Filosofía en español 
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Ricciotto Canudo 1877-1923

Canudo

Poeta y escritor francés nacido en Italia, recordado en nuestros días por haber tenido la ocurrencia de calificar al cine, hacia 1921, como “séptimo arte”: ver su “Manifiesto de las Siete Artes”, publicado en enero de 1923 (donde imprime la teoría “que pour la première fois je pus l'exposer au Quartier Latin, il y a trois ans”). Sin embargo circula una falsa especie, desde finales de la década de 1950, en ambientes plumíferos hispanos, que fecha en 1911 tal manifiesto y bautismo del cine como séptimo arte, error repetido en muchos libros de autores apresurados, y replicado una y otra vez en refritos, plagios, copias, vueltas y revueltas de inanes publicaciones académicas y otras tantas páginas basura que nutren los buscadores de internet.

Sentado que el “Manifiesto de las Siete Artes” es de 1923 y el rótulo “séptimo arte” se remonta a 1921: ¿de donde procede la confusión que sitúa ambos hechos en 1911?

Pues de que en 1911 publica Canudo un artículo titulado “La Naissance d'un sixième Art. Essai sur le cinématographe” (Les Entretiens idéalistes, París 25 de octubre de 1911, año VI, tomo X, nº LXI, páginas 169-179), en el que, sin recordar entonces a la Danza, contemplaba cinco artes: “la Musique, avec son complément, la Poésie; et l'Architecture, avec ses deux compléments, la Sculpture et la Peinture. Dans ces cinq expressions de l'Art, s'est déroulée toute la vie esthétique du monde. Il est certain qu'une sixième expression d'art nous paraît immédiatemen absurde, voire même inconcevable; aucun peuple n'a pu la concevoir, depuis des milliers d'années. Mais nous assistons à la naissande de ce sixième art” (pág. 160). Pasó desapercibido este intento de convertir al cine en “sexto arte”, pero diez años después, y gracias a que la industria yanqui se apropió del rótulo, lo secundó y publicitó, el nuevo eslogan, tan superficial y gratuito como el de 1911, del cine como “séptimo arte”, se implantó rápida y eficazmente por el universo mundo, y no sólo entre cinéfilos y profesores del ramo.

En 1903 había conocido Canudo, en una sesión de espiritismo, a una mujer singular, con la que vivirá en unión libre cierto tiempo y colaborará activamente, la escritora y artista Valentine de Glans (1875-1953, luego conocida como Valentine de Saint-Point y más adelante, renegada del cristianismo y conversa mahometana, Raouhya Nour-el Dine, asentada en El Cairo desde 1924). Viuda a los 24 años, vuelta a casar en 1900 con el diputado y profesor de filosofía Charles Dumont (ministro desde 1911), Valentine es una musa de la belle epoque –“la muse pourpre” para Gabriele d'Annunzio, “une aimable folie de la nature” según Gabriel Tarde, “déesse de chair de son inspiration de marbre” para el escultor Rodin, ante quien posa desnuda– que, divorciada en 1904 de Dumont, encuentra en Canudo un firme apoyo en su carrera literaria y artística. Viaja con Canudo a España y publica al año siguiente su primer libro de versos, Poèmes de la Mer et du Soleil (1905), preludio de una agitada carrera, donde son hitos el Manifeste de la femme futuriste de 1912, el Manifeste futuriste de la luxure de 1913, &c.

1911 «Canudo (Ricciotto). Joven poeta y crítico italiano residente en París, redactor que es del Mercure de France y colaborador de distintos diarios. En la Via Letteraria, de Roma, ha publicado el drama antiguo Dionysos; en el Mercure de France un notable estudio sobre Giosué Carducci y un canto inspirado en la vida de san Francisco titulado Nacque al mondo un sole.» (Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana, José Espasa e Hijos, Barcelona 1911, tomo XI, página 283.)

En febrero de 1913 aparece, bajo la dirección de Canudo, la primera entrega de MONTJOIE! Organe de l'Impérialisme Artistique Français. Gazette bimensuelle illustrée sous la direction de Canudo. Órgano de pretensiones tan imperialistas había de adoptar, como divisa, el veterano grito guerrero de tiempos del sanguinario Carlomagno (olvidando, eso sí, que de poco le sirvió a Rolando, su sobrino, derrotado en Roncesvalles por Bernardo del Carpio, sobrino de Alfonso II de Oviedo), e incluso se hacen figurar, en la cabecera, estos tres versos de la Chanson de Roland: “Ce n'est pas un bâton qu'il faut pourtelle bataille | Mais le fer et l'acier doivent y être bons. | … | De toutes parts on entend crier: Montjoie!”. La breve presentación, “Salut”, no tiene desperdicio: volonté mâle, renaissance, race, culture y hasta su comparación con un faisceau de licteurs, frente a los nuevos bárbaros que dominan el mundo moderno (imagen a la que recurrirá también Benito Mussolini, seis años después). Los espiritualistas e imperialistas “fascistas” de MONTJOIE! dicen haber recibido un mandato de “la Hora presente”: Dar una dirección a la élite. Este órgano del imperialismo artístico francés publicó su último número –4/6 del segundo año, abril/junio de 1914– en vísperas de la Gran Guerra, cuando los imperialismos realmente existentes pasaron de las musas al teatro.

Salut

Une volonté mâle de renaissance caractérise –on l'a déjà remarqué– les efforts dispersés des générations nouvelles. Un groupe d'écrivains, de musiciens, d'artistes, appartenant à la même génération, ont souhaité créer l'organe de ralliement qui leur manque.

“Montjoie!” est né de cette entente.

A tous ceux qui s'inspirent d'un haut idéal, dans l'art et dans la vie, idéal défini par l'ambition de la race qui veut imposer au monde un type essentiel de culture, “Montjoie!” offre, en pur éclectisme, une tribune d'affirmation et de discussion.

Ruit hora.

Il nous faut nouer nos volontés de renaissance comme dans un faisceau de licteurs, signe de puissance et de menace devant les nouveaux Barbares qui dominent le monde moderne.

En créant non point une “revue”, mais l'organe très vivant des énergies artistiques les plus dignes, nous obéissons au commandement très net de l'Heure présente, si trouble: DONNER UNE DIRECTION A L'ÉLITE.

“MONTJOIE!”

Salud

Una voluntad masculina de renacimiento caracteriza –como ya se ha señadado– los esfuerzos dispersos de las nuevas generaciones. Un grupo de escritores, de músicos, de artistas, pertenecientes a la misma generación, deseaban crear el órgano de identificación que les faltaba.

“Montjoie!” nace de este entendimiento.

A todos aquellos que se inspiran en un gran ideal, en el arte y en la vida, un ideal definido por la ambición de la raza que quiere imponer al mundo un tipo esencial de cultura, “Montjoie!” ofrece, en puro eclecticismo, una tribuna de afirmación y discusión.

Ruit hora. [El tiempo corre]

Debemos construir nuestra voluntad de renacimiento como en los fasces de los lictores, signo de poder y amenaza para los nuevos Bárbaros que dominan el mundo moderno.

Al crear no tanto una “revista”, sino el órgano más vivo de las energías artísticas más dignas, obedecemos el mandato muy claro de la Hora presente, tan agitada: DAR UNA DIRECCIÓN A LA ÉLITE.

“MONTJOIE!”

 

[MONTJOIE!, Organe de l'Impérialisme Artistique Français, París, 10 febrero 1913, primer año, número 1, página 1.]

El lunes 9 de febrero de 1914 firma Canudo –“Directeur de Montjoie!”– en Le Figaro (año 60, tercera serie, nº 40, págs. 1-2), el manifiesto “L'Art Cérébriste”, en el que trata de música, pintura, poesía, escultura… y hasta glosa la distinción de Cézanne entre un “ojo fotográfico” y un “ojo estético”, pero en modo alguno tiene presente ahí, este italiano afrancesado que rebosa grandeur, el “sexto arte” del cinematógrafo:

«Le dix-neuvième siècle fut, dans tous les domaines de l'esprit, le véritable siècle de la Renaissance française. Mais depuis quelques dizaines d'années, la France est si impérieusement à la tête de l'évolution artistique moderne; que les nations les plus hostiles s'inclinent devant sa domination. Cette domination est, on l'a dit, absolument cérébrale. L'art se cérébralise progressivement, intensément, depuis une trentaine d'années et plus. […] Indifférente, aux gros pleurs de Margot, la génération artiste nouvelle se veut héroïque. Elle continue à rénover les arts par ses recherches où le cerveau domine. Voilà pourquoi l'art moderne est furieusement cérébral. Voilà pourquoi nous sommes Cérébristes.»

Durante la Gran Guerra el italiano Canudo combate con el francés, y es herido en el frente de los Dardanelos. Gran Guerra que le inspira poemas y va narrando en varios libros: su ardor es compensado por Francia con varias menciones en la orden del día, el grado de capitán e importantes reconocimientos, como la Croix de Guerre 1914-1918 y la condición pensionada de Chevalier de la Ordre National de la Légion d'honneur (por orden 30 enero 1917 del Ministro de la Guerra; su expediente en internet: Archivos Nacionales de Francia, LH/420/28).

El “séptimo arte”

Ángel Dant (judeo español de Salónica, editor allí de la revista Hispania en 1919) defiende en febrero de 1921, desde París y en El Sol de Madrid, al cinematógrafo como “Arte Bella”. Canudo actúa y dota oportunamente a tal Arte, diez años después, de un nuevo ordinal: en abril de 1921 impulsa el Club des Amis du Septième Art, cuya primera tenida es reseñada, en mayo, por la Comœdia illustré. En junio, la prensa informa al público español de los planes trazados por ese club, constituido a la vez en París y en Roma, que pretende convertir a la Francia en motor del “film latino”, un cine que debiera ser más artístico que comercial, para hacer frente “a la invasión envilecedora de la producción folletinesca” (norteamericana, por supuesto), puesto que “el cinema es indiscutiblemente un arte: el séptimo”.

C. A. S. A.

Lisez le Club des Amis du Septième Art. Sous l'impulsion généreuse et ardente du poète esthétitien Canudo, l'auteur de la Ville sans chef, ce club, le premier qui réunit les artisans de l'art cinégraphique et ses amis, artistes, musiciens, écrivains et gens du monde, dans le but de créer un mouvement de sympathie qui permette au cinématographe de s'élever à la dignité d'un art nouveau, le septième, a commencé son œuvre de propagande par des lectures cinématiques. Ce fut d'abord la lecture par Abel Gance, l'auteur de Mater Dolorosa, la Dixième Symphonie, J'accuse, de son scénario la Roue; Le Somptier, le metteur en scène de la Croisade et de la Montée vers l'Acropole, qui exposa ses idées; Mme Germaine Albert Dulac qui traita de son film la Belle Dame sans merci; enfin M. Nalpas, à l'initiative artistique de qui nous devons tant d'oeuvres remarquables, dont la Sultane de l'Amour, parla de la situation actuelle de la cinématographie avec une précision et une clarté qui ne manquèrent pas d'impressionner vivement l'assistance. Il rappela notamment cette vérité que “l'art du film est indépendant des autres branches de l'industrie cinématographique, aussi indépendant que l'art littéraire l'est de l’industrie du Livre, c'est-à-dire de l'imprimerie et de la librairie”. Il rappela encore, ce qu'on oublie dans la crise actuelle: “c'est qu'on ne fait pas du film parce qu'il y a de par le monde 60.000 salles de cinéma, mais que 60.000 salles ont été construites parce qu'il y a vingt ans un art nouveau est né, plus complet, plus vaste, plus scientifique, plus expressif, plus populaire que tous les autres“. Il rappelle enfin les buts du C. A. S. A. qui est de rallier au cinéma les artistes, les intellectuels, les hommes politiques et les financiers dont il a besoin.

C. A. S. A.

Léase Club de Amigos del Séptimo Arte. Bajo el impulso generoso y ardiente del poeta esteta Canudo, autor de la Ville sans chef, este club, el primero que reúne a los artesanos del arte cinegráfico y a sus amigos, artistas, músicos, escritores y gente de mundo, con el objeto de crear un movimiento de simpatía que permita al cinematógrafo elevarse a la dignidad de un nuevo arte, el séptimo, comenzó su trabajo de propaganda con lecturas cinemáticas. En la primera Abel Gance, autor de Mater Dolorosa, la Dixième Symphonie, J'accuse, leyó su guión de la Roue; Le Somptier, director de escena de la Croisade y de la Montée vers l'Acropole, expuso sus ideas; la señora Germaine Albert Dulac, que trató de su película la Belle Dame sans merci; finalmente M. Nalpas, a cuya iniciativa artística debemos tantas obras notables, incluyendo la Sultane de l'Amour, habló de la situación actual del cine con una precisión y claridad que no dejó de impresionar vivamente a los asistentes. Recordó, en particular, la verdad de que “el arte de la película es independiente de las otras ramas de la industria cinematográfica, tan independiente como el arte literario lo es de la industria del libro, es decir, del impresor y de la librería”. Recordó nuevamente lo que se olvida en la crisis actual: “es que no hacemos películas porque hay 60.000 salas de cine en todo el mundo, pero que se han construido 60.000 cines porque hace veinte años nació un nuevo arte, más completo, más vasto, más científico, más expresivo, más popular que todos los demás”. Finalmente, recuerda los objetivos de C. A. S. A., que consiste en reunir a los artistas, intelectuales, políticos y financieros necesarios para el cine.

 

[Comœdia illustré, París, mayo de 1921.]

Los amigos del Séptimo Arte

Los autores y artistas cinematográficos, pintores, músicos y estudiantes, presididos por M. Canudo, autor de La villa sin mando y de otras obras conocidas, han acordado la creación del primer Club de los Amigos del Séptimo Arte, en París y en Roma, simultáneamente.

Los acuerdos adoptados han sido los siguientes:

A. Hacer afirmación, por todos los medios, del carácter artístico del cinema. El cinema es indiscutiblemente un arte: el séptimo.

B. Elevar el nivel intelectual de la producción cinematográfica francesa desde un punto de vista artístico superior al comercial. No hay que olvidar que la literatura francesa se ha impuesto al Mundo entero por su “calidad”.

C. Atraer al cinematógrafo los talentos creadores, los escritores y los poetas, los músicos y los pintores de las nuevas generaciones.

D. Considerar como urgente el establecimiento de una jerarquía de las salas o categorías de espectáculos, como existe en el teatro, a fin de poner un freno a la invasión envilecedora de la producción folletinesca.

E. Organizar una activa campaña para dar a conocer al público las deficiencias de la producción cinematográfica francesa y de sus causas, con objeto de lograr los medios que el arte reclama.

F. Reclamar del Estado disposiciones análogas a las que protegen el arte escénico.

G. Llamar la atención del público sobre el origen y la evolución del cinema en Francia; organizar un festival cinematográfico y el primer Congreso del “film” latino.

Altas personalidades artísticas y literarias han prometido su concurso al Club de los Amigos del Séptimo Arte.

[La Correspondencia de España, Madrid, miércoles 22 de junio de 1921, pág. 3.]

El rótulo “séptimo arte”, como sinónimo del cine, es inmediatamente adoptado en Francia, Italia, España y pronto se difunde por todo el mundo, convertido por la industria en eslogan publicitario. Guillermo de Torre, en septiembre de 1921, reconoce al cine como Arte, “el séptimo según Ricciotto Canudo”, y el Salón de Otoño de París acepta, por vez primera, “cintas cinematográficas de arte” (no industriales o comerciales, propias de las artes mecánicas, no de las bellas artes). Ángel Dant, frente a la invasión del film americano, defiende que Francia es el pueblo latino llamado a ser “el creador definitivo del séptimo arte, como actualmente se le denomina al cine en París”:

1921 «El Cine y la educación social. La Federación del Cinema y su Comité intersindical organizan con el Club de los Amigos del Séptimo Arte, en París, una fiesta en la Bolsa del Trabajo, a fin de defender el Arte del Cinema y de presentarle al público obrero de París tal como debiera ser; es decir, no solamente una industria de la que depende gran número de trabajadores, sino también el Arte más potente del porvenir. Algunos oradores significados de los Sindicatos de la Bolsa del Trabajo tratarán juntamente con técnicos y artistas del cinematógrafo de hacer resaltar el valor estético y social del llamado Séptimo Arte. Uno de los acuerdos consistirá en protestar de los odiosos impuestos con que el Estado francés ha gravado el Cinema. Se proyecta un gran film basado en la obra del inmortal Zola, “Trabajo”, que constituirá un gran medio de educación social.» (La Correspondencia de España, Madrid, sábado 9 de julio de 1921, pág. 3.)

«Mas, afortunadamente, ya existen valiosas excepciones, comprobables en algunos films de altura, y en la posición mental que adoptan algunos sagaces críticos de este Arte –el séptimo, según Ricciotto Canudo–. La irradiación y trascendencia evolucionaria del Cinema es inminente. Con Louis Delluc –uno de los teorizantes y “metteurs en scéne” pionneers de la nueva dirección cinemática, autor de Cinema & Cie. y Photogénie– podemos afirmar que “desde el teatro griego no habíamos tenido un medio de expresión tan fuerte como el cinematógrafo”.» (Guillermo de Torre, “Cinegrafía. El cinema y la novísima literatura: sus conexiones”, Cosmópolis, Madrid, septiembre de 1921, nº 33, pág. 98.)

«Se comienzan a hacer los preparativos para el Salón de Otoño, que se celebrará el mes próximo. Este constará no sólo de pintura, escultura, grabado e impresión, sino que se anuncia la aceptación de cintas cinematográficas de arte, que serán exhibidas en determinados días. Esto coloca definitivamente al cinematógrafo como el “séptimo arte”, que dice Canudo.» (Rafael Lozano, “Crónica de París”, Cosmópolis, Madrid, octubre 1921, nº 34, pág. 251.)

«Sin recurrir a comparaciones odiosas, teniendo en cuenta los factores técnico-artísticos, diré que Francia es el pueblo latino más calificado por sus ideas artísticas, por su genio, por su inventiva, a ser el propulsor, el creador definitivo del séptimo arte, como actualmente se le denomina al “cine” en París.» (Ángel Dant, “El film americano se está apoderando de la pantalla de Francia”, El Sol, 16 octubre 1921, pág. 8.)

En febrero de 1922 firma Vicente Blasco Ibáñez –aliadófilo a quien el presidente francés Poincaré había encargado en 1916, en plena guerra, la célebre novela de combate Los cuatro jinetes del Apocalipsis, adaptada al cine en 1920 por Rex Ingram, con Rodolfo Valentino como protagonista, la película yanqui de más presupuesto hasta entonces y la que más espectadores cosechó en 1921– la explicación al lector de las circunstancias de su novela El paraíso de las mujeres, transformación de un guión cinematográfico de encargo que Hollywood no pudo filmar entonces por su dificultad: no solo sostiene que “el cinematógrafo sólo puede ser americano”, sino que utiliza cinco veces el rótulo “séptimo arte”, incluso para realizar la afirmación anterior: «Después de saber esto, reconocerá el lector que el cinematógrafo sólo puede ser americano, y que la suprema aspiración de todo novelista que desee triunfos en el “séptimo arte” consiste en abrirse paso allá... si es que puede, pues la empresa no resulta fácil.» En mayo, Jorge Guillén titula “El séptimo arte” su glosa al Gabinete del doctor Caligari, &c. No sólo se entregan Blasco y Guillén al cine yanqui y al teutón, sino que ignoran a Canudo:

1922 «Cosas de la cinematografía. Nuestro particular y querido amigo don Rogelio Beltrán, gerente de la sucursal que la famosa casa de películas L. Gaumont tiene establecida en Valencia, nos invitó a ver la prueba de un estupendo film, pero con discreción nos ocultó el nombre. […] Damos las gracias al amigo Beltrán que con su amabilidad ilimitada ha podido hacernos pasar un rato agradabilísimo y al mismo tiempo poder dar cuenta a los aficionados del “séptimo arte” de tan preciada joya.» (La Reclam. Revista taurina, teatral, cinematográfica, literaria y de anuncios, Valencia, 26 de marzo de 1922, año II, número 39, pág. 7.)

«Repito que el “séptimo arte” es novela y no teatro, y tal vez por esto todas las obras teatrales célebres que fueron trasladadas al cinematógrafo pasaron inadvertidas, mientras las novelas famosas, al ser filmadas, obtuvieron grandes éxitos, agrandándose el interés de su fábula con la plasticidad de los personajes que el lector sólo había podido imaginarse vagamente a través de las líneas impresas.» (Vicente Blasco Ibáñez, “Lo que es y será la cinematografía”, Caras y Caretas, Buenos Aires, 15 de abril de 1922.)

«¿Quién dirá la infinitud de la visión fotogénica, en el mundo de lo imposible, de lo fantástico, de lo nunca visto? Aunque compuesta de fotografías, de reproducciones exactas de lo que en verdad se encuentra ante un aparato mecánico, ¿no va desembarazándose el cinematógrafo –ahí está Caligari– de los grilletes realistas que imponen en los orígenes los medios expresivos? ¿Pues qué mejor prueba de que es ya todo un séptimo arte?» (Jorge Guillén, “El séptimo arte”, La Libertad, Madrid, 19 de mayo de 1922.)

«El paraíso de las mujeres. Esta obra, por su novedad, debe figurar entre las novelas de su ilustre autor, célebre en todo el mundo. Es una novela que puede llamarse fantástica por el ambiente extraordinario y maravilloso en que se desarrolla, y es al mismo tiempo una crítica irónica de la vida contemporánea y de la confusión en que viven las naciones después de la última guerra. […] Lleva el volumen un prólogo de su autor, muy curioso y de gran novedad para los lectores españoles. Cuenta en él Blasco Ibáñez lo que es en el mundo actualmente la cinematografía, a la que llama el “séptimo arte”, las relaciones de la novela con el film, y la posibilidad de que en el porvenir encuentre la novela verdaderamente literaria un nuevo medio de expresión valiéndose del cinematógrafo.» (“Editorial Prometeo”, Mundo Gráfico, Madrid, 12 julio 1922, pág. 31.)

Canudo tiene que reivindicarse como padre del hallazgo: en diciembre de 1922 logra publicar el primer número de la Gazette des Sept Arts, que dirige y asienta en su propio domicilio. Para el segundo número de Gazette des Sept Arts, enero de 1923, prepara el “Manifiesto de las Siete Artes”, donde con poéticos argumentos idealistas y grandilocuencia de fundamentalista cinematográfico francés, dolido de que “les innombrables et néfastes boutiquiers du cinéma” se hubieran apropiado del rótulo “Septième Art”, para intentar dignificar su industria y su comercio, procura justificar, valiéndose de impulsos divinos, fuerzas inimaginables interiores y exteriores, fuerzas físicas y religiosas, luces y sonidos del alma moderna… que el cine, no sólo es el séptimo arte, sino el arte total en el que confluirán todos los demás… Por supuesto, ni una palabra, en 1923, de lo que predicaba en 1911: “La Naissance d'un sixième Art…”.

Gazette des Sept Arts

cabecera Gazette

Gazette des Sept Arts ⋅ Architecture ⋅ Peinture ⋅ Sculpture ⋅ Musique ⋅ Poésie ⋅ Danse ⋅ Cinégraphie, se publica en París entre diciembre de 1922 y marzo de 1924, llegando a imprimir 10 números en 8 entregas (fueron dobles las correspondientes a los números 4-5 y 6-7). Su “Direction: 12, Rue du Quatre-Septembre, Paris (2). Téléphone: Central 20-68” coincide con el domicilio particular de “Canudo, Directeur” [el mismo que se hace constar, como tal, en el “Avis de Décès” de “Monsieur Canudo, Ricciotto Colombo Canuto Atilio Henri”, el 10 de noviembre de 1923, a los 46 años de edad].

Los tres primeros números pregonan, en portada: “Prix: (France et Colonies) 2 francs”, con una suscripción a 24 números por 40 francos y 120 francos para su “Tirage de luxe limite”, por un año (condiciones que se mantienen en el nº 10). Obviamente no pudo cumplir el ritmo quincenal que pretendían.

Su Comité de Redacción concita siete nombres: René Blum, Fernand Divoire, Waldemar George, André Levinson, Robert Mallet-Stevens, Roland Manuel, y León Moussinac; que se mantienen los diez números. Como Secretario de la Redacción figura Raymond Cogniat, hasta el número 8. El número 9 no menciona ese cargo, y en el número 10 se incorpora a la cabecera: “Secrétaire: Mme Janin Canudo”, viuda de “Canudo, Fondateur”.

El número 10 y último va fechado en marzo de 1924, cinco meses tras la muerte de Canudo, y anuncia en su última página una reunión homenaje, el día 13 de marzo, en la que Fernand Divoire había de glosar su obra y Jean Epstein “parlera de Ricciotto Canudo esthéticien du Septiéme Art”.

Treinta años después, el presbítero católico y fraile capuchino Mauricio de Begoña, O. F. M. Cap. (1907-1987), cultivador en España de la “filmología”, trata al modo escolástico la cuestión de si el cine es arte: tras exponer las “1. Objecciones y recelos contra el cine como arte” (“Comencemos con la fórmula tomista: ‘Parece que el cine no es arte’…”, pág. 339 de sus Elementos de Filmología. Teoría del Cine) concluye “2. El cine es arte”, y, además “3. El cine, medio poético de expresión”. No cita a Canudo (aunque en su “Bibliografía” menciona el libro donde Fernand Divoire reune algunos artículos de Canudo: L'Usine aux images, París 1927), y entre los argumentos a favor que deben considerarse deja escrito:

«No podemos olvidar ni desdeñar el uso, que ha calificado ya el cine como “séptimo arte”. Como todo uso, es una convención humana que, de modo parecido al lenguaje, obedece a intuiciones primarias y valederas luego por el análisis y la reflexión.» (R. P. Fray Mauricio de Begoña, O. F. M. Cap., Elementos de Filmología. Teoría del Cine, Dirección General de Cinematografía y Teatro, Madrid 1953, pág. 345.)

Cincuenta años después, el presbítero católico y soldado jesuita Carlos María Staehlin Saavedra, S. I. (1909-2001), director de la Cátedra de Historia y Estética de la Cinematografía de la Universidad de Valladolid, en su tesis doctoral, defendida en diciembre de 1973 ante la Universidad Complutense, Estética del cine alemán en la pantalla silenciosa. De Wegener a Murnau. 1912-1927, adelanta sin pudor una década (como tantos otros) la introducción por Canudo del eslogan séptimo arte:

«En 1911 lanzó Canudo su “Manifiesto del Séptimo Arte” y fundó el “Club de los Amigos del Séptimo Arte“. Fue el creador de esta nueva denominación del cine. Porque Canudo veía en el cine la maravillosa síntesis moderna de todas las artes, las plásticas del espacio y las rítmicas del tiempo, y esperaba la llegada de “un Wagner del Cine” que pusiese en práctica sus teorías y fundiese en una todas las artes. Para Canudo solo existían en realidad dos artes, la Arquitectura y la Música. La Pintura y la Escultura eran los “complementos” de la Arquitectura, como la Poesía y la Danza lo eran de la Música. Y las seis artes clásicas convergían todas hacia el Cine, que era su síntesis perfecta.» (Carlos Staehlin Saavedra, Estética del cine alemán en la pantalla silenciosa, Tesis doctoral, Extracto, Universidad Complutense, Facultad de Filosofía y Letras, Sección de Filosofía, Madrid 1974, págs. 18-19).

1923 «Muerte de un escritor italiano. En París ha fallecido, después de haberle sido practicada una doble operación quirúrgica, el poeta italiano Canudo. Nació en San Nicolás de Bari, cerca de la costa del Adriático. En su juventud sirvió en el Ejército italiano como suboficial, y poco más tarde se traslado a París. Era París para el poeta Canudo la gran capital de Occidente continuadora de la vieja tradición ateniense y romana, y eligió la lengua francesa en sus obras, reputándola la más bella y armoniosa de las latinas. Como novelista, se dio a conocer con sus producciones La ville sans chef, Les liberés y Les transplantés. Al caer enfermo se hallaba corrigiendo las pruebas de su nueva novela L'Encalier des sept femmes. Es notable su obra poética condensada en Le poème du Vardar, inspirado en la campaña de Oriente, a la que asistió como capitán de zuavos. Desde el primer día de la guerra europea Canudo comprendió la significación del drama que iba a representarse sobre loa campos de batalla, cuya visión prematura había expuesto ya en su novela Les transplantés, y el antiguo oficial del Ejército italiano se alistó en la legión garibaldina, con la que combatió, hasta que fue nombrado capitán de zuavos.» (La Época, Madrid jueves 15 noviembre 1923, pág. 1.)

«Mi estimación por el cinematógrafo va en aumento. Cada día me interesa más cuanto se refiere a… Iba a decir “a este arte”; pero no me atrevo. Quien tuvo el valor de decirlo, de llamar “arte” al cinematógrafo, asociándolo al grupo de las bellas artes, acaba de morir sin que el cinematógrafo justificase su entusiasmo. Ricciotto Canudo, el poeta de Italia que se hizo –literariamente– francés, sentía por el cinematógrafo una pasión apostólica. Quería ennoblecerlo, perfeccionarlo, y cuando lo equiparaba con la pintura, la escultura y la música no se refería tanto a las realidades del cinematógrafo como a sus perspectivas, a sus horizontes.» (Alberto Insúa, “Las ideas de Canudo”, La Voz, Madrid 15 diciembre 1923, pág. 1.)

El 10 de noviembre de 1923 se muere Canudo, recién publicado el número 9 de Gazette des Sept Arts (1º de noviembre de 1923, 16 páginas; donde escribe, por cierto, Vicente Blasco Ibáñez, sobre la película de su novela Arènes sanglantes). El número 10 y último de esa publicación (marzo de 1924, 8 páginas) va dedicado a su fundador, y reproduce unos párrafos del “Manifiesto de las Siete Artes”. Figuran los mismos miembros del comité de redacción que al principio y, como novedad, “Secrétaire: Mme Janin Canudo”. Se recopilan fragmentos de “Quelques lettres de Condoléances à Madame Janin-Canudo”, los tres primeros de ilustres italianos: del adalid del Partido Nacional Fascista y presidente del Consejo de Ministros de Italia, del Director general de Bellas Artes de Italia, y de Gabriele d'Annunzio, precursor del fascismo, su Vate, a quien Canudo había citado en “El nacimiento de un sexto Arte” (1911) y en el “Manifiesto del Arte cerebrista” (1914):

«De M. Mussolini (Transmis par l'Ambassadeur d'Italie): “Le Président du Conseil italien, qui appréciait tellement les grandes qualités d'esprit et de coeur de votre regretté mari, prend la plus vive part à votre grande douleur…”»

«De M. Colasanti, Directeur général des Beaux-Arts d'Italie: “...La perte de Ricciotto Canudo est une perte réelle pour les Arts et la Littérature italienne, dont il était un des représentants les plus éminents.”»

«De Gabriele d'Annunzio: “Il méritait de mourir dans la bataille plutôt que de la chanter. Il était une des plus généreuses et des plus inquiètes intelligences que j'aie jamais rencontrées sur mon chemin difficile. Noble cœur italien, il vient de mourir dans la religion de la France éternelle. Veuillez entremêler pour lui mon laurier véronais au peuplier de l'Ile-de-France.”» (Gazette des Sept Arts, nº 10, marzo 1924, pág. 2.)

[Su viuda, Jeanne-Janin Canudo, fue sometida a interrogatorio, el 20 de noviembre de 1941, por agentes de la policía parisina, a petición de las fuerzas alemanas de ocupación, en su calidad de ex-socio de la francmasonería egipcia en 1925-1926. (“Procès-verbal”, Archive Georges Lucht, París, 7 folios mecanografiados).]

Canudo

1931 «* Canudo (Ricciotto). Biog. Poeta y crítico francés de origen italiano, nacido en Givia del Colle el 2 de enero de 1879 [sic, es 1877] y muerto en París el 10 de noviembre de 1923. Sin olvidar a su patria, CANUDO, enamorado de Francia, pasó a residir en París a partir de 1902, donde frecuentó el mundo literario y artístico. En 1913 fundó la revista Montjoie, en colaboración con Jacobo Reboul y Gabriel Boissy. En 1914 se alistó en la legión garibaldina, y durante la guerra europea combatió, sucesivamente, en Francia y en Oriente, donde tomó parte en la retirada de Vardar. En la campaña fue herido y mereció varias citas en la orden del día, la cruz de Guerra, la Legión de Honor y el grado de capitán, título con el que luego firmó sus libros de recuerdos de la guerra. A las obras citadas en la ENCICLOPEDIA (v. t. XI, pág. 283) pueden añadirse, de su profusa producción en poesía: S. P. 503; Le poème du Vardar; Dit Panam; Le chanson de Vatiluck, &c. Entre sus novelas: Le ville sous chef (1910); Les libérés (Mémories d'un aliéniste) (1911); Les trasplantés (Le Ville Visage du monde) (1913); L'escalier des sept femmes, y Croiseés ouvertes sur l’ãme ame et sur le chair. De sus obras teatrales cabe mencionar la Trilogie Mediterranée, cuya primera obra fue la citada Dionysos (Roma, 1909); La mort d'Hercule, y Le délire de Clytemnestre, y el poema bailable Skating Ring. Sus ensayos comprenden: Essai de déterntinisme méthaphysique, dividido en Le livre de la Genése: la 9 ͤ symphonie de Beethoven (1905); Le livre de l'évolution: L'Homme (1907) y Le livre de le démonstration: Le Morale dans la nature (1905); L'évolution du sens de la vie chez Gabriele D'Annunzio (1905); César Frank e la Giovane Scuola musicale francese (Roma, 1905); Music as religion of the Future (Londres); Gabriele D'Annunzio et son théâtre (París, 1911); L'âme dantesque (París); Héléne, Faust et nous, &c. Sus obras sobre la guerra, aparecidas con el título genérico de Dans la mêlée purpre des races, son las siguientes: Jours gris et nuits rouges en Árgonne; Les reflêts du feu; Combats d'Orient, Dardanelles-Salonique (1915-16), y la novela Mon âme pourpre.» (Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana, Espasa-Calpe S. A., Madrid 1931, Apéndice, tomo II, páginas 1025-1026.)

1948 «Malabarismos de la vanguardia. […] Antes que nadie, Riccioto Canudo –el mismo que inventó para el cine lo de llamarle “séptimo arte”– había abogado por un cine puro –sin saber demasiado en qué consistía tal pureza. Pero fue en realidad Marinetti, en un manifiesto para la cinematografía futurista…» «El ciclo histórico. Cuando en las pantallas mundiales aparecen los primeros films históricos realizados en Alemania, se les recibe con un entusiasmo indescriptible… […] …muestran una intención discursiva, calificada por el crítico Canudo –el mismo que hablará por ver primera de “séptimo arte”– como la historia de Francia y de fuera, ilustrada por el lápiz perverso y sensual de los alemanes.» (Ángel Zúñiga [1911-1994], Una historia del cine, Ediciones Destino, Barcelona 1948, tomo I, páginas 152 y 173.)

1968 «Todo lo contrario; nada o muy poco de crociano hay en la teoría de Canudo, quien, entre otras cosas, habla de una estética particular del cine, basada no sólo en la distinción entre las artes, sino también en una supuesta jerarquía de las mismas, con el cine a la cabeza. El ambiente cultural y filosófico en que vivía, era muy semejante a aquel embrollo estetizante y decadente wagneriano-dannunziano, del que habla Ragghianti en otra ocasión. Hemos procurado y procuramos exponer con toda claridad la importancia de Canudo en esta Historia, y no pretendemos restar méritos a le barésien al querer señalar sus verdaderos límites que, propia y exclusivamente, son los de un precursor, o si se quiere, de un “iniciador”.» «Sea como fuere, la importancia de Canudo no se reduce al Manifiesto de las siete artes, hoy insostenible y superado; ni tampoco constituye un factor histórica y cronológicamente delimitado. Su valor trasciende estos límites y alcanza una resonancia más amplia. En sus escritos, pese al frecuente tono retórico y a muchas confusiones, Canudo intuye algunos principios esenciales y esboza un vocabulario cinematográfico para resolver ciertos problemas.» «Así, Canudo es fundador del primer cine-club (CASA: “Club des Amis du Septième Art”) y de la Gazette des Sept Arts, por medio de los cuales propaga el cine entre poetas, pintores, arquitectos y músicos, lo mismo que antes había reunido alderedor de Montjoie! a los representantes de todas las artes y las personas que podían ayudarle.» «Del mismo modo, hoy es inaceptable la ingenua clasificación jerárquica que hizo Canudo en su Manifiesto de las siete artes, y tampoco se pueden compartir los principios de aquellos estudiosos que, surgidos alrededor de la llamada vanguardia…» (Guido Aristarco [1918-1996], Historia de las teorías cinematográficas [1951, 1963], traducción de Andrés Boglár, Editorial Lumen, Barcelona 1968, págs. 75-76, 116-117, 118-119 y 369.)

Sobre Ricciotto Canudo en Filosofía en español

1923 Alberto Insúa, “Las ideas de Canudo” (La Voz, 15 diciembre 1923).

Textos de Ricciotto Canudo en Filosofía en español

1911 “El nacimiento de un sexto Arte, ensayo sobre el cinematógrafo” (Les Entretiens idéalistes, 25 octubre 1911).

1914 “Manifiesto del Arte cerebrista” (Le Figaro, 9 febrero 1914).

1923 “Manifiesto de las Siete Artes” (Gazette des Sept Arts, 25 enero 1923).

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