tierra Firme, Historia de las ideas en América, IV), México 1958, 188 páginas.

«Los estratos básicos de la cultura norteamericana son examinados con penetrante análisis, mostrándose hasta qué punto se ha logrado en la civilización que encarna, en sus últimos extremos, al capitalismo liberal. Angélica Mendoza hace notar cómo la vida norteamericana es la resultante del juego entre el colectivismo acendrado y el individualismo de raíz protestante, coexistiendo, así, al lado de las masas, los capitanes de industria, los líderes obreros y una legislación recalcitrante individualista. Esta coyuntura ha sabido ser aprovechada por los organizadores de los grandes capitales fundando las corporaciones gigantescas en las que desaparecen los dueños tradicionales para dar lugar a la clase de los gerentes o managers, que, en la práctica, disponen de los bienes pertenecientes a miles de accionistas. Por su parte, el obrerismo ha tenido que organizarse para poder defender sus intereses.» (Catálogo general del FCE 1934-1974, México 1975.)

5. Antonio Gómez Robledo [1908-1994], Idea y experiencia de América, Fondo de Cultura Económica (Tierra Firme, Historia de las ideas en América, V), México 1958, 250 páginas.

«Filósofo y jurista, Antonio Gómez Robledo ha procurado en este ensayo dar satisfacción a una y otra exigencia de su espíritu en la cátedra y en el servicio público, al examinar una temática sobre la cual ha meditado incesantemente, a lo largo de muchos años. La idea de América y su decantación histórica llenan estas páginas transidas de fervor por la misión histórica de nuestro continente. En este libro resulta de particular interés la visión del sistema interamericano, tanto en su actual concreción jurídica como en su génesis histórica y en los ideales que lo inspiran. Justicia, paz, libertad y cooperación son los valores que integran la constelación axiológica que ha presidido el esfuerzo de los pueblos del Nuevo Mundo para fundar en este hemisferio un orden justo. Y por ello mismo son estos valores los que definen la vocación ecuménica de América, su voluntad de cooperar con todos los pueblos en la promoción del bien común.» (Catálogo general del FCE 1934-1974, México 1975.)

6. Rafael Heliodoro Valle [1891-1959], Las ideas contemporáneas en Centro América, Fondo de Cultura Económica (Tierra Firme, Historia de las ideas en América, VI), México 1960, 308 páginas.

«Para presentar un panorama de las ideas actuales en Centroamérica, Rafael Heliodoro Valle, más que consultar libros se vio obligado a buscar en la prensa periódica y extraer de ahí las ideas vertidas en artículos o ensayos breves. Dentro de esta cauda de ideas sobresalen, naturalmente, las políticas y las estéticas. Heliodoro Valle hace notar cómo las ideas políticas sufren en esa parte del continente una transformación tal en su nomenclatura, que no sorprende que muchas de las tiranías hayan surgido precisamente de los llamados partidos liberales. Enumera las opiniones de pensadores como Alberto Masferrer, Alfonso Guillén Zelaya, Pedro Joaquín Chamorro, Hernán Robleto, Vicente Sáenz, José Figueres, Juan José Arévalo y otros acerca de las posibilidades de la democracia en Centroamérica, de su herencia española, de la solidaridad interamericana y de sus relaciones con los Estados Unidos.» (Catálogo general del FCE 1934-1974, México 1975.)

7. Víctor Alba [pseudónimo de Pedro Pagés Elías, 1916-2003], Las ideas sociales contemporáneas en México, Fondo de Cultura Económica (Tierra Firme, Historia de las ideas en América, VII), México 1960, 473 páginas.

«Víctor Alba afirma que las teorías sociales surgidas en otros países, al implantarse en el nuestro, se aclimatan, se adaptan a las distintas necesidades nacionales; se realiza lo que el autor llama "mexicanización de las ideas". En una gran medida este libro es la historia de esa aclimatación. El autor encuentra en todo el proceso una regularidad constante: cuando las diversas tendencias ideológicas son plenamente ortodoxas, se apartan de la realidad nacional, y cuando se apegan a ella se convierten en heterodoxas en relación a sus fuentes originales. En este sentido, la Revolución de 1910 sirve como piedra de toque para reconocer la mexicanidad de las ideas sociales. Aunque, fundamentalmente, expone las ideas sociales mexicanas en este siglo, Alba examina también sus raíces en los precedentes, analizando las distintas tesis sobre el problema de la posesión territorial, acerca de la industrialización y sobre los derechos tanto de los campesinos como de los obreros.» (Catálogo general del FCE 1934-1974, México 1975.)

8. José Luis Romero [1909-1977], El desarrollo de las ideas en la sociedad argentina del siglo XX, Fondo de Cultura Económica (Tierra Firme, Historia de las ideas en América, VIII), México 1965, 198 páginas.

«Esta obra ofrece un cuadro de conjunto en el cual se mueven las corrientes de ideas y de opiniones a través de los grupos sociales que las han expresado, defendido o rechazado, para descubrir cómo han obrado sobre las formas de vida colectiva, cómo operaron a través de grupos –mayoritarios o minoritarios– según el diverso grado de vigencia que alcanzaron, cómo inspiraron ciertas formas de comportamiento social o, en fin, cómo expresaron los contenidos de ciertas actitudes espontáneas. Con tal método, el autor hace una notable exposición de las ideas predominantes en la Argentina.» (Catálogo general del FCE 1934-1974, México 1975.)

«Fue vasta la labor editorial impulsada por el maestro Zea en el IPGH. Cabe destacar los títulos publicados desde la década de 1970:
Filosofía de la Historia Americana, Colección Tierra Firme del Fondo de Cultura Económica-IPGH, México, D.F. 1978.
Colección Latinoamérica Fin de Milenio, 16 volúmenes Colección Tierra Firme-FCE-IPGH, México, D.F. 1999-2001.
Colección Conmemorando el Quinto Centenario del Descubrimiento de América y el Encuentro de Dos Mundos, seis volúmenes. Colección Tierra Firme-FCE-IPGH, México, D.F. 1991-1993.
Colección Latinoamérica en la Globalización y el Tercer Milenio. Dos volúmenes publicados de un total de 5 previstos. 2002 al presente.» (Instituto Panamericano de Geografía e Historia, «Falleció Leopoldo Zea, gran pensador latinoamericano y destacado panamericanista».)

gbs