Filosofía en español 
Filosofía en español

Plácido María Orodea  ≈1800-≈1850

Eficiente ideólogo ortodoxo católico español, abogado, profesor de latinidad, retórica y poética, prolífico autor y traductor de manuales escolares, nacido en Villalba de Rioja y radicado en Valladolid. “Profesor de Humanidades, y preceptor de Latinidad, Retórica y Poética en Valladolid” (1829), “del ilustre colegio de abogados en Valladolid” (1834), “individuo del ilustre Colegio de Abogados en las Audiencias de Burgos y Valladolid” (1837), “Abogado de los tribunales nacionales” (1843), “profesor interino de perfección de latín en la Universidad literaria de Valladolid” (1846).

Matrimonia en Valladolid con Inés María Eulogia de Ibarra, y tienen varios hijos: Eduardo Orodea Ibarra (1840-1875), catedrático de Historia y Geografía en el Instituto de Segunda Enseñanza de Segovia en 1865, luego en el de Vitoria, donde firma unas Lecciones de Historia de España (Valladolid 1867), catedrático de Economía política en la Universidad de Valladolid desde 1870 hasta su prematura muerte; José María Orodea Ibarra (†1902), doctor en filosofía y letras (“El reinado de D. Alfonso III y su influencia en la Reconquista, en el consolidamiento del trono y en los ensanches de la Monarquía asturiana”), catedrático de Historia en 1878 en el Instituto de Segunda Enseñanza de Santander, donde muere en 1902 siendo director del Instituto; y Ricardo Orodea Ibarra, médico, catedrático de Historia Natural en Institutos de Segunda Enseñanza (en Vergara, desde 1871 en Zaragoza, en 1877-78 en Ávila, doctor por la Universidad de Salamanca el curso 1880-81, desde 1888 en Cádiz –de la que en 1896 es primer teniente de alcalde por el partido conservador y en 1897 médico de la comisión mixta de reclutamiento–, donde en 1902 es director del Instituto general y técnico de Cádiz, obtiene licencia por enfermedad en 1911 y se le jubila en 1918 a instancia suya: ese año queda viudo de María del Carmen Garrido y García-Lara; vivía en 1927, al morir su hija María Josefa con cuarenta años).

Anuncia la prensa en 1829 la segunda edición de sus Lecciones de traducción de lengua latina

portada Lecciones de traducción

Plácido María Orodea, Lecciones de traducción, obra necesaria a los jóvenes, que se dediquen al estudio de la lengua latina, segunda edición, Imprenta de Fernando Santaren, Valladolid 1829, XXIII+192 páginas.

[i Portada] “Lecciones de traducción, obra necesaria a los jóvenes, que se dediquen al estudio de la lengua latina, reformada por su autor don Plácido María Orodea, profesor de Humanidades, y preceptor de Latinidad, Retórica y Poética en Valladolid. Segunda edición. Con licencia: en Valladolid, Imprenta de Fernando Santaren. Año de 1829.” [ii] “Esta obra es propiedad de su autor, y será denunciado el ejemplar que no lleev su firma.” [iii-xxiii] “Advertencia”. [1-6] “Oraciones de substantivo.” [7-42] “Oraciones de verbo activo, y pasivo.” [43-63] “Lecciones de historia sagrada.” [64-69] “Sintaxis práctica.” (“Es indudable, que la sintaxis de Don Luis de Mata i Araujo es la más filosófica i completa, i que todas sus reglas se fundan en la observación de los autores latinos i griegos. Por lo mismo es preferible i digna de tomarse como texto.”) [70-152] “Ejemplos de sintaxis práctica.” [153-172] “Sintaxis figurada” (hiperbaton, tmesis, anastrophe, parenthesis, elipse, zeugma, prolepsis, pleonasmo, silepsis, enalage.) [173-175] “Modismos.” [176-180] “Idiotismos.” [181-192] “Appendix. Auctoris celeberrimi.”

El primer impreso que conocemos de Plácido María Orodea son estas Lecciones de traducción, segunda edición, dadas a conocer mediante anuncios en la prensa durante el verano de 1829, tras el relativo éxito que, dice, tuvo la primera edición a pesar de sus erratas. Es curioso que el primer anuncio que hemos visto, y el más largo, sea el insertado en la Gaceta de Bayona, el periódico reformista publicado en Francia, bajo dirección del presbítero afrancesado Alberto Lista, que tenía buena difusión por España.

«Otro. (Artículo Remitido.) Lecciones de traducción. Obra necesaria a los jóvenes que se dediquen al estudio de la lengua latina; por D. Placido María Orodea, profesor de humanidades en Valladolid. Segunda edición.
Es muy recomendable este libro: el plan es excelente, fruto de las observaciones que ha mucho tiempo tenía hechas su autor. Publicada la primera edición, aunque con muchos yerros de imprenta, se despachó con rapidez y se adoptó por cuantos pueblos le conocieron. No es mas que un método práctico de enseñar la lengua latina, acomodándose a lodos los artes, pero con la doble ventaja de aliviar el penoso trabajo de maestros y discípulos, y aprovechar el tiempo que antes se perdía lastimosamente, evitando una multitud de reglas inútiles, y presentando ejemplos comprobantes de las buenas y necesarias, sacados de los clásicos.
En los estudios de latinidad ha merecido una aceptación que apenas tiene ejemplar, y le han colmado de los mayores elogios los que desean el restablecimiento de la buena latinidad y la conservación del idioma de la culta Roma. Los profesores, que han conocido la utilidad de su método, han llamado la atención de los inteligentes y le han adoptado, dando entre ellos el ejemplo más digno de alabanza y del agradecimiento público D. Pascual Alfonso, catedrático de latinidad en Toro; D. Santiago García y García, en Segovia; D. Santos Barrón, en Haro; D. Vicente López, en Paredes de Nava; los profesores de Zamora, Tordesillas, Roa, Nájera, varios pueblos de Navarra, la mayor parte de los de las Castillas y dos aulas de Valladolid. Cuantos le han adoptado, aseguran haber dado un paso ventajoso en la enseñanza, librando en gran parte a los jóvenes de las penosas fatigas de una enseñanza larga y causada, y excitado con su ejemplo la curiosidad de otros profesores que por fallarles este recurso no habían experimentado las ventajas de un tan buen sistema para los estudios de latinidad. Los informes de tantos Sres. catedráticos son una prueba irrecusable de su mérito y necesidad, y muchos que estaban prevenidos contra todo sistema de enseñanza que no fuese el que ellos habían seguido, confiesan francamente la utilidad de este librito.
No podemos suponer que haya quien tenga placer en oprimir a la juventud, en verla envuelta en las tinieblas de malos métodos, entre fatigas casi insoportables, viendo yacer al mismo tiempo la latinidad con grande pérdida de los conocimientos útiles y daño de las ciencias. Creemos de buena fe que animados todos los maestros de unos mismos deseos, contribuirán con sus luces a quitar tantos obstáculos que impiden la instrucción de la juventud.
Por mas dañosos que hayan sido los abusos de la rutina, es cierto que los sabios no han podido contenerlos del todo por la fuerza que la dieron los errores sostenidos con obstinación. Pero en el día el conato de los profesores que han usado de las Lecciones de traducción como un libro auxiliar de los establecidos por el plan de S. M. C., ha conseguido este útil desengaño, y los jóvenes son dirigidos con mayores y más sólidos adelantamientos.
No podía esperarse menos de la protección que constantemente dispensa a las ciencias el gobierno de S. M. C., del celo de la ilustre inspección general de estudios y de las continuas tareas de unos profesores beneméritos e ilustrados. Se hallará en las capitales de las dos Castillas y Navarra.» (Gaceta de Bayona, nº 82, lunes 13 de julio de 1829, pág. 4.)

«Lecciones de traducción para los jóvenes que estudian gramática latina, por don Plácido María Orodea, preceptor de latinidad, retórica y poética en Valladolid. Nadie puede dudar de la necesidad de este libro, redactado con el fin de allanar el camino escabroso y difícil que los jóvenes encuentran tomando libros latinos para traducir, cuando por una parte se advierte que tales libros están llenos de dificultades, frases, locuciones figuradas y modismos particulares del idioma, y por otra que la primera edición se ha recibido con mucha recomendación por los ayuntamientos, cabildos y aulas de latinidad donde se ha presentado, conviniendo todos en que no se logrará un método análogo de enseñanza sino por el uso de estas lecciones. Los jóvenes hacen progresos que admiran por este sistema razonado teórico-práctico. En una palabra, es un libro auxiliar a los que con tanto acierto y sabiduría ha establecido la Inspección de estudios para las aulas de latinidad; libro que la necesidad prescribe y la evidencia de sólidos adelantamientos. Véndese a 6 rs. en pergamino en la librería de Hurtado, calle de Carretas.» (Diario de Avisos de Madrid, nº 219, viernes 7 de agosto de 1829, pág. 4.)

«Lecciones de traducción para los jóvenes que estudian gramática latina, por D. Plácido María Orodea, preceptor de latinidad, retórica y poética en Valladolid. Se hallará en Madrid en la librería de Hurtado, calle de Carretas; en Valladolid en la de Santaren, y en otras capitales de las dos Castillas, Navarra y Galicia, a 6 rs. en pergamino y 8 en pasta.» (Gaceta de Madrid, Madrid, 8 septiembre 1829, pág. 4.)

Entre 1830 y 1833 no encontramos el nombre de Orodea ni en la prensa ni en la imprenta. Pero en mayo de 1834 reaparece (proclamada ya la niña Isabel II, María Cristina como reina gobernadora, desatada la guerra civil, presidiendo el consejo de ministros el liberal Martínez de la Rosa y recien promulgado el Estatuto Real en el mes de abril) al anunciar la tercera edición de su libro, ahora llamado Lecciones escogidas de latinidad, que en portada lleva fecha junio de 1834 (Imprenta de Julián Pastor, Valladolid 1834, 8+XXXVI+203 páginas):

«Anuncio. Lecciones escogidas de latinidad para traducir con facilidad los Autores clásicos, por D. Plácido María Orodea: tercera edición. Tenemos a la vista esta obrita, y nos parece que podrá ser de la mayor utilidad a la juventud española. El plan de este libro es excelente, las ideas merecen particular recomendación, y el fin del autor es digno de elogio. Se hallará en las capitales de todas las provincias.» (Diario del Comercio, nº 3, Madrid, sábado 17 de mayo de 1834, pág. 4.)

«Libros. Lecciones escogidas de latinidad para traducir con facilidad los Autores clásicos, por Don Plácido María Orodea. Tercera edición. El autor de esta obra es el primero que en la Península ha dado a conocer los métodos de que se valen los extranjeros para facilitar la inteligencia de los Autores latinos, y formar el buen gusto en los jóvenes que por medios fáciles quieren encumbrarse a lo más difícil de las carreras superiores. Sus lecciones presentan un método sencillísimo que ha merecido los aplausos de las mejores profesores de la Nación. Consumidas rápidamente dos grandes ediciones, todos con ansia claman por la tercera que su autor tiene el honor de presentarles más perfeccionada, aumentada y corregida. Se hallará de venta en todas las capitales de provincia.» (El Eco del Comercio, nº 28, Madrid, miércoles 28 de mayo de 1834.)

Estas Lecciones escogidas de latinidad van dedicadas a José Cabeza de Vaca (1765-18?), caballero recibidor en Valladolid de la Real Militar Orden de San Juan de Jerusalén [aunque en la dedicatoria mantiene el título que el libro tenía en su segunda edición de 1829]:

«Al Illmo. Sr. Bailio Fr. D. José Cabeza de Vaca, Caballero gran cruz de la militar orden de San Juan de Jerusalén, Comendador de la de Benavente y Rubiales, Recibidor general por la misma en la ciudad y partido de Valladolid, y Brigadier de los Reales Ejércitos de S. M. &c. &c. Señor: La benigna protección que V. S. dispensa a todos los amantes de la literatura, que se proponen por cualquier medio despertar el gusto a unos estudios, bien descuidados por desgracia entre nosotros, es el principal motivo que me ha compelido a dedicarle este corto fruto de mis desvelos y de mi afición a la lengua latina.
Me prometo pues de la generosidad de V. S., que se servirá acoger benignamente este tratado de Lecciones de traducción contribuyendo de este modo a propagar y acreditar el estudio de una lengua que tanto conduce a los adelantamientos ulteriores en las ciencias, y a excitar la afición a las letras en la juventud, que es el principal obsequio que puede hacerse a nuestra amada Patria.» (Orodea, Lecciones escogidas de latinidad, Valladolid 1834, págs. c-e.)

En esta tercera edición de sus Lecciones escogidas de latinidad (olim Lecciones de traducción) no se adorna el autor de título alguno, pues los preceptores de latinidad ya le conocen. Pero lo más curioso es que, ese mismo mes de junio de 1834, pero en Madrid, imprime el primer tomo de unos Principios del derecho político y civil de los romanos, en los que se presenta miembro del colegio de abogados de Valladolid: el profesor de Humanidades de 1829 ya es abogado en 1834. Principios… de los que no publica el tomo II hasta cuatro años y medio después, en diciembre de 1838. Dice Orodea traducir una obra escrita en francés que “se compone de cinco tomos en cuarto”, pero sólo nombra a su presunto autor al final de la advertencia al tomo primero (“leemos en los periódicos que anunciaron en Francia esta obra, que es del desgraciado Malesherbes. Se publicó y corre sin nombre del autor”) e indirectamente cerrando la advertencia final al segundo tomo.

El ya abogado Orodea “traduce” unos Principios del derecho político y civil de los romanos en 1834 y 1838

portada tomo 1 Principios del derecho político

Principios del derecho político y civil de los romanos, fundados en el derecho natural y de gentes, traducidos del francés por don Plácido María Orodea, del ilustre colegio de abogados de Valladolid. Tomo I. Madrid: Imprenta de los herederos de D. Francisco Dávila, junio de 1834”, XXXIV+162 páginas.

[i] Portada. [ii] “Illud stultissimum existimare omnia justa esse quae scita sint in populorum institutis et legibus. Si populorum jussis, si principum decretis, si sententiis judicum jura constituerentur, jus esset latrocinari, jus adulterare, jus testamenta falsa suponere, si haec suffragiis aut scitis multitudinis probarentur. Cicero de Legibus.” [iii-xxiv] “Advertencia del traductor.” [xxv-xxx] “Prólogo del autor.” [xxxi-xxxiv] “Prefacio de las Instituciones.” [1-18] “Principios del derecho político y civil de los romanos, fundados en el derecho natural y de gentes. Instituciones civiles. Primera parte. Título primero. De la Justicia y del Derecho.” [19-58] “Título segundo. Del derecho natural, del derecho de gentes y del derecho civil.” [59-87] “Título tercero. Del derecho de las personas.” [88-120] “Título cuarto. Del matrimonio.” [121-146] “Notas críticas al título IV. De los matrimonios, y del divorcio.” [147-154] “Notas canónico-críticas al título IV. Del celibato religioso.” [155-162] “Título V. De la patria potestad.

«En cuanto a las demás circunstancias de esta obra observarán los lectores que su estilo es el de la filosofía, es decir, conciso, lleno de precisión y sin los adornos y aparato retórico de otras obras escritas con una elegancia fría, insípida, lánguida y enfadosa. En él brilla sobre todo la gravedad, la dignidad, la majestad y sublimidad de la filosofía{1}. En las composiciones filosóficas de Cicerón antes que todo se advierte su penetración tan delicada, su sublimidad, su erudición, la hermosura y exactitud de sus reflexiones y además su estilo sencillo y familiar digno de que le hayan imitado Fontenelle y otros sabios. Leemos en los periódicos que anunciaron en Francia esta obra, que es del desgraciado Malesherbes. Se publicó y corre sin nombre del autor.» (“Advertencia del traductor”, pág. XXIV.)

El “desgraciado Malesherbes” (si se tiene por desgracia haber podido disfrutar el 4 de floreal del año II de tecnología tan novedosa y revolucionaria como la guillotina), Guillermo Cristiano Lamoignon de Malesherbes (1721-1794), gran aficionado a la botánica y bisabuelo de Tocqueville, fue ministro y consejero de Luis XVI. Su presunta autoría de la obra anónima traducida por Orodea, así como los propios detalles de esta versión, ameritan estudio aparte que desborda el alcance de esta entrada.


portada tomo 2 Principios del derecho político

Principios del derecho político y civil de los romanos, fundados en el derecho natural y de gentes, traducidos del francés por don Plácido María Orodea, individuo del ilustre colegio de abogados de Burgos y Valladolid. Tomo II. Valladolid: Imprenta de Dámaso Santaren, diciembre de 1838”, XIV+138+2 páginas.

[i] Portada. [ii] “Illud stultissimum existimare omnia justa esse quae scita sint in populorum institutis et legibus. Si populorum jussis, si principum decretis, si sententiis judicum jura constituerentur, jus esset latrocinari, jus adulterare, jus testamenta falsa suponere, si haec suffragiis aut scitis multitudinis probarentur. Cicero de Legibus.” “La loi, en general, est la raison humaine en tant qu'elle gouverne tous les peuples de la terre, et les lois politiques et civiles de chaque nation ne doivent etre que les cas particulieres ou s'aplique cette raison humaine. Montesquieu, Esprit des Lois.” [iii-xiv] “Advertencia del traductor.” [1-11] “Título Sexto. De los modos de perderse o disolverse la patria potestad. (Explicaremos la teoría filosófica de las leyes y la parte política. Las reglas escolásticas no son de nuestro objeto.)” [12-20] “Título VII. De la adopción, arrogación, emancipación y autoridad marital.” [20-23] “Título VIII. De la tutela.” [24-26] “Título IX. ¿Quiénes pueden ser nombrados tutores por testamento?” [26-30] “Título X. De la tutela legítima.” [30-33] “Título XI. De la mutación de estado.” [34] “Título XII. De la tutela legítima de los ascendientes.” [35-36] “Título XIII. De la tutela dativa.” [36-40] “Título XIV. De la autoridad del tutor.” [40] “Título XV. ¿De qué manera se pierde la tutela?” [40-45] “Título XVI. De los curadores.” [45-48] “Título XVII. De la caución de los tutores y curadores.” [48-60] “Título XVIII. De las excusas de los tutores y curadores.” [61-68] “Título último. De los tutores o curadores sospechosos.” [69-107] “Principios del derecho político y civil de los romanos, fundados en el derecho natural y de gentes. Segunda parte. Título primero. De la división de las cosas y del modo de adquirir la propiedad.” [107-108] “Título II. De las cosas corporales e incorporales.” [108-113] “Título III. De las servidumbres y heredades rústicas y urbanas.” [113-118] “Título IV. Del usufructo.” [118-121] “Título V. Del uso y de la habitación.” [121-130] “Título VI. De las usucapiones y prescripciones que exigen largo tiempo.” [130-137] “Título VII. De las donaciones.” [137-138] “Título VIII. Por qué personas se puede adquirir.” [139-140] “Advertencia final.

Orodea tiene conciencia de ser uno de los pioneros en el proceso de institucionalización en España de la “verdadera ciencia civil”, y en la nota con la que cierra su segundo tomo, en 1838, se dirige directamente a los catedráticos de las universidades, citando por su nombre a algunos que comparten el libro que ha traducido:

«Advertencia final. El traductor de ésta obra estimaría que los señores Catedráticos de las Universidades que en lo sucesivo la adopten, si se proponen enseñar el derecho romano como una ciencia y desenvolver filosóficamente los principios teóricos del derecho civil, con el objeto de emancipar a la juventud de rutinas y métodos pueriles, se lo participasen y anunciasen con toda franqueza. Los señores Arias Méndez y Fernandez Muñoz le escribieron, movidos del buen celo por la instrucción pública, y le instaron a la conclusión de este libro luminoso y útil en las manos de la juventud y han contraído un mérito nada pequeño en favor de la educación nacional tan lastimosamente atrasada en este ramo de las ciencias. El señor Díez Robledo, que ha empezado a fundar en su Universidad el buen gusto de la jurisprudencia filosófica y a enseñar la verdadera ciencia civil, ha hecho un obsequio a las letras y a la patria, excitando con el ardor propio de sus luces la conclusión de unos opúsculos que siempre han merecido el aplauso de los sabios. Mengua era por cierto de la literatura nacional que siendo la jurisprudencia una ciencia que tiene principios y teorías, se enseñase por reglas áridas y vulgares. Mi imparcialidad me obliga también a manifestar que el señor Gervás, dignísimo Decano de esta facultad, y los catedráticos señores Vaca y Melero, hombres de mérito y de consumada instrucción, y que procuran por todos medios despertar el gusto y afición hacia estos estudios bien descuidados por desgracia entre nosotros, y casi todos los doctores de leyes, han cooperado a establecerla de texto, como medio de inspirar a la juventud los verdaderos principios de la jurisprudencia romana y la ciencia de las leyes civiles. El señor Arrazola ha dicho repetidas veces a sus discípulos en la cátedra de literatura y de elocuencia que “la verdadera ciencia del derecho se encuentra en los opúsculos atribuidos a Malesherbes”.» (tomo II, Valladolid 1838, páginas 139-140.)


«La premura con que se pide esta obra por los Sres. Suscriptores, y las enérgicas reclamaciones de los Sres. Catedráticos de las Universidades, Colegios y Seminarios que la han adoptado, me han compelido a concluirla, valiéndome del favor del Sr. Santaren, en su imprenta. No ha estado en la voluntad del traductor concluir la impresión pronto o tarde, y es bien seguro que he luchado con obstáculos casi insuperables, y apenas he conseguido complacer como quería a los Sres. Catedráticos y Suscriptores. = Orodea.» ([Abate Pará de Fanjas, Elementos de filosofía aplicados al estudio de la religión, o los fundamentos de la religión, traducidos por D. Plácido María Orodea, Imprenta de Aparicio, Valladolid 1837], Elementos de filosofía, o fundamentos de religión, segunda parte, Imprenta de Dámaso Santaren, Valladolid 1837, pág. 2.)

1838 «Boletín bibliográfico. […] Ciencias morales y políticas. […] Lecciones de derecho público eclesiástico, en castellano, extractadas de los elementos latinos de Sergio Segismundo Lackis. Por D. Plácido María Orodea. Valladolid.» (El Correo Nacional, Madrid, lunes 4 junio 1838, pág. 1.)

«Obras que se hallan de venta en el despacho de este periódico. Elementos de Filosofía y fundamentos de Religión, dispuestos para uso de los cursantes de las Universidades, Seminarios y Colegios, traducidos del francés por D. Plácido María Orodea, un tomo 8º, rústica, 14 rs.» (Boletín Oficial de la Provincia de Orense, nº 54, viernes 6 de julio de 1838, pág. 8.)

1840 «Anuncios. […] Compendio de los principios o elementos de legislación universal, por D. Plácido María Orodea, un tomo en 8º rústica, impreso en Valladolid, a 20 rs.» (La Tribuna, periódico diario, propagador de doctrinas constitucionales, Valencia, lunes 30 marzo 1840, nº 79, pág. 4.)

«Lecciones escogidas de latinidad. Dispuestas para enseñar prácticamente las teorías y reglas de la gramática y el modo de aplicarlas, y las locuciones, modismos, artificio y figuras de la lengua latina y facilitar la traducción e inteligencia de los autores clásicos, por don Plácido María Orodea: 4ª edición considerablemenie aumentada, 1840. Un tomo en 8º de 360 páginas. Se vende a 10 rs. en rústica y 12 en pasta en la librería de Sánchez, calle de la Concepción, y en las provincias en las principales librerías.» (El Eco del Comercio, Madrid, lunes 31 agosto 1840, pág. 4.)

Orodea purga en 1840 de “materialismo filosófico” el tratado de Jorge Luis Schmid traducido por Mariano Lucas Garrido

Plácido María Orodea detecta “materialismo filosófico” en uno de los manuales que se venían utilizando desde hacía veinte años en las escuelas, y prepara una versión más asequible y además limpia de impurezas: en 1840 imprime en Valladolid un Compendio de los Principios o elementos de Legislación Universal (352 páginas), obra deudora de los Principios de legislación universal publicados en francés (Amsterdam 1776) sin firma, aunque atribuidos al suizo Jorge Luis Schmid, que traducidos por el presbítero católico afrancesado Mariano Lucas Garrido, e impresos en 1821 también en Valladolid en tres tomos, habían conocido una nueva edición en 1834 en Madrid, probablemente ya fallecido su traductor, pues seguía teniendo clientela como libro de texto en materia sin mucha oferta bibliográfica.

Orodea no deja de citar una vez su fuente, aunque de manera lejana e imprecisa («la traducción de D. Lucas Garrido», pág. 6), en un prólogo donde remueve y confunde el asunto de la autoría de esa obra: «Cualquiera que sea el autor de los Principios de legislación universal, bien sea el barón de Holbahc, o bien Smicht de Awenstein, es uno de aquellos eruditos que nunca creen decir lo bastante para desenvolver la teoría de las ciencias»; y cierra ese Compendio con una “Advertencia final” donde reconoce la magnitud de las modificaciones doctrinales que ha realizado sobre ese texto (omite el punto 3º, o se confunde al numerar pasando del segundo al cuarto):

«Advertencia final. Este compendio es enteramente diverso de la traducción que lleva el nombre de D. Mariano Lucas Garrido, en los puntos siguientes: 1.º en la coordinación de las materias: 2.º en la concisión del estilo: 4.º en la preferencia que da a los argumentos de razón, sobre los testimonios históricos y de erudición: 5.º en la exactitud de las doctrinas; y 6.º en el método más lógico y propio para auxiliar la memoria en el estudio material que hacen los jóvenes, pues que la máxima o epígrafe inicial de los párrafos es un sumario doctrinal o un corolario deducido del bosquejo analítico de cada tratado ó párrafo. Además corrige los gravísimos errores del autor francés y por consiguiente de la traducción del señor Garrido en los particulares siguientes: 1.º en las cuestiones delicadas de filosofía moral, 2.º en las de economía política: 3.º en las de administración financiera: 4.º en las de gobierno representativo: 5.º en las que profesaba la escuela política francesa del siglo XVIII: 6.º en las de comercio e industria: y 7.º en las que son relativas a los medios de asegurar la perfección material, intelectual y política de las naciones.» (Orodea, Compendio…, Valladolid 1840, pág. 352.)

Veinte años después de que Garrido (o su librero) utilizasen a Holbach como reclamo, la sombra del Barón vuelve a servir a Plácido María Orodea para excitar su sensibilidad contra el “materialismo filosófico”, en nota de la página 23 y en la propaganda del compendio:

1840 «§. 3. El pensamiento manifiesta el principio de las relaciones y deberes del hombre. Todo ser animado tiene una forzosa necesidad de buscar una manera de existir conforme a su respectiva naturaleza, y de huir y evitar lo que es dañoso. Esta es la ley del amor; al placer y de la aversión al dolor; ley que ordena la conservación de los seres y que prohíbe su destrucción. En consecuencia, el amor del placer y la aversión al dolor son la causa determinante de nuestras acciones.(1)
⇒ (1) Este principio es falso, porque establece el materialismo filosófico. El amor al placer y la aversión al dolor es común a los hombres y a los brutos. El origen de los deberes humanos es más sublime, más noble, más espiritual. El epígrafe de este párrafo o su sumario inicial contiene una sentencia más sólida y cierta, cuyo desenvolvimiento potentizará más el error de nuestro Autor.» (Plácido María Orodea, Compendio de los principios, o Elementos de Legislación Universal, Imprenta Nueva, Valladolid 1840, pág. 23.)

1842 «Compendio de los principios, o Elementos de legislación universal, por don Plácido María Orodea. Los maestros públicos y los catedráticos de las universidades han deseado con la mayor inquietud y ansiedad que la abundancia desordenada de las doctrinas mal coordinadas que presenta la obra del autor francés, se redujese a un método más lógico y claro y se despojase de aquella algarabia de erudición, de pruebas y amplificaciones oratorias tan distantes a veces de la exactitud filosófica como de la sencillez y de la verdad. Por otra parte, el texto original tiene grandes errores de moral, de política, de economia, de administración pública y de gobierno municipal, y en lugar de enseñar los buenos principios de la legislación universal, imbuye a los jóvenes máximas perniciosas de materialismo filosófico, de republicanismo y anarquía, como que ha recogido todas las doctrinas del siglo XVIII que dominaron en Francia. El presente 'compendio' ha corregido todos los errores y presenta los 'principios de la legislación universal' con la sencillez, claridad y buen método que recomiendan la sana crítica y la buena filosofía. Se vende a veinte reales en la librería de Saurí, calle Ancha, esquina al Regomi.» (El Constitucional, Barcelona, 26 febrero 1842, página 6, col. 3.)

1845 «Cursos de filosofía, gramática general, lógica y moral. […] Abate Pará de Fanjas, Elementos de filosofía traducidos por D. Plácido María Orodea, Valladolid 1837, 8º librería de Hurtado 14 rs. […] Plácido María Orodea, Compendio de las definiciones y principios de la gramática general o manual de los sistemas comparados de filosofía gramatical, Valladolid 1843, 8º Madrid, librería de Hurtado, 5 reales.» «Física. […] El Barón de Reynaud, Manuel teórico de física y química, traducido por D. Plácido María Orodea, Valladolid 1841, 8º librería de Hidalgo, 8 rs.» «Derecho canónico. […] Jorge Segismundo Lackies, Derecho público eclesiástico, traducido por Don Jacobo Gallejos Fajardo. Madrid, librería de Sojo. 13 reales. Id. Id. Extractado por D. Plácido María Orodea, Valladolid 1838, 8º 8 rs.» «Complemento de la Jurisprudencia o Legislación universal. […] Principios de legislación universal, traducidos por D. Mariano Lucas Garrido, Madrid, 3 vol. 8º librería de Razola, 36. reales. Plácido María Orodea, Compendio de los principios o elementos de legislación universal, Valladolid 1840, 8º Madrid, librería de Hurtado, 20 reales.» (Bibliografía del Estudiante, Imprenta de D. M. Alvarez, Madrid 1845, págs. 28, 29, 41, 71 y 77.)

1846 «Lista número 1. Facultad de Filosofía. Enseñanza elemental. Primer año. Asignaturas. […] Principios de traducción. Colección de AA. latinos formada por los Escolapios: tres tomos en 8º mayor. Colección de los mismos AA. por D. Miguel Avellana: un tomo en 8º, edición hecha en Cádiz 1845. Colección de lecciones escogidas de latinidad por D. Plácido María Orodea, un tomo en 8º, quinta edición, 1844.» ([Listas de obras de texto para las Facultades, 1 septiembre 1846], Gaceta de Madrid, martes 8 septiembre 1846.)

«Se han terminado los ejercicios de las oposiciones hechas en esta corte a las cátedras de perfección de latín y de literatura latina, vacantes en varias universidades. Los opositores han sido don Jorge Diez, doctor en letras, para la de Sevilla; don José Delgado, doctor en letras, para la de Zaragoza: don Jacinto Díaz, doctor en letras, profesor de griego en el instituto de Vich, para la de Barcelona; y don Plácido María Orodea, abogado, autor de obras literarias recomendadas por el gobierno y señaladas de texto en las universidades, institutos y colegios del reino, para la de Valladolid. Los jueces nombrados por el director general de estudios han sido el excelentísimo señor don Juan Nicasio Gallego , don Joaquín Gómez de la Cortina, don Francisco Lorente, don Pedro Sainz de Baranda, don Luis de Mata y Araujo, el P. Valle, de las escuelas pías, y don Joaquín Faria y Camargo, personas de grande reputación en la materia y que se dan dado a conocer como las primeras notabilidades en la ciencia de las humanidades, y parece que han formado un alto concepto de los opositores, dando una censura honrosísima de sus ejercicios. En el último, según se nos informa, todos han manifestado un mérito particular, dando pruebas nada equívocas de una instrucción poco común. Lo que más ha llamado la atención de los jueces ha sido la prontitud con que todos respondieron a las preguntas de propiedad latina, por lo que los cuatro han sido recomendados para las cátedras de Sevilla, Barcelona, Zaragoza y Valladolid, y no es extraño que no haya opositores para las dos vacantes de Granada y Valencia , aunque tienen como las otras un sueldo de 12.000 reales, por la gran dificultad que ofrecen los ejercicios. Las oposiciones de perfección de latín dejan sentado un precedente honroso que contribuirá a restablecer el estudio de la buena literatura latina en nuestro país. (Imparcial.)» (La Esperanza, periódico monárquico, Madrid, viernes 11 de diciembre de 1846, pág. 4.)

Bibliografía de Plácido María Orodea

1829 Plácido María Orodea, Lecciones de traducción, obra necesaria a los jóvenes, que se dediquen al estudio de la lengua latina, segunda edición, Imprenta de Fernando Santaren, Valladolid 1829, XXIII+192 páginas.

1834 Plácido María Orodea, Lecciones escogidas de latinidad para traducir con suma facilidad los autores clásicos, tercera edición, Imprenta de Julián Pastor, Valladolid, Junio de 1834, 8+XXXVI+203 páginas.

[Guillermo de Malesherbes (1721-1794)] “Principios del derecho político y civil de los romanos, fundados en el derecho natural y de gentes, traducidos del francés por don Plácido María Orodea, del ilustre colegio de abogados de Valladolid. Tomo I. Madrid: Imprenta de los herederos de D. Francisco Dávila, junio de 1834”, XXXIV+162 páginas.

1837 [Francisco Para de Fanjas (1724-1797)] Elementos de filosofía aplicados al estudio de la religión, o los fundamentos de la religión, escritos en francés por el Abate Pará de Fanjas, y traducidos, anotados y refundidos para el uso de los cursantes de las universidades, seminarios y colegios, por D. Plácido María Orodea, Imprenta de Aparicio, Valladolid 1837, VIII+152 + Elementos de filosofía, o fundamentos de religión, segunda parte, Imprenta de Dámaso Santaren, Valladolid 1837, 65 páginas.

1838 Plácido María Orodea, Compendio filosófico de fundamentos de religión, Imprenta de D. Timoteo Arnaiz, Burgos 1838, 120 páginas.

Plácido María Orodea, Lecciones de derecho público eclesiástico, en castellano, extractadas de los elementos latinos de Georgio Sigismundo Lackis, Imprenta de D. Santarén, Valladolid 1838, 8º.

[Guillermo de Malesherbes (1721-1794)] “Principios del derecho político y civil de los romanos, fundados en el derecho natural y de gentes, traducidos del francés por don Plácido María Orodea, individuo del ilustre colegio de abogados de Burgos y Valladolid. Tomo II. Valladolid: Imprenta de Dámaso Santaren, diciembre de 1838”, XIV+138+2 páginas.

1840 Plácido María Orodea, Compendio de los principios o elementos de legislación universal, Valladolid 1840, 8º.

1841 El Barón de Reynaud, Manual teórico de física y química, traducido por D. Plácido María Orodea, Valladolid 1841, 8º.

1843 Plácido María Orodea, Compendio de las definiciones y principios de la gramática general, o manual de los sistemas comparados de filosofía gramatical, Segunda edición, Valladolid 1843.

1844 Plácido María Orodea, Colección de lecciones escogidas de latinidad, quinta edición.

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