Filosofía en español 
Filosofía en español

“Pensamiento crítico”

 
I. Sobre la «filosofía crítica» en general

1. Initium doctrinae sit consideratio nominis. En nuestro caso, se trata de la consideración del nombre «crítica». Nombre que, en el contexto del enunciado titular de este ensayo, funciona como un nombre adjetivo («filosofía crítica»), comparable a un genitivo objetivo («crítica de la política») o incluso a un sustantivo adjetivado («crítica política»). Sin embargo, el término «crítica» puede asumir en otros contextos la función de un nombre sustantivo: «la crítica». Examinemos sucesivamente el nombre «crítica» tanto en su sentido sustantivado como en los sentidos que mantiene en cuanto adjetivo o afines.

2. Como sustantivo, la «crítica», alude a una doctrina, institución o incluso a una sustancia corpórea que pueda ser considerada como capaz para actuar en calidad de canon o piedra de toque para contrastar («discriminar»), ordenar o recuperar, en un material dado, la presencia de unas partes que interesa destacar de otras que se rechazan, o, simplemente, se ponen de lado o se colocan en un puesto de la jerarquía y no en otro.

Podemos distinguir, sobre todo cuando nos referimos a la crítica sustantiva (aunque sin olvidar las acepciones adjetivas) dos géneros de material sometido a crítica que llamaremos: material P (material lingüístico, constituido por palabras que expresan opiniones, teorías, doctrinas expresadas en un lenguaje) y material Q (constituido por objetos reales, sean acciones, instituciones, &c.). De este modo, o bien hablamos de crítica a una opinión o a un proyecto parlamentario de ley (P) o bien hablamos de crítica a una obra arquitectónica, o escultórica (Q).

Asimismo, los instrumentos críticos desde los cuales llevamos a cabo la crítica, o bien son «instrumentos» consistentes en última instancia en lenguaje –hablaremos de críticas de tipo p– o bien son instrumentos reales, corpóreos –hablaremos de instrumentos críticos del tipo q (a los que Marx se refería al hablar de la «crítica de las armas», es decir, q, contraponiéndola en uno de sus quiasmos célebres, a las «armas de la crítica», es decir, de la crítica en sentido p).

Estas dos distinciones se cruzan y ello nos permite establecer cuatro situaciones a las cuales suele aplicarse aunque con distinto alcance el concepto de crítica:

(1) p(P), es decir, por ejemplo, «crítica de teorías mediante otras teorías», o de opiniones mediante opiniones opuestas. Hablaremos de crítica dialógica, en sentido estricto.

(2) p(Q), es decir, la crítica mediante palabras a «cosas reales», como puedan serlo las instituciones o acciones humanas. Podríamos hablar aquí de crítica logoterápica. Tal es el caso de la reprensión que un maestro o un psicoterapeuta dirige verbalmente a un alumno para disuadirle de una conducta determinada.

(3) q(P), la crítica mediante instrumentos reales a opiniones, doctrinas o teorías. Es la crítica del fuego inquisitorial, mediante la hoguera, la crítica de las armas, pero también, para utilizar una expresión del propio Marx, la «crítica de los ratones» a la Ideología alemana. Se trata de una crítica translógica.

(4) q(Q), la crítica de una acción, institución o realidad, Q, mediante otra acción o realidad, como pueda serlo la crítica a una sociedad mediante una acción bélica. Es la crítica ontológica, la «crítica demoledora» de una obra de arte, a través de la piqueta, pero sobre todo la idea médico hipocrática de crisis (extendida después a la política y a la economía –las crisis de superproducción, por ejemplo–) en la medida en que la crisis se entiende como una fase de un proceso mediante el cual un sistema o un organismo, lejos de mantenerse como inmutable, estacionario y al margen de toda crítica, se desequilibra y, o bien se destruye o bien (en la lisis) se recupera de algún modo.

Gustavo Bueno, “La filosofía crítica de Gracián” (2001).

1841 Luis Corsini (1791-1878), El libro verde, o pensamientos crítico-serio-burlescos, sobre política, literatura, costumbres, &c. Imprenta de Alegría y Charlain, Madrid 1841, 122 páginas.

El libro verde, o pensamientos crítico-serio-burlescos, Madrid 1841

«el libro verde o pensamientos crítico-serio-burlescos sobre política, literatura, costumbres, &c. por don L. Corsini. Un folleto en 8.º: se vende a 4 reales en Madrid, en el gabinete de lectura de Monier, carrera de San Gerónimo; en la librería europea de Hidalgo, calle de la Montera, y en la de Sojo, calle de Carretas. En las provincias se hallará a 5 rs. en las principales librerías.» (El Espectador, Madrid, jueves 9 de diciembre de 1841, pág. 4.)

«El libro verde o pensamientos crítico-serio-burlescos sobre política, literatura, costumbres, &c. por D. L. Corsini. Un folleto en 8.º. Se vende a 5 rs. en la librería de Guasp.» (Diario Constitucional de Palma, Palma de Mallorca, jueves 23 de diciembre de 1841, pág. 4.)

1844 «Es indudable que si el señor Morejón hubiese publicado en vida sus manuscritos, hubiera rebajado mucho la reputación de su digno discípulo el señor Chinchilla, o al menos hubiesen sido dignos émulos, mientras que hoy a las leyes de la razón crítica queda superior el maestro en el lenguje, en las imágenes, en la erudición de ciencias accesorias; pero también superior es sin duda el discípulo en la parte analítica de las obras, pues como la historia crítica no solo se refiere al nombre de la obra y pálido bosquejo, sino a toda la extensión, aquel que más detalla y prueba los defectos y las bellezas, ese es el superior en la parte crítica, porque decir que una cosa es mala o buena, no es la razón crítica, puesto que esta es discutir y probar la verdad o el error de la doctrina; de modo en fin, que mientras el señor Chinchilla aparece como más penetrado del pensamiento crítico, el señor Morejón aparece más dispuesto a dar a conocer los nombres de los autores y sus obras.» (Dr. Ildefonso Martínez, «Sección crítica», Anales del Instituto Médico de Emulación, periódico semanal de medicina…, Madrid, jueves 3 de octubre de 1844, nº 48, pág. 382.)

1851 «Teatro. Los misterios de México. Los yankees en La Habana. […] Ya se deja entender que hablamos de los Misterios de México, composicion flamante de D. Niceto Zamacois, autor de una novela del mismo título, y que ha dado al beneficiado la mas pingüe entrada que se haya visto hasta ahora en el presente año cómico. […] Esta dificultad se entiende si el autor ha de observar ciertas reglas que pueden llamarse indispensables, por más latitud que hoy quiera darse a las franquicias dramáticas, para obtener un resultado brillante y honroso: por ejemplo, el desarrollar un pensamiento crítico o moral expresado por medio de los personajes que figurando desde el principio hasta el término de la pieza, concentre el interés del espectador…» (El Español, México, sábado 8 de noviembre de 1851, nº 15, pág. 6.)

1862 «(1) Este artículo, escrito por el autor al regreso de su primer viaje a Francia e Inglaterra (1833-1834) puede servir de epílogo de ambos, y como tal no parece desdecir al final de estos recuerdos, porque tratando del mismo asunto, y en igual estilo, reasume el pensamiento crítico y lección moral que se propuso el autor en aquellos.» (Nota del editor, en «De vuelta a casa», de Ramón de Mesonero Romanos, Recuerdos de viaje por Francia y Bélgica en 1840-1841, su autor El Curioso Parlante, nueva edición…, Madrid 1862, pág. 283.)

1865 «El Mirlo maravilloso es todo un libro de caballería […]. El mérito de él no consiste […] sino en la habilidad con que ha sabido encubrir bajo esta forma un pensamiento crítico de la mayor importancia.» («Bibliografía», La Iberia, Madrid, viernes 29 diciembre 1865, pág. 3.)

1872 «§ iv. de la finura. La finura consiste en la diestra aproximación de las antítesis, el abuso de los términos, las medias palabras, las insinuaciones, los epigramas, &c. Pero tiene el inconveniente que, para ser comprendida, requiere una particular retención del entendimiento, que pronto se hace fatigante. La finura pierde la atracción de su belleza, desde que la afectación se ampara en ella; y es de notar que una de las más fecundas fuentes de la finura está en las palabras ambiguas o los equívocos, resultantes de la posición de las palabras. Y aunque parezca demasiado extraño que, un defecto tan considerable, como es el equívoco, se presente aquí como contribuyente de una cualidad comunicada al estilo, esto viene de que a veces proporciona el medio de hacer entender, sin dañar a nadie, un pensamiento crítico o mordaz que, abiertamente expresado, sería grosero.» (José Fernández Nodal, Elementos de gramática quichua o Idioma de los Yncas. Bajo los auspicios de la redentora, Sociedad de Filántropos para mejorar la suerte de los Aborígenes Peruanos, Cuzco, en el depósito del autor, Impreso en Londres, Watson & Hazell de Aylesbury y Londres [1872], pág. 55.)

1874 «La Sagrada Congregación del Indice, por decreto de 25 de Febrero de 1874, ha condenado las obras siguientes: […] 6.º L'Infaillibilitá pontificia et la libertá.– Pensieri critici d'un filósofo prático, o La Infalibilidad Pontificia y la Libertad, Pensamientos críticos de un Filósofo práctico, Nápoles, 1873.» (El Consultor de los Párrocos, Madrid, 2 de abril de 1874, pág. 126.)

1875 «…En cuanto a la ordenación de los Fueros, nos valemos de la novísima edición de los señores Savall y Penen (Zaragoza 1861), pues la antigua que lleva por título Observantiae, consuetudinesque regni Aragonum in usu communiter habitae, ni es completa, ni obedece a un pensamiento crítico-histórico, y se halla muy difícilmente.» (José Amador de los Ríos, Historia social, política y religiosa de los judíos en España y Portugal, Madrid 1875, tomo 1, pág. 407, nota 1.)

1876 «Ciertamente han pasado los siglos de las preocupaciones meticulosas que subrogaban el pensamiento crítico del historiador a los escrúpulos del miedo.» (Juan Pérez de Guzmán, «La tradición literaria en Ronda», Revista de Andalucía, Madrid, 10 de abril de 1876, tercer año, tomo IV, cuaderno 1º, pág. 20.)

«El nombre de David Federico Strauss fue durante cuarenta años, o poco menos, uno de los más afamados en Europa; y, sin embargo, excepto en ciertos círculos alemanes, era el que lo llevaba uno de los hombres menos conocidos. No ha tenido más característico intérprete el pensamiento crítico de nuestro siglo. Era Strauss un jefe distinguidísimo, porque supo guiar con gran iniciativa a las gentes; un Avatar y también un vengador del Zeitgeist, que a un tiempo daba forma a las tendencias dominantes y las disolvía.» «Fue director de los “Wolfembüttel Fragment,” última palabra del espirante deismo, y ayudó a crear el último pensamiento crítico. Su teología fue primero deista y luego panteista, según el modelo de Spinoza, si hemos de creer a Jacobi.» «Había además dos profesores; Kern era el uno, hombre escolástico genial, caballeroso, de más influencia personal que literaria; el otro era F. C. Baur, un hombre estudioso, un pensador y crítico del tipo que sólo puede producir Alemania, fundador y padre futuro de la nueva escuela de Tubinga. Merece este hombre más que una rápida noticia, pues los dos que a la sazón se encontraban como maestro y discípulo estaban destinados a influirse recíprocamente en extraordinario grado y a ser las dos mayores fuerzas en el pensamiento crítico-religioso moderno.» (A[ndrés] M[artín] Fairbairn –Contemporary Review–, «David Federico Strauss. Un capítulo de la historia del pensamiento religioso moderno», Revista Contemporánea, Madrid, 15 de septiembre de 1876, año II, nº 19, págs. 341, 344 y 359.)

1877 «…pero dicho esto, debo también declarar que ellos [Kant y Fichte] empezaron a emplear, y recomendaron con su ejemplo, ese método funesto que consiste en tratar el cristianismo desde las alturas de la razón filosófica como un hecho meramente humano y concepción inferior y subordinada al pensamiento crítico actual, y en desfigurarle, convirtiéndole en otra cosa que lo que él significa, y es, en verdad, según el sentido de la Iglesia y de la conciencia cristiana.» («Discurso pronunciado por el Ilmo. Señor Don José Moreno Nieto el día 8 de noviembre de 1877 en el Ateneo Científico y Literario de Madrid con motivo de la apertura de sus cátedras», Boletín del Ateneo, año I, nº 10, diciembre de 1877, pág. 595.)

1878 «Pueblo dado en demasía a síntesis precipitadas, raza de fantasía poderosa y de reflexión pobre la española, tan amiga de conclusiones incontrovertibles como contraria a la laboriosa gestación del pensamiento crítico, necesitaba, según la opinión de Sanz del Río, una disciplina intelectual algo severa, semejante en parte a la aplicada por Sócrates a rebatir en su tiempo a los sofistas.» (Urbano González Serrano, «Crónica literaria. Análisis del pensamiento racional, por D. Julián Sanz del Río» (enero de 1878), Revista de España, Madrid 28 de febrero de 1878, undécimo año, tomo LX, nº 240, pág. 557.)

«De todos modos, Arriaga tiene el mérito de haber continuado y afirmado en el siglo XVII, al menos en el orden teórico, el pensamiento crítico y regenerador iniciado y representado durante el siglo anterior por Luis Vives y Melchor Cano.» (Zeferino González, Obispo de Córdoba, Historia de la Filosofía, Madrid 1878, tomo segundo, págs. 539-540.)

1880 «institución libre de enseñanza. Segunda conferencia del Sr. Moret, acerca de Historia contemporánea, Reinado de Carlos IV. Ante un público como es en su generalidad el público que asiste a las conferencias de la Institución Libre, dio anteanoche el Sr. Moret la conferencia de que por falta de espacio no dábamos cuenta en nuestro número de ayer. […] Como con el pincel de Goya, como con la musa de D. Ramón de la Cruz y el pensamiento crítico de Jovellanos, quedó retratada y juzgada por el elegante y discreto orador ese tristísimo cuadro de nuestra historia contemporánea tan lleno de enseñanzas.» (El Imparcial, diario liberal. Madrid, sábado 28 de febrero de 1880.)

1884 «Renuncio a depurar ahora si las palabras realismo e idealismo se emplean con rigurosa exactitud, y renuncio también a convencer a quien las da por inútiles y sostiene que no hay realistas ni idealistas, sino escritores buenos, medianos, malos y detestables, acepto el sentido general y un tanto vago en que las emplea la gente, y me sirvo de ellas para exponer mi pensamiento crítico, algo complejo y sutil.» (Emilia Pardo Bazán, «El Pedro Sánchez, de Pereda» –La Coruña, 31 enero 1884–, El Liberal, Madrid, lunes 17 marzo 1884, pág. 2.)

1885 «…vamos a apuntar algunas consideraciones que ilustren nuestro pensamiento crítico sobre los sujetos que intervienen principalmente en los sucesos, el sentido genuino e interpretación probable de éstos y la autenticidad y veracidad de las fuentes.» (Francisco Fernández y González, «El mesianismo israelita en la Península Ibérica durante la primera mitad del siglo XVI», Revista de España, Madrid, marzo 1885, tomo CIII, nº 410, pág. 180.)

1888 «En los artículos de otros colaboradores que vinieron después, verbigratia, en los del incomparable Macaulay, debe buscarse su pensamiento propio; pero el pensamiento crítico de la Revista sólo en los de Jeffrey puede encontrarse.» (Marcelino Menéndez Pelayo, Historia de las ideas estéticas en España, en Revista de España, Madrid 1888, vol. 124, pág. 387; en Colección de escritores castellanos, A. Pérez Dubrull, Madrid 1889, vol. 4, parte 2, pág. 82.)

1890 «Y tiene tal encanto y tal novedad, lo mismo para los creyentes fríos o vagantes que para los descreídos de todo culto histórico, este llamamiento real a los problemas siempre puestos en el fondo de la conciencia humana, que promueve en seguida esa difícil y hermosa colaboración (el mejor título de gloria para los autores) con que el pensamiento crítico del que lee sigue y comenta el pensamiento declarado del que escribe.» (Rafael Altamira, «Novelistas contemporáneos», La Ilustración Ibérica, Barcelona, 15 de febrero de 1890, nº 372, pág. 103.)

1901 «Es únicamente un intelectual, aquel que procura poner siempre sus actos en conformidad con sus ideas. Lo que le caracteriza es la presencia en él del “pensamiento crítico”, arma principal que sirve en la historia para transformar las sociedades.» (M. G., «Pedro Lavroff», La Revista Blanca, Madrid, 1º marzo 1901, nº 65, pág. 541.)

1903 «El alcalde de Madrid, lejos de ser un escéptico, es un hombre de fe. Su espíritu no ha llorado todavía sobre la dolorosa vacuidad de las ilusiones humanas. Es un creyente tonificado por la esperanza; un contemplativo, que el día en que se decida a trabajar, a la acción tan desdeñada de los pensadores, será un hombre que deslumbrará de fijo a sus conciudadanos. De las dos personalidades que hay en el señor marqués de Lema, la del filósofo que no se decide a emprender nada por temor a equivocarse, y la del hombre de acción que se consume en la ociosidad esperando sin duda más alto destino para su energía, prefiero la primera. ¿Por qué? Porque demuestra que el alcalde de Madrid, en vez de aspirar a los vanos éxitos de un Abascal o de un barón de Hausmann, transformando con previsoras innovaciones arquitectónicas e higiénicas una capital, aspira a otras victorias, quizás menos ruidosas, pero sin duda más nobles; las victorias del pensamiento crítico, que no halla jamás razón suficiente para entregarse a la actividad. De ahí el que, a pesar de que muchos consideran al marqués de Lema como un alcalde inútil –con manifiesta injusticia, ni que decir tiene– a mi me parezca un mero intelectual. ¡Ay de los que dudan del alcalde de Madrid el día en que éste se decida a emprender algo!… Ellos serán confundidos.» (Manuel Bueno, «…Sermón perdido», La Correspondencia de España, Madrid, 20 de octubre de 1903, pág. 1.)

«A los ochenta y cuatro años –con el glorioso y voluntario retiro de Renán en las playas bretonas, de Schopenhauer en la campiña inglesa, de Kant en una pobre casa alemana– ha muerto en Londres Heriberto Spencer, cuyo tenaz pensamiento crítico reunió, en síntesis milagrosa, los grandes y contrapuestos análisis de aquellos tres genios. Fue Spencer el Bautista de un renacimiento filosófico que ya en Inglaterra, en Alemania, en Francia, y aun en nuestro propio y rezagado espíritu español, florece con espíritu juvenil.» (Cristobal de Castro, «Muertos inmortales. Heriberto Spencer», La Correspondencia de España, Madrid, 9 de diciembre de 1903, pág. 1.)

1906 «Pero M. Chabot [El pacifismo y el patriotismo en la escuela] se pregunta, ¿cómo es posible enseñar estas reflexiones de filósofos a niños no habituados al ejercicio del pensamiento crítico; a seres en quienes el valor proviene de la fuerza del sentimiento? ¿El amor a la paz aprobará el de la patria? Todos los espíritus, aun los menos chauvinistas, se sienten inquietos ante las predicaciones del pacifismo. Nada indica el desarme próximo. La guerra continúa siendo una amenaza.» (Fernando del Río Urruti, «Revista de revistas», Boletín de la Institución Libre de Enseñanza, Madrid, 28 de febrero de 1906, año XXX, nº 551, pág. 53.)

1907 «Cada profesor, en cada Universidad, trata públicamente durante el año de un asunto determinado, que ha estudiado con preferente interés: expone así sus investigaciones y sus trabajos en una serie de lecciones semanales. Estas lecciones, que por su carácter son algo doctorales y por decirlo así, majestuosas, hay una tendencia hoy muy marcada a disminuir su importancia. No dejan, sin embargo, de tenerla; y tal o cual curso célebre, el de M. Boutroux sobre Kant, por ejemplo, que duró en la Sorbona varios años, es un admirable estudio del pensamiento crítico, que vale por muchos trabajos particulares. Pero lo interesante y lo fecundo en la enseñanza filosófica superior es la conferencia privada. A ella no asisten sino estudiantes y, por tradición, los estudiosos. En ella, no habla el maestro ex cathedra: es una constante colaboración entre él y los alumnos, para el estudio de un determinado asunto. – Dos trabajos esenciales componen la conferencia: la “exposición oral” y la “disertación”. La primera es una breve relación que el discípulo hace de sus investigaciones sobre un punto especial, dentro del problema que se estudia. Pongo por caso: una conferencia privada, donde se estudia la filosofía de Descartes. Se dividen los estudiantes y el profesor la labor de información; al uno, le corresponde más especialmente el estudio de las Regulae; al otro, el del Discurso; al otro, una Meditación; al otro, una parte de los Principios, &c. Cada cual expone oralmente lo que ha hecho y conseguido, y el profesor dirige sus esfuerzos, ayuda su trabajo, coordina y sintetiza los resultados finales, de manera que no sea el estudio, así dividido, una dispersión nociva, sino una síntesis constructiva que pueda condensarlo, sin que pierda su profundidad. – La disertación es quizá un ejercicio más completo; sobre todo, tal como se la concibe en la Sorbona: dado un asunto filosófico, hacer de él un estudio general, cuya exposición firme y precisa denote un conocimiento exacto y, más aún, donde la reflexión personal acompañe a esa exposición. La disertación es el lugar en que se aúnan los conocimientos y la reflexión; donde se elabora y se expresa el pensamiento propio. El joven filósofo, no sólo se acostumbra al trato y familiaridad con los sistemas, sino a pensar sobre ellos. Más que nada, la disertación está hecha con el fin de filosofar: aprender a filosofar es quizá el fin de todo estudio filosófico; y la ciencia que adquiere en los cursos, el método de investigación que ejercita en la conferencia, se completan con la filosofía que hace en la disertación.» (Manuel García Morente, «La enseñanza de la filosofía en Francia», Boletín de la Institución Libre de Enseñanza, Madrid, 31 de enero de 1907, año XXXI, nº 562, pág. 3.)

1914 «2.º La idea y la imagen se disocian. Esta disociación es la resultante del trabajo que el espíritu crítico y científico ejerce sobre el pensamiento imaginativo. El espíritu crítico se niega a creer que una imagen agote el contenido de una idea, y busca apoyo en ella para descubrir nuevas relaciones. El pensamiento imaginativo es un pensamiento que se acaba, que tiende a realizarse en mitos y en obras de arte. El pensamiento crítico, al contrario, está siempre abierto a infinidad de relaciones. Cambia, sin embargo, el sentido de la imagen, pero sin destruirla; destruye únicamente la ilusión de que esa imagen corresponda, rasgo por rasgo, a la realidad.» (Fernando Araujo, «Impresiones y notas» [Brehier, Revue Philosophique], sección “Revista de revistas” de La España Moderna, agosto de 1914, año 26, nº 308, pág. 193.)

1926 «Y en Inglaterra, donde el agudo pensamiento crítico de Bertrand Russell forma, con Chesterton y Hope, un sólido tribunal literario, se establece la relación de estirpe entre Conrad, Kipling y Hardy, gloriosos genitores de James Joyce, David Garnett y Lawrence.» (Cristóbal de Castro, «La evolución de la novela y los novelistas españoles», La Esfera, Madrid, 29 de mayo de 1926, año XIII, nº 647, págs. 34-35.)

1935 «Toda cultura, por lo menos, toda forma cultural que se hace, que deviene, que crece, surge siempre de ese contacto, de esa conciliación del pensamiento crítico o de la intuición creadora con el menester cuotidiano de las ciudades, con el dinamismo progresivo de un mejoramiento, con su política o su economía, o, simplemente, con el deseo social, urgente, arcano, de vivir, de vivir por que sí.» (Domingo Pérez Minik, «Explicación de los propósitos del Ateneo [de Santa Cruz de Tenerife]», La Prensa, Santa Cruz de Tenerife, domingo 22 de diciembre de 1935, pág. 1.)

1943 «Y más tarde, cuando corría el peligro de destrucción, debido a la corrupción de sus Papas, de su clero y de sus fieles, y debido también al cambio en la situación política en general, cambio que la privó del dominio material que ejerció durante toda la Edad Media y redondeó sus armas espirituales, así como al nuevo pensamiento crítico filosófico y científico, que dejó muy atrás a sus escolásticos, la Iglesia volvió a reformarse con prudente y sabia política, salvando lo que pudo y continuando su obra, que obtuvo grandes éxitos en el recién descubierto Nuevo Mundo.» («Por qué debemos llamarnos cristianos. Benedetto Croce, un filósofo no católico, define su actitud ante el cristianismo», Hoja del Lunes, Barcelona, 30 de agosto de 1943, pág. 3.)

1948 «En oposición al razonamiento capitalista, el del trabajador se hace científico. Desde entonces, cuando él se pregunta: «¿Qué he hecho para aumentar mis ingresos, para instruirme, para mejorar mi existencia, para educar a mis hijos?» y lleva hasta el fin su pensamiento crítico, llega a hacerse esta otra pregunta: «¿Qué he hecho para liberar a mi clase?» Porque no hay salvación inmediata ni lejana si antes no ha liberado a su clase de la explotación capitalista. Así, la crítica a que somete al régimen, la autocrítica a que somete su propia actividad, postulan necesariamente por la supresión del antagonismo de clases. Así chocan fatalmente el pensamiento del trabajador y el del capitalista. Este último no admite una crítica por parte del trabajador más que en los estrictos límites de la ineficacia. A fin de desviar esa crítica, emplea la demagogia y la división ideológica, valiéndose de su prensa y de sus propagandistas de todas clases, y utilizando el espejuelo de una prosperidad que la realidad desmiente.» (I. Smirnov, «Crítica y autocrítica en la U.R.S.S.», Nuestra Bandera. Revista mensual de orientación política, económica y cultural del Partido Comunista de España, nº 28, junio-julio 1948, pág. 562.)

1955 «El carácter hispano no se lleva bien con dictaduras y mordazas. Su ingenio, que se puede conceptuar de inmortal, es lo mismo que el torrente de un río. Salta por encima de todas las esclusas y obstáculos que encuentra a su paso. Se introduce por todas las ranuras e intersticios. Su pensamiento crítico se rebela contra los que le tienen amarrado al potro del silencio por medio de la mordaza. Esta rebeldía de los españoles se manifiesta en diversas formas. Desde hace más de quince años, la propaganda antifranquista en el interior, discurre por un nuevo cauce. Este cauce o derrotero, es el chiste. Nueva modalidad de ataque contra los regímenes tiránicos y los individuos que los representan. El chiste no respeta nada ni a nadie. El blanco de estos chistes, por lo general, son aquellas personas situadas en los puntos más altos de la dirección del país. Ha llegado a tal extremo la extensión y amplitud de esta campaña «chistóloga», que constituye una continua obsesión en los mandamases del régimen y en sus subordinados inmediatos… por su excesivo contagio entre los individuos adictos al actual estado de cosas, que son… los que más divulgan los chistes.» (“Menda”, «Franco y los “chistólogos”», CNT. Portavoz de la CNT de España en el exilio, Toulouse, 18 de diciembre de 1955, nº 555, pág. 4.)

1959 «Se le ha preguntado a Cernuda sobre qué noticias tiene del efecto causado en España por un su libro. Y, entre otras cosas, responde: “Sólo las que deparó tal o cual reseña sobre el libro. Algunas eran amables; pero en general la única reseña inteligente, que yo sepa, es la de una hispanista francesa, mademoiselle Maria Laffranque, publicado en el Bulletin Hispanique. […] En realidad, la crítica, como yo la entiendo, tal vez sea cosa ajena a la mentalidad española; y no deja de ser muy significante que la historia de nuestra literatura no nos ofrezca el nombre de un solo crítico: hay, sí, profesores, eruditos, historiadores (Menéndez Pelayo, fué una mezcla de todo eso, operando en un organismo de una sola pieza, un organismo de fanático, uno de los fanáticos más extraordinarios jamás producido por una tierra fértil en ellos), lo que se quiera, menos un crítico. Tampoco ha habido en España ningún filósofo, y es curioso, ya que el pensamiento crítico y el pensamiento filosófico son hermanos.”» («El caso Índice», CNT. Portavoz de la CNT de España en el exilio, Toulouse, 22 de noviembre de 1959, nº 760, pág. 2.)

1967 «La experiencia permite admitir que el desenvolvimiento del pensamiento filosófico en la URSS durante el período anterior al XX congreso del PCUS sufrió la influencia de una fuerza ideológica rígidamente unitarista. Aunque formalmente se reconocía la necesidad de la lucha interna de ideas, las actitudes crítico-filosóficas se encontraban inhibidas. Independientemente de los aciertos y fracasos que se puedan cosechar en una crítica científica de la historia del pensamiento filosófico soviético, ella conlleva impulso creador y revaloración marxista justamente por someterla a comprobación metodológica y práctico-social. Coincidimos con R. Garaudy cuando insiste en que el marxismo es una filosofía crítica. “El primer carácter de una filosofía crítica es la preocupación –escribe Garaudy– de asignar un fundamento al pensamiento y a la acción, de no aceptar valor alguno o verdad alguna como un dato, como un hecho. El pensamiento crítico se opone al dogmatismo“.» (Rafael Martínez [profesor de filosofía de las Universidades de Moscú y La Habana], «La revolución de octubre y la filosofía marxista», Realidad. Revista de cultura y política, 1 octubre 1967, nº 15, pág. 36.)

Pensamiento Crítico, La Habana 1967-1971

Pensamiento crítico, revista mensual, publicó 53 números en La Habana (1967-1971).

1970 «“Técnicas de estudio”, tema de la conferencia de doña Jacinta Caselles. Ayer, en el curso que se celebra en el Colegio Menor. Dentro del ciclo sobre “Técnicas de estudio” organizado por la Delegación de la Juventud y el Colegio Menor Santa María del Lidón, pronunció ayer noche su conferencia doña Jacinta García Caselles, Inspectora de Enseñanza Primaria. La charla que fue seguida con evidente interés por los numerosos estudiantes que llenaban el salón de actos, se inició con una exposición teórica de las técnicas de estudio haciendo referencia a las investigaciones llevadas a cabo con Estados Unidos en este aspecto. Pasó a estudiar después los factores que actúan positiva y negativamente sobre la eficacia del estudio deteniéndose en la parte central de la conferencia a enumerar los principios esenciales para lograr la máxima economía en el esfuerzo y en el tiempo, que resumió en los siguientes: –Planificación del tiempo. –Distribución del trabajo. –Condiciones adecuadas para el estudio. –Utilización correcta de los libros de texto. –Comprensión de vocabulario. –Métodos efectivos de lectura. –Elaboración de esquemas. –Métodos de memorización. –Trabajo independiente. –Repasos periódicos. –Interés en los temas escolares. –Desarrollo de hábitos de pensamiento crítico. –El esfuerzo por destacar. Una charla de verdadero interés práctico fue seguida con verdadera atención siendo premiada con una calurosa ovación a su final.» (Mediterráneo. Prensa y Radio del Movimiento, Castellón de la Plana, 14 abril 1970, pág. 3.)

«Pero el problema es real: necesitamos un «ajuste de cuentas teórico» con el dogmatismo staliniano, porque en él está, sin duda, una de las raíces de fenómenos dogmáticos que traban aún el pleno despliegue del marxismo, como pensamiento crítico y revolucionario.» (Juan Diz [Manuel Azcárate], «Un rasgo básico del leninismo: la lucha antidogmática», Nuestra Bandera. Revista teórica y política del Partido Comunista de España, nº 65, tercer trimestre de 1970, pág. 75.)

1998 «Así, en el plano general de las ideas y en los específicos de la filosofía y la pedagogía, Urdaneta representó una tendencia excesivamente conservadora, más bien reaccionaria, de recia y ortodoxa orientación religiosa. Se le puede ubicar en la línea de una filosofía cristiana con un componente de humanismo, pues por un lado retoma elementos del humanismo del renacimiento –cita en más de una oportunidad a Montaigne e incluso asimila algunos postulados de los idealistas: el arte como medio de la educación– pero se adhiere al espíritu de la educación católica de la contrarreforma, que suprimía el pensamiento crítico, sometía la razón a los dictados de la autoridad eclesiástica romana y concebía la formación del hombre cristiano sólo dentro de la doctrina de la Iglesia.» (María Elena Maggi, presentación a la reedición de Amanodoro Urdaneta, El libro de la infancia [Caracas 1865], Biblioteca Nacional de Venezuela, Caracas 1998, pág. 34.)

Evolución de la presencia de la “pensamiento crítico” en Google libros según Google Ngram (agosto 2021)

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